LOS ESTADOS UNI DOS por Manuel Alvar Sincronia y diacronía Los conceptos saussureanos de diacronía y sincronia estan claros y se han convertido en lugar común cuando se [rata de caracterizar el pasado y el preseme de cualquicr lengua. Pero es necesario matizar mucho cuando intentamos cstudiar la situation histórica del espaňol en Estados Unidos o la vida actual que en el gran pais tiene nuestra lengua. Evidentemente, !a concepción de procesos evolutivos o de estatismo no ofrecen dudas; sin embargo, situados ante una realidad empirica, se nos manifiesta la necesi-dad de precisar. Porque podemos encontrarnos en un momento B, como resultado de una serie de procesos que marcan la evolution de un deter-minado sistema; es decir, la diacronía de una serie de sincronías, pero podemos encontrar en ese mismo momento un estado de lengua C, generado por otras causas muy distintas y que, emplazado en un punio geográfica-mente muy preciso. pueda ser ajeno en su sincronia al estado actual. Di-gamos un ejemplo muy claro y tomémoslo, sólo, como ejemplo. Un día se establecen en Tejas unos hablantes de espaňol; han traído su lengua for-mada y con una estructura rigurosamente establecida. Digamos que esta-mos ante la realidad B. En aquel lugar. San Antonio, han pasado más de doscientos aňos y los herederos de aquella tradition lingüistica la mantie-nen viva. Ha evolucionado de acuerdo con lo que el dinamismo de la lengua ha exigido, con los factores que inciden en aquella reacomodación y con las influencias externas que nunca hubieran actuado en su patria de origen. Digámoslo, cl espaňol de aqueilas gentes es el espaňol patrimonial de esa comarca, con cuantas modifícaciones queramos, pero espaňol con un cuňo primario. En otro momento, otras gentes llegan a establecerse en esa misma zona. Pero traen variedades distintas, digamos que son las que se habian en las comarcas mejicanas de donde proceden los nuevos emi-grantes. Ya no es una lengua que sea un espaňol de esta banda del Atlanti-co trasplantado hace doscientos aňos, sino una variedad mucho más anti-gua y más desvinculada de to que rue la realidad de la vieja metropoli. Aclararé: los emigrantes del siglo xvin han mantenido una coherencia lingüistica firmemente arraigada; aislados de su origen, tienen un espaňol LOS ESTADOS UNIDOS 91 cuya modalidad parlicipa de los avatares que. en ese territorio, le impusic-ron unus condiciones del caracter que scan, pero sigue síendo un espaňol motivado en el siglo xviu, fiel a una geografia en la que se asentó. Pero la variante A es un espaňol trasplaniado a Méjico en el siglo xvi, evolucionado según las condiciones linguislicas del periodo virreinal y de las nacidas en la emancipation y Cn los casi dos síglos de independencia. Es, pues, modalidad mejicana con las peculiaridades de Méjico y las que el espaňol de la Repúblíca adoptó en Chihuahua y Coahuila, pongo por caso: investigar el espaňol de los inmigrantes mejicanos en Tejas no es en líneas generales estudiar espaňol de Tejas, sino de las regiones de Méjico de donde proceden las olas de emigration. Pero cn las tierras que hoy son de Estados Unidos se encuentran gentes que proceden de varios, o muy varios, estados de Méjico. La intnigración es tardía v depende de las cireunstancias de cada región mejicana: unas veces son grandes aluviones de gentes las que vie-nen, otras, restringidos; algunas. discontinuas. Estos emigrantes pueden afincarse o no, pueden dar continuidad o no a su presencia sobre aqueilas tierras y, en lodo momentu, se ponen en relación con las variedades del espaňol traditionalmente existentes que alii se encuentran. Dißcilmente nos serviran los informes que entre ellos obtengamos para hacer geografia lingüistica, puesto que la geografia lingüistica no sera de California, de Tejas o de Nuevo Méjico, sino de las regiones mejicanas que han enviado esas ca-madas de emigrantes muy bien diferenciadas en cada momento; por el contrario, penniliran el esludio de las variedades que produce el contacto de dialectos de una misma lengua con variedades muy diferenciadas (por ejemplo, espaňol patrimonial de Tejas y espaňol regional de Méjico) o con variadades poco diferenciadas (regionalismo de Chihuahua y rcgionalismo de Sinaloa), amen de las interťerencias que se pueden producir con el ingles. Es decir, la variedad C. resultado de la integration de B y A y otras factory ajenos al espaňol. El espaňol de California California es uno de esos mundos hispánicos que viven dentro de la gran Union, pero, para lo que aquí interesa, California nos es ajena. Basta con fijarnos en la desnudez de las tifras: en 1850, la población del estado era de 93.000 habitantes; en 1985, 25.857.500.' El comentario es fácil: el trasfondo hispánico se ha eliminado. Moreno de Alba y Perisinotto dan informes que, obtenidos de diversas fuentes, tienen un elocuente valor: toda-via en 1824 los espaňoles o descendientes de espaftolcs eran unos 4.080. por 360 estadounidenses y 90 colonos mejicanos. Evidentemente. el cuňo de l. Josŕ C. Moreno du Alba y Giorgio Perisinotio, -Observation« suore el «poftol dc Santa Barbara, California» (tf«ťfl Rev. de FüU Hispůnica. XXXVT 11988). pp. 171-201). De estc ariiculo tomo la information del lexio. Vrasc lambíén el irabajo de Tomas Calw Buezas incloklo en el n.' 3. 1990, dt la Revisra litpeňola de Esludiús Norieamtticanos. dc ta Universidad de Akalá de Henám. y. como itiiemo má» ambicíoso. el volumen XXXIII. 1932. de la revista Word, ediiad« por Eu«e:iio Chang-Rodriguar. 92 Et ESPAŇOL DP AMERICA aquel espaňol era de la bandu curopea y no de la americana. Pero la fiebre del oro hizo que desde 1842 llegaran oleada iras olcada de norteamerica-nos; poľ 1880 la cultura anglosajona se habia impuesto y el hispanismo es-tablecido en ef siglo xvm desapareció y sólo a comienzos del siglo XX llc-garon de nuevo los mejicanos y su penetración no se ha interrumpido. Ante estos datos no podemos pcnsar en un espaňol patrimonial de California. sino un espaňol importado reciente. o muy recientemente, sometido al flu-jo de unas gentes venidas del otro lado de la frontera y que determinan la creación, si cs que se crea, dť un dialecto que prolonga el habladt> en las diversas tierras mejicanas que dan los contingentes de emigración." El espaňol de Nuevo Méjico En 1909, Atirelio Macedonio Espinosa publico en inglés unos Estudios sobre el espaňol en Nuevo Méjico, que fueron Craducidos al espaňol en 1930 y 1946.' Estos y otros dc menos pone pcrmitieron conocer una realidad lin-guística como acaso no teníamos —ni tenemos— de ninguna región hispá-nica. El espaňol de Nuevo Méjico mereció los más acendrados elogios de Amado Alonso y, por si no bastara, él y Angel Rosanblat enriquecieron el libro hasta límites insospechados. Tenemos, pues, una realidad linguística estudiada con una precision rigurosísima y avalada con el saber de los me-jores lingüistas. Pero la obra es una obra hislórica. Nuestros métodos son otros y nuestros saberes, acaso, se han acrecentado. Habia que volver a Nuevo Méjico para saber qué ha pasado en los más de ocheitta aňos trans-curridos desde que Espinosa llevó a cabo sus encuestas, pues la emigración mejicana. los reajustes a que han obligado los contactos de diversas moda-lidades y la presencia del inglés, exigen ver las cosas de muy otra manera. O. al menos, estudiarlas con nuevas perspecíivas. Porque Espinosa dice que e! nuevo mejicano tiene sus anteccdentes en el siglo xvi, lo que es cicr-to. pero háce falta saber otras cosas: cómo se han fosilizado los arcafsmos. hasla que punto están vivos esos dialectalismos que llevaron los primeros colonizadores, de qué manera se ha producido una nivelación desde Méjico y cómo se siente la influencia del inglés. Por eso llevč a cabo mis primcras encuestas en el norte del estado, don-de el aislamiento permiuría un conservadurismo que en otros sitios falta y, sobre todo, podría obviar la presencia de gentes mejicanas que obligarían a un reajuste del sistemä con lo que es la realidad importada. Sin pretender otra cosa que dar unas muestras de lo que yo he transcrito frente a lo 2. Vid. Giorgio Peminotic. -La lengua espaňola cn los Estados Uiidos de America*, en lexicon der romanisiüchen Linguistik, edit. Oünicr Huhns. Michael Mcticlun y Christian Schmitt: .Man Hudson-Edwads y Garland D. Bill», -Iniergencrational 1-anguage Shift in a Alburqucrque Barno*. en J. Amasiae y Elias OHvar« Icdiis.), Spanish br the United Stares. Sociolinguistics Aspects. Nueva York, 1982. p. 139. Ma» rtcieiiie es cl libro coordínado nor Edna Acpsta-Belén y Barbara R Sjostrom. T7te Hispanic Experience in ;he Untied States, Nuca York, 1988. 3. Bibboteca de !>ialectc4t>ffa WspatiOamerieanQ, t. Ml. Buenos Aires, iraduťción y rcclabora-ctön por Anwdn Alonso y Ángeí Koscnblat- Ahora pueden usarse nuevos datos de Juan M Lope fllühch. El espaňol hablsdo en el surocue de los EsSadcs Unidos. Mexico, 1990. LOS ESTADOS ĽNIDOS 9- que seftaló Espinosa, nunca he encontrado la vocalización del wau en el diptongo au; asi jabla no fite sino hattla, y babie por bau! era totalmentc desconoeida: uno solo de mis informantes, rnujer de 76 aňos, supo que podia ser el baúl y aun me explicó que era como un cajón de maděra, mien-Iras que la peiaquia 'petaquilla' tenia también tiras de lata. Y peiaquia fue el término universal. Esta palabra nos Neva al tratamiento de la -11- intcr-vocálica que precedida de vocal desaparece siempre (cabeo 'cabello', colmio 'colmillo', resueo 'resuello', anio 'anillo') tal y como apuntó Espinosa y se da en el espaňol de Tejas. En los otros casos, e| yeismo tiene una y extraordi-nariamente abierta, como he enconlrado en tantos sitios de America, como por otra parte seňaló Canfield.' Mis observaciones sobre la arliculación de ip o la pérdida dc -ď inter-vocálica coinciden con lo ya sabido; sin embargo anoté una v labiodental, una r retroflexa y p"- aspirada en hablantes que, sin duda. csiuvieron in-fluidos por ei inglés, mientras que tratamiento tan generalizado como el paso de -d- a -z-, documentado por Espinosa, nunca lo transcribí, ni -sb- >
h. Y, en otros casos, mis informes —bajo el amparo del polimorfis-mo— fueron de una complejidad nunca seňalada. Tal es el tratamiento de -si- en el interior de palabra (p. ej., isla) o en fonética sintáclica l/os labiosh transcribí -si- en un hombre viejo de Taos, en una profesora universitaria procedente del Valle de Bueyeros. en una maestra de Santa Fe (76 aňos); -Ü- en un hombre de Albuquerque (36 aňos), alternancia de soluciones (in-cluyendo -hl- en hablantes de Penascal. Gallup y Albuquerque) y la evolu-ción hasia -//-. un sabida en el mundo hispánico, en una mujer (82 aňos) de Taos. Es decir, mis encuestas apuntan hacia una complejidad mayor de la que conocíamos, pero conforme con lo que pasa en los dialectos de esta banda del Atlánlico (Murcia, Andalucía. Canarias, etc.). Como parece que la edad no condiciona los hechos y la presencia de -si- se da en gentes de menos edad y bilingües, podremos pensar que los diversos grados de so-norización, aspiración o asimilación son hispánicos, mientras que el man-lenimiento de una s sorda šerá influencia del inglés.
Comparando los informes obtenidos en Taos de una mujer de 82 aňos con los de otra de Albuquerque, de 36, podemos seňalar algunas particula-ridades: coinciden ambas en la conservación de dialectalismos (pdrparo, fagana, molacbo 'desdentado', caliyero I calihero 'dedo índice'), otras, la mujer mas joven, e instruida, tenia un léxico más libresco (caslaňo por acafe-lao, piel por cuero, siettes por sentidu, mejilla por cacfiete, gacho por lurnio *bizco\ paladare por palagare, eruiar por regoldar, corcova por joroba, orine por mtaus, tobillo por hueso sabrosó), menos preciso {chopito por popote; mocho por mancó) o, simplemente, diferente {chapo. voz azteca, por bajiio). Esta cala sirve para hacernos ver el arraigo dialectal del espaňol nuevome-jicano. la erosion que producen unos conocimientos librescos y el resulia-do de unas interferencias. Acaso lo que debamos estudiar con una proyec-
4. Dolos L Canňeld. Spanish Pronunciation in the American. Chicago. 1981, y, por su mucho saber, el csplcndido estudio de Amado Alonso. -La II y sus alieracones en Espaňa y Améíica- en íudbs dedicedos a tdenéndez Pidai. L II. Madrid. 1951. pp. 71-76.
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ción mayor, pero que de momento sirve para ir apuntando procesos que tienen un caräcler general y que en Nuevo Méjico se manifiestan con no pocas prccisiones. En el fondo, insisto, queda un poso dialectal denuncia-do por unos rasgos que se conservan en variados niveles. por más que se lienda a un tipo de normalización. No digamos con que rapidez se producta, pues la iengua, aunque herida, manifiesla su propia vimlidad. En 1909, Espinosa decia que la -e paragógica no se confirmaba en Nuevo Méjico «excepto en aigunos casos muy raros, que no merecen especial consi-deración» (§ 199), sin embargo anolé su presencia en Valle de Bueyeros con cierla frecuencia tras -r y menos tras -/ y -s en modo alguno como moli vo portugués.
La lengua es aquí arcaizante, como lo son los Cristos de palo con sus brazos articulados o los santos vestidos de remotos soldados espaňoles, o la emoción medieval de los romances religiosos' o las misiones —ya— en ruinas o tantas cosas como evocan el occidente leonés o las tierras lumi-nosas de Andalucía. Todo supervivencias de un pasado que se hermana en la lengua o en la fe. Pero no hay que olvidarlo: el espaflol está herido, des-de que muchas cosas cambiaron en muy pocos aňos: Espaňa se fue en 1821; vinieron —o siguieron— los mejicanos y sólo duraron un cuarto de siglo, pero aquel espaňol era de cuňo mejícano, tanto en los hispanismos proptos (cochetäzo 'bofelada'. ckueco 'patiestevado', mancuernilla 'gemelo', moliejón 'piedra de afilar'. halar 'arrastrar', etc.) como en los indigenismos (coyote 'eruce de espaňol y americana', guaraches 'sandalias', metáte, mitpa 'maizaľ, etc.).
En 1912. .Nuevo Méjico pasó a ser el 47 estado de la Union y las cosas cobraron un sesgo distinto y acelerado. La enseňanza se impartió sólo en inglés y el espaňol quedó como lengua familiar, se anquilosó y aceptó no pocos anglicismos (overol 'buzo, mono de vestir'. payatna 'pijama', sine 'fre-gadero', dostiare 'quitar el polvo' [< inglés dusí], beibe 'recién nacido', gram-pa 'abuelo'. guaino 'borracho' [< inglés wein], choque 'tiza' [< inglés shalk), escuela alta "escuela secundaria', etc.). Ante ešte inglés los viejos se aferra-ron a su lengiia, pero sus hijos fueron a una escuela en la que ya no se ha-blaba espaňol. Esa segunda generación posterior a 1912 ya era bilingüe; los hijos de ella sólo se sentfan cómodos hablando en inglés. Ahora aún pue-den coincidir tres generaciones: bilingües con preferencia del espaňol, arrinconado como lengua familiar; bilingües para quienes el espaňol patrimonial va siendo sustituido por un espaňol normative aprendido en los centros académicos; monolingües de inglés. He aquí cómo y por qué el espaňol tiene debilitadas sus posibilidades.
A pesar de cuanto se ha dicho, encontrar hablantes de (sólo) espaňol no es fäcil: de inmediato tropezamos con el inglés. En todas partes el espaňol está siendo eliminado. El espaňol no goza de ninguna protection ofi-cial, a pesar de las protestas que se rciteran en las constituciones del estado. La de 1994 repite palabra por palabra a la de 1910, y la inefieacia de sus resultados cs manifiesta. Asi, por ejemplo: el Census of Population and
5 Aiirclio M. Espinosa. fíomancero de Mttevo Mefico, Madrid, I9S3.
LOS RSTADOS UNIDOS
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Housing (1990) da estas ciťras: los nativos del estado hablan inglés 74.266: espaňol, 41.433; son bilingües 349.796. Evidentenieme, la penetración del inglés es abrumadora, y esa aplastante mayoría de bilingües muesira bien a las claras či grado de erosion al que se ha llegado. Ya no hav periódicos en espaňol, y los hubo; la entrada de los hispanohablantes en la polítiea los fragmenló y su lengua se resintió y el «mal» espaňol accede hasta a los pro-fesores uiuVersitarios. Ocupado el territorio en I84ó. convertido estado el 6 de enero de 1912 y suprimida la enseňanza de la lengua patrimonial 'en 1969/ no cabe hacerse demasiadas ilusiones. Aňadamos conceptos como la des-lealtad linguística, los temores reicerados y la persecution escolar del espaňol, para que todo coadyuve en el mismo sentido. Aňadamos a esto la función de la iglesía que, en otras partes, ha sido aglutinante y conserva-dora. pero aquí, con la presión de los clčrigos franceses, y, luego, con la in-capacidad lingüistica de los polacos. ha venído a ser un factor de desunión. El testimonio de los hablantes es el que he transerito y todo me ha llevado a un final de empobrecimienlo.'
El espaňol de Tejas
Por todas las razones que he expuesto anteriormente, la investigación en éste, como en otros cstados de la Unión, esiá condicionada por olas de emigración mejicana. Es imposible eneontrar gentes afineadas desde hace varias generaciones; lo normal es que de las regiones próximas vengan emi-grantes cuyo establecimiento no es siempre duradero, que continúen man-teniendo constante rclación con su patria de origen y que reflejen el espaňol mejicano de su procedentia. Es decir, más que el espaňol de Tejas lo que puede úbtenerse es un espaňol en Tejas. Vuelvo a lo ya dícho: !a socio-linguística podrá ejercer aquí muy variados ejercicios, pero la geografia lingüistica, no. Me decidí a buscar los herederos de aquellos canario« que, en el siglo xvni, oyeron la voz del rey deEspafia y se vinieron a poblar. Pági-na ésta emocionante y bellísima de una colonización.*
Hubo un primer asentamiento en 1691, en 1722 se rnejoró el presidio; en 1781 Ilegan quince familias cauarias. Sabemos sus nombres y sabemos infínidad de cosas: la media Rliación de los pobladores y sus penalidades. Sabemos que el 19 de julio de 1793 el capitán don Juan Antonio de Alma-zán convocó a los canarios en el patio de amias del presidio: el rey les con-cedía ejeculoria de hidalgos porque habían sido colonizadores.'' Cuando en
6. Rosaura Sanchez. 0iica.no DUcvurse. Socio-hisioric perspectives. Rowtay. 1983. p. |7.
7. Manud y Elena Alvar. «La situation del espaňol en Nuevo Mexico- ff lom. at firof. Ricardo Senabre. CJcťrPi); de ambos auiorcs. •Comeniario a un cuenio nuvoinciican? de iradiciön oral- \W«' de Filot. Espaňoki. LXXV. 1995. pp- 23J-253). Hemos csiudiadu onos ámbiios lingüisiicos rciaeiana-dos con Nuevo Méjico: Colorado (•Discrepantias lexicascn loh hablantes de San Luis, Colorado |Es* tados Unidosl". cn prensa en la Revisia Portugucsa de Filologu). «Considetacjoncs »obre íl espaňol do una india navajc» ten prensa en el Horn, a Amado Alomo. Lima).
8. Vid. heitert E. Bolion, Texas in lit Middle Ptyfiteenth Cemiay. Studies in Spanish Colonias His-loty and Administration, Austin, 1970. Desde el punio de visia lín^úisiico, vid. Cnorao Terisinotlo. *Ha^ cía una fonéilca del espaňol hablado en San Anionio. Texas- tAnuano de Ulms. XIV (1976J. pp. 59-70).
9. Vid. Maria Esihet Dominsue*. San Anionio. Tejas. en • folklore canario«.'. Tengo acabado un libro extenso' El dialeeto canario hablado en Luisiana.
13. The Language of the Isleňos: Vestigial Spanish in Louisiana. Baton Rouge, 1990.
98 LL ESPAŇOL DÜ AMERICA
campaňas que me permilieron rceoger una infinidad de materiales, según paso a describir. Busqué ísleflos en San Bernardo, en Poyrás, en Violet, en Delacroix, en Meareux y en Belle Rose, pero mis datos más importantes proceden de los ires primeros pumos donde tuve informantes de 68 a 86 aňos. Por lanto representan una modalidad arcaisante, pero es la única que nos Ueva a las generaciones que tenian como propio el espaňol. por más que fuera una lengua familiar, pues la enseňanza lodos la recibieron en ingles. Asi. pues, no pocos de mis col a bo rado res sabian escribir en la lengua nacionál, pero no en espaňol. Y, al rellenar mis euademos, empczaron a surgir las sorpresas: aquellas gentes lenían un espaňol en el que cerraban la o final, lenían n velar en la terminación, sil ch era más relrasada que la caslellana o adherente semiensordecida; ante aspirada, la nasal desapare-cia {naraha, sahita 'zanjita'), el genera de ciertos sustanlivos (el sartén, el cosiumbre, la chincha, la ingla), la suŕijación directa sin iniijos (piesito. dul-sito, lechiia), la terminación -nos por -mos en la conjugación iestábano) y la trashición accniual (véngano), todo, todo canaiismos. Y no digamos el vocabulario: con los lusismos de las Islas (atidorhla 'golondrina'. enehum-barse 'empaparse'. (echa ccrrojo'. frangoyo 'muchas cosas juntas', gago 'tar-tamudo'. laramela 'aldaba'. etc.). con los indigenismos (beteten 'calostro', guirre 'aura, zopilote', gofio), con los dialectalismos (botaraie 'manirrolo', crap 'difteria', despechar 'destetar', machango 'rcchoncho', mancar 'herir', mes de San Juan 'junio', nombrele 'apodo', quejd 'mandibula', saniiguar 're-7ar para que desapare/xa una dolencia'. virar 'girar', vuella camera Volte-reta'). <;Para qué seguir? Volví a la Luisiana, pero ahora para interrogar el cuestionario que utilicé en el atlas lingilfstico de las Islas. La cosecha se acrecentó con mil coincidcncias fonéticas gnunaticales y con otras tantas de vocabulario (calzones 'pantalones', cambaO 'cuivado', camisilla 'camisa de mujer', cascarón 'cortera del pan', concha 'cascarôn', etiamorar 'cortejar', encucriyao 'acuclillado*. eitiumio 'entumecido', Iterver 'hervir', hurgunero 'barredor del homo', nio 'ponedero', parel 'remos emparejados', picar 'gui-ňar el ojo", quebrá 'hernia', quemar 'escocer', Sroha 'desván', lupir 'oblurar', [el más] viejo 'el hijo mayor). Qirien lenga oidos paia oir no podrá decir que fete sea un espaňol residual, ni acriollado, ni cualquier otra ocurren-cia tan poco afortunada como éstas. El espaňol que transcribi en la Luisiana es un espléndido espaňol. vivo, riquisimo y expresivo. Espaňol que prodigiosamcnte manifiesta lo que era cuando se trasplantó y que sigue siéndolo ahora. He dado unas muestras muy pobres, pero creo que espec-laculares: se conservan prehispanismos o lusismos de las islas. incrustados en un espaňol de noble ejecutoria en el que se han cumplido aquellos pro-cesos de adopción. adaptación y crcación que he esiudiado en otro lugar de ešte libro. Y no quiero repetir hasta el hastio, pero no sólo rellené el cuestionario del atlas de America con tres informantes, y el de Canarias con otros cuatro, sino que además preguntč íntegramenlc el que me permitió publicar los cuatro giandes volúmenes del léxico marinero y todos los mo-tivos que aparecen en la Nor/ American Wildlife de Readc's Digest (1982). Pero ešte espaňol es un cuerpo vivo, y quť ha vivido. El inglés poco ha infiuido sobre éi y ese poco creo que es baslanle reciente. Por ejemplo, pa-
LOS ESTADOS UNIDOS
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yama, siper cremallera', snäp 'brache', spring 'colchón'. marqueta 'mercado', escuela alia 'centra de segunda enseňanza'; pienso que dada la escasez de anglicismos y su evidente modernidad, también serán recienles chitin apuntacíón ŕraudulenta para un examen' (inglés cheating) o !as designa-ciones del tirachinas: maianegros o mcašura, que no son sino traducción o adaptación del nigger shooter. Creo que esta penuria de anglicismos se debe al aislamiento en.que se encerraron los isleňos; sólo cuando las adversida-des les obligaron a abrirse es cuando el contacto con el inglés se conviriió en realidad; antes, hie el francés la lengua con la que esios canarios se re-lacionaban y lógicamente el trato con los braceros de color en los trabajos más penosos o el contacto con una sociedad más desarrollada hizo que los galicismos scan abundantes en el espaňol trasplantado a la Luisiana." Creo que se pueden ordenar sin mucha dificultad los préstamos que pertenecen al francés común o los que se han transmitido a través de esa lengua evo-lucionada que es el cajún* Para facilitar la ordenación. recordarc —si-guiendo a Mons. Jules O. Daigle— que crěole {en espaňol crioilo) sería la lengua hablada por los descendientes de los colonos franceses y que hoy apenas se conoce; negre {espaňol negro) es la corrupción del crioilo en boča dc los eselavos traídos de Africa, que aún se habla en la parroquia de San Martin y en Opelousas; por ultimo, cajún es el francés propio de la Luisiana. única lengua original de la región, que evolucionó en tierras que perte-necieran a Francia y cuyos pobladores fueron sometidos a mil vejaciones y persecuciones por los norteamericanos dominantes. De acuerdo con todo esto podriamos pensar en términos que pudieran ser del francés común. si es que acaso no se han adquirido de una generalización que tales voces han tenido en muy amplias zonas del espaňol; las dificultadcs inherentes me hacen pensar en que son galicismos brasié 'sostén del pecho' (IV. brassiere, que ya en el siglo xvm era 'jubón de mujer, almilla'), colié 'collar' (fr. collier), mienlras que en cajún emplean el hispanismo collar, gardefur c»alaustrada' (fr. garde-fou con el mismo significado), garmansé 'aparador para poner la loza' (fr. garde-manger), paňé 'cesto' (fr. paniere), papel sablé 'Uja' (fr. sablé 'cubierto de arena"), piti lorié 'laurel' (fr. petit laurier, pues grand lautier es 'magnolia' en cajún), pusa 'halar el bote con la percha' (fr. pousser, pues en cajún utilizan/?M5/i). robině'griío' (fr. robinet), sosa 'salsa' {fr. sauce), sosón 'calcetin' (fr. chausson), suriio 'el ratón más pequeňo' (fr, souiis), tablié 'de-lantaľ (fr. tablier), etc.
Por el contrario, si nos atenemos a la guia. para mi rnuclio menos que infalible. de Jules Daigle. pertenecerian al cajún (ar)ranchá 'preparar' (< arranger), bayul-bayules 'brazo(s) del rio' (