INFORME Granada, 8 de Enero de 2013 MiguelEspinosa, el autor emboscadol Jose Luis Bellón Aguilera Dentro de la laberintica red que agobia a los estudiosos de Miguel Espinosa, el libro de Jose Luis Bellón, Miguel Espinosa, el autor emboscado, supone un punto y aparte. Justifiquemos esto. A este libro crítico sorprendente le podemos adjudicar una orientación machadiana, aquella que encontramos en Juan de Mairena:" hay que tener los ojos muy abiertos para ver las cosas como son; aún más, para verlas otras de las que son; más abiertos todavía para verlas mejores de lo que son. Yo os aconsejo la vision vigilante, porque nuestra misión es ver e imaginär despiertos,\ Miguel Espinosa, el autor emboscado es un libro de cimiento y arboladura en el que nada queda enterrado a pesar del despliegue de su erudición. Se trata de un estudio minucioso y profundo, imprescindible, se puede asegurar ya, para abarcar la totalidad de un universo narrativo tan único como el de Miguel Espinosa. Supone la referencia inevitable a partir de ahora para cualquier trabajo que pretenda decir algo nuevo sobre el autor de Escuela de mandarines y Tríbada. Metodológicamente el profesor Bellón ha logrado escapar a la introducción detallada y a la glosa adosada. La primera, se petrificaría ante la compleja estrategia paródica prenada de contradicciones de la escritura de Espinosa. La segunda, se veria abocada a la inflación hermenéutica impotente para cercar, por ejemplo, Escuela de Mandarines, un libro sobre libros, sobre los libros de los mandarines y los libros de los heterodoxos, sobre el lenguaje del Poder y la fascinación por el poder de las palabras. Y en conjunto, una indagación, un análi sis radical, una escritura en relieve de la cotidianidad burguesa (fetichismo de las superficies, del mercado, del estatus y la propiedad) en Tríbada y en La fea burguesía, y del Poder como mentira en Escuela de mandarines. De ninguna de las dos maneras se puede atrapar el 'pásmo' espinosiano, la dištancia irónica, la actitud expectante ante lo que el escritor llamó el misterio de la vida, del poder y la explotación. Cuanto más clara es una voz más disonante suena. 1 Lo que sigue a continuación es un breve esquema de algunos de los hallazgos de la investigation del profesor Bellón, que incluye virtudes históricas básicas como la narración rigurosa del pasado, la evacuación del presentismo, qué ocurrió y en qué orden, la superación invasora del anacronismo, etc. Jose Luis Bellón ha rescatado una cita esencial de los recuerdos de su hijó Juan Espinosa: "Nada más contrario a Miguel Espinosa, de fijo, que el yo romántico idealista, que busca su propia identidad o se pone a si mismo como centre Nada más lejos de mi padre que cultivar la disciplina del alma, como su introspection y su autoexamen, con sus experiencias anímicas y su eterno proyecto formativo en relation con el carácter. É1 repudiaba esta practica del espejo, y esa complacencia, torpe, que el sujeto encuentra en lo suyo, sea un vanidoso, o un atormentador de si mismo. Diriase en verdad -si tal cosa fuera psicológicamente posible- que Miguel Espinosa concurria como una personalidad sin yo, como una conciencia objetiva sin conciencia de si." Y ésta rememoración la podemos completar con esta otra: "con frecuencia Miguel Espinosa hablaba de si mismo en tercera persona, designándose como 'el autor de la Escuela de mandarines', sobre todo cuando quería subrayar la cualidad irónica de algún suceso que le habia sobrevenido". En efecto, el escritor murciano se sale del epocal panorama de escritura no correspondiendo ni al polo dominante del campo literario del momento ni a la heterodoxia del mismo. Es un 'escritor a contratiempo' o un 'escritor póstumo'. Su escritura silenciosa teje una geografia inquietante a partir de una infraestructura real inevitable. La obra de Miguel Espinosa cubre dos periodos importantes de la história contemporánea de Espaňa: por un lado el franquismo, por otro la entrada del pais en la cadena capitalista posmoderna. Escuela de mandarines se ubica en el franquismo tardío, mientras que La fea burguesía y Tríbada sitúan sus escenarios narrativos en el periodo final de la dictadura y en los primeros aňos de la transición. Si el disidente antifranquista tenia que morir, ^.córno vivir ahora en esto que llaman sociedad?, <^qué lugar ocupar en el mundo? El relato de la soledad en la disidencia dio paso al relato de la soledad como disidencia. Asi, Asclepios es una autobiografia mítica, el relato de un exilio interior, como si se literaturizara el no poder estar en ninguna parte de una realidad intolerable. Escuela de mandarines es una utopia negativa del fascismo espaňol, en palabras del propio Espinosa. La fea burguesía realiza una erítica sarcástica de la moral de las clases dominantes, pero ya aparece una anticipation del habitus de Bourdieu (que Bellón tiene muy presente) con la emergencia del sujeto del capitalismo tardío o global, una subjetividad narcisista y deseante, prisionera de las ilusiones que fundan el eje propio en el individualismo propietario. 2 Vivir es la realización de una estética; el 'gusto', la 'clase', no está al alcance de todos, el ejercicio de las formas y disposiciones adecuadas, tranquilidad, grácia, soltura, elegancia, libertad, para alcanzar la naturalidad de la distinción. El inconsciente del texto comprende perfectamente la logica de la producción simbólica, como la elección de formas de vida (vestuario, comida, cultura, educación) acopladas a las condiciones de existencia, y cómo esa soldadura revela una manera de estar en la realidad. Finalmente, Tríbada, Ileva a su maxima tension el impulso analítico de lo cotidiano iniciado en La fea burguesía (y es muy importante no dejar de lado que Tríbada fue concebida como parte de La fea burguesía). Novela póstuma, escrita sin pensar en el mercado y en otros escritores, pensada desde el 'pásmo1 y la venganza, es la novela más perfecta y difícil de Espinosa. La transparencia de la superficie se enturbia tras la inmersión y su escritura llega a anegar, como si la relación entre el libro y el lector no fuera la de un contrato de placer o identificación, sino la de un extraňo e inquietante objeto que habla desde el dolor, desde la soledad, con ira y sarcasmo, con la ternura y la rabia de la pérdida. La multiplicidad de voces e interpretaciones se desdoblan, se bifurcan e incluso se pierden en una red de relaciones que podría ser infinita y fragmentada como si se hubiera cosido o suturado un tejido para dar la imagen de un mapa del mundo lieno de cicatrices y huecos. Una história breve, sencilla, casi banal y su comentario, las voces que la rodean y la constituyen, desmesurado, monstruoso, como si se quisiera decir algo que falta, que se escapa. Un epigrafe del libro de Bellón grita su obligatoria inclusion: Teodicea de la cotidianeidad. La lectura produce la sensación de encontrarnos ante una obra en la que lo principal no es la importancia de la história (un drama privado de celos, una relación rota), sino su interpretación y la escritura y reescritura de una interpretación. Es aquí donde más ampliamente se desenvuelve el problema del realismo y el lenguaje en la obra de Espinosa, que da lugar a una amplia diatriba crítica y gnoseológica. Y es aquí también donde es absolutamente pertinente una manifestación del propio Miguel Espinosa: " precisamente da la casualidad de que las cartas (esas que yo utilizo, dicen, como 'recurso literario') son reales, porque Juana es un personaje también real... me escribió esas cartas después de acaecidos los sucesos... el sesenta por ciento de las cartas de Juana son absolutamente reales... Además, te diré quién las ha escrito: Mercedes Rodriguez Garcia, la que lleva el copyright en el libro; las que he transformado, e intercalado algunas cosas -un cuarenta por ciento- y asi las he incluido... es decir, Damiana es un personaje real, Lucia es un personaje real, Daniel es un personaje real... el encuentro entre Daniel, Lucia y Damiana es real y las cartas son absolutamente reales y yo 3 < • * no veo aquí un sólo recurso literario;... lo que es inacabable no es un recurso". El acierto definitivo del profesor Bellón es mostrar a lo largo de su investigación que el cuerpo no es una simple naturalidad biológica sino una institución también política: las relaciones del estado-poder con el cuerpo son mucho más complicadas y extensas que las de la represión, que el estado es coextensible, en su materialidad, de humillar, meter en cintura y consumir el cuerpo de los sujetos; en una palabra, de encarnarse en la corporeidad de los sujetos-objetos de la violencia estatal: de la misma manera que la acción del estado desborda siempre a la ley porque el estado puede, dentro de ciertos limites, modificar su propia ley. Hasta ahora, hemos estado parafraseando el libro Miguel Espinosa, el autor emboscado, pero es lugar adecuado para hacer una cita literal de José Luis Bellón: "si en Escuela se trataba de personajes reales escondidos tras nombres ficticios, como en una novela en clave, en La fea burguesía y en Tribada se incluyen nombres de personas reales a los que se atribuyen 'comentarios' o ' interpretaciones' sobre un suceso que también es real (no seria descaminado decir que lo que Espinosa intenta hacer es 'hiperrealismo', un texto que sea más real que la misma realidad, que dé las claves de la realidad)". Si este informe-resumen sobre el texto excepcional de Jose Luis Bellón es mínimamente certero, habría que hacer justicia además, al despliegue de una sabiduría y erudición que se desliza siempre de una manera solapada por el aspecto del que se está tratando. Nunca como una llamada, una gesticulación impropia, una sobreactuación, un subrayado innecesario. Un ejemplo: queda realmente disimulado el profundo conocimiento de las lenguas clásicas (una familiaridad casi diríamos cotidiana con los autores griegos y latinos) a lo largo de las diferentes disquisiciones que se enredan en un escritor como Espinosa que al fin y al cabo había escrito un texto titulado, ni más ni menos, "iQué podía ser yo, sino griegoT\ Y lo mismo ocurre con el manejo del abrumador conjunto de referencias que implica el análisis de la obra de Miguel Espinosa: de la Divina Comedia al Zaratustra, de La Montana Mágica al San Manuel bueno martir, de El Quijote a El Mandarín, un arco tensado que contiene a Platón, Huxley, Orwell, San Agustín, Rabelais, Spinoza, Defoe, Swift, Hegel, Weber, Hesse, Wittgenstein, Heidegger, la Escuela de Frankfurt, Simone de Beauvoir, Foucault, Bourdieu, etc., y por supuesto, un conocimiento exhaustivo de la critica previa sobre el gran escritor murciano (Sobejano, Jambrina, Gil Casado, Agnes Moncey, etc.). No se trata únicamente del manejo de 'autores' sino sobre todo de enfocar y resolver la problemática que encierran, se trate de la autenticidad, del realismo o del campo artístico como universo de creencia. 4 No molestaría probablemente a Espinosa rubricar estos renglones con esa incertidumbre de uno de sus fílósofos preferidos, el marrano Baruch Spinoza: "Dios nos ha dado un entendimiento determinado y una voluntad indeterminada, de manera que no sabemos para qué fin nos ha creado". La importancia del terna ínvestigado, la aportación totalmente originál, novedosa e interesantísima que significa la obra del profesor Bellón a la bibliografia existente sobre Miguel Espinosa, la metodológia utilizada y el rigor investigador, su erudición y calidad literaria me hacen informar muy favorablemente y recomendar esta obra Miguel Espinosa, el autor emboscado para su defensa y procedimiento de habilitación. \ / , í Profesora Titular. Departamento de Literatura Espanola. Universidad de Granada 5