ENSEŇANZA DEL ESPAŇOL EN LA AMERICA COLONIAL: VENEZUELA EN EL SIGLO XVm Ricardo Cierbide Universidad del Pais Vasco RESUMEN Del examen del Informe de la visita pastoral del obispo M. Marti a la dió-cesis de Caracas se deduce que la expansion del espaňol por tierras venezola-nas en el siglo XVIII fue el resultado del asentamiento de espaňoles en los núcleos urbanos más importantes, en nuestro caso en las cabezas de vicariato, preferentemente en Caracas, Barquisimeto, Carora, Coro, Guanare, La Guaira, Maracaibo, Nirgua, Puerto Cabello, San Carlos, San Felipe, Trujillo, Tuy y Valencia. Parece razonable pensar que su uso seria general entre la población des-cendiente de espaňoles, mestizos, pardos y negros (libres y esclavos). Por el contrario, seria escaso entre los indios, sobre todo de misión viva o de reduc-ciones e incluso tributarios, cuando eran numerosos, como se observa en los vicariatos de Araguá, Araure, Calabozo, Caucagua, Coro, Guanare, Maracaibo, San Felipe, Tocuyo y Valencia. La labor realizada por la jerarquía eclesiástica en la creación de escuelas de primeras letras y de Gramática durante el ultimo tercio del siglo XVIII debió sig-nificar un fuerte impulso en la implantación del espaňol en los núcleos urbanos con mayoria no india y también, pero en menor grado y gracias a la enseňan-za de la doctrina cristiana, en los núcleos rurales o aldeas, si bien en este caso con rendimiento más bien escaso. La única lengua de prestigio en todo el terri-torio séria el espaňol, imponiéndose de modo general a lo largo del siglo XIX. Abstract After studying the Report of the pastoral visit by bishop M. Marti to the Caracas dioceses we can deduce that the expansion of Spanish in Venezuela in the 18th century resulted from the settlement of Spaniards in the most important urban locations, in our case vicarage heads, mainly Caracas, Barquisimeto, Carora, Coro, Guanare, La Guaira, Maracaibo, Nirgua, Puerto Cabello, San Carlos, San Felipe, Trujillo, Tuy and Valencia. 475 CAUCE. Retista de Filológia y su Didáctica, n. ° 20-21, 1997-9X /págs. 475-502 RICARDO CIERBIDE It seems reasonable to think that its use would have been general amongst the descendants of Spaniards, half-breeds, mulattos and black people (free and slaves). On the other hand, it would be rarely used amongst the Indians, particularly uncivilized ones as may be seen in the vicarages of Aragua, Araure, Calabozo, Caucagua, Coro, Guanare, Maracaibo, San Felipe, Tocuyo and Valencia. The establishing of elementary and Grammar schools by church authorities during the last third of the 18th century must have meant a great boost in the consolidation of Spanish in urban location where the majority of population was not Indian, and also, but to a lesser degree, thanks to the teaching of Christian doctrine in rural parts and hamlets, though in this case with very little success. The only prestigious language in the whole territory would have been Spanish, and it became generalized during the 19th century. RÉSUMÉ On peut déduire de ľexamen du Rapport de la Visite Pastorale de ľévéque Mariano Marti du diocěse de Caracas (1781-1787), que l'expansion de la langue espagnole au Venezuela au XVIIIe siěcle, a été le résultat de ľétablisement des Espagnols dans les centres urbains les plus importants, comme c'était le cas ä Caracas, Barquisimeto, Carora, Coro, Guanare, La Guaira, Maracaibo, Nirgua, Puerto Cabello, San Carlos, San Felipe, Trujillo, Tuy et Valencia. II semble raisonnable que l'usage de l'espagnol serait general pármi les Espagnols ďorigine, les metis, les "pardos" et les noirs (des esclaves et des affranchis). Au contraire, il serait trěs réduit pármi les indigenes, particuliěre-ment nombreux dans les vicariats de Aragua, Araure, Calabozo, Caucagua, Coro, Guanare, Maracaibo, San Felipe, Tocuyo et Valencia. L'effort realise par l'Eglise Catholique dans la creation des écoles priměres et de Grammaire ä la fin du XVIIIe siěcle a du signifier un avancement dans l'usage de l'espagnol dans les centres urbains de population non indigene. La seule langue de prestige était l'espagnol et eile s'est imposée tout au long du XIXe siěcle. 1. Políti ca linguística de la Corona en los dominios de HlSPANOAMÉRICA 1.1. Labor de los intérpretes y aprendizaje de "lenguas generates". Los primeros contactos de los descubridores y conquistadores con la población indígena, fueron a través de gestos y seňas, debido al desco- 476 ENSENANZA DEL ESPANOL EN LA AMERICA COLONIAL: VENEZUELA EN EL SIGLO XVIII nocimiento de las lenguas aborigenes por parte de los reden Uegados a tierras de America y como advierte Bartolomé de las Casas, al referirse a Américo Vespucci1 dichos intentos fueron en su inicio totalmente falli-dos. Por ello las relaciones entre la población autóctona y los proce-dentes del continente europeo fueron difíciles, lográndose tras un pro-ceso lento sólo un lenguaje elemental que servía para las necesidades de trabajo y la labor misionera. De los gestos se pasó al servicio de intérpretes, como advierte Francisco de Solano2 que fueron imprescindibles, tanto para la Administración de la Colonia, como para la evangelización. Gracias a ellos se evitaron conflictos armados con la población indígena y se faci-litó la ocupación del territorio. La presencia de los intérpretes fue indispensable en la Administración de la Colonia sobre todo durante los siglos XVI y XVII, especialmente en las Audiencias y en la labor misionera. El primer espa-ňol del que se tienen noticias de haber aprendido al menos un lenguaje elemental, torpemente pronunciado pero con los elementos fundamentales para hacerse entender, fue Cristobal Rodriguez en 15003. La necesidad de llegar a los indígenas directamente obligó a los reli-giosos al aprendizaje de lenguas aborigenes, instando las autoridades de la metropoli en multiples ocasiones a los misioneros para que aprendie-ran las lenguas de sus feligreses, particularmente en las aldeas de indios tributarios y más aún en las de reducciones de indios o de Misiones vivas, como lo seňalan las reales cédulas de 1566 a 1754. Ello explica que los misioneros del clero regular tuvieran sus estudios de idiomas en sus respectivos conventos. Referente a los llamados traductores oficiales se dictaron normas ya en 1529 por parte del Consejo de Indias, castigando a los intérpretes espaňoles de las Audiencias por sus excesos con penas de destierro y pérdida de bienes4. Otro tanto tenemos en 1537 en que la emperatriz 1. Citado por Francisco de Solano, Documentos sobre política lingiiística en Hispanoamérica, C.S.I.C, Centro de Estudios Históricos, Madrid, 1991, XXVIII. 2. Cf. op. cit., XXVI y ss. 3. Cf. Francisco de Solano, op. cit., XXXV. Bartolomé de las Casas dice de él que fue "el primero que supo la lengua de los indios de esta isla (La Espaňola) y era mari-nero, que había estado ciertos anos de industria entre los indios sin hablar con cristiano alguno, para la aprender". 4. Cf. "Real Cédula castigando con penas de destierro y pérdida de bienes a los intérpretes espaňoles de las Audiencias que acepten regalos y presentes de los indios". Copiada por F. de Solano, op. cit., nfi 9, p. 17. 477 RICARDO CIERBIDE Dňa. Isabel dispone que los indios desconocedores del espaňol fueran acompaňados de espaňoles para que les protegieran de las traducciones erróneas5. Ante el fracaso de intentar predicar a los indios por medio de seňas o recitarles las oraciones en latín o castellano, los Franciscanos, como advierte Medieta en Méjico en 1525, se iniciaron en el aprendizaje del nahualtl, componiéndose para ello el primer glosario hispano-mejicano. En Yucatan se llevó a cabo una experiencia similar con el maya, gracias a la labor desarrollada por Diego de Landa. De este modo se elaboró un Vocabulario de lenguas catellana y mexicana a cargo de Alonso de Medina en 1555, que fue mejorado y adaptado por Pedro Arenas en loll con el titulo de Vocabulario manual de las lenguas catellana y mexicana, en el que se incluyen preguntas y respuestas sobre la vida y necesidades de espaňoles e indios6. Gracias a glosarios, vocabularios, gramáticas, sermonarios, etc., impresos casi todos ellos en la propia America, la evangelización se hizo en lenguas amerindias, siguiendo las recomendaciones de los propios concilios americanos, que recomendaron durante los siglos XVI y XVII el empleo intensivo de las llamadas "lenguas generales" y cuya ense-ňanza en los conventos religiosos fue obligatoria, como en el de Santo Domingo de los PP. Dominicos a partir de 1538, o en las Universidades de Lima y Méjico (1551), al igual que en Panama, Santa Fe de Bogota, Quito, Guadalajara, Santiago de Chile, etc.7 1.2. El Espaňol: Aprendizaje y difusión Junto al servicio de intérpretes y el uso de las lenguas indigenas, se dio el aprendizaje de la lengua de los conquistadores, administradores y colonos, el espaňol, que estuvo vinculado, como es bien sabido, a la fundación y desarrollo de los núcleos urbanos poblados por espaňoles 5. Cf. op. cit., nQ 11, p. 20 y "Ordenanzas para los intérpretes de las Audiencias de Indias de 1563", op. cit., pp. 62-64. 6. Cf. F. de Solano, op. cit., 3. Los trabajosy los días de una sociedad multilingüe a través del "Vocabulario de Pedro de Arenas", XLII-XLV. 7. A este respecto son dignas de mención las Ordenanzas dictadas por Felipe II en 1580 sobre las cátedras de lenguas generales. Cf. F. de Solano, op. cit., LV. 478 ENSENANZA DEL ESPANOL EN LA AMERICA COLONIAL: VENEZUELA EN EL SIGLO XVIII y mestizos principalmente, asi como al agmpamiento de los indios en aldeas8 La imposición de la lengua y modos de vida de la metropoli trajo consigo, al igual que en Granada tras su conquista, la destrucción de libros y Codices prehispánicos tanto en Méjico, como en Yucatan, en un intento de obligar a los indios a abandonar sus lenguas y costumbres, iniciándose la enseňanza del espaňol a los hijos de los caciques y de la nobleza a partir de 1525. En ešte sentido es sabido cómo en 15509 se dictaron las primeras disposiciones ordenando la enseňanza del espanol a los indios y el Lie. Tomáš López Medei, oidor de Guatemala se dirigió al rey recomendán-dole que fuera declarado el espanol la lengua única hablada por los indios, ya que de esa manera sería posible la educación de los mismos, erradicándose de ese modo sus costumbres10. Con fecha de 1634 el Consejo de Indias envió una real cédula al arzobispo de Lima argumentando que el aprendizaje del castellano por parte de los indios supondría la eliminación de intérpretes medioeres, aňadiendo que los incas hicieron lo propio con su lengua. La recopilación de las leyes de Indias de 1654 significó un cambio en la política linguística de la Corona, ya que propuso el aprendizaje del espaňol a las poblaciones de antigua conquista, dejando las lenguas indí-genas para las recién incorporadas o de difícil urbanización. A partir de 1681 se urge insistentemente la enseňanza del espaňol y la ereación de escuelas con la exigencia de enseňar la doctrina cris-tiana en dicha lengua. Ocho aňos más tarde el rey ordena al goberna- 8. La primera disposición real conocida, instando al Gobernador de las Indias a la agrupación de los indios en pueblos con la precision de crear escuelas donde "se junta-sen niňos y niňas cada día dos veces para que el capellán los muestre a leer y a eseri-bir y la doctrina cristiana", data de 1503. 9. Cf. F. de Solano, op. cit., LXVI. 10. Entre las razones que justifieaban el aprendizaje esgrimidas por el Consejo de Indias en 1596, cabe destacar "... que el conocimiento del espaňol encaminaría a los indios a obtener grandes beneficios espirituales y culturales" Cf. F. de Solano, op. cit., LXVI. La real carta de Felipe II y de su Consejo de Indias dirigida al virrey de Nueva Espaňa ordena que se enseňe el espaňol en las escuelas y que se "procure hacerlo en castellano y a lo menos dentro de ella se les prohiba hablar la suya". Cf. op. cit., ns 59, p. 117. La real cédula de 1596 enviada por el Consejo del rey a todas las Indias dispone que: "... deis orden que en todos los pueblos de indios de este reino y provincias los curas, sacristanes y otras personas que lo sepan, puedan y quieran... enseňen la lengua castellana y la doctrina en la misma lengua, como se hace en las aldeas de estos reinos" Cf. op. cit., p. 114. 479 RICARDO CIERBIDE dor de Trinidad y Guayana de Venezuela que "en cada lugar haya una escuela con maestro que enseňe a los indios la lengua castellana"11. Esta real orden no pasó muy probablemente de buena intención, como se verá más adelante al tratar de la diócesis de Caracas entre 1771 y 1784. Esta política se vio reforzada durante el reinado de los Borbones, particularmente con Carlos III, quien en 1770, tras recordar el pensa-miento del arzobispo de Méjico, Lorenzana, ordenó el cumplimiento de la obligatoriedad de la enseňanza en lengua castellana con objeto de "... conseguir el que se extingan los diferentes idiomas de que se usa en los mis dominios y solo se hable el castellano, como está mandado por repetidas leyes"12. Como consecuencia de ello se eliminó entre el clero secular el requisito de conocer lenguas indígenas para la obtención de curatos, dando entrada a clérigos criollos de extracción urbana, que ignoraban las lenguas indígenas. En 1773-1778 se dictan nuevas disposiciones ordenando la creación de escuelas en todos los pueblos de indios con la obligatoriedad de aprender castellano, leer y escribir, reiterando que en los "conventos, negocios judiciales y domésticos no se hable otra lengua que la espa-nola"i3. Desde el lenguaje por seňas en los albores de la conquista, pasan-do por el servicio indispensable de intérpretes y el uso de las "lenguas generales", Uegamos entrado el siglo XVIII con Carlos III a una política de obligatoriedad de la lengua castellana, en un intento por parte de la Corona de implantar una mayor cohesion lingüistica que favoreciera una administración más unitaria y como dicen los textos con machaco-na insistencia, hiciera posible "una mayor instrucción en la doctrina cris-tiana y trato civil con todas las gentes".14 11. Cf. op. cit., documento ns 93, p. 197. En este mismo sentido abunda otra real cédula de 1691 enviada a los virreyes de Perú y de Nueva Espaňa, ordenando la esco-larización en todas las ciudades, villas y pueblos en espaňol, ya que "... sabiendo la lengua castellana se instruirán radical y fundamentalmente en los misterios de la fe católi-ca, que es mi objetivo principal de este negocio". 12. Cf. op. cit., LXXIX. 13. Cf. Real Cédula urgiendo el establecimiento de escuelas del idioma castellano en los pueblos de indios. Cf. op. cit., nfi 113, pp. 264-265. 14. Cf. Real Cédula dada en San Lorenzo del Escorial el 5 de noviembre de 1782, dirigida al corregidor de Paria para que se afiance el aprendizaje del castellano. Tornado de F. de Solano, op. cit., doc. na 114, pp. 266-267. 480 ENSENANZA DEL ESPANOL EN LA AMERICA COLONIAL: VENEZUELA EN EL SIGLO XVIII 2. POLÍTICA LINGUÍSTICA SEGUIDA EN VENEZUELA (SIGLO XVIII) 2.1. Informe de la visita pastoral de D. Mariano Marti (1771-1784) La Tierra Firme venezolana, como es bien sabido1^ dependió judi-cialmente de la Audiencia de Santo Domingo y durante toda la época de los Austrias y hasta fines del siglo XVIII con los Borbones estuvo conformada por varias gobernaciones o provincias, independientes entre si: Venezuela, Nueva Andalucia, Margarita, Trinidad-Guayana y Maracaibo16. El obispado de Caracas comprendia el territorio situado entre el cabo de Vela y el río Umare por el lado de la costa y al sur por los llanos del Casanare, contando con las poblaciones más importantes de Coro, capital del territorio entre 1528 y I636, Tocuyo, Barquisimeto, Valencia, Trujillo, Maracaibo, Carora y Santiago de León de Caracas, que pasaría a ser la capital en I636, al ser ésta trasladada desde Coro junto con el obispado ante el ataque de los holandeses17. Desde el punto de vista eclesiástico, es sabido que la jerarquia estuvo estrechamente vinculada a los intereses de la metropoli, debido a que la Corona Espaňola, en virtud de sus privilegios, nombraba a los obis-pos, poniendo buen cuidado en la elección de personas de buena for-mación, sentido pastoral y conducta ejemplar, mostrando éstos una total fidelidad a la monarquía y en especial a la autoridad real, postura que no era privativa suya, pues de ella participaban todas las clases sociales. La labor desempeňada por los obispos y su clero limitado y poco formado se vio reforzada desde sus comienzos por la llevada a cabo por los religiosos franciscanos, dominicos, agustinos y jesuitas, que gozaban de una excelente organization interna y de medios humanos. Los capu-chinos se asentaron en el Orinoco venezolano a partir de 1651, gracias 15. Cf. Varios autores, História de Iberoamérica, II. História Moderna, Madrid 1990, p. 461. 16. Todas estas gobernaciones diversas entre si tanto en lo civil, como en lo eclesiástico se fueron entrelazando a lo largo del siglo XVII en torno a la provincia de Venezuela, que se fue imponiendo por su producción de cacao y la importancia del mer-cado, particularmente relevante con la actuation de la Real Compaňía Guipuzcoana a partir de 1742. 17. El primer obispo de Venezuela, Rodrigo de Bastidas, lo fue de la ciudad de Coro, por bula de demente VII el día 21 de junio de 1531. Con motivo de la toma de la isla de Curacao por los holandeses y temiendo ser saqueada, Juan Lopez de Agurto de la Mata ordenó su tralado a Caracas en 1636, de acuerdo con lo dispuesto por el Concilio Provincial tenido en la Isla Espaňola de Santo Domingo en 1622. 481 RICARDO CIERBIDE en gran parte al empeno de Tiburcio de Redin, protegido de Felipe IV18 A partir de 1560 comenzaron a llegar concepcionistas, dominicas, car-melitas descalzas y capuchinas. Como advierte J. M. Garcia Aňoveros19, uno de los cometidos más importantes que se exigía a los obispos en virtud del Patronato Real, era la realización de la visita pastoral de la diócesis, como prescribia el Concilio de Trento, y en conformidad con la legislación real, éstos de-bian informar lo más ampliamente posible sobre aspectos sociales, demográficos, geograficos y económicos de sus diócesis, con la obliga-ción de enviar dichos informes al Consejo de Indias. En conformidad con lo dispuesto por el Consejo de Indias, D. Mariano Marti, nombrado obispo de Caracas, dio comienzo a la visita de su diócesis que comprendía las provincias de Venezuela y Maracaibo, el día 8 de diciembre de 1771 con la ciudad de Santiago de León de Caracas, terminándola el 30 de marzo de 1784. Levantó acta de la misma D. Joseph Joaquin de Soto, clérigo y secretario de Cámara del citado obispo, procediendo a la redacción del Informe en dicha fecha, siendo éste remitido al Marques de Sonora, secretario de Estado y del Despacho Universal de Indias el 7 de abril de 178720 El Informe de D. Mariano Marti constituye una de las fuentes más ricas, sino la más importante, para el conocimiento de la diócesis de Caracas, ya que en él se hace una minuciosa relación de cada uno de los veinte vicariatos que la componian, de sus ciudades, villas, pueblos 18. Cf. P. Lázaro de Aspurz, Redin soldadoy misionero. Madrid, Edit. Espasa y Calpe 1951. 19. Cf. La Monarquía y la Iglesia de America. Valencia 1991, p. 148 20. Para el presente estudio me sirvo del Informe de la visita pastoral de la diócesis de Caracas realizada por D. Mariano Marti (1771-1784), que el rey Carlos III obsequió a la Orden Calasancia y que actualmente se encuentra en la Casa Provincial de Vasconia. Agradezco al religioso D. José M. Ciáurriz por las facilidades que me dispense en su dia para su consulta. Dicho manuscrito contiene 676 fols. y como fácilmente se advierte, difiere del existente en el Archivo Archidiocesano de Caracas que contiene 497 fols. y que fue publicado por Lino Gomez Canedo con el titulo Documentos relativos a la visita pastoral de la diócesis de Caracas por D. Mariano Marti. Libro personal, vols. I y II. Caracas 1968. Dicho autor publico asimismo cinco volúmenes más sobre la citada visita: Inventarios, vols. Ill y IV con la selección de cinco libros inventarios existentes en el A.A. de Caracas; Providencias, vols. V y VI, conteniendo decretos y disposiciones de la citada visita; y Transcripción, vol. VII que contiene el texto de un manuscrito de 424 atri-buido a Juan José Guzman. De todo lo cual se deduce que lo publicado por el citado autor no constituye el Informe propiamente dicho, sino materiales para la redacción del mismo. 482 ENSENANZA DEL ESPANOL EN LA AMERICA COLONIAL: VENEZUELA EN EL SIGLO XVIII y sitios, capillas, oratorios, cofradías, curatos, sacristías, conventos, numero de sacerdotes, religiosos, casa, familias y numero de habitantes con su distribución racial (blancos, junto con mestizos, indios, pardos, negros incluidos los zambos y esclavos); numero de casados y párvulos, lugar de partida y de llegada, asi como el numero de leguas recorridas21. Destaca por su interes lingüistico, amen del léxico indígena, asi como por las abundantes muestras de ceceo-seseo, como por lo que se refie-re a la creación de escuelas, organización de las mismas y los métodos que debían emplearse. Dichas noticias nos permiten conocer muy apro-ximadamente el empleo de la lengua espaňola en la Colonia Venezolana durante la segunda mitad del siglo XVIII. 2.2. Organización del obispado de Caracas en vicariates e implantation del espaňol en los mismos. La población total del obispado de Caracas (provincias de Venezuela y Maracaibo) a fines del siglo XVIII alcanzaba a 345.083 habitantes, repartidos en veinte vicariatos, que a su vez contaban con doce ciuda-des, nueve villas y ciento ochenta y nueve pueblos, de los cuales seten-ta estaban poblados por vecinos espanoles y de otras castas, noventa y tres por indios tributarios y veintiséis por indios de misiones vivas o de reducción. Contaba todo el obispado con trece conventos de frailes que comprendían trescientos dos religiosos y tres conventos de monjas con ciento diez religiosas22. He considerado oportuno presentar la situación de cada uno de los veinte vicariatos, comenzando por el de Caracas, con objeto de enmar-car adecuadamente el estado de la lengua espanola en la Venezuela del siglo XVIII. 2.2.1. Vicariato de Caracas (fols. 652 v-653 r) Comprendia la ciudad de Caracas (18.669 h.) y 12 pueblos, de los cuales 3 eran de espanoles y otras castas: Chacao (1.401 h.), Macarao 21. La visita pastoral comprendia el control de los ornamentos, libros parroquiales y fábrica de la iglesia. En el Informe se describen los materiales de que están hechas, la fecha de fundación, naturaleza de los habitantes, si se trata de poblaciones de vecinos espanoles y de otras castas, de doctrina de indios tributarios o de misiones vivas de indios, los cultivos (caňa dulce, cacao, aňil, ganado, sementeras de maíz, trigo, y otros cereales) y costumbres. 22. Cf. Informe de la visita pastoral de D. Mariano Marti, fols. 672 v- 673 r. 483 RICARDO CIERBIDE (1.440 h.), Guatire (1.042 h.), y 9 pueblos de doctrina de indios: Petare (2.833 h.), Baruta (1.984 h.), Pasqua (1.077 h.), S. Diego (1.449 h.), Antimano (513 h.), Vega (904 h.), La Guaira de Paracotos (1.847 h.), Charayave (818 h.) y Guarenas (2.532 h.). En total, 37.469 habitantes. De acuerdo con la información proporcionada por D. Mariano Marti y por otras fuentes2?, (en el periodo comprendido entre 1771 y 1784), la ciudad de Caracas contaba con: "un Estudio publico de Gramática y dos conventos, donde se leían Artes y Theología" (fol. 13v). El estudio publico de Gramática era sin duda el Seminario de Santa Rosa de Lima, fun-dado por el obispo Fray Mauro de Tovar el 28 de marzo de 1672 y que se derruyó a causa de un terremoto. En 1694 contaba con un rector y un maestro de gramática, dando acogida en 1696 a 14 colegiales, de los cua-les 8 eran seminaristas y 6 porcionistas. En 1721 se crearon las cátedras de Cánones y de Instituta, convir-tiéndose en Universidad el 8 de mayo de 1721. En 1771 contaba con tres cátedras de Latinidad, dos de Filosofia, dos de Teológia Escolástica y una respectivamente de Teológia Moral, de Escritura, Sagrados Cánones, Ley es, Medicina y Música. En el Seminario, dice el Informe: "Hai una escuela de leer, escribir y contar y en ella vivian el rector, vicerrector, 21 seminaristas, dos fámu-los y 31 colegiales porcionistas". (fol.l4r.) En lo que a la enseňanza femenina se refiere había un colegio de niňas pobres o casa de enseňanza, fundado por Simon Marciano de 23. Cf.Caracciolo Parra, La instrucción en Caracas (1567- 1725), Caracas, 1932. Dicho autor indica que la primera noticia de la enseňanza a los niňos, sin duda en espa-ňol, en la ciudad de Caracas data de 1591 a cargo de Luis Cardenas Saavedra, quien se ofreció a los regidores para enseňar, pidiendo que se le diese algún partido y casa en que vivir. La creación de la escuela de Gramática se remonta a 1594, gracias a las ges-tiones de Simón de Bolivar ante Felipe II, que asignó 200 pesos al aňo sobre el tributo de los indios. La actividad de dicha fundación debió de ser casi nula hasta 1625 por esca-sez de medios y falta de interes por lo que a la población se refería. A partir de 1627 fueron los sucesivos obispos quienes nombran preceptores de Gramática y Latinidad con objeto de formar a los clérigos al servicio de la diócesis. Por lo que se refiere a la enseňanza conventual, sabemos que en el convento de los Franciscanos, fundado en 1574, se impartían las primeras letras, Gramática, Artes y Teológia, sin duda a sus propios frailes. Respecto de los Dominicos sabemos que su casa de estudios data de 1662 y que en su convento de San Jacinto se impartían clases de Gramática, Artes, Teológia y Moral. De los Mercedarios tenemos noticias de su Estudio a partir de 1715 y según Caracciolo Parra, entre los tres conventos funcionaban en Caracas antes de D. Mariano Marti, 10 cátedras de Teológia y Moral, 4 de Latinidad (Gramática y Retórica), una o dos escuelas de primeras letras y el Colegio Seminario de Santa Rosa. 484 ENSENANZA DEL ESPANOL EN LA AMERICA COLONIAL: VENEZUELA EN EL SIGLO XVIII Malpica, tesorero de la catedral el 30 de septiembre de 1768, con objeto de "recoger, criar, educar y enseňar niňas huérfanas y desamparadas hasta que tengan 25 aňos de edad o tomen estado" (Cf.fols.l6v-17r) y en 1772 contaba con l6 niňas y dos mujeres con cargo de presidenta y vicepresidenta. Fuera de la capital no había ningún centro de enseňanza y es de suponer que en los pueblos donde la población india figuraba entre el 10% y el 25%, como Antimano, Pasqua, San Diego, Petare, Baruta (de 1894 habitantes, 1056 eran indios), Guarenas (de 2332 hab., 576 eran indios, 484 esclavos, 293 negros, 273 pardos y 907 blancos y mestizos), los autóctonos seguirían hablando sus lenguas amerindias. 2.2.2. Vicariato de los Valles de Araguä. (fols.664v-665r) Comprendia la villa, llamada Cura (4453 hab.); dos pueblos de veci-nos espaňoles y otras castas: Mamôn (2215 hab.) y Maracai (5558 hab.) y cuatro de doctrina de indios tributarios: Victoria (5310 hab.), Cagua (5506 hab.), Turmero (6918 hab.) y S. Mateo (2253 hab.). En total, 32.113 habitantes. El obispo M.Martí ordenó en su visita realizada en 1780 la construc-ción de una escuela publica en la villa de S.Luis de Cura, "donde los niňos aprendan las primeras letras y principalmente en la doctrina Christiana, virtudes y buenas costumbres...con el consentimiento y beneplá-cito de los vecinos y senores jueces". La villa contaba con 2087 blancos y mestizos, 1781 pardos, 374 esclavos, 126 negros y 85 indios. Igualmente en el pueblo de Maracai, donde el obispo, de acuerdo con los vecinos y los seňores jueces, dispuso la creación de dos escue-las, una de leer, escribir y contar, y otra de Gramática, dictando "algunas prevenciones y advertencias concernientes a la subsistencia, buen regimen y gobierno de los maestros que tuvieran a su cargo dicha enseňanza" (Cf.fol.550v). La población contaba con I6l7 blancos y mestizos, 2315 pardos, 1055 indios, 488 esclavos y 83 negros. 2.2.3- Vicariato de Araure (fols.66lv-662r) Comprendia una villa, llamada Araure con 2841 h.; dos pueblos de indios tributarios, Ntra. Sra. de Cortesa (I68I h.) y Acarigua (935 h.): y tres de misión viva de indios: Tujure o Türen (418 h.), Agua Bianca (527 h.) y Onoto (606 h.). En total, 7008 habitantes. 485 RICARDO CIERBIDE El informe nos dice que se promovió la fundación de una escuela de leer, escribir y contar en la villa de Araure. A excepción de la villa de Araure donde la población india equivalía a un 10%, en los demás pueblos éstos eran muy numerosos, como en Acarigua (sólo indios, 935), Tujere (328, de un total de 418 h.) y Certesa (627, de un total de 1687). De lo que se deduce que salvo en la cabeza del vicariato donde seria general el uso del espaňol, en el resto pervivirian las lenguas ame-rindias. 2.2.4. Vicariato de Barquisimeto. (fols.662v-663r) Comprendia una ciudad, Barquisimeto (8776 h.); una villa poblada por vecinos espanoles y mestizos, Sarare (1256 h.); siete pueblos de indios tributarios: Buria (453 h.), Santa Rosa (3344 h.), Duaca (1301 h.), Chivacoa (2027 h.), Cuara (1057 h.), Orachiche (1350 h.) y Yaritagua (2744 h.); y dos de misión viva de indios: Cerro Negro (65 h.) y Bobare (383 h.); En total, 22.604 habitantes. Contaba con un convento de Franciscanos, donde funcionaría sin duda una escuela de primeras letras. El obispo M.Martí ordenó la crea-ción de una escuela publica. 2.2.5. Vicariato de Calabozo (fols. 663v-664r) Constaba de una villa, Calabozo, que era la capital (5448 hab.); una villa llamada San Jaime (1956 h.); tres pueblos de vecinos espanoles y otras castas: San Antonio (1072 h.), Cabruta (219 h.) y Tisnados (2240 h.); dos pueblos de doctrina de indios tributarios: Ntra. Sra. de los Angeles (419 h.) y Sta. Trinidad (567 h.); y siete de misión viva de indios: Achaguas (156 h.), Payará (908 h.), Cunaviche (593 h.), Canaparo (577 h.), Athamaica (133 h.), Camaguan (749 h.) y Guarda Tinajas (425 h.); En total, 15.526 habitantes. El informe advierte que D.Mariano Marti ordenó la construcción de una escuela de primeras letras en Calabozo después de su visita. 2.2.6. Vicariato de Carora (fols.657v-658r) Comprendia una ciudad, Carora (6076 h.) y 4 pueblos de doctrina de indios tributarios: Siquisiqua (2065 h.), Ayamanes (599 h.), Rio de Tocuyo (1442 h.) y Aregua (1131 h.). En total, 11.355 habitantes. 486 ENSEŇANZA DEL ESPAŇOL EN LA AMERICA COLONIAL: VENEZUELA EN EL SIGLO XVIII Contaba con un convento de Franciscanos. D.Mariano Marti en su visita a la ciudad (fols.209r-209v) ordenó la creation de dos escuelas, una de leer, escribir y contar y otra de Latinidad y Retórica, para lo cual dispuso la adquisición de una casa, con cargo al producto de la renta de un hato de ganado. Asi mismo dispuso "se diese estudio de Theologia Moral". 2.2.7. Vicariate de Caucagua (valle de) (fols. 671v-672r) Comprendia diez pueblos de vecinos espaňoles y otras castas: Caucagua (2422 h.), Araguita (1887 h.), Macaira (589 h.), Panaquire (464 h.), Guapo (482 h.), Cupira (858 h.), Curiepe (1360 h.), Mamporal (521 h.) y Tacarigua (673 h.); y un pueblo de doctrina de indios tributarios, Capayo (1252 h.). En total, 9508 habitantes. No contaba con ninguna escuela. 2.2.8. Vicariato de Coro (ŕbls.655v-656r) Constaba de la ciudad de Coro (5823 h.)24, cinco pueblos de vecinos espaňoles: Tocuyo (1389 h.), Capadare (1652 h.), Carorita (1065 h.), Mucuruca (406 h.) y Hueque (497 h.); y 17 pueblos de doctrina de indios tributarios: Mapubares (209 h.), Tacura (521 h.), Cumareho (2206 h.), Carrizal (484 h.), Guaibacoa (214 h.), Acurigua (186 h.), Cariagua (1354 h.), Pecaya (1007 h.), Mapiare (204 h.), Pedregal (849h.), Mitare (1041 h.), Paraguana (2389 h.), Morui (2631 h.), Zozarita (980 h.), Capatarida (1006 h.), Borozo (885 h.), y Casigua (2279 h.). En total, 29-225 habitantes. Contaba con un convento de Franciscanos. Sabemos que el obispo D.M. Marti durante una visita a la ciudad (fol.l23r.) ordenó la construc-ción de una escuela de primeras letras y otra de Gramática. Del examen del informe elaborado tras la visita a los pueblos del vicariato se deduce que en ellos la población india de la tribu Caquetia era numerosa en Cumareho, Carrizal, Guaibacoa, Zazárida, Mapare, Pedregal, Morui, Mitare, etc., oscilando entre un 70% y un 20%, por lo 24. El informe (fol.ll2r) advierte: "Es de vecinos espaňoles, los cuales son sus prin-cipales habitantes, más otras gentes de todas las castas". Fue fundada en 1527 por Juan de Ampués. Tuvo sede episcopal desde 15321 a 1636. Contaba entre sus habitantes con una importante colonia de canarios, agrupados en torno al convento de Franciscanos. 487 RICARDO CIERBIDE que el uso de la lengua castellana sería común entre espaňoles y mestizos, no asi entre los indios. 2.2.9- Vicariate» de Guanare (fols.660v-66lr) Constaba de la ciudad de Guanare (5300 h.); una villa de vecinos espaňoles, Hospino (2831 h.); tres pueblos de vecinos espaňoles: Tucupido (1597 h.), Boconó (2067 h.) y Guasguas (875 h.); un pueblo de doctrina de indios tributarios, Maraca (873 h.) y tres de misión viva de indios gentiles: Guanare Viejo (588 h.), Guanarito (962 h.) y Maria (741 h.). En total, 15.834 habitantes. Poseía un convento de Franciscanos. El obispo M. Marti dispuso la construcción de una escuela publica en la ciudad de Guanare25 y otra en la villa de Hospino con una pro-porción étnica similar a la capital26, "donde aprendan los niňos las pri-meras letras y principalmente se instruyan en la doctrina cristiana". En los demás pueblos, como Guasguas, Maraca y Guaranito, la población india representaba entre un 30 y un 35%. En Tucupido, de 1577 h., 128 eran indios libres. Salvo en los pueblos de misión viva, el uso de la lengua castellana debía ser general. 2.2.10. Vicariato de La Guaira (fols.653v-654r) Constaba del puerto de La Guaira27 con 3463 h., la villa de vecinos espaňoles, Carayaca (768 h.) y el pueblo de Curvao (650 h.); más seis pueblos de indios tributarios o libres: Maiquetía (1027 h.), Tarmas (322h.), Naiguata (735 h.), Macuto (282 h.), Cojo (186 h.) y Caravalleda (681 h.). En total, 8114 habitantes. El obispo D. Mariano Marti promovió el establecimiento de una escuela publica en La Guaira. El uso de la lengua espaňola debía ser 25. El informe de D.M. Marti seňala que guardaban en la ciudad la imagen de Ntra. Sra. de Coromoto, que se habia aparecido a unos indios Cospeo en 1650 en el sitio de su nombre. La población comprendía 2179 blancos y mestizos, I6O8 pardos, 590 negros, 595 esclavos y 248 indios. 26. De un total de 2831 habitantes, 1012 eran espaňoles y mestizos, 1171 pardos, 425 indios, 190 esclavos y 30 negros. (fol.344r). 27. Fundado en 1588 por Diego de Osorio, Gobernador de la provincia. Se dice en el informe que su población era de vecinos espaňoles y gentes de otras castas y que contaba con "morenos que trabajan en la descarga de barcos que llegan a este puerto". No se citan a indios. Durante la visita de D.M. Marti estaba amurallado. 488 ENSENANZA DEL ESPANOL EN LA AMERICA COLONIAL: VENEZUELA EN EL SIGLO XVIII general, habida cuenta del escaso numero de indios, como se observa en Maiquetia (de 1027 h., 102 eran indios), en Carayaca (de 768 h., eran indios 36), Tarmas (de 322 h., 51 indios), Macuto (de 282, 78 indios) y Caravalleda (de 681 h., 133 indios). Sólo en Cojo eran más numerosos (de 735, 261 indios). 2.2.11. Vicariate de Maracaibo (fols.656v-657r). Comprendia la ciudad de Maracaibo (10.312 h.), La villa de Altagracia (1395 h.) y cuatro pueblos de vecinos espaňoles: S. Pedro (830 h.), Rio Seco (662 h.), Zuruma (468 h.) y Periza (1062 h.); cuatro pueblos de doctrina de indios tributarios: Tocomoro (165 h.), Moporo (326 h.), Missoa (491 h.) y Lagunillas (291 h.) y cuatro de misión viva de indios: Punta Piedras (602 h.), Tintini (19 h.), Piche (122 h.) y Tinacoa (42 h.). En total, 16.787 habitantes. La ciudad de Maracaibo contaba con un convento de Franciscanos, donde se impaitía Gramática, Artes, Moral y Teológia a sus religiosos, y un hospicio de Capuchinos. El obispo M. Marti dispuso la dotación de una escuela de Gramática y Latinidad, seňalando pormenorizadamente el reglamento de dicho Centro, ordenando que la Gramática se enseňa-se "por el Arte de Antonio de Nebrija" (fol.l76v), nombra a D. Rafael Silleros como capellán y preceptor de Gramática. Del informe se deduce que los indios que vivian en palafitos dentro del lago Maracaibo (Moporo, Tocomoro, Missoa y Lagunillas) hablarian lenguas amerindias, al igual que los pueblos de misión viva pertene-cientes a las tribus Coyama, Cosina, Macoa y Sabriles. 2.2.12. Vicariato de Nirgua (fols.666v-667r) Comprendia la ciudad de Nirgua (3304 h.) y cinco pueblos de vecinos espaňoles y otras castas: Montalván (1525 h.), Canoavo (1122 h.), Urama (713 h.), Cabria (245 h.) y Toria (476 h.). En total, 7385 habitantes. Del examen del informe se deduce que el espaňol era la lengua comun, ya que la población india es muy escasa, dominando los pardos y los espaňoles junto con los mestizos28: no se cita ningun centro de enseňanza. 28. Asi en Nirgua de 3304 h., 3252 eran pardos; en Canoavo, de 1122 h., 821 eran pardos y 204 esclavos; en Montalván, de 1525 h., 576 eran blancos, 599 pardos, 272 esclavos, 56 indios y 22 negros. 489 RICARDO CIERBIDE 2.2.13- Vicariate) de Puerto Cabello29 (fols. 654v-655r) Comprendia la villa de Puerto Cabello (3282 h.) y cuatro pueblos de vecinos espaňoles y de otras castas: Borburata (590 h.), Guaiguaza (890 h.), Morón (127 h.) y Alpargaton (202 h.). En total, 5091 almas. No se čita ninguna eseuela. Cabe pensar que el espaňol era la len-gua común de sus habitantes, ya que no se citan indios, sino espaňoles, pardos y eselavos, ocupados en las haciendas de cacao. Guaiguaza, Morón y Alpargatón fueron fundados con esclavos que vivian en las haciendas de terratenientes caraqueňos. 2.2.14. Vicariate de San Carlos (fbls.665v-666r) Comprendia la villa de San Carlos (7346 h.), la villa de Pao de vecinos espaňoles (3327 h.) y dos pueblos de vecinos espaňoles: Tinaco (1782 h.) y Tinaquillo (847 h.); un pueblo de indios tributarios, S. Jose (1099 h.) y cinco de misión viva de indios: Boca de Tinaco (539 h.), Lagunitas (2036 h.), Cogede (2239 h.) y Caramacate (181 h.). En total, 18.467 habitantes. Contaba con dos conventos, uno de Dominicos y otro de Mercedarios en San Carlos, asi como de escuelas de primeras letras y Latinidad, atendidas por dos maestros (fols.46lv-662r). La villa de Pao, cuya mayor parte de la población es clasificada como pardos (2380 h., de un total de 3327 h.), sólo contaba con 54 indios. El obispo M. Marti ordenó que se construyeran dos escuelas públi-cas, una de leer, escribir y contar y otra de Retórica y Latinidad. Al igual que en las poblaciones citadas, la población india era prác-ticamente inexistente en Tinaco y Tinaquillo, por lo que el espaňol sería general. En los demás pueblos la presencia de indios Guamos, Achaguas, Taparitas, Otomacos, Yaruros, Guaiquiries, Mapueyes y Gayones era abundante, lo cual hace suponer que en ellos se hablarían lenguas ame-rindias. Las misiones vivas estaban al cuidado de los Capuchinos. 29- De Puerto Cabello nos dice el informe que estaba poblada por vecinos espaňoles, "pero tambien hai gentes de otras calidades". Estaba amurallada y dividida en dos partes separadas por un pequeňo brazo de mar y protegida por el castillo de S.Felipe; De sus 3382 h., 2299 vivian dentro de la población, dentro del fortin 450 y el resto en las plantaciones de cacao. 490 ENSENANZA DEL ESPANOL EN LA AMERICA COLONIAL: VENEZUELA EN EL SIGLO XVIII 2.2.15. Vicariato de S. Felipe (fols. 667v-668r) Comprendia la ciudad de S. Felipe30 (5020 h.), dos pueblos de espa-ňoles: Caňizos (1048 h.) y S. Nicolas (1198 h.) y cuatro de indios tributarios: Guama (2257 h.), Cocorote (2084 h.), Tinajas (1165 h.) y Aguaculebras (1906 h.). En total, 14.678 habitantes. S. Felipe contaba con un convento de Dominicos. El obispo M. Marti, de acuerdo con el procurador general y su Cabildo, dispuso el establecimiento de dos escuelas, una de primeras letras y otra de Latinidad y Retórica a cargo de un clérigo. Parece que el proyecto de dotar un estudio de Filosofía y Teológia no llegó a buen término (Cf. fols. 520r-521r). Se detecta una presencia muy importante de indios en Cocorote (de 2084 h., 1051 son indios), en Aguaculebras (de 1906 h., 251 son indios Otomacos, Masparros, Guamos y Guaranaos) y en Tinajas (de 1165 h., 131 son indios Guaimas y Guamos), ya que los Guaricos huyeron al ser reducidos en 1720 por los Capuchinos andaluces. Canizos estaba pobla-do en gran parte por esclavos, al igual que S. Nicolas que no contaba con más de 30 indios de un total de 1198 h. Guama contaba con 707 indios, frente 835 pardos, 356 espanoles y mestizos, 203 negros y 146 esclavos. El espaňol predominaria en toda la región. 2.2.16. Vicariato de S. Sebastian de los Reyes (fols.669v-670r). Comprendia la ciudad de S. Sebastián (2907 h.); una villa, S.Sebastián (433 h.), nueve pueblos de vecinos espaňoles y otras castas: Sonebrero (2182 h.), Calvario (653 h.), Ipire (1039 h.), Chaguaramal (I6O7 h.), Chaguaramas (2422 h.), Oritaco (1593 h.), S. Francisco de Cara (II69 h.), Hortiz (1187 h.) y Parapara (2008 h.); cuatro pueblos de indios tributarios: Iguana (133h.), Altamira (352 h.) Y Tucupío31 (483 h.). En total, 24.677 habitantes. 30. El informe seňala que fue fundada en 1693 en el Cerrito de Cocorote, toman-do el nombre de S. Felipe en 1730. 31. En Tucupío y Altamira la población india es total (pertenecientes a los indios Palenque, Cumanagotos y Abaricotos). En S. Sebastián es el 21,4%, en Iguana represen-ta el 91% (indios Guaiquires y Arocuaimas), Orituro 41,5% (Guaiquires), Lezama 30% (Palenques), Barcacoas 13%, Camatagua 23% (Palenques, Cumanagotos, Chaimas, Caribes y Sabitas), Parapara 27% e Ipire 32%. 491 RICARDO CIERBIDE Destacan por la población india, Tucupío, Altamira, S. Sebastián de los Reyes, Oriyuco, Lezama, Barbacoas, Camatagua, Parapará e Ipire. En los demás pueblos no alcanza el 10%. No se cita ningun centro de ensenanza, salvo, claro está, la que se impartia en la propia parroquia a cargo del párroco o misionero capu-chino a los indios. De todo lo cual se desprende que el uso del espaňol estaria extendido en la capital del distrito y parcialmente en las otras poblaciones, siendo menor cuanto mayor fuera el porcentaje de población india, maltratada por colonos y pardos, como advierte el Informe (fols.562r,575v, 555r y especialmente en 568v, en que se declara el ambiente de revuelta de dicha población). 2.2.17. Vicariate) del Tocuyo (fols.658v-658r) Comprendia la ciudad de Tocuyo (7959 h.); el pueblo de vecinos espaňoles, Curarigua de Leal (569 h.) y siete pueblos de indios tributaries: Barbacoas (252 h.), Quibor (3400 h.), Cubiro (608 h.), Sanare (2053 h.), Guarico (1207 h.), Humucaro Alto (4489 h.) y Humucaro Bajo (1100 h.). En total, 21.787 habitantes. La ciudad de Tocuyo contaba con sendos conventos de Franciscanos y Dominicos, pero carecia de escuela publica. La población vivia pre-ferentemente en el campo dedicada al cultivo de la caňa dulce y gana-deria. Destacaban por su población india: Humacaro Alto, Humacaro Bajo, Sanare, Guarico, Quibor y Cubiro. En Barbacoas y Curarigua eran todos indios?2. Parece razonable deducir que la presencia de lenguas amerin-dias entre los aborígenes debía ser muy activa a fines del s. XVIII. 2.2.18. Vicariato de Trujillo (fols.609v-660r) Lo componian la ciudad de Trujillo (4221 h.); el pueblo de vecinos espaňoles, Escuque?? (1379 h.) y 16 pueblos de indios tributarios: Carache (2538 h.), Sta. Ana (706 h.), Siquisai (184 h.), S. Miguel (1029 h.), Boconó (1978 h.), Tostos (778 h.), Niquitao (931 h.), S. Lázaro (264 32. En Humacaro Alto representan el 91%, en Humacaro Bajo el 52%, en Sanare el 80%, en Guarico el 57%, en Quibor el 32% y en Cubiro el 90%. 33- El informe advierte que en Escuque: "un sujeto habitante en ešte pueblo se havía dedieado a enseňar a los ninos a leer, eseribir y contar y asimismo a instruirles en la Doctrinaa Christiana", aprobando el obispo a dicha persona disponiendo lo relativo a la enseňanza del Catecismo (Cf. fol. 281v). 492 ENSENANZA DEL ESPANOL EN LA AMERICA COLONIAL: VENEZUELA EN EL SIGLO XVIII h.), Burrero (612 h.), Fuebrada (465 h.), Tazó (835 h.), Mesa (514 h.), Bomboi (349 h.), Mendosa (642 h.), Betizaque (625 h.) y S. Jacinto (879 h.). En total, 18.983 habitantes. La ciudad de Trujillo contaba con dos conventos, uno de Franciscanos y otro de Dominicos, asi como un convento de monjas Dominicas. Con motivo de su visita pastoral D. M. Marti dispuso la creación de una escuela de leer, escribir y contar y otra de Gramática en un edificio anexo a la parroquia de la Ciudad con fecha de 20 de diciembre de 1777, disponiendo que en la escuela de primeras letras se sirvieran de cartillas, catones y libros devotos, y en la de Latinidad del Arte de Antonio de Nebrija34 En Bomboi, donde los indios representaban un 21,20% de la pobla-ción, el Informe nos advierte que aquellos que tenían algún conoci-miento del espaňol, preferían hablar en su propio idioma. Es razonable pensar que otro tanto ocurría en S. Pedro de Tajó con un 78% de indios, La Mesa con 43%, Burrero con 64%, Quebrada con 64%, Niquitao con 47%, S. Lázaro con 42%, Tostos con 69%, Siquidai con 71%, San Miguel con 57% y Sta. Ana con 35%, maxime si como consigna el Informe la mayor parte de ellos vivian en los campos, lejos del centro urbano. 2.2.19. Vicariate» de los Valles de Tuy (fols. 670v-671r). Comprendia seis pueblos de vecinos espaňoles y de otras castas: Sabana de Ocumare (2141 h.), Tacaya (742 h.), Marín o Cúa (1531 h.), Yare (1200 h.), Santa Teresa (834 h.) y Santa Lucia (2207 h.). En total, 8774 habitantes. Luego de la visita pastoral de D. M. Marti se ordenó la creación de una escuela en la capital del Vicariato, Ocumare, para aprender a leer, escribir y contar (Cf.fol.79v). Todos los pueblos fueron fundados entre 1690 y 1721 "para socorro espiritual de los esclavos y demás personas que cultivaban dichas haciendas". El numero de esclavos ascendía al 49,80%, el de indios al 34. D.M. Marti justifica la creación de escuelas en Trujillo: "En consideración a la gran falta de escuelas que havía en dicha ciudad de Truxillo para la educación e ins-trucción de niňos y jóvenes, cuya necesidad era más grave en aquella ciudad que en otras, a causa de que dista más de doscientas leguas de fragosos caminos de esta capital de Caracas, y era muy dificultoso venir a estudiar en un Colegio Seminario." (Cf. fol. 299v). 493 RICARDO CIERBIDE 11,51%, el de espaňoles y mestizos al 11,26%, el de pardos al 16,11% y el de negros libres al 10,35%. La lengua común seria probablemente el castellano, con la excep-ción, acaso, de Sta. Lucia donde los indios representaban el 24,37% de la población. 2.2.20. Vicariate) de Valencia (fols.668v-669r). Se componia de la ciudad de Valencia (7237 h.); cinco pueblos de vecinos espaňoles y otras castas: Guigue (2432 h.), Chuao (260 h.), Čata (553 h.), Pumare (1704 h.) y Patanemo (618 h.); y cinco de doc-trina de indios tributarios: Guacara (3080 h.), San Diego (794 h.), Guayos (1242 h.), Choroní (1634 h.) y Cuyagua (408 h.). En total, 19.962 habitantes. Contaba la ciudad de Valencia con un convento de Franciscanos. Con motivo de la visita del obispo M. Marti al vicariato, se acordó el esta-blecimiento de una escuela de primeras letras y de otra de Gramática, asignando mensualmente 10 y 15 pesos respectivamente a sus maestros (Cf.fol.543r). Igualmente a su paso por el pueblo de Choroní ordenó la ereación de una escuela de leer, escribir y contar^ A excepción del pueblo de Choroní, donde se mandó construir la escuela de primeras letras y los otros pueblos con mayoría de población de espaňoles, mestizos y esclavos, donde el uso del castellano seria general, es muy razonable pensar que las lenguas amerindias serian de uso entre los aborigenes de los pueblos de indios tributarios, si atende-mos a su elevada proporción: Guacara con el 18,47%, S. Diego con el 24,43%, Guayos con el 48,63% y Cuyagua con el 47,25%. 2.3- El Espaňoly la enseňanza de la Doctrina cristiana. Del examen del Informe del obispo M. Marti se deduce que el uso del espanol, o como dice el texto, "Idioma castellano", seria propio de la población de origen espaňol, mestizos, pardos, negros y esclavos. Respecto de los indios, éstos se castellanizarían probablemente a través de la enseňanza de la doctrina cristiana, a la que debían acudir todos los días maňana y tarde no sólo los muchachos indios, sino también los 35- 'Por los grandes y copiosos bienes que redundan de haver escuela...". Se asig-naron al maestro mensualmente cuatro reales por enseňar a leer, seis por leer y escribir y echo por leer, escribir y contar. (fols. 75r-v). 494 ENSENANZA DEL ESPANOL EN LA AMERICA COLONIAL: VENEZUELA EN EL SIGLO XVIII negros, pardos, esclavos y libres que vivían dentro de la poblacion36, colaborando en ello el corregidor de cada partido. Con los indios casa-dos se hacia otro tanto los domingos y dias festivos, precisando que se haga siempre "suave, amorosa y compasivamente". El Informe seňala, no obstante, la ignorancia de los indios en la doc-trina cristiana. En la visita a los indios de S. Diego (Vicariato de Caracas) D.M. Marti consigna la gran ignorancia de éstos, anadiendo que "muchos indios no oyen misa en los días festivos por su morosidad en acudir a la parroquia" (Cf.fol.51r), particularmente cuando vivían dispersos por el campo, por lo que se insiste en obligarles a vivir dentro de los pueblos. En las misiones vivas se insiste que estén separados de los blancos y pardos con objeto de evitar su explotación y abuso. En las diversas regiones se advierte la existencia de tensiones entre la población india que ante las vejaciones sufridas por los colonos o la exigencia de trabajos forzados habian huido a los bosques, como se observa en el Vicariato de Calabozo con los indios Guamos, Atapaimas, Otomacos, Chirios, Guiris, Yaruros y Tamanacos (fol. 409v). Abundan las disposiciones ordenando a los curas doctrineros de indios tributarios y a los religiosos de misiones vivas que se aplicaran en la ensenanza del "idioma castellano"37 con la ayuda del corregidor, haciendo extensivas dichas recomendaciones a los misioneros capuchi-nos38; dando asi cumplimiento a las reales órdenes de Carlos III a que se 36. Cf. Disposiciones dadas a los pueblos de Guacara (Vicariato de Valencia, fol. 484v), Cocorote (fol. 506r), Altamira (Vicariato de S. Sebastián de los Reyes, fol. 566r), Lezama (fol. 578r), Orituco (581r), Calvario (fol. 588v), cuando se trataba de indios dispersos en los campos, se ordena que vivan dentro de la población, obligándoles a cons-truir casas, a fin de que asistieran diariamente a la ensenanza de la doctrina cristiana, valiéndose el cura del auxilio del Corregidor. (Cf. fol. 601v). Guaira de Paracoto (Vicariato de Caracas, fol.oOlv), Marin o Cua (fol. 606r), Chavasquen (Vicariato de Tocuyo (fol. 304v), Bocoró (fol. 312v),etc. En todas las poblaciones de indios tributarios y de misiones vivas se advierte que "se procurase con medios suaves y oportunos y se procurase tratar a los indios con todo amor" (fol. 191r). A propósito de los indios del Vicariato de Carora se dice: "Se le encargó al dicho cura que procurase tratar a los indios con todo amor y compasión" (fol. 191r) 37. A propósito de la visita al pueblo de Ayamanes del Vicariato de Carora se dice: "Y se encargó asimismo a dicho cura que se aplicase con zelo y eficacia a enseňar tam-bién el Idioma Castellano a los indios de este pueblo y que procurase tratarlos con sua-vidad y blandura, (...), pues no solamente se lograría su instrucción en ella de ese modo, sino también el imponerse a la Lengua Castellana de que estaban ignorantes algunos indios viejos" (fols. 192v-193r). 38. Al hablar de la ciudad de Maracaibo, se trata de la fundación de un pueblo con los indios motilones e! la ribera del Sulia y se encarga a un capuchino de la pro- 495 RICARDO CIERBIDE ha hecho alusión en la primera parte de este trabajo, que exígian se adoctrinara a los indios en castellano con objeto de que depusieran sus lenguas nativas^9. Tanto el conocimiento de la doctrina cristiana, como de la lengua espaňola entre los indios, especialmente si éstos representaban un por-centaje superior al 20% en los respectivos pueblos, debía ser a fines del s. XVIII bastante deficientes, ya que el Informe de M. Marti abunda en declaraciones destacando que eran muy ignorantes, que con frecuencia no acudian ni a misa ni a la Doctrina cristiana y cuando se trataba de esclavos, éstos estaban obligados a trabajar los domingos40. Otras de las razones que explicarían la escasa practica del castellano en ciertas regiones venezolanas a fines del s. XVIII seria el escaso contacto de la población india con gentes hispanas, particularmente en los vicariatos de Trujillo, donde el territorio era abrupto y estaba pobla-do "por muchas naciones bárbaras de indios" (Cf. fol. 189r); de Araure, donde se ordena que vivan separados de espaňoles, mestizos y pardos41; vincia de Navarra: "la educación y civilización de aquellos indios y su instrucción en el idioma castellano, segun Consta en el despacho expedido el 23 de junio de 1775 (Cf. fol. 175r). 39- Refiriéndose al pueblo de Bomboi o Puerta del Vicariato de Trujillo, se dice que "... los indios de dicho pueblo de la Puerta tenian alguna inteligencia en el Idioma Castellano, se aplicaban más al nativo, de que resultaran muchos inconvenientes. Se mandó al cura y se encargó al Corregidor que se tomasen las providencias convenientes a fin de que aquellos medios se instruyesen perfectamente en el Espaňol y depusieran su lengua" (Cf. fol. 276r). Aportan abundante información sobre las enseňanzas del espanol a los indios los trabajos de Fray Pedro de Cordoba, Doctrina cristiana para instrucción y formación de los indios. Ciudad de Trujillo, Universidad de Sto. Domingo 1945 y Robert Ricard, Le probléme de ľensengnement du Castellan aux Indiens d'Amerique durant la perióde coloniale. Strasbourg, Faculté des Lettres 1961, nfi 6, pp. 252-296. 40. Asi al terminar la visita del Vicariato de Tocuyo, al referirse a los pueblos de Cubiro, Sanare y otros dice:"... reconocido la ignorancia que tenían los indios de la doctrina Christiana y que esto procedía de no concurrir a su enseňanza como deben" (Cf. 229r, 224r). Especialmente ocurría en aquellas comunidades, donde eran mayoritarios, como en estos casos que representaban entre el 70 y el 90% de la población. A propósito de los indios de Ntra. Sra. de Chiquinquirá (Vicariato de Carora) se dice igualmente: "...de la gran ignorancia que se reconoció tenían los indios". (fol. 197v). Como muestra de la represión a los hacendados del cacao por trato violento dado a los esclavos y por su explotación en los días futuros, Cf. la visita al pueblo de Marasma o Copoya del Vicariato de Cancagua que contaba con un 57% de esclavos en la población, (fol. 638v). 41. Asi en el pueblo de Aguablanca poblado por indios de diversas tribus el obis-po ordenó al misionero capuchino que espaňoles, mestizos y pardos se retiraran del pueblo "para evitar los £!«md;si/iios daftos que resuitaban de la mezcla de indios, espaňoles v" otras castas, asi dentro de la población, como fuera en los campos" (Cf. fol. 360r.) 496 ENSEŇANZA DEL ESPAŇOL EN LA AMERICA COLONIAL: VENEZUELA EN EL SIGLO XVIII de Maracaibo, por vivir alejados de tierra firme, sobre palafitos sosteni-dos sobre estacas "de palo de vera" y especialmente en el Calabozo, donde vivian en un estado salvaje42. 2.4. Escuela de Gramática Frente a la instrucción de la doctrina cristiana que se impartia, en principio en todos los pueblos, fueran éstos de vecinos espaňoles y otras castas, de indios libres o tributarios o de misiones vivas, la implantación de escuelas de primeras letras o también Uamadas "de escribir, contar y leer" sólo se Uevó a cabo en las capitales de los Vicariatos, careciendo de ellas los de Caucagua, Nirgua, Puerto Cabello, San Sebastián de los Reyes y Tocuyo, si bien este ultimo contaba con dos conventos (de Franciscanos y Dominicos). En algunos casos, como Caracas, Aragua, Guanare, San Carlos y Valencia, tenían dos escuelas, bien por la importancia de la población como en Caracas, bien porque en los otros casos se procedió a la crea-ción de otra escuela en villas importantes. Tales son los casos del vica-riato de Anagua que tenia escuela en Cura y Maracai; el de Guanare que contaba con escuela en Guanare y Hospino; el de San Carlos con las escuelas de San Carlos y Pao; y finalmente el de Valencia con Valencia y Choroní. Como es sabido la creación de este tipo de centros, al igual que los de Latinidad, se debía a la iniciativa del obispo, habida cuenta, como se dice en el Informe de "el beneplácito y voluntad de los vecinos", y con cargo a las rentas obtenidas por testamentos otorgados a la Iglesia con este fin4?. En algunos casos se estipula el sueldo de los maestros que 42. Refiriéndose al poblado de Adraguas habitado por indios Otomacos, dice el Informe que tanto hombres como mujeres vivian desnudos, protegidos por un "guayu-co" en unos pequenos cobertizos, llamados "bugiof. Igualmente en Cunabiche, Payarán, etc., habitado por indios Yaruros, Guaranaos y Taparitos, casi todos gentiles (Cf. fols. 400r-404r). El informe sobre dicho Vicariato abunda en alusiones a los indios no bauti-zados. Asi al referirse al pueblo de Piché de reducción o misión viva dice: "...encargó al religioso misionero que pusiese mucho cuidado y vigilancia en catequizar a los indios gentiles que había en el referido pueblo y en atraer a otros para conferirles el bautismo" (Cf. fol. 185v). 43. Asi en la fundación de la escuela de primeras letras de la ciudad de S. Felipe se advierte que de los 450 pesos que redituaba el capital de 9.000 peseos legados a este fin, 150 fueran destinados al maestro de leer, escribir y contar; 200 para el preceptor de Gramática y Retórica y 28 para la fiesta de la Imnaculada. (Cf. fols. 520v-521v). El nombramiento de maestros era competencia exclusiva del obispo como se im-pone taxativamente en la dotaciôn de las escuelas de la Ciudad de Caracas (Cf. fol. 209v). 497 RICARDO CIERBIDE solía ser de 10 pesos mensuales para los de primeras letras y 15 para los de Gramática44. En algunos casos se dispone que los padres de los niňos paguen determinadas cantidades según quieran que sus hijos aprendan sólo a leer, escribir o contar45. Al igual que en otras colonias hispanas46,los maestros se servirian del Catón, libro escolar por excelencia; de las cartillas para enseňar a leer y de la Arithmética Practica que contenía las reglas para aprender a sumar, restar, multiplicar y dividir. En cuanto a la instrucción en la doc-trina cristiana y buenas costumbres a que alude constantemente el Informe citado se servirian de los catecismos utilizados en toda la Colonia, los del P. Jerónimo de Ripalda y de P. Gašpar de Astete y que se editaban en castellano y principales lenguas generales amerindias. En cuanto al horario y días de clase, los alumnos debian asistir todos los días de ocho y media de la maňana a doce y desde las třes hasta las cinco de la tarde, excepto los días festivos y jueves de las semanas en que no coincidiera otra fiesta, con la obligación de oír misa cada día y asistir a la salve el sábado por la tarde. Los domingos debían acudir a la parroquia por la maňana a misa y a la doctrina cristiana por la tarde. Los maestros de primeras letras podían ser seglares, como se advier-te al hablar de la organización de dicha escuela en el pueblo de Escuque del vicariato de Trujillo47. 44. Cf. fol. 533v, donde se estipulan los sueldos de los maestros y las instrucciones del obispo Marti a los mismos. 45. Tal es el caso del pueblo de Chorori (Vicariato de Valencia), donde se dice "que el maestro que enseňare pueda llevar por su trabajo mensualmente 4 reales por el que solo aprehenda a leer, 6 por el de leer y escribir y 8 por el de leer, escribir y contar"(fols.75r-v). En las instrucciones dadas en la villa de S. Carlos de Austria se sefia-la por estipendio mensual "una corta contribution que se debía hacer por cada niňo, según el estudio al que se aplicare" (Cf. fol. 462r). En aquellos casos en que el obispo considera que están debidamente retribuidos, seňala que "no puedan de sus discipulos, ni estos tengan obligación de darle cosa algu-na por su enseňanza; pero que no se les prohibiría el recibir alguna fineza voluntaria-mente ofrecida" (Cf. Maracaibo, fol. 176v). 46. Cf. Ohinda Massare de Kostiavnosky, La Instrucción Publica Colonial, 2a ed. Asuncion 1975, Entre las disposiciones dictadas por D.M.Marti en la creation de la escuela de primeras letras de la ciudad de Trujillo se dice: "que el maestro de leer, escribir y contar usase para su enseňanza de Cartillas, Catonesy libros devotos". (Cf. fol. 300r). 47. En efecto, el Informe recoge la noticia de que en dicho pueblo habia "un suje-to habitante que se havía dedicado a enseňar a los niňos a leer, escribir y contar y asi-mismo a instruirlos en la doctrina Christiana". El obispo aprobó a dicha persona (cf. fol. 281v). Igualmente en la ciudad de San Felipe, donde se nombró a un vecino por maestro de primeras letras (cf. fol. 521r.). 498 ENSENANZA DEL ESPANOL EN LA AMERICA COLONIAL: VENEZUELA EN EL SIGLO XVIII 2.5. Escuelas de Gramática o de Latinidady Retórica. La enseňanza de Gramática o Latinidad duraba dos o třes aňos y se distribuía en dos secciones: menores y mayores. Los menores estaban al cargo de un pasante que obligaba a los alumnos a memorizar léxico y a realizar traducciones fáciles. En la sección de mayores, éstos se ejercita-ban en sintaxis y la traducción de Cornelio, César, Cicerón, Quintiliano, Virgilio y Horacio y redactaban composiciones en latin. En algunos casos se dedicaba media hora a la gramática y ortografia castellanas, siendo considerada dicha asignatura como muy secundaria. Frente a las diecinueve escuelas de primeras letras existentes en todo el obispado, sólo tenemos noticias de once de Gramática según el citado Informe y se hallaban localizadas en Caracas, Araguá, Carora, Coro, Guanare, Maracaibo, San Carlos, San Felipe, Trujillo y Valencia. La dotación de las mismas se obtenia generalmente por medio de legados hechos al obispo con este fin, como se observa en las ciudades de San Felipe, Maracaibo y Carora48. El Informe nos refiere detalladamente cómo debia transcurrir una jornada de clase y los manuales de que debían servirse profesores y alumnos para el aprendizaje del latín y la retórica. Por él sabemos que la Gramática debía explicarse según el Arte de Antonio de Nebrija y para las traducciones del latín al castellano debían servirse del Breviario, Concilio Tridentino, Epístolas de San Jerónimo y algún libro devoto. Para la poesía se servían de textos de Ovidio, Virgilio, Marcial y Homero "y otros cuyo estudio instruya en el ayre y la elegancia del Idioma y no sea peligroso a la juventud". En lo tocante a la retórica, ésta 48. El obispo M. Marti se sirvió para la creación de la escuela de un legado de 9.000 pesos, dejados en testamente por un vecino de la ciudad de San Felipe para la funda-ción de un convento. Con los intereses de dicho capital se dotaron dos escuelas, una de primeras letras y otra de Gramática. Al no ser bastantes los réditos producidos por el capital el obispo acordó "que se podia tomar el arbitrio de que los padres de familia que enbiaren a ella sus niňos contribuyeran mensualmente con ocho reales por el que apre-hendiere gramática (ď. fol. 521 v). Similarmente se observa en Maracaibo, donde el obispo ordenó la colocación de 3.520 pesos legados por don Vicente Delrio con este fin al 5%, aplicando sus frutos "a la dotación de un preceptor de Gramática..." (cf. fol. 175v). Respecto de la dotación de la escuela de Gramática de la ciudad de Carora, el obispo dispuso se invirtiera el capital producido por un hato de ganado (yeguas, caballos y mulas), propiedad de las cofra-dias de la parroquia, en la construcción del inmueble y en el sostenimiento de los maes-tros. A este fin se adquirieron 175 yeguas "paia con sus productos annuales pagarse la renta que havian de gozar los maestros" (cf. 209r). 499 RICARDO CIERBIDE debía darse basada en autores como Soario y Pomei. Finalmente se dis-puso que la "construcción" se diera utilizando las epístolas y discursos de Cicerón4?. Al igual que los alumnos de primeras letras, los de Gramática de-bían acudir diariamente a misa, asistir a los sacerdotes en los oficios reli-giosos y su preceptor debía ser únicamente un clérigo secular50. Anualmente el vicario foráneo o en su lugar un eclesiástico o religioso regular procedía a hacer ejercicios a los alumnos "para reconocer la apli-cación o descuido de maestros y discipulos, dando aviso de la resulta de su Senoría Ilustrísima". Su retribution era superior a la de los maestros de primeras letras, como se observa en lo dispuesto en Maracaibo, Trujillo, etc. (fol. 176r-v, 300v, 521r-v, 543r...). 2.6. Enseňanza conventual. Sólo nueve de los veinte vicariatos citados tenían conventos de frailes franciscanos, dominicos y mercedarios. Caracas contaba con třes, en los que vivían l67 frailes, es decir, el 55% del total de toda la diócesis. Tocuyo con dos (franciscanos y dominicos) y 16 frailes; Trujillo con dos (franciscanos y dominicos) y 17 frailes; Maracaibo con uno (franciscanos) y 26 frailes; Carora con uno (franciscanos) y 9 frailes; Coro con uno (franciscanos) y 8 frailes; Guanare con uno (franciscanos) y 7 frailes; Barquisimeto con uno (franciscanos) y 10 frailes y Valencia con uno (franciscanos) y 12 frailes. La diócesis contaba asimismo con cuatro hospicios: San Felipe, con uno de dominicos, San Carlos, con dos, uno de dominicos y otro de mercedarios, y La Guaira con uno de franciscanos. Sabemos que los franciscanos impartian las ensenanzas de las primeras letras, gramática, Artes y Teológia en sus conventos de Caracas, Trujillo y Maracaibo a los frailes de su orden, siendo nombrados sus pro- 49. Cf. fols. 176r-v y 300r-v. La reglamentación de dichas escuelas debía de estar calcada o al menos seguia fielmente la llevada a cabo por los jesuitas que, como es sabi-do, proyectaron centros educativos en Trujillo, Maracaibo, Caracas y Coro a lo largo de los siglos XVII y XVIII, dé acuerdo con la obra del P. Juvencio, Métodopara aprendery enseňar. Cf. J. del Rey Fajardo, La pedagogia jesuitica en la Venezuela Hispánica, Fuentes para la História Colonial de Venezuela, Caracas, 1979. 50. En el Informe se advierte que el preceptor de Gramática "había de ser sacer-dote a elección de sus Seňoría Ilustrísima, de sus sucesores o vicarios generales" (cf. fol. 175v). 500 ENSENANZA DEL ESPANOL EN LA AMERICA COLONIAL: VENEZUELA EN EL SIGLO XVIII fesores por los Definitorios o por las Congregaciones Capitulares de la orden51. Referente a los dominicos52, sabemos que tuvieron un convento en Caracas desde 1597 y que en él impartían clases de Gramática, Artes, Teológia y Moral a sus propios frailes desde 1662. Respecto de los mercedarios, éstos se asentaron en Caracas en 1651 con el título de Convento de la Real y Militär Orden de Nuestra Seňora de la Merced y tenemos noticias de su Estudio a partir de 1715. Por lo que a los Jesuitas se refiere, sabemos que llegaron a Venezuela en l6l4 y que recorrieron la Provincia misionando5^ En 1650 tuvieron escuela de Gramática en Maracaibo, pero pronto dejó de exis-tir por falta de medios. Su presencia en la ciudad de Caracas data de 1731 y el colegio de la Compaňía funcionó entre 1763 y 1767. En Coro se ocuparon de la enseňanza y de la predicación, retirándose de la ciudad en 1764. Por lo que respecta a Mérida, iniciaron su labor en 1638 con la construcción de un templo; su colegio fue siempre pobre y marginal. La Ratio Studiorum jesuítica vigente desde el siglo XVI hasta 1773 tuvo gran influjo en la enseňanza del Latín y de la Retórica, tanto en Europa como en la America Colonial Hispana hasta fines del siglo XVIII. Parece que tales ensefianzas de dichos frailes a los miembros de sus respectivas órdenes no repercutieron apenas en la enseňanza del espa-ňol a la población. No tenemos noticias de que en los citados conven-tos se enseňaran lenguas amerindias. Respecto de las monjas, sólo había tres conventos de clausura, dos de los cuales se localizaban en Caracas (concepcionistas y carmelitas, con 91 monjas, es decir, 77% del total) y en Trujillo (dominicas, con 27 monjas). No tenemos noticias de la enseňanza impartida en tales conventos. El Informe sólo nos habla de una escuela de niňas, de la que se ha tratado a propósito del vicariato de Caracas, de lo cual se deduce que el grado de instrucción de las mujeres era todavía más rudimentario que el de los varones. 51. Cf. Caracciolo Parra, La Instrucción en Caracas (1567-1725), cit., pp. 130-154. Para lo relacionado con el nombramiento de franciscanos para enseňar Teológia, cf. ibid., pp. 140-145, Moral, pp. 146-150 o Gramática y Artes, pp. 151-154 52. Cf. Caracciolo Parra, op. cit., pp. 154-159, donde se apotan datos referentes al numero de cátedras impartidas por los dominicos en la diócesis de Caracas. 53. Cf. J. del Rey Fajardo, op. cit., pp. 37 y ss. De acuerdo con un informe de los Padres de la Compaňía, la enseňanza en la ciudad de Caracas debía ser muy deficiente, ya que seňalan que "apenas hay nadie que eduque y enseňe a los ninos en los prime-ros rudimentos de las letras, pues no hay personas que ex profeso o por oficio y con escuelas públicas se dedíquen a enseňar a leer y escribir..." (cf. ibid., p. 83). 501 RICARDO CIERBIDE Conclusion Del examen del Informe de la visita pastoral del obispo M. Marti a la diócesis de Caracas se deduce que la expansion del espaňol por tie-rras venezolanas en el siglo XVIII fue el resultado del asentamiento de espaňoles en los núcleos urbanos más importantes, en nuestro caso en las cabezas de vicariato, preferentemente en Caracas, Barquisimeto, Carora, Coro, Guanare, La Guaira, Maracaibo, Nirgua, Puerto Cabello, San Carlos, San Felipe, Trujillo, Tuy y Valencia. Parece razonable pensar que su uso seria general entre la población descendiente de espaňoles, mestizos, pardos y negros (libres y esclavos). Por el contrario, seria escaso entre los indios, sobre todo de misión viva o de reducciones e incluso tributarios, cuando eran numerosos, como se observa en los vicariatos de Araguá, Araure, Calabozo, Caucagua, Coro, Guanare, Maracaibo, San Felipe, Tocuyo y Valencia. La' labor realizada por la jerarquía eclesiástica en la creación de escuelas de primeras letras y de Gramática durante el ultimo tercio del siglo XVIII debió significar un fuerte impulso en la implantación del espanol en los núcleos urbanos con mayoria no india y también, pero en menor grado y gracias a la enseňanza de la doctrina cristiana, en los núcleos rurales o aldeas, si bien en este caso con rendimiento más bien escaso. La única lengua de prestigio en todo el territorio sería el espaňol, imponiéndose de modo general a lo largo del siglo XIX. 502