Non scrviam. No he de ser tu esclavo, madre Nátura; seré tu amo. Te servirás de mí; está bien. No quiero y no puedo evitarlo; pero yo también me ser-viré de ti. Yo tendré mis árbples que no serán como los tuyos, tendré mis montaňas, tendré mis ríos y mis mares, tendré mi cielo y mis estrellas. Y ya no podrás decirme: "Ese árbol está mal, no me gusta ese cielo... los míos son mejores". Yo te responderé que mis cielos y mis árboles son los míos y no los tuyos y que no tienen por qué pare-cerse. Ya no podrás aplastar a nadie con tus preten-siones exageradas de vieja chocha y regalona. Ya nos escapamos de tu trampa. La estética es cl antlamiaje de los argumentos edifieados a posteriori para Icgitimar los juirios que hacc nuestra intuíciou sobre las manifes-taciones dc arte. Ľ;sto, cn lo referente al erítico. Bn lo que atafic a los artistas, el caso cambia. ľucdc asutnir todas las ťormas entre aquellos dos polos antagónicos de la mentalidad, que son el polo impresionista y el polo expresionista. Lin el priniero, el individuo se abandona al am-í)ientc; cn el segundo, el ambiente cs el instrumento del individuo. (De paso, es eurioso constatar que los eseritores autobiográficos, los que más alarde haccn dc su intlividualidad recia, son en el fondo los más sujelos a las realidades tangibles. Vcrbigracia, Baroja.) Sólo hay, pues, dos cstéticas: la estética pasiva de los espejos y la estética activa de, los prismas'. Amb.is pueden existir juntas. Asi, cn la renovacion actual li- teraria —csencialmente expresionista— cl futurismo, con su cxalta-ción de la objetividad cinética dc nuestro siglo, represent;! la tendencia pasiva, mansa, dc sumisión al medio... Ya cimentadas cstas bases, enunciaré las intenciones de mís csfuer-zos liricos. Yo busco en ellos la sensaaon en si. y no la deseripeión