Capitulo 8 un nombre para un concepto ... algunos conceptos bäsicos permanecen en un estado calamitoso de confusion... Durante mucho tiempo —y hasta hoy— algunos conceptos bä-sicos permanecen en un estado calamitoso de confusion, al me-nos desde el punto de vista tecnico y cientifico. Como se trata de elementos imprescindibles para entender lo relativo al mundo hispanohablante de hoy, es preciso despejarlos. Con toda seguridad que este ejercicio no convencerä a todos; es de suponer, estando como estan, estrechamente unidos a intereses y preferencias individuales, grupales y hasta nacionales. "iberoamerica" estä semänticamente bien delimitada; hace referencia a los paises de aquel continente que hablan lenguas ibero-romänigas "Hispanoamerica" es el termino adecuado para referirse al con-junto de paises americanos que hablan espanol; se trata de una comunidad politico-lingüistica en la que nuestra lengua posee rango nacional y oficial (aunque unas pocas constituciones no lo especifiquen expresamente). Algunas de estas naciones, ade-mäs del espanol, poseen otra lengua oficial, pero son minoria: el guarani en Paraguay, como hemos visto, y el ingles en Puerto Rico. Tambien la palabra "Iberoamerica" esta semänticamente bien delimitada; hace referenda a los paises de aquel continente que hablan lenguas ibero-romänicas. Aquf, dejando aparte el espanol, 185 LA ANDADURA DEL ESPAŇOL POR EL MUNDO UN NOMBRE PARA UN CONCEPTO solo se da el caso del portugués, de manera que se habla de Ibe-roamérica cuando se quiere incluir a Brasil. "Latinoamérica", en cambio, palabra inventada por los fran-ceses hace ya varias décadas, y patrocinada con entusiasmo por los Estados Unidos, tiene un contenido semántico algo confuso. Se supone que vaya dirigida a las naciones de America que ha-blan una lengua neolatina, francés incluido, naturalmente. Pero si sobre el mapa linguístico del continente se hace una revision del término, además de Iberoamérica, nos encontraríamos obli-gados a incluir al Canada francófono, a la Guayana francesa, a Haiti y a las islas antillanas que también hablan esa lengua. No se sabe bien qué utilidad pueda tener un término tan pintoresco como éste. Porque la realidad es que no hace, ni puede hacer, alusión al conjunto de todos los parses situados al sur de los Estados Unidos, ya que algunos de ellos, más ciertos "territorios", hablan lenguas con orígenes ajenos al latín: holandés, inglés y una serie de criollos. Solo en las Antillas, frontera norte del llamado Mediterráneo americano, Aruba, Bonaire y Curacao hablan holandés y papia-mento, un criollo de base espaňola, y otras muchas islas, inglés británico o norteamericano, más lenguas criollas formadas por este idioma y por lenguas africanas de las llevadas allí por los esclavos en los siglos coloniales. Es verdad que tanto en Curacao como en Trinidad y en las Islas Vírgenes (St. Thomas y St. Croix) existen enclaves hispanohablantes, pero son una minoría exi-gua y exótica. En los alrededores de este archipiélago, Belice, situado en el corazón de Centroamérica, es anglohablante (al menos, oficialmente), y la actual Surinam, la antigua Guayana holandesa, junto a las costas venezolanas, habla holandés y criollo. En todos estos casos, la lengua criolla es la variedad baja, popular, manejada por todos, y las lenguas europeas, cultas y sobreimpuestas, la variedad alta, a la que solo unos pocos denen acceso. YO me siento ciudadano de la lengua espaňola... A pesar de que desde el pun to de vista linguístico castellanoy es-paňol no son sinónimos, el uso de uno u otro término depende del ámbito geográŕico, el momento historko o la necesidad de distinguir lo que se estima contenidos semánticos diversos. Las dos palabras conviven todavía hoy como nombres de nuestra lengua común. Para el lingüista, el único término existente para denominar a la lengua general es espaňol, en claro contraste con castellano, que como bien decía Octavio Paz, hace referencia a la forma de hablar de Castilla, al habla de los castellanos: Yo me siento ciudadano de la lengua espaňola y no ciudadano mexicano; por eso me molesta mucho que se hable de lengua cas-tellana, porque el castellano es de los castellanos y yo no lo soy; yo soy mexicano y, como mexicano, hablo espaňol y no castellano.1 Es muy frecuente el uso del término espaňol en los círculos in-telectuales de Hispanoamérica, ya que lo consideran heredero de los aportes que hicieron al pequeňo y primitivo dialecto original lenguas y hablantes desde fuera del condado de Burgos, primero en la peninsula misma y después en America. También se aplica a lo que fue la lengua en épocas medie-vales con anterioridad al siglo xv, cuando todavía no había nacido la lengua general de los espaňoles, y más tarde, de los nacidos en sus posesiones. No cabe duda de que la história de Castilla, de sus hombres y de su lengua, hizo que el castellano medieval cambiara, y mucho, su ŕisonomía. Su pervivencia no toma en consideración estas realidades; en cambio parecen su-ficientes a los que prefieren espaňol, ya que toman en cuenta los importantes cambios en el sistema linguístico que han con-tribuido a darle una nueva personalidad al viejo dialecto de Castilla. No es casual que la palabra castellano haya sido mayoritaria en la Edad Media espaňola, que el predominio de espaňol seaya. un hecho en la Espaňa del siglo xvi con el reinado de Carlos I, 186 187 La andadura del espaňol por el mundo un nombre para un concepto y que la sustitución sea evidente en el siglo xviil, en que caste-llano queda teňida de connotaciones arcaizantes. Por otra parte, si se comparan los dialectos espaňoles actua-les, se notará la clara diferenciación existente entre ellos. Si a este ejercicio se aňaden las variedades americanas —para no ha-blar de Filipinas y Guinea Ecuatorial—, la variación aumenta sensiblemente. Parece razonable que en el caso generál se pre-fiera una designación internacionál que abarque todas las varia-ciones locales, y espaňolcumple adecuadamente con esa función. Asi, tras un estudio exhaustivo y riguroso, Alonso (1938) explicó el asunto con gran lucidez y erudición. En este caso, castellano estaría en paralelo con el franciano de íle de France, convertido en francés en el momento de su expansión nacional y mundial. Es decir que espaňol estaría en línea con francés, alemán, italiano, inglés; castellano con extremeňo, asturiano, andaluz y canario, por ejemplo. Por otra parte, espaňoles el nom-bre propio de nuestra lengua, y asi es reconocido en todo el mundo; de ahí que anglos y alemanes escriban Spanish y Spanisch, respectivamente, pues en esas lenguas los nombres pro-pios de lenguas se escriben con mayúscula. Han existido y existen factores políticos, históricos y sociales que inclinan la tendencia hacia el uso de uno u otro de los términos Desde tres puntos de vista, ajenos al nivel científico, otros argu-mentos —históricos, tradicionales y, sobre todo, políticos— han privilegiado la palabra castellano. En unos casos se trata de calcos decimonónicos, en otros, de intencionalidad política y en algún que otro país hispanoamericano se debe a, a la necesidad de especificar entre las ŕunciones adjetivas (história espaňola, idio-sincrasia espaňola) y las sustantivas, en este caso, el nombre de la lengua (el castellano). El dictamen que Alonso (1979) expone con contundencia es: "El nombre de castellano había obedecido a una visión de paredes peninsulares adentro, el de espaňol, miraba al mundo". Y aňos después, Salvador anotaba: "sobre los bienes comu-nes no caben decisiones particulares"(1986: 13) .2 Castellano se mantuvo en America durante el siglo xix —buen ejemplo de ello es la Gramática de la lengua castellano, de Andres Bello (1876)— pero en el siglo xx ya se va imponiendo espaňol. Elda Lois escribía: "lengua castellana" y no "lengua espaňola" pone de manifiesto un ideal lingúístico que no se corresponde con el centralismo unifor-mador de la política borbónica, y con "lengua espaňola" se nombra más cabalmente el instrumento linguístíco suprarregional común a los hablantes de los distintos dialectos de Espaňay América(1976: 51-52). Pasado el tiempo, la dependencia política originaria era ya tan solo un recuerdo histórico: castellano como nombre específico —sobre todo en dialectología— de la variedad de espaňol ha-blado en Casulla la Vieja "parece conferirle a tal variedad una primacíajerárquica entre las multiples variedades, una facultad normativa, un carácter modélico, y esa posible identificación de castellano y norma es la que rechazan". El término espaňolrefleja mejor, desde la propia diversidad de la lengua en Espaňa, la co-rrelativa diversidad americana, con algunas normas nacionales muy caracterizadas y con una creación literaria consagrada y pu-jante (Salvador 1986:14). Un campesino de la isla de La Palma (Canarias), de la localidad de El Paso, cuando Manuel Alvar (1975: Mapa 3) le preguntó (en una encuesta dialectal) por el nombre de la lengua que hablaba, dijo: "Aquí hablamos espaňol, porque el castellano no lo sabemos pronunciar". Admirable distinción, comenta Salvador: canarios, andaluces, murcianos, manchegos, extremeňos, leoneses, aragoneses, nava-rros deben lógicamente, como el palmero, sentirse instalados más cómodamente en una lengua llamada espaňola que en una lengua llamada castellana. Lo que no obsta —contínúa— para que en estos Ultimos aňos haya ganado terreno en todas las re- 188 189 La andadura del espanol por el mundo giones, desde la decisiön constitucional,3 la denominaciön de castellano, que antes solo era predominante en las zonas bilin-gües, donde el espanol convive con las otras lenguas de Espana, que comprenden —dicho sea de paso— menos de la quinta parte del territorio nacional, porque el espanol es la lengua ünica del 82% de sus habitantes. Vid. Mondejar (1987) y Lope Blanch (1983). Sin duda, comenta Andiön (2006), la raiz de la coexisten-cia y predominio de un termino sobre otro ha estado en que la maduraciön de la naciön espanola como estado moderno llego despues de que su poder y su lengua se hubicran exten-dido enormemente. Ello puede haber ocasionado que el termino castellano se mantuviera durante tantos siglos y pasara a America. Como senala esta investigadora, en ambos territorios —Espana y America— han existido y existen factores politicos, his-töricos y sociales que inclinan la tendencia hacia el uso de uno u otro termino. En Espana las reacciones estän determinadas por la posiciön que se tenga frente al Estado espanol como co-munidad supranacional y la pertenencia o no a esa unidad. Tras el termino espanol —cito— algunos han visto un exceso de un patriotismo exacerbado que alcanzö su mäxima expresiön en las dictaduras de Primo de Rivera y de Francisco Franco; otros, una lengua comün, ajena a temas histöricos, que identifica a los ciudadanos de Espaha. En Hispanoamerica, donde ambos terminos son heredados, las polemicas han sido menos encendidas, pero, con todo, en algunos paises se prefiere castellano para evitar una supuesta sub-ordinaciön cultural a Espana. Por el contrario, los que han op-tado por espanol, nada reivindicativos, creen que se trata del nombre "moderno" natural para una lengua extensa y comün, que la realidad americana termino por convertir de manera de-cisiva en algo mäs que el viejo dialecto de Castilla. Esa misma dualidad ha llegado incluso al texto constitucio-nal de las repüblicas americanas. Con respecto a estos textos existen dos posturas: las que no hacen mencion "expresa" de la Un nombre para un concepto lengua nacional, y las que si la hacen. Y en este caso los textos estan divididos entre las dos etiquetas en discusiön: "espahol" y "castellano". Los que no mencionan la lengua nacional "expresamente" son las constituciones de Argentina, Bolivia, Chile, El Salvador, Mexico, la Repüblica Dominicana y Uruguay. Es mäs que probable que esta omisiön se deba a lo obvio que resulta mencio-nar el punto. Se ha sugerido, quizäs inspirändose en el caso de Espaha, que hubiera podido tratarse del temor a impulsar la agresiön a las lenguas indigenas que conviven con el espahol en estos paises, o en otros casos, por recelos histöricos hacia la an-tigua metröpoli. Son afirmaciones que podrian ponerse seria-mente en duda, ya que en algunos de ellos no existe un peso considerable de lenguas indigenas y porque es cierto que omi-ten el articulo sobre la lengua nacional, pero si la nombran sin ambages, y de manera reiterada en el mismo texto constitucio-nal multiples alusiones siempre hacen referenda al espahol; asi lo hacen tambien los documentos expedidos por sus ministerios de Education y otras dependencias estatales. En los restantes paises la situaciön es dicotömica: Colombia, Ecuador, Paraguay, Peru y Venezuela optan por castellano: El castellano es el idioma oficial de Colombia. Las lenguas y dia-lectos de los grupos etnicos son tambien oflciales en sus territorios. Articulo 10. Constituciön Politica, 1991. El Estado respeta y esümula el desarrollo de todas las lenguas de los ecuatorianos. El castellano es el idioma oficial. El quichua, el shuar y los demäs idiomas ancestrales son de uso oficial para los pueblos indigenas en los terminos que fija la ley. Articulo 1. Titulo de los Principios Fundamentales. Constituciön Politica, 1992. El Paraguay es un pais pluricultural y bilingüe. Son idiomas oficiales el castellano y el guarani. La ley establecerä las modalidades de utiliza-ciön de uno y otro. Las lenguas indigenas forman parte del patrimo-nio cultural de la Nation. Articulo 140. Constituciön Politica, 1992. 190 191 La andadura del espaňol for el mundo Son idiomas oficiales el castellano y, en las zonas donde predominen, también lo son el quechua, el aimara y las demás lenguas aborígenes según la ley. Articulo 48. Constkución Política de Perú, 1993. El idioma oficial es el castellano. Los idiomas indígenas también son de uso oficial para los pueblos indígenas y deben ser respeta-dos en todo el territorio de la República por constituir patrimonio cultural de la nación y de la Humanidad. Artículo 9. Constítución de la República Bolivariana de Venezuela. 1999. Los países de Centroamérica y las Antillas prefieren espaňol: El espaňol es el idioma oficial de la Nación. No obstante, el Estado vclará por el mantenimiento y cultivo de las lenguas indígenas na-cionales. Artículo 76. Constitución Política de Costa Rica, 1949. El nombre del estado cubano es República de Cuba, el idioma oficial es el espaňol y su capital es la ciudad de La Habana. Artículo 2. Constitución Política, 1976. El idioma oficial de Guatemala es el espaňol. Las lenguas vernácu-las forman parte del patrimonio cultural de la Nación. Artículo 143. Constitución de Guatemala, 1985, con la reforma de 1993. El idioma oficial de Honduras es el espaňol. El estado protegerá su pureza e incrementará su enseňanza. Artículo 6. Constitución Política, 1982. El espaňol es el idioma oficial del Estado. Las lenguas de las Co-munidades de la Costa Atlántica de Nicaragua también tendrán uso oficial en los casos que establezca la ley. Artículo 11. Constitución Política, 1987. El espaňol es el idioma oficial de la República. Artículo 7. Constitución Política [de Panama], 1972. UN nombre para un concerto A estos Ultimos se une la Carta Magna de Guinea Ecuatorial: La lengua oficial de la República de Guinea Ecuatorial es el espaňol. Se reconocen las lenguas aborígenes como integrantes de la cultura nacionál. Artículo 4. República de Guinea Ecuatorial: Constitución, 1991. Como se verá, el término "espaňol" es el más frecuentemente empleado en estos textos hispanoamericanos (y guineano), te-niendo en cuenta que aunque la Argentina, Bolivia, Chile, El Salvador, Mexico y la República Dominicana no mencionan el nombre de la lengua oficial de manera explícita, sí lo manejan al referirse a ella dentro del mismo texto constitucional. El caso de Espaňa es muy diferente. Se trata de un asunto larga e intensamente discutido en el Congreso de los Diputados de Madrid, y el triunfo final de "castellano" obedecía a razones muy concretas. Andión (2006), que ha estudiado el terna con detaile, subraya que el documento fue escrito en un momento de gran trascendencia política, cuando el pais había dejado atrás una larga dictadura y se enfrentaba a un futuro democrático. Tal era el grado de convencimiento de la mayoría de los parla-mentarios que desoyeron completamente el sensato y riguroso dictamen de la Real Academia Espaňola en este terna, que de-fendía lo postulado por la Corporación en el Diccionario Mayor: espaňol 1: Lengua común de Espaňa y de muchas naciones de America, hablada también como propia en otras partes del mundo. espaňol 2: Lengua espaňola, especialmente cuando se quiere introducir una distinción respecto a otras lenguas habladas también como propias de Espaňa. castellano: Dialecto románico nacido en Castilla la Vieja, del que tuvo su origen la lengua espaňola. También desatendieron una carta publica firmada por su director entonces, D. Dámaso Alonso. Tampoco consiguieron inmu-tarlos las quejas de algunos países de Hispanoamérica que se 192 193 La andadura del espaňol por el mundo dolfan de esta decision de Espana, que no tomaba en conside-racion a aquellos paises trasatlänticos que eran co-duefios de la lengua y que representaban mäs del 90% de todos sus hablan-tes. La suerte estaba echada de antemano. AI margen de estos datos constitucionales, revisamos otras dos opciones: la de una encuesta de gran alcance hispänico y un conjunto de datos procedentes de los corpora academicos. Los resultados totales de una encuesta preliminar, realizada por "Cosas de la Lengua", de la Oficina de Correcciön del Espahol (oce) ,4 dan a la respuesta "espanol" una mayorfa de 45,8%; en segundo lugar aparece "castellano", con un 27,6%; y en ter-cer lugar, la opciön "indistintamente", con un 26,5%. Entre los paises hispanohablantes de America (Estados Unidos incluido) predomina la respuesta "espanol" con algunas ex-cepciones: En... • Argentina, "espanol" aventaja ligeramente (46%) a "castellano" (42%) y el 11% restante se lo lleva "indistintamente". • Chile, los votos se reparten casi por igual entre las tres opciones propuestas. • Colombia, el 67% prefiere "espahol" y el 33%, "castellano". • Estados Unidos, es mayoritario el "indistintamente" (61 %), mientras que "espahol" obtiene el 39% y no hubo opciones para "castellano". • Mexico, "espahol" obtiene la mayorfa (78%) y la opciön "castellano", el21%. • Peru, prevalece la opciön "indistintamente" con un 63%, seguida por "espahol" (20%) y "castellano" (17%). Un nombke para un concepto Grafica 8.1: Preferencias respecto al término empleado para referirse a nuestra lengua, en distintos paises de America Chile Espana Argentina Perú Estados Unidos Mexico Colombia Totales espaňol castellano indistinto En Espaha es donde más aparece la opción "castellano", con un 29,5%, en contraste con el 22,7% que eligieron esta contestaciön en el resto de los paises de habla hispana. La opciön "ino^tintamente" apenas tiene variaciön entre estos dos grupos: 26,3% en Espaha y 27,2% en los demás paises; "espahol" es la preferida para el 50% de hispanohablantes no espaholes frente al 44,5% que la eligieron en Espaha. Grafica 8.2: Preferencias respecto al término empleado para referirse a nuestra lengua, en las distintas regiones espaňolas Andalucía Canarias Castilla-La Mancha Cataluňa Galícia Isias Baleares Pais Vasco Principado de Asturias espaňol castellano indistinto 194 195 La andadura del espanol eor el mundo Respecto a Espana, la option "espanol" es mayoritaria en Anda-lucia (88%), Aragon (86%), Castilla-La Mancha (66%) y Pais Vasco (61%). Prefieren "castellano" en las Islas Baleares (82%), en Murcia (67%), en Catalufia (49%) y en Canarias (47%). Y hay comunidades, como el Principado de Asturias, en las que el voto para "indistintamente" rebasa al de "espahol": 59% frente a 41%. Otra encuesta, llevada a cabo por la oce mas recientemente, en America y en Espana sobre los terminos "iberoamericano", "latinoamericano", "hispanoamericano" y otros de la misma familia ha arrojado datos de sumo interes. La encuesta com-prendia en lo esencial una cuestion y dos preguntas: 1. Elija el gentilicio con el que se siente inmediatamente identificado; 2. iSe identifica usted con algunas de las siguientes opciones? Se trata de una gran encuesta en la que han participado mas de 12 500 personas de todos los parses hispanohablantes (exception hecha de Paraguay y de Filipinas), y ademas, de los Estados Unidos. Cuadro 8.1: Preferencias en el uso de los gentilicios (respuestas dadas desde America) GENTILICIO Respuesta espontanea Resp. mediante lista Iberoamericano 1,48 6,39 Latinoamericano 54,81 31,05 Americano 6,67 8,77 Hispanoamericano 9,19 19,47 Norteamericano 0,74 1,93 Centroamericano 6,07 3,27 Sudamericano 14,67 21,69 Caribeno 4,74 5,94 Otro 1,63 1,49 un nombre para un concepto Grafica 8.3: Preferencias, en America, en el uso de gentilicios (respuestas a partir de una lista) I [ Iberoamericano ^] Norteamericano I Centroamericano \~y^ Americano Sudamericano | Caribeno | Hispanoamericano Latinoamericano Hi Otro 3,27% 1,39% 1,49% Las conclusiones generales que se extraen de este conjunto de datos es que el termino preferido en America es el de "latinoamericano", seguido de "sudamericano" e "hispanoamericano". Los demas terminos, como era de esperar, dada la limitation de sus semanticas, obtienen puntuaciones menores. Cuadro 8.2: Preferencias en el uso de los gentilicios (respuestas dadas desde Espana) GENTILICIO Respuesta espontanea Resp. mediante lista Iberoamericano 6,2 21,58 Latinoamericano 30,17 26,97 Americano 2,07 5,39 Hispanoamericano 47,11 29,05 Norteamericano 0,83 0,41 Centroamericano 0,41 0 Sudamericano 11,16 12,45 Caribeno 0 0,41 196 197 un homere para un concepto NOTAS "La ultima monserga" y "El guirigay", dedicada esta a encuestas y sondeos. "A diferencia de otras páginas webs [sic] (unas excesivamente académicas y ofi-ciahstas, otras demasiado personales, a veces) nos hemos planteado hacer un smo practice de contenidos atractivos y asequibles, que exciter, la curiosidad el aprecio y el disfrute de nuestra lengua" nos explica Antonio Garcia Machin' director de ABRA. 1 Declaración que hacia Octavio Paz a la revista El viejo topo en 1980. En esta misma linea, Julio Cortázar, en una entrevista de Television Espaňola, cuando el entrevistador lo llamó "máximo cultivador de la novela en lengua castellana", respondió secamente: "Si le parece vamos a decir la lengua espaňola, que es como yo prefiero llamarla". Vid. Salvador, El espaňol en Espaňa, pág. 14. 2 Salvador, ahondando sobre el asunto, nos dice que lo que más le sorprende de todo el proceso político-lingúístico a que dio lugar la redacción del articulo 3 de la Constitución espaňola de 1978 es que "casi nadie pareciera tomar en cuenta el hecho de que lo que sc discutia era el nombre de una lengua que a los espaňo-les nos pertenece solo en una escasa fracción, que hay por ahi no pocas constitu-ciones —como se vera más delante— de otros paises donde se la llama espaňol y que un principio juridico que nunca debe soslayarse es el que sobre los bienes comunes no caben decisiones particulares. La lengua espaňola es, hoy más que nunca, un condominio y en Espaňa debemos empezar por adquirir conciencia de que, en todo lo que a ella se refiera, deberemos escuchar siempre las voces de los otros copropietarios" (1986:13). En efecto, en algunos paises americanos la decision unilateral de las Cortes espaňolas no fue bien recibida; las protestas fueron entonces desde recordatorios muy correctos sobre la no pertenencia en exclusiva de la lengua común a Espaňa, con todo lo que ello conllevaba de cen-ti alismo europeo trasnochado, resurrección de principios y actitudes coloniales, etc., hasta flamantes y encendidos artículos en los que aparecian descalificaciones muy serias. Cf. también el trabajo de Lopez (1987), mezcla de erudition y sensa-tez, que pone de manifiesto el papel del espaňol como integrante de dialectos peninsulares, porque ha servido de lugar de encuentro linguístico a "todos" los pueblos de la peninsula. 3 Bustos (1978) eseribió un lúcido y muy informado articulo en el que contaba todos "los tejemanejes parlamentarios" que al fin llevaron a la aprobación de ese articulo 3: "La lingüistica tiene sus propias exigencias y [...] pocas instituciones culturales ejemplifican mejor que las lenguas la resistencia de la realidad —con sus leyes internas— al voluntarismo politico". 4 "Cosas de la lengua" es un nuevo sitio electronico (http://www.cosasdelalen-gua.es), creado por la Oficina de Corrección del Espaňol de ABRA, nacido con vocación de mejorar el uso de nuestro idioma y aficionar al ciudadano medio a expresarse adecuadamente. Tiene varias secciones: "Incorrecciones léxicas", 198 199