NUEVA REVISTA DE FILOLOGÍA HISPÁNICA T O M O L I 2 0 0 3 N Ú M . 1 LA HISTORIA DEL ESPAÑOL. PROPUESTA DE UN TERCER PERÍODO EVOLUTIVO Los manuales y tratados de historia de la lengua española establecen dos grandes etapas en su evolución: el español medieval y el español moderno1 , y ubican la línea divisoria entre ambas a principios del siglo xvi, momento en que algunos cambios, en su mayoría de naturaleza fonética y que venían documentándose desde el siglo xv, comienzan a aumentar en su difusión y a cobrar mayor importancia en la conformación de la estructura de la lengua2. El llamado período clásico, constituido por los si- 1 V é a n s e , SPAULDING, p p . 6 3 , 1 3 5 , 1 5 3 - 1 6 5 y 1 9 7 ; LAPESA [ b ] , caps. 1 0 , 1 3 y 1 4 ; MARRERO, p p . 8 4 - 1 0 2 ; RESNICK, p . 7 9 ; CANDAU DE CEVALLOS, p. 1 4 9 ; L A THROP, p p . 2 1 7 - 2 2 4 ; LLOYD, cap. 5 ; C A N O AGUILAR [ b ] , caps. 7 y 8 ; ALATORRE, pp. 2 4 8 - 2 7 3 ; LEAL, p. 3 0 6 ; y PENNY, p p . 7 3 , 9 1 , 1 9 5 y 2 0 0 . 2 Entre los cambios más importantes que marcan esta transición se señala toda una serie de procesos fonéticos y cambios fonológicos que tuvieron importantes consecuencias para la conformación del español moderno; entre ellas destacan la desaparición de arcaísmos fonéticos tales como las vacilaciones en el timbre de las vocales átonas (CANO AGUILAR [ b ] , p. 2 3 7 , LAPESA [ b ] , p. 3 6 8 ) ; cambios de gran relevancia para el sistema consonántico de la lengua y para su diversidad dialectal - c o m o el reajuste de sibilantes, que significó la pérdida de las sonoras y la r e a c o m o d a c i ó n de la prepalatal africada sorda y de la prepalatal fricativa sorda (CANO AGUILAR [ b ] , pp. 2 3 7 - 2 4 2 , PENNY, cap. 5)—; y cambios variados en la fonética de la palabra y la frase -eme rectificaron procesos de sandhi interno v externo (LAPESA Tbl, pp. 385¬ 3 9 3 ) . E n la estructura gramatical los cambios que se producen son de menor relevancia (CANO AGUILAR [ b ] , p. 2 4 2 ) , y se indican como los más destacados la delimitación de los usos de haber y tener, y la repartición de usos entre serv estar ( C A N O AGUILAR Tbl o 2 4 9 LAPESA ["bl OD. 3 9 8 - 4 0 1 V aleunos cambios que afectan a los pronombres personales - c o m o la desaparición de las formas vos y —, y el apogeo d e l leísmo ( C A N O AGUILAR [ b ] , p p . 2 4 4 - 2 4 5 , LAPESA [ b ] p p 3 9 7 y 4 0 5 - 4 0 6 ) ; la fijación de la forma definitiva de ciertas variantes de procesos antiguos en el verbo* 13. constitución de l c o n la que se asocia el verbo gustar: (16) Respondió que sólo le afligían los pecados de su gentüidad (Historia, 2, 7, p. 364). En conclusión, estas alternancias cobran visibilidad en los textos del período clásico, como resultado del cambio ocurrido con la entrada de los estímulos inanimados en la oración derivada de los verbos causativos emocionales, y será, durante el pe- 9 Para explicar el contraste semántico entre (14) y (15) partimos de una diferencia crucial entre los valores semánticos de agente y causante. En el primer caso, el agente es concebido como u n participante animado, y fundamentalmente humano, controlador y volitivo, que pone deliberadamente su e m p e ñ o en afectar a u n paciente. Así, en una oración como Sergio abrazc a sus hijos, se entiende que Sergio, el agente, efectivamente ejecutó la acción de abrazar a alguien, y lo hizo de manera consciente y controlada. En el segundo caso, el causante se concibe como u n participante capaz de provocar un cambio de algún tipo en el paciente, y si su referente es humano tiene la posibilidad de hacerlo de manera volitiva y controlada, no así cuando es inanimado. Pero en ningún caso será el instrumento que propiciará de manerc directa el cambio en el paciente. Así, en casos con verbos causativos como e presidente destruyó la economía nacional, o bien, el sol de la primavera derritió le nieve, n i el presidente destruyó, literalmente, la e c o n o m í a nacional, n i el so derritió la nieve; en ambos casos se entiende la presencia de algún instru m e n t ó derivado de las propiedades referenciales de ambos, que es el que efectivamente produce el cambio. En el primer ejemplo, el presidente pone enjuego una serie de políticas económicas, que son las que realmente des truyen la economía; en el segundo, una de las propiedades del referente sol, el calor, provoca el cambio de estado en la nieve. Como se puede ver no son agentes, son causantes (cf. BOGARD [ c ] , pp. 274-276). 18 CHANTAL MELIS, MARCELA FLORES Y SERGIO BOGARE- NRFH, LI ríodo moderno, que los estímulos inanimados desempeñarán un papel cada vez más importante en la organización del campo mental emotivo, y se constituirán en verdaderas fuerzas motrices del cambio. 1.3. El período moderno (a partir del siglo xix) En el contexto evolutivo antes presentado, el comportamiento de la nueva forma gustar en términos de su adopción de la estructura oracional propia de los verbos placery pesar, es decir, me gusta algo, nos ha sugerido la necesidad de identificar el siglo xix con el inicio de una nueva etapa en la historia del español, debido a que tanto ese verbo como el tipo de oración mencionada empiezan a proliferar en la lengua a partir de ese momento. El hecho resulta significativo ya que, como veremos a continuación, los cambios ocurridos durante los últimos dos siglos se vinculan de u n modo u otro con la consolidación de gustar en el uso de la lengua. Los cambios n o han concluido. Podemos afirmar que el campo semántico en estudio se encuentra en u n proceso de reacomodos estructurales que tienen implicaciones de peso, aunque n o podemos anticipar el panorama futuro, aún incierto. En líneas generales, los cambios parecen apuntar hacia una reducción de la clase de los verbos causativos emocionales, a favor del crecimiento de una clase de verbos tipo gustar, documentada para muchas otras lenguas, y ampliamente discutida en la bibliografía lingüística en términos de lo que se ha dado en llamar verbos de 4jeto-dativo"i°. 1 0 La construcción derivada de esta clase de verbos, descrita e n térm i n o s de "sujeto-dativo" (SRIDHAR, KLAIMAN, A L L E N , V E R M A / M O H A N A N ) , o de " i n v e r s i ó n " (HARRIS [a] y [ b ] , PERLMUTTER, LEGENDRE, NICHOLS), O de "impersonal" (MCCAWLEY [ a ] , LIGHTFOOT, V O N SEEFRANZ-MONTAG) , se caracteriza p o r la presencia de u n argumento de referente humano/animado, usualmente marcado con caso dativo, que se encuentra topicalizado y es percibido com o el argumento central de la predicación. E n la mayoría de los casos tiene como núcleo léxico verbos mentales, y dicho argumento corresponde al experimentante. E l otro argumento que a c o m p a ñ a ' al verbo, al que nos hemos referido como estímulo, suele posponerse al verbo y marcarse con nominativo u otro caso. L a misma construcción puede aparecer también con verbos existenciales (parecer ocurrir faltar sobrar etc ) o modales (ser claro/evidente/ posible/fácil, etc. Vé'ase, p o r ejemplo, la lista de verbos en PERLMUTTER, NKFH, L I PROPUESTA DE U N TERCER PERÌODO EVOLUTIVO 19 1.3.1. Consolidación de gustar. El p e r í o d o m o d e r n o empieza, com o dijimos, con el triunfo de la estructura C I E X P E R I M E N T A N T E - V - SESTÍMULO para gustar, sobre la forma original con el experimentante codificado como sujeto. Los datos recogidos en el Cuadro 5 muestran c ó m o la nueva estructura logra imponerse sobre la conservadora en el siglo xix, y c ó m o ha avanzado el proceso de desplazamiento durante el siglo xx: CUADRO 5 Competencia entre las dos estructuras para gustar en el período moderno Siglo Yo gusto (de) algo Me gusta algo XIX (32) 29% (77) 7 1 % XX (24) 3% (907) 97% En el Cuadro 6, a continuación, enfocamos la extensión de la nueva forma con respecto a los causativos emocionales, que, al igual que ella, formalizan al estímulo en su oración como sujeto: CUADRO 6 Presencia degustar en las predicaciones con estímulo-sujeto Siglo Yo gusto (de) algo Me gusta a ^ ü XIX (842) 92% (77) 8% XX (1561) 63% (906) 37% Vemos a q u í que en el siglo xix, gustar, por sí solo, representa cerca del 10% del total de las predicaciones con estímulo-sup. 292), y el argumento central parece corresponder también a u n experimentante, como sugiere PERLMUTTER (p. 293). E n lo que toca a nuestro objeto de estudio aquí, la construcción derivada del verbo gustar se relaciona con esta clase de predicaciones, en las que el experimentante dativo, prominentemente destacado en la posición inicial de su oración, tiene comportamiento de sujeto, n o obstante su caso, como sugieren las siguientes pruebas: su capacidad de reflexivizarse ('les gusta hablar con las maestras de sus h i j o s ' ) , de coordinarse c o n sujeto nominativo ('Raúl n o sólo aguantó, sino que fegustó'), y de controlarla equi-deletion ('antes de acostaría, fe mista leen') (cf. M E L I S [ b ] ) . 20 CHANTAL MELIS, MARCELA FLORES Y SERGIO BOGARE) N.REH, LI jeto documentadas en el corpus, en tanto que para fines del siglo xx la proporción aumenta a casi el 40%. Es importante subravar que, no obstante la aparente similitud con la oración que construyen los verbos causativos emocionales, la estructura innovadora para gustar reúne una serie de propiedades que la distinguen y relacionan con placery pesm (MELIS [ c ] ) . Si bien es cierto que gu star no desarrolla el uso impersonal de las oraciones carentes de sujeto ( C I E X P E R I M E N T A N T F V - F P E S X Í M U L O ) , muchos aspectos de su c o m p S a n l i S ) ívocan lafunidades medievales. Como placery pesar, gustar es in¬ transitivo (le/*lo gusta algo), no deriva una forma reflexiva de sentido incoativo (*Xse gusta), ni tampoco admite la construcción resultativa (*Xestá gustado). A l igual que placery pesar, gustar prefiere el estímulo inanimado1 1 , sin mostrar restricción alguna en cuanto a su capacidad para formalizar el estímulo-sujeto como una oración, lo cual trae como consecuencia que, al igual que placer y pesar, aparezca generalmente en la tercera persona y resulten excepcionales los empleos en las restantes personas. Finalmente, gustar retoma la pauta de ordenamiento en la que placery pesarse estabilizaron a finales de la Edad Media, z saber, C W F R T M F N T A > J T F - Y-Sw.-mm r>. Sirvan de ilustración los sigi.ic^nes^emlíki (17) y m e gustan los mares tibios (Noticias, p. 271) ¿A t i te gustaría q u e a un h e r m a n o tuyo l o c h i n g a r a n así! (Suerte, p. 125) Pues espero que le haya gustado la c o r o n a que enviamos i su e n t i e r r o (Aventura, p. 102) A J e s ú s V i l l a r le gusta r e c o n o c e r a los administrativos fuer; de su puesto de t r a b a j o (Visión, p. 206). Estas semejanzas permiten reconocer un elemento de con ti nuidad entre las unidades medievales y el verbo que logra su con solidación en el período moderno. Cabe observar al respecto que la estructura innovadora que proyecta gustar surge, de manera sig nificativa, en la época en que placery pesarvan desapareciendo, e: 1 1 De los casos documentados, en el siglo xix el 78% incluyen u n es tímulo inanimado, en tanto que para el xx el porcentaje correspondiente s< eleva al 92%. NRFH, L I PROPUESTA DE U N TERCER PERÌODO EVOLUTIVO 21 decir, en el siglo xvii, y gustar pasa a constituirse en una unidad prominente del léxico emocional cuando placery pesarse vuelven prácticamente invisibles en el uso. Con el surgimiento de gustar puede decirse que una pequeña clase de verbos cuasi-impersonales en vías de extinción, que coexistió a lo largo de varios siglos con una clase mucho más nutrida de verbos transitivos regulares, asegura su pervivencia al transmitir parte de sus rasgos peculiares a una nueva unidad verbal, que, en términos semejantes, se opone a la clase numéricamente dominante. La extensión que en tiempos recientes ha tenido la nueva forma parece encaminarse a la usurpación del lugar privilegiado que en la Edad Media ocupaban placery pesar. Con esta extensión interactúa, sin duda, el hecho de que gustar comparte con sus antecesores el mismo significado poco específico y flexible que puede servir para todo tipo de valoración, positiva (gustar) o negativa (no gustar). A diferencia de placery pesar, sin embargo, resulta que gustar L empezado a ejercer presión sobre la clase de los verbos causativos emocionales, y funge como modelo analógico para una serie de cambios que están transformando esta clase, como veremos a continuación. 1.3.2. Extensión del estímulo oracional a los verbos causativos emocionales. El primer indicio de la influencia de gustar sobre la clase de los verbos causativos emocionales se desprende del hecho de que los transitivos emocionales han empezado a combinarse con el estímulo inanimado plasmado en forma de oración (MELIS [f]). La capacidad para llevar un sujeto oracional es una característica que distingue a un número reducido de verbos en las lenguas del mundo (GrvóN [c], pp. 94-95), y los verbos que la poseen suelen exhibir comportamientos peculiares que los asemejan a verbos impersonales (BUTLER, p. 1 6 0 ) . En el campo emocional que nos ocupa, mencionamos que la combinación con la oración de sujeto se transmite de los impersonales de sentimiento latinos a placery pesar, y pasa después a su heredero indiscutible gustar, cuya facilidad para combinarse con la oración de sujeto resalta en los materiales de nuestro corPus desde el momento en que el uso de la nueva forma se consolida. Posteriormente, los causativos emocionales desarrollan en el período moderno la combinación con el estímulo oracional, aunque desde épocas anteriores este uso puede documentarse de manera ocasional; se trata de ocurrencias esporádicas que nada tienen que ver con el desarrollo compartido de una capa- 22 CHANTAL MELIS, MARCELA FLORES Y SERGIO BOGARE) NRFH, L I ciclad gramatical dentro de una clase de verbos, y no sólo eso, sino que las documentaciones más antiguas muestran, por lo general, mecanismos de nominalización que atenúan el carácter verbal del sujeto: (18) El pensarlo me estremece {Cartas marruecas, 87, p. 268) El que de mí trata -dijo don Quijote-, a pocos habrá contentado (Quijote, I I , 3, p. 683) y lo que mas me ha espantado es, que los cuarenta pesos... me hacían grandísima falta (Cartas, 1, p. Ib). Más allá de estos casos, los verbos causativos emocionales oponen resistencia al uso de la oración de sujeto no sólo durante la Edad Media, sino también en el período clásico, en el que adoptan la forma nominal para el estímulo inanimado. Incluso en este período, mientras que los estímulos nominales pasan a distribuirse de manera más o menos equitativa entre la construcción transitiva (y estructuras colaterales) y la reflexiva intransitiva de sentido incoativo, los estímulos oracionales continúan motivando la elección de la construcción reflexiva. Para ilustrar lo anterior veamos ahora el Cuadro 7, en el que presentamos los estímulos inanimados divididos según su tipo de formalización con los verbos causativos emocionales: nominales -cosas- y oracionales -situaciones-: CUADRO 7 Causativos emocionales y formalización de los estímulos inanimados en el período clásico Siglo Estímulos inanimados Siglo Nominal (cosas) Oración (situaciones) Siglo Transitiva Reflexiva Transitiva Reflexiva XVI ( 8 4 ) 3 9 % ( 1 3 0 ) 6 1 % ( 2 1 ) 1 7 . 5 % ( 9 9 ) 8 2 . 5 % XVII ( 1 1 9 ) 5 6 % ( 9 3 ) 4 4 % ( 2 7 ) 2 7 % ( 7 3 ) 7 3 % XVIII ( 1 8 8 ) 5 6 % ( 1 4 6 ) 4 4 % ( 2 7 ) 2 5 % ( 8 0 ) 7 5 % En este cuadro podemos observar que, al término del pe ríodo clásico, no se vislumbra todavía la combinación de IOÍ NRFH, L I PROPUESTA DE U N TERCER PERÍODO EVOLUTIVO 23 verbos causativos emocionales con el estímulo inanimado formalizado como oración. En realidad, debemos agregar, los materiales del siglo xix tampoco dejan ver la gestación del cambio en el número de ocurrencias de la oración de sujeto. Lo que sí parece suceder, de manera más evidente en las fuentes mexicanas que en las peninsulares, es el uso sistemático de estructuras oracionales plenas, sin recursos nominalizadores. Tampoco resulta sorprendente que el recientemente iniciado ascenso de gustaren la lengua aún no logre repercutir en el comportamien¬ to de la estructura que despliegan los causativos emocionales. Habrá que esperar hasta el final del siglo xx para apreciar la influencia que gradualmente ha ido ejerciendo gustar, en paralelo con el aumento en su rendimiento funcional, como vemos en el Cuadro 8: CUADRO 8 Causativos emocionales y formalización de los estímulos inanimados oracionales (siglos xixyxx) Estímulos (situaciones) Siglo CI-V-SORACIÓN Reflexiva X I X ( 4 3 ) 2 1 % (162) 79% XX (309) 7 1 % (129) 29% Aquí es preciso señalar que, en este período, el sujeto oracional referido al estímulo entra, por lo regular, en el esquema CI-V-S, como vemos en (19): (19) Me alegrara que le vieras tan mono como está... (Artículos, nos complace hallarlo acorde con nuestro modo de ver (Celda, % p.180) y me interesa saber qué juicio forma de ella el público (Periquillo, 2, pról.,p. 221) Y no le extrañó nada que, al caer la noche, surgiera ante él una torre toda iluminada (Rosa, p. 121) A Tita le angustiaba mucho no poder cancelar esta presentación (Como agua, p. 211). 24 CHANTAL MELIS, MARCELA FLORES Y SERGIO BOGARE" NRFH, L I Y son prácticamente inexistentes los casos de anteposición del sujeto oracional, así como los experimentantes acusativos (*ló), por razones que se entienden. No puede existir, en efecto, nada más alejado del prototipo del evento transitivo, que la codificación de sujeto agente a una acción verbal que se presenta como actuando sobre u n paciente humano. En conclusión, los causativos emocionales operan bajo el control de gustar, emulan la combinatoria sintáctica del modelo y adoptan en el proceso la estructura de ese verbo. 1.3.3. Proceso de difusión léxica. En tanto que resulta evidente la influencia de gustaren el ámbito de los estímulos oracionales, y en vista de que, como recordamos, corresponde referencialmente a situaciones, los estímulos inanimados de forma nominal —cosas— proyectan la imagen de una zona en transición. Situados entre los estímulos oracionales, con su esquema tipo gustar (CI-V-S), y los humanos, que aún motivan la construcción transitiva básica de manera regular (MELIS [a] y [e]), tal come lo han venido haciendo desde los inicios, los estímulos-cosas alternan entre diversos usos. El análisis del panorama actual (MELIS [e]) revela que las alternancias obedecen a valoraciones acerca de la topicalidac relativa de los dos participantes involucrados en el evento emo cional. A grandes rasgos, la transitiva básica sigue dominande en todos los casos en que la cosa-sujeto tiene el carácter de tópi co del discurso, como en ( 2 0 ) : (20) Su retorno tranquilizó a todos (Como agua, p. 79) Tantos lemas la confundían aún más (Niñas, p. 123). En contraste, la construcción con la cosa-sujeto en posiciói posverbal y el experimentante-objeto, acusativo o dativo, pro minentemente destacado en el lugar preverbal, se elige en lo casos en que el experimentante-objeto gana en topicalidad a 1; cosa-sujeto, y motiva la construcción que puede definirse com. una manifestación de la voz inversa (GIVÓN [ d ] , p. 17; cf. MEI.I [g]), según observamos en ( 2 1 ) : (21) Lo irritaban varias cosas de su agenda (Dedo, p. 62) Le desesperaba el tránsito de la Ciudad de México (Nexos, 19Í p. 15). NRFH, L I PROPUESTA DE U N TERCER PERÌODO EVOLUTIVO 25 Por último, la construcción reflexiva intransitiva de sentido incoativo -cuyo retroceso gradual ante el avance de los distintos usos del causativo emocional se observa con claridad en los materiales del período moderno1 *- se reserva en dos casos: o bien para los estímulos-cosas que carecen de total prominencia en el discurso, construcción en la que podrán aparecer, margi¬ nalmente, codificados como frase prepositiva: (22) se espantó de la dureza de la regla carmelita y abandonó el convento (SorJuana, p. 157), o bien para los casos en que el hablante toma distancia con respecto al experimentante, y cambia la formalización de éste de objeto a sujeto como una manera de esquivar el juicio acerca de la "afectación" del participante1 3 : (23) Otros viajeros se maravillaron de la ligereza de las mujeres... (SorJuana, p. 105). Lo anterior resume el panorama que arroja la mayoría de los verbos causativos emocionales en la zona de las "cosas". A1- 1 2 Recordemos aquí que, cuando los verbos causativos emocionales empiezan a acoger el estímulo inanimado en el período clásico, la formalización de la estructura sintáctica se distribuye equitativamente entre transitiva y reflexiva, en particular en los siglos xvn y xvm (cf. Cuadro 4). Con este punto de referencia, observamos que a partir del siglo xix el retroceso de la construcción reflexiva se acelera; en este siglo la codificación del estímulo inanimado nominal ("cosa") se realiza con el verbo transitivo básico en el 63% de los casos (377 ocurrencias), y con la reflexiva en el 37% de ellos ( 2 1 8 ocurrencias) , en tanto que en el siglo xx la reflexiva con ese tipo de estímulo se reduce al 1 9 % ( 1 8 9 ocurrencias frente a 8 1 2 con verbo transitivo). 1 3 El experimentante objeto, sea acusativo o dativo, se encuentra marcado explícitamente con el rasgo [+ afectado], a diferencia del experimentante-sujeto de la construcción reflexiva. Ahora bien, el hecho de presentar al experimentante como afectado supone cierto grado de p r o x i m i d a d o "empatia" por parte del hablante: el hablante se identifica con el referente del experimentante y describe el estado interno en que éste se encuentra. Si no se quiere pronunciar al respecto, puede optar por la construcción reflexiva, en la que el experimentante-sujeto no se asocia, de manera explícita, con el raseo [+ afectado] Esto explica por q u é en nuestro corPus del siglo xx la construcción con el experimentante-objeto se usa preferentemente con experimentante de I a v 2 A personas mientras que la reflexiva se especializa para el experimentante de 3* persona A este respecto M I T H U N (p 5 2 2 ) apunte que "speakers do not; claim to feel what another individual is feeling" Cf MELIS [e] para u n mayor desarrollo e ilustración con información .cuantitativa 26 CHANTAL MELIS, MARCELA FLORES Y SERGIO BOGARE» NRFH, L I gunos miembros de la clase, por otra parte, dan muestra de haber extendido su uso de la voz inversa a costa de la construcción transitiva básica. Para verbos tales como encantar, fascinar, impresionar, inquietar, interesar, molestary preocupar, en efecto, domina netamente el esquema OFYPFRTMFNTANTF - V - SFSTÍMTTTO (MELIS [g]), acompañado de u n ^ S c ^ r e e u k r de pérdida de transitividad, que se manifiesta en la sustitución del acusativo por el dativo en la formalización del experimentante. En otras palabras, la construcción que estos verbos rigen cuando se combinan con u n sujeto nominal referido al estímulo es la derivada de gustar, la cual han adoptado todos los verbos causativos emocionales en su combinatoria con el estímulo oracional. Estos hechos hablan de una evolución gobernada por un fen ó m e n o de difusión léxica - c o m ú n en los procesos de cambio (HAERIS/CAMPBELL)-, de acuerdo con el cual la estructura oracional que tiene como núcleo léxico gustarse está generalizando más rápidamente con unos miembros de la clase causativa emocional que con otros. Como evidencia a favor de esta hipótesis puede aducirse el hecho de que verbos como encantare interesar han extendido la construcción sintáctica derivada de gastara la zona de los estímulos humanos, y funcionan ya, invariablemente, como verbos intransitivos bajo el esquema C I E X P E . RTMFNTANTF - V - SFSTÍMTTT O 1 4 . Así pues, v en vista de lo anterior, parece^íausible pensar que, con el tiempo, otros causativos emocionales tomarán el mismo camino, abandonando su clase verbal originaria para integrarse a la de gustar. Hasta aquí hemos podido observar que la historia de la predicación con verbos causativos emocionales en español ha sido tan larga y constante como la propia historia de nuestra lengua, desde que aparecen los primeros registros escritos que la documentan. Como hemos visto, los períodos propuestos para caracterizar la historia del español, el medieval y el clásico, han atestiguado la consolidación de cambios importantes. Sin embargo, y en relación con el objeto de este trabajo, es necesario resaltar que el estado actual de la predicación con verbos emocionales es u n reflejo directo de una serie de cambios iniciados 14 Interesary encantar funcionan en sus usos básicos como gustar, sin embargo siguen arrojando usos reflexivos - m u c h o m á s frecuentes con interesar que con encantar-, que gustar no tiene, y pueden formar la construcción resultativa ('está interesado', ' q u e d ó encantada'), que gustar tampoco tiene. NRFH, L I PROPUESTA DE U N TERCER PERÍODO EVOLUTIVO 27 en el sido xix, algunos de los cuales, aún ahora, a principios del siglo xxi, se encuentran en marcha. 2. L A PERÍFRASIS DE FUTURO I R A + INFINITIVO Existen varias formas en español para expresar la noción de futuridad (MORENO DE ALBA, SILVA CORVALÁN/TERRELL). La forma canónica del paradigma verbal es el llamado futuro morfológico, simple o en -ré. Esta forma, sin embargo, alterna con otros recursos^ que la lengua pone a disposición de los hablantes para el realce de ciertos matices que quedan implícitos en la forma canónica. Entre estos recursos destaca la perífrasis ir a + infinitivo por la frecuencia con que reemplaza en el discurso al futuro simple. De hecho, en algunas regiones del mundo hispánico la perífrasis es la forma que predomina en la actualidad para expresar el futuro en el habla, a saber, en Colombia (MON¬ TES [a] y [ b ] ) , Caracas (IULIANO y IULIANO/DE STEFANO), México (LUNA TRAILL), Chile, Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana (SILVA CORVALÁN/TERRELL). En cambio, en otras partes, y principalmente en la lengua escrita, la frecuencia de la perífrasis con ese valor es menor (cf., por ejemplo, BAUHR) , pero, en todo caso, las opiniones concuerdan en que la competencia que ir a + infinitivo le da al futuro simple constituye u n fenómeno notable que en nada se compara con el aprovechamiento ocasional de los otros recursos. Parece legítimo, por lo tanto, plantearse la pregunta de qué llegaría a pasar si el rendimiento funcional de la perífrasis continuara aumentando a costa de la forma simple. Y aunque hay señales muy claras de que u n proceso de gradual desplazamiento está en marcha, no podemos anticipar su conclusión. U n antecedente que permite imaginar u n panorama en el que la perífrasis se constituya en la forma canónica de futuro lo encontramos en el hecho de que el mismo futuro en -re tiene por origen una perífrasis latina: cantare habeo... > cantaré. Aquí, por lo pronto, interesa resaltar el carácter reciente de la competencia entre la perífrasis y el futuro morfológico. En particular, y según puede observarse en los textos —siempre más lentos en reflejar los cambios que la lengua hablada- el " Como el infinitivo, el condicional, el presente de subjuntivo y de indicativo, y el imperfecto de subjuntivo (MORENO DE ALBA, p. 143). 28 CHANTAL MELIS, MARCELA FLORES Y SERGIO BOGARE» NRFH, L I uso de la perífrasis para expresar el futuro comienza a aparecer de manera sistemática a partir del siglo xix (MELIS [h]) Nótese que esta fecha conduce, una vez más, a asociar el siglo xix con el inicio de una nueva etapa evolutiva en la historia del español. 2 . 1 . Antecedentes del cambio El inicio del cambio en el valor de la perífrasis ir a + infinitivo se puede documentar desde muy temprano en empleos metafóricos que anticipan el desarrollo de su valor de futuro^. En este sentido, las metáforas que los hablantes de todas las épocas generan combinando el verbo de movimiento ir con una meta figurativa, sea en forma nominal o infinitiva, ilustran la tendencia universal de los seres humanos a conceptualizar los cambios que se desarrollan en el tiempo en términos de movimientos efectuados en el espacio: (24) e desque comienca a caer, todavía va de mal a peor (Calila, 5, 2929, p.192) Otrosy dexa de ganar buena fama..., e va a ganar infamia de traycion (Zifar, 107, p. 221.23-24) veya que estos fechos... de cada dia seyuan a perderé a peoi estado sennalada mente para los de la villa de Toro (Coroni ca rey, 7 , l , p . 79a.l4-16) ¡vayael diablo pararüinl (Celestina, VIH, 27, p. 150) Procure de ser cada uno bueno por sí y no vaya a buscaren la nobleza de sus passados la virtud (Celestina, IX, 27. p.163) 1 6 Autores como YLLERA (p. 1 8 9 ) y OLBERTZ (pp. 1 9 1 - 1 9 2 ) apoyan la hipótesis de que el valor de futuro de la perífrasis deriva de una extensión metafórica. Sin embargo, es necesario señalar que no es ésta la idea que con mayor frecuencia se maneja. La visión m á s c o m ú n plantea que la construcción perifrástica asociada con u n valor de futuro procede de la combinación del verbo de movimiento con u n infinitivo de carácter 'final', como en uoj {a la tienda) a comprar pan, y desarrolla su valor temporal mediante u n proceso de reanálisis. Véase, con ejemplificación del inglés ( 7 am going to + infinitivo), a H E I N E (pp. 4 8 - 5 2 ) , HOPPER/TRAUGOTT (pp. 2-4, 6 1 , 8 2 - 8 4 y 8 8 ) } TRAUGOTT [c] ( 3 4 - 3 6 ) . NRFH, L I PROPUESTA DE U N TERCER PERÍODO EVOLUTIVO 29 Si Dios no es protector, si no es c o m p a ñ e r o , todo se va a pique (Obras, Teatro, p. 195) disiendo c ó m o yba a morirse, que abia de ser el dia de la bir¬ gen (DLNE, 1692, 162, p. 427) Bien, a eso voy... Sí señor, voy a decir a usted... Con que... Pues el amo me dijo... (Elsí, 1, 10, p. 229) cuando le parecía al buen tendero que iba demasiado lejos en sus negaciones (Regenta, 2, 20, p. 155). En estas metáforas, como puede apreciarse, el destino geográfico, que constituye la meta del movimiento expresado por el verbo en sus usos rectos (Juan fue a París, voy al parque), es sustituido por algún otro tipo de referente que desplaza al locativo en la semántica del evento (COSERIU, p. 73, OLBERTZ, p. 1 9 2 ) . El hecho es que la construcción con ¿rpierde su conexión con el espacio, y el significado se traslada a la dimensión temporal, con lo cual se produce el desplazamiento conceptual propio de la metáfora. No olvidemos que la metáfora se basa en relaciones de iconicidad (ANTTILA, p. 141), y que la equivalencia establecida entre movimiento y cambio (RADDEN, pp. 423-426, y referencias ahí citadas) permite que el desarrollo de las cosas en el tiempo se modele sobre el esquema de la traslación en el espacio. Ahora bien, cuando el verbo ¿rse combina con el infinitivo, la metáfora adquiere u n matiz de aspecto. Esto se debe a que la situación expresada por el infinitivo tiene contornos témporales, y la atención prestada a estos contornos activa nociones de inicio o término, de duración o reiteración, es decir, nociones de base aspectual (BRINTON, cap. 3 ) . Se conjetura, de hecho, que todo verbo destinado a convertirse en u n auxiliar, como el caso de ir, inicia su proceso de gramaticalización en construcciones perifrásticas con valor aspectual ( D n , p. 58), y la gestación del valor aspectual puede relacionarse con mecanismos de tipo metonímico (BRINTON, p. 1 1 1 ) , en el sentido de que el valor se infiere por asociación con elementos presentes en el discurso, y el modo en que procesos de inferencia como éste establecen relaciones entre formas explícitas y significados ocultos que coexisten en u n mismo mensaje, evoca el proceder de la metonimia (TRAUGOTT/KÓNING), que de manera similar crea relaciones basadas en la contigüidad (ANTTILA, p. 1 4 2 ) . 30 CHANTAL MELIS, MARCELA FLORES Y SERGIO BOGARD NRFH,h En el caso de ir a + infinitivo, la construcción adquiere ur matiz incoativo (BEARDSLEY, p. 7 7 , GILÍ GAYA, § 9 2 ) , que parte de significado del propio verbo. En su acepción básica, en efecto ¿r expresa u n movimiento de alejamiento que se mira desde ur punto de vista situado en el origen y progresa en dirección ; una meta distante (SWEETSER, pp. 3 9 1 - 3 9 2 ) . En el uso metafóri co, ir significa el desarrollo de una situación en el tiempo qu< se visualiza, de manera semejante, desde u n punto de perspec tiva próximo al origen o inicio del movimiento figurativo, co mo observamos en los ejemplos ( 2 5 ) a ( 2 7 ) : (25) Amigo, mal aconsejado fuestes... porque tal pregunta m( fuestesfazer (Zifar, 204, p. 454.18-20) y dígame dónde ha ido a parar ahora todo su orgullo (Esgn ma,p. 268), (26) ¿qué farán quando el entendimiento le han de yr a buscar (Corbacho, 11, p. 168) ¿Está usted seguro de su decisión? ¿No irá a arrepentirse (Rosalba, 3, 21, p. 153) Los trucos de la restauración, hombre, no se vaya a pensa que eran compinches (Tempestad, p. 63). (27) ¿Ya todos amamos? ¡El mundo se va a perderl (Celestina VIII, 11, p. 147) yo que como Angel de paz les voi á ¿tárunas nuevas tan ale gres (Portentosa, 28, p. 178). El verbo que focaliza el origen entra en una construcciói que, desde u n punto de vista asociado con la fase inicial, sigU( el progreso de la acción hacia su fin, como si se viera a una peí sona alejarse del lugar donde se encuentra y dirigirse a u n puri to de destino. En este sentido, la metáfora aspectual sirve par; proyectar, sobre la descripción de los hechos, una idea de desa rrollo gradual. Las cosas no suceden súbitamente, sino q u transcurre tiempo antes de que alcancen su meta. Con respecto a los ejemplos ( 2 5 ) a ( 2 7 ) , la orientación terr poral del evento con respecto al punto de perspectiva, el h¿ blante, establece la diferencia entre ellos. Así, mientras que ei NRFH, L I PROPUESTA DE U N TERCER PERÌODO EVOLUTIVO 31 los contextos presentados en (25) la acción completa, desde su inicio hasta su término, se ubica en u n momento anterior al del hablante; en los contextos futuros o irreales de (26), el comienzo y el fin de la acción se proyectan conjuntamente en u n momento posterior. En los contextos imperfectivos de (27), por su parte, se produce aleo significativo que no se presenta en los casos previos. Aquí la relación temporal se escinde en dos segmentos El primero de ellos coincide con el comienzo del evento, ubicado en el tiempo presente de la enunciación; el segundo segmento, por su parte, se conecta con el fin del evento; que no se encuentra bajo el alcance de la predicación de sentido incoativo, sino relegado a u n momento . posterior al habla. De esta mane¬ ra la metáfora aspectual, en sus usos imperfectivos, presenta una acción que comienza a efectuarse y que, de seguir su curso, alcanzará su fin con posterioridad, es decir, en el futuro. Ahora bien, en este punto aún falta u n cambio de enfoque para que la metáfora incoativa empiece a funcionar como expresión del tiempo futuro. El cambio se genera por metonimia. El tiempo presente en la metáfora implica que el evento se presenta como ya iniciado, o bien, a punto de iniciarse, en vista de que existen, en la realidad objetiva, señales de que el acontecimiento está en marcha. En este sentido, y desde la perspectiva del hablante, la motivación para comunicar la idea del evento incipiente es el carácter objetivamente inminente de dicho evento. Lo que no expresa la metáfora de sentido incoativo de manera explícita, pero se infiere del contexto, es que el cumplimiento del evento se asoma en el horizonte. Es decir, por efecto de una asociación de carácter metonímico, la atención se desliza del evento incipiente en el momento presente a la idea de la realización del evento en u n futuro presentado como próximo (FLEISCHMAN Tal, p. 84). En la interpretación del oyente, en otras palabras, pasa a segundo plano la noción de comienzo expresada en la metáfora de sentido incoativo y cobra prominencia el desenlace del evento que se anuncia en u n futuro inmediato emergiendo para la perífrasis su valor temporal Aquí se cierra una parte del proceso de evolución que transformará, posteriormente, la estructura ir a + infinitivoTen expresión del tiempo futuro en español. Esta etapa del proceso recorrió u n largo continuum temporal que abarcó los siglos comprendidos por los períodos medieval y clásico. 32 CHANTAL MELIS, MARCELA FLORES Y SERGIO BOGARE) NRFH, L 2.2. El período moderno Los inicios del siglo xix encuentran a la construcción ir a + infi nitivo con u n valor de futuro "inminente"1 7 , y es el momenu en que, con ese valor, empieza a competir con la forma en -n Antes de esta época, los usos metafóricos de los cuales deriva 1; construcción ir a + infinitivo como perífrasis no son más q u presagios del cambio potencial, y no puede ser de otra maner puesto que la identificación del inicio de u n cambio exige ui comportamiento más sistemático, que muestre que u n proces* de transformación se está gestando (HOPPER/TRAUGOTT p. 38) Así pues, ubicamos el inicio del cambio en el siglo xix debido que es a partir de entonces que los materiales del corfrus perm ten vislumbrar, como puede observarse en el Cuadro 9, el en cimiento sostenido de ir a + infinitivo con valor de futuro expensas de la forma en -ré. CUADRO 9 Los inicios del futuro perifrástico Períodos Fuentes Total -ré ir a + infinitive Principios siglo XIX Comedia + El sí 190 (177) 93% (13) 7% Periquillo 257 (247) 96% (10) 4% Global 447 (424) 95% (23) 5% Fines siglo XIX Regenta 179 (152) 85% (27) 15% Bandidos 231 (191) 83% (40) 17% Global 410 (343) 84% (67) 16% Principios siglo XX Puebla 90 (56) 62% (34) 38% Familia 106 (80) 75% (26) 25% Chalet 64 (47) 73% (17) 27% Bodas 81 (56) 69% (25) 3 1 % Tormenta 114 (80) 70% (34) 30% Global 455 (319) 70% (136) 30% Con respecto al hecho de que la forma innovadora de e presar el futuro tenga como base el verbo ir, es importante s 1 7 FLEISCHMAN [a] (p. 85) postula para el futuro romance en general q la perífrasis ir a + infinitivo inicia su trayectoria temporal dotada del valor pectual de futuro inminente. NRFH, L I PROPUESTA DE U N TERCER PERÍODO EVOLUTIVO 33 ñalar que los verbos de movimiento figuran entre las fuentes léxicas más importantes de las formas gramaticales con valor de futuro (BYBEE/PAGLIUCA [ b ] , FLEISCHMAN [ b ] , BYBEE/PAGLIUCA/ PERKINS), y es precisamente ¿reí que con mayor frecuencia se elige para la expresión de la futuridad (FLEISCHMAN [b], p. 328). En perspectiva diacrónica despiertan gran interés, además, las transformaciones que sufre la unidad léxica, en este caso el verbo ir, en el desarrollo de su nuevo oficio gramatical (véase, por ejemplo, HEINE). La perífrasis ir a + infinitivo inicia el camino de su gramaticalización como expresión temporal con el significado de futuro "inminente" antes mencionado. Esto se puede comprobar con u n análisis cuidadoso de los primeros contextos en que se observa el fenómeno (MELIS [ h ] ) . La perífrasis se reserva para los casos en los que la escena contiene indicaciones de que el evento futuro representa efectivamente u n hecho a punto de suceder, como podemos ver en los siguientes ejemplos: (28) Quería extender la mano, y parece que me la contenían y me decían en secreto: ¿Qué vas a hacer?, deja eso ahí, que no es tuyo (Periquillo, 2, 5, p. 303) -Señores, que va arrancar, desapartarse -gritó el zagal de la diligencia. Y partió el coche (Regenta, 1, 5, p. 246) -¡Imposible, don Remigio; no puedo, no puedo, por más que hago, ponerme ese vestido de luto, de muerte que me va a quemar el cuerpo como si fuese de fuego! (Bandidos, 1, 54, p.452) -¡Por fortuna vamos a salir de una vez de esta horrenda pesadilla! P -De esta pesadilla que no parecía acabarsejamás. -¡Libres al fin! (Familia, p. 558) -Mozo, pónganle ginger ale al whiskey... ¡Así, dukecioa te va a gustar...! Bebimos (Tormenta, p. 815). Los primeros usos de la perífrasis se concentran en contex tos como éstos, en tanto que la forma en -ré se encarga de los otros sentidos futuros. Es el panorama que arroja la primera fa se de la gramaticalización, y con ella coincide el siglo xix. Lo; resultados del análisis se resumen en el Cuadro 10: 34 CHANTAL MELIS, MARCELA FLORES Y SERGIO BOGARE- NRFH, L I CUADRO 10 Asociación de ir a + infinitivo con valor de futuro inminente en el siglo xix I r a + infinitivo -vé Siglo [+ inminente] [-inminente] [+ inminente] [-inminente] Principios del siglo xix (17) 74% (6) 26% (36) 8% (388) 92% Fines del siglo XIX (52) 78% (15) 22% (54) 16% (289) 84% En este cuadro vemos, con toda claridad, u n contraste funcional entre ambas formas futuras en el siglo xix, a saber, la forma en -re codifica la manifestación del rasgo [- inminente] para el futuro, en tanto que la perífrasis especializa el rasgo [+ inminente] para ese valor temporal. Por otra parte, los datos presentes en ese mismo cuadro dan evidencia de que la perífrasis se utiliza prácticamente de inmediato en la expresión de futuros no inminentes. Este hecho es indicativo de que muy pronto comienzan a actuar valoraciones de carácter subjetivo que empuj a n la perífrasis hacia u n valor "prospectivo". Este término hace referencia a cualquier tipo de conexión que establece el hablante entre u n estado de cosas vigente en el presente y u n acontecimiento venidero, por considerar que en el presente está contenido el germen del futuro (COMRIE Ta], p. 64, DIK, pp. 61¬ 62). Es decir el valor prospectivo, sin excluir el futum inminente, se aplica a todo futuro que se piensa ligado al presente, independientemente de que las circunstancias sugieran o no un evento en marcha. En otras palabras, no hacen falta señales objetivas del proceso en marcha; basta con que el hablante crea o intuya que la situación presente anticipa el hecho futuro Ahora bien, el desarrollo del valor prospectivo remite al proceso de subjetivización que opera de manera extensiva en el cambio gramatical (TRAUGOTT [ b ] , [c], [ d ] ) . Con la subjetivización puede decirse que los significados se vuelven menos dependientes de factores objetivos y más dependientes de las creencias y juicios de los hablantes (TRAUGOTT [b], p. 3 5 ) . Y como se trata de una tendencia unidireccional, tanto la aparición del contenido subjetivo como el incremento de la subjetividad deben de tomarse como señales de que el cambio ha dado u n paso adelante sobre el NBFH, L I PROPUESTA DE U N TERCER PERÌODO EVOLUTIVO 35 eje de gramaticalización (TRAUGOTT [c], p. 4 5 ) . Para la perífrasis en cuestión, la adquisición del nueve• valor subjetivo repercute en el significado del Jerbo, en la medida que la construcción se usa en contextos que no involucran cambio, donde el tiempo presente expresado en el verbo deja de referirse a u n proceso que comienza a efectuarse en la realidad objetiva. En estos contextos, caracterizados por la relación puramente psicológica que se establece entre el presente y el futuro (FLEISCHMAN [a] pp. 95-97, BERSCHIN, pp. 103-104), el "movimiento" que denota el verbo va no se refiere al cambio de las cosas en el tiempo, sino que se relaciona con una especie de trayecto imaginario a través del cual el hablan te se traslada mentalmente desde el presente de la enunciaciór hasta u n punto término localizado en el futuro (LANGACKER [b] pp. 469-470; leí, PP- 21-24; M I , pp. 2 1 9 - 2 2 0 ) . Y este movimientc abstracto, carente de toda base en la realidad objetiva, y existen te sólo en el eje subjetivo de la conceptualizac ón, aporta u n ; prueba suplementaria de que el valor prospectivo implica un gra do de gramaticalización mayor que el futuro inminente. Lo cierto es que, entre la percepción objetiva del inicio d( un proceso - f u t u r o i n m i n e n t e - y la representación mental de futuro que emerge del presente - f u t u r o prospectivo-, medi; una frontera sumamente fluida, lo cual explica por qué los do valores se mezclan muy rápidamente en los textos. Sin embar go, la extensión del valor prospectivo pertenece al siglo xx. A comenzar este siglo, la proporción de futuros inminentes aso ciados con la perífrasis baja del 7 4 % , observado a principios de siglo xix ct. Cuadro 1 0 ) , a l 6 2 % , v e l valor prospectivo empiez; a propagarse, de tal manera que la perífrasis se encuentra sitúa da actualmente en su fase de extensión prospectiva. El futur, perifrástico, se argumenta, es la variante que eligen los hablar tes sobre la forma simple cuando pretenden enfocar u n evento futuro a través del presente (BAUHR, pp. 4 9 - 5 0 ) 1 8 . 18 A l tema de la variación entre el futuro perifrástico y el futuro simpl se han dedicado muchos estudios (IULIANO, CARTAGENA, FLEISCHMAN [a], BER CHIN, BAUHR, SILVA CORVALÁN/TERRELL y SEDAÑO, entre otros). Algunos mí enfocados en el carácter cronológico de la relación presente-futuro y atei tos a la especialización de la perífrasis para el futuro inmediato o próxim en la realidad física; otros, m á s interesados en el carácter psicológico de : relación y sensibles, por lo tanto, a los distintos niveles de seguridad con qu el hablante anticipa la realización del evento futuro. El problema está, eN dentemente, en que coexisten en el uso motivaciones de índole tanto obj tiva como subjetiva, y esto dificulta el análisis. 36 CHANTAL MELIS, MARCELA FLORES Y SERGIO BOGARE» NRFH, L I Por otro lado, dado que el uso de la perífrasis depende en parte dejuicios subjetivos, activados en situaciones específicas del discurso, no resulta sorprendente el hecho de que la competencia entre formas alternantes se asocie con índices de frecuencia muy variables. Lo que más llama la atención de los resultados cuantitativos del análisis de los materiales de nuestro corpus es la falta de homogeneidad. En efecto, tras el crecimiento gradual observado en los datos desde principios del siglo xix hasta principios del xx (cf. Cuadro 9), el panorama de pronto se atomiza en los textos de finales del siglo xx, como podemos advertir en el Cuadro 11: CUADRO 11 Competencia entre -ré e ir a + infinitivo afines del siglo xx Fuentes Total -ré ir a + infinitivo E S P A Ñ A Tempestad 34 (21) 62% (13) 38% Esgrima 34 (24) 70.5% (10) 29.5% Global 68 (45) 66% (23) 34% Madrid 151 (73) 48% (78) 52% M É X I C O Suerte 95 (32) 34% (63) 66% México 110 (14) 13% (96) 87% Nótese, en principio, cómo el uso de las formas alternantes resulta sumamente variable en datos de u n mismo estado de lengua, a finales del siglo xx. Además, resulta claro en este cuadro que en la variación influyen factores de orden diatópico; se observa una mayor productividad con respecto al uso de la perífrasis en México que en España. Dichos factores, sin embargo, no son suficientes para dar cuenta de la variación, como vemos en los datos del Cuadro 12, en el que presentamos una muestra de obras publicadas en la década de los años cincuenta, del siglo xx, por autores mexicanos nacidos todos a principios de ese siglo: CUADRO 12 Competencia entre-vé eir a + infinitivo a mediados del siglo xx en México Fuentes Total -ré i r a + infinitivo Ojerosa Muerte 107 93 (86) 80% (69) 74% (21) 20% (24) 26% NRFH, L I PROPUESTA DE U N TERCER PERÍODO EVOLUTIVO 37 Fuentes Total -ré ir a + infinitivo Álbum 122 86 215 (76) 62% (34) 40% (41) 19% (46) 38% (52) 60% (174) 81% Susana Rosalba Los datos de este cuadro muestran que impera la inestabilidad, no obstante la homogeneidad espacio-temporal del corbus. Este comportamiento disonante sugiere que las diferendas cuantitativas pueden interpretarse como reflejo de distintos estadios de evolución en hablas individuales, porque no puede ser que la perífrasis tenga la misma función para los hablantes que limitan su uso al 30% de los casos de futuro, y los que generalizan su uso hasta el 80% de las ocurrencias. Parece razonable suponer, por el contrario, que en las fuentes donde el uso es frecuente, la perífrasis ha rebasado su fase prospectiva y, consecuentemente, extendido su función temporal a futuros que no se conectan con el presente. El análisis de estas fuentes (MELIS [ h ] ) revela, en efecto, que el uso de la perífrasis se vuelve más flexible, de tal manera que puede aparecer en contextos donde interfieren elementos que disocian abiertamente el futuro del presente, como cuando la realización del evento fu-X- C L11 \ _ I v_-1_ J_ %^ 1 í LV^ j ^ \ / g | |^ \ / ^ L A C L A X V_4\-t X.CJL J_ v_. CV A | / ¿Lx_ 1 V 7 1 X L l v - X v__ V l L \ 1. \^\— turo se subordina al cumplimiento previo de otro evento. Ejemplos de este futuro condicional vemos en (29): (29) Si les diíces, van a decir que soy un buscapleitos, le van a ded r a m i papá (Suerte, p. 84) Si insisto en afirmar mi versión de los hechos mi marido va a mirarme con suspicacia (Álbum, p. 22) Cuando yo sea viejo, voy aparecerpxxxo apagado (Suerte, p. 99). Una evolución semejante es lo que se espera en u n proceso de cambio, en cuyos inicios la forma innovadora lleva consigo un valor específico, que le permite oponerse a la forma dominante y que aprovechan los hablantes para dar mayor fuerza expresiva al mensaje que comunican (GARCÍA, LEHMANN, TRAU¬ GOTT [ a ] ) . A medida que se propaga el uso, sin embargo , se va desgastando el significado de la forma innovadora, y empiezan a interactuar mecanismos de regularización que facilitan el procesamiento lingüístico (GrvÓN [b], p. 220). La nueva forma 38 CHANTAL MELIS, MARCELA FLORES Y SERGIO BOGARD NEFH, L I se generaliza y amenaza con desplazar a la forma antigua. Es la etapa que reflejan algunas fuentes del corPus, sin olvidar, por supuesto, las hablas mencionadas de Colombia, Venezuela, México, Chile, Puerto Rico y República Dominicana, en las que la construcción perifrástica es ya la forma habitual de expresar el futuro. En esta etapa, la perífrasis se transforma en una expresión general de futuridad que ha perdido la idea de que el futuro se relaciona con la situación presente (DIK, pp. 62 y 77). Es decir, sale de su fase aspectual prospectiva y se constituye en una auténtica forma temporal. El cambio tiene implicaciones para el paradigma verbal del español, pero su evolución extraordinariamente dispareja no permite llegar a establecer conclusiones. Estamos ante u n cambio en proceso y, por lo tanto, el período moderno está abierto. 3. CONSTRUCCIÓN DUPLICADA DE COMPLEMENTO INDIRECTO El siglo xix aparece como u n momento fundamental en el surgimiento de otro fenómeno que afecta la sintaxis nuclear del español, a saber, el comienzo de la regularización de la estructura duplicada del complemento indirecto, en tanto que el siglo xx lo lleva a su definitiva consolidación. Ahora bien, u n punto crucial en la explicación del comportamiento y difusión del cambio que en esta sección nos ocupa, se encuentra en el hecho de que es, como propondremos aquí, un efecto secundario de la primaria y mayor difusión de otro importante cambio que ha afectado categorías sintácticas nucleares de la lengua: la introducción de la preposición a ante objeto directo animado. Por tal motivo nos referiremos, en primer lugar, a este cambio, y, en segundo lugar, a la puesta en marcha y consolidación de la construcción duplicada de complemento indirecto. 3 . 1 . Introducción de la preposición a ante objeto directo animado (períodos medieval y clásico) Como se sabe, la introducción de la preposición a en la formalización del objeto directo es uso muy antiguo. En los orígenes documentados de la lengua se le relaciona con una serie de contextos claramente definidos que se han asociado con el gra- NRFH, L I PROPUESTA DE U N TERCER PERÍODO EVOLUTIVO 39 do de determinación del objeto directo (NICULESCU, entre muchos otros), y con jerarquías bien conocidas de animación e individuación (TlMBERLAKE). Así, en su riguroso e iluminador estudio, PENSADO, quien rastrea el desarrollo de esta estructura preposicional a ¿artir del latín ad mihi, fundamenta la hipótesis de que el uso de a frente al objeto directo tuvo su origen en relación con los pronombres personales tónicos. Esta hipótesis ha sido sugerida y encuentra sustento también en el estudio del panorama romance (MEIER; ROHLFS), y en el comportamiento que ofrecen algunos dialectos del italiano, donde el fenómeno está apenas emergiendo, y se restringe al uso con pronombres (NOCENTINI) . En los testimonios más antiguos del español, la introducción de a en la construcción de objeto directo animado no se circunscribe a los pronombres personales, con los cuales, sin embargo, se usa ya de modo sistemático, sino que aparece también en relación con nombres propios y con algunos nombres comunes de referencia humana (cf., entre otros, LAPESA [a] y MONEDERO) . A lo largo de la época medieval, que se caracteriza por u n uso vacilante de la preposición ante el objeto directo con nombre común de referencia humana -oscila globalmente en u n promedio de alrededor del 4 0 % de los casos (CALDERÓN SUÁREZ, Cuadro 4, p. 2 8 ) - , el uso se centra en los singulares definidos, que constituyen el contexto más favorable para la extensión de la preposición (GARCÍA/VAN PUTTE, GARCÍA ZÚÑIGA, Cuadro 6, p. 5 8 ) , como en los casos de ( 3 0 ) : (30) que metiesen a la dueña en la ñaue (lijar, 41, p. 89.16) Embía Melibea a su padre por algunos instrumentos músicos (Celestina, XX, arg., p. 253). Y durante el período clásico el uso de la preposición se extiende primero a los determinados plurales, alcanzando así toda la zona de la determinación (GARCÍA/VAN PUTTE, p. 125, GARCÍA ZÚÑIGA, Cuadro 7, p. 60), como en ( 3 1 ) : (31) y vio a las dos destraídas mozas que allí estaban (Quijote, I , 2, para después propagarse al área de los indeterminados (GARCÍA ZÚÑIGA, Cuadro 8, p. 61): 40 CHANTAL MELIS, MARCELA FLORES Y SERGIO BOGARD NRFH, L I (32) a este linaje de gente que engaña a rústicos y pobres yndios con tales iniquidades (DLNE, 1773, 246, p. 598) Si aquel que mata a un cristiano rebelde... (Teatro, 2, 9, p.173). 4 Finalmente, nuestros datos sugieren que para finales del siglo XVIII, el ámbito permitido a los usos no preposicionales ha quedado sumamente restringido, como podemos apreciar en el Cuadro 13: CUADRO 13 Objeto directo animado introducido por la preposición a Siglo Fuentes Total -a +a VIII M É X I C O Portentosa 57 (1) 2% (56) 98% ESPAÑA Teatro 99 (25) 25% (74) 75% El sí 63 (13) 21% (50) 79% Global 219 (39) 18% (180) 82% xix M É X I C O Periquillo 100 (12) 12% (88) 88% Bandidos 96 (12) 12% (84) 87.5? E S P A Ñ A Regenta 123 (6) 5% (117) 95% Global 319 (30) 10% (289) 90% xx M É X I C O Ulises 139 (10) 7% (129) 93% E S P A Ñ A Doctor 138 (6) 4% (132) 96% Lorca* 179 (39) 22% (140) 78% Global 456 (55) 12% (401) 88% * De Federico García Lorca seficharoncinco obras distintas. Véase el carpus. Estos datos nos permiten observar que desde el siglo XVIII h quedado consolidado el uso de la preposición con objetos d rectos humanos, como ilustrarnos en (33): (33) En el cabo de Honduras adoraban los indios a un esclai (Teatro, 1, 1, p. 119) No el pedazo de pan, sino ese hermoso pedazo de ciel* me tiene a ^impaciente (Comedia, 2, 2,P 100) y conocí a tus padres (Periquillo, 3, 1, p. 6). NRFH, L I PROPUESTA DE U N TERCER PERÌODO EVOLUTIVO 41 Y aunque la mayoría de los estudios sincrónicos del fenómeno ponen de relieve la persistencia de cierta variación en el español moderno en relación con objetos directos animados, entre usos con preposición y sin ella, y tratan de definir los factores que la controlan (cf., entre otros, FISH, KLIFFER, KING, y WEISSENRIEDER [a] y [b]), factores entre los que se cuentan, todavía, el criterio de definitud frente a indefinitud, la percepción de las gramáticas es que el fenómeno afecta de manera general a los objetos directos humanos1 9 . 3.2. Construcción duplicada de complemento indirecto (período moderno) El fenómeno de la duplicación de la función de complemento indirecto mediante u n clítico no es, en sí mismo, novedoso, pues lo podemos documentar desde los primeros testimonios de la lengua. Considerado como u n recurso motivado por estrategias de topicalización de uso poco frecuente, parece haber experimentado u n ligero incremento entre la Edad Media y el siglo xvi (SILVA CORVALÁN, pp. 567-568), aunque en los Siglos de Oro a ú n se presenta como f e n ó m e n o emergente (CANO AGUÍLAR [ b ] , p . 245). Para el siglo xvin, el uso de la estructura duplicada de complemento indirecto aún puede considerarse e n í s t a d o incipiente, dado que alcanza apenas u n 22% de los casos. Sin embargo, en el siglo xix el uso duplica su frecuencia de aparición para alcanzar u n 4 l7o, porcentaie promedio que se mantiene, al me¬ nos, hasta la cuarta década del siglo xx, como podemos apreciar en el Cuadro 14: 1 9 "Los nombres sustantivos con significación de persona tienden también a usarse con la preposición a cuando actúan como complementos directos" (FERNÁNDEZ RAMÍREZ [ b ] , § 2 4 . 1 , p. 1 6 5 ) . "La expresión gramatical tiene que evitar la confusión de u n n o m b r e animado como complemente directo para lo que se acude a la preposición a que, de manera general, se emplea con los nombres capaces de actuar y que pueden ser tomados come agente..." (ALCINA FRANCH/BLECUA, § 7 . 2 . 1 . 1 , p. 8 6 0 ) . 42 CHANTAL MELIS, MARCELA FLORES Y SERGIO BOGARE» CUADRO 14 NKFH, L I Duplicación del complemento indirecto Siglo Fuentes Total [-duplicación] [+ duplicación] xvm M É X I C O Vida 54 (42) 78% (12) 22% E S P A Ñ A Teatro 98 (76) 78% (22) 22% Global 152 (118) 78% (34) 22% X I X M É X I C O Periquillo/Catrín 160 (80) 50% (80) 50% E S P A Ñ A Regenta 87 (51) 59% (36) 4 1 % Global 247 (131) 53% (116) 47% XX M É X I C O Ulises 106 (73) 69% (33) 3 1 % E S P A Ñ A Doctor/horca 188 (92) 49% (96) 5 1 % Global 294 (165) 56% (129) 44% El salto porcentual observado entre los siglos xvin y xix sugiere que este último siglo se perfila, para el fenómeno aquí estudiado, como u n momento decisivo de ruptura y transición entre un pasado de variación emergente, y u n período de difusión ascendente, sistemática y definitoria, donde los nuevos usos, antes marginales, consiguen imponerse. A continuación ejemplificamos la alternancia entre las estructuras, duplicada y no duplicada, que caracteriza al siglo xix: (34) A todos parece que les ha sorprendido la muerte (Doctor, p. 240) se fe restituyó el caballo al indio (Teatro, 2, 15, p. 187) á mise me representa en esta Esposa la Muerte (Portentosa, 7,p. 46). (35) El doctor hizo a Doña Pascuala pregunta tras pregunta (Bandidos, l , 2 , p . 15) si la injusticia que hizo a Pausanias en no querer... (Teatro, 1, 4, p. 128) hagan saber á todo hombre, que la Muerte ha de llegar á pedirles. .. (Portentosa, 5, p. 35). NRFH, L I PROPUESTA DE U N TERCER PERÌODO EVOLUTIVO 43 Por último, en el español actual se considera que el complemento indirecto se duplica de manera regular (CAMPOS, § 2 4 . 3 . 1 , p. 1 5 4 6 ) . En efecto, en dos estudios realizados con materiales del español mexicano de la segunda mitad de siglo xx, se documentó la duplicación del complemento indirecto en el 90% de los casos (cf. BOGARD [a], p. 1 7 2 , n. 3 y PARK, p. 88)2«, lo cual indica que, para el español actual, al menos de México, se trata de u n cambio consolidado. 3.3. Introducción dea. ante objeto directo y duplicación de complemento indirecto De acuerdo con nuestra hipótesis, la difusión de la preposición a en la frase de objeto directo de referencia animada ha tenido como consecuencia razonablemente lógica una paulatina pérdida de distinción formal entre el objeto directo animado y el objeto indirecto, función esta última que como es bien sabido formaliza típicamente a entidades animadas, y a la que desde su origen le estaba reservada la preposición a. Esta confusión formal, agravada, en al menos algunos dialectos de la lengua por los fenómenos conocidos como leísmo, laísmoy loísmo (cf. FLORES [a], [ b ] , [c] y [ d ] ) , estaría intentando resolverse, según proponemos mediante la duplicación del complemento indirecto, que recuperaría así su identidad formal frente al objeto directo de referencia animada, por lo menos en el ámbito de su representación estructural como frase nominal, donde la pérdida de la distinción afecta a todos los dialectos de la lengua. La hipótesis de que la duplicación del complemento indirecto es u n fenómeno crucialmente motivado por la primaria y mayor extensión de la preposición a frente al objeto directo 2 0 BOGARD [a] revisó las 17.5 horas de grabación transcritas en El habla de la ciudad de México. Materiales para su estudio (véase 'México' en el corpus), y d o c u m e n t ó 491 frases de complemento indirecto, de las cuales 444 (90%) están duplicadas con el clítieo correspondiente, 38 (8%) no presentan la coocurrencia del clítieo, y 9 (2%) duplican u n objeto indirecto no preposicional (del tipo 'alrededor del m u n d o . . . también mucha gente le interesa ir alrededor del mundo', México, 44). Por su parte PARK documenta en u n cor¬ pus mexicano 301 frases de complemento indirecto, de las cuales 270 (90%) exhiben una estructura duplicada, y 31 (10%) no. Como se puede advertir, para fines del siglo xx los resultados de la evolución de este cambio iniciado en el siglo xix son concluyentes. 44 CHANTAL MELIS, MARCELA FLORES Y SERGIO BOGARD NRFH, 1 animado, halla sustento en el hecho de que la difusión de este dos cambios se encuentra coordinada. Efectivamente, en tanto que la entrada de la preposición e la frase de objeto directo se mantiene como u n cambio inc píente durante todo el período medieval, y en proceso de ej tensión durante los siglos xvi y xvn (CANO AGUILAR [ b ] , p. 2 4 3 la duplicación del complemento indirecto se ofrece como u fenómeno excepcional. En cambio, sólo después de que la i i troducción de l í preposición con objetos directos animados s documenta como u n uso dominante, a finales del siglo XVIII, e que la duplicación del complemento indirecto multiplica en < siglo xix su difusión, y deja de ser u n fenómeno marginal par convertirse, en el siglo xx, en el uso dominante. 4. CONCLUSIÓN Sobre nuestra propuesta de que el siglo xix se constituye en t inicio de una tercera etapa en la historia del español, el períoa moderno, en este trabajo hemos presentado la historia de tre fenómenos de la gramática de nuestra lengua que muestra: que, por lo pronto en ellos, el estado actual del español no ce rresponde al que tenía en el siglo XVIII, fecha que, recuérdese los manuales y estudios de la lengua española suelen conside rar como aquélla en que el español quedó conformado c o m actualmente lo conocemos, sin haber sufrido posteriorment cambios relevantes. Lo anterior significa que si el español actual ha empezado dejar de ser equiparable con el del siglo XVIII, es porque de; pués de esta fecha se han producido cambios que han alterad importantes estructuras de la lengua, como hemos mostrad en este trabajo. En efecto, hemos podido comprobar que en la historia d los cambios aquí desarrollados, el estado que a principios del s glo xxi guarda su gramática tiene por origen cambios iniciado en el siglo xix. En el caso de la predicación con verbos causat vos emocionales, después de una larga historia de variaciones el siglo xix se constituye en el punto de partida del proceso qu consolida al verbo gustar como núcleo léxico de la estructur CIFXPFRIMFNTANTF - V - SF CT ÍMUT O, V extiende el estímulo oracic nal a k c l a s e de los verb^ causativos emocionales. En el casi de la perífrasis ir a + infinitivo, en el siglo xix consolida su valo NKFH, L I PROPUESTA DE U N TERCER PERÍODO EVOLUTIVO 45 de futuro inminente, y comienza el camino que la convertirá en la expresión general de futuro. En estos dos casos, además, el proceso del cambio aún no ha concluido, como advertimos en su momento, de modo que el período moderno está abierto. Finalmente, en el tercer caso, el siglo xix es el momento en que la duplicación del complemento indirecto aumenta drásticamente su rendimiento funcional, y se consolida como la estructura normal para expresar dicha función en la segunda mitad del siglo xx. Terminábamos la introducción de este trabajo preguntándonos si existía justificación para dividir la historia del español en tres etapas. Pues bien, finalizamos este trabajo respondiendo que la historia de los cambios aquí presentados por lo menos así lo sugiere. CHANTAL MELIS MARCELA FLORES Universidad Nacional A u t ó n o m a de México SERGIO BOGARD El Colegio de México 46 CHANTAL MELIS, MARCELA FLORES Y SERGIO BOGARE) NRFH, CORPUS Álbum: Rosario Castellanos, Álbum de familia, J o a q u í n Mortiz, México, 19' (siglo x x ) . Alcalde: Pedro Calderón de la Barca, El alcalde de Zalamea, ed. J o s é Mai Diez Borque, Castalia, Madrid, 1976 (siglo xvii). Artículos: Mariano J. de Larra, Artículos de costumbres, ed. 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