I .OS MKTROS HISPANICOS 123 I: Arte menor (de 2 a 8 silabas). 2: Arte mayor: 2.1.: Simples (versos de 11,9, 13, etc. si'l.). 2.2.: Gompuestos (14, 16, 10, etc. silabas). CAPiTULO 7 LOS METROS HISPANICOS 1. lNTRODUCCl6N: ABUNDANC1A DE METROS I n. poesfa hispanica cuenla con una amplia gama de metros, que van desde las 2 silabas hasta las 22. Con todo, hay unos metros muy usados -especialmente los de 8 y 11 silabas, segui-dos por los de 7 y 14— y otros verdaderamente raros. Si nos tuvieramos que decantar por un solo metro, el mas usado en lodas las epocas y el mas arraigado en la poesia popular y tra-dicional, est- seria el octosilabo. Por su parte, el endecasilabo, metro italiano afian/.ado en el Rni.u iniieiiui. es el doitiiuanir c:n la poesia culta en arte mayor desde el siglo XVI hasta hoy. Los poemas que utilizan un solo metro (monometricos o isosilabicos: romance, soneto, etc.) son los mis abundantes en nuestia Ifrica. Los heteromecricos o heierosilabitros nacen de la necesidad de variacion mclodicao ritmica. Presentes en la tarda Edad Media (coplas de pie qucbrado), se incremental! en el Renacimiento (oda horaciana, cancion petrarquista, madrigal, etc.), y reinan en el moderno verso libre. Estilisticamente, los metros cortos resultan mas aptos para tratar temas ligeros, y los metros largos para los graves. Los metros con un numero par de silabas (4, 8, etc.) reeiben en muchos autores el nombre de «parisilabos»; e, inversamente, el de «imparisilahos» los de niimero impar. Vainos a pasar revista a los metros hispanicos, desde su maxima frecuencia hasta su minima1, prirnero dentro del arte menor y luego dentro del mayor, 1 Antique una cxposicion sistematka que cotnenzara por los metros de 2 silabas y terminara por los de USt seria mucho mas ordenada, creemos preferible exponer primcro los meiros mas usiialc-s y conredcrics mas espa-cio, De este modo ntw parccc que el lecioi' gana en penpecthia dc uso. 2. Metros de arte menor Los que mas volumcn fonico tienen en ire los de arte menor -los de 8, 7 y 6 silabas- suelen encontrarse en poemas monometricos. En cambio los de menor volumen fonico -5, 4, 3 y 2 silabas- se encuentran casi siempre acompa-hando a otros mas largos en composiciones heterometricas. No esta exduido, sin embargo, su empleo independiente. 2. 1. /vw mas usuales: 8, 7 y 6 silabas En el arte menor, el mas usado es el octosilabo, el gran metro espariol. Lo encontramos en nuestros mas primitivos poemas, las jarchas (s, x), y llega hasta nuestros dias. En OCtOSflabOS can tan los pueblos hispanicos (copla, solea, sevi-llana, huapango, etc.). En octosilabos se escribe el Romancero, las decimas, las redondillas, etc. Nucstro tca-tro clasico esta mayorilariamente escrit.o en octosilabos, y otro tanto sucede con la lirica popular o popularizante. Con ritmo trocaico (-•*------), dene un gran precedente en la metrica popular latina: el «versus quadratus» o tetra-metro trocaico catalectico. El uso del tetrametro trocaico en la poesia ritmica latina medieval (p. ej. «Pange, lingua, glo-riosh') esta documenlado en todo el dominio romanico. Sin embargo, no hay que descartar un primer desarr olio autoctono del octosilabo en Esparia -donde coincide con el grupo fonico medio de la lengua espahola-, en Provenza y Francia («heptasyllabe»), en Italia (*ottonario»~), o en * En Italia el «OttonariO» es, durante los pnmeros siglos, un verso de caractcr popular y muy usado (en las »ballatr» y «laude<>). En la metrica culta, en cambio. ha tenido poca fortuna, igual que los demas versos pai i-sflahos. Dante annua que son baxlos. por lo que lo*. impait-s mjii preferi-hl<-s: "ParuiUabavera propter sui ruditatem aon utiraur nisi rara; retinem 12-1 LA MÉTRICA ESPAŇOLA EN SU OONTEXTO ROMA.SIi -O LOS METROS HISPÁNICOS Portugal («ocLossilabo>*). Yde hecho, el octosflabo masfre-Lucme cu la Romania es el «po]irrrLmico», que mezcla versos trocaicos con otros dactilicos {—------) y con mixtos (es dear; con mezcla de clausula*, trocaicas y dactilicasen el interior del metro: ———, o bien--------~),e inchiso tro- caico-peonicoa {-~-~~~-~;-~~~-~--), Los poemas en octo-silabos (k: mi solo ii[jo riimiiu st encuentran a partir del Neoclasicismo, pero siempre de inodo aislado. He aqui un ejemplo íiiIU;jh) v>bn- Ul liki ,nui'u espaňola es notable en algunos períodos como la Edad Media y el Neoclasicísmo- favorece el uso del heptasilabo, hemisti-quio de su gran metro, el «alexandrin» (12 sílabas), que es interpretado entre nosotros como de 14 sílabas (7+7). enim náturám suorum numerorum, qui rumens imparibus, quemadmo-dum materia tonne subsisiuiit,- (Vír VulgariEioquenlia, H, 7). 5 El tetrámetro yámbico cs un verso latino dc 15 sílabas con dos micm-bros: cl primero im heptasilabo csdríijulo. ^ r! sekundo un heptasilabo Hano, Ej.: * Al cietienaňo" Dante lo llama -celeberrimo carmen* y lo sitúa inme-diaiamente deträsdel endecasílabo: -Et dktmus cptaslľabum scqui i Hu d qtiod maximuni est in cclcbritatc,» {De Vxúgaň Uoquentia, II, 5). En la poesia espanola el heptasilabo aparece rnuy tem-pranamente, acompanando al octosflabo dentro de la metri-ca fluctuante de nuestros origenes. Asi lo encontraraos en las jarchas y despues en bis romanecs antiguos y en. las seguidillas. Con el Renacimiento. el «settenario» italiano, compleinento del endecasilabo en numerosas composicio-nes (madrigal, cancion de estancias, lira, etc.) pasa a Espana. El Barr f lco lo consolida como metro in de pendiente en los romancillos bepLasilabos, y tri Ntroclasicismo bace que supe-re en uso al octosilabo: en letrillas, anacreonücas, endechas, etc. Atmque nunca deja de tisarse, decae su cultivo en los periodos siguientes, hasta que lo incrementa el grupo poe-tico del 27. Los poemas en hepLasflabos stielen strr polirntmicos -mezcla de metros con distinto ritmo-, El heptasQabo tTOr caico (--~---se eneuentra de modo uniforme en poemas del Romanticismo, Veamos un ejemplo de polirritmia trn im romandllo trn cuarLtrLas dtr Eoptr de: Vcrga: / — 7 a 7-7 ;i k ; 1'( )1)]'IlMI'Cpiilla ITIta, enLre peňascos rota, sin ve Las des ve lada y finrr las olíts sola!» El tercer metra más fiecuente en arte menor es t:I hexa-sílabo. Procedentede la poesia medieval latina p. ej. «Ave maris Stella»), I o e neon tra mos en la poesia pro-vtrnzal con tste mismo ririn<} tXOCaico. En la poesia galaJco-portuguesa, en cambio, dene ritmo dactilico El hexasilabo caste I lano, frecuente desde el siglo xrv en villan-cicos y romancillos, mezcla am bos tipos (polirritmia), aun-que con predominio dt: los dactilicos. Con monorritmia dac-tílica se encuentra a partir del Neoclasicismo. Vcarnos hexasílabos polirritmicos en una letiilla de Góngora: 6-6a 6a «La iná* helia ň tri a dť nuestro liigar. hoy ^uda y solii y ayrr por Casar» 120 1A MÍTRICA eSPAŇOLA KS" SC CONTEXTO ROMANICO LOS METROS HISPÄNICOS 127 2.2- Metrtts fundammtalmenie auxiüares: 5, 4, 3 y 2 ailabas El pentasilabo suele darse combinado cori los metros de \ 1 y de 7 silabas. Fl de riimo dactilico (-»-—) es el «verso adúnico»\ f on el que nuestra métrica reproducc cl adónico clásico (-""-.j*), como en las estrofas sáfico-adónicas. El de ritmo trocaico (*■---■*) predomina en lus poemas polirrít-micos monométricos, cuyas muestras más andguas se re-montan al siglo x v, El tetrasílaho es muy abundante en la Edad Media, como complemento del octosílabo en las coplas de pie quebrado. El «pie quebrado» es precisament.tr cl verso tetrasílabo. Tiene ritmo trocaico (----■). Poemas nioivimŕtricos en tetrasílabos aparecen a partir del Neoclasicismo. El trisílabo (---) y el bisílaho denen un uso escasísimo. En el Siglo de Oro podcmos encontrarlos alguha vez en ectis y ovillejos, Oesde el Neoclasicismo los hallamos inde-pendientes, bien en poemas monométricos, bit n en las esca-las mélricas del Komanticismo. He aqní dos muestras, n na de un poéma en trisílabos de Jorge Guíllén, y otra tie versos bisílabos en u na escala métrica de Espronceda: 3- «jCaballos 3- De fueRo 3 .i Crinados, 3- Sujctos 5a A manos De vienios ?>* Muy claros!» «[^eve 2 Son,» 3. Metros de arte mavor, simples El más importante en este grupo es el endecasilabo, scguido a bastante dištancia por el eneasílabo. El decasílabo, 4 Recibc cstc nombre porqtte tiene cl esquenia itimico dcl I amen to por la miiertc prematura de Adutiis. que sería en uso el metro siguiente, ofrece la peculiaridad tie lener algunas formas simples y otras compuestas (5+5). M ucho m en tis frecuentes son los metros de 13, 15 y 17 síl a- 3, 1. El m decasílabo El metro de 11 silabas llega a Espana procedente de Italia. A su vcz, el endecasdabo italiano aparece cn el siglo xii (1135) -probablemente como evolueiön de una forma bajolatina, o quizä tomado por casualidad de los trovado-res proven/.ales, que lo usan poco-, y se convierie im cl gran metro de la poesia italiana, desde el siglo xm (Dante y la escuela del «dolce stil novo», Petrarca, etc.) hasta nuestros di'as, En la Espana dcl siglo xv aparece el endecasilabo como Variante del dodecasilabo en el verso de arte mayor, fluc-tuame (asi en Micer Francisco Imperial). El Marques de San tili an a inten La adaptar el endecasilabo italianof,s pero serän Boscän y Garcilaso quienes lo afirmen y consoliden en el siglo xv!r Por inlluencia iLaliana, el endecasilabo se extiende en el siglo XV] a todas las literaturas occidentales7, En el Renacimiento se considera que este metro reproduce varios latinos: el teLrameiro caialectico, cl säMco horaciano y el fi El ritmo vaciJante que se pereibe er sus endecasilabos sc debe, a veecs, a la presencia de dos silabas tonicas cönsecutlvaa, y. mix a menudo, a la me/.cla del ritmo dcl endecasilabo italiano (acetuuaciun en fi' silaba 0 en 4") con el de ItM endcrasilahos gallrgos (acenttiaciön en 7" o en 5*). Asi, por ejemplo, en el wineto *F.n el prospero tiempo las Serenas» de Santillana, junto a 7 versos de acentuaeion italiana. encontramos otros 7 que acentiian en silaba 7* y que suu dar-amentc cndccasilabos de gaita gallcga, similates a los de la estioi'a de arte mayor, en hoga cn cl siglo XV. Por cjemplo: «cantHl e atiendefl al bucn temporal- ---------- (H-7-10> «sea destino o enrso Tatal» ---------- *F.l cnsrrfo actiertla, mas tmnel wthImi" ------- (2-+-7-I0) • ti la ll;tt;.i clt-3il.iittiilii»uI'umi!• ----------- (1-4-7-10) Kn Fnmriii. Rdiisard y Im Pleiade lo iililizan coa enuisiasmo. Amlga cn csa literailira, donde se le ctinsidera «decasyllabc» v ch lambien llamado «wen l:< im m un », 1 A MKTKH A KSI'ANOIA l\ Sl* COVIl-XTO ROMANICO LOS MtTROS HISPANHX» I2y alcaico igualmentc horaciano8. In c iinlacrecienta su presti-gin y uso. Ritmicamente, exislen dns tipos bäsicos de endecasilabo italiano: «a minore", que acentua en sflaba 4*, y «a maiore», quc lo hacc cn 6". En ambos lipos cobra cspccial impor-lancia la distincion cntre acento constituyente y acentos extrarritmicos. En los endecasilabos «a maiore» el acento constituyenic sc sitüa cn 68 silaba (ademäs dcl de 10", que es fijo). En los «a minore», en 48 silaba (y cn 10» el fijo). Los demäs acentos posibles son extrarritmicos, no imprescindi-Mes" En los endecasilabos «a minore», horacianos o säficos. el acento consiiiuyente cn silaba 4* estä acompariado por cl final, cn 10», y tambien por dos acentos flotantes CUya posicion es variable: 1* o 2' silaba el primero, y 6" u 8* cl segundo. El endecasilabn säfico sc usö durante mda la Edad Media en la poesia latina, sobre todo para composi-ciones religiöses. Vcamos disiinias reali/.aciones de säficos en Garcilaso de la Vega: {1 )-4-(6)-10: ^Quien mc dixera, Klisa, vida mia» (i )^l-(K)-10: «Libre mi alma de su estrrcha roca» (2)-4-(8}-l0: «si no me lleva a despeiiur COfulgQ (2)-4-(6)-l0; de algtin barranco Albanio a mi despecho.* Dcbemos incluir tambien dentro de los säficos aquellos tipos de endecasilabo, mäs raros, en que lälta uno de los acentos extrarritmicos flotanies, o los dos, o bien aquellos en que existen dos primeros acentos flotantes o dos segun-dos: 4-(8)-10: «Mas la fortuna, de mi mal no ham» 4-(o)-(8)-10: «cuando ni aqucsle valle al fresco vienio» (l)-t-M-(lil-H): »Vo si Ii, Chilenin. % mies que amancsca» Dentro del endecasilabo «a maiore» o acentuado en 6*, tres tipos se nos perfilan con relieve propio -y sus denomi-naciones adjetivales apuntan hacia sus habitualcs valores " Vease el rapitulo tle l'oemas esiröli< os: eMiofas de 4 verxos. • Por ello los «enalaiemos enire parenteii* en los csquenias de los ejemplos sigiiientes. estilisticos-: el endecasilabo enfätico (con acentos coiisiiiu-yentes en 1», 6» y 10» silabas); el heroico (24, 6* y 10') v el melödico (3», 6»y 10*): l-6-(8)-10: «Arboles que os esiäis mirando en ellas» 1- 6-10: »liiedra <|iie por los ärbolcs esminas» 2- 6-(8)-10; -Cual suele el ruisenor con triste canto 2- 6-10: quexarse, enur las hojas cscondido- 3- 6-10: *A despecho y pesar de la venmi ll 3-6-10: que por oirci Camino nie desvia» Caso especial son aquellos endecasilabos que acentüan tanto en 4" como en 6*. pues podemos plantcarnos el pro-hlcma de si son de tipo säfico o de tipo beroico. Nos pare-ce preferible considerarlos säficos, por ser posible para el säfico acentuar en 6', pero no al reves: (2)-4-(6)-10: «Corricmcs aguas, puras, cristalinas» (2)-4-(ti)-(8)-lÜ: -Si llegas antes, no le rslrs dormido» Otros tipos de endecasilabos pueden surgir por la pre-sencia de acentos extrarritmicos en posiciones contiguas a los constituyentes. La semasia del poema y el sentido ritmi-co del lcctor acoiiscjarän en cada caso, bien la desacenlua-cion ritmica, bien la pronuiiciaciön como acento enfätico de esos anürritmicos: <>(y)-10: "Si el arrepemimiemo iras el vimi» 2-(5)-6-(7)-10: -Kstä y estarä cn mi Unto clavada» Ademas de lodos estos tipos de endecasilabo italiauos, existe un pequeno grupo quc podemos Ihuiiar endecasilabos hispänicos o antiguos, generaltnente anteriores a la entrada de los italiauos en el siglo XVI. Su uso es muchisi-mo menor que cl de Ins iialianos. El mäs impnrtaiite es cl endecasilabo dactilico (acentos en 1'. 1 ', 1" \ 10'': -Dame licencia, mudable Fortuna»), componeiite dcl «verso de arte mayor», que en esta estrofa allerna con el dodecasilabo tambien dactilico. Se conserva el endecasilabo dactilico, mono-metrico, en canciones populäres gallegas, y tras siglos de olvido reaparece en el Modernismo, en el poema «Pörtico» (1892), de Rüben Dario, del cual eutresacamos mia estrofa: 130 JA MKJKK.A t.Sl'AM H.l EN SU CONTEX.TO ROMÄNICO 1-4-7-10 «Va del lablado flamenco a la orilla 1-4-7-10 y ase en sus palmas los crotalos negros, 4-7-10 mientras derrocha la audaz seguidilla 1-4-7-H) bruscos acordes y raudos alegros.» Continüa este endecasilabo en el Postmodernismo"\ antique sigutr sitrndo escaso. Otros endecasilabos menos usados aün son el trovadoresco, que ace n tu a en 4a y 10* y se eneuentra en Santillana y en tri Modernismo; tLl galaico anü-guo, que acentüa en 5* y 10' y se eneuentra en la poesia popular gallega y en el Modernismo; y por ultimo el endecasilabo a la franeesa, que acentüa en 4* sobwpalabra agtida, luego en 6a u 8" (flotante) y en 10a. Aparece aisladamente en el Ntroelasicismo y Modernismo, 3. 2. El eneasiiabo Es muchisimo menos usado que el endecasilabo o que su vecino tri octosilabo. Sin embargo, esta presente desde la Urica, antigua -aparece en unajarcha- hasta auestros dias. En el Auto dt Ins Heyes Magos (finales del s. XII), la primera obra de teatro conservada en lengua caste liana, el eneasiiabo es e) metro mäs ahiindante. Tal vez guar de relation con el «octosyllabe» Trances y proven zal. Pero igualmente lo encon-tramos autoctono, en tri folklore del Norle üLjei[Li[Los: 9 a ninos oscuros que cruz-asen.» l-'.n el Neorlasirisnio v en el Modernismo el eneasiiabo se nsa en algunos por mills monorriUincos, bien con ritmo tro-caico o dactilico -en himnos y composiciones enfäticas- —-----)12, o mixto -en narracionesy dialo- gos- (--------). Otro mixto (--———-) monorritmico lo utili/.a Juan Ramon Jiuiene/ en «Ralada ■citri domiiigo» y ■ llulnda dt: la flor rltr la jara». 3. 3. Metros singles de 10,12, 13, 13, 16, 17y 18 süobas Id decasilabo es un metro que ptiede aparecer tanto simple como compuesto, pero es mucho mas frecuente en las varied ades compuestas. El decasilabo simple, aim que cuenta ton algun prece-dente en la versificaci6n fluctuante medieval, es poco tisado en la literauira espanola basta llegar al Romanticisino, donde es culdvado para himnos patrioticosy religiosos (por ejemplo, los himnos nacionales de Argentina, Chile, Bolivia, Peru, Uruguay, Paraguay, Mejico y Guatemala; de ahf el ■ Por ejemplo, «C^rrera de AWiamar», de Zorrilla: • Rf ndida V las fucr/as perdiendo. al vertigo inn-imi> tedio- 132 [A MlíTRHlA liSl-AŇOIJ. £N SU CONTEXTO ROMÁNIOO nombre de «decasilabo himnario» cen que se le conoce). Tiene un fucrte ritmo dactílico con 3 acentos en cada verso -en las sílabas 3a, 6a y 91-. Asi en Zornila («Ún testigo de bronce»): 10 A "Esto cs ;ay! que armjadu en el viento-------■«•— 10 B a su nada el espíritu va, 10 A y suiudado en el úMmo aliento 10 B micstro cuerpo arrebata quizá.* El Modemismo continúa escribiéndolo, aunqne lo usa menos que el eneasílabo. Como ejemplo de dccasílabo dactílico simple po démos citar cl poema «Blasón», de Ruben Daří o: JO A «KI olíropíco cisne de níeve — 10 B con el ágata msa del pito ---„„..,.„_„ 10 A lustra el ala eucarística y brcve 10 B que abre al sol como un často abanico.» ----- Los demás metros (12, i3, 15, 16, 17 y 18 sílabas), en sus variedades sirnples, se utílízan exclusivamente en la experi-menlación métrica del Modemismo y -algo- del Romanticismo, sobre todo en el tipo de verstficación de cláu-sulas que se ajusta al metro. Asi, en ei Modemismo pode-mos halí ar un dodecasílabo tcmario (-------~"-~), simple (4+4+4 sílabas) ycon ritmo peóntco . El más frecuente, sin embargo, šerá el tridecasilabo lemaňo, que es como un eneasílabo prolongado (-------)( también de ritmo peónico, Aunque rara vez aparece solo, lo encontra- " CFr. J. Vicuňa Cifuentes (1929: 57-60), Veamos un rjr.mpln de José Maria íjabriel y Galán: -Hk laidt: jgusio ih.jlIilh puras [...J „••«/l,...y.»m cabeel tronco periumink> del nbeto, í-ítlKÍ un i rli n Ih ik rumnres del lorrenic.H ~v—/—,—/---- JllBo Virtma comenta de él: *Es un verso niicvu, ť[ue no tiene llistoria." Deteria alguna aparicióii esporádicaen Micer Franc isco Imperiál, y seňa-la que el primem que se OCUpa de él es Sinibaldo de Mas (1809-1868) en su Histtmn miihiail e [ni sangrc se nutricron Lis estrofas de estos cantos; son la* flores de ml alma, que cayeron a los ósculos de una brisa sonrieiue, saturada dc perfumes, [...] guardadores de magníficas riquezas ignoradas-"'. 4. mf.tros de arte mavur, í;ompl estos Dcnt.ro dť este grupo de metros, el más frecuente es el alejaudřino, A una buena distancia le sigueu los metros dc 12, 16 y 10 sílabas. Los demás forman paříc dc la experi-mentación métrica del Modemismo. 4. 1. El aUyaTulrino Esel verso de 14 sílabas divídido en dos ht:mtsi.iquios dc 7+7. Procede seguramente del tetrámetro yámbíco cataléc- Volveremos a uarar de él en esit niisino capíiulu, al examinar el ale-jandrino. Es un verso simple -por lo que no puede ser alejandrinu- y de lil sílabas, 8u peculiatidad consisie en que la silaba ti' tiene que coincidir tun fina] de palabra, bicn en silaba tónica, bien en sinalefa con la primera silaba de la palabra siguicntc. |fi Este versn niw muestra que esiamos antc un metro simple y no com-puesto. ya que [a palabra «ma^níficas», csdrújula, mantienc en el CÓmpu-Ui KKias suš sílabas; si fuera mělni compuesto, estana en flnal de primer bernistiquio y |M)r tanto r.oinpnraría una sílaba mrnns. 134 LA MF.TRJCA ESPANOIA EN SU CONTEXTO ROMÄNICO I.()S METOOS HISPÄN1COS 135 tico latino, o bien del asclepiadeo menor -a traves de los bimntis de Priidcnon-. Durante la Edad Media, en los pri-meros siglos de las literaturas romänicas, se usa para poemas didacticos y hagitigräfieos1'. Pero es la liieramra fran-cesa la que mas lo utiliza. A la literatura espanola el alejandrino llega desdc Francia, y reeibe su nombre del Roman d'Alexandre (c. 1180-1190), del nortnando Alexandre de Bernay1H. Puesto que la mrtrica francesa computa los versos desde la primera silaba basta la ultima tönica -pero no la ätona poston ica, si existe-, el alejandrino fnmees Consta dir 12 silabas. Por el contrario, el alejandrino espanol Consta de 14, contando una mas en cada hemistiquio . 1' En el DOTte de IiaLta encomramos una literatura moralizante quo usa el "doppio settenario«, y que tiene probable rclacion con Francia. Pero tambien en Italia, en Sieilia, hallamos una derivacion del tetrametro yam-bico catalcctico er el «contrasto» -composicion dialogada. qui/a repre-scni.ihh'— rlc ( ielo d AL<;iu;o (primein ni:l;n:. iLcl •>. \:ir: •Rosa Iresta aulentissima Th'spuri inviT la State, Ii- iLiiiin« [i rtisiiiHl, piiLicll' c maritaif: crcRcmi d'cste tbcora. se tVste a bolontate.» IK Kxiste en la Edad Media franceia un conjunto de biografias fabu-losassobre Alejandro Magno, CVyopuntO de partida es la fanlasdea Virin dt Aitjawtro, cscrita en griego, del Pseudo-Calistenes (s. III), traducida al latin cn el s. X. Hitos en esta sehe son im F.pitnmr {s. IX) de una anterior hiografta de Alejandro. por |ulio Valerio (&. IV), la IShtimis itr l'nwliii (s. X), del arcipresle rtapolitailü Leone, >• el Alrxamheis {1184-11 $7), estrko en lievimeuos virgtltanos por Gautier de Chäüllon y populati-zado en la en&enanza escolar, tu cuanlo a lo» poemas en lengua francesa, esetitw sobre este tema, encoiuramos el Aitxandr* de Albcric de Fisancon (primer tercio del s, Xll), en el estilo de los rclatos hagiogra-ficoi y con eicrias afinidadcs eon los canTsres de gesta; el anönitno de Poitou {] 160-1 165), en decasflabos monorrimos,y el Roman d'Alexnnitrr de Alexandre de Bcrnay, 16.000 versos dodecastlahos. Asi esle metro, por la fama tlel lisiman fi'Alrxayiitrr. paso a llaiiiitisi' dciK' i'l s. XV ^ale-jantlrinoii. " VcamfM Linus ^lerstis de AnriTtiinaque (lfjf)7) de Jean Racine, cuya ce.su-La tnavcaiuoi con trazo obLicuo. Con independencia de que el primer o el segundo hemütiqnio lermine en stlaba tönica o en silaba muda -rinta masculina o rima lernenina, respectii'amenie-, el cömputo iiempve esde fi + fi silabas: hAuü ordres d'Andromaquc / icL loiit est soumLs> ■■SciriLff, itmjt, t^ephisi', / i'i telte nuil triielle-■'Hcrmiüiic, Scigticur? / II La laut »tiblicr» El alejandrino es el grau rnetni dt: nuestra primera escue-la culta, el «mester de clerecia» (ss. xril-xiv: de Berceti a l.t'jpez de Ayala). La ciiatlerna \na del mester de clerecia no UV) l;l vli:;il< t i: •. n -,i 11:i_;:.11 riti\>\va llLLlio <> bicil tlisiüll de silaba. El iitmt) acentual de cada hemistiquio en esta escue-la es variable («alejandrino polim'tmko»), Como en esta estrofa citri Arcipreste de Hita: 14 «Como s generös: epica, teatro y lirica- quie-nes volveran a hacer de el un ust> extensisimtj, Tanto, que el alejandrino invadirä campos tradicionales del endecasfla-bo, como el soneto o la tictava. Normalmente el alejandrino se presenta conto polii riLini-co en el poema. Sin Embargo, existen poemas alejandrinos con ritmo uniforme: bien trocaico kizn dactilico (Ambos se encuentraii en poemas del Romanticismo, con precedentes en d siglo xvi y posteriores. AI tipo dactilico pertenece la «Sonatina* de Rüben Dario («La princesaesti triste. /Que tutidrä la princesa?»). Es posible tanmbien tener poemas con ritmo uniforme de dp« mixto en el Modernismo. En este mismo pen'odo se encueitLran versos de 14 silabas que ya no pueden Ilamarse alejandrinos por teuer no isostiquios sino heterosüquios: 6 + 8 silabas. Stiit Itis tetra-decasilabos que pueden poseer ritmo trocaico uniforme, o bien ritmo dactilico. 4. I. 1. Alrjandrino y tridecasUaöo ternario Los modernisLis hispauims, siguiendo la pauta de la reno-vaeiön metrica francesa, donde el alejandrino a partir del