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pť n c Iran poľ igual en todas las capas de la sociedad. No to d os los campesinos de Castilla sabrán lo que es im holding o un thriller. Occitanismos. lusismos y catalanismos lienen menor alcan-ce, aunque la de estos Ultimos es algo más consisteňte. Los indi-genismos americanos, su difusion y vicisiindes son sin duda el problema más apasionante paru un hispanista y también consti-tuyen o dcberían constituir im transcendental capítulo de la lin-gíusiica general.
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DE ARABISMOS IN TÉRI IIM'WOS
En los estudios dedieados a la gran parcela de léxico hispánico de origen árabe se suele dar por seniado que lanto el acervo del por-uigués co m o el del caslellano son mucbo más numerosos que el del Catalan, Se piensa que esta ultima lengua estuvo menos arabizada y por ello ha debido de conservar más vines de oiras procedencias (latina o germanica).
En modo alguno pretendo poner en eniredicbo esta opinion, la cual es sólo una creencia, sin base empiriea. pues no hay esiadisticas al respecto. Mi proposito es moslrar que hay más arabismos que los que se manejan. Todas las afu maciones son Irtito de una impresión somera. Que a un esp. albaňil, port, alvanel&e oponga un cat. paleta, aceite-azeiié se enľrciue a oli, o bien betiota a agfá y jaqueca-enxaqueca a migranya, almez a lledó, adelfa-adelfa a bal&dre, arrayán a murta, etc., no significa gran cosa, pues también se da el caso inverso: cascaU, barani, rupla, aljábia, sorra, aladroc, etc., son arabismos caialanes, desco-nocidos en las otras dos lenguas peninsulares, y si- oponen a lérmi-nos de alcurnia latina lomo adormidetu, breva, fadrillo, tinaja, ijiida (del atún), baquerôn, etc.
Como represenlante de esta ntanera de ver citaremos a Heinrich Eucii. Este, en una exceleiiie reseňa de 1967, resumió lo dielu» sobre esa extendida idea'. Y, al exponer niuesiras, comeiió más de un desliz, ya que muchos de sus ejemplos están mal elegidos, y se le escapan varios datos de importancia. La conclusion carece de valor probaiorio2.
1 Se lr.»ia de la recension de la obra de: Kul Batdinger, Die ll.-musbil.tung der Sptathmnme nuj der Pyrenäenhalb'msel (1958) y de la traduction espaňolade la inisnia (1963) ZRPh, 83, 19(17, pág. 205.
a Colón. 1976: 69-72. Vŕasc la nota que aŕiadí en la Ccrcera edíciou castellana de la obra de Kurt Baldinger, I m formation de los daminios fíngÍÍíilitos en In Penimufa Ibérita (Baldinger, 1971: 65-66, n. 41).
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l'ARA LA HISTÓRIA DEI. LÉXICO ESPANOL
F.l Lexicon o Diccionario latino espaňol de Elio Antonio de Nebrija y sus adaptaciones al Catalan (1507) y al Sicilian o (1020). que son obi;ts solné idiomas con caudal seiiiítico, nos pueden ser de ulili-dad; la comparacióu de los resuliados de la letra A- latina en esas třes lengua.s parece ľavorecer la opinion corricnie. De los vocablos latinos (|ue comienzan por la letra A-, el espaňol presents una ira-dunióu tou 51 lexemas de pioccdencia arábiga, niiciilras que el catalán sólo Llega a 29 (todavfa hay menos en siciliano: 12)3. Claro que ese numero de ejemplos es tan exigiio que no podeinos con-< oderie demasiada iniportancia. Además la rareza de los lérminos de la lengua original provoca que los respectívos traductores Gabriel Buša y Cristoforo Scobar desconozcan muchos vorablos, que sí denen correspondencia en sus lenguas'1. Una labor muy util sería cotejar enire si todo el caudal semítico de esos diccionarios nebi isenses.
2. Ias listas de k. < :< >rrii n i i.
Afortunadamente no ha mucho Federico Corriente ha publica-do dnos estudios en donde elenca los tčnninos de origen árabe en espaňol, portugués y catalán (véase Corriente, 1992, 1996a, 1996b y 1997). Son unos repertorios muy valiosos, sobre todo viniendo
de una auloridad (an rolovanie. Pero esas lislas no sieinpre nos son idóncas para la cstadística. pues por lo general el autor tíene en cuenta el caudal del repertorio románico utilizado (por ejem-plo. los vocablos espaňoles que registra el DRAIC) y. eonio el pro-pio Corrienlc indiea. bav en el conjunlo aporiaciones de diversa procedencia. cjiie no podemos contabilizar; asi aporlaciones léxi cas recientes de arabismos indireetos, como estragón, que al espa-
' En el Dictíonarium Intmo l.uutamnim (1569-1570) dejeronimo Cardo», que <•*< im reflcJMdcl IsxHinuW Nrbtija. esos f> I aiali.Miios nebi isenses epiedaii n-ducidos a 18: -Abai iilus ■ A peca do mxarfn»; »Acanihus = O akathofre. erua-; «Acictda - I lo idfnutr, nu crauelC du Ihiclla»; •Aconilum Mu ivsafg/ir-; -Addico Vědei «-in almoe-■<■>■■; tedUls () iilmolitfŕť', -Ais ductile - t) hitam-; -Allieio - Alraer por affagus-; ■Aloé A erua babosa, ou auun»\ ■Amaracua ■ A manjerona, erua coohecida»; ■Ampulla - A redoTOO di: vidro. ou auipola-; «Angulus - Ho canto, ou rincôtr*', «Antemurale - A boria caa»\ «Antlia - A nora»: «AquiJifer - Ho atfmz»; ■Argenlum víuum ■ Ho azougué»; ■Arripio - Arte/miat*; «Asarotum ■ Ho solhado dauilejos».
* Asi ei curioRO que Buša no ttaduzca el iiebrisense arrova 'arroba' por "rova o 'arrova y ponga mnter de mruirir. cf. iMiidiu piilimiuar
NIM< i1-
Tainbión babría <|iie considerai el aspectO dialópico, esto es. ver que areas geográficas de < ada doiiiinio liiigüislico oeiipun los arabismos y cuáles los romanismos. En Portugal el lerritorio min ho to no es parangonable con el Algarve, ni en Casdlla la Tierra de ( ainpos eon Andalucia, ni menosel catalán del Ampurdán con el de Valencia o Alicante. Asi el cat. fazmiúserá el correlato del esp. aitmmuz, port. tremofo, pero una gran parte del catalán emptea llobi (< lu-ľiN'US); aglii (< gians) está máš extendido en el espaeio que H ara-bismo bellota (of. Colon, 1987: 186-194); lo mismo ocurie con \nja-nöria o safanáňď minoritario (ionte a fmstanaga (< PASTiNACA); en cambio, aljah (aiitiguo aífiU/eh, documenlo dc 1268) 'modicago saliva' tiene mayor extension que el norteňo uscrda. F.l esp. alhuiema sólo es meridional (AIvar, 199-1: 486 y 508 y Garulo, 1983: 179-180) mieniras quo espüego (sľicunrs < spica) es el término más corriente on olros ámbitos del espaňol6.
ť.n el terrilorio poriiigués, I.uís K 1.buliev (antra seňaló áreas de geosinóninios rolacioiiados con el cam po conceptual del gaiia-do, unos de origen arábigo v olros de origen ladní» (Cintra, 1983: 55-94). Asi dolimiló la distribúciou do soro 'snem de la loche* Ironie a almecey de olros muchos ((antra. 1983: 68-70), y (inalinenie Orlando Kibciro seňaló ejemplos aislados de oposi< ión diatoj)i> a como, cnire otros varios, los siguienies:
l>i( <■ Coroutines {DEGal VII. "w-lbl. icliitt-ndoM* a nuestro lipo léxíco, que -cm catala n'hi ha ben poca documenta* iú antíga>. ľ.l mendona las recetas valenciaiias de Mirer Julian (1466); nadá aňade Barrí Masám. lll'JB: 593). Sin <'ml>;HK bien alegria-ajonjalí, palangana-70/ÍMWi, trapo o
7Ribeiro, 1965 en Cintra 1983: 173-178. s Vrasc aqui la nota 4.
DK ARAHÍSMOS IN l KRINSl'A.NOS
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biiyetü-aljofi/a, chotacabras-z»mďy«'\ mv\ornnn-almomduj (Alvar, 1991: IHl y 507; Garulo, 1983: 193-194), entre otros. La mayoria de los componenies de la lista son simples sinónimos, tmo de los cuales de origen latino y el oiro arábigo10.
I. SľllsniT! lo\IS CKONOi.ÓÍJCAS Y SOCIALES
Ol.ro pumo que habría de leiierse en cuenta es la dimension dia-cronica: fdmadnu/uv, adufě, exea, etche, enaciado, almotacén, alfajeme, alfayate, azajate, tnaqui/a, a/mo/ia, aUmtur, almagávar, almunitt, alfoz y tantas voces más perienecen a la arqueología filológica, ya que han desaparei ido con la i osa designada o han sido sustituidas pot riva les de otro origen. generalmenie culto (cf. albéitar por velerinario, zaque por odre, alfayate por saslre; azogue por mercuric; zaralán por cancer; (iljnfar por perla; mez por irif).
Kl bee ho de reempla/ar arabismos por latinismos no sólo es debi-do a envejecimieiito de la «Sache», la cual arrastra al «Wort", sino tambieu a una aversion hacia la cul mra semíiica pot paru- 9.
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PARA LA HISTÓRIA DKL LKXICO LSI'ANOL
rczumante». Son liechos signiíicativos que por los aims 50 y 60 im grupo poélico en Murcia se llamara Azarbe o que Akantía sea el ü'tu-lo dc una redente obra de la novelista Rosa Chacel. Ello para no liablar de la actitud de Juan Goytisolo, más poliüca que estética, con la impresionante lista de arabisinos castcllanos en la III parte de su Rewindicación del Conde don Julian (Goytisolo, 1970: 196-199). EI mismo apego al arabismo se nota en lie los escritores catalanes (cf. alzucac, aiguanaf'agim de a/ahar') y porlugueses (azaftar por "laran-jeira", por ejemplo).
5. Mayor comunidad hispänica
A todo lo expuesto hasta ahora, habria que aňadir el hecho de que, freute a la opinion más extendida. hay una serie de térmi nos hispánicos de los que se supuso que no tenían correlaio en Catalan y. sin embargo, si que lo tienen o lo han tenido1-. Es aquí adonde quiero Ilegar.
5.1. Un par de ejemplos me pusieron sobre aviso. Estudiando una vez el provenzal fabia, que en el FEW figura entie los ténnínos de origeii desconocido, me di cuenia de que ese término, que se documenta en 1431 en Hiěres, departamento del Var («una fabia a tenir oli»), y pervive por tierras de Proven/a (fabi, fabieto, etc., cf. Lou Tresor, Mistral, 1932) era sencillamcntc un arabismo, cuya area se extendía también por todo el dominio linguísuco Catalan {alfábia) (Colon, 1997: 168).
Otro ejemplo. En documented comerciales catalanes de los siglos xiv y xv aparece con mucha frecuencia la voz rwro/indicando una medida de peso. Los historiadores y los filólogos la desdeňan por creer que es una variante semiculla de rotilo < ROTULU, cuando en realidad es el c on com i tan te Catalan del castellano arreUe, por-tugués arrátel No se irata de rollos cuando en el comercio del azu-car se habla de casons cafatimr que pesan «una cargoa, 8 rolols» o de una «bota de casons babilonins, que pesá ne ta *la- cargue, 6
■ N'aturalmcnle se sähe desde siemprc que hay arabismos tommiesa las trcslcn-guas hispárikas: almotacen- almotacé-mostasmfi albriäas-alvíssara-atbixeres; alcalifa-akali-f'iialifa; atahona-ataforttilafima; azuďacttde-sui o assut, etc. Lo que pieiendo es insistir en epic, freute a los aiuhismos liispanolusos. hay también una compoiienle catalana, »pie no se senate.
DK ARABISMOS INTERH1SPANOS
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rijtols»13, Einpecé pronto a ver una comunidad de los arabismos en las lenguas románicas. En nuestro caso concreto el étimo árabe también está en Sicilia, Liguria (Pellegrini, 1972: 355) y en pro-venzal aiuiguo14.
5.2. Si se daba a veces comunidad interrománica, que la investigation no siempre dcscubría, a fortiori, me dije, habrá comunidad entre las tres lenguas hispánicas en más casos de los que se eree.
Asi un conjunto de voces dialectales del sureste peninsular (Andalucía oriental y Murcia) de origen árabe, como bardomera, nuir-motera y marmota 'conjunto de brozas, ramas de árboles, cartas y otros deshechos que obstruyen ríos y corrientes' encontraban un claro pariente en el Catalan de Valencia marmota defusta, atestiguado en 1340 («congeries fuste marmota vulgariter appeílata«; «...dielam con-geriem ťuste sivé marmolam»)15.
5.3. El esp. alcacero a/crtfť/'hierba, forraje de cebada' y su corres-pondiente portugués alcasser son bien conocidos y se hallan docu-mentados desde antiguo. Pero en el siglo XVII en el Catalan de Elche tenemos un alcafer 'cebada tierna' (Cano i Ivorra, 1995: 237), que podría parecer un castellanismo, pues hasta ahora estaba aislado; pero ya en los siglos xiv, xv y xvi en la documentation toponímica de la Piana de Castelló, surge con mucha ťrecuencia (bajo las forma» alcacer, almcers, alcafes, alcar.es, alquacer, etc.) esta voz con el signilica-do de campo o campos de forraje, campos sembrados de cebada10. La corrélación del Catalan alcasser con las formas castellana y catala-na está, pues, asegurada.
5.4. Ahora mi buen amigo el Prof. Agustín Rubio Vela, eruditísi-mo histoľiador del medioevo valenciano, me acaba de oťrecer el
)S A las ejemplos que. con crrónea ctimología, adurc el DKCal (Vil, 385h, s. v. rod«), aňádanse esios documenios de 1334-1Ü42 relativos al conicrdu éu e al scnyor rcy, e en aco no duptarem, per moltes alfatiKfues que sien ľeies nes facen per algiins. qui ja et) sein-hlanis casos ho han arostiimai»"*.
Inuiedialatneiile vemos que esta voz alfarara (plural al/araques), ausente de la tradition Iexicográfica, esta c:iiipareiiiada con el caste-llano alharaca y el portugués aiiiieuado a/hana. con lo coal el árabe andahisí (aUutráka (árabe clásico Uarahah) se balia represeniado en las ires lenguas hispánicas. Lo eurioso, pero sin mayor transcendencia, es que el car aifamai (1410) esté regis t rado bastanle antes que el caste llano ath&raca (1490).
Otro ejemplo, enire muchos, es el ciel casiellano alhadida 'óxido de cobre', voz que, según el DUCH (s.v.), sólo aparece en Nebrija, 1495. aiinque con la aparición del DE'ľľMA ha dejado de ser un e jem plo aislado, pues también está en el Tesoro de los rem&lios del siglo xv («recipe allumme eameny azeche alfadida agallas moriscas baulaslias» s.v. alfadida). Pero el DCVB, en la segunda edición del umu» I (1968), bľindó un texto del autor del Receptáři deMitrrJohan (mediados del siglo XV) y Coroniinas dice escuetamente al respecto en el diecionario etímológico Catalan: «Alfadida [14661, a afegir a Panicle alhadidadel DCEC* {DECatl, 178a). La cos» está muy bien, aunque no sé de dónde se sáca esa (echa de I 166. Va tenenios una mención catalana del voeablo, referido a uno de los ingrediemes para una receta contra el «mal de tills«: «Item alfadida, pes de bun
1 r Sc refíere a la elección de los nucvos floats, que liabía 'I«.- hacerse unos Hías más
larde.
18 ArMii Municipal de Valencia, l.lem-s Missives, gMS, fol US r-v.- Kl sentído de lodo ese parrafo es: no permitáis que en la corte del rey se cometan desafueros con-ira laciudad pues nosoíros, aquí en laciudad (de Valencia), actnamospara que indo salg;i conlVfi uir a la voluntad real, enírentándoiios a todo lipo dť presiones <> de agt-lactones {ňlfaraqiuh).
DE ARAliISMOS [MEKIlISľANOS
r>a
diner»19- Pero abriendo el poco frecueniado traiado de Sánev Ueguart-0, damos con ešte documento de Jaime II del aňo 1303 rela-tivo a la Albufera de Valencia:
«Item, quod aliquis, vel aliqui de extero ,i Fesio Paschac, usque ad festům Sancti Michaelis non sic ausi pescari, ne piscentur in dicta Albutaria cum Alfadida, cum hasa omnia dimimjtionejurftim nostro-ľum, et dictae Albufaríie redundarent ■.
Vemos, pues, que lo que era un mein hápax va cobraiido cuerpo a medida quese estudia el vocabulario.
6. Conclusion
Volvemos a lo dicho al principio: el aspecto diatópiro es muy impor-lante. I-os arabismos catalanes aducidos, que ahont tomplriaii la comunidad inicriiispánica, son todos de procedencia valenciana, esto es, la /ona meridional, la más arabizada. Ks seguro que en futuras bús-quedas por sus archivos, todavfa poco explorados por los Hlólogos, han de aparecer muchos más ténninos de esia (lase. Abora todavía es pronto para lanzarnos a esiadísticas. y no conviene hablar, como se ha hecho21, de la fälta de léxico catalán de origen árabe, aduciendo lan pobres argumenios como que voces casiellanas tales almmara, ataúdo, aldea no denen correspondencia en el otro idioma. Alií están almásse-ra, UriH O aldea/ altleia y much as otras para rebatir esas afirmaciones3 . Ix)s ejemplos interhispánicos que heiiios traído a colación sou qui/á un asomo de lo mucho que podemos esperar en ešte campo de inves-tigación. Porque si hay lo que se ba dado en llamar una «asignatura
111 F.d. de E. Moliné y Brasés. BRABIfl, 7. 1914, pág. 409. fcl amor del ÍUapiarí df inker Johan es piobablemcnle valencianO.
80 Antonio Sáňe/ Rcgiiart, Dkeionatiii história dí los artes diptsea nacionál, Vda, de Ibarra, Madrid, 1791-1795. III, pág. 36. nota a (edición facsimile, Ministerin de Agriculture, Pesca y Alimentation, 1988. pág. 195c).
81 Véase aquí la nota I.
22 tluelga dceir también que hay lodüvia mucho» pnulo de scniánlita por ailaiat v errnres por eitnegir. Tomeiiios el raso de xai/uiáf. Este arabi>inn, empaX'iUadn con cl csp. y port, (am.) athaque, ewhaarr achacoso, se ha empecinado Coromines, basado en un texio de Jaiime R<»ig (b. 14fiO; linico que eoiiore), cu que signifíca 'caliini-nioso. inirigante' {OECat IX, 411b: -la chamüosaV lembra envejosa»). Un documento Instante anterior, del 29 de mar/« de 1379. nos sacará de dudas: » ■■• ulua la present malalüa, tos velí e xaquiás» (Arxtii Muiiiripal de Valencia, Manual de ConsellA A-17, fol, I78v).
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PARA Iv\ HISTÓRIA DEL LEXICO ESPANOL
pendiente» en la filológia iberorrománica, ésa es precisamente la del estudio léxico de los arabismos: documentación antigua, extension, aceptación social.
También es importance el arabismo léxico desde el pimio de visia del metodo. Sabemos, por ejemplo, que las voces prerromanas per-u-necen al substrato, micntras que las pocas visigóticas forman parte del superstrato- Substrato y superstrato son eleinentos constitutivos del espaíiol. A sví vez los occitanismos. galicismos, italianismos, etc. son meros préstamos (Lehnwörter). ^Dónde situar en este contextos los arabismos? jSon eleinentos constitutivos o sou préstamos? Nos encontramos aute un caso limite. Es verdad que los árabes domina-ron en casí toda la Peninsula, pero no es menos cierto que a partir del siglo xi su situación política es de repliegue. A menudo los ele-menios léxicos semíticos no son los de los dominadores directos, sino los que Hegau del Sur con contactos de diversa indole, scan cul-turales o comerciales, y ese lerritorio al que llamamos Al-Andalus, de extension variable, dominado por los sarracenos. está con res-pecto a los reinos cristianos en la misma relación en que lo están Occitania o Krancia. No hacemos sino senalar la cuestión, que es de peso.
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ELOGIO Y GLOSA DEL DICCIONARIO ET7M0LÓGÍC0 HISPÁNIC01
1. Desde su publication en 1954-1957, el Diccionario crílico elimo/ó-gico de ta kngua casleUana (=DCEQ de Joan Corominas ha conocido divcrsas reimpresiones, la ultima en 1974. Agoiado hace ya algi'in tiempo, el autor nos ofrece una segunda edicíón2 sumamente ampliada. en seis volúmenes y con el titulo de Dicdonorio aitico eti-vuMpm castellano e kispánico (-DECH). La extension del titulo está del todojustilicada.
En el momento en que escribo (Navidadcs de 1980) han apareci-do los tomos I (A-Ca), II (Ce-F) y III (GwVffl), y la publicación sigue a riiino acelerado, gracias también a la Editorial Credos, de Madrid, que de nuevo se ha lanzado, esta vez sola, a la impresiou del diccio-nario. El autor ha contado ahora con la colaboración de José A. Pascual, joven filólogo que ha sobresalido, entre otras cosas, en el estudio esmerado de la traduction de la Divina Commedia, atribuida a don Enrique de Aragon (Pascual, 1974); la ayuda lilológica que le ha prestado Pascual debe de haber sido muy efica/- y Corominas ha querido asociar, en la portada del diccionario, a su nombre, el del colega salmantino.
Con esta nota no tengo más pretension que dejar constancia de la salida del DECH, a la vez que deseo manifestar la admiración que siento por una empresa que no vacuo en calificar de grandiosa. Quern a que el adjetivo no estuviera tat» gastado para que expresara lo que debe. Si tcnemos en cuenta que el Sr. Corominas lleva a cabo, al uiismo tiempo que ésta, la redacción de una obra semejante para
1 Diccionario aítico elimatógiiv rmuUano e hispánim pnr Joan Corominas con la colaboración de Jose A. Pascual. Torno I, 938 págs.; t. II. 903 págs.; t. Ill, 985 págs.
2 Al tlccir -segunda edíciou- no hago sino scguir al propio Sr. Corominas qn<- sr rcficrc al libro aqui comentado com» !)('£(?. Vcase Corominas, 1970a: 119. 127, etc.