17 Uzaro cuciiin lo que k sucedió con un buldero Mi quinto amo tue un buldero.114 Era el más sinvergüenza* y el mayor vendedor de bulas115 que jamás he conocido. Usaba muchos engaŕtos y mentiras para vender las bulas. Cuando iba a un lugar, primero regalaba a los curas algunas cosiUas sin importancia: una lechuga,* un par de duraznos,116 unas peras.* Asi tenia contentos a los curas para que llamasen a los feli-greses117 a tomar la bula. Si estos no querian las bulas por las buenas, buscaba cómo dárselas por las malas. En un lugar de la Sagra de Toledo118 había predicado dos o tres días. Pero la gente no queria comprar las bulas. Entonces convocó al pueblo a la maňana siguiente. 114 Buldero: eura o funcionario que distribuia las bulas y recogía las limosnas que daban los fieles. 115 Bulas: documento firmado por el Papa con el que se obtenían ventajas y pnvilegios dentro de la religion católica. En este caso se trata de la «Santa Bula,, concedida por los pontífices a quienes iban a las Cruzadas o aporta-ban dinero para ellas. 2 Duraznos: melocotones pequeňos. 1*^r7siPerso^s que pertenecen a una parroquia. eTdi^iasituada ai noroeste de Toied°^ pas° °bii^do entre 117 118 LazaiMü_diL2w: ttiea ,KA'AUo u0Chc. después de cenar, el alguacil KAb& cartas. Entoncos empozaron a di'^ľtľ pl V mi am,, Luego ,u, jv^io una lanzii grande. Y el alguacil cogió su espa& ,uK,, decia que las bulas eran falsas. Cuando la gen * 0 " ;vcs tueron a separarlos. Al final se llevaron al alguacil de la ^da. Mi amo quedo muy enfadado y luego se fue a dormir Por u maňana mi amo fue a la iglesia y mandó tocar a misa „* el pueblo se junto en la iglesia. Todos pensaban que las bulas .ran falsas porque lo habia dicho el alguacil. Por eso no querian comprarlas. Mi amo se subió al pulpito* para dar el sermon * Queria animar a la gente para que tomasen la santa bula. Entonces entró el alguacil en la iglesia y dijo: —Buenos hombres, oidme una palabra. Yo vine aqui con este mentiroso que os predica. É1 me engaňó. Me pidió que le ayudase a vender las bulas. Me dijo que me pagaría. Ahora, visto el daiio que baria a mi conciencia y a vuestras haciendas, estoy arrepentido. Por «o os digo que no las toméis y que yo no tengo nada que ver en el asunto. AJgunos hombres se levantaron para echar al alguacil de la ígle-Sla y evitar escándalos. Pero mi amo les impidió que lo hicieraa a todo el mundo que dejaran hablar al alguacil- Sin emba g , 119 fcř^va formada por una vara larga y fina en cuyo extremo •mal sp f;- — wiu,uuu ---- íío W ,a m hierro puntiagudo y cortante it ia J** hacer sonar las campanas de la iglesia anunci ^doquecomien- . , nl Ki, ya no dijo nad, W0~* ™ *» h * i^aJgon^.Elalgu.cildijo: -Puedo decir muchas cosas mas sobre ti y sobre tus mentira, Pero pretiero callarme por ahora. Mi amo se puso de rodlllas y mirando al cielo dijo: -Senor Dies, tu que todo lo ves. Tu sabes la verdad. Sabes qUe he sido ofendido. Pero yo perdono al alguacil para que tu me per-dones. No te fijes en el, que no sabe lo que hace ni lo que dice. Te suplico que hagas un milagro. Hunde este pülpito si miento. Si digo la verdad, castiga al alguacil. Que todos conozean su maldad. Entonces el alguacil se cayö y se dio un gran golpe contra el suelo que resonö en toda la iglesia. Luego, comenzö a gritar, a echar espuma por la boca y hacer gestos. Se revolvia por el suelo de un lado a otro. El eseändalo era tan grande que la gente estaba muy asustada. Algunos intentaron sujetarlo, pero era imposible. La gente suplico a mi amo que salvase al alguacil. Mi amo mirö al alguacil y dijo: -Buenos hombres, Dios dice que tenemos que perdonar. Pida-mos a Dios que perdone sus mentiras. ^:~*rzreIa,,aiysuptoei^T al alguacil D«™ ■ P ra ^Ue no le Pasara nada mal° C 7Z T traer la bula y se la puso «la cabeza- de*amoy lepidioperd^n ^ Ent°nCeS 86 CChÖ 3 '°S ^ Por la discusiön dP i, , ]° qUe habIa mentido para vengarse 3 nOChe Pasada- El senor mi amo le perdono y ,. . ,KMAIX)UUINI(; voh ,oron I scr IHligOi de nuevo. Entonces todo el mund0 ^ bula. No quedo nadie sin tomarla. La noticia llego a todos los pueblos cercanos. Asf, cuando iw bamos a un pueblo, no nos hacia falta ir a la iglesia. La gent* a la posada a comprar la bula. Yo creia que era verdad lo qUe Pero cuando vi despues a mi amo y al alguacil refrse, compr que fue un engario para vender las bulas. Estuve con mi quinto amo casi cuatro meses. Durante ese tiempo pase muchas penalidades, aunque me daba bien de comer a asfc de- los curas y clerigos que visitaba.