JOSE LUIS BIVAROLA nales, el cual puede atisbarse a través de un cuidadoso análisis de la ausencia o presencia de indicadores metalingüisticos (acu-mulaciones sinonimicas o perifrásticas, acotadores semánticos — hedges, en la terminológia anglosajona) y, en el segundo caso. de las formas en que dichos indicadores se presentan. Finalmente, el contacto lingüistico es el de más diťícil docu-mentación. No existen testimonios directos sino solo indirectos (a través de estilizaciones literarias) y tardios de las variedades generadas por la castellanización de la población esclava de ori-gen africano'174'. En cambio, se registran ya para el s. XVI testimonios textuales de variedades de espaňol que surgieron del contacto con la población indigena. Los más antiguos son textos representatives del espaňol andino de bilingüesť"SJ, los cuales. a mi juicio —y confirmando una antigua sospecha de Hugo Schucnardt sobre una especie de Küchenspanisch extendido entre los ÍndÍos(176>—, obligan a replantearse una serie de aspec-tos del problema de la influencia de las lenguas indígenas en la formación de variedades de espaňol regional americano e inclu-so de variedades estándar con ese carácter. "74> Justamente pot su caráeter indirecto y estílízador requleren mucha cautela para su uso como fuentes de información linguística, lo que no siempre es el caso. Los ha estudiado, recientemente, Lipskí en Latin American..., cit., pp. 93 y ss; cfr. tambíen. del mismo aule, "El lenguaje afroperuano: eslabôn entre Africa y America", ALH X. »994, pp. 179-216. <"SI Clr. aqui el capítulo "Sobie la história de los conlactos de lenguas en el area andina*; sobre textos ya del XVII puede verse Espaňol andino. Textos de bilingúes de los s/glos XW y XVII, Madrid (Iberoamericana) 2000. '"" Cfr. a ešte propósito J.L Rivarola, "Bilingúismo histórico y espaňol andino", en Adas del IX Congreso de la Asociación Internacionál de Hispanistas I, Berlín (Vevuert) 1989. pp. 153-163 y aquí el capítulo "Sobre la história de los contactos de lenguas en el area andina". — 84 — Y LA BASE LINGUÍSTICA DEL ESPAŇOL DE AMERICA. í,Existió una Koiné primitiva? El título del presente capítulo repite el de una de las cono-cidas contribuciones teóricas de Amado Alonso a la historiografia del espaňol americano ť1"1 y lo relaciona, a través del subtitulo dubitativo, con el contenido de propuestas recientes acerca del proceso de formación de dicha modalidad. De ešte modo queda acotado el propósito que me anima: exponer un conjunto de reflexiones que recogen el estlmulo, tanto del anti-guo ensayo del ilustre filólogo. como de trabajos actuales que constituyen aportes teóricos de gran relieve a la debatida cues-tión de los origenes lingüisticos de America<178*. Lo que llamamos espaňol de America es una realidad a la vez homogénea y heterogénea: esta afirmación, bastante obvia, no recoge, en verdad, sino la manifestación, a propósito de nuestro objeto específko, de un fenómeno normal y constitutive de las lenguas: éstas, en efecto, se caracterizan por la varia-bilidad de sus usos en el habla, variabilidad que, en términos de abstracción y sistematización, puede ser reinterpretada como generadora de modatidades. variedades o subsistemas de ellas mismas. especificables según determinados criterios, por ejem- ľ") "La base linguístlca de) «paftol de America*, en Cstudios lingüisticos. Temas Nspanoamertcanos. Maďid (Gredoi) 1953, pp. 7-72. Cito aqui por la segunda edición de 1961 (dtaaie). ,,TB> Cfr, fa nota 204. — 87 — JOSE LUIS RIVAROLA plo, geográficos o sociales. Pero la identidad de una lengua se asienta en la existencia, dentro de la totalidad de sus especifica-ciones, de una variedad normalizada de modo más o menos pro-fundo y abarcador, la cual funciona como punto de referencia para el resto de las modalidades integrantes, con las cuales se intersecta en mayor o menor medida y con las cuales establece, asimismo, una relación dialéctica que produce permanentemen-te nuevas configuraciones de la totalidad misma. Esta variedad de I iní i tes más bien fluidos o,ue se conoce, según preferencias denominativas o el peso que se dé a tal o cual criterion como lengua general, lengua común, lengua estándar, lengua ejemplar (u otros términos equivalentes) es. a su vez, la base de la modalidad escrita normalizada, que parcialmente la refleja y también la influyeí180í. Planteadas estas premisas. se puede seňalar que la heteroge-neidad del espaňol de America se refiere justamente a aquella variabilidad que permite establecer la existencia de variedades regionales o sociales, mientras que la homogeneidad ataňe a la lengua general (que es también ella misma, como se ha dicho, una variedad)(l8,t. Ahora bien, el espaňol de America (como lo patentiza la propia denominacíón) no e$. en verdad, una lengua per se, sino parte de una lengua, a saber, el espaňol, y, por lo tanto, cabe plantearse el problema teórico de cuál es su estatuto conceptual, problema que trae consigo inevitable y lógicamente el del estatuto conceptual de su clase complementaria, a saber, el espaňol europeo, y de cuales son sus relaciones con ešte ultimo. No voy a alargarme sobre ešte punto —que he tratado con algu- |l7* En ešte párrafo me reflero a las llamadas lenguas de wltara o lenguas Ifte-rariaí (al. Schriftsprachen), y no a las lenguas ágrafas o con tradkiones metalingülstkas poco explicitas. rŕspecto de las cuales el problema es otro; he razonado más amplia-menie ešte asunto en el parácjrafo introductorio de "Procesos sociales y linguisticos en los oiígenes híspanoamerkanos* en el piewnte libro. Söbre las lenguas Iŕterarias cfr. R. Baum. Hochsprache. Literatursprache. Schriftsprache, Darmstadt (Wis*. Buchgesellíchaft) 1987 (trad. esp. Barcelona-Caracas. Alfa, 1989). -^ homogeneidad o unidad seňalada es, en consonanda con lo que se ha dkho anteriormente. relativa, y no debe ser interpretada como auseneía de variación sino, en todo caso, como la presencia de una varía, el uso de un sistema de pronombres obli- 0921 Cfr. sobre todo "La formacíón lingüistica del espaňol de America", Espaňol actual S3, 1990, pp. 15-26 (induido con el litulo de "Espaňol de Amérka y espahol de Espana" en La formacíón lingüistica de Hňpanoaméma, Lima, Pontificía Uníversidad Catolka del Perú, Fondo Editorial, 1990, pp. 13-28). n8in Cfr. el trabajo citado en la nota anterior. ■'•*> En diversas variedades americaiias no se sigue, en efecto, el USO etimológi-co de los clrtkot, pero no es claro hasta qué punto ešte fenomeno entra en la lengua general. Cfr. al respecto. para Mexico, G. Cantero, "Casos de leísmo en Mexico", AnL XVII, 1979, pp. 305-308; para las Antíllas, H. Lópe? Morales, "Panorama del espaňol antillanodehoy", en C. Hernandez Alonso (coord.). História y presente del esparto/ de America, Valladolid (Pabecal-Junta de Castiľa y Leon) 1992, pp. 295-332, esp. p. 309- En lo que respecta al seseo generalizado, las restricciones son insignifkantes y, en todo caso, denen carácter fonétko y no fonolögko. ya que no hay ejemplos de diferencia* ciôn sístemática de sibilant« (cfr. R. Caravedo. "jRestos de la dlstíiKión s/5 en el espaňol del Perú?", ME LXXII, 1992, pp. 639-659). Por lo dem«, el uso de vosotros, que se da también en America, oeurre en contextos formales muy especificos y restringídos. y tiene carácter afeciado; en ningún caso compromete la generalídad del uso de ustedes. — 89 — JOSE LUIS RIVAROLA cuos de tercera persona basado en la oposición lo(la)/le para el objeto directo e indirecto, res pect iva m ente; en el piano léxko, el empleo de determinadas unidades, no especificables de modo exhaustivo. Mientras que respecto de lo general diferenciador sistemáti-co(l85,es posible llegar a una mención más o menos completa — dejando de lado el léxico, por cierto—, en lo que ataňe a la variedad interna del espaňol americano es preciso limitarse a observaciones meramente ilustrativas. debido no sólo a la canti-dad de rasgos que seria necesario consignar. síno también al hecho de que, en el estado actual de nuestros conocimientos, no se puede formulár de un modo fidedigno y a través de un con-junto uniforme de criterios la identidad de las variedades y sub-variedades regionales o sociales(186). Los tradicionales estudios de dialectología y geografia linguística han aislado, ciertamente, determinadas areas, pero el panorama está lejos de ser comple-to; asimismo, los más modernos. y aún escasos, estudios sociolin-guísticos. han apuntado a la determinac'ón de estratificaciones sociales o generacionales. pero se trata de un campo de investi-gación todavía poco cultivado41871. Sin embargo, unos y otros han sacado a luz la enorme variabilidad de los usos linguísticos hispa-noamericanos, algunos de éstos con limitada vigencia geográfica o social, otros con mayor extension geográfica pero de distribu-ción sociolingüistica diferenciada según las zonas. Entre los primeros se encuentran, por ejemplo, el golpe glo-tal con el que se realizan las consonantes oclusivas en Yucatán(188í o la peculiar realization rehilada del yeísmo rioplatense ,l89í; asi- 08SI con esta especificación queda dicho que no tomo en cuenta ahora los aspectos pragmátkos, menos facilmente identificables y menos estudiados HB6I Sobre ešte punto puede verse la information bibliogra'ka que 'ecogen manuales como el de I.G. Moreno de Alba, El espaňol en Amirica, Mexico (Fondo de Cültura Economical. 2.' ed. 1993, tap. IV, el de J. Lipskí, litin American Spanish, London (Longman) 1994 o el más reclente de M. Alvar, Manual de dialectología hispánica. El espaňol de America, Barcelona (Ariel) 1996. ,,aT> Una information bibliográfíca bastante amplia sobre este tipo de estudios se entontrará en R. Caravedo, "La investigacíón sociolingüistica del espanol". texis XVII, 1, 1993. pp. 1-32. ■'•» Cfr. J.M. Lope Blanch. Estudios sobre el espaňol de Yucatan, Mexico (UNAM) 1987. pp. 6S-91. (is» ctí. JA Barbon Rodriguez, "El rehilamiento: description", PnortetiCů XXXV, 1978, pp. 185-215. Sobre los problemas fonolögicoi impiltados ctr. G L Guitartc. "El ensordecimiento det žeŕsmo portefto. Fonetkd y fonolog'a"/ en Siele estodios sobre el espafiol de America, Mexico (UNAM) 1983. pp. 147-166: en este estudio. porlodemas. se consigns gna amplia information bibliografka sobre el tema. — 90 — EL ESPAŇOL OE AMERICA EN SU HISTÓRIA mismo, la realización mediopalatal, es decir, como kh-Laot, de la "jota" en el espanol de Chile ,l9D) o también —para incluir un fenómeno morfológico— la neutralization de género y caso en los pronombres oblicuos de tercera persona en beneficio de /o en el espaňol andino(191). La lista podría continuarse ad libitum con otros fenómenos de vigencia regional o local. En cuanto a los fenómenos con mayor extension geográfica me limitaré a ilustrarlos con la aspiración o supresíón de la /-s/ implosivaíl9?l. con la aspiración de la "jota" |193íy con la neutra-lización de la oposición /-r/ /-I/, también en posición implosi-va í,94>. En estos casos, la especificidad linguística regional se debe no tanto a la presencia del fenómeno cuanto a la configu-ración sociolingüistica en la que se presenta. listo cfr. A. Rabanales. "El espanol de Chile: siluación actual", en C. Hernandez Alonso (coord.). História y presente..., til., pp. 565-592. esp. p. 566. ""> Cfr. R. Caravedo, "Espacio geografko y modalidades lingúisticas en el espaňol del Perú", en C. Hernandez Alonso (coord.). História y presente..., cit. pp. 719-741. esp. pp. 732-733 y la bibliografia que alli se consigna. <191í Cfr. para Cuba, r. Terrell. "La aspiración y la elision en el espanol cubano". en Actas del IV Congteso de la ALFAl, Lima (Universidad Nacionál Mayor de San Marcos) 1976. pp. 627-637; para Buenos Aires, id., "La aspiración y la elision de S en el espanol porteňo". Ani XVI. 1978. pp. 41-66; para República Dominicans O. Alba, "Función del acento en el proceso de elisión de la s en la República Dominictna", en O. Alba (ed.), El espaňol del Caribe, Santiago de los Caballeros (Poniifkia Universidad Católica Madre y Maestra) I982, pp. 17-26; para Lima, R. Caravedo, Estudios sobre el espaňol de Lima. Variación contextual de la sibilante, Lima (Pontifkia Universidad Católica del Perú), (983; para Pueto Rico, H. López Morales. Estratíficación social del espaňol en San Juan de Puerto Rico, Mexico (UNAM) 1983. "9i> Cfr. sobre Colombia, J J. Montes, "H faringea en Colombia", Thesaurus, XXI, 1966; sobre Chile, C Silva Corvalán, "Variación socíofonológica y cambio lingůístíco", en H. López Morales y M.Vaquero (eds.), Acrai del Primer Congreso Internacionál del Espaňol de America, San Juan (Academia Puertorríqueňa de la Lengua Espanola) 1987, pp. 777-791. Para información más general, cfr. M. Resniclc, Phonological vd'>ants and dialect identification in Latín American Spanish, The Hague, Mouton, 1975 y J. Zámora y J. Guitart, Dialectología hispanoamericana. Teória, deseripción, história. Salamanca (Almar) 1982. ,m> Cfr. para Cuba, T. Terrell "La variation fonétita de M y /rr/ en el espaňol cubano", REE LVI 11. 1976, pp. 109-132; para la República Dominkana. 0. Alba, "Análisis fonológico de las líquldas en un dialecto rural de la República Dominkana", en Actas del III Simposio de Dialectología del Caribe Hispánico, ed. por A. Morales y M. Vaquero, Boletin de la Academia Poertorriqueňa de la Lengua Espaňola VII, 1979; id., "La variation du f'l dans ľespagnol de Santiago", en D. Sankoff (ed.) Diversity and Diachrony, Current Issues in Linguistic Theory, Amsterdam/Philadelphia, lohn Benjamins, 1986, pp. 211-222; para Puerto Rico. H. López Morales, Eítratlficůdón, tit.; para Colombia, S.B. Becerra, Fonologia de las consonantes implosivas en el espaňol urbano de Cartagena de Indias {Colombia), Bogota, Instituto Ca<0 y Cuervo. 1985; para Venezuela. F. D'lntrono. N. Rojas y J.M. Sosa, "Estudio socioHngüistico de las liquidas en posición final de sílaba y final de palabra en el espanol de Caracas". Boletin de la Academia Puertorrtquefia de la lengua Espanola, 7,2,1979. pp. 59-100. — 91 — JOSE LUIS RIVAROLA Luego de las premises expuestas al comienzo y de los ele-mentos de juicio aňadidos, pasaré a discutir la cuestión de la formación historka del espaňol de America, tratando de inte-grar en el planteamiento de ésta los aspectos mencionados como característicos de la sincronía. De la observación del con-junto formado por los usos lingüisticos aludidos y por otros que podrian integrarse a él. resulta que algunos de ellos tienen su equtvalente en alguna variedad del espaňol europeo actual o lo tenian en algún momento de la história conjunta de America y Espana, mientras que con otros esto no ocurre. Como es obvio, y si la cronologia lo permite, sólo aquéllos (seseo, aspiraciones, neutralización de /-r/ y IM, empleo de determinadas unidades léxicas, etc.) pueden ser tntegrados de modo directo y relevante en el problema de la base lingüistica del espaňol americano, mientras que éstos, puesto que se trata de fenómenos de evo-lución independiente09*'—aun cuando en algún caso, como el del ít/í-Z.aut chileno, si se lo interpreta como la conservación de un estadio de la evolución que lleva de lil a /x/|l96í, tenga su punto de partida en el espaňol europeo— sólo entran de modo mediato en la discusión del asunto en cuestión. Ahora bien, en ešte punto es necesario referirse, justamente, al concepto de "base" lingüistica (,97>, que Amado Alonso desarrolió amplia-mente en su famoso trabajo sobre el terna, del cual he citado por extenso un pásaje central en el capítulo anterior, al cual remito. Dicho pásaje (l98)contiene, en el contexto de la explica-ción de los alcances del término. dos aspectos fundamentales del pensamiento de Alonso sobre los origenes lingüisticos ame-ricanos: primero, el que la ("verdadera") base del espaňol americano fue la "nivelación" lingüistica que se produjo a lo largo ,,nt Como resulta tlaro de la exemplification anteiior. parte de estos fenómenos, peto no lodos, ie deben a influentias de sustrato o adstrato. La independencia ie refie-re, pues, al het ho de no haber sido el' esultado directo de un transplante en la época de O'ígenes. Fenómenos de transplante posteriores no entran aqui en consideración. nw c'r. en el present« lib'o "Sobre testimonios indianos para la história de la velarizatión de Isl en espaňol'; asimismo, ctr. R. Lapesa, "Recuerdo y legado de Amado Atonso", texii XX, 1996, pp. 11-29. Una opinion contraria a la mencionada interpretation se hallará en M. Ariza, "De la revolution fonologica en el Siglo de Oro*, en Sobre fonétlca historic» del espaňol, Madrid (Arco Libros) 1994. pp. 223-257. esp. p. 237. n.73. "*" El primero en emplear el término bdse en la filológia hispanoamericana fue R. Lenz hatia fines del s. XIX, pero de hecho a Alonso se debe la difusion que ha altan-zado. En un leeiente trabajo GL. üuilarte ha hecho la exegesis del concepto en Lenz y ha predsado el diferente akante flue tiene en el pensamiento de Alonso. Cfr. "Un concepto de la filológia hispanoamefkana: la "base" del espaftol de America". la Torre. Revista de Id Univcrsidad de Puerto Rico III, 1998, pp. 417-434. <"» Base. pp. 44-45. — 92 — EL ESPAŇOL DE AMERICA EN SU HISTÓRIA del siglo XVI; segundo, el que la base (en el segundo alcance) de esta nivelación fue el castellano, porque se trataba de la variedad más cercana al espaňol(,99). y no el andaluz en lo que contenía de diferenciál frente al castellano. Respecto de lo primero, pienso que en lo que tiene de genérico y más allá de las necesarias precisiones, un proceso de nivelación o, como he pre-ťerido llamarlo anteriormente, de reestructuración (entendido de modo implícito o más o menos explícito en el sentido de algo asi como la conformación de un nuevo equilibrio de los factores constitutivos de una configuración lingüistica), como punto de partida del proceso formativo del espaňol americano ha sido admilido de modo unánime por los estudiosos de la história del espaňol y tiene el carácter ya de un bien mostrenco en nuestra historiografia lingüistica. Pero justamente en su carácter genérico el concepto resulta insuficiente si no se seňala, por lo pronto, que en el piano de la lengua general se produjo un proceso de reestructuración homogeneizador y unitario, inicia-do en el siglo XVI, y que llevó a la conformación de la actual lengua generál americana, mientras en el piano de la formación de las variedades regionales hay que postular más bien varios procesos de nivelación diferentes y cireunserítos W00í. Alonso, en mi opinion, tuvo presente más el primero que los segundos. Esto ultimo está relacionado con el segundo alcance del concepto de "base" en el pensamiento de Alonso: el principal com-ponente del proceso de nivelación fue el castellano y no el andaluz. Si bien no es mi propósito desplegar ahora los términos en los que se desarrolió (y en parte aún se desarrolla) lo que muy justamente G.L. Guitarte llamó el "seudoproblema" del andalu-cismo(20l), hay que decir que el sentido básicamente correcto de la opinion de Alonso está menoseabado por el conocido "antian- "m Esta tetania se refiere al hetho de que Alonso ve en el término espaňol la expresión de que el castellano se habia convertido en lengua general y national, en el sentido de lo expuesto en su ensayo Castellano, espaňol. idioma nacionál. História espi-ritual de tres nombres. Buenos Aires (Losada) 1943. 0*» Por lo demás. hay que detlr que el o los protesos de "nivelatiôn" han teni-do distintas caraeierísticas y distintos altantes según el tipo de unidades linguísticas que se tonsídere (fonétkas, morfosintactkas, léxkas). Creo que ešte aspetto requeriria ser pietisado a propósito del tontepto en cuestión. O0" Cfr. "Cuervo, Henriquez Urena y la polémica sobre el andalutismo de America", incluidO en el libro citado en la nota 189. pp. 11-61. Sigue siendo éste un estudio fundamental sobre el asunto; en él se analizan también las ideas de Alonso al respetto (al igual flue en otros trabajos de Guitarte incluidos en dicho libro; cfr. mi rese-naenlex/íX.I, 1987, pp. 123-125). — 93 — JOSE LUIS RIVAROLA dalucismo" de su concepción general,202). A este respecto cabe seňalar solamente que los ťundamentos fácticos de los puntos de vista de Alonso respecto del aporte de lo andaluz al espaňol americano se han modificado notoriamente, tanto en !o que res-pecta al componente demográfico de la inmigración. cuanto en lo que atane a la antigüedad y consistencia de los fenómenos andaluces en época precolombina<203>. Pero más allá de esto, lo insuficiente del planteamiento de Alonso acerca del peso de los componentes del proceso nivelador deriva de no especificar el piano lingüistico at cual hay que referírse en cada caso. Pues no cabe ninguna duda de que dicho peso es díferente en la lengua general de America que en las variedades regionales y sociales, las cuales pueden diferenciarse marcadamente a este respecto. Las limitaciones de los modelo anteriores y los adelantos en el conocimiento histórico han motivado en los Ultimos tiempos el surgimiento de modelos más elaborados que intentan dar cuenta de la complejidad del fenómeno histórico-lingdístico bajo examen. Me referiré, en lo que sigue, a las teorías de dos connotados estudiosos actuales del espaňol americano, M.B. Fontanella de Weinberg —cuya prematura desaparición privó a la filológia americanista de una investigadora de primera linea— y de G. de Granda, cuyas numerosas contribuciones, siempre sólidas y multifacéticas, constituyen un fermento cons-tante para la reflexion y para la investigación Í2M). Ambos se hacen cargo de la variable presencia actual de rasgos meridio- °°a En el estudio contenido en Base, sin embargo, como subrayo Gurtarte {art-cit. en la nota anterior, p. 57), Alonso "se desprendió en gran parte de la oposición andalu-cismo-antia n dalucismo por el único (amino fee undo para eiio: mostrar que es mucho más vasto que este esquema la problemátka del espaňol americano. caracterizando a éste como un conglomerado que su*riö una posterior nivelación y « desarrollö con modali-dad propia derivada de las nuevas oreunstancias de la vida espaftola en este continente". 0011 Para ambos asuntos remito al caprtulo anterior, "Modelos historiograf icos sobre los origenes del espaňol de America". awi De la pnmera me ceniraré en el artículo "Nuevas perspectivas en el estudio de la conformacion del espafiot americano". Hispanic linguistics 4,2,1992, pp. 275-299, pero tengase en cuenta que la autora desarrolla sus Ideas sobre la koiné tambíén en el llb'0 El espaňol de America, Madrid (Mapfre) 1992; del segundo utilizaré sus estudlos "Sobre la etapa iniciál en la formación del espaňol de America" y. muy especial mentě, "Formaciôn y evolución del espaňol de America. Epoca colonial", incluidos en su libro Espaňol de America, espaňol de Africa y hablas criollas hispánicas. Madrid (Gredos) 1994, pp. 13-48 y pp. 49-92. respectívamentě (el primero de estos dos estudios se publico anteriormente en las actas del " Simposio de Filológia lberoamericana. Sevilla 11-15 de marzo de 1991, Zaragoza 1992, pp. 71-100). Debo seňalar que en la presentacíón que hago del pensamiento de ambos autores procedo de modo rnuy sintético. a fin de centrar el argumento de la presente discusiôn, saenficando la riqueza de los matices y quizá simplifkando -aunque no deformando- to que es un planteamiento global más — 94 — EL ESPANOL DE AMERICA EN SU HISTÓRIA nales junto a otros no meridionales de diversa procedencia regional en las distintas variedades del espaňol americano, pero suponen una presencia más general, amplia y estable de tales rasgos en épocas primitivas. Teniendo en cuenta situaciones his-tórico-linguísticas no hispánicas que juzgan paralelas. y aplican-do una conceptuación analoga(205t, los mencionados estudiosos proponen que en la America del Quinientos se formó, en distin-tos momentos —según el punto de partida temporal de la colo-nización en las distintas regiones—, pero de un modo básicamente convergente, una variedad lingQistica estable de tipo koiné, caracterizada por el hecho de que en ella habrian conf luido rasgos de las diferentes variedades transplantadas, si bien con un predominio nelo de rasgos meridionales. Respecto de los rasgos particulars que habrian formado parte de la koine no hay coincidencia estricta entre ambos estudiosos: entre los rasgos no andaluces ambos mencionan, por ejemplo, la realiza-ción diptongada de hiatos (del tipo pior, tiatro) carectenstica del norte peninsular castellano, pero Fontanella agrega la Ixl asibi-lada de origen aparentemente riojano, y que se da hoy en cier-tas regiones de America. De Granda, por su parte, defiende la jerarqula entre los procesos de simplificación (predominante) y de nivelación propios de la koineización y la ilustra justamente con la mencionada diptongación de hiatos, que se habría impuesto en la koiné sobre la realización alternativa propia de la variedad meridional que fue factor decisivo en el proceso de nivelación. La variedad koiné, según de Granda, "se empleó, con carácter general, en la totalidad [relieve del autor] de las areas territoriales de Hispanoamérica si bien su perduración temporal fue diferente en cada una de ellas"(206í. Fontanella de Weinberg seňala, inclusive, que esta koiné (o, séria mejor decir, las varias koinai, pues, en efecto, habla de "procesos regionales") habría funcionado en un primer momento como lingua franca "para la relación de intergrupos, por los hablantes que mantenían su dia-lecto propio cuando hablaban con interlocutores de su mismo origen" <207\ La koiné se habría fragmentado luego en función complejo, con numerosos extremos en los cuales me encuentro de aeuerdo. Por lo demäs. al eentrar el argumento en la cuestiôn de la koiné, insisto más en lo que hay de común que en (o que diferencia el pensamiento de ambos colegas. nos» Pe |a que se usa en j Stege|( "K0ines anc) koineization". Language in society 14,1985, pp. 357-378. El fundamento bibliográfico de ambos estudiosos, y espe-cialmente el de de Granda, es, oertamente. muy amplío y variado. ,M} Espaňol..., p. 74. "Nuevas perspectives...', p. 282. — 95 — JOSE LUIS RIVAROLA de factores estandarizadores de distintos momentos, los cuales actuaron de manera más o menos intensa. según la conforma-ción socio-cultural de las regiones y su centralidad o marginali-dad politico-administrativa (208). Esto explicaria que en algunas regiones haya sobrevivido una mayor cantidad de rasgos de la variedad koine, mientras que en otras sólo hayan permanecido unos pocos. Ciertos rasgos de la lengua general de America, sobre todo el seseo. serian un ŕesiduo de la koině primitiva. Quisiera formulár, a continuación, algunas consideraciones, tanto de orden particular, como de orden general, que me sus-cita el asunto bajo examen. En cuanto a las del primer tipo, me pregunto, por ejemplo, respecto de la presencia de algunos fenómenos en la postulada koine, hasta que punto esta presencia puede ser establecida, en la medida en que la documentación escrita antigua no es capaí de revelarla. por ejemplo, ia de lni velar (de Granda) o la de lil asibilada (Fontanella). Tal presencia parece ser el resultado de generalizar diacrónicamente a una totalidad geográfica y social lo que en la sincronia actual está restringido a determinadas areas. En lo que ataňe a los fenómenos que sí pueden ser revelados por errores gráficos. cabe plantearse si la prueba documental essuficiente para supo-ner su compacta extension continental; esto vale, inclusive, para el seseo. rasgo que se puede suponer ampliamente difundido. a juzgar por las confusiones gráfícas en los documentos america-nos en el siglo XVI. Y la documentación más o menos aislada de confusiones gráfícas de cualquier tipo en documentos antiguos no autoriza su extrapolación a una totalidad areál determinada. menos aún cuando no hay congruencia con la documentación posterior y con la realidad dialectal actual(209f; la ausencia posterior o actual de un rasgo documentado escasamente en la época de orígenes no podría atribuirse a factored estandarizadores sin correrse el ríesgo de caer en una cierta circularidad. Pero más allá de las dificultades empíricas de ešte tipo. me planteo otras de orden general. En el metalenguaje de la lin- De Gronda ha desarrollado amplia y matizadamente estos puntos. dlftln-gutendo entr* dist.ntos tipos de estandarización seqún criterios cronolôq.cos v seaun la proeedenoa del impulsoestandarizador. ' Me refiero, por ejemplo, a la ewasa documentation de ciertos fenomén« en los oflgenes noplatenses. que B. Fontanella de Weinberg interpreta de modo dife-rente al que se mdica en el texto. Cŕr. f/esparto/ bonaerense Cualrosiglos de evolution ŕmgo/5f>cá(15801980). Buenos Atre» (Hachette) 1987 y mi reserta en íexŕl Xll.l. 1988. — 96 — EL ESPAŇOl DE AMERICA EN SU HISTÓRIA gUística, la noción de koiné adolece de una cierta polivalencia en cuanto a su correlato empírico, y en los Ultimos decenios viene siendo usadá para dar cuenta de situaciones y de procesos bastante diversos (2,0). No obstante, el mínimo común denomi-nador para su aplicación parece estar en el hecho de que una koiné es una variedad que, en un espacio determinado, se impo-ne sobre otras y adquiere el carácter de lengua común: tal variedad puede ser una variedad ya preexistente en el conjunto, la cual al imponerse adquiere rasgos de las variedades desplaza-das, o puede ser una variedad nueva, resultado de un proceso de convergencia de las otras (2,,). En todo caso. la variedad koiné funciona como lengua común y altera sustancialmente una situación preexistente. Ahora bien, la situación lingüistica de la Peninsula Ibérica a fines del siglo XV y comienzos del XVI estaba caracterizada por el hecho de que el castellano se encontraba ampliamente extendido como variedad general, prestigiosa, base de un amplio cultivo literario y de un registro escrito que, en un nivel alto, estaba relativamente normalizado. El andaluz, o mejor, las variedades meridionales, eran producto de una extension del castellano —aunque con ingredientes occidentals u orientales, según el caso— y constituían variedades orales no demasiado alejadas del castellano, aunque menos prestigiosas y sin convalidación escrita —dejando de lado las trazas regionales que asoman en la escritura del castellano. En lo que respecta a los dialectos hermanos del castellano, como el leonés o el ara-gonés (los hablantes de este ultimo, dicho sea al pasar, tuvieron una representación insignificante en el cuadro demográfico de la migración hacia la America quinientista(212), estaban someti- """ De Su aptkaciön (ya de suyo polisémica) a la 'ealidad griega antigua. lal como aparece en A Meiilet, lApercue d'une hisloire de 'a tongue gretquc, Paris 191 ä), pasó a utilizarse en otros contextos, por ejemplo, en et de variedades romances orlgi-narias (p.e. en C. Tagliavini, Origini delle lingue neolatine. 1949), y luego. de modo mas consistente, en el de la arabistica. En los Ultimos decenios el concepio y el teimino vie-nen siendo usados profusamente en la dialcctologla historka italiana (cl>. Koiné in Italia datle origini al cinquetento. a cura di Glauco Sanga. Bergamo. Lubrma Editore, 1990) y lambién en la francesa (dr. (criture, langues communes et noimes. formation spontanée de koines et standarization dans la Gallo/omanla et son voisinage. Actes du colloque lenu ä lUmvetsitě de Neuchátel, publlés par K. Knecht et Z. Marzys avec la collaboration de D. Destraz, Genéve, Droz. 1993); asimismo. han encontrado amplia cabida en la criolllstica. lo cual no quiere dear, por cierto, que no se puedan encontrar algunas huellas Imguistkas dejadas por estos hablantes. como ha subrayado reoentememe I.A. frago, História del espafiol de America, dl„ p. 21 y ss. -97 — dos desde tiempo antes a un intenso proceso de castellaniza-ción, y buena parte de sus hablantes emplearian un castellano más o menos permeado por rasgos del dialecto de base(2l3i. En una situación como la descrita no resulta fácil imaginär el surgi-miento de una nueva lengua común, es decir, de una nueva variedad sustitutiva del castellano en tanto lengua común, a través de cualquiera de las dos formas seňaladas para la forma-ción de una koine. St bien no se puede pretender que exista una escala para medir la dištancia de separación de la nueva variedad respecto de aquellas que le dan origen. a fin de que se jus-tifique la aplicación del concepto, la consistencia empirica de éste me parece exigir que esa dištancia resulte claramente mar-cada. Y en nuestro caso, esa marcación recaería básicamente en rasgos que ya se encontraban en la variedad meridional del castellano peninsular —puesto que los de otra procedencia. si nos atenemos al piano fonéticot?l4), son escasísimos y apenas aten-dibtes como factores de diferenciación. Hay que seňalar, no obstante, el mérito que cabe a los estu-diosos de quienes nos ocupamos de naber intentado razonar con claridad y explicitez los alcances de unos procesos que han sido y son objeto de consideraciones más bien genéricas, aun cuando quienes las hacen se amparen en el término aparentemente más preciso de koině. Si el correlato de este ultimo en su utilización fuerte, representada por los estudios aqui comentados, me sus-cita algunas dudas sobre su adecuación a la realidad Nngütstica americana que comenzó a gestarse como consecuencia del trans-plante colonial, es porque pienso que las variedades diatópicas y diastráticas del castellano habtado durante el siglo XVI se fueron reestructurando, si, en un nuevo y distinto equilibrio, pero que dentro de esas variedades, dado el estatuto sociolingüistico del castellano, hubo también un registro de lengua general cuya pre-sencia desde los orígenes explica en parte —además de los fac- ,í,JÍ El aleance de esta permeabüizacion es un asunto de gran importancia y requiere ser mejor conocido. Un valioso aporte en este sentido es el de J.A. Frago, cuan-do estudia los leonesismos en el castetlano del siglo XVi y enfoca la importancia que los rasgos regionales incorporation a la lengua general po* determinados hablantes pudie-ron adqui'ir en el nuevo contexto americano. Cfr. "La lengua de los casteliano-leoneses emigrados a Indias", en ta lengua espano/a... cit, pp. 79-97. Véase ahora también Histona del espaňol de AmeVka, cit Q,4) En el piano léxko el asunto presenta caracteres diferentes, habida cuenta del numero de unidades. de su movilidad y de los caminos que sigue su dilusión. En todo caso. un proceso de nlvelaoôn lexka no es homoiogable sin más al de oiros pianos linguist kos — 98- EL ESPAŇOL DE AMERICA EN SU HISTÓRIA tores estandarizadores posteriores— la unidad de la lengua general de America y su poca diferencia respecto de la corres-pondiente peninsular. Ahora bien, en cuanto a los rasgos meridionales present« tanto en la lengua general como en numerosas variedades diatópicas y diastráticas, aňadiré la siguientes reflexiones. El indu-dable predominio demográfico meridional avala. sin duda, la suposición sobre la alta frecuencia que debieron de tener las particularidades meridionales del castellano en el periodo fun-dacional hispanoamericano y explica, por si misma. el hecho de su amplia difusión por el continente. Pero esta difusión en la época de orígenes —que es la que aquí interesa— no era exclu-yente (como parecería derivarse de la idea de la koině) de posi-bilidades alternativas, y bien se puede imaginär que según la mayor o menor presencia de hablantes de uno o de otro origen en los grupos deseubridores y colonizadores tuvieran mayor peso unas u otras opciones. Si bien los estudios demográficos muestran de modo irrefutable el mareado predominio andaluz desde todas las perspectivas desde las que se considere la migra-ción hacia America, no pueden perderse de vista, sin embargo, al lado de este hecho incontestable, las caracteristicas del cua-dro general que dichos estudios sacan a luz. Por ejemplo, según las eifras de P. Boyd-Bowman,?1$i la mitad de los colonizadores identif icados en el primer siglo americano, es decir, alrededor de 27.000 individuos provenian de cinco provincias, a saber, en orden decreciente: Sevilla, Badajoz, Toledo, Cáceres y Valladolid. Sevilla y Badajoz, que — aunque de modo por cierto discutible y grueso, ya que nuestro conoeimiento de los limites dialectales en el s. XVI es muy deficiente— podemos considerar como patria de hablantes de modalidades meridionales. suman alrededor de 18.500 individuos, mientras que Toledo, Cáceres y Valladolid — es decir. las patrias de los castellanos, viejos y nuevos, y de los sxtremeňos noroccidentales— suman alrededor de 13.Q00. Estos totales tienen, ciertamente, otro aspecto si se toman en consi-deraciôn distintos segmentos temporales o distintas regiones, Lo que no puede pasar inadvertido es la fuerte presencia de no meridionales en determinados lugares. por ejemplo de toleda-nos en Mexico (particularmente procedentes de Guadalajara, (im tj, "Patterns o* Spanish Emigration to the indias until 1600", Hispanic American Historical Review. 56, 4, 1976, pp. 550-604. Este trabajo tiene un carácier resumidor de las numerosas inveitigadones realiiadas (»r el autor. — 99 — IOSÉ LUIS RIVAROLA asentados en Puebla) o de cacereňos en el Perú del s. XVI. Desiaca asimismo la importante presencia de castellano-viejos y de vascoí a mediados del siglo en Chile. Y si bien la cifras son apenas un indicío sin valor probatorio, nos hacen reflexionar sobre los posibles equilibrios que se debieron ir gestando en el terreno de la convivencía de opciones linguísticas alternativas. AI lado de ešte factor numérico referido a la procedencia regional, hay que tener en cuenta, adicionalrnente, otro referido al nivel social y cultural de los individuos que formaban parte de los grupos colonizadores. pues, en general, los individuos de mayor nivel pueden ejercer más control sobre sus rasgos dialec-tales. sobre todo si su ideal lingíiístico se orienta hada la norma más prestigiosa. En este sentido, vale la pena referirse, a modo de ilustración —por más que la muestra de base sea algo esca-sa—. a los resultados de una investigadón de háce unos aňos sobre los encomenderos en la Nueva Espaňa entre 1521 y 1555-En cuanto a la procedencia regional, el porcentaje de andaluces es bastante menor respecto del establecido para el total de la inmigración americana entre I493 y I550, y mucho más cercano a\ de los procedentes de ambas Cast i Has; respecto del nivel social, el porcentaje mayor corresponde a hidalgos, al que le sigue el de "profesionále*", que incluye mayordomos de cabildo y obispos,216). Ahora bien, los corriponentes regionales y sociales de las primeros estratos de colonización pudieron, sin duda, ser refor-zados o debilitados por el carácter de las sobreposiciones posteriores; de este modo se fue configurando la fisonomia lingüistica de las regiones y sentándose las bases de una evolución diferen-ciada. Alii donde, como en las Antillas y en las vednas costas Canberras, por ejemplo, el componente meridional fue reforzado y no hubo factores sociales equilibradores de regionali$mo lin-güistico, tendieron a desarrollarse variedades con un fuerte componente de rasgos meridionales. En cambio, en aquellas otras, en las que el componente meridional de origen o de sobreposición fue menos fuerte, o donde se dio la presencia de los aludidos factores sociotulturales compensadores, el componente meridional pasó de modo selective y moderado, limitán- . , °,ľ! .Cff,RH'rnmeri*yValencía, Thí-Encomenderos" of New Spain J52M555 Austin (University of Texas Press) 1991, pp. 21-22 y 28. Hago notar, en relaclon con (Ô ateno en el texto. que sobre la muestra de 506 individuos hay un 66% no identificado Para el asunto de la ton flase, p. 51. — 101 — un espaňol amerkano o. si queremos, protoa merica no, estaba delineado desde que. de modo nuevo y diferente, ya en las pri-meras instalaciones antillanas coincidian en situación de interlo-cución sui generis individuos pertenecientes a distintas modalidades idiomáticas y creaban una estructura de variación lingüistica que no existia antes. No obstante, diversos estudio-sos, entre los que se encuentran los que me han dado ocasión para el diálogo de las páginas presentes, han formulado hipóte-sis cronológicas generalmente basadas en criterios generaciona-les. las cuales iluminan diversos aspectos del problema bajo examen. Por mi parte, deseo agregar que, como en otros cam-pos de la vida social, también en el ámbito del lenguaje la apa-rición de las primeras generaciones de criollos (y también, parcialmente. de mestizos) ya vigentes en la segunda mitad del s. XVI en la mayor parte de America debe de haber sido muy significative. Según diversos testimonios. los criollos, aunque de modo aparentemente conflictivo, reivindicaban su oriundez americana y se distanciaban de sus compatriotas peninsulares, a quienes sentían como advenedizos; estos Ultimos, a su vez, han dejado trazas de los juicios poco halagueňos para dichos prime-ros espaňoles de America ("gente mal templada y poco conside-rada" decía el virrey del Perú Marques de Caňete en el s. XVI). En el contexto de la formación de esta nueva identidad social puede especularse sobre la importancia del factor lingüisti-co l218). Concretamente, el seseo —el rasgo fonético-fonológico meridional que invita al mayor esfuerzo explicativo por su rango panamericano y por su función caracterizadora de la lengua general— podría haberse criollizado con estas primeras generaciones quinientistas convirtiéndose en un signo caracterizador de lo americano en el lenguaje. El que justamente ešte rasgo y no otro haya adquirido vigencia general, resistiendo a eventua-les presiones estandarizadoras basadas en el modelo castellano central, podría haber colaborado el hecho de que el seseo era un rasgo que no estaba (o estaba menos) estigmatizado que otros —que también habrían podido generalizarse—, lo cual lo hacía más apto para convertirse en expresión —no ciertamente volun-taria o consciente— de lo americano idiomático(219). "'■' Trato más ampliamente de ešte asunto en "Protesos sociales y tinguisticos en los origenes hispanoamencanos", incluido en el presente libro. 1 Desarrollo ešte punio en ~£n torno al origen del espaňol de Amenca" {inclutdo en ta formación linguistics.... cit.}. De Granda {íl espa/lol de America.... pp. 8S-S4) atepta esta hipótesis. pero agrega que el seseo es también un fcnómeno de sim-olificiiclón propio de la koíné. — 102 — El ESPAŇOL DE AMERICA EN SU HISTÓRIA Dada una situación de variación como la postulada. otros y distintos factores de diversificación adicionales actuaron en el proceso de la configuración diatópica y diastrática del espaňoľ americano (como lo seňaló ya el propio Alonso al final de la cita sobre la base lingüistica transcrita anteriormente). En las páginas iniciales del presente trabajo me referi a fenómenos de la sincronía americana actual que pueden considerarse sólo mediatamente como elementos pertinentes de la cuestión de la base lingüistica que estamos considerando. y los identifiqué como rasgos de evolución independiente, en parte debidos a la situación de! contacto de lenguas. En efecto, desde su hora fun-dacional el espaňol fue en America idioma minoritario —y lo siguió siendo por muchísimo tiempo— que debió confrontarse progresivamente con la multiplicidad de idiomas de los grupos indigenas del continente. Alli donde éstos —como. por ejemplo, en las Antillas— no resistieron la presencia alienígena y desapa-recieron en un periodo relativamente breve, no ejercieron una influencia importante en el desarrollo del espaňol local, excep-ción hecha, en ciertos casos, de los préstamos léxicos que justamente en el caso de las Antillas, y en particular de Santo Domingo, no sólo se instalaron sólidamente en el idioma colo-nizador sino que fueron exportados desde alli a todo el continente por los mismos espaňoles. A tal punto fue importante esta presencia de préstamos léxicos que los historiadores anti-guos nos hablan de un "lenguaje de las islas", denominación que quizá aluda a algo más que a la sola presencia de dichos préstamos. Diferente fue la situación de contacto en aquellos casos en los que las lenguas indigenas tenían un sólido sustento demo-gráfico y resistieron el impacto de la nueva cuľtura: se consolidó alli, entonces, un bilingüismo cada vez más amplio, que tuvo consecuencias importantes en el desarrollo de la variedad areál de espaňol que se fue formando en cada caso: en el espaňol aprendido, con diferentes grados de competencia, por indios y mestizos se daban interferencias, desviaciones o anomalías —de las cuales han quedado inclusive testimonios escritos—, algunas de las cuales se abrieron paso y terminaron por caracterizar al espaňol —ya no necesariamente de bilingües— en las respecti-vas áreas. Cualquier modelo historiográfico sobre el espaňol de America, incluso sobre la época quinientista fundacional, debe tener en cuenta estas circunstancias que vinieron a incidir en la base originaria que estamos discutiendo. En ešte sentido, hay que mencionar la reciente contribución del propio de Granda, — 103 — JOSE LUIS RIVAR0LA quien ha avanzado una valiosa interpretation global y sistemá-tica de los contactos del espaňol con las lenguas indígenas'220'. Las situaciones de contacto como las seňaladas, no sólo pro-dujeron el ttansvase de rasgos lingüisticos identificables proce-dentes de las lenguas indigenas en el espaňol areal correspondiente, sino abrieron la posibilidad de evoluciones divergentes o anómalas que no tienen una fuente particular en las lenguas de origen y que más bien son consecuencia de pro-cesos de simplificación y de reestructuración propios de un bilin-güismo incipiente o subordinado. Creo que esta ultima observación es pertinente también para otra situación de contacto masivo que se le presentó al espaňol en America con la presencia, especialmente importante en ciertas zonas, de con-tingentes de población esclava de origen africano. Es probable que las necesidades de comunkación dieran lugar primero a variedades de tipo pidgin que —según algunos estudiosos— en ciertos casos se consolidaron en variedades de criollo, pero que, de modo más general, fueron un primer estadio de un proceso de asimilación al espaňol. que seguramente dejó huellas en éste. Estas huellas no son fácilmente identificables en términos de transferencia. a pesar de los esfuerzos —no siempre con resulta-dos igualmente felices— de los especialistas, sino que tienen un carácter más difuso, en el sentido de haber privilegiado o forta-lecido opciones menos normativas122". El nuevo impulso que ha tornado la investigación historka del espaňol de America, patente tanto en las serias recopilacio-nes documentales que se vienen publicando y en los estudios que ellas promueven. cuanto en las contribuciones teóricas que hacen posible encuadrar los problemas y situarlos en perspecti-vas hermenéutkas relevantes, nos permitirán ir corrigiendo y ampliando nuestros puntos de vista sobre las diversas etapas de la formación de la modalidad americana de la lengua. De estas etapas. como ya lo subrayó G.L. Guitarte en su momento, la iniciál o de orígenes es de enorme relevancia, porque en ella se forman ciertas matrices históricas sólidas y durables que resultan UM) cfr, "El jnflujo de la* lenguas indoamerkanas sobre el espaňol Un modelo Inietpíetaiivo sociohistórko de variantes areales de contacto linguístico", en Lcngud espafiola..., cit., pp. 99-117. y ahora inťluido en Espaňol y lenguas indoamerkanas en Mspanoůmériců. vatiadolíd lUniversldad de VaMadolld) 1999. pp. 19-49. *w" Sobfp el iactor afrícano en el espaňol de America puede verse la bibliografia que se menciona en et presente libro. ň__ EL ESPAŇOL DE AMERICA ÍN SU HISTÓRIA decisivas para la evolución posterior. Pero no cabe duda de que también es muy importante. en la perspective de la história global y del conocimiento de la realidad ľmguística actual, la eiuci-dación de los factores. de las causas, de las circunstantias que han siqnado el desarrollo posterior, tanto en lo general como en lo particular. La larga y accidentada história de una lengua en un territorio tan vasto y diversif ieado presenta un alto nivel de com-pleiidad que sólo se puede afrontar a través de una conjuncion de intereses y perspectivas, y con una vision de la lenguas que no las reduzea a los estrechos limites de los sistemas mmanentes sino que las integre en el ancho campo de la entera vida social. — 105 —