Capítui-0 2 LA LENGUA VASCA EN LA HISTÓRIA LINGUÍSTICA HISPÁNICA M" Terfsa Echhnique Elizonix) Vnivťrsidad de Valencia I. Consideradoncs gcnerales sobrc ťl conlacto vasco-románico I. I. La HISl0R1A UNťiUÍSTlCA VASCO-ROMÁN ICA Hablar de) influjo que la lengua vasca ha podido icncr en las lenguas romances hispánicas en general, y caslcllano en particular, equivale a irazar la supervivencia de una parte de la Hispánia prermmana hasla el momento actual, pucs la lengua vasca es la única lengua paleohispánica superviviente a la romanización de la Peninsula Ibcrica, entendida csla como ultima fase del proceso de indoeuropei/acion de Occidente. Con la llegada de la lengua latina a Hispánia, en etecto, los hablantcs de las diferentes lenguas hispánicas prerromanas cambiaron su código lingúístieo en favor del latín, a exception del espacio lingUisticamente vasco que, si bien adoptó el latin parcialmente, no llegó a petder la lengua originaria conocida por los nombres de voscuence* euskera o euskara (scgiín la variante dialectal vasca qiic sc elija para su denominación). vasco. lengua vasca o lengua vascongada, que se ha mantenido husia el d(a de hoy. bicn cs verdad que tras haber sufrido un proceso de regresión progresiva. Con gran probabilidad esta lengua vasca no es prolongación en el tiempo de la antigua lengua prenomana que conocemos con el nombre de ibérica (lengua o gnipo de lenguas que sc extendía a lo largo del litoral mediterráneo con una penetración ha-cia el interior por el sureste). aunque seguramente no está todo dicho sobrc csta cucs-tión de la rclación vasco-ibérica. Si, en cambio, rcsulta clam el parcntesco vasco-aquitano y es hoy acepiada la unidad cultural a uno y otro lado de los Pirincos occidentals en época pasada, de la que cl vascuence formaba parte a lo largo y en bucna medida ancho dc la cadena pircnaica. El vasco sobrevivirá a la latinización justa-mente en un area colindante e incluso conviviente con aquclla otra en la que despucs se formará cl castcllano. por un lado, así como tambicn el riojano, el navam>, el ara-gonés, cl Catalan, el gaseón y el occitano, por otra; el franečs pasará a ser lengua de go HISTÓRIA DE LA l-ENGUA ESPANOI.A contacto con el vasco a panir del siglo xvi, pues anies de esa fecha no cxistía al oito lado de los Pirineos sino el occiiano con sus variantes. Ksia es la razón por ta que sc dice que la lengua vasca es la más antigua de (as lenguas peninsulares, aunque sus tcslimonios escritos. existentes desde antiguo en forma residual, no sc constituyan en tradition sisiemática hasia el siglo xvi, momenio a partir del cual hay un cultivo. con-linuado hasta cl presenie, dc la lengua vasca escrita. Hoy. cl euskera recubre un espacio sociolinguísiicamenie complejo a uno y oiro lado de la froniera fnuicocspaftola. en cl que hay varias lenguas en coniacto: caste-llano en el lado peninsular, asi como Iraners y occitano (gaseón) en cl continental, pero. hasta donde nos es dado remontarnos en cl pasado, la zona de habla vasca es rcsultado de un proceso de regresión continuada. pues su espacio ha venido compri-miéndosc más y más con el paso del tiempo. Su história sc caracicriza por habcr se-guido el proceso inverse al de la lengua espaňola: si esta lue. en su origen, vehiculo de la comunidad castellana ascntada más tarde progresiva y sólidamente a lo largo y ancho dc sus liinites originarios hasta convertirsc en lengua oficial de Rspaňa y dc oiros muchos pat'ses (con el consiguiente cmplco eu los difcrenies niveles hablados y escritos). el vascuence. por cl contrario, ha sido forma de comunicación esencial-mente hablada de la vida tradicional en lerritorio vascongado,1 en el que ha ido per-diendo viialidad con los siglos. si bien fucra del propio pals ha continuado siendo em-pleado en ocasiones enire vascos de origen, como es el caso dc America. Por su parte, la distribución de los dialcctos vascos es bien conocida desde hace tiempo. Hay que tener en cucnta que no ha exintido una lengua unificada en lo cscri-to hasta época rccicntc (mas concretamente. hasta fines del siglo xx). por lo que los tcxtos escritos desde el siglo xvi han dejado magnificos testimonios de sus diferemes y variados dialectos; a ello hay que sumár, además. el cstudio que dc la dialcctologia vasca hizo con gran detaile el Principe Bonaparte en cl siglo xix. con la oportuna dis-tinción entre dialectos hablados y escritos, a la par que ofrcciendo una pormenoriza-da division dialectal que apenas ha recibido ligeros retoqucs en los concienzudos tra-bajos de Azkue y sus contmuadorcs. El vasco. esta lengua preindoeuropea y pi'erromana, convivió primcro con el latin, del que tonu') numerosos prestamos lexicos, asi como otros de indole gramatical menos estudiados, y con las lenguas románicas después (principalmcntc con cl caste-llano, con cl aragones. con el navarro. con cl occitano-gascrin y, más tarde, con el fiances), de las que ha ido recibiendo influencias en diferemes órdenes lingiiisticos y configurando la história lingiiistica vasco-románica (Echcniquc 1987 [1984)). pese a lo cual ha mantenido su estructuia propia sin diluirse en ellas.: El análisis de esta hue- 1. Emo es. VASCONICATUS. asi denominado piensjmeme poi cxisiir en cl la lengua vasca. Hay que tcner en cucnta que Im dialecios vascos no sc corresponden ciip la demareación polflica ni adminis-iiaiiva. dc forma tal que la lengua vasca ha manicnido vinculo? dc union diferemes ofretidos por su geografia propia. lo que ticne su tcflcjo eorrcspondienie m la parle lingufsiica. Por ocro lado. en cl am-bito vasco es mti\ necesario diferenci ar daramente los rt^isiros orales de lot. esctiios a lo largo dc las diferemes čpocas. pues la literaturo popular vasca. esencialrnenic oral, cs probaWemenle tan nca y vuiada como la de cualquiei oiro pueblo, en lanio que la literatura tuha cs. por cl contrario, dc apaňción tardia 2. (iarcia signilicaiivas. caicgorias gramaiitales. nmsiruccioncs. orden dc palabras. cic», y sobre esc prcsupuesio csia basada loda su obra histórica sobre la lengua rasca. 62 HISTÓRIA Dfl LA LENGUA ESPAŇOLA Sea coiiio fucrc, bíen pot ncccsidad o por dcsco. cl romance recibjó el influjo vasco dcsde sus orígenes. si bicn cs cíerto que la conereción de lal influjo constituye objeto de vajoracioncs diversas y no sicmpre coincidentcs enire si. Si cabe decir. en todo caso, que la posible inťlucncia ejercida en época medieval debió afcciar lambién a los romances pirenaicos caialán. aranés, aragonés y gascón-occiiano parcialmenie (te-niendo en cuenia que el vascuence iba reirayéndose hacia los límiies actuates), en lan-lo su acetón sobre el caslellano lue mas general dado su nacimiemo en /ona de es-irecho contacto con la lengua vasca; en cambio. tras cl ensanehamiento emprendido por el espaňol hacia el cenr.ro y el sur peninsulares, la influencia vasca pasó a ser pc-riicrica y, en consecuencia, de carácier dialectal, tamo en un sentido geográfico cuan-to social. Por su parte, la influencia vasca sobre el francés liene. como se ha dicho, una história más reciente. Si no rcsulia larea fácil reconslruir la história de cualquicr lengua por la sencilla razón de que sólo contamos con textos eserilos para épocas pasadas. más complica-do aún es llegar a perfilar la história entreeruzada de lenguas distintas a iravés de sus testimonios eseritos, que siendo incompletos y Hmitados en las lenguas románicas. son casi inexistentes (apenas restos aislados) en el caso de la lengua vasca hasta el sí-glo xvi. momento en el cual accede a la eserituralidad y se convjenc. por lo tanto, tambiŕh en una lengua dispuesta para ser leída. Por otra parte, las comunidades para las que la lengua cs cl linico o casi cl único bien cullural suelen resultar linguística-mente conservadoras. plies la defensa de su tradición ídiomática coincide con la de-ťensa de su propia individualidad (Coseriu 1973 [1958|: 119). Con esio se relaeiona-ría asimismo cl hecho eomprobailo de que las areas más expuesias a las comunica-ciones, en lugar de ser innovadoras (seglin la conocida norma ncolingííťslica), resultan conservadoras cuando se hallan en contacto con oiras lenguas (Coseriu 1973 [1958|: 119). Quicn sabe si no esiá en esia idea coseriana la razón de la stipcrv i venčia de la lengua vasca. que para el ptopio Michclcna era más sorprendente que e! enigma que aún hoy rodea a su origen. pucs no hay que olvidar que el area vasca ha sido desde anliguo lugar dc contacto con otras lenguas y culturas por su carácier de /.ona de irán-siio de la Peninsula al coiitinenic y a la inversa (tal como rcpeiidamente subrayó Caro Baroja), tanto por lierra como por mar. No se trala de delinear aquí y ahora, eu lodo caso. la história linguística vasco-románica, proceso en que ambas lenguas han esiado recíprocamenie implieadas y que después de muchos siglos ha derivado en la pervívencia separada de sus eompouen-tes (y en cuyo contacto ha sido sin duda de mayor efecto la impronta que el romance ha impreso sobre el cuskcra que a la inversa, sin que ello haya implieado la desa-paricián de la lengua vasca que algún csludioso como Humboldt llegó a predecir errô-neamente para comienzos del siglo xx). sino dc analizar lo que el vascuence ha aporiado (o lo que es prcsumible que haya podido apoitar) al romance peninsular y. más concrctamcnie. al caslellano. Rn cualquier caso. cstamos en una etapa en la que sc han establecido las bases de la história linguística sin que aún se haya estudiado exhaustivamcnie la gramáiica histórica dc los hechos aťectados, si bien hay hoy un crccidcj numero de autores jóvcnes que pemiite augurar un rápido crecimiento en este ca m po. LA HISPÁNIA PRERROMANA 63 2. História externa 2.1. HtSFANtA PRFRROMANA. L\ LfcNOUA VASCA CONK) SUSTRATO Y ADÜTRATO HISPÄN1C0 En los ultimo» aňos heinos llegado a conocer mejor cl mapa lingiiístico de la Hispánia prerromana. lo que pcrmitc sopesar con mayor rigor el pösible influjo que en el surgimiento romance pudo teuer la existencia de lenguas paleohispánicas. mejor dctcrminadas hoy, asi como su contacto con la modalidad de lengua laiina llcga-da a la Peninsula. Una vez reconocida la existencia de varias (no de una sola) lenguas paleohispánicas. y descartada hoy. por lo tanto, la icsis vascoibcrista. cntcndida como supcrvivencia en el vasco actual dc la única lengua prerromana hispánica.5 hoy se hacc nccesario. en cambio. clarificar. a la par que aciualizar, nuestra vision de los sus-tratos europeos y su relactón con los sustratos hispánicos (Vcnnemann 2003). Dado que la lengua vasca tenia en época antigua mayor extension hacia el cste que la conocida hoy." es lógico suponer que su influjo se ejerció en la zona pirenaica antes de su desaparición, por lo que es posible reconstruir su huclla pasada en calt-dad dc sustrato lingtlistico en zona de habla caialana, aranesa y aragonesa en la actual í dad (asi como navarra en cl pasado medieval), además de ga&cona y occitana* después de haber convivido en forma de adstrato, y ello tanto cn época antigua cuan-to, más larde, medieval.7 Por lo que se rcficrc a los Pirincos. /ona de confluencia con cl vasco ya en la antigücdad, asi como de confluencia vasco-latino-romanica más tarde," hay todavia 5. Cosa disiinia es que pueda llegar a reconsiruirse una liliauOu enwe vasco c íbŕrico antigua. pa> sibilidad que cs dificil mha/ar eaie goniamcnte. pcio que. en cualquicr OSO, quedaria icducida a una ti-liacion eniic la lengua O lenguas dc la cosla mediteiianca > la lengua vasca del area pirenaica. un que alciia.e al palu ifc la Peninsula Ibŕrica 6 No hav acuerdo enlre las vascologuS. cn cambio. para reconstrutr límiies Rias ampHos de los actuates hacia el ceste, aunque sicmpre ha hahido lingiusias que han planieado semejan/as en el espacio linguística que abatta desdc cl norocstt peninsular hasia la cormsa cantábrica y SU prolongation hacia la Aquilania antigua airibuyéndolas a efeclos dc sustratos picrromanm '. Pol Otra pane. y como parete lógiio. es alll donde lodavfa hoy vive el eu&kera, esio es. en /ona dc habla cmellana (principalmCMC, ya que el conlatio vasco-románico ha tenido aquí una duration de más o menos veínte siglo«. lu que no ha sido cn caso dc la vcrticme francesa). donde cn la actualidad se COiKcnlrar) con mayor inlensidad y resultan más visible* los efecto* de sa comactu. 8. J^an Coiominas conccdíó una importancia dc primer oiden a la lengua vasca como »stratu so bre cl que se han ído forjando lo» difercnics espacios románico* pirenaicos Era lógico que asi lo hicie-ra: su lesii doctoral csludiaba el Lexitro aranés. esio cs. el lixtco dc una variedad románica inscria gc-ograTuamtnie en Cataluna. peto entroneada con tí occiiano piienaico: su printer aniculo publicado en cl Bulleilde Oiolfftalogia Caialana de 1925 lue -Etimologíes araneses-, y cn 1990 ujo a la luŕ SU obni H partat de la Valí ď Aran GramôUca. dtertonari i esiuda lexical* sob'e el gascó (que es. cn rcalidad. una ampliation de la que habla sido su Tesis Docloral). donde haMö dc. -1...J una romanalla pre-gascona so-breioi. ďaquell llenguatje. entara vaciľlant enlre la fonética ibem-ramanica. ľoccilana i la basco«de. que romangufa lots dos vessanis dels Pírincus ťľeniials Tins mís enca de ľany 1000* ICoiomincs 1990. IT). En el prólogo a su Onomaitlcan Caialoniae (1997. I. Vil), vulncndo a la CUCSÚÓq de los cslralos anti-guos SObR los que se configuran las diversas modalidades romlnicas. esenbió lo síguicmc: -Honí s'ha dctidil Ijitibí a afcgil al domini i.iinlá la meiiai sepieniiional dc la part aragonesa de la provincia d'Os-ca. que estableix el lligam enlre cl territori caialä i cl domini de la llcngua basca. visin la impuilantia del base i dc la zona intermedia (els parlars dc la qual icncn. ďalira banda, un gran intcrŕs cic mi lie per si ■ ■■■■■ peiaľcstudí del substrai pre-roma de Catalunya- |...| -rccollidn de la toponímia visa sobre el HISTÓRIA DF IJV LKNGI.'A ESPANOLA .ioy una triple tarea por llevar adelante: cl cstablecimicnto de los Ifmiies geográficos de las lenguas en las varias euipas liisióiicas. la description de los documentos y el análisis de los elementos linguísticos que contienen (que son, desde lucgo, eseasos) y la clasificación cronológica de diclio material lingilísiico. lodo ello sin olvidar que la Onomáslica y el léxico consiituycn la principal ayuda (que, en ocasiones y según las areas, es casi la ünica) en la tare» de reconslrucción de las etapas más anliguas (Te-rtado Pablo 2002). 2.2. ROMANITACIÓN DE HlSPANlA V I.ENOUA VASCA Cabe suponer qnc cl influjo vasco sobre cl mundo latino-románico comenzara dentrode los límiies de la propia lengua vasca desde el momento en que entróen con-tacto con la lengua latina y sus descendientes romances, y que sii impronla sc propa-gase. después. a lo largo de los siglos y hasla la actualidad, paralelamenle a las vici-situdes hisióricas que ha conocido su implicacíón recíproca. Es hoy muy necesano icner en cuenta que. cuanto hemos ido sabiendo en los Ultimos alios sobre la románi-zación del norte peninsular, muestra con claridad una iitcidencia directa de la lengua y cultura latinas nolablemcntc mayor y más importante de la que se había venido su-poniendo hasta ahora. muy especialmente para el espacio vasco (Echenique, en pren-sa b). Y, lo que es más. hoy sabemos que la comisa eantábrica fuc zona de confluen-cia de dos conientes colonizadoras. a saber: una que, precedente del Mcdiierránco, penetraba en la Peninsula remontando el curso del libro hacia su nacimieiito, y otra que, desde la Aquitania, llcgó al Pais Vasco con rumbo al noroestc peninsular; sobre esta ultima tenemos hoy más e interesanlcs mucstras. Asi, en pleno corazón de la Costa vasca guipuzcoana, se ha deseubierto un nuevo foco romanizador de gran enver-gadura: sc trata de un asentamiento romano establc (de varios siglos: desde el I al v d. C, aproximadamente). en que se han rescaiado más de 8.000 piezas de cerámica. que MJlagros Estcban (2002) propone idenlificar como la Menosca de los textos clá-sicos,* lo que. sumado a otra serie de testimonios conocidos de tiempo atrás y consí-derados antes «descontextualizados». ha Hevado a valorar en su justo punto la iras-cendencia (grande) de la romanizacion de. al menos. la costa vasca.1" dentro del norte peninsular. Lo realmente importante cs que csta nueva panorámica permite tender un puente en cl continuum de hechos románicos norteňo del que habla Penny (1999) sin necesidad de exeluir la zona vasca (Echcnique. en prensa b). icncny-l ..| •Aquests municipis comprenen la totaliiai del domini linguistic caialad'Espanya i de Franka, mes Andorra, la Valí d'Aran i t« ľ Alt Artigö fínt. a Navam (triangle Graus-BcnaseAnsoK No deja de retohir eurioso que, con el paso del tiempo. haya sido cstc aspcelo de »us esludio* el que merece mayor Mention y valoración mas posillva. Vití., por ejemplo. Ii> que dice Alberto Várvaro (1999): -cuanto máS discutiblc parece la idea que Corominas se hace de la* lenguas de sustrato prerromano. mís conviiKcntc rcsulla (»Í no me cquivocn) su juicio sobre la viialidad tartlouniigua v medieval del vasco*. 9. Toponimo que. por otrn pane, despieita lodo lipo de rcflcxíoncs. 10. Hav lambién indicios de romani/aeión hnnu el iniem« que van fonolccicndo la uiiagcn de un Pais Vasco mit romani/ado. tai como se desprende de las excavaclone* realiudai en la /ona guipu/-coana dc Zarau/. y alrcdcdorcs. que permiten augurai nuevos hallazgos en fechas inmediatas (Ecbcnique. en prensa b). LA HISPÁNIA í'Kí:RR«>van\ 65 2.3. Embrüencia romance y lengua vasca Tomando como punto de partida refiexiones cxpucstas por Čaro Baroja repeti-das veces y coneretadas por Emilio Alarcos en 1978. asi como los trabajos que de tiempo atrás seňalaban relaciones lingiiisticas entre vasco y románico. se ha conside-rado que el origen de! castcllano de zona vasca precede del bilingüismo vasco-latino y cstá vinculado a sus orígenes castcllanos (Echeníque I9871 (1984J). Iji emergencia de los rasgos romances a lo largo del norte peninsular, desde cl extremo más occidental hasta cl más oriental, csto cs. dcsdc la aciual Galícia hasla Cataluňa, se han considerado y sc consideran aün hoy en ocasiones escindidos por el territorio de lengua vasca (Penny 1999), siendo asf que tal territorio puede y debe ser considerado, por el contrario, como puente de union entre cllos. L(* dialectos del norte peninsular consiituycn los úntcos segmentos de ešte continuum que han sobrevivido hasta hoy. y ciilre ellos hay que contar lambién cl románico inerustado en la lengua vasca. De hecho, hay algunos casos en los que el euskera, cn la solución variada de los Jaiinis-mos y romanismos tempranos adoplados en su léxico. se hermana unas veces con el gallego. otras con el Catalan, otřas con ambos, según la corriente colonizadora dc la que se acogieran y el momento en que llegaran (Eclieniquc cn prensa b). La diľusión pirenaica de rasgos romances (vease el planteamiento actualizado que de todo ello hace Penny 1999) muestra una disposition difcrente de sus isoglo-sas. que con frccuencia se dcsplazan de norte a sur atravesando pcrpcndicularmcnte tanto la cadena montaňosa como la frontera politica. y, por lanto. revelando una con-tinuidad dc rasgos entre Galia e Hispánia en iiumenisas partes de los Pirincos. asf como disconlinuidad. en otras muchas ocasiones, entrc vallcs vecinos del mismo lado de las niontartas. Es. a mi juicio. exactamente lo que tcMimonian los propios dialectos de la lengua vasca cn las llamalivas variantes de los príslamos latinos y románicos en casos que he esiudiado cn otro lugar." La conversion de los Pirineos en una barrera para la comunicación dc los (erritoríos situados a uno y otro lado cs un hecho moderno, pucs la variación gcográfica pone de maniľicsto la antigUedad del contacto entre el norte y el sur (Haensch 2003 119601 >' 1997). Enlazando csto con lo que en ešte trabajo constituye el centre de aienctťm pre-ferente, seňalaré ahora que castcllano sc denomina a la variedad románica primitiva consolidada al ritmo de la propia creation politica de Casiilla, pero cuya emergencia y orígenes son inseparables de la csirccha vecindad y contaelo con la realidad mile-naria de la lengua vasca. La aparición dc la lengua vasca cn los textos cs paulatina. como he dicho antes, pero sabemos por otras vlas que el vasco cxistía desde tiempo atrás y, nor fortuna en estc caso, la naturalcza propia del euskera. tan alejado tipoló-gicamente del grupo románico, no admite la misma polémica que la originada como consccucncia del cntrccruzamicnto eserito de latín y romance que ha dado lugar a las grandes diseusiones sobre su valor en los textos eseritos. Trabajos rccicntcs dc cartu- 11. V. Echenique 1 WS. 2(W2 y len prensa): en 1995 seŕialC además, sin ver cnionces como podifa habenc dado la conexiôn. relaciones enuc cl lexico vasco y el de la zona pirenaiia, pur una parle, y el del gallego y portugues. por oua. a partii de case« como et pirenaico pupilta 'poltila' (registrado pot Garcia de Dicgo en su Diceiomňo eimwtógieo. pero no cn cl DCECH de Corominas y Pascual) y la voz ja-llega póbltla polilla" (csta si registrada cn DCECH). 66 11tS'l OKIA DE LA LENOU A F.SPAl^OLA larios y documenios miiestran con prolusion nombrcs vascos (véasc, a modo dc cjem-plo. Gorrochategui 1995) junto a otros romances más localizados en ámbiios urbanos. que nos raucsiran la vítalidad dc la lengua vasca en la gcneralidad de la zona. lo que también sucede con los nombres de lugar. En l-a Rioja (pensemos en cl dialecto rio-jano eserito) y norte de Burgos el Canulario de San Mi/lán de la Cogolla documen-la para el siglo x la presencia vasca y, por oira parte, cs bien sabído que en el vallc de Ojacastro se hablaba vasco en el siglo xiii. Volviendo los ojos a los hechos históricos, debemos lencr presente ahora que el condado de Álava regido por Fernán Gonzalez y sus sucesores comprendía bajo esa denominaciňn no sólo las tierras que hoy deci mos alavesas, sino también toda la actual provincia de Vizcaya y un vallc de la guipuzcoana. cl regado por el río Deva; los condados de Fernán Gonzalez y sus descendientes lindaban con tierra del rey de Navaria desde el mar hasta la geografia soriana. No hay que olvidar. pues. la union de Castilla y Álava en la (ucha rcconquistadora. que vuelve a poner en relación unos y otros terrilorios históricos. Ya sc ha seňalado antes que el Pais Vasco es un eruce dc caminos dcsde época muy antigua, lo que ha originado vinculaciones linglltsticas diversas en el pasado: además de la separación obvia entre cl norte, ligado a la Galorromania y a sus diversas variedades románicas según las ciapas históricas. y el sur, inmerso en territorio hispánico. hay que tener en cucnia que. una vez que Guipúzcoa emerge para la história, mucsira una esttecha relación con Navarra (en concreto con Leirc. relación anterior a su vinculación a Casiilla) y Aragón (Echenique 1998). mientras que el area vizeaína ha tenido relaciones históricas más antiguas con Castilla. lo que podría ex-plicar el carácter tan distinto del lexteo románico en Vizcaya. por un lado y en Guipúzcoa, por el otro. sin necesidad de recurrir a una mayor antigUedad de la influen-cia romance en Vizcaya frente a la más reciente en Guipúzcoa (coino se ha pensado alguna vez). Qué decir dc la presencia vasca en las Glosas Emilianenses. Si cl glosador del texto latino no hubiera eserito gtiec ajuiu ez dugu e izioqui dugu, la argumentáciou para defender un trasfondo vasco habría de ser atdua y pcrmiiiría síempre. en cual-quicr caso, negar toda vinculación del texto eserito con el euskera. Pero las glosas vascas están ahí, lo que pcimiie apoyar con naturalidad una presencia mayor de la lengua vasca como telón de fondo. lejos dc considerarla merameme «ocasional» (Echenique 1998). No hay que olvidar, en todo caso. que en cl momento en que se eseribicron las Glosas en algún lugar proximo a San Millán dc la Cogolla. además de vasco y castellano convívían. en un clima de diferenciación pero sin tension social conocida. el latín (como lengua del culto erístiano y de las documentos oficiales). cl occitano de los inmigrados francos de Ultrapucrtos junto con su variedad gasconfl muy mareada (ambos utilízados en documentos oficiales bien diferenciados), el he-breo y el mozárabc dc los inmigrados proccdenies del sur. por lo que el coniacto vas-co-románico no se produjo en una atmosféra de exelusividad dc ambos sistemas Un-guísticos. sino al coniacto de lenguas y culturas varias, una vez más. Esia emergencia romance aparece en forma dc hechos comunes y atín cseasa-mente diferenciados, o diferenciados sin que cllo impida una vision unitaria. La koine castellana surgirá despucs y se afíanzará en cpoca clásica para llcgar hasia c| es- LA HISPÁNIA PRERROMANA 67 paňol modemo. Los dialectos del norte peninsular constituyen los únicos segmentos del continuum originario vivos hasia cl dfa de hoy, y entre ellos no cabe olvidar cl románico contenido en la lengua vasca. 2.4. Vasco y romance en la lengua escrita Cuando, paraiclamente a la Reconquista, fueron surgiendo en cl norte peninsular los Estados cristianos coniinuadores del reino visigodo. en la realidad lingiiística puc-de reconstruirse una clara unidad de la que el castellano se fue separando decidida-mente dcsde cpoca temprana, al tie m po que se iba superponiendo a los demás dialectos romances nacidos del latín hispánico e iniciando el camino propio que le llevaría a erigirse en lengua nacionál. La koine castellana que dio lugar básicamente al esparto! clásico y que, con cl paso del tiempo ha llegado a convertirse en el espaňol nor-malizado de la aciualidad. es coniinuación del romance nacido en cl primitivo solar castellano. Pero, en c! origen de las tradiciones diseursivas peninsulares, la delimiia-ción de áreas románicas no estaba lan clara. De hecho. las Glosas Emilianenses se han interpretado como manifestaciones del romance navarro-aragones (Mcncndcz Pidal). navarro (Gonzalez Ollc>. aragončs (H. J. WolO. castellanas (Carrera de la Red y otros), asi como de su variedad riojana, porque, en realidad. present an rasgos dc todos cllos, o quizá habría que decir mejor que hay rasgos que pueden ser atribuidos a casi todos cllos, pues tales variedades forman en esc momento histórico un continuum románico que se extiende por los Pirineos y llega hasta las puertas del dominio Catalan. Es sabido que la producción cscrita de diferentes generös textuales o tradiciones diseursivas hizo posible la conversion de las lenguas históricas en lenguas dc culture. En cl caso de las lenguas romances, su acceso a la escrituralidad se llevó a cabo a partir de modelos escrílos con anlcrioridad. entrc los cualcs cl latin, sin scr cl uni-co, fue el más relevante. Pero no hay que olvidar el papel ejercido por el contacto con sistcmas lingUísticos dc origen diverse que actuó como impulsor de la ampliacíón de los recursos propiamente románicos. En el caso del espaňol, el castellano alfonsí et el exponente máximo de todo ello. Pues bien, Várvaro ha recordado que. at lado de todas esias lenguas, hay que colocar lambien a) vasco, lengua carente dc tradiciones diseursivas escritas hasta el siglo xvi. Si las obras en romance no tenían en la Edad Media un verdadero publico de Icctores por cstar destinadas a ser recitadas o canta-das, en el espacio vasco las muestras literarias orales monopol i zaban la producción. Por ello, el paso de la oralidad a la eseritura en el dominio vasco se produce en medio de una tension enire el dominio cxclusivamcntc oral del euskera y cl cscrito (latino y, en menor medida, románico). De hecho, la tradíciou discursiva de la lengua vasca sólo sc produce a partir del siglo XVI; hasta entonces hay apenas unos tcstimo-nios deslavazados que, si bien verdad, permiten reconslruir la cadena existencia! del vascuence desde la AntigUedad hasta el siglo xvi. no pasan de ser testimonies aisla-dos y carenies de tradtción; algunos de cllos resultan cspccialmcntc significativos. como es el caso de las Glosas. y algún otro, como la carta escrita por Zumárraga desde el Nucvo Mundo, es un preludio de la inminente ascension dc la lengua vasca al rango de lenguas poseedoras de tradición discursiva estructurada. 68 HISTÓRIA DE LA LENGUA ESPANOLA La contiiiuidad o discontinuidad que cabe observar enire ei laiin y las lenguas románicas no cncueniran. pot lo que hoy sabemos. acomodo fácil en el desairollo progresivo dc esquemas evoluiivos. sino en la creación de csiructuras discursivas es-tablcs. Esie proceso era seguramente paralelo a otro de reflexion consciente que se fue generando en todo el territorio ncolatino medieval y que consistió en considerar a las variedades vernáculas como ponadoras de una gramática propia que no era una transposición, mas o menus original, más o menos dependiente. de la iradición laciná. Otro tamo sucede con la lengua vasca a paitir del siglo XVI, en que el vascuenee irata de ser considerado lengua poriadora de una gramáiica propia e independienie del románico; es. de todas maneras. en el siglo xvm cuando se consolida el esiudio gra-matical y lexicográfico de la lengua vasca. Además, y ello constiiuye un hecho reconocido. en textos casiellanos medieva-les la presencia dc clcmcnios vascos resulta prcstigiosa: Alvar Fáňez. en el Cantor de Mio Cid. Ileva et nombre de Minaya, esto es. 'mi aiiaia' (vase, anaio "hcrmano dc va-rón') y es sabida la lenacidad de ciertos lingüistas para rcconocer en la Ibnología o en la simaxis del casicllano rasgos que parcccn deberse al influjo vasco (Echenique. 1987 [19841: 84-87). Si en el mundo románico la fuerte superposición cultural del latín debíó ser causa del reiraso en la aparieión de gramáticas de las lenguas hasta enionccs vernaculas (a diferencia de lo sucedido cn cl mundo céltico. en el que la actividad gramatical del aiiliguo irlandcs cucnta am muestras desdc el siglo vir, frente a la iradición gramati-cografica romance que. en tierra occitana, da muestras espléndidas ya cn cl siglo xnt). no deja de ser sintomático que el euskera cree su cscriiuralidad a partir. sobre todo (aunquc no exclusivamente) de traduccioncs de la Biblia, y no hay que olvidar que la traduction es una forma dc contacto lingilistico. Aunquc también es muy sintomático que cl primer lexto totalmente cscrito en euskera {Linguae Vasconum Primi-tiae. de Bernart Decheparc) sea un texto muy rico en malices, con un conjunto important dc indicaciones o restricciones. de estratcgias discursivas en definitiva, que el autor introduce en él para que pucdan ser procesadas e imerpretadas por cl receptor en lengua vasca. 2.5. Las ideas lincoísticas en Espaňa y la lengua vasca La cxisicncia de la lengua vasca cn la Peninsula fue objeto de reflexion para cuantos se dedicaron al esiudio dc las ideas lingUísticas en Espaňa con cl fin dc dc-terminar los origencs dc la lengua espanola, Como consccucncia de la búsqueda de la lengua más antigua de Hispánia dio comícnzo una larga serie de apologias en defen-sa o rechazo del vasco como lengua primitiva, eseritas muchas dc cllas por vascos como Juan Martinez de Zaldibia. Esteban de Garibay o cl Licenciado Andres de Poza en el siglo xvi (Zubiaur 1990). que sin dudá conoció su punto más sobresalienie cn la polémica generada entre Greogorio Mayans y Manuel dc Larramendi en el siglo win; a esie ultimo se debe también el comícnzo de la Gramaticología sobre el euskera, al tiempo que dio gran impulse a la Lexicografía Vasca (que tiene muestras va-riadas ya en siglos anteriores) con su Diccionario trilingiie del Costellano, Bascuen- Í-\ HISPÁNIA PREKKOMANA 69 ce y Latín. La polémica sobre los orígenes y la antigiledad de la lengua vasca, asi como su capacidad para ser tratada gramaiicalmentc o usadá como lengua general y no como «dialecto», tendrá larga secuela entre los apologisias y detraelores de la lengua vasca (que no neccsariamenie eran vascos o no vascos, rcspcctivamentc), y que será cl acicatc que conducirá lanto al uso escriio del vascuenee cn obras litcrarias cuanto a su formalización gramaiical: cn el siglo xvm el propio Manuel de Larramendi eseribirá El imposible vencido (primera gramática del vascuenee) justamente para demostrar que si era posible eseribir una gramática unifieada dc la lengua vasca válida para los hablantes de todos sus dialectos (cosa que por aquel entonces parecía imposible). Por lo general, estos textos han sido bien cstudiados desde la Filológia Vasca para trenzar la propia História lingiiística vasca, pero no han encontrado atín atención suficienie por los investigadores dc la Historiografia espaftola, cosa que séria muy deseable y necesaria.11 2.6. Vascos r vascuencf. kn America La lengua vasca debe a America su primer texto escriio dc cierta extension. Fray Juan dc Zumárraga escribe a sus familiäres una extensa carta en espaňol, que pasa a utilizer la lengua vasca cuando trata de asuntos poco gratos acaecidos en el seno familiar (Echenique 19872 [19841); el texto es una muestra espléndida dc dialecto vasco vizcaino. La presencia vasca en America cs hoy tin campo abierto a la investigation, que ya ha dado algunos frutos. En Gomez Seibanc y Ramirez Luengo (2002) puede aprcciarse la vitalidad de rasgos propios del romance originario del area vasca. Por otra pane, los escritos de los apologisias vascos antes mencionados Ilegarán hasta el conünenie americano y dejarán alii su huella sobre la polémica cn tomo a la amigiicdad originaria del vascuenee, que habia recibido la atención de autores como Baltasar de Echave y su Discurso de la antigtiedad cániahra bascongada publicada en Mcjico cn 1607. Asi. por ejemplo, Sor Juana Ines de la Cruz saldrá en su defen-sa. reclamándola como lengua de sus «abuelos» (Echenique 1997: 120-127). 2.7. Una modalidad dialectal del espaňol: de la figura dfx vizcaíno AL ALDEANO DE LA COMEDIA. EL CASTELLANO HABI-A1X) EN EL PaÍS VaSCO DP-SDE EL SIGLO XVI EN ADELANTE Si en textos castellanos medievales la presencia de elementos vascos resultaba prestigiosa. en la literatura del Siglo dc Oro los tesiimonios in vierten su carácter. La 12. Al i lásko libro de Li/am Camlet sobre las ideas lingufcticas eit la n*|*iňa 0c\ siglo xvm han seguido otros en que se abunda, o la par que aciualwa, la leoria en él expucsta. Ln dtscusido sobre la cues-don vasca liene cn Martínci Alcalde (1992) lugsr propio. que seguramente rcclanta aún niayot aicncion dc los que invcuigan las idea» lingiintícas desdc la perspcciiva casicllana. De la rnlsma forma, cslá aún pot esiudiar el lugar que ocupa cl Dtecionorio iritingüe de I amimenui. usf como tarobieo de Otros mu-chos diccionanos vascos que incluyen corresnondencias espanolas desdc ticrnpo airaS hasia el preaeme. denoo dc la lexicografía espanola 70 HISTÓRIA DE LA LENGUA F.SPANOLA lengua castellana a partirdcl siglo xvi. cxpandida hacia el sur peninsular, dcjara en si-tuación dialectal al castellano norteňO. que hasia emonces había consiituido su modele de referencia, lamo en lo hablado cuanio en lo escrito. y comenzará a ser senlido conio enonneinente alejado del espaňol cstándar. Esta es la razón por la que la figura del vizcafno en la comedia del Siglo de Oro se hace apropiada para la ridiculización: cl castellano hablado por labios vascos sc percibirá, a partir de emonces. como forma muy mareada de hablar espaňol (Legarda, 1953). Se invierten los términos respecio a la época medieval, y como consecuencia de todo ello. comenzará en Espaňa la polé-mica sobre !os orígenes y la antigíicdad de la Icngua vasca antes referida. En tiempos más cercanos a nosotros. trabajos recientes de Jon Juaristi han pues-to en tela de juicio la existencia real de inierferencias vasco-románicas profundas en el Bilbao del siglo xix y principios del xx. La aparicion de una serie de textos, principalmente de caracter literario (aunque no sólo) que recogen una forma peculiar y muy mareada de expresarse en castellano en los que sc muestra un fuerte influjo del vasco. Ilevaron a Michelena a hablar de la existencia de una «lengua criolla» en el Bilbao de ta! čpoca (que hoy llamaríamos «interlecio»), que. para Juaristi (1994). no pasarían de ser una meta estilización literaria sin base en la rcalidad. tras haber cstu-diado las estampas costumbristas de Unamuno en la prensa local [El None, de Bilbao. 1887. El Diana de Bilbao. 1888. incluso La Voz de Guipüzcoa, 1888. etc.), as( como las ineidencias que hay en el Lexicon bilbaíno de Arriaga." No obstante, si aplicamos al contacto secular vasco- románico el paralelo con el lambién prolongado (aunque no lanto) contacto del espaňol con lenguas autóctonas en America, sc puede llcgar a defender que. si bien es cierto que nunca debirt existir en area vasca algo semenjante a una tercera lengua, si lo es que hubo un contacto es-pecialmeme intenso que seguramente marcó un momento de fuerte retroceso en cl nu-mero dc hablantes de lengua vasca; en la base de un hecho de estas caracteristicas no están solamente razones de incorporación al pais dc contingentes inmigratorios hablantes dc lengua castellana, sino las que condujeron a los propios hablantes euskal-dunes al abandono de la lengua vasca. con su consiguicnte caste 11 an izac ión ante la nucva situación social, que no fue otra que la industrialization del Gran Bilbao, l-a prensa fue crucial para la creation de una lengua general que se hizo extensiva a to-dos los lectores. tanto en cl icrreno castellano como en cl vasco, lo que ha constituido un factor de nivelación Hngüistica, si bien al mismo lietnpo alloran en las publieacio-nes periódicas panicularidades de diferente orden que permitcn llcvar a cabo un aná-lisis pormenorizado dc la variation inhcrcntc a ambos ststemas (Echenique 2002).M 13. No tcngo consiancia dc que sc haya mencionado en pane alguna U recension que a csia obra hizo Julien Vinson en la Revue de Lingaiziique ei Je Philologie Comparée dc 1901. en la que concede toda la veiacidad imaginable a e«e •specimen do parier populairc de Bilbao, qui esi dc I'espajcnol pro-nonet parfois d'unc faoon particulicte. ct melange* d'expressions empruntecs au basque. Quelques locutions sont d'une otigine difficile ä dc (é im met.. Le voeabulaire esi lies curicut d ires insimcme. On y trouvc beaucoup dc basque. II faut sculemcnt regrcltei que l'auleur. qui esi homme ď esprit, ail gaité son (■avail en pioposant des cly moiogics de mois basques aussi extravagantes que «lies propose« pour Bilbao. Be-ih-bai-o "deux villes en une"...» (aŕieión esia úiuma habitual y antigua enire los esiudiosos del euskcra, enire los que seguramente desiaca el propio Lairamendi). ll Es de consults obligada cl complcio tiabajo dc Gomez (2C02). que analiza y al uempo resume lucidanicnie el eslado dc la cucstion. LA HISPÁNIA PR1-RROMANA 71 3. História interna 3.1. GRAFEMICA CASTELLANA Y IJ-NGUA VASCA La lengua vasca no ha contado nunca con un sistema de escriiura propio. Hasta el siglo xvi podemos seguir su rastro en lexios escritos en otras lenguas, printipal-mente románicas. Cuando comienza a ser escrita ya con regularidad, se utiliza para cllo la scripta románica (probablemenle navarra, Echenique 1997). Pcro cl contacto que oralmente ejercfa el euskera sobre el romance pudo ejerecr alguna influencia en cl nivel gráfico. Van siendo ya numerosos los irabajos en los que. a través de las grafías. sc va delimitando la proccdcncía conereta del influjo vasco. De todos los espacios vascos es sin dudá el naváno el primero en recibir mayor aten-ción. pues el desarrollo de la investigación en tomo al romance navarro por autores como Gonzalez Ollé, Ciérbide. Saralegui. Líbáno, Pérez-Salazar, Tabemero y otros. ha tenido que rccurrir. al menos como punto de partida. a la existencia bien docu-mentada de la lengua vasca en tal zona en época medieval. El dominio alavés cucn-ta con cl trabajo pionero de Santiago Lacuesta (1977), pero es sin duda cl estudio de la docurneniación vizeafna tardomedieval cl que ha recibido en esie apanado mayor impulso en los Ultimos aňos a partir de los trabajos dc Isasi (1993, 1994. 1995a. 1995b, 1997. 2O02a. 2002b) y sus continuadores (Romero Andoiiegui 2003. y hay anunciados más cstudios en elaboración. asi como otros aún inéditos). que üenen como finalidad analizar en detaile la utilización de grafías en zona romance no aten-dida hasia hace poco tiempo, en los que sc aprecia la relación entre la persistencia dc ciertas grafías y la lengua vasca, principalmente en el caso dc consonantes sibilantes. asi como dc la secuencia gráfica coa-goa característica de la scripta gascona y tam-bién navarra (Rchcniquc 1997 119891- Gonzalez Ollé 1995. Isasi 2002a). 3.2. APORTaCIONES DE LA LENGUA VASCA AL ROMÁNICO PENINSULAR EN EL PLANO FONrtľtCO Y FONOLÖGICÖ 3.2.1. Por lo que al vocalismo se refiere. de la obra dc Michelena se extrae como conclusion que. en la reconstmeción del vasco antiguo (o. mejor, protovasco), cs dado apreciar un sistema vocálico de cinco vocales orales con tres grados de abertura. sin vestigio alguno de oposición de cantidad; las vocales nasales que hoy tienen los dia-lecios vascos suletino y roncalés guardan relación con la pérdida de l-n-l iniervocáli-ca y. por otra pane, la scxta vocal vasca. a saber, la [ü)t sc da sólo en el dialecto suletino y zonas vecinas, por lo que suclc ser explicado por influencia dc contacto galo-románico. Rstos hechos suelen ser inierpreiados en forma general como indicio dc que el vasco no posee mucstras que pennitan reconsiruir en cl pasado un vocalismo en cl que hubiera habido otras oposicioncs vocálicas. No hay dificultad, por lo tamo, en inferir de lodo cllo que el vocalismo castellano, asi como el aragonés y el Catalan occidental, que presentan un sistema idéntico al del euskera. icnga su origen en la propia Icngua vasca y no en el vocalismo que nos es dado reconstruir para la época tardía del latín y, más concretamente. del latín híspánico dc la zona pirenaica y ale-daňos hispánicos. La objeción que a ello opone L. Trask. al alegar que un sistema tal 72 HISTÓRIA DR LA LENGUA ESPANOl.A es el más común en un gran numero de lenguas conocidas. no impide seguir manic-niendo la consideración de que precisamenie el contaeto del latín con una lengua cuyo vocalismo no conocía oposiciones de cantidad o timbre, hava podido esiar en la base de la simplicidad del vocalismo desarrollado por cl castellano (símplieidad que es manificsia si lo comparamos con otros vocalismos tónicos y áionos del resto de lenguas que cireundan al castellano). La semejanza enire el vocalismo castellano y cl vasco (a los que no habría que olvidar aftadir el aragonés y cl Catalan occidental) llevó a Alar-cos a explicar la diptongación castcllana de [é] y |ó] en |jé) y [wé|. respectivameme. como la adaptación de las vocales latino-tardías al sistema ťonológico de la lengua de sustrato de la zona de origen castellana. que. según vamos sabiendo. se corresponde cada vez con más exactitud con la ocupada en oiro tiempo por la de lengua vasca y aledaňos. En opinion de Badia Margarit. que. por otra parte, recoge una vision cläsica de la cuestión (esbozada por autotes como Bosch Gimpera), habría una reláciou causal entre la romanización profunda y eseasa influencia de sustrato en el Catalan oriental (y muy especialmente en las Baleares). al tiempo que en cl catalán occidental se habría dado una eseasa romanización y la influencia del sustrato sería visible y ruerte. Ello explicaría que el catalán occidental se caracterice por tener hoy un vocalismo más cercano al del castellano. lo que concordaría con lo apuntado para el influjo vasco en cl vocalismo castellano: sería una consccucncia lógica de estos hechos, pues el catalán occidental podría haber tenido un sustrato (euskérico) no presente en cl catalán oriental, y. por oira parte, estaría en consonancia con la tesis de que la extension hacia el sur del catalán. donde hay un sistema vocálico de las mísmas caractcrísticas. debió tener lugar a partir del catalán Occidental (Echcniquc y Martinez Alcalde 2003*). 3.2.2. Por lo que se refiere al consonantismo. las sonantes presentan en vasco un sistema particular con oposición entre fonemas lenes y fortes: /n/ • /N/. Íri- /RA /!/- /U, que se neulraliza en iniciál en favor de las lenes y en posición final de palabra en favor de las fortes; la presencía de consonantes fortes frente a lenes se da en vascuence en los órdenes labial, dental y velar, con una única casilla vacía corrcspondicntc a la /p/: -fbijtí - /d/, f\ü - /g/. Es razonablc pensar que tanto cl proceso desencadenado en vasco como el jucgo de fortcs'lcnes en castellano. portugués y catalán tenga su explication por un sustrato céltico. tal como ha sido defendido por Martinet, aunque no haya acuerdo generalizado sobre todo ello (Echeníque 1987 11984]). La ausencia de M labiodental en icrritorio peninsular se extendfa en época medieval desde Galícia y norte de Portugal a Castilla y parte de CataHma (a lo que no hay que olvidar sumár Gascuňa en territorio galo). lo que ha permitido suponer la ac-tuación de un suslrato más antiguo que vendría a coincidír en gran parte con cl area de pérdida de nasales intervocálicas. En cambio, la aspiración y pérdida de /f-/ iniciál latina, que dentro de la Peninsula Ibérica caracteriza solamente al castellano desde sus primeros tiempos (asi como tambicn al gaseön en el otro lado de los Pirineos). de forma tal que cl foco iniciál del fenómeno se concentra en los siglos IX al xn al norte de Burgos, La Montana de Santander y La Rioja. zonas todas ellas próximas a la de ha-bla vasca, ha hec ho que se haya atribuido a su influjo. Scguramcntc cs cstc uno de los fenomenos sobre los que más se ha trabajado, tanto para defender ardientemenlc LA HISPÁNIA PRERROMANA 73 su atribución al sustrato-adstrato vasco como para rechazar con no menor ardor tal asignacion. En realidad. no es fácil saber si la aspiración que e! vasco tenia (que ter-mina desapareciendo en algunos latínismos. con la consiguiente pérdida consonánti-ca: lat. pullii > vasc. oilo, o se sustituyc por consonante labial en otros: lat. fagu > vasc. bago) influyc en el proceso de aspiración románica de ÍU latina, o si cs la aspiración vasca que hoy reconstruimos para el euskera en época medieval la que precede de la aspiración castellana (que desaparece en algunos casos. talcs como lat. filiu > cast, hip (ixoj. mieniras sc conserva en otros lat. floke > cast, flor o sc sustituyc por labial en ejemplos amiguos, como el babu/ose por fabulosae documentado en el Beato de Tábara) (Quilis 1996 y 1997). No hay que olvidar. por otra parte, que una consideración sustratfstica permitió a Diego Catalán y Álvaro Galmés separar nftida-mente la conservación de [f-1 y (x-| iniciales en asturiano frente a su pérdida en castellano de Cantabria a través de una frontera natural (Echcniquc y Martinez Alcalde 2003I>. I .a sonorización de las oclusivas sordas intervocálicas latinas parece coincidir en la Peninsula y en la Romania con la existencia de un dominio céltico anterior, y asi ha sido defendido por Martinet, para quien tendría igual explicación por sustrato celta la transformación del grupo latino < -CT- > en (-it-], que en este caso afectaria tan-to a gallego y portugués como a catalán y castellano (laL ncxtf. > port, y gall, noite* cat. nir. cast, noche, a través de la etapa aniigua *noise)\ independientemente de que la causa dc tal cambio fonctica se atribuya o no a un sustrato tal, hay que recordar que la existencia en época prerromana de lengua céltica en buena parte de todos estos territorios está probadá y puede ser considerada desencadenante o. si se preficrc, apoyo o concausa dc un proceso de este tipo. Las coincidencias tipológicas entre el modclo fonológíco reconstruido para el vasco antiguo. de un lado. y del ibérico. de otro, sc coneretan en: carencia de /p/ y /m/, ausencia de /r-/ iniciál, y existencia de dos clascs dc sibilantes (con fricativas en posición iniciál dc sílaba y afrieadas en final, con posibilidad de oposición sólo en sí-tuación intervocálica). En los préstamos que el vasco tomó del latin se aprecia el de-sarrollo de una vocal protética ante /r-/ multiple iniciál, dada la dificultad de la lengua vasca para articular una hl en tal posición (lat. rosa > vasco arrosa, lat. rege > vasc. errege), por lo que la generación de una vocal protética ante /r-/ multiple iniciál debe ser entendida como influjo dc la lengua vasca sobre cl romance castellano, pues no hay razones para atribuirla a hechos románicos; en lextos castellanos antiguos cn-contramos también casos de Arredondo por Redondo. arwuiras por roturas. etc., que, sin dudá, están mostrando la influencia del adstrato vasco en su configuración. La ausencia de consonantes vascas sonoras en el orden de las sibilantes ha permitido a Martinet teorizar sobrc la posible incídencia dc cstc hecho en la desfonologi-zaeión y pérdida en época clásica, por parte de la lengua castcllana. de las antiguas consonantes medievales alveolar fricativa sonora /z/, prepalatal fricativa sonora IV y dentoalveolar sonora ItJ (presentes en casos del castellano antiguo como [koza], Imužcr], |fazer]). Tal hecho tiene la dificultad. seňalada ya por Dámaso Alonso. dc su posible vinculación a la también desonorización gallega (frente al ponugués, que conserva sibilantes sonoras en su sistema consonántico) y la valenciana apitxat (que ha perdído asi mismo las sonoras que siguen estando vigentes 74 HISTÓRIA DE LA LENGUA ESPASOLA cn cl sistcma caiatán). l.a tcsis susiratista iraia de desvincular tos trcs procesos, en ian-io que los deiraeiares de la accióii del susirato vasco para cl caso del castellano adu-cen los hechos románicos peilinsulares para negarla (Echenique y Martine?. Alcalde1). 3.3. Aportaciones morfosintácticas Nů se ha recogido en fccha reciente el punto de partida cn la coincidcncia vas-co-romänica en el sistema trigradual deictico castellano y gaseón. por una parle, y vasco. por otra (v. Echenique I9871 (1984]). Si. en cambio. ha tenido mayor presen-cia la explicación de algún sistema de cliticos deniro de la variación dialectal caste-llana. como consccucncia del efecto de la convívencia vasco-románica (Femándc/, Ordonez 1994 y 2001, Penny 1999) que quizá luvo su origen concreto en una -falla comunicativa». Lo que caracieriza al sistema del romance hablado cn contacto con cl vascucncc cncuenira paralelo en el caso particular del empleo de cliticos pronominales de tercera persona mosirado por los personajes de la comedia atdeana que proli-fera cn cl Bilbao de fines del xix y comienzos del xx: a) supresión sistemática de cliticos: iQué oigo. Y to dises con esa fŕescura? -jCómu hay que desir. puesl. b) leis-mo de persona femenina: cuaiquiera le manda a ésa, c) leísmo de cosa femenina: a esa campa... del Muerto y Ĺanda-verde le tlamaban), semejante al que lodavía hoy sc registra en euskalduncs con escaso dominio del castellano. asi como en otros con un conocimiento mejor del mismo (Echenique 1997). De hecho. Ines Fernandez Ordonez ha propuesto en 1994 (y refor/ado después en 2001) una situaciňn de contacto vasco-románico para explicar la peculiar utilization de cliticos cn castellano, en los que conviven hasta hoy la distinción casual y la diferenciacifm de género gramatical. Todo lo cual llcva a legitimar una interpretación realista de los testimonies IJterarios aducidos de la comedia aldeana, claro cstá que con la introduction de los matices que sin dudá cxlgc lodo paso de lo oral a lo eserito. Umitia (1988, 1995, 1998) ha seňa-lado procedimientos de intensificación mediante reiteración (eran grandes, grandes), o ha explicado casos coneretos dc irasposición dc la sintaxis vasca al castellano (es-toy de hambre, esioy defrío) y en los Ultimos liempos (Urrutia 2002) atiende a las di-ferencias hoy observabtes en el empleo dc clíticos, así como cn cl dominio oracional. en niňos bilingucs actuales en el Pais Vasco, que se traduce en mayor presencia de la subordinación a la ofrecida por niňos monolingues o u sos peculiares dc los pronom-bres átonos. Esta via dc estudio puedc ayudarnos a conocer ]as consecucncias del contacto vasco-románico en una situacíón de adstrato e iluminar. consiguientemente. lo sucedido en el pasado. También hay algún trabajo concreto sobrc el origen dc dc-lerminadas estructuras manifestadoras de condicionalidad en Ramirez Luengo (2002), que es anuncio de otros afines. de los que cabc esperar resultados de interes. 3.4. APORTACtONES LÉXICAS Ya Lapesa (1981) habia dedicado un apartado titulado «Vasquismos» a) final del capftulo dedicado a las lenguas prerromanas y cn él habta de la aportatión de voca-blos vascos al espaüol. Entre cllos cita vasco ezker, que pasa al casicllano como iz- LA HISPÁNIA PRERROMANA 75 quierda y al catalán como esquerra (lo que se explícaría por la extension del vas-cuence en el pasado. tal como se ha expuesio más arriba). En los Ultimos aňos. la atención dedicada al léxico en areas de contacto vasco-románico ha dado luga'r a la publicación de irabajos que afiaden matcriales a lo ya conocido y completan la vision clásica por lo que a la permcabilidad enire ambos sistcmas se refierc. al liempo que ofrecen aportacioncs de metodo que abordan la cucstión desde perspectivas muy variadas. Todo cllo va haciendo posiblc. a mi juicio, plantear en forma conjunta y es-micturada las relaciones entrc cl sistema laiino-románico y el vasco. El punio de partida de un trabajo dc estas caractcrfsticas reside cn e! hecho reconocido de que. tanto cl romance como el vascuencc, han incrementado históncamente su léxico nuclear con abundantes voces incorporadas rccíprocamentc a (raves de la prolongada e intcn-sa situación de contacto. Entre los prcstamos que el vascuence ha transmitido al castellano en cpoca historic» pueden contabilizarse los numerosos topónimos comenza-dos por (Cliamartin, Chaherrems), que muestran la presencia de la voz vasca aim 'padre' (usada también como formula dc tratamiento respeiuoso en el vascorro-manismo mi aiia > miecha. Miecha Don Ordonio). de ahf que sea posible y acorde con la documeniación anttgua interprctar la evolución Aiia Martin > Chamartin, de la misma manera que Minaya Alvar Fáňez en el Poema de Mio Cid es otro compuesto vascorrománico Mi anaia, esto es. *mi hermano* (vasc. anaia •hermano de varón"). Quién sabc si no hay resonancías caucásicas en los numerosos topónimos comenza-dos por Ecke- a la largo de los Pirineos. a veces evolucionados hasta fonmas distan-tes atinque reconocibles por el análisis ťilológico, como Javiern < Echavierre* etc., pues una de las correspondencias vasco-caucásicas seňaladas insistentemente ha sido precisamente vasco eixe *casa'. Iak.(caucásico) ca 'cabaňa'. De la misma manera. el vasco muino-muno 'colina', origen de una prolija família de antropónimos (Muňoz y tantos otros). tendría en opinion reciente de Vennemann (2003) su procedencia en el antiguo europco, que habría sido para él el vasco o. mejor. el vascónico antiguo. Son claros vasquismos en la Peninsula, por otro lado, aquelarre. zurdo, pizarra; por su parte, abarca. barro, pestana, vega, que tiene« sus respectivos cognados en portugués > gallcgo (abarca, barro, pestan/ia, pestaňa, veiga). quizá tengan origen vasco. A veces. cl influjo euskerico se adviertc cn casos de extension significaüva por alteración del contenido lexemático primitivo: es lo sucedido en la voz esquina, que. cn castellano de zona vasca. puede vater también para «borde» como consccucncia de la traslación de los valores contenidos cn la voz vasca ertze (Echenique 1992). No hay duda de que cl estudio sisiemálico del léxico vasco constituye una fucn-te de conocimiento importante para el ámbito de relaciones vasco-románicas; si a todo ello aňadimos. además. cl avance muy considerable que en los Ultimos aftos ha experimentado la investigación cn materia de lexicografía hisiórica cn el ámbito vasco, las perspectivas dc estudio no pueden ser más halagúcňas. dada la relcvancia que cl tratamiento de los prcstamos en los diccionarios vascos dc todas las épocas puede tencr para el estudio del léxico vasco-románico. Hay que decir en este sentido. no Obstante, una vez manifestado el hecho dc que la lexicografía vasca ha conocido tra-bajos dc gran envergadura cn la ultima década (véase Echenique 1998). que el estudio de la parte latino-románica inserts en los diccionarios que se eonservan del vasco es una tarea que está aún por hacer. <■ 76 HISTÓRIA DR LA I.KNflUA ESPaROLA Está aún por cstablcccr. a) mismo (icmpo, la cronología relativa de la fecha de cnirada de latínismos y romanismos en vasco. asf como de vasquismos en caslellano. gaseón o francés. larea que va siendo cada vez más necesaria. Enire los extreme* rc-preseatados por el que pucdc considerar.se un vasquismo anliguo como iztfiiierda-es-querra o de rccicntc incorporation, como lefandakari o :nlo. queda loda una diacro-nía por eslablecer. Con gran probabilidad, la delimitation de un espacio románíco como el correspondiente al romance navarro sea fundamental para todo ello. pues tonsutuye un área de transition emre varianics románicas y vascas, un veruadero eru-ce de caminos tanto en romance como en cuskera. Seguramente están aún por exiraer todas las consecuencias de orden linguístito. también léxico, del papcl desempeňado por el romance navarro como puente entre caslellano y aragonés, por el lado espaňol, y el gascón-provcnzal y francés. por la vcrtienie continental, con las implicaciones pi-renaicas más generales que el gasertn-occitano ímplica (Echeniquc 2002). No se pue-de pasar por alto que, en diccionarios vascos de todas las épocas. la pane vasca esté magníficamente estudiada ya hoy. en tanio queda todo un léxico dialectal del caste-llano de zona vasca aún por investigax. que es complementary del léxico vasco cs-plcndidamcnte registrado en la magna obra Alias Ungiiistico y etnográfico tle Aragón, Navami y Rioja. HI punto de mira ha estado, por lo que a la lexicografia vasca se re-fiere. en lo referente al euskera. pero lo ignoramos casi todo sobrc su dcpcndcncia ro-mónica.'1 En definitiva, queda aún un largo camino por recorrer. pero se cuenta con un fundamento básico para emprender el estudio comparative del léxico vasco-romá-nico. 4. Desiderata La reconstruction del protovasco por autorcs como Gorrochategui y Ijikarra (1995) pcrmitirá llcgar a eslablecer con más precision la improma legada al caslellano por la lengua vasca. No olvidemos que la época arcaica del vasco llcga hasta el si-glo xvi. tal como sc ha cxpuesto más arriba. Pero, si bien el avance registrado en el conocimiento de los diferentes estratos lingUfsticos pcninsulares prcrromanos ha sido notable, hay que lamentar una ausencia de atención a esia etapa prelatina por parte de romanistas c híspanistas en general. De heeho, falta un estudio sistemático. en todos los niveles. de los efectos de los diferentes estratos sobrc los romances hispánicos a la luz de las corriemes HngUisticas más actuales; en el léxico. de una parte, y en la fonética (con sus correspondientes repereusiones en el sistema fonológico) es donde se han concentrado hasta el momcnlo presente los trabajos de sustrato. Como seňala Lloyd (1993 [ 1987]) con escepticismo general sobre la teória del sustrato. si bien con acierto en este aspecto. se ha dedicado poca atención en sinlaxis a cstablcccr la in- 15. Pot cjcmplo. las palabras renin, trmoso. apareccn de Intma sorpmnlenit en et Dlccionario Vat-r-i-K'puňol Frances ůč Azkue. cuando en la scguoda rcsulia claro so cnracler de den vado romííniio. No sabemo* que" enterics condujeron a esia inclusion (que SC re pile CD olios díccionarios). tenícndo cn cucn-la. ademas. que picsumíNemenic lema y temoto sólo m utilitarian en la pane espaíiola de habb vasca v no «i la fraiK-esa; ikbió sec. sin dudá. cl sentimícnio língUísiico de consíderarlas fomus muy pr<*pins de zona vasen lo que lo llevó a mi miamiento tomu voces vascas (Bchcniquc 1997). LA HISPÁNIA PRt-RROMANA 77 flueotia probable de patrones sintácticos de otras lenguas sobre el espaňol. lo que re-sulta muy claro en cl caso del influjo vasco. Seria muy dcscablc asistir en un futuro proximo a una invesiigación inierdisciplinar cn cl csiudio de lo* diferentes estratos lingUfsticos prcrromanos y su incidencia en la emergencia de las lenguas hispánteas ncolatinas. que. por su parte, eondujera a cstablcccr mejor el conocimiento del continuum hisiórico que llevó al latín de Hispánia a convertirse con posterioridad en el complejo dialectal románíco peninsular. En definitiva, cstamos en una fasc de re-composición del panorama pafeohispánico, nečesaná en muy alio grado para el csiudio de los hechos románicos acaccidos en la Peninsula Ibérica. Por lo que respccia al romance hablado cn cl Pais Vasco. el camino está traza-do. gracias a los trabajos de Carmen Isasi y quienes irabajan en su entomo. para cl área vizeaína, pero está casi lodo por hacer para las demás. si bien hay trabajos re-cientes que permilen infundir cierto optimismo para los próximos aňos (Osés 1993. Alvarez Alvarez 1993), Mejor conocida es la influencia de la lengua vasca en Nava-rra a través de la amplia obra de conjunto de Gonzalez Ollé sobre el romance navarro y otros estudios (Ciérbidc 1972. Líbáno Zumalacáregui 1977), asícomo de la incidencia general de la lengua vasca sobrc él. que cuenta desde tiempo atrás con un tra-bajo pionero de su influencia mutua (Gonzalez Ollé 1970). El conocimiento sistemático de la consolidation romance en zona de habla vasca. permiiirá, a bucn seguro. reconsiruir su diacronía. lo que, a su vez, servirá de clarificación para entender mejor el papel desempeňado por cl vascuence en el castellano y espaňol general. Las bases de la História lingQística cstán asemadas. Falta por estudiar, en su conjunto y, al mismo tiempo. en detaile, la Linguistics histórica cn sus diferentes niveles. desarrollando de forma conjunia lo que hasta el momento presente sc ha venido haciendo desde diverses frentes. Bibliografia Alvarez Alvarez, Manuela (1993): -La csiructura naber +■ p.p. en la documentation municipal del Pais Vasco Húmcdo (sigtos xiv-wi)», Mundaiz. 45. 5-18. BlZCARRONOO IbAAEz, Gema, «Romance en Bilbao durante el siglo Jívii: Modo breve de aprender la lengua vizcayna de R. de Micoleta», en Bilbao. El espocio lingíiíst'tco. Sim-posio 700 Aniversarío. Bilboren 70O.Urteurrena. Hizkuniza gimea. 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