216 GRAMÄTICA HISTÖRICA ESPAfiOLA consonantes (lo que se llama larga por position). Como el acento latino se ha conservado en romance en la misma position que tenia en latin, toda vocal penültima ante dos consonantes, es la tönica. Pero ademäs debemos considerar la otra variable: en la mayoria de las lenguas romances han evolucionado de manera diferente las vocales tonicas largas y las breves. En definitiva, aunque cantidad y acento van bastante ligados, dado que una breve ante dos consonantes podia llevar tambien el acento en la penültima silaba, conviene tener siempre presente que se trata de dos variables, al menos si nos referimos a los estudios romä-nicos. Otros problemas relacionados con esta cuestiön se estudian en la gramätica historica. ■ ■ II. EL TRÄNSITO DEL ESPANOL MEDIEVAL AL MODERNO: REAJUSTE FONOLÖGICO 1. Tras unos siglos initiales, en los que los tanteos por adecuar la ortografia a la pronunciation de sonidos nuevos que no existian en latin parecen indicar que los escribas se regian por reglas anärquicas, podemos percibir a finales del siglo xii y principios del xin cömo va surgiendo la norma casteEana que se impondrä hasta el siglo xvi. Para que se generalizara esta norma ninguna disposition legal fue necesaria. El influjo decisivo de la cancilleria real, modelo para muchos notarios ciudadanos, el auge de la cultura clerical con las escuelas catedralicias, la importancia definitiva de las ciudades frente a los nücleos rurales monästicos, propagaron una norma lingüistica, lejos de la unidad, pero relativamente coherente. Vamos a examinarla en sus aspectos gräficos, foneticos y fonolögicos, los mejor estudiados. Sin duda ninguna, tambien se fue imponiendo una norma en los niveles morfolögicos y sintäcticos pero, en general, se han estudiado menos estos aspectos. Hay que senalar, en primer lugar, que el sistema fonoldgico y gräfico vocälico castellano era ya desde el xin präcticamente semejante al actual. Algunas realizaciones de diptongos o hiatos eran la ünica diferencia. La distribution de los fonemas vocälicos en la cadena hablada tampoco era la misma que la de ahora. Pero esto no vamos a tenerlo en cuenta, pues es una caracten'stica comün de todos los fonemas de entonces. Sobre el sistema gräfico de las vocales solamente debemos poner de relieve dos hechos que han llegado hasta el siglo xviii. El signo u, hoy ünicamente vocälico, se utilizaba tambien para representar la consonante v. No aparecia solamente en position inter-vocälica con valor consonäntico, sino en position implosiva e inicial: uino, deuda (que alternaba, por ejemplo con debda) y amaua. Aunque los editores modernos suelen facilitar la lectura distinguiendo en los textos medievales v con valor consonäntico y u con valor vocälico, a veces es posible confundirse. iDeberfamos leer el anterior ejemplo deuda como [deuda] o como [debda]? En la serie palatal la vocal i presentaba los mismos inconvenientes gräficos. Para la vocal se utilizaban los signos i, j, y. Con valor consonäntico se utilizaban y por un lado y j, i por otro. La alternancia en las vocales dependia un poco de escribas y tipos de letras. Un resto 218 GRAMÁTICA HISTÓRICA ESPAŇOLA actual de tal sistema gráfico lo tenemos en nuestra copulativa, escrita y. 2. Todo lo que tratemos a continuación se refiere al consonantis-mo. En el cuadro siguiente pueden comprobarse fácilmente las conso-nantes con las que, con toda probabilidad, contaba el castellano medieval. Más adelante haremos algunas precisiones. Ahora solamen-te subrayamos que los signos encerrados en círculo nos muestran los fonemas que se han perdido en el espaňol moderno culto. Los encerrados en un cuadro son los nuevos en el espaňol moderno. Advertimos que no todos los sonidos del cuadro, como luego veremos, tenían ca-pacidad distintiva. CONSONANTES CASTELLANAS MEDIEVALES Oclusivas P b t d k g sorda sonora Fricativas D f v m ď s © y E -g © sorda sonora Africadas 8 č sorda sonora Vibrantes f r multiple simple Laterales 1 i sorda sonora Nasales m n B sorda sonora Bilabiales Labiodentales Interdentales Dentales Alveolares Prepalatales Mediopalatales Velares Uvulares Aspirada faríngea Aunque los sonidos de nueva creación o los perdidos son los que más tinta han hecho correr, los otros no dejan de plantear problemas, si bien de alcance más limitado. Vamos a examinar primero los sonidos que el castellano medieval comparte con el espaňol moderno. Adverti-remos si son fonemas además, i.e., si tienen capacidad distintiva, y trataremos sobre todo de los problemas de su grafía, pues, en realidad, gran parte de las dificultades que presentan son de fijación gráfica. En el siglo xiv la mayoría de estos sonidos se suelen escribir ya como hoy en día, con escasas vacilaciones. A) En la Edad Media [p], [t] y [k] eran sonidos que servían para distinguir parejas de significados. Tenían por tanto capacidad distinti- APÉNDICES 219 va; eran fonemas como ahora. Se escribían respectivamentep, t y cante a, o, u. El sonido [k] se escribía también qu ante e, i. A veces ante [wá] se escribía también q, por razones etimológicas, como quatro, aunque alternaba con c la grafía q. Ahora bien, por grafía cultista (presión del sistema gráfico latino en la educación del escriba) qu podía aparecer ante a, o, sin que se pronunciara, probablemente, el wau. Asi, existen ejemplos como nunqua o propinquo (al lado de probincó) 'pariente' 'vecino'. Era frecuente que aparecieran grafías latinizantes geminadas de todos estos sonidos, prometto, accusado... Tampoco era infrecuente que se escribieran en palabras cultas o extranjerismos grafías tipo th, ch. Alternaban en las mismas palabras y en el mismo contexto con las grafías anteriores, por lo que se referían, indudablemente, al mismo sonido. Tenemos ejemplos de marcos-marchos, matar-mathar... B) Existía una grafía b y una grafía v. En posición iniciál aparecían con frecuencia confundidas. En posición intervocálica se distinguen en el sistema gráfico con bastante frecuencia los resultados de la -v- y -b-latinas, que se representan con -v-, de los resultados de la -p- latina que se representan por -b-. Ello significa que, quizá, había diferencia entre un sonido fricativo -[b]- y uno oclusivo [-b-]. Si el fricativo se pronun-ciaba como [v] o como [b] es discutible. De todas maneras, un sistema fonológico de este tipo era muy inestable. Pronto aparecen confusio-nes, cada vez más numerosas a medida que nos acercamos al xvi. Sobre las grafías -d- y -g-, en las que a veces se confunden resultados de -t- y -d- latinas o de c- ante a, o, u, y -g- ante a, o, u, puede aventurarse si servían para representar indistintamente un sonido fricativo y uno oclusivo, como sucedía con vy ď, o no. En el siglo xvi eran ya, sin duda, /b/, /d/ y /g/ tres fonemas que disponían de dos variantes combinato-rias: una fricativa, [b], [ď] y [-g], intervocálica, y otra, tras nasal o tras pausa, oclusiva, [b], [d] y [g]. C) Existían, como ahora, en la Edad Media una nasal alveolar y otra palatal, que en interior de palabra se escribían -n- y -nn-, fonética-mente [n] y [n]. En posición implosiva, y por tanto en final de palabra, se neutralizaban. En posición iniciál el castellano tampoco admitía [n-] y, desde luego, la grafía [nn-] era inútil. La misma situación refleja la oposición en contextos intervocálicos de r- y -rr- gráficamente, que fonéticamente equivalían a [r] y [f]. Como las nasales antes aludidas, en posición iniciál o final no se oponían. En iniciál aparecía siempre una r con valor multiple, y en final una r con valor simple. Parecido sistema se utilizaba para la oposición -1-, fonéticamente [1], lateral alveolar, y la -//-, fonéticamente [1], lateral palatal. Solían oponer-se en posición intervocálica. No se oponían en posición final de sílaba, y en posición iniciál se oponían también en castellano, pero, por el tipo 220 GRAMÁTICA HISTORICA ESPANOLA de sistema gráfico empleado, aparecían errores de grafía con frecuen-cia. Este tipo de grafía y oposición fonológica se ha seguido mantenien-do hasta nuestros días, excepto en el caso de la -nn-, para la que se utiliza ahora la abreviatura que utilizaban los escribas medievales: ň. No tenemos nada especial que advertir, sino las pronunciaciones de [1] como [y], que en algún caso han producido confusiones y que están atestiguadas desde el siglo xin en algunos puntos peninsulares. La m se utilizaba para la nasal labial como ahora: [m]. Asi, por ejemplo, rey, perro/pero, aver, era el sistema gráfico normal, con algún problema como ribera-arribar, donde podían aparecer ari-bar, o Enrique, donde podia escribirse Enrrique. Los problemas no eran mayores. Con las nasales sucedía lo mismo: noche, canno/cano, can eran las grafías normales. La utilización de n-m ante bilabiales la analizamos en nuestro comentario sobre el Cid más adelante, pero no planteaba ningún problema fonético. Algunas posibles confusiones en posición intervocálica debemos resolverlas acudiendo a la etimolo-gía. Una palabra como seňor nos remite, porque procede de -nj- latino, al resultado sennor, resultado confirmado por la actual pronunciación. Las grafías de las laterales planteaban los mismos problemas: en posición final milí ~ mil sólo seňalaba una manera de escribir. Intervocálica, la oposición fonológica entre calla/cala; malla/mala era normal. Algún caso de -/- procedente de -//- latina, que hoy pronunciamos [1], podia ser un cultismo y seňalar una pronunciación geminada. Pero, en generál, serán problemas o errores gráficos. Si los tres sistemas que hemos visto tenían una doble grafía en posición intervocálica y una grafía simple en posición iniciál y final, no debe extraňarnos que con la [1-] se produjeran tantos errores, aunque en castellano se distinguía, entonces como hoy, una [1-], ortografía /- de una [1-], ortografía //-: lana/Hana. D) El sonido que en la Edad Media se representaba por/- ha continuado de diversos modos en el espaňol moderno. En primer lugar, las pronunciaciones cultas que mantenían la pronunciación labiodental sorda [f] han continuado en muchas palabras y en varios dialectos: aragonés y leonés occidental. En segundo lugar, en castellano, en el gran numero de palabras donde se aspiraba durante la Edad Media, aunque se escribiera con/- o con h-, la aspiración ha pasado a cero, o. En tercer lugar, en zonas como Andalucía y oriente de Asturias, donde se conservaba la aspiración medieval, se ha generalizado la aspiración a toda f- y toda h-. Por supuesto, en el nivel culto, la [f-] se representa como tal donde se ha conservado y por h- en las palabras en que de aspirada pasó a 0. Asi, por ejemplo, del latin föllicare deriva el castellano medieval folgar, moderno holgar. Dialectalmente conservamos hoy pronuncia- _ in APENDICES 221 ciones con f-Jolganza. En Andalucía, con la aspiración conservada, y el trueque de la [1] implosiva por [r], típico del andaluz, se pronuncióel postverbal huelga con aspiración, y hoy se mantiene con otro significa-do: juerga. 3. Varias cuestiones tenemos que examinar en los sonidos del castellano medieval que se perdieron en el espaňol moderno: qué clase de sonidos eran, si eran fonemas, qué grafías los representaban, qué cronología siguieron en su desaparición. Por la descripción que de estos sonidos intentan hacer los gramáti-cos del siglo xvi y xvn, por la pronunciación que de algunos de ellos todavía encontramos en zonas dialectales, leonés, judeo-espaňol, etc., por la adaptación de sonidos árabes al castellano medieval o por la adaptación de sonidos castellanos a otřas lenguas, quechua, francés, etc., por la procedencia latina y la pronunciación actual y, además^ por la propia estructura del sistema gráfico, podemos determinar lo si-guiente: A) El sonido medieval [š] se transcribía con la x. Procedía etimoló-gicamente, sobre todo, de toda una série de arabismos y de la x latina. Debía pronunciarse como el correspondiente sonido actual catalán o asturiano (xarxa 'reď o Xuan) o como la grafía del inglés contemporá-neo sh en ship 'barco'. Era una fricativa prepalatal sorda. El sonido medieval [ž] se escribía con la g, ante e, i o con la j ante a, 0, u, i, e. En este ultimo caso la alternancia j ~ i era muy frecuente. Como grafías arcaicas se pueden encontrar en algún texto casos de ga, go, con valor de ja, jo. Etimológicamente procedía de una série de con-textos latinos variados, ya seňalados, y se pronunciaba como la j moderna portuguesa de Janeiro o la catalana de Jordi. Era una prepalatal fricativa sonora, en ocasiones africada. Pero se impuso, sin duda, y ge-neralizó la pronunciación fricativa [ž] en vez de la africada. Tanto [š] como [ž] eran claramente fonemas, pues podemos encontrar multitud de palabras en las que se oponen con valor distintivo a otřas consonantes: dexante/delante; engeňo/empeňo. Lo que costará más trabajo es encontrar una pareja minima en la que se opongan XIJ; 1. e., los fonemas [š] y [ž] se oponían entre si en pocas ocasiones (su rendimiento fonológico era bajo): fixo 'fijo' / fljo 'hijo'. B) El sonido medieval [s] se escribía como [s-] en iniciál de palabra o en posición implosiva y [-ss-] en posición intervocálica. Era una fricativa sorda ápico-alveolar. En espaňol moderno ha continuado. En la Edad Media existía también el sonido [z] que se escribía con una [-s-] en posición intervocálica, y era fricativa sonora ápico-alveolar. No solamente estamos en presencia de dos sonidos, sino de dos fonemas. Entre si pueden oponerse y son capaces de diferenciar parejas mínimas. Asi, en la Edad Media se diferenciaban espeso 'gastado' de espesso 'espeso'; oso (del verbo osar) de osso (animal); condesa 'ahorra' de condessa (título)... 222 GRAMÁTICA HISTÓRICA ESPAŇOLA La [s] intervocálica procedía de los contextos latinos siguientes: -rs-, -ps- y -ss-. La [z] intervocálica procedía de los siguientes contextos: -s- y -ns-. En posición iniciál o implosiva se neutralizaban. Ahora en espaňol moderno existe [z] ante consonante sonora como variante combinato-ria de la [s]. C) El sonido medieval [š] se escribía con c o p ante e, i y con p ante a, o, u. Como grafías arcaicas pueden considerarse algunos casos de c ante a, o, u con evidente valor de [s] a juzgar por la etimología, o como erratas por p. Era una africada sorda. Procedía etimológicamente de varios contextos, muy discutidos, como hemos podido comprobar en nuestro manuál. El sonido medieval [ž] se escribía con z ante a, e, i, o, u. Era una africada sonora. Su procedencia etimológica ha sido también bastante discutida. Tanto un sonido como otro tenían capacidad diferenciadora y eran fonemas. Pero, como en el caso de x/g [š]/[ž], es difícil hallar una pareja de palabras cuyo significado sean capaces de diferenciar, opo-niéndose entre sí, los sonidos [š] y [ž]. En el castellano medieval, por tanto, existían tres parejas de sonidos consonánticos, dos fricativas y una africada, que se oponían, en teoría, entre sí por el rasgo de sonoridad. Está claro que frente al resto de los fonemas funcionaban también como fonemas pues tenían plena capacidad distintiva. Está también claro que las fricativas ápico-alveolares sorda y sonora [s] y [z] eran capaces de diferenciar algunas palabras. Se oponían entre sí, pero entonces la capacidad para diferenciar significa-dos era muy escasa. Las otřas dos parejas se oponían entre sí en menos ocasiones todavía. Por tanto, su rendimiento era escasísimo. Como todas las parejas se neutralizaban en posición implosiva y, además, [s] y [z] en posición iniciál, y como se producían trueques entre [s] - [s] -[š-], no es de extraňar que a veces se produjeran confusiones gráficas. 4. La aparición de un nuevo sonido en el espaňol moderno, la fricativa interdental sorda [0], exige una explicación. Va ligada a la pérdida de los sonidos medievales [z] y [s] - [ž]. Se relaciona, también, con rasgos característicos del andaluz y del judeo-espaňol. 4.1. En el siglo xv, como ya hemos seňalado, a pesar de las faltas gráficas, algunas debidas a los copistas y otřas a los propios editores modernos, había dos parejas de sonidos relativamente cercanos: - una pareja dental, africada, sorda y sonora: [s] - [ž] (grafía -z-); - una pareja ápico-alveolar, fricativa, sorda y sonora: [s] - [z] (-ss-y En las lenguas románicas occidentales se produjo un reajuste. Asi, en francés, portugués, catalán y provenzal, se perdió la diferencia entre africada y fricativa y se confundieron en una pareja (sorda y sonora) de APENDICES 223 fricativas ([s] - [z], lo que normalmente se llama ese sorda y ese sonora). En castellano se produjeron tambien una serie de reajustes: A) Tenemos ciertas noticias sobre confusiones y trueques entre sordas y sonoras desde finales del xv. Primero se produjeron en posiciön final de palabra, luego en implosiva y, por fin, en posiciön intervocälica. Por tanto, sucedia lo siguiente: [s] invadia el terreno de [z] y [s] el de [z]. B) Ademäs, en el xvi empieza a perderse la pronunciacion africada de la pareja [s] - [z]. Se diferencian ahora de la otra pareja [s] - [z] por el punto de articulaciön: [s] - [z] son dentales y [s] - [z] äpico alveolares. Durante el siglo xvi, empieza el proceso, y en'el xvii tenemos ya ejemplos suficientes de que hay dos sonidos: uno dental fricativo sordo, de timbre ciceante, parecido a la moderna [0] y otro äpico-alveolar fricativo sordo, [s]. Esta diferencia ya esta perfectamente establecida en el siglo xvm. C) Por tanto, en el espanol moderno se han cumplido a la vez tres procesos: - empieza a desaparecer la distinciön sorda/'sonora en las parejas sefialadas. ' - empieza a desaparecer la distinciön africada/fricativa en la pareja senalada. - adquiere la dental fricativa el punto interdental caracteristico: [0]. Esto durante el xvii y hasta el xvm. 4.2. El proceso cumplido en el castellano hasta el espanol moderno no se realizö de igual manera en todos los dialectos. En el judeo-espanol se cumpliö como en el resto de las lenguas romänicas. En el andaluz, de una manera totalmente diferente. Vamos a exponer-lo brevemente. Las etapas del andaluz podemos resumirlas y simplificarlas asf: a) En un primer momento surgen, como en el castellano y por influjo suyo -probablemente-, confusiones entre las sordas y sonoras de ambas parejas. b) Cuando se pierde la distinciön fricativa/africada, no puede el andaluz mantener la distinciön entre sonidos äpico-alveolares y sonidos dentales, porque la [s] en Andalucia no era äpico-alveolar sino predorsal o coronal plana. Durante bastante tiempo, siglo xvi y parte del xvii, se alude a la pronunciacion andaluza como ciceo o siseo. Se intenta senalar un sonido ünico que por referencia a la fricativa dental suena al principio como ciceante y despues como seseante. Cuando el nuevo sonido castellano se fije en la [0], se polarizarän las soluciones andaluzas. c) En un tercer momento, siglos xvii-xvm, en varias zonas andaluzas se decanta la pronunciacion de su ambiguo sonido (una j predorsal o coronal muy tensa) hacia los extremos, para intentar 224 GRAMÁTICA HISTÓRICA ESPAŇOLA diferenciarla o acercarla a ellos: asi se producen las zonas de ceceo y de seseo, cuando ya están como referencias falsas las meras relaciones castellanas [9]/[s]. Esquemáticamente, según lo ha expuesto R. Lapesa, comprende-mos perfectamente el cambio: z lži I /? s-, -ss-/š/ -š- m Izl JfT Izl o Izl Hl o /s/ 5. Como en otra serie fonemas que hemos examinado, también la pareja [š] y [ž] se confundieron, perdiendo la oposición de sorda/sono-ra. Después, el sonido [š] empezó a confundirse con algunas aspiracio-nes (tenemos ejemplos de algunos casos escritos con h) y, por fin, se velarizó. La primera etapa, confusión de las sordas y sonoras, debió de empezar a finales del siglo xv y se incrementó notablemente en el si-glo xvi. Significa esto que las grafias x, j y g ante e, i se confundieron notablemente. Desde la sorda [š] no está tan clara la razón del paso a la fricativa velar moderna [x]. A principios del xvn ya se refleja perfectamente la lucha entre los dos sonidos en los autores, quizá por influjo cortesano, pero no triunfaría, al menos plenamente, hasta finales del xvn o principios del xvm. A pesar del nuevo sonido, muchos nombres siguieron con la grafía antigua x como el nombre de México, que nunca se pronunció [méksiko], sino [méšiko] y después [méxiko]. Final: Por tanto, entre el xvi y el xvn, el castellano, al pasar al espaňol moderno, perdió toda una serie de consonantes sonoras [ž], [ž], [z] y transformó el punto y modo de una consonante, [s] -» [6], y el punto de otra: [š] -»[x]. Se produjo una fractura con el andaluz, porque éste confundió los cuatro sonidos medievales en uno solo [s] o [9], según las zonas. En muchos casos aspiró la/- y confundió el nuevo sonido aspirado y la [x] en una única aspiración. Acabemos haciendo hincapié en otro hecho: en ocasiones la consonante medieval [y], que se ha conservado, bien porque había dobles formas en castellano medieval, bien porque la forma castellana fuera la que no tenía [y], encontramos ejemplos de [y] medieval como [x] moderna. Ej. yente -* gente [xénte]. COMENTARIOS DE TEXTO INTRODUCCIÓN La técnica del comentario de texto es una actividad habitual en la pedagogía académica. Con ella, muchas veces, se suelen practicar las reglas previamente estudiadas. En otras ocasiones el comentario es un instrumento para que el alumno descubra por sí mismo unas reglas manipulando el texto. Pero, además del sentido pedagógico escolar, el comentario textual nos resume el método tradicional de la filológia: la aplicación de la crítica para descubrir los posibles significados ocultos, o los menos transparentes, de un texto determinado. Está fuera de toda duda que para acercarse a un texto antiguo se necesitan unas técnicas específicas. La gramática histórico-comparativa proporcionó a los filólogos herramientas fundamentales para sus tareas. Los buenos editores de textos antiguos, clásicos greco-latinos y, luego, medievales, solían cultivar asiduamente las lenguas sabias, latín -sobre todo— y griego, estaban más o menos familiarizados con las cuestiones históricas y, los mejores desde el xvii, dominaban muchos aspectos de la paleografía. Esta última ciencia es la que va a empujar las ediciones en el siglo xvin.1 Ahora bien, los limites de las técnicas paleográficas, ahora que disponemos de una teória de la información, son evidentes. Cada vez que aparecía una perturbación en el canal de la transmisión, algo muy normál en los manuscritos, manchas, agujeros de carcomas, letras difuminadas por el tiempo, etc, con la sola aplicación de la técnica paleográfíca los ruidos, utilizamos la terminológia de la teória de la comunicación, eran difícilmente superados. Los primeros editores de nuestros textos medievales, Tomáš Antonio Sánchez, Florencio Janer, etc, en caso de duda podían elegir entre lecturas disparatadas. Otras veces las lecturas dependían del grado de familiaridad linguística con el texto. Asi, un editor clásico del Cid, con una obra meritoria, Lidforss, podía leer ya vedes, donde Menéndez 1. Puede comprenderse perfectamente este clima, el interes que despierta la paleografía, la importancia que se concede a las colecciones de documentos bien copiados, etc... en el Epistolario de Gregorio Mayans y Siscary Burriel, edición de Antonio Mestre, Valencia, 1972.