210 Variation y cambio enespas^ tipo velar, a veces bilabial [Ave], (pwe] (Navarro Tomas 1961: 64) Este elemento se manifíesia en todas las palabras del tipo huerta, hiie. Ie, huevo, deshuesar, agüecar, etc., y durante el periodo medieval y ei Siglo dc Oro era aceptable que se pronunciara .como una consonantc con fricación completa (principalmente [ywe]), y sin duda como una [g] oclusiva tras nasal o pausa, puesto que en estas épocas encontramos a menudo testimonios escritos como güeria, güele, gt'ievo. desgUe* (s)ar, agüesar. A partir de esta situación, se desarrollaron posterior-mente dos evoluciones. Por un lado, puesto que [ywe] y [pwc] se sen-tian como realizaciones equivalentes de los mismos fonemas, era también posible aplicar la pronunciación [ywe] a palabras que histó-ricamenle exigian [ßwe]; esto es lo que ocurre con palabras del tin0 giieno, giie/fa, agiieh (en lugar de bueno, vuella. avuelo. hoy abuelo, más generales). Por otro lado, el hecho de que [y] aparcciera en las formas diptongadas de ciertos verbos (güele. giie/ve / güelto) podia llevar a la aparición de [y] en las formas relacionadas (goler, golver). Sin embargo, desde el siglo xvn, la pronunciación [ywe] en palabras como huerta, huele, huevo ha ido relegándose progresivamente al habla rural e inculta, y el uso dc [ywe] en bueno, vuelta. etc., está en particular muy estigmatizado. A pesar de esto, [ywe] continúa em-pleándose en el espaňol rural de Espaňa y America, a la vez que se ha convertido en normal en judcocspaňol (6.3.5(3). 7.3(8)). I ■•■ W ■i 5 VAR1ACION EN ESPANOL DE AMERICA .. La gran mayoría de los hablantcs dc espaňol, unos 300 millones, se encuentra en America, en una vasta area que se extiende desde el suroeste de los Estados Unidos hasta el extremo sur del continente, sin mencionar los numerosos grupos dc hispanohablantes que se hallan en las grandes ciudades de Estados Unidos, como Nueva York. Como es de esperar, encontramos variación geográfica a lo largo de esta área, aunque rara vez se ve amenazada la intercompresión mutua entre variedades, y mucho menos entre hablantes cultos y urbanos. Hasta hace poco, los estudios linguísticos sobre el espaňol de America se han cenlrado por lo general en la lengua de parses individuals, y los atlas linguísticos que se han publieado hasla ahora con-linúan orientándose de la misma numera (véanse el ALEC 1981-83, ALESuCh 1973, ALM 1990-94, Navarro Tomas 1974). Incluso exce-lentes estudios de conjunto sobre el espaňol de America, como el de John Lipskí (1994) o el trabajo en colaboración editado por Manuel Alvar (1996b), se organizan intemamcnle, al menos en parte, toman-do como referencia cada pais individualmente. La implicación fre-cuente (aunque rechazada en los mejores estudios) cs, por tanto. que los rasgos que sc deseriben tienen límites que son colindantes con las fronteras del pais en cuestión. Esto no es asi; de acuerdo con la distribution normal, cada rasgo observado en espaňol de America ocupa su 212 _____________________________Variation y cambio en espaň i propia area, que raramente, si es que lo hace alguna vez, coincide co el área de cualquicr otro rasgo, y mucho menos con las fronteras poli ticas. Es decir, que esiamos aqui, como en el norte de Espana y m» chas otras partes del mundo, ante un continuum dialectal, cortado por las fronteras que separan cada república. lista intersección entre fron tera y continuum dialectal puede ser menos arbitraria que la que se da en otras partes del mundo, como el Africa postcolonial o el Oriente Medio, pero es cierto no obstante que, donde contamos con suficiente in. formación detallada, se puede observar que las isoglosas raramente coinciden con las fronteras politicas1. Se sigue ahora otra general ización. Con la excepción de las inno-vacioncs léxicas (préstamos de las lenguas amerindias o del inglés americano, neologismos, etc.), hay muy pocos rasgos que se observen en espaňol de America que no pertenezean también a alguna variedad o variedades del espanol peninsular, y que, probablemente, no tengan sus orígenes en Espaňa. Los casos excepcionales, la mayoria en retro-ceso, son los que se observan entre los hablantes bilingües de espaňol y una lengua amerindia, como las oclusivas glotales empleadas eh los límites de palabra (p. ej., [miPiho] mi hijó) en espaňol de Yucatan por hablantes cuya primera lengua pertenece a la família maya-quiché (Lope Blanch 1996: 85), o el sistema de ires vocales empleado en los Andes por hablantes cuya lengua materna es el quechua (Lipskí 1994: 189,321). Al igual que en otras areas del mundo, incluida Espaňa, es en las variedades rurales de Hispanoamérica donde se observa el mayor grado de variación. Las variedades urbanas, y en especial las variedades de las clases medias urbanas, muestran mucha mayor homogenei-dad en el mundo hispanoamericano. Mientras los primeros estudios del espaňol de America (como los estudios dialectales de otras partes 1 En la argumentación que sigue, šerá necesarío a veces idenlificar rasgos panien-lares como propios del habla de im pais específico. Esto sc hará únicamenle a fin de dibujar un ciiadro amplio. o porque no comamos con inlbrmaciön dialópica completa. y no debc tomarse como una contradiction de loque se dice en csic parrafo. Variación en el espaňol de America 213 M mundo) se centraban generalmcnte en el habla rural, disponemos -hora de abundante información sobre el habla urbana culta espaňola. ßl 'proyecto de estudio coordinado de la norma lingüistica culta de las principales ciudades de Iberoamérica y de la Peninsula Ibérica' (el nfoyecto de 'Norma Culta* para abreviar) comenzó en 1964 como yna tarea del Programa Interamericano de Lingüistica y Enseňanza de jdíomas (PILEI), y ha dado lugar a una serie de publicaciones que (jeseriben el habla culta de varias ciudades del mundo hispanohablan-K. junto con otros tantos estudios en elaboración2. HP' Sin embargo, no nos equivocamos si afirmamos que, en todos los ŕjjveles sociales, el grado de variación geográllca deniro del espaňol de America es considerablcmente menor que la variación que se observa en el espaňol peninsular (según el numero de isoglosas que hay entre dos puntos separados por la misma dištancia). Este menor grado de variación denlro del espaňol de America es sin duda el resultado del proceso de colonización que trajo hispanohablantes desde Europa, y tiene su contrapartida en los resultados lingiiísticos de otros proce-sbs de colonización. Denlro de la familia de las lenguas romances, hay un grado de variación geográfica mucho más intenso en el territo-rio (a saber, Italia) desdc el cual el antepasado de estas lenguas se ex-tendió que en las provincias que se convirlieron en latinohablantes (Francia, Espaňa, Rumania, etc.). Igualmente, es bien sabido que el inglés británico está mucho más diferenciado geograficamente (y so-cialmente) que el inglés hablado en las antiguas colonias británicas (los Estados Unidos, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda, etc.). Las razones que explican estos resultados están comenzando a compren-derse, y residen principalmente en el fenómeno de la koineización (véase el apartado 5.1.1): la mezcla de dialectos mutuamente com-prensibles implícita al proceso de colonización que conduce al recha- 1 Véase Lipskí (1994: 155-159) para una complcia deseripción de esie proyeelo >• las publicaciones que han resultado a partir de él. 214 Variación y cambio en espajjoi zo de los rasgos más marcados de los dialectos en conlaclo (véast Trudgill 1986: I27-126)\ 5.1. VARIACIÓN GEOGRÁFICA Una curiosidad histórica que diferencia el mundo hispanohablantc del anglohablanle es que, en el nivel de la pronunciación, en el espa-fiol es el sistema consonántico el que explica la gran mayoria de los casos de variación, mieniras que en el inglés la variación se centra en la pronunciación de las vocales. Esla diferencia entre las dos lenguas, a nivel mundial. proviene sin duda de la variación dentro de sus res-pcclivos lerritorios de base: podemos observar que casi todas las va-riedades del espaňol peninsular comparten el mismo sistema de cinco vocales y las mismas variaciones alofónicas (la úníca excepción im-portante es el sistema dc ocho vocales dc las varicdades del andaluz oriental; véase el apartado 4.1.7.2.5), mientras que las variedades del ingles británico se diferencian unas de otras en su mayor parte sobrc la base de sus estrucluras vocálicas. Sc siguc que, en el cstudio de la variación fonológica en espaňol dc America, nos centraremos exclu-sivainente en las consonantes4. Los estudios de principios del siglo xx sobre el espaňol dc America con frccuencia se centraban en la su-puesta influencia dc las lenguas amerindias en los orígenes de la variación en America. Uno de los casos más extremos fue cl de Henrique/ Urcňa (1921), quien negó la contribución andaluza a las carac- •' Lope Blanch (1992) advicitc prudcnicmcntc conira cl cnfasis excesivo en la uni-formidad del espaňol dc America mediante su comparación con cl espaňol peninsular, a la vez que reconoce la unidad lingüistica dc la región. * La principal excepción a esla afirmación cs la redueción de las vocales lómcas en cl espaňol de la meseta mexicana y el altiplano dc los Andes. Kn esias regiones, es-ias vocales pierden frccucmcmcntc muchas dc sus caraclerislieas, conlluyendo en |*| y dcsaparccicndo a menudo. Para los principios metodológicos dc la disiribueión dc :.is;'.os c n espaňol iiť Aii\ľn»a, véase Raniek | 1975. 1976). Yfiriación en el espaňol de America__________________________215 teristicas del espaňol de America y Uaba cuenta de su variación geo-gráfica interna según la diferente influencia de cada lengua indígena cn las distintas areas. Sin embargo, los datos posteriores acerca dc la rjjstribución de rasgos en el espaňol del Nuevo Mundo han revelado úna debil correspondencia geográfica entre los rasgos en dišputa y las areas donde las lenguas indígenas en cuestión sc hablan o se hablaron. por consiguiente, se ha tenido que abandonar ešte lipo de explicacio-nes, y se reconoce hoy que la influencia de las lenguas amerindias en el espaňol se limita al vocabulario, con lan sólo unas počas excepciones. Algunas de estas excepciones son innovadoras y pueden extenderse a la sintaxis (por ejemplo, en las regiones bilingües del Paraguay, donde se considera que el guaraní ha influido cn determinados aspectos de la sintaxis espaňola). En olros casos excepcionales, se piensa que las lenguas amerindias han tenido una influencia conservadora cn el espaňol, como en el caso del mantenimiento del fonema /X/ en espaňol andino (a diferencia de otras áreas, donde se ha confundido con /]/; véase el apartado 5.1.2.1) quizás porque las lenguas prehispánicas dc la región tienen ifJ cn su inventario fonológico. Algunas innovaciones, al menos (excepto los préslamos léxicos de las lenguas amerindias, del inglés, etc.), han tenido sus orígenes en America, y por tanto minca han formado parte del espaňol peninsular5. Sin embargo, como se ha observado antes, la mayoría de los rasgos que separan una varietiad del espaňol de America de otra sc pueden encontrar también en la Peninsula, donde a menudo separan tambien una variedad de otra. Esto implica que, con frecuencia, pueda buscar-se plausiblemente la disrribución de rasgos en el espaňol de America en los proecsos de inmigración desdc Espaňa y cn los modelos de mcz-cla dialectal que surgen de cstos proecsos. A este respecto, puede verse la expansion del espaňol de America como una continuación de los 1 Uno dc csios rasgos foneticos es la marcada palatalizáciou de las vclares ante vocales palatalcs (/d y /i/) cn muchas variedades del espaňol chileno, dc modo que palatini* como genie, guerra ticnen consonanics iniciales palaulizadas, frccuenienicnie con una yod antes del núclco silábico: líénic], (j^ral [Cente]. \j'én]. 216 Variation y cambio en espaňol procesos que, durante la Edad Media, como hemos visto (apartado 4.1.7.2), condujeron a la extension de las variedades centro-septen-trionales del hispanorromance a través del centro dc la Peninsula hacia Castilla la Nueva, Andalucia, etc., siguiendo la reconquista cris-tiana de la Espaňa islámica. Este proceso continuaba todavia (en el Reino de Granada, conquistado finalmente en el mismo aňo en que Colon partia hacia el oeste) cuando comenzó la colonización de America. La extension del espaňol a America es, en parte, también conti-nuación del proceso que llevó a la expansion del espaňol en las Cana-rias (vease el apartado 4.1.8), puesto que una proporción significativa de los que participaron en la colonización de America procedían de familias que sc habian asentado primero en las Canarias (véase Lipski 1994:55-61). Este proceso difiere muy poco del proceso de colonización que llevó a los judios peninsulares (expulsados, también en 1492, del re-cién constituido Reino de Espaňa) al Impcrio otomano y a otras zonas medilerráneas. Estudiaremos estos hechos en el capítulo 6. En todos estos casos, es crucial conocer, en la medida de lo posi-blc, los origenes geográficos y sociales de los colonizadores (apartado 5.1.1), asi como los patrones sociales que se establecieron en los tem-torios recién colonizados (apartado 5.1.2). Hemos estudiado ya (apartado 3.1) los resultados lingiiísticos que se esperan del contacto de dialectos mutuamente inteligibles que se da bajo estas cireunstancias. 5.1.1. Espaňol dh America y andaluz El punto de vista tradicional de la relación entre el espaňol de America y el espaňol peninsular es que aquél es en cierta manera con- -tinuación del andaluz, mientras que las variedades peninsulares sep-tentrionales y centrales represenian un resultado más conservador, l'* geramente diferente. de la lengua medieval. Esta opinion se basa en la observación de que el habla hispanoamericana se caracteriza (enfe Variation en el espaňol de America 217 otros rasgos) por el seseo (apartado 5.1.1.1), rasgo que se oye en la mayor parte de Andalucia, y no por la distinción de /s/ y /O/ (apartado 3.1.3.1), y por el uso de un único pronombre de segunda persona del plural (ustedes) (apartado S.1.1.2), como se escuchaen la mayor parte de Andalucia occidental (apartado 4.1.7.2.8), y no por la oposición entre el formal ustedes y el familiar vosotros. De manera similar, observamos que los hablantes del espaňol de America emplcan el pronombre personal masculino singular lo tanto para referentes de persona como no personales, como sucede en Andalucia (apartado 4.1.7.2.7), y no el sistema estándar peninsular central y septentrional, que utiliza le para los referentes de persona y mantiene lo sólo para los referentes no personales (apartado 4.1.2.3). Es más, muchos (aun-que no todos) de los hablantes hispanoamericanos: - confunden I (J y ľý (en Q], [3], etc., como en [jáma], [3áma], llama), - debilitan /-s/ final de sílaba (p. ej., [éhto('')] estos), — pronuncian como [h] glotal o [ ] faríngea la jota (/x/) (p. ej., [húyo], [tú\o)jugo), — y confunden /-r/ y /-!/ finales del sílaba, al igual que la mayoría dc los andaluces (véanse los apartados 4.1.7.2.2, 4.1.7.2.4 y 4.1.7.2.6). La explicación dc cstas similitudes suponia que eran predominan-temente andaluces los que se establecieron en America en las décadas y siglos después del deseubrimiento de Colón. Sin embargo, esta vision tradicional ŕue puesta en duda, a princi-Pios del siglo xx, por Pedro Henríquez Ureňa (1921,1932). Emplean-do datos dc unos 10.0PD de los primeros colonizadores, observó que solo una minoría (aproximadamente un tercio) procedia de Andalucia, y que la mayor parte de los restantes venia de todas las otras regiones ,le la Corona de Castilla y de más lejos. Concluyó, por tanto, que las similitudes entre America y Andalucia sc debian a procesos paralelos áka) tas vacas (Alvar 1996b: 136-137). Asimismo, cn las tierras bajas de Bolivia /sb/ sc rcaliza como |4>] tanto en interior de palabra como cn sus límites (represeniado por cn la cscritiira como refaloso. de/eh. mafién, en lugar dc mbaloso. desveh. más bien [Alvar 1996b: 176]). " Esta jerarquía se basa en los datos citados en Lipski (1994: 169,189, 199, 210-211, 232. 239, 258, 265, 271, 282-283, 291. 299-300. 309, 320, 321-322, 334, 340-341,350-351). 232 Variation y cambio en espaňol 5.1.2.3. Neutralization de /-r/y/-!/finales de sílaba Al igua! que en espaňol peninsular meridional (véase el apar-tado 4.1.7.2.6), las vibrantcs y las laterales finales de sílaba en al-gunas variedades de Hispanoamérica eslán sujetas a la neutralizáciou y/o al debilitamiento, incluida la pérdida. Todas las variedades en cuestión se usan en las areas de las tierras bajas de Hispanoamérica (como se deilnió en los apartados 5.1.2 y 5.1.2.2). pero no todas estas areas muestran cstos procesos (por ejemplo, están ausentes del espaňol de la Argentina; Lipski 1994: 168), y, donde se dan, están frecuentemente relegadas al habla rural o de la clase trabaja-dora (por ejemplo, en Santiago dc Chile; Silva-Corvalán 1987). Este rasgo es más acusado en el Caribe, especialmente en Cuba, la República Dominicana (Henríquez Ureňa 1940) y Puerto Rico. Aunque una vez más estamos indudablcmente ante un rasgo que fue lie vado a America por los inmigrantes desde el sur de Espaňa, los detalles del proceso no son totalmente idénticos a ambos lados del Atlántico. Mientras que en Espaňa las soluciones dominantes son la confusion en [j] ([áiyo] algo = [káune] carne) o la elimináciou (especialmente en posición final dc palabra), los resultados más habituales en Hispanoamérica son la confluencia en [1] ([ályo] = [kálne]) o la asimilación ([á'yo] = [ká"ne], especialmente propia de Cuba), aunque la eliminación no es rara, y en la República Dominicana determinadas variedades rurales en retroceso muestran vocalización de ešte segmento ([ájyo] = [kájne]), variante sin homó-loga en espaňoleuropeo. 5.1.2.4. Tratamiento de f-ni'final de palabra El debilitamiento de las consonanlcs en posición final de sílaba también alcanza a /-n/, pero en ešte caso el proceso no afeela a la con-sonante en posición interior de palabra, sino sólo en posición final de Variation en el espaňol de America 233 ésta (a veces tambičn en posición final dc morféma)". Aquí el proceso toma la forma de velarización de la nasal, que puede llevar a la na-salización de la vocal precedente, y a la pérdida de la consonante (con o sin pérdida de la cualidad nasal de la vocal que pasa ahora a final de palabra): [kánta0], [kánta0], [kántä], [kánta], cantan1*. Cuando el morféma siguiente comienza con una vocal, la resilabi-zación normal del espaňol asegura que la consonante nasal, a menos que se eümine, se convierta en iniciál de sílaba, las únicas cireunstan-cias en que una nasal velar aparece fuera de la posición final de sílaba: p. ej., [me-Oä-nás-koj me dan asco. Puesto que este proceso, para muchos hablantes, se limita a la posición final de palabra, puede afirmarsc que da lugar a una nueva oposición fonémica en estas variedades (/n/ / /rj/), sobre la base de parejas minimas, muy conocidas pero algo artificiales, como: /pánoamerikáno/ [pá-na-me-f i-ká-no] pan americano /panamericano/ [pá-na-me-rí-ká-noj panameňcano. Sin embargo, ya que la nasalización de la vocal precedente es la que se presenta más frecuentemente (p. ej., [pa-rja-me- ri-ká-no]), es probable que sea esta nasalidad la que marque la diferencia de signi-licado. El mismo debilitamiento de /-n/ final de palabra es un aspecto bien conocido dc las variedades espaňolas del sur peninsular (al igual que las variedades noroccidentales), y fue sin duda llevado a America por los emigrantes de estas areas (definidas por Sampson 1999: 170-171). Como en el caso de otros procesos dc debilitamiento consonántico que hemos visto (los que afectan a /-s/, l-ti y /-!/; véase el apartado 5-1.2.2-3), las areas hispanoamericanas afectadas son especialmente 14 Sin embargo, la velarización de í-úf en interior de palabra es caracteríslica de la República Dominicana. Véanse las referencias en Lipski (1994: 238). 1 La pérdida ioi.il de la cualidad nasal en final de sílaba implica natura hneme la igualación en el verho dc la tercera persona de) plural con el singular. Sin embargo, esta confluencia. donde ocurrc, parccc lolcrarse. 234______________________________Variation y cambio en espaňol las tierras bajas / islas / zonas costeras, aunque en este caso los paises del Cono Sur no muestran este rasgo y mantienen in! alveolar, mien-tras que la velarizacióii se da en algunas areas de las tierras altas (Ecuadory Perú; Lipskí 1994: 248,319). 5.1.2.5. Voseoytuteo Estos términos se refíeren a distintos modos de tratamiento familiar de segunda persona del singular. EI voseo indica el empleo del pronombre tónico vos (y/o las formas verbales históricas de segunda persona del plural) con este valor, aunque el pronombre de objeto asociado con vos es sieinpre te, y los posesivos relacionados son tu y tuyo: a vos te vi en la calle, (Vos) estabas en tu casa, eslo es tuyo. Por el contrario, el lérmino luteo se refiere al uso del pronombre tónico tú (y/o las formas verbales históricas de la segunda persona del singular) con el mismo papel: (Tú) can/as, h h ice para li, a li te vi en la ca/le, (Tú) estabas en In casa, esto es tuyo. En el momento del descubrimiento europeo de America, los modos del tratamiento singular en Espaňa eran complejos (véase Penny 2002: 137-139). Hasta el siglo xiv, el antiguo sistema latino habia so-brevivido más o menos sin cambios: las formas históricas de segunda persona del plural (esto es, el pronombre sujeto Vos y/o un verbo en segunda persona del plural) expresaban respeto o dištancia, mientras que las formas historka de la segunda persona del singular (es decir, el pronombre sujeto Tú y/o un verbo en segunda persona del singular) expresaban solidaridad o intimidad del hablante hacia el oyente, p. ej-, No respetuoso Respetuoso Tú eres Vos socles Sin embargo, durante el siglo xv, el modelo Vos sois/sos (< so-des) '6 se hizo gradualmente menos respetuoso, y llegó a ser emplcado 16 Včansc los párrafos siguiemes para un esiudio del desanollo dc las desinencias finales htstóncas dc segunda persona del plural. Yariación en el espaňol de America 235 entre iguales en dífcrentes niveles sociales y por lo tanto a menudo se hada indistinguible, en su matiz. respecto de Tú eres. Puesto que la sociedad continuaba requiriendo modelos de tratamiento respetuosos, para las ocasiones en que alguien hablaba con otra persona de rango más alto, los hablantes de espaňol del siglo xv a menudo remediaban la situation mediante el empleo de sintagmas de dos sustantivos, consis-lentes en un nombre abstracto preccdido del hasta ese momento pose-sivo de respeto: vueslra excelencia, vuestra senoria, vuestra merced, etc. Dado que tales expresiones se construian sobre nombres, el verbo acompaňante tomaba necesariamente una forma de tercera persona del singular. En visperas del descubrimiento de America, por tanto, las formas de tratamiento disponibles en espaňol eran las siguientes: No respetuoso Respetuoso Tú eres - Vos sois I sos Vuestra merced (etc.) es Este tue el sistema llevado a America y sc puede hallar en la Icn-gua escrita de todos los centros coloniales de los que contamos con testimonios. Dejando al margen los cambios nimios que afectaban al modo respetuoso de tratamiento (la elección de vuestra merced de entre todas las expresiones en compctencia y su reducción gradual a Usted, cambios que son idénticos para el espaňol americano y peninsular), este sistema se reajustó de manera distinta en las diferentes partes dc la America colonial. Por un lado, aquellas areas que estaban en con-tacto más estrecho con las normas centro-peninsulares (včase el apar-.tado 5.1.2) se comportaron como éstas en el abandono gradual de Vos sois/sos y su adseripción exclusiva al tuteo17. Así, por todo Mexico (excepto la provincia de Chiapas, adyaccnte a Guatemala), en casi to- No debe olvidarsc que la mayoria dc las varicdades del espaňol peninsular man-licnen la forma exiendida Vosoiros (junto con uno dc los tipos de desinencias verbales dc segunda persona del plural —véase después en csic apartado- -) para el iratamicnto familiar plural, a diferencia de Usiedes. disiineión que sc abandonó en espaňol americano (véase el apartado 5.1.1.2). 236 Variation y cambio en espaňol do Perú, en la mayor parle de Venezuela, y en las Antillas (Cuba, Re-pública Dominicana y Puerto Rico) el voseo no se emplea. Por otro lado, aquellas áreas remotas que estaban lejos de los cambios del espaňol peninsular durante el periodo colonial conttnua-ron empleando el sistema más anliguo. Asi, amplias areas del espaňol de America emplean el voseo tanto en competencia con el tuleo como solo. Esto es asi en las rcpublicas centroamericanas desde Guatemala (junto con Chiapas en el sur de Mexico) hasta el oeste de Panama, como lambién en la mayor parte de Colombia (excepto la costa cari-beňa) y en Ecuador. Bolivia y los paíscs del Cono Sur se caracterizan lambién por el uso del voseo,s. Dentro de las areas en las que se emplea el voseo, hallamos dife-rentes grados dc aceptabilidad social y uso. Es prácticamente cxclusi-vo en Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia, aunque en todos estös paises existe un empleo Hmitado del tutco en los niveles sociolingiiis-ticos más altos (especialmente en las variedades urbanas). En eslos paises la aparición del tutco sc define a menudo como perteneciente al habla no espontánea inspirada en la escuela. Sin embargo, en Chile, el voseo parece haber retrocedido en cierta medida en el ultimo siglo, especialmente entre los grupos urbanos cultos, aunque el uso de las formas verbales históricas del plural, junto con Tú. es freeuente entre los hablantes urbanos de clase media (Morales 1972). En algunas areas de Ecuador y Colombia, el voseo sufrc una fuerte competencia del tuteo, y en cstc ultimo pais Usted se usa en circunstancias sociales de proximidad (entre esposos, de padres a hijos) que en otras areas exigirian Tú o Vos. En la zona centroamericana, el voseo es en gran medida predominante, aunque en algunas partes de esta región (p. ej., El Salvador) es posible deteclar un esquema de tres niveles para el tratamiento de la segunda persona, en el que Tú refleja un nivel de familiaridad entre Vos y Usted. Curiosamente, en Costa Rica, Usted " Para los detallcs dc la geografia del voseo dentro de cstos paises. y de la varia-ción sociolingüislica allí entre vosco y lutco. vcasc Alvar (1996b) y Lipskí (1994). Variation en el espaňol de America 237 puede conllevar más proximidad que Vos. y es usado allí dc padres a hijos y entre otros miembros familiäres cercanos (Villegas 1965). Las formas verbales que expresan cl voseo se han deserito arriba como formas históricas de la segunda persona del plural, y ešte es gc-neralmentc el caso, aunque se tiene que tener en cuenta que estas formas a menudo presentan más de un modelo (lambién coexistiendo, en algunas areas de voseo, con las formas verbales que históricamenic son singulares). La história morfológica de las formas verbales im-portantes, aquellas de la segunda personal del plural de varios tiem-pos y modos, se describe a continuation. Hasia mediados del siglo xiv, estas formas verbales (con la única excepeión del pretérito indefinido) se marcaban en espaňol mediantc la consonante /d/, y se desarrollaban dentro de los třes modelos de acentuación (véase Penny 2002: 161-163): 1. Formas paroxílonas (penultima silaba aceniuada): presente de indicalivo cantades, votvedes. solides; presente de subjun-livo cantedes, volvades, salgades; futuro cantaredes. volve- redes, saldredes. 2. Formas proparoxilonas (antepenullima silaba acentuada): im-perfecto de indicalivo cantávades, volvtades, saliades; condi-cional cantariades. volveriades, saldriades; pluscuamperfecto (luego impeďecto de subjuntivo) cantárades. volviérades, salié-rades; imperfecto de subjuntivo canlássedes, volviéssedes. saliéssedes. 3. Formas oxítonas (silaba final acentuada): imperalivo cantad. volved, sal id. Desde finales del siglo xiv, estas formas comenzaron a perder la Ai', aunque las formas clcl gmpo (2) no se vieron afectadas con regu-laridad hasta el siglo xvi, mientras que la pérdida de /d/ en los impe-nttivos nunca fue absoluta, y las formas con o sin consonante final (cantad! canlá. cte.) coexistieron durante varios siglos en la Peninsula. 238 Variation y cambio en espaňol La pčrdida de /d/ en las palabras de los dos primeros grupos dio lugar a secuencias de dos vocales (p. ej., cantades > cantQgs, camá-vades > cantávggs), secuencias que se resolvieron de dos formas19. Asi, anles del deseubrimiento de America, eJ gspaňol peninsular mos-traba parejas en competencia de tipo cantáis (en las que /áe/ se redujo a una única sílaba mediante la formación de una semiconsonanie /áe/ > [aj]) y cantás (en ia que /áe/ se redujo a una única sílaba mediante la asimilación /áe/ > /á7). Desde los primeros tiempos del periodo colonial, procesos similares afectaron a las formas verbales proparoxi-lonas, dando lugar a parejas del lipo can/abais ~ can/abas, canfarais - caniaras. en las que se observa que las formas asimiladas (cantahas, cantaras, etc.) se han hecho idénlicas a las que durante siglos se habían usado en asociación con el pronombre de sujeto Tú. Esta identidad de formas verbales propias de Tú y Vos fue sin duda un factor que au-menló la paridad entre estos modelos de tratamiento. Se puede aflrmar que todas estas formas verbales de segunda persona se llevaron a America como parte del bagaje morfologico de los emigrantes de toda la Hspaüa castellanohablantc, aunque en siglos posteriores, en la Peninsula, las formas asimiladas (cantás, canfés, canta-rěs, caniabas, cantases. etc.) se abandonaron (y las que sobrevivie-ron —cantabais, cantaseis, etc.— se restringieren a tratamientos en plural). En el unico tiempo no considerado hasta ahora (el pretcrito inde-finido), las formas mcdievales que acompaňaban (o representaban) a Vos, eran cantastes, volvistes, sattstes, y estas formas continuaban en uso bien entrado el siglo xvi, y en algunas variedades hasta más tar-de. Dado que las formas Tú del pretérito indefinido eran a menudo identicas a las formas de Vos, ya que aquellas aftadian frecucntemente una /s/ que era caracteristica de las formas de Tú de todos los otros " Para el estudio pormenorň-ado de la evolution de estas formas verbales, véanse Blaylock (1986). Dworkin (1988, 1988-89). Rini (1996). * Variation en el espaňol de America 239 paradigmas (asi, cantaste > cantastes), habia motivo suficiente para que los hablantes consideraran equivalentes los modos de tratamiento Tú y Vos, una percepción que aumentó más entre aquellos que elimi-naban la /s/ final de palabra. Tanto cantaste como cantastes pertene-cian sin duda al habla de los emigrantes a America, ambas asociadas tanto con Tú como con Vos. La forma peninsular cantasteis sc desa-rrolló bastante más tarde (no hasta el siglo xvn), y nunca Uegó a H ispanoa merica. La competencia entre las distintas formas verbales asociadas con el pronombre Vos nunca sc ha resuelto del todo, y todas las formas que hemos visto en los párrafos anteriores (execpto cantasteis) sc en-cuentran cn las areas de voseo en America, algunas veces en competencia activa en una misma región. Otra complicación es que a veces Vos se halla con formas verbales históricas de segunda persona del singular (p. cj., Vos cantas. Vos saldrás, etc.), mientras que Tú se cn-cucntra ocasionalmente con formas verbales que históricamente per-tenecen a la segunda persona del plural (combinación normalmente limitada al modo imperativo (Tú) cantá, sali). No se pueden establecer todavía los detalles complctos, pero cn términos generates el modelo de formas verbales empleadas en las áreas de voseo puede resumirse como siguc cn la tabla 5.120. -° No incluimos aquí combinaciones lalcs como Vos caniabas. Vos cantaras. etc., ya que respeclo de esias formas verbales (originariamenie proparoxiionas) hemos afirinado que las formas Vos se han hecho idénlicas a las formas Tú: recuérdcse (Vos) cantávades > caniabas - (Tú) cantahas. Olra complicación es que las formas VI y V2 de la segunda conjugation (véasc la labia 5.1) ticnen a veces la forma votvh, cic. idénlica a la tercera conjugation satis. Hsias formas están normalmente muy csiigina-tizadas. y sin duda alguna se han hcredado dc las variedades íurales peninsularcs. liondc hay a menudo confusion de las desinencias dc la segunda personal del plural dc los verbos -er y los verbos -tr (por ejemplo. en Anualucia. gcncralmcnic con preferencia por -els |vcase Mondejar 1970: 68-69], y en Caniabria, con preferencia por -is |véa.sc Penny 1970a: 122-1231). Variation y cambio en espaňol Argentina Presente de indicativo Prescnlc dc subjuntivo Impcrativo Futuro VI (pero V2 en el noroestc, T en Santiago del Estero) VI (cstigmatizada. de mane-ra que T también aparece) VI T Uruguay Presente de indicalivo Presente dc subjunlivo Imperativo Futuro VI (también Tii + VI) VlyT VI T Paraguay Presente de indicativo Presente de subjuntivo Impcrativo Futuro V! T VI T Chile Presente dc indicativo Presente de subjuntivo Imperativo Futuro VI y V2 (también Tú i V] y V2> VlyT T T Bolivia Presente de indicativo Presente de subjuntivo Imperativo Futuro T en las tierras alias. VI en el Este. V2 en Tanja VlyT VI T (tomaris en Tarija) Ecuador Presente de indicativo Presente de subjuntivo Imperalivo Futuro VI en la Costa. VI (a veces V2> y T en las tieiTas altas VlyT VI T (a veces V| Harts) Colombia Presente de indicativo Presente de subjuntivo Imperativo Futuro VI rW.(. solís. picsŕntc de subjuntivo cantés. vol-•tíí. saigas, fuluro cantarés. imperativo cantá, vohv. satí) como con diptongo (V2 • presente de indicativo cantáis. wlvéls. presente de subjuntivo caniéis. volváu. solgáis. ľuturo cantaréis). Los datos están tornados de Alvar 1996b, Lipski 1994yRona 1967. Tabla 5.1. Formas verbales cmpleadas en las areas de voseo 5-1.3. OtrOS HFECTOS DE LA MIGRAClÓN DliSDE I.A PľNINSULA Todos los rasgos del espaňol americano que hemos vislo etx los apanados 5.1.1 y 5.1.2 tienen un origen que puede hallarse en las va-nedades habladas en Andalucía o en el centro de Castilla. Sin embargo, hemos hecho hincapié en que los emigrantes a America procedian fio sólo de estas áreas, sino también de otras partes de la Peninsula. Podria esperarse, como hemos aiírmado (apartado 5.1.1). que estos emigrantes, ncomodasen su habla a la del entorno en el cual se encon-Iraban, en muchos casos ídoptando rasgos andaluces, pero a veces (si *e establecian en los grandes centros administratives de America) ad-quiriendo rasgos no andaluces propios de la norma centropeninsular Sin embargo, en unos pocos casos, cstos hablantes aportaron a la mezcla dialectal rasgos peninsulares septcntrionsiles que fueron acepta-dos por otroa y sc perpetuaron en espaňol americano, unos, rcgionalmcn- 242______________________Variation y cambio en espa^ tc. otros, más ampliamcnlc. Ya hemos visto el caso de la velarización de -a final dc palabra (apartado 5.1.2.4), que lienc sus origenes no sólo en las variedades andalu/as, sino lambién en las del noroesic de la Peninsula, doiule esle rasgo se da. todavia hoy, en las variedades gallegas. asturianas, leonesas y cantábricas (ALP/1962: mapa 11). En los siguienles apartados se considerarán otros rasgos dc origen norte-ňo (5.1.3.1-2). 5.1.3.1. hfíyM En la mayoría tle las variedades hispanoamericanas, el grupo I\t! (denial oclusiva + vibrantě alveolar) y la vibrantě alveolar Ixl se articu-lan como se acaban de dcscribir, al igual que en la mayoría de las variedades peninsulares. Sin embargo, en las variedades ruralcs ha-bladas en Navarra y Aragon, la vibrantě en el grupo /tf/ (y lambién a veccs en /dr7) se ensordece y con frccucncia fricatíza (adquiriendo un caráctcr sibilanle) mienlras que la ť se retrae a una posición alveolar, de numera que el grupo ticne una cualidad aeústica no diferente de la del ingles fit!'. |lf]o ||i]- Igualmcntc. la vibrantě /r/ frecuentenienic sc ensordece en (r), y la lengua puede dejar de vibrar, convirtiéndose en una tricaiiva fuerte con cualidad sibilanle: [i] (ALEANR 1979-1983: mapas 1465, I473)21. Estas pronunciaciones se oyen lambién en las variedades hispanoamericanas habladas en diferentcs areas, junto con una realization fricativa de r (aproximatlamente 3 ) que probablemente parccc iraiar-se tie una cvolucit'm de una varianlc parcialmcnle ensordecida tie esle foncma. Una vez más, carcccmos de dalos complcios de la dislribución de eslos rasgos, aunquc se presenta el siguiente patrón (procedenie principalmenle de la deseripción pais por pais de Lipskí [1994])". /tr/ retrotraida /ensordecida se oye (en palabras como Iren, otro. etc.) en el area andina, extendiéndose desde las partes andinas meri- '' l-stas pronunciaciones han rciroccdido mucho en la actualidad. y sólo sc dan en unos pocos puntos del ocstc dc Navarra. a Para un esiudio dctallado dc los sonidos que cstamos viendo. y de la concxiôG histónca enire las pronunciaciones pcninsularcs y atnencanas. vcase Alonso I l%7d). Variation en el espaňoí de America 243 jjonales de Colombia, a través de los Andes ecuatorianos y el aliipla-ni) de Perú y Bolivia (execpto el este. es decir. las tiorras bajas de esie pais), y continuando hacia la mayor parte de Chile, Paraguay y norte je Argentina. También se eneuentra en un area centroamericana que sc extiende desde Chiapas (al suroestc de Mexico) por Guatemala y Honduras hasla Costa Rica. También pertenece a las variedades ruralcs de Nuevo Mexico (Espinosa 1930) y al habla de las mujercs de clase alta y media de la ciudad de Mexico (Pcrissinotlo 1975). Tanto en las zonas andinas como en las ceiitroamericanas. aunque las articu-laciones retrotraidas/ensordeeidas son sociolingüTslicamente dominantes, pueden altcniar con [tr] de tipo 'esiándar* en los niveles socialen más altos. Estas areas de modification de Ml estan dentro de areas más am-pliiis en la que Ixl sufre ensordeeimiento y/o asibilación. Asi, en lodas las regiones que hemos mencionado la mayoría de los hablanles han abandonado la realización sonora vibrantě de Ixl y emplean [r] o [J], a veces descritas como similares a la fricativa prepalalal [3], en las pa-labras correspond i entes (rey. perm. etc.). Sin embargo, estas articula-ciones de Ixl se exlienden algo más allá dc estas areas (hacia el norte y esle de Argentina, y más al norte por los Andes eolonibianos hasta al-canzarel ocste tie Venezuela), y se eneuentrati también en las Antillas (Cuba, República Oominicana y Puerto Rico);'. En esta ultima area, las pronunciaciones de Ixl que acabamos de dcscribir compiten con las articulaciones tie Ifl retrocedida (la vibrantě uvular [R] 0 una velar fricativa, la mayoría de las veces sorda [x]). Estas reahzaciones son muy caractcristicas del habla de Puerto Rico, y son las dominantes alii, mienlras que [R] sc oye también en las variedades de la clase tra-bajadora emplcadas en el centro y este de Cuba. 5.1.3.2. Volares de los tiempos de pasado Oiro rasgo en el que se parecen el espaňol americano, por un lado, y las variedades pcninsularcs septentrional es, por el otro, consisie en " Para la distribution socio! ingüisiica de cstos rasgos en Mexico, véue Risset (1989). 244 Variation y cambio en espaňol los valorcs aspcciualcs de las fortnas verbales de indefinido y de per-fecto (p. ej., canlé y he cantado, respectivamente) y en la relación en-ire e Has. En el espaňol estándar peninsular, y en el habla espontánea del no-reste, el centro y el sur de la Peninsula, la principal oposición aspectual entre estas formas verbales descansa en la percepción del hablante de la conexión entre la situación pasada deserita y el momento del habla (véase Alarcos 1947). Si el hablante desea expresar que la situación pasada que menciona ('situación' cubre aqui acciones y estados) pertenc-ce a un periodo de tiempo distinto del momento en que considera que cstá hablando, entonces elige la forma de pretérito indefinido. Por cl contrario, si desea expresar que la situación de pasado penenece al periodo de tiempo que, en cl momento de la comunicación, es todavia actual, entonces reeurre al pretérito perfecto. La cucstión de la actualidad o no actualidad del periodo de tiempo en cucstión pucdc explicitarse mediante los adverbios que aparecen en la oración en cucstión, consi-derese: 1. La semana pasada la vi dos veces 2. Esta semana la he visto dos veces En (1), la situación de pasado (el acto de ver a la mujer en cucstión) se percibe que oeurre en un periodo de tiempo (la semana pasada) que ha terminado antes del momento del acto de habla. En (2)* por el contrario, la situación de pasado (en la perspectiva del hablante) pertenece a un periodo de tiempo que todavía es actual en el momento al que se refiere la situación. Sin embargo, la presencia de adverbios no es en absoluto obligatoria, y las fonnas verbales pueden expresar por si solas las dos maneras en las que el hablante elige dividir men-talmente el tiempo pasado. Asi, para los hablantes en las areas peninsulares definidas antes, las expresiones 3. Lohiceotravez y 4. Lo he hecho otra vez Variation en el espaňol de America 245 indican que el hablante considera, o que. como en (3), la situación deserita pertenece a un pasado que está separado del momento del habla (p. ej., porque mientras tanto ha ocurrido algún otro aconteci-miento relevante), o que, como en (4), la situación pertenece a un pre-sente ampliado. En cada caso la acción verbal es a la vez pasada y perfeeliva. Debe tenerse en cuenta que la cercanía de la situación de pasado con el presente del habla no es el criterio que determina la clección entre el indefinido y el perfecto, puesto que, por un lado, una situación pasada muy reciente pucde considerarse que ocurrió en un periodo de tiempo separado del momento del habla, mientras que, por otro lado. el hablante puede juzgar que el periodo de tiempo en el que tiene lugar el acto de habla sc extiende indcfinidamente hacia cl pasado e incluir situaciones que comenzaron hacc mucho tiempo. Esto puede verse en casos como: 5. La vi hace un momento 6. Siempre la he escuchado con atenciôn, pero nunca más A diferencia de la gran mayoría de los hablantes de espaňol peninsular, los del noroeste emplean un sistema diferente de oposicio-nes entre las formas verbales de indefinido y perfecto. Se suele decír que en estas áreas (Galicia, León, Asturias, Cantabria) 'el tiempo de perfecto sc reemplaza a menudo por el indefinido', de manera que e' perfecto es raro o ausente (p. ej., Lapesa 1980: 476, 487; Zamotá !967: 208). Carecemos de deseripciones detalladas de los valores de estas formas verbales en el noroeste, pero a partir de los ejemplos que se suelen citar y de los adverbios que frecucntemente contienen (p. eJ-, Zámora (1967: 208);, hoy llovió todo el día) podemos ver que en estas áreas el indefinido se usa para referirse a situaciones pasadas lue oeurren en períodos de tiempo todavia actuales en el momento del habla (aunque la situación misma —en ešte caso la lluvia— pueda «aber cesado). Por otro lado, no se presta atenciôn al empleo del perfecto en estas áreas noroccidcntales, sin duda porque, cuando los 246 Variation y cambio en espaňol hablantes en estas regiones emplean el perfecto, lo usan de manera que coincide con el empleo estándar, aunque los valores en euestíón coincidan sólo con parte de los diferentes valores que esla forma verbal tiene en el estándar. Es probable que (aunque carecemos de daios para probarlo) el perfecto en el Noroeste se emplee para indicar úni-camente las situaciones que pcrmaneccn en vigor en el momento del habla o que pueden continuar en el Ulturo (p. ej., el estándar Siempre me han gusiado hs mejillones). Martin Harris (1982) describe la evolución del perfecto en romance dc la siguiente manera: La estructura habeo factum (de donde proviene he hecho en espaňol) expresa sucesiva y acumulaiivameiite cuatro conjuntos de valores semánticos: 1) un estado presente que re-sulta de una acción pasada; 2) relevancia actual de la situación pasada indicada por el participio (que también seňalaba duración, repetición); 3) acción pasada con relevancia presente (pero sin seňalar duración repetición, etc.); 4) situaciones pasadas sin relevancia presente. Aunque algunas lenguas romances (el francos y algunas variedades del italiano) han evolucionado hasta el estadio 4), en el cual el perfecto se hace idéntico al indefinido, y generalmcnte lo recmplaza, el espaňol estándar peninsular ha llegado sólo al estadio 3), que entendemos que tiene caracterislicas identieas a las que seňalábamos en nuesira defi-nición iniciál del perfecto espaňol: la forma verbal que indica que la situación pasada a la que se refiere pertenece a un periodo de tiempo que, en el momento del habla, es todavía actual, y sin que necesaria-mente indique que la situación sea todavía vigente ni que pueda repe-tirse. Se puede mantener que las variedades noroccidentales del espaňol (y también, como acabamos de afirmar, el espaňol americano) han evolucionado sólo hasta el estadio 2) del esquema de Harris. Es decir, que el perfecto en estas areas implica obligator!amente que la situación pasada continúa o se repite en el futuro. Esto es, en efecto, lo que Juan M. Lope Blanch (1961) afirma del espaňol mexicano, y esta opinion la amplía. con abundantes datos de apoyo extraídos del uso culto en la ciudad de Mexico, José G. Moreno de Alba (1978: 43-68), Yariación en el espaňol de America 247 a la vez que Charles Rallides (1971)ha observado un valor de perfecto similar en Bogota. Es probable (aunque indemostrable, ante la ausencia de otros es-ludios) que este valor de perfecto sea propio de todo el espaňol americano (Rona 1973). Al igual que en el caso de las variedades noroccidentales del espaňol peninsular, los estudiosos seňalan para el espaňol americano en general el tipo Hoy lloviô /odo el dia, en la que se emplea el indefinido 'en lugar del perfecto' (Lapesa 1980: 587-588, Zámora 1967: 434), mostrando implieitamente que en His-panoamérica el prelérito se usa generalmente para expresar situaciones pasadas que ocurren en un periodo de tiempo todavía actual en el momento del habla. El enlace geográfleo entre el noroeste de Espaňa e Hispanoamóri-ca lo proporcionan las Islas Canariasl donde se ha observado la mis-ma 'ampliación' del papel del indefinido (Lapesa 1980: 520). Como los valores del tiempo pasado que estamos viendo están ausentes de Andalucía, debemos suponer que los colonizadores del noroeste peninsular (de los que sabemos que fueron un contingente importante) contribuyeron con este rasgo a la mezcla dialectal canaria, desde el siglo xv en adelante, y que el papel habitual de intermediación del espanol eanario (véase el apartado 4.1.8), entre el de Espaňa y el de America, fue responsable de la extension transatlantics del fenómeno. Aunque, como hemos visto, el perfecto espaňol no va generalmente más allá del estadio 3) del esquema de Harris (1982), es decir, que he cantado por lo general no usurpa el papel de canté; sin embargo, existen casos aislados de una evolución asi, tanto en America como en Espaňa. Alonso Zámora Vicente (1967: 330) observa esta usur-pación en Andalucía occidental (Cadiz y Malaga), y Rafael Lapesa (1980: 588) indica (apud Kany 1945: 162-166) que ocurre en el noroeste de Argentina y partes próximas de Bolivia, igualmente, hay algunas pruebas de este cambio entre los hablantes jóvenes de Madrid (Barrera-Vidal 1972). 248 Variation y ca/nbio en espaňol 5.2. VARIAC1ÓN SOCIAL La variación social en espaňol americano ha sido mucho menos csludiada que la variación geográfica (lo que es habitual, incluso en Espaňa; véasc cl apartado 4.2). Ya hemos tratado la variación lingíiís-tica en correlación con la clase social a propósito de la pronunciación ftrJ y hl (apartado 5.1.3.1), donde veíamos que las pronunciaciones asibiladas de estos fonemas, en la ciudad de Mexico, caracteriza el habla de al menos una pane de las mujeres de clase media". Hemos visto tambien (apartado 5.1.2.5) que aun en áreas de intenso voseo, el uso del pronombre Tú nunca está ausente del todo, sino que goza al menos de cierto empleo en los niveles sociales más ricos y cultos, como es el caso de Argentina y Uruguay, e incluso más en Chile y Ccntroamérica. Igualmente, donde sc da la neutralización de /-r/y/-ľ finales de sílaba, típica del Caribe y otras áreas costeras (apartado 5.1.2.3), es más intensa en cl habla rural y de la clase trabajadora y se observa su menor frecuencia a medida que ascendemos en la escala social. E incluso en áreas donde el debilitamiento de /-s/ en final de sílaba es un rasgo ŕuertemente consolidado (apartado 5.1.2.2), la frecuencia de la aspirada y de otras variantes debilitadas, que puede aproximarse al cien por cien en los niveles sociales más bajos, tien-de a hacerse algo menos frecuente a medida que examinamos el habla de los grupos sociales cada vez más favorecidos25. Estas observaciones apenas pasan de la superficie de una cuestión complcja, pero es interesante notár que en algunos casos el patrón de variantes de una variable dada es similar en ambos lados del Atlánti-co. Esto parece ser asi en el caso, que acabamos de ver, de la neutral'- 24 Para cl habla de las mujeres en el mundo hispámco, véasc Manin Zorraqu"10 (1994). a Paras los orígcncs sociales y culiurales de los colonizadorcs espaňoles en Amc' rica, vcase Rosenblai (1973). Variación en el espaňol de America 249 zación de l-xl y l-\l finales de sílaba, que, tanto en el sur de Espaňa como en el Caribe y Chile, sc asocia con los grupos sociales menos prestigiosos, rurales y urbanos, mientras que en los sectores más po-derosos de la sociedad los dos fonemas se mantienen diferenciados. Este es también el caso de la variable (h), que se aborda en el siguien-te apartado. 5.2.1. Variación social de /h/ (< F-) Veíamos (apartado 3.1.3.2) que, en Espaňa, el empleo de la frica-tiva glotal /h/ en palabras del lipo humo, hambre, ahoreado (< FOMU, famine, FURCü) está retrocediendo de dos maneras. En primer lugar, ešte rasgo sc ha restringído gcográficamente a determinadas áreas (Cantabria y el oriente de Asturias, oeste de Salamanca, Extremadura y Andalucía occidental) que son perifóricas del principal ľoco de pér-dida de /h-/, esto es, Madrid. Pero, en segundo lugar, está retrocediendo socialmente y está ahora restringido a los grupos sociales menos prestigiosos dentro de las áreas geográfícas que acabamos de nom-brar. El segundo de estos patrones (retroceso social), pero no el pri-mero, lue llevado a America. Cuando comenzó la colonización de America, debia de ser habitual el empleo de /h/ en palabras de este grupo histórico, entre todas fas clases sociales, en Andalucía occidental (el area cuya habla, como nemos visto en el apartado 5.1.1, contribuyó más significativamente a to rnezcla dialectal que se dio en las distintas colonias). El andaluz occidental Antonio dc Nebrija, cuando eseribió su gramática castella-na en 1492, dejo claro.vsin reservas, que h representa 'tal sonido cual pronunciamos en las primeras letras destas diciones: hago, hecho* nebrija 1980: 118). Asimismo, cuando eseribió su iratado de 1517 s°bre la ortografia castellana (Nebrija 1977; 139), asignó tres funcio-nes a A, la primera de las cualcs era para reprcscnuir (incquivocamen-le) el sonido iniciál de palabras como hago, hijo, higo. 250 _________ __________ Variáciou y aimbio en expand Fuc sólo más tarde, desde la segunda milad del siglo xvi, cuando empezó a ponerse de móda la caída de /h/ (véase el apartado 3.1.3.2) y comenzó a exlenderse rápidamenie, más rápido enlre la eliie social que entre los grupos menos presligiosos, tan'o en Fspaňa conio en America. Kl resultado en Hispanoamérica ha sido que la competencia cnirc la desaparición culta de /h/ y cl mantenimiento inculto ha persis-tido a lo largo del conlinente (Zámora Vicente 1967: 413-414. Lapesa 1980: 574), a diferencia de su resultado en Espaňa, donde la caída de /h/ ha llegado a todos los hablantes en la mayor parte del terrilorio. La pronunciación de /h/ sobrevivc sobre todo en las variedades america-nas rurales, pero a veces también en el habla urbana de la clase haja. En todos los casos. el mismo fonema representa tanto los descendien-tes de F- latina (como en humo, horca, ahogar), como el resultado de /J/ y /y medievales (como en caja, mxtjer, junto, jugar, genie) (véase el apartado 3.1.3.1). Por lo tanto, corresponde tanto a laí como a /x/ del estándar. pero pucde corrcsponder también al estándar /f/, en pa-labras como fuego. fuenle, fue, pronunciadas frecuentemente /huégo/, 'huénte/, /hué/ en los mismos entornos sociales (véanse los apartados 3.1.3.2, 3.5), junto con palabras que han llegado al habla rural desde el ambiente más culto (p. ej., /dihúnto/, que corresponde a difiinto). Los casos de mantenimiento de /h-/ pueden observarse en cl habla rural desde Nuevo Mexico (Espinosa 1930) hasla Argentina, donde caracteriza (o antes caracterizó) cl habla del gaucho, como puede verse constantemente en la lengua del héroe epónimo del épico Martin Fierro de Jose Hernandez. En los tcrritorios entre estos extremos puedc pasar inadvertido, porque está socialmente en retroceso, pero está claramente presente en toda la Centroamérica rural (Alvar 1996b: 103), en Cuba, República Dominicana y Puerto Rico (Alvar 1996b: 59 Henríquez Ureňa 1940), en la costa colombiana (Alvar 1996b: 136), en el Ecuador rural (Lipskí 1994: 248-249), en las tierras altas y el Amazonas peruano (Lipski 1994: 320, 323), en zonas rurales del ešte y sur de Bolivia (Alvar 1996b: 176), y en Paraguay (Alvar 1996b: 201). A pesar de lo siglos de estigmatización, las pronunciaciones con Variation en el espaňol de America 251 ftj persisten por todos los lados del continente en el habla de los me-tios poderosos. 5.3. NUEVOS DIALECTOS: EL FRONTER1ZO La relación geográfica que mantienen el espaňol y el portugués en el Nucvo Mundo es bastante diferente de su relación en la Peninsula. En Europa, hay una transición abrupta de una lengua a la otra a lo largo de la parte de la frontera hispanoportuguesa que se extiende hacia el sur entre el rio Douro/Ducro y la desembocadura del (Jua-diana (véase el apartado 4.1.3), aunque las variedades habladas en Portugal están coneetadas con las habladas en Espaňa a través del continuum dialectal que se extiende a lo largo del norte de Portugal y Galícia hacia León y Castilla (apartado 4.1.2). Sin embargo, el hecho de que el espaňol y el portugués se extendieran por el exterior como resultado de diferentes empresas colonizadoras, y dcspués de que hu-biera empezado el proceso de estandarización en ambos casos (en un momento en que, por tanto, las dos lenguas gozaban de una identidad diferenciada), hizo que nunca formaran parte de un continuum dialectal en America. En la mayoria de las areas fronterizas donde Brasil linda con paí-ses vecinos hispanohablantes, la transición entre las dos lenguas tiene hlgar en regiones eseasamente pobladas de la cuenca del Amazonas, donde hay pocos hablantes de cada lengua y la comunicación a través de las fronteras es pobre. Las fronteras mismas a veces permanecen sin definir y la mayoria de los grupos dispersos que habitan estas areas no habla ni espaňol ni portugués como primera lengua, y a me-nudo ni siquiera los conocen. Únicamente en el norte de Uruguay, al parccer, existen comunicaciones a través de la frontera que permiten al espaňol y al portugués cntrar en contacto, dando lugar a comunida-des en las que se usan ambas lenguas. Como resultado de estc contac-to, han surgido varios dialcctos intcrmedios que muestran mezclas de 252 Variation y cambio en espaňol rasgos espaňoles y Portugueses, y son denominados por los lingüislas como habla fronteriza afronleirico. El territorio en cuestión comprende una amplia franja del norle de Uruguay, adyacente a Brasil, donde tanto las polencias coloniales como sus succsores independientes se disputaron la soberanía (véase Rona 1963, 1965, y el mapa en Canfield 1981: 89). No sólo había al-gunos hablantes Portugueses establecidos al sur de la frontera, sino. que los hablantes de espaňol estaban hasta hace poco en contacto más cstrecho con Brasil, mediante el comercio y la escuela, que con el resto de Uruguay. A causa sin duda del muy alto grado de intercomprensión mutua entre las dos lenguas, los hablantes de espaňol sc acomodaron al portugués brasileňo local, adoptando un gran numero de rasgos fo-nológicos, morfológicos y léxicos. El resultado ha sido una serie de variedades entrelazadas, que, a medida que nos movemos desde el cen-tro de Uruguay hacia la frontera brasileňa, podríamos describir suce-sivamente como 'espaňoľ, 'fronterizo de base espaňola* (esto es, espaňol con una fuertc mezcla de rasgos Portugueses), 'fronterizo de base portuguesa' (es decir, portugués con algunos rasgos espafioles), y portugués brasileňo meridional más o menos normal. Teniendo en cuenta el conjunto de rasgos presentados por Lipskí (1994: 342-345), es posible describir esta transición del espaňol al portugués en los siguientes términos, donde la trecuencia de rasgos espaňoles decrece y la frccuencia de rasgos Portugueses aumenta a medida que nos movemos desde el centro de Uruguay hacia la fronte' ra brasileňa: 1. En el extremo espaňol del especiro, el sistema vocálico comprende las cinco vocales habituales, con poca variación entre realizuciones tónicas y átonas, míentras que en el extremo portugués (todavía dentro de Uruguay) hay siete vocales orales y cinco nasales, algunas con realizaciones acusada-mente diferentes en sílabas átonas (p. ej., /e/ y /£/ cerradas en [i], /o/ y hl cerradas en [u], /a/ cerrada en [e]. En punios intermedios dentro del area de transición, el numero de fe* Variation en el espaňol de America 253 nómenos vocáticos en uso, y el grado de reducción de vocales átonas, aumenta a medida que nos aproximamos a la frontera. 2. El espaňol del centro de Uruguay, como todas las variedades del espaňol americano, ha heredado un único fonema sibilan-te (/si/; véase el apartado 5.1.1.1), aunque ha adquirido tam-bién /y (el resultado regional de la contusion de ifJ y /}/; véase el apartado 5.1.2.1), mientras que el portugués tiene cuatro: /s/, /z/, /JV y /y. Los diferentes dialectos del fronterizo mucstran dos, tres o cuatro sibilantes. 3. El sistema espaňol del artículo definido, el, ta. los, las retro-cede ante el sistema portugués o, a, os, as, de manera que los dialectos intermedios a menudo combinan un artículo portugués con el nombre espaňol (lodo o día en vez de (odo el dia o portugués brasileňo [túôu u ďía]), o viceversa (la impor-lacao en lugar de a importacao del portugués o la importation del espaňol). 4. A diferencia del habla de la mayor parte de Uruguay (véase el apartado 5.1.2.5), las variedades fronterizas prefieren el tu-teo como estilo de tratamiento informal para la segunda persona del singular. Este rasgo reflcja sin duda una transición hacia el portugués brasileňo hablado más allá de la frontera, que (a diferencia de la mayoría de las otras variedades del portugués brasileňo) haee empleo frecucnte de Tu (en vez de Vocé, más general) (Lipski 1994: 343). 5. Como el portugués brasileňo regional reduce a menudo las desinencias verbales a las de la tercera persona del singular, se pueden ver resultados similares en las variedades fronterizas uruguayas (Jŕ. ej., nos linka, junto con el espaňol lenía-mos; cf. portugués estándar (nás) (inhamos) (Rona 1965: 12, Lipski 1994:344). 6. El portugués brasileňo regional marca frecuentemente la plu-ralidad sólo una vez en una frase nominal dada, generalmente en el primer elemento capaz de expresar numero, patrón que 354______________________________Variáciou y cambio en e.spaa0i podcmos ver también en las variedades que estamos trauindo (p. ej., unos tío 'tíos y tías\ trinia y sei gol 'treinta y seis ao les'; ejemplos extraídos de Lipskí 1944: 344). 7. El vocabulario de estas areas mezel? frecuentemente elementos del espanol y de! portugués, de modo que entre un sisterna lexico predominantemente espanol (aunque contiene ntu-chos elementos que pertenecen tanto al espanol como al portugués) se emplean muchas palabras cspecíficamcnte por-luguesas (p. ty.,fechar junto con cerrar, janela. junto con vent ana). Algunas de las variedades mezcladas, la mayoria habladas por genlc de estrato humilde, se consideran a menudo bastante estables (queriendo deeir que se han transmiiido de padres a hijos sin grandes modificaciones, y que son los únicos nicdios principales de comuni-cación de los grupos sociales en cuestión). En los lérminos que em-plea Trudgill para describir estas variedades (1986: 83-86, siguiendo a Le Page y Tabouret-Keller 1985), algunas de ellas se han converti-do en <\\a\ecK>s focaiizados. Esto es, los hablantes de algunas variedades del fronterizo son conscientes del código lingüistico que usan como una entidad distintiva, a diferencia de los hablantes que se en-cuentran en una situación linguística difusa, en la que mezclan elementos de una variedad de sistemas lingiiísticos superpuestos y en competencia. Ahora que la mejora de las comunicaciones los expone a una presión estandarizadora creciente desde Montevideo, queda por ver si estas variedades sobrevivirán como entidades diferenciadas. 5. 4. CRIOLLOS Y CR10LL12ACIÓN La introducción de un gran numero de esclavos africanos occi-dentales en las colonias hispanoamericanas, que comenzó a principios del siglo xvi, creó unas condiciones bajo las males era muy probable mie surgieran pidgins. Cualquier cargamento de esclavos consistia ^neralmente en individuos que hablaban una amplia variedad de tenguas diferentes, y normalmente carecian de cualquier medio con el que comunicarse entre ellos o con sus propietarios. Estas condiciones condujeron a la creación de pidgins, formas de lenguaje con una gra-niática radicalmente simplificada y un vocabulario limitado exclusi-vamente a los asuntos rcqueridos en la comunicación intergrupal. Estos pidgins, por definición, se adquirían siempre junto con una o más lenguas nativas, y no contaban con hablantes nativos. Los criollos, al contrario, son lenguas completas que gcneralmen-le surgen cuando los hijos dc esclavos, al aprender a hablar en una comunidad que sólo tiene un pidgin para la comunicación entre sus adultos, construyen una gramática elaborada a partir del pidgin que oyen y amplían el vocabulario de esta lengua mediante preslamos abundantes de todas las fuentes disponibles (Romaine 1988, 1994: capítulo 6). Puesto que el tráfíco de esclavos estuvo durante dos o más si-glos en manos de los Portugueses, y puesto que muchos esclavos eran traidos primero a Lisboa antes de ser transportados a Espaňa y sus colonias, cl portugués era normalmente la primera lengua no africana que oian muchos dc estos esclavos, y es probable que los primeros pidgins contuvieran elementos Portugueses, especialmente en cl vocabulario26. Sin embargo, en el caso de los esclavos vendi- ". Ä No es este el lugar para discuiir en dciallc los origencs de pidgins y criollos. que se pueden observai en lodo el mundo. Las esimcturas gramaricalcs de tos criollos em-plcados en iados opuesios del mundo lienen cicrtas similinidcs sorprendemes, que lie-van a algunos a postular un origen común para lodos. Esta teória monogenética, a la que sc adscribc» hoy pocos, generalmenie cita Ids criollos dc base portuguesa como la forma original, retexificada en una variedad dc areas colonizadas bajo el impacto de la principal lengua colonial empleada en cada una. Por olro lado, las similitudes enire los criollos sc cxplican cntendiendo que se denen al posiblc hecho dc que todos los hu-manos son ponadorcs de reglas lingüisticas genéiíeamcntc programadas que saien a la superficic cuando se les priva de aprender cualquier lengua complcia (la tcoria del bioprograma de los origenes de los criollos). 256 Variation y cambio en espanol dos a las colonias americanas espaňolas, es probable que, según se desarrollaban los criollos, eslos clementos se recubrieran con prés-tamos del espanol (en aquellos casos donde el espaňol diferia del porlugués), al igual que, en olros ierritorios coloniales, los criollos que surgian tomaban su vocabulario y otros rasgos del ingles o el francés. Cuando un criollo permanece en conlacto con la lengua de la que toma prestada la mayor parte de su vocabulario, se ve sujeto a la descriollización, un proceso de aproximacíón gradual a esa lengua. En las socicdades de esclavos, este proceso generalmente conduce a un especiro de variedades lingiiísticas, variando desde una forma de len-gua prestigiosa, empleada por los más poderosos, hasia el habla criolla sin modificar de los menos poderosos, y con variedades intermediär de todos los grados. La dcscriollización ha sido lenta en las comuni-dades donde habia pocos hablantes de la lengua de prestigio, o donde las condiciones sociales dificultaban a los hablantes del criollo acce-der a ella. En el caso del imperio americano de Espaňa, los esclavos eran transportados en gran numero desde Sevilla hasta puntos autorizados de venta en el Caribe, al principio sólo trcs: Veracruz (Mexico), Cartagena dc Indias (Colombia) y Portobelo (Panama). Este comercio debe de haber conducido frccuentemente a la creación de criollos, pero la descriollización parece haber tenido lugar más fácil y räpida-mente en las colonias espanolas y los países sucesores, que en las colonias británicas o francesas. de manera que han sobrevivido pocos criollos espaňoles en el siglo xx y solo se hablan hoy dos: el papia-mento y el palenquero. 5.4.1. El papiamento Este criollo espaňol se habla en las islas de Curasao, Aruba y Bonaire (también conocidas como las lslas ABC), que están situadas Variation en el espanol de America 257 cerca de la costa de Venezuela y que pasaron a formar parte de la Corona espaňola desde 1527. Tras pertenecer alternativamente a Holan-da, Francia e lnglaterra, se hicieron defmitivamente holandesas, y hoy comprenden las Antillas Holandesas. Después de que estos territorios perdieran el control espanol en 1634, la descriollización (al menos la descriollización hacia el espanol) se hizo imposible, y el papiamento permaneció como la lengua de la gran mayoria, empleado junto con el holandés (la lengua oficial), el espaňol y el inglés. Al igual que un gran numero de esclavos africanos occidentals, las Islas ABC reci-bieron cantidades considerables de judíos sefardíes hablantes de espaňol y portugués (véase el capítulo 6), desde Amsterdam y Brasil, comenzando a mediados del siglo xvu (Alvar 1996b: 68-78; Muntea-nu 1996). El papiamento no es mutuamente inteligible con otras variedades del espaňol (observación que cucstiona si deberíamos considerarlo una variedad del espaňol), y aunque comparte muchos rasgos con otras variedades del espaňol (yeísmo (apartado 5.1.2.1), seseo (apar-'ado 5.1.1.1), neutralización de /-r/ y /-l/ que conduce a su pérdida (apartado 5.1.2.3), mantenimiento de /h/ (apartado 5.2.1), velariza-ción de /n/ final de palabra (apartado 5.1.2.4), etc.), mucstra determi-nado numero de características que no se encuentran en ninguna otra variedad del mundo hispanohablante. Entre estos rasgos tenemos los siguientes (cxtraídos de Alvar 1996b: 68-78, Munteanu 1996: 191-226): 1. Muestra una oposición fonémica entre entonaciones ascen-denles y descendentes, de modo que /tápaT/ (con entonación ascendente) 'tapar' se opone a /tápaJ-/ (con entonación des-cendente) ltapa'; 2. Tiene un sistema vocalico de diez fonemas (véase la tabla 5.2). 258 Media alta Medio boja Variation y cambio enexp,.^ Anterior -IN U.I.. ',.■ 1 it;.1.,-. iefp&-ňi : .:.., I Bbiallzada /y' milú! t L-l.lM - i" liihin 1/.11 •'o/poôer ". ,i ^ij.'^,/,' Tahla 5.2 Fonemas vocalicos del |viniLi:::iTittt 3. El sistema consonámico del papiamento comprende no me-nos de veintiún fonemas (Munteanu 1996: 227-262; vóase h tabla 5.3)27. Labial Dental/alveolar I'.,.,,.,. Vela/ Oloial Oclusiva p-f&ber lb/ buniia IM tapa dum hustia 'coitilb' amiffi Fricativa ttl firkl 'lencdor' Nl ' 'ambién' It/ gmbrt 'sombrero ubiiza ■flbusar" "/'.'■''r 'officio' iiontfoli 'ajfiqjoK' Joya Ibl iumá African ftp lesh.1 /dy diahma Í mien' Lateral IV laba 'la var" Vibrantě It/ lera Nasal 'm/machu In/ aochl /fl/kaňa Tabla 5.3. Fonemas consonánlicos del papiamento 4. Modifícación de consonantes nasales (posiblemente como re-sultado de rasgos tornados de lenguas africanas): kabaron (cf. esp. camarón). kaminda (cf. esp. camino), hunga (cf. esp.ju- 27 Aunque se suele describir como sin fiiccion, dehería aňadnse a esta lista en la tabla 5.3 un fonema sonoro palatal medio /j/, en vez de considerar que [j] (en yerba, yen 'lieno') sea una realizacion de /i/. -riación en el espaňol de America 259 5. La /x/ intervocálica se pierde a menudo: abou (cf. esp. aba-jo), orea (cf. esp. oreja). 6. No existe el género gramatical. -, 7. Empleo de la marca de plural nan (que es también el pro- nombre de tercera persona del plural): sing. kas. pi. kasnan (cf. esp. casa -s), sing, buki, pl. bukinan (cf. esp. libro -s). 8. El numero se indica sólo una vez en la frase nominal, bien mediante un modificador con sentido plural o bien mediante la terminación nan, aplicada lanto al nombre como a un adje-tivo: tur slul (cf. esp. lodas las siiias), e kasnan bimita (cf. esp. las casas bonilas). 9. La tabla 5.4 muestra los pronombres personales del papiamento. Estas formas funcionan a la vez como sujeto y como pronombre objeto, aunque parece que se prefieren como sujeto las formas citadas en primer lugar. Junto con di, estos pronombres expresan posesión: e di mi (cf. esp. el mio, la mia). : Singular Plural Primera persona mi, ami nos. anos Segunda persona bo, abo boso(nan), aboso Tercera persona