ALARIFE, UN AMERICANISMO LÉXICO ENTRE LA TRADICIÓN Y LA INNOVACIÓN* JUAN ANTONIO FRAGO GRACIA Universidad de Zaragoza El caudal léxico del espaol de América va siendo cada vez mejor conocido en lo que tiene de peculiaridad regional y en su real difusión geográfica, de alguna manera también en lo que toca a su estratificación social. Se está avanzando en la descripción dialectal del léxico hispanoamericano y resultan de no poca utilidad las publicaciones que en los últimos aos han ido apareciendo, aunque no son muchas las que se libran de ciertos desenfoques dialectológicos y hasta de la redundancia de carácter gráfico, principalmente debida al fenómeno del seseo o ceceo. Verbigracia, el ya clásico DA ^ trae como chilenismo voltario 'caprichoso, obstinado', voz incluida sin nota en el DRAE^, además de dos entradas petiso y petizo que indudablemente deberían unificarse, igual que en el DECu. indebidamente las hay para surrupio y zurrupio, como en otros corpus lexicográficos se registra sandilla 'sandía', voz de la que aporto documentación de 1793 con la variante zandilla, cuya -//- supone la antigua lexicalización de una ultracorrección meramente grafémica^. * Del Proyecto BFF2001-2461, DGES. ' Marcos A. Morínigo, Diccionario de americanismos, Barcelona, Muchnik Editores, 1985; lo mismo se aprecia en su Nuevo diccionario de americanismos e indigenismos, Buenos Aires, Editorial Claridad, 1998, sin que dicha reticencia, y otras que podrán presentarse, invalide su utilidad para el investigador. Lo propio cabe decir de repertorios tan acreditados y en general solventes como los de Alcedo, Friederici, Malaret o Santamaría, así como de indudable interés son empresas lexicográficas posteriores, como las emprendidas por Haensch o Sala. ^ En su 22^ edición, de 2001, aquí con la definición 'de carácter inconstante, versátil'. Es voltario latinismo frecuente en el Siglo de Oro y aunque probablemente hoy no sea auténticamente general en Espaa, desde luego se mantiene plenamente vivo en medios rurales de Aragón, pero quizá también en otras partes. ^ Mi explicación y documentación en Historia del espaol de América. Textos y contextos, Madrid, Editorial Credos, 1999, págs. 210-211. La pronunciación es aquí yeísta y seseosa en el caso de la forma dieciochesca, aunque etimológicamente la palabra tuviera ç. DECu: Cünther Haensch y Reinhold Werner, Diccionario del espaol de Cuba (Gisela Cárdenas Molina et al, coords.), Madrid, Editorial Credos, 2000. RFE, LXXXIII, 2003, 3.M.°, págs. 291-298 (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc) http://revistadefilologiaespaola.revistas.csic.es 292 JUAN ANTONIO FRAGO GRACIA RFE, LXXXIII, 2003 Las carencias en la materia se evidencian en cuanto se trata de buscar la pista a términos raros, lo cual en tantos diccionarios generales y repertorios americanistas he verificado a propósito de plantario 'plátano' (y plantanal), ausente de muchos de ellos'^. Claro es que, por razones obvias, el panorama científico se presenta con mayores regularidades y con orientaciones más alentadoras por referencia a la actualidad del léxico hispanoamericano que en cuanto a su visión histórica, pues en la bibliografía de carácter diacrónico hay mucho más de repetición^, a veces mera recopilación indiscriminada de materiales ya editados, y escasa diversificación de las fiíentes impresas, menos aún manejo de fondos archivísticos, dándose incluso la circunstancia de que ni siquiera los lexicones documentales de Boyd-Bowman son siempre aprovechados en la rica información que ofirecen^. En algún libro dedicado al americanismo léxico se echará de menos, por ejemplo, el registro del afroamericanismo bongo, y, por el contrario, sobrará la consideración de capallo base de zapallo, cuando de una simple cuestión gráfica se trata, y sin asomo de duda se propondrá pericote 'rata' (más bien 'rata grande del campo') como vocablo de origen aimara, a pesar de que probablemente se esté ante un hispanismo^. Es decir, cuando más allá de la des^ Véase mi Plantario en la estirpe canaria del americanismo léxico, BFUCh, XXXVffl, 2000-2001, págs. 341-349. Ya publicado este trabajo, encuentro plántanos en carta dada en zona paraguaya el ao 1628, de don Luis de Céspedes Xería: AGI, Charcas, 30, R. 1, N. 1, f. 2r; así como en misiva del capuchino aragonés fray Juan de Cariena, escrita en el poblado de Jesús del Monte, de los Llanos de Venezuela, el 25 de febrero de 1701: AGI, Santo Domingo, legajo 642, n.° 11. ^ Refiriéndose al proyecto de un Diccionario académico de americanismos, Humberto López Morales reconoce la situación de carencias y de fatigosas repeticiones al respecto existente al proponer que si este examen no desemboca en la necesidad de llenar un notable vacío, de superar con creces nuestros conocimientos actuales, no se sostiene que recorramos un camino ya trillado que nos lleve siempre a lugares muy frecuentados con anterioridad: La aventura del espaol en América, Madrid, Editorial Espasa Calpe, 1998, pág. 175. ^ Aun cuando son evidentes algunos fallos en la ordenación lexicográfica seguida por Peter Boyd-Bowman, y en la acotación de muchas de sus citas, así como sus tropiezos en la clasificación tipológica de las palabras, por ejemplo cuando considera indigenismos los afroamericanismos banana, cachimbo, marimba y ame, esto en su Léxico hispanoamericano del siglo XVIII, Madison, 1982 (LHXVII), error que mantiene en Léxico hispanoamericanos del siglo XIX, Madison, 1984 ^IH )fho. ^ Sin pornpnoriz^ citas, pues casos semejantes se hallan bajo no pocos títulos, sí debe advertirse que no pue# darse por seguro lo que no es, menos sin argumento alguno, y sobre pericote bastará saber .^ue en el DCECH se manejan criterios que sólo hacen pensar en un origen incaico, pero sirrdescartar,un arcaísmo espaol, dejándose bajo hipótesis el étimo quechua: Joan Corominas y José A. Pascual, Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Editorial Gredos, 1980-1991. De hecho es muy posible una sufijación en -ote de perico, palabra que, simple, derivada o compuesta, participa de varios campos semánticos y que a tantas denominaciones de la fauna y de la flora se ha aplicado en América (perico, periquito, perico ligero, saltaperico, etc.): y recuérdese que pericote es 'baile popular asturiano' (DRAE, s.v.O- En cuanto a capallo, no supone sino el olvido de la cedilla, frecuente en los textos espaoles y americanos mientras la ç se usó. (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc) http://revistadefilologiaespaola.revistas.csic.es RFE, LXXXm, 2003 ALARIFE, UN AMERICANISMO LÉXICO 293 cripción de los usos léxicos actuales se establecen criterios de clasificación tipológica se está proyectando la diacronía de las distintas palabras, y la etimología no deja de ser una disciplina eminentemente histórica, que requiere su propio método igual que lo exige el manejo documental, entre otras cosas para evitar desorientaciones como la referida a capallo. También resulta básicamente histórico, siendo asimismo aconsejable la comparación dialectal entre las dos orillas del Atlántico, el estudio de los regionalismos de Espaa presentes en el espaol de América^, capítulo en el que documentalmente queda mucho camino por desbrozar, incluso en cuanto a su misma actualidad, lo cual se comprueba con sólo cotejar lo que varios diccionarios consignan a propósito de los usos espaol y americano de abombarse, aparatero, empardar, enfurruscarse, epa!, furris, tonga, entre otros ^; pero también sería muy difícil establecer la correspondencia de los americanos boruca, enzurullar, festejar, fierro, gamusino, y tantos casos más, con determinadas parcelas del regionalismo espaol, si en términos de estricta exclusividad se habla. Efectivamente, afirmar que tal o cual palabra usual en América procede de determinada región espaola y no de otra es algo que sin remedio trasciende de la descripción sincrónica y entra de lleno en la historia. A la expUcación del regionalismo léxico originario sin duda ayuda un buen conocimiento del actual panorama dialectal espaol, pero ni siquiera esto es suficiente, entre otras cosas porque quizá no todos los hechos del presente responden sin variación a los del pasado, siendo necesarios, por tanto, apoyos de índole genuinamente histórica. Verbigracia, Quesada Pacheco conceptúa de leonesismo el americano fierro, y claro está que por su consonante inicial el vocablo es dialectalmente leonés, pero asimismo aragonés y navarro, romance éste que no poco influyó sobre el vecino dominio vascongado, y aunque de los talleres de León salieron armas y herramientas de hierro con destino a América, el comercio indiano se nutrió mucho más del fierro que producían las ferrerías vizcaínas: no fue, pues, exclusivo el papel de los leoneses en la acuación de este regionaüsmo espaol en América, tal vez ni siquiera el más importante *°. En reaüdad hasta la misma atribución de americanismo a un vocablo exige la referencia comparativa frente al espaol de Espaa, respecto del cual se habrá verificado una diferenciación^^; pero. ^ Sin olvidar muchos gallego-portuguesismos, que también pudieron ser llevados a América por la emigración regional espaola, de leoneses, extremeos, andaluces y canarios, estos últimos con mayor protagonismo. ^ Baste con consultar las correspondientes entradas en DA, DCECH, DRAE y TLEC, éste de Cristóbal Corrales Zumbado, Dolores Corbella Díaz y M.^ Ángeles Alvarez Martínez, Tesoro lexicográfico del espaol de Canarias, Tenerife, Real Academia Espaola-Gobierno de Canarias, 1996, 2^ edición. '° Me ocupo de esta cuestión léxica en Historia del espaol de América, págs. 33, 305-306. ' ' Exceptuados los préstamos de otras lenguas, y más allá del juego de la derivación y de la composición, en general se tratará de voces hispánicas que recibieron otros significados en el (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc) http://revistadefilologiaespaola.revistas.csic.es 294 JUAN ANTONIO FRAGO GRACIA RFE, L X X X m , 2003 puesto que la diferenciación se desarrolla en el transcurso del tiempo, el trabajo documental de alguna manera siempre conviene. Es decir, si el espaol de Espaa está necesitado de un diccionario histórico, tanto más lo precisa su derivación americana, o que sus materiales enriquezcan en adecuada medida y con meditado planteamiento lingüístico un diccionario histórico general de nuestra lengua. Los comentarios que siguen a propósito de la voz alarife no son sino una mínima muestra de lo dificultoso que todavía resulta el acercamiento al léxico hispanoamericano, con problemas especialmente sensibles en su vertiente histórica, pero nada desdeables tampoco en su estudio sincrónico, y eso teniendo en cuenta que se va a tratar de una palabra que ha sido común a todo el dominio castellanohablante hasta época muy reciente. Recoge Lemer alarife entre los arcaísmos del espaol americano, por su inexistencia actual en Espaa, con las acepciones argentinas de 'astuto, picaro', 'bullanguero', 'mujer de vida airada'; en Uruguay como 'sabedor, inteHgente, picaro' y cita el DCECH para sustentar el significado rioplatense de 'picaro', lo mismo habría que decir en tal caso de la acepción uruguaya, en el valor de 'entendido' propio del étimo de dicho término ^^. El DRAE da alarife 'persona astuta y picara' como uso argentino y uruguayo, asimismo del Uruguay en función adjetiva 'jactancioso, seguro de sí mismo', y Malaret aade la acepción 'persona que anda bien trajeada' (DAm.) ^^; pero el diccionario académico seala la pervivencia de alarife 'albail' en la terminología minera, referencia que no está anotada como en desuso. Por su parte el DEArg. únicamente anota los dos primeros argentinismos semánticos sealados por Lemer, como obsolescente el de 'persona que obra con astucia y picardía' ^'^. No hay absoluta unanimidad lexicográfica en lo concerniente a los usos hispanoamericanos actuales de alarife y es muy probable que falten localizaciones y hasta referencias polisémicas suyas, al menos a tenor de lo que parece sugerir la referencia documental venezolana luego aducida, en contraste con la cual falta cualquier mención en DV^^ y en DHV^^, a pesar también de su regisNuevo Mundo, de dialectalismos o regionalismos que en América se hicieron generales o de amplia difusión, y de términos que se perdieron en Espaa o en buena parte de ella mientras se han mantenido vivos al otro lado del Atlántico. '^ Isaías Lemer, Arcaísmos léxicos del espaol de América, Madrid, ínsula, 1974, pág. 36. Acompaa Lemer sus datos semánticos y geográficos de bastantes citas lexicográficas y literarias. Las tres acepciones argentinas las toma este autor del DA. '^ Augusto Malaret, Diccionario de americanismos, Buenos Aires, 1946, 3^ edición. '"^ Günther Haensch y Reinhold Wemer, Diccionario del espaol de Argentina (Claudio Chuchuy, coord.), Madrid, Editorial Gredos, 2000. '^ Diccionario de Venezolanismos (M^ Josefina Tejera, dir.), Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1993. '^ Rocío Núez y Francisco Javier Pérez, Diccionario del habla actual de Venezuela, Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 1994. (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc) http://revistadefilologiaespaola.revistas.csic.es RFE, LXXXin, 2003 ALARIFE, UN AMERICANISMO LÉXICO 295 tro por Boyd-Bowman en texto de Venezuela de c. 1890, es verdad que dado sin el contexto necesario para la determinación semántica (figuraba... como alarife entendido) ^^. A partir de 1840 atestigua Boyd-Bowman en textos rioplatenses alarife 'astuto, picaro' en su LH XIX y semejante es la información documental que al respecto aporta el CORDE ^^. Es posible, pero no seguro, que en el siglo xvm alarife se empleara más en América que en Espaa, donde el Autoridades lo define como 'arquitecto', aunque ya generalmente se toma sólo por el maestro de albailería, y aade que alarife quiere decir hombre sabio en el arte de carpintería o albailería, con cita de Antonio de Solís, poniéndolo así en relación al ámbito americano ^^. De hecho, en tratado de jardinería publicado el ao 1592 se dan como sinónimos alarife y albail: Y por esta razón algunos alarifes son de parecer que no se planten parras adonde huuiere cimientos de piedra..., y de su opinión serán todos los que no lo entendieren, porque a los tales parecerán verdaderas las razones que dan los albailes, para a continuación mencionarse sólo este inconveniente que alegan los albailes^^. El mayor apego del espaol americano a los usos lingüísticos tradicionales expUcaría la pervivencia de este vocablo al otro lado del Atlántico con idéntico significado al del pasaje de Solís, concretamente en Venezuela y con documentación de 1793: acordaron crear los empleos de alarife de albainería (sic) y el de alarife de carpintería, pero con una ampliación léxico-semántica más: a semejanza de los empleos de alarife de albailería y de carpintería... el de alarife de platería^K Desde luego, en conjunto sí encontró alarife más duradero arraigo en América, si se ha de tener en cuenta su polisemantismo. Al menos para Espaa el CORDE sólo le asigna la acepción 'maestro de obras' hasta 1884, y aún ha de advertirse que en casi todos sus registros decimonónicos los expurgos se han tomado de prosa histórica, mientras para América todas sus citas se refieren a la de 'astuto, picaro', sealándole Boyd-Bowman en su LH XIX un testimonio '^ Peter Boyd-Bowman, LM XIX, 126. Desconocen alarife con cualquier acepción y sólo registran albail las encuestas de Manuel Alvar en El espaol en Venezuela. Estudios, mapas, textos, Universidad de Alcalá, Servicio de Publicaciones, 2001. '^ Corpus Diacrónico del Espaol, del Banco de datos electrónico de la Real Academia Espaola. En dos citas coinciden literalmente el LM XIX y el CORDE, aunque con fechas algo distintas, unos aos más tardías las del corpus académico. '^ Real Academia Espaola, Diccionario de autoridades (1726-1739), edición facsímil, Madrid, Editorial Gredos. Antonio de Solís y Rivadeneira (1610-1686) fue nombrado Cronista Mayor de Indias en 1667 y publicó en Madrid el ao 1684 su Historia de la conquista de Méjico, obra a la que pertenece la referida mención léxico-semántica. ^° A propósito de la Agricultura de jardines de Gregorio de los Ríos (Joaquín Fernández Pérez e Ignacio González Tascón, eds.), Madrid, CSIC, 1991, f. 258a del facsímil del libro de 1592. ^' Graziano Gasparini y Manuel Pérez Vila, La Guaira. Orígenes históricos, morfología urbana, Caracas, Ernesto Armitano Editor, 1981, págs. 387, 392. (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc) http://revistadefilologiaespaola.revistas.csic.es 296 JUAN ANTONIO FRAGO GRACIA RFE, LXXXIII, 2003 del Cuzco y ao 1851 {alarifes, agrimensores y arquitectos), en el cual significa 'maestro de obras', seguramente mejor que 'albail', aunque son probables casos de sinonimia americana entre alarife y albaiP^, si bien esta segunda voz con su sentido etimológico también fue de uso preferente en el Nuevo Mundo, donde asimismo dio lugar a acepciones figuradas, verbigracia 'cierta ave de garganta y vientre blancos' (DHV, no en DV), 'el que resana con el matrimonio averías causadas por otro' (DM)^^, La documentación indiana que Antonio de Solís ofrece para alarife de carpintería y las venezolanas de 1793 para este mismo uso, así como para el de alarife de platería, suponen la verificación de una innovación semántica a partir de alarife de albaileríal El simple aadido del sintagma prepositivo de albailería es inequívoca indicación de que alarife tiene el genérico significado de 'entendido, maestro' (en éste y en los otros dos oficios), que ya se halla en su definición de Covarrubias, 'sabio en las artes mecánicas, juez de obras de albailería'^'*, de manera, pues, que estos registros americanos tienen una clara precedencia peninsular y sólo será cuestión de precisar a qué artes mecánicas se refirió alarife en el espaol de Espaa, aparte de a la técnica constructiva, y hasta cuándo llegaron tales usos. En cualquier caso, el sentido genérico de 'entendido, maestro en una profesión u oficio' queda asegurado por el testimonio de Covarrubias, y en Nebrija aún parece de mayor amplitud semántica el vocablo, pues si en su VEL se define alarife como 'juez de los edificios', en el DLE se traduce aedilis plebeius 'por almotacén, fiel o alarife', poniéndose esta voz en sinonimia con almotacén y fiel 'el encargado de contrastar las pesas y medidas' ^^. No es seguro, pues, que el significado rioplatense de alarife proceda direc^^ De hecho el mismo DRAE la refiere al espaol de Espaa al sealar la acepción 'albail' en minería para alarife. Las citas que Boyd-Bowman trae en su LH XVIII no permiten pensar en otro significado que el de 'maestro de obras'. ^^ También con definición ornitológica se seala albail en Argentina (DEArg.), pero no lo recogen Malaret (DAm.) ni el DECu., como tampoco Francisco J. Santamaría en su Diccionario general de americanismos (DGA), México, 1942, aunque sí lo trae con acepción figurada en su DM (cfi*. supra), y Augusto Malaretfi-entea su olvido de albail en el DAm. lo incluye en otro compendio lexicográfico como omitónimo venezolano y colombiano ('pequeo pájaro amarillo leonado, con la cabeza gris': Fumarius leucopus) y argentino (Furnarius rufus). Es un hecho que el polisemantismo de muchas palabras en buena medida se debe a su tradicional implantación popular. '^^ Sebastián de Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana o espaola (1611), Madrid-México, Ediciones Turner, 1979. Alvailería es lo que en este diccionario se lee. ^^ Elio Antonio de Nebrija, Diccionario latino-espaol (1492), edición facsímil, Barcelona, Puvill Editor, 1979; Vocabulario espaol-latino (c. 1495), edición facsímil, Madrid, Arco Libros, 1989. La siguiente cita de La Habana y ao 1761 quizá relacione semánticamente alarife con lo visto en Nebrija y Covarrubias, en parte por su contigüidad a contraste 'persona dedicada al examen de pesas y medidas': provee a principios de cada ao los contrastes, alarifes y alcaldes de los oficios mecánicos (Boyd-Bowman, LH XVIII, 121). (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc) http://revistadefilologiaespaola.revistas.csic.es RFE, LXXXIII, 2003 ALARIFE, UN AMERICANISMO LÉXICO 297 tamente del sentido 'entendido' del mismo étimo árabe, sino, a mi parecer, del que esta palabra tuvo a lo largo de su historia y que mantuvo desde sus orígenes en relación a los varios oficios a los que se refirió. Más interesa quizá comprobar, por un lado, que incluso a una voz de tan venerable antigüedad como ésta le faltan ciertas concreciones históricas y, lo que aún resulta más llamativo, hasta precisiones sobre su uso actual. Respecto del espaol de América, se han dado más arriba apuntes de finales del siglo xvm sobre sus empleos en Venezuela como alarife de albailería, alarife de carpintería y alarife de platería, con precedencia peninsular en este caso, según la definición de Covarrubias. Por consiguiente, hay un indudable poso tradicional en la pervivencia americana de alarife con sentidos que tienen que ver con la maestría en el ejercicio de diversas profesiones, y no sólo en el de la edificación, pero sobre esta base semántica, esencial en dicha palabra, los hispanoamericanos practicaron el ejercicio de la innovación, doble juego que por cierto no es raro en el americanismo léxico y que en parte conforma la peculiaridad del espaol americano: el aspecto innovador se manifiesta aquí en las acepciones rioplatenses de 'astuto, picaro', 'inteligente', 'bullanguero', 'jactancioso', y en la de 'mujer de vida airada' que Morínigo consigna^^. La consideración de alarife pone de relieve el distinto tratamiento lexicográfico que un mismo término puede recibir, pues, por ejemplo, sorprende que su sentido 'mujer de vida airada' del DA no lo registren otros diccionarios generales, ni se halle en el DEArg. o en varias colecciones de argentinismos^^, situación que se verifica con respecto a otros muchos vocablos y que en estas mismas páginas se ha visto a propósito de los significados americanos de albail (v. n. 23). En la vertiente documental las deficiencias que al léxico hispanoamericano envuelven son mucho mayores y numerosas, alguna de las cuales se habrá podido apreciar en el seguimiento de alarife, palabra de uso histórico verdaderamente asendereado. Y no es difícil topar con fallas tan profundas como las que impiden la correcta comprensión diacrónica de numerosos americanismos, entre ellos banco, cajón, embalse, galafate, guardatinajas, jolofa, perfumen, pozuelo, pujido, paso, o de indoamericanismos como butaca (y ^^ Sólo regionalmente se conoce una acepción figurada para alarife en Espaa, la de 'zarcillo de la vid': Manuel Alvar Ezquerra, Tesoro léxico de las hablas andaluzas, Madrid, Arco Libros, 2000, con las variantes alarise, arife, arise. Pero dudo mucho de que se trate de la voz aquí estudiada, y no de variaciones fónicas de alarije (y larije, arije) 'uva de cepas altas o parras': los trueques de líl y /h/ no son raros, ni los de Ihl con /s/, o el de la antigua pronunciación de la j con la sibilante, pues el mismo mapa 189 del ALEA, donde las precedentes formas figuran, trae no pocos casos de tijereta y tisereta 'zarcillo'. ^^ Efectivamente, ni siquiera el término alarife queda recogido en R. Monner Sans, Notas al castellano en Argentina, Madrid-Buenos Aires, 1917, 2^ edición; Guillermo Alfredo Terrera, Sociología y vocabulario del habla popular argentino (sic), Buenos Aires, Plus Ultra, 1968; F. Coluccio. Diccionario de voces y expresiones argentinas, Buenos Aires, Plus Ultra, 1985. (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc) http://revistadefilologiaespaola.revistas.csic.es 298 JUAN ANTONIO FRAGO GRACIA RFE, LXXXIU, 2003 butaque), curiara, guairo o sabanear, de manera que la lexicografía histórica americanista tiene por delante un largo y arduo camino que recorrer, tarea sin duda comprometida y que antes de nada ha de partir de un realista reconocimiento del estado de la cuestión si ha de acometerse con rigor metodológico. (c) Consejo Superior de Investigaciones Científicas Licencia Creative Commons 3.0 Espaa (by-nc) http://revistadefilologiaespaola.revistas.csic.es