JOSE IU1SHIVAROLA nales, el cual puede atisbarse a traves de un tuidadoso ainalisis de la auscncia □ presenda de indicadores metalinguisticos (acu-mulaciones sinonimicas o perifrasticas, acotadores semanticos — hedge*, en la terminologfa anglosajona) y, en el segundo casor de las formas en que dithos indkadores sc presentan. Finalmente, c; contacto linguistico es el de mas dificil docu-mentad6n No existen testimonies directos sino solo indirectos (a traves de estilizadones literarias) y tardios de las variedades generadas por la castellanizacion de la pobfacion est lava de ori-gen africano(174). En cambio, se registran ya para el s. XVI testimonies textuales de uariedades de espanol que surgieron del contacto con la poblacidn indigena, Los mas antiguos son textos representatives del espanol andino de bilingues<1?i), los cuales, a mi juicio —y confirmando una antigua sospecha de Hugo Schuchardt sobre una especie de Kuchenspanfcch extendido entre los indios(176J—, obligan a replantearse una serie de aspec-tos del problema de la influencia de las lenguas indigenas en la formacion de variedades de espanol regional americano e inclu-so de variedades estandar con ese caracter. Juttamente por iu caracter irnJifecto y estilizador raquieren mucria cautela para su uso camo tuertes de infofmacion linguist! ca, Id que no siempre ei el caso. Los ha estudiado. recienteiTiente. LifKki en Latin American..., (It., pp. 93 y si.: ch. tambien. del mismo autor, "El lenguaje afroperuanO; wlflbdn antra Africa f America", ALU X, 1994, pp. 179-216. 11751 Cfr. aqui el capitulo "Sobce io htotorla de los contactos d* lenguas en el ire* anriina"; sobre textos ya del XVII puedt vv;v FsOiiria' jmiinu Tcxlo; ov bOingiJci UV los ji'g/os XV) y XVI). Madrid (Ibefoamericara) ZQOO. [UE| £fr d este prQpi5jto J.L. Rivarola, "Brtingiji&rna historko y espaflol andino", en Actas :j'W \X Cor\g/vso de .'a Asociacion tnternacianat de Hispanistas i, Berlin fVeuuert) 1989. pp. 153-16J y aqufel capftulc 'Sobre la histona de los contactosde len-qvoi en el area andina". LA BASE LINGUISTICA DEL ESPANOL DE AMERICA. ^Existio una Koine primitiva? El titulo del presente capitulo repite el de una de las cono-cidas contribuciones teórícas de Amado Alonso a la historiogra fía del espaňol americano <1"} y lo relaciona, a través del subtítulo dubitativo, con el contenido de propuestas recientes acerca del proceso de formación de dicha modalidad. De este modo queda acotado el propósito que me anima: exponer un conjunto de reflexiones que recogen el estímulo, tanto del anti-guo ensayo del ilustre filólogo, como de trabajos actuales que constituyen aportes teóricos de gran relieve a la debatida cues-tión de los orígenes lingúisticos de America(,78>. Lo que llamamos espaňol de America es una realidad a la vez homogénea y heterogénea; esta afirmación, bastante obvia, no recoge, en verdad, sino la manifestación, a propósito de nuestro objeto específico, de un fenómeno normal y constitutive de las lenguas: éstas, en efecto, se caracterizan por la varia-bilidad de sus usos en el habia, variabilídad que, en términos de abstracción y sistematización, puede ser reinterpretada como generadora de modalidades, variedades o subsistemas de ellas mismas, específicables según determinados criteriosr por ejem- HT7) .'(j bajg lingoUtica del espaftol de America*, en Estudios lingúisticos. Temas Nspanodmericanos, Madrid (Gredos) 1953, pp. 7-72. Citq aqui por la segunda edición de 1961 (cit.Saje), Cfr. la nota 204. — 87 — JOSE LUIS RIVAROLA EL ESPANOL DE AMERICA EN SU HISTORIA plo, geogräficos o sociales. Pero la identidad de una lengua se asienta en la existencia, dentro de la totalldad de sus especifica-ciones, de una variedad normalizada de modo mäs o menos pro-fundo y abarcador, la cua! funciona como punto de referencia para el resto de las modalidades integrantes, con las cuales se intersecta en mayor o menor medida y con las cuales establece, asimismo, una relaciön dialectica que produce permanentemen-te nuevas configuraciones de la totalidad misma <'79>. Esta variedad de limites mäs bien fluidos que se conoce, segün preferencias denominativas o el peso que se de a tal o cual cri-terio, como lengua general, lengua cornün, lengua eständar, lengua ejemplar (u otros terminos equivalentes) es, a su vez, la base de la modalidad escrita normalizada, que parcialmente la refleja y tambien la influye(180\ Planteadas estas premisas, se puede senalar que la heteroge-neidad del espanol de America se refiere justamente a aquella variabilidad que permite establecer la existencia de variedades regionales o sociales, mientras que la homogeneidad atane a la lengua general (que es tambien ella misma, como se ha dicho, una variedad)(1B1>. Ahora bien, el espanol de America (como lo patentiza !a propra denominaciön) no es, en verdad, una lengua per se, sino parte de una lengua, a saber, el espanol, y, por lo tanto, cabe plantearse el problema teörico de cuäl es su estatuto conceptual, problema que trae consigo inevitable y lögicamente el del estatuto conceptual de su clase complemerrtaria, a saber, el espariol europeo, y de cuales son sus relaciones con este ultimo. No voy a alargarme sobre este punto —que he tratado con algu- na extensiön en otros lugares—<1K) pero si quisiera precisar que lo que sustenta la unidad mayor del espafiol es, sin duda, la comunidad de la lengua general, sedimentada en dos modalidades solo levemente diferenciadas, la americana y la europea, cada una de las cuales estä en una relaciön del tipo ya mencionado con sus propias variedades: este caräcter de "propias" puede inter-pretarse en un sentido geogräfico trivial (variedades que se dan en los confines geogräficos de America y Espafia) pero tambien puede considerarse fundado en una historia que ha terminado por configurar espacios nacionates (y tambien, en cierto sentido, un espacio macronacional en el caso de America) d isti ntos (183). A continuaciön me referire brevemente, y con el fin de tener presentes ciertos elementos de juicio, a algunos aspectos de la realidad actual del espanol de America desde el punto de vista de su unidad y de su variedad. En cuanto a lo primero, es decir, a la unidad, es bien sabido que los elementos diferenciales y caracterizadores mäs notorios de la lengua general de America (respecto de la peninsular) son: en el piano fonoldgico, el llama-do seseo (es decir, desde el punto de vista histbrico, la confluen-cia en un solo fonema —frente a los dos del espanol peninsular central— generalmente de realizaciön dorso-dental o dorso-alveolar, de dos pares de fonemas medievales, uno fricati-vo apico-alveolar y otro africado dorso-dental o dorso-alveolar, cuyos miembros se diferenciaban por la sonoridad); en el piano morfolögico la no existencia de la oposiciön deferendal vs. no deferencial en la segunda persona del plural (que se expresa, por consiguiente, solo a traves de la forma ustedes) y, de modo menos indudable°84), el uso de un sistema de pronombres obli- 1179) Er> este pärrafo me reflero a las llamadas lenguas de luttura o lenguas Ute-rarrar (al, Uhriftspracheni, y no a las lenguas ägrafas o con Tradkionei metalingülsticas poco explkitas, respecto de las cuales el problema es otro; he razonado mäs amplia-mente este asunto en el paragrafo introductorio de "Procesos sociales y lingüisticos en los Origenes hispanoameritanos" en el presente libro. Sobre las lenguas literarias cfr. R. Baum, Hochsprache. Literatursprache. Schriftsprache, Darmstadt {Wiss. Buchgesellschaft) 1987 (trad. esp Barcelona Caracas, Alfa, 1989). (,a>1 Cfr. a este respecto, dentio del contextode un modele teörico SObre la relaciön lengua-dialecto, K. Heger, "Verhältnis von Theorie und Empirie in der Dialektologie*, en W. Besch (ed ) et al.. Dialektologie. Ein Handbuch zur deutschen und allgemeinen Dialektforschung, erster Halbband, Berlin-Now York, de Gruyter, 1982, pp. 424 440 (versiön espanoia anterior en Lexis rv.1. 19ß0, pp. 1-26). La homogeneidad o unidad sefialada es, en consonancia ton lo que Se ha dicho anterlormente, relaliva, y no debe ser interpretada como ausencia de i/ariaciön sino, en todo caso, como la presencia de una variaoön que se mantiene dentro de limites mas estrechamente acotados y que no genera fracturas diferenciales profundas. Pero justamente la vanaeiön en la lengua general puede depender de las ta racterfsti cas de las variedades (no generale*) que subyacen a ella y reflejarlas. VB1> Cfr. sobre lOdo "La formaeiön lingüistica del espanol de America", Espsnot actual 53, 1990, pp. 15-26 (incluido con el titulo de "Espanol de America y espahol de Espaha" en La formaeiön lingüistica de Hispanoamerks, Lima, Pontificia Universidad CatPlica del Peru, Fondo Editorial, 1990, pp. 15-28). Cfr. el trabajo citado en la nota anterior. in* En diversas variedades americanas no se sigue, en efecto, el USO etimolögi-cr> de los cliticDs, pero no es tlaro hasta que punto este fen6meno entra en la lengua general. Cfr. al respecto, para Mexko. G Cantero, "Casos de leismo en Mexico". AnL XVII, 1979, pp. 303-309; para las Arttillas. H. Lope; Morales, "Panorama del espailol antillano de hoy", en C. Hernändez Alonso (coord), Historia ypresente del espanol de America, Valladolid (Pabecal-Junta de Castilla y Leon) 1992, pp. 295-332, esp. p. 309- Eh 0 r:iio ri"..[ i.'f tj al seseo generalizado las resti cciones son nsignificantes y efl todo caso, tienen caräcter fonetico y no fonolog>co, ya que no hay ejemplos de diferencia-tiön sistemätica de sibilantes (cfr, R. Caravedo, "^Restos de la dlstindon s/8 en el espanol del Peru?'-, Rf£ LXXII, 1992, pp. 639-659). Por lo demas, el uso de rasotros, que se da tambien en America, ocurre en contextos formales muy espeeificos y restringidos, y tiene caräcter afectado. en ningün caso compromete (a generalidad del uso de usferfes — 88 — — 89 — JOSE LUIS RIVARÜLA EL ESPAMOL DE AMERICA EN SU HISTÓRIA cuos de tercera persona basado en la oposiciön lo(la)/h para el objeto directo e indirecto, respectivamente; en el piano lexico, el empleo de determinadas unidades, no especificables de modo exhaustivo. Mientras que respecto de lo general diferenciador sistemäti-co(i85)es posible llegar a una menciön mäs o menos cornpleta — dejando de lado el lexico, por cierto—, en lo que atane a la variedad interna del espahol americano es preciso limitarse a observaciones meramente ilustrativas, debido no solo a la canti-dad de rasgos que seria necesario consignar, sino tambien al hecho de que, en el estado actual de nuestros conocimientos, no se puede formular de un modo fidedigno y a traves de un con-junto uniforme de criterios la identidad de las variedades y sub-variedades regionales o sociales(,a6). Los tradicionales estudios de dialectologia y geografia lingüistica han aislado, ciertamente, determinadas areas, pero el panorama estä lejos de ser eomple-to; asimismo, los mäs modernos, y aün escasos, estudios sociolin-güisticos, han apuntado a la determinaciön de estratificaciones sociales o generacionales, pero se trata de un campo de investigation todavia poco cultivado(187). Sin embargo, unos y otros han sacado a luz la enorme variabilidad de los usos lingüisticos hispa-noamericanos, algunosde estos con limitada vigencia geogräfica o social, otros con mayor extension geogräfica pero de distribu-ciön sociolingüistica diferenciada següii las zonas. Entre los primeros se encuentran, por ejemplo, el golpe glo-tal con el que se realizan las consonantes oclusivas en Yucatänt1B8) o la peculiar realizaciön rehilada del yeismo rioplatense (lS9>; asi- ,m> Con esta especifitacion queda dicho que no tomo en cuenta aho*a los aspettos pragmatkos, menos fatilmente identifkables y menos estudiados "Btl Sobre este purito puede verse la informacidn bibllogiafica que recogen manuales como el de J.G. Moreno (Je Alb*, £J esparto/ e/i America, Mexico (Fondo de Ctiltura Economita), 2.' erJ. 1993, cap IV, el de J. Lipski, Latin American Spanish. London (Longman) 1994 o el mas retienle de M. Alvar, Manual de dialectologia hispanica. El esparto/ de America, Barcelona (Ariel) 1996. Una informacibn bibliografita bastante amplia sobre este tipo de estudios se encontrara en R. Caravedo, "La investigation sociolinguistka del espanol". f.e*fs XVII, 1, 1993. pp. 1-32. lias) cfr. J.M. Lope Blanch, Estudios sobre el esparto/ de Yucatan. Mexico (UNAM) 1937. pp. 65-91. (iss cfr. JA. Barbon Rodriguez, "El rehilamiento: descripciin", Phonttka XXKV, 1978, pp. 18S-215- Sobre los problemas fonologkos implkados dr. G L. Guitarte, "El ensordecimiento del zeismo porteflo. Foneika y fonologia", en Sfeie estudios sobre el esparto/ de America, Mexico (UNAM) 1983, pp. 147-156; en este estudio. por lodemas, se consigtia una amplia information bibliografita sobre el tema. mismo, la realizaciön mediopalatal, es decir, como ich-Laut, de la "jota" en el espanol de Chile (1B0! o tambien —para incluir un fenömeno morfolögico— la neutralizaciön de genero y caso en los pronombres oblicuos de tercera persona en beneficio de to en el espanol andino<19". La lista podria continuarse ad libitum con otros fenomenos de vigencia regional o local. En cuanto a los fenömenos con mayor extension geogräfica me limitare a ilustrarlos con la aspiracion o supresibn de la /-si implosiva(19J), con la aspiracion de la "jota" (193)y con la neutra-lizacibn de la oposiciön Ar/ /-I/, tambien en posiciön implosiva (m>. En estos casos, la especificidad lingüistica regional se debe no tanto a la presencia del fenömeno cuanto a la configu-racion sociolingüistica en la que se presents. I19W cfr. A. Rabanales, "El espanol de Chile; situation actual", en C. Hernandez Alonso (coord.). História y preterite..., tit., pp, 565-592, esp. p. 566. Ilsl> Cfr. ft. Caravedo, "Espaoo geogrdfico y modalidades linguisticas en el espanol del Perú*, en C Hernandez Alonso (coord.), História y preserte..., cit., pp. 719-741, esp. pp. 732-733 y la bibliografia que allí se consigna. <,93> Cfr. pari Cuba, T. Terrell, "La aspiration y la elision en el espaňol cubano", en Actas dtl IV Congreso de la ALFAL, Lima (Universidad National Mayor de San Marcoí) 1976, pp. 627-637; para Buenos Aires, j'd., *La aspiration y la elision de S en el espaňol porteňo", AnL XVI, 1978, pp. 41-6E; para República Dominicana, O. Alba, "Funoůn del atento en el proceso de elision de la i en la República Dominicana", en O. Alba (ed), El espaňol de! Caribe, Santiago de los Caballeros (Pontificia Universidad Católita Madre y Maestra) I982, pp 17-2$; para Lima, R. Caravedo, Estudios sobre el espaňol de Lima. Variation contextual de li íibilante, Uma (Pontifitia Universidad Católita del Perú), [983: para Puerto Rico. H, Lůpez Morales. Estratificaciôn social del espaňol en San Juan de Puerto Rico. Mexico (UNAM) I983. el espaňol urŕwno de Carísgens de Indias {Colombia), Bogota, InsMuto Caro y Cuervo, 1985; para Venezuela, F. D'lntrono, N. Rojas y J.M. Sosa, "Estudio soclollngúittico de las liquidasen positiun final de silaba y final de palabra en el espaľiol de Caracas". Boletin de la Academia Puertorricsueňa de la Lengua fsparfoía, 7,2,1979, pp. 59-100. — 90 — — 91 — JOSE LUIS RIVAROLA Luego de las premisas expuestas al comienzo y de los ele-mentos de juicio aňadidos, pasaré a discutir la cuestión de la formación hístórica del espaňol de America, tratando de inte-grar en el planteamiento de ésta los aspectos mencionados como característicos de la sincronía. De la observación del con-junto formado por los usos lingüisticos aludidos y por otros que podrían integrarse a élr resulta que algunos de ellos tíenen su equivalente en alguna variedad del espaňol europeo actual o lo tenian en algůn momento de la histcu conjunta de America y Espaňa, mientras que con otros esto no ocurre. Como es obvio, y si la cronologia lo permite, sólo aquéllos (seseo, aspiraciones, neutralización de /-r/ y l-M, empleo de determinadas unidades léxicas, etc.) pueden ser integrados de modo directo y relevante en el problema de la base lingüistica del espaňol americano, mientras que éstos, puesto que se trata de fenómenos de evo-lución independiente(195í —aun cuando en algún caso, como el del ich-Laut chileno, si se lo interpreta como la conservación de un estadio de la evolución que lleva de lil a /x/<1,6), tenga su punto de partida en el espaňol europeo— sólo entran de modo mediato en la discusión del asunto en cuestión. Ahora bien, en este punto es necesario referirse, justamente, al concepto de "base" lingüistica (19í>, que Amado Alonso desarrolló amplia-mente en su famoso trabajo sobre el terna, del cual he citado por extenso un pásaje central en el capitulo anterior, al cual remito. Dicho pásajeí,9a) contiene, en el contexto de la explica-ción de los alcances del término, dos aspectos fundamentales del pensamiento de Alonso sobre los origenes lingüisticos ame-ricanos: primero, el que la ("verdadera") base del espaňol ame-ricano fue la "nivelación" lingüistica que se produjo a lo largo (l,5> Como resulta dato de Id ejemplificacion anterior, parte de estas fenámenos, pero no (odos, se deber» a influencias de sustrato o adstrato. La independencia se refií re, pues, al heťho de no haber iido el resultado direclo de un transplante en la epoca de Ořfg.*r»es. F«nómenos de transplante posteriores no entran aqui en consideracion. lis*) r_fr en e| presente libro "Sobre testimonios indianos para la historia de la velarizacion de iíl en espaflol"; asimismo, cfr. R. Lapesa, "Recuerdo y Icgado de Amado Alonso". Lexii XX, 1996, pp. 11-29. Una opinlán contraria a I« mencionada interpreta-don se hallafá en M. Ariza, "De la revolución fonologica en el Siglo de Oro", en Sobre fonétka historií* del espaňol. Madrid (Areo Llbros) 1994. pp. 223-257, esp. p, 237, n.73. íwí El piirnero en emplear el término báse en la filologia hispanoamericana lue R, Lenz hatia fines del s. XIX, pero de hecho a Alonso se debe la diťusi6r> que ha alcan-zado. En un reciente trabajo G L. {juitdite ha hecho la exégesis del concepto en Lenz y ha precísado el diferente akance que tiene en el pensamiento de Alonso. Cfr. "Un concepto de la filologia hispanoamericana: la "base" del CSpartol de America", La Torrt Revista 0*0 U Unmnidadde Puerto Rico III, 1998, pp, 417-434, l'**> Base, pp. 44-45. EL ESPAŇOL DE AMERICA EN SU HISTORIA del siglo XVI; segundo, el que la base (en el segundo alcance) de esta nivelación fue el castellano, porque se trataba de la variedad mas cercana al espaňol(199), y no el andaluz en lo que contenia de diferenciál frente al castellano. Respecto de lo primero, pienso que en lo que tiene de genérico y más allá de las necesarias precisiones, un proceso de nivelación o, como he pre-ferido llamarlo anteriormente, de reestructuración (entendido de modo implícito o más o menos explícito en el sentido de algo asi como la conformación de un nuevo equilibrio de los factores constitutivos de una configuración lingüistica), como punto de partida del proceso formativo del espaňol americano ha sido admitido de modo unánime por los estudiosos de la historia del espaňol y tiene el carácter ya de un bien mostrenco en nuestra historiografía lingüistica. Pero justamente en su carácter genérico el concepto resulta insuficiente si no se seňala, por lo pronto, que en el plánů de la lengua generál se produjo un proceso de reestructuración homogeneizador y unitario, inicia-do en el siglo XVI, y que llevó a la conformación de la actual lengua generál americana, mientras en e! piano de la formación de las variedades regionales hay que postular más bien varios procesos de nivelación diferentes y cireunseritos (20Oí. Alonso, en mi opinión, tuvo presente más el primero que los segundos. Esto ultimo está relacionado con el segundo alcance del concepto de "base" en el pensamiento de Alonso: el principál com-ponente del proceso de nivelación fue el castellano y no el andaluz. Si bien no es mi propósito desplegar ahora lostérminos en los que se desarrolló (y en parte aún se desarrolla) lo que muy justamente G.L. Guitarte llamó el "seudoproblema" del andalu-cismo(201>, hay que decir que el sentido básicamente correcto de la opinión de Alonso está menoscabado por el conocido "antian- Esta cercania se reftere al hecho de que Alonso ve en el termino espafioi la expresiön de que el castellano se habia convertido en lengua general y national, en el sentido de lo expuesto en su ensayo Castellano, espanol, idioma national. Historia Spiritual de tres nambres, Buenos Aires (Losada) 1943. 12») ppr lo demas, hay que declr que el o los procesos de "r»ivelaciön" han teni-da riistintas caracterlsticas y distintoi alcances seejun el lipo de unidad« lingüistitas que se coosidere {foneticas, morfosinUctkas, lexicds). den que este aspetlo requeriria ser pretisado » propesno del concepto en cuestiofi. M" Cfr. "Cuervo, Henriquez Urerta y la polemka sobre el andalucismo de America", incluido en el libro Mado en la nota 189, pp. 11-61. Sigue siendo este un estüdio fundamental sobre el asunto; en el se analizan tambien las ideas de Alonso al respecto(al igual que en otros trabajos de Guitarte incluido* en dicho libro; cfr. ml rese na en Lexis X.l, 1987, pp 123-125). -92 - — 93 - JOSE LUIS SlVAROLA EL ESPArJOL DE AMERICA EN SU HISTÓRIA dalucismo" de su concepción general Í2W1. A este respecto cabe seňalar solamente que los fundamentos fácticos de los puntos de vista de Alonso respecto del aporte de lo andaluz al espaňol americano se han modificado notoriamente, tanto en lo que res-pecta al componente demográfico de la ínmigración, cuanto en lo que ataňe a la antigúedad y consistencia de los fenómenos andaluces en época precolombina <20ä>. Pero más allá de esto, lo insuficiente del planteamiento de Alonso acerca del peso de los componentes del proceso nivelador deriva de no especificar el piano lingúístico al cual hay que referirse en cada caso. Pues no cabe ninguna duda de que dicho peso es diferente en la lengua general de America que en las variedades regionales y sociales, las cuales pueden diferenciarse marcadamente a este respecto. Las limitaoones de los modelo anteriores y los adelantos en el conocimiento histórico han motivado en los úľtímos tiempos el surgimiento de modelos más elaborados que intentan dar cuenta de la complejidad del fenómeno histórico-linguístico bajo examen. Me referiré, en lo que sigue, a las teorías de dos connotados estudiosos actuales del espaňol americano, M.B. Fontanella de Weinberg —cuya prematura desaparición privó a la filológia americanista de una investigadora de prímera linea— y de G. de Granda, cuyas numerosas contribuciones, siempre sólidas y multifacétkas, constituyen un fermento constants para la reflexion y para la investigación (2D"). Ambos se hacen cargo de la variable presencia actual de rasgos meridio- cnu En el estudio contenido en Base, sin embargo, ccmo subrayó Gurtarte (art-íit-en la nota anterior, p. S7), Alonso "5e desprendiO er gran parte de la oposíritin andalu-cismo-antiandalucismo per el único Camino feeundo para elio: mostrar que es mucho más vasto que este esquema la problematics del espaňol americano, caracterÍ7ando a éste como u n conglomerado que sufnó una pesterkw nrveladón y se desarrollŕ con modali-dad pcopia derivada de las nuevas circunstaixlas de la vida espaňola en este continente" 0031 Para ambos asunios remito al capitulo anterior, "Modelos historiograf kos sobie los origenes del espaňol de America", <™i De la pnmera me centra ré en el artículo "Nuevas perspectivaí en el estudio de larma<>Ďndel espaňol amerkano", Hispanic linguistics 4,2, 1992, pp. 275-299, pero tengase en cuenta que la autora desarrolla stíš ideas sotjre la koirt* tamciéri en el litjro íl espaňol de America, Madrid (Mapfre) 199Z, del segundo utiliiaré sus esturjlos "5obre la etapa iniciál en la formación del espaňol de America" y, muy especialmente, "Formación y evolución del espaňol de America. Eprxa colonial", incluidos en su libro Espaňol de America, espaňol de Africa y hablas criollas hispánicas. Madrid (Gredos) 1991, pp. 13^4S y pp. 49-92, respectivamente (el primero de estos dos estudirjs se publico anteriormente en las actas del 0 Simposio de Filológia Iberoamericana, Sevilla 11-15 de marzo de 1991, Zaragoza 1992, pp. 71-100). Debo seňalar que en la preseritación que hago del pensamienio de ambos autores procedo de modo muy sintético, a fin de centrar el acejumento de la presenie disorsion, sacnfkando la riqueza de los matices y quiza simphfkando -aunque no deformando lo que es un planteamiento global más — 94 — nales junto a otros no meridionales de diversa procedencia regional en las distintas variedades del espariol americano, pero suponen una presencia mäs general, amplia y estable de tales rasgos en epocas primitivas. Teniendo en cuenta situaciones his-törico-lingüisticas no hispänicas que juzgan paralelas, y aplican-do una coneeptuaeiön anäloga <20S), los mencionados estudiosos proponen que en la America del Quinientos se formo, en distin-tos momentos —segün el punto de partida temporal de la colo-nizacion en las distintas regiones—, pero de un modo bäskamente convergente, una variedad linguistica estable de tipo koine, caracterizada por el hecho de que en ella habrian confluido rasgos de las diferentes variedades transplantadas, si bien con un predominio neto de rasgos meridionales. Respecto de los rasgos particulars que habrian formado parte de la f P.e. la que se usa en J Siegel, "Koines and koineizatron", language in society 14,1985, pp. 357-378. El fundamento brbliografico de ambos estudiosos, y especialmente el de de Granda, es, crertanrente, muy amplio y vdrlodo. Espaňol..., p, 74, . Esto explicaria que en algunas regiones haya sobrevivido una mayor cantidad de rasgos de la variedad /torné, mientras que en otras sólo hayan permanecido unos POC05. Ciertos rasgos de la lengua general de America, sobre todo el seseo, serian un residuo de la koině primitiva. Quisiera formulár, a continuation, algunas consideraciones, tanto de orden particular, como de orden general, que me sus-cita el asunto bajo examen. En cuanto a las del primer tipo, me pregunto, por ejemplo, respecto de la presencia de algunos fenómenos en la postulada koine, hasta que punto esta presencia puede ser establecida, en la medida en que la documentation e5crita antigua no es capaz de revelarla, por ejemplo, la de Int velar (de Granda) o la de hl asibilada (Fontanella). Tal pre-sentia parece ser el resultado de generalizar diacrónicamente a una totalidad geográfica y social lo que en la sincronía actual está restringido a determinadas areas. En lo que ataňe a los fenómenos que si pueden ser revelados por errores gráficos, tabe plantearse si la prueba documental es suficiente para supo-ner su compacta extension continental; esto vale, inclusive, para el seseo, rasgo que se puede suponer ampliamente difundido. a juzgar por las confusiones gráficas en los documentos america-nos en el siglo XVI. Y la documentación más o menos aislada de confusiones gráficas de cualquier tipo en documentos antiguos no autoriza su extrapolation a una totalidad areál determinada, menos aún cuando no hay congruencia con la documentación posterior y con la realidad dialectal actual(209); la ausencia posterior o actual de un rasgo documentado escasamente en la época de orígenes no podría atribuirse a factores estandarizadores sin correrse el riesgo de caer en una cierta circularidad. Pero más allá de las dificultades empíricas de este tipo, me planteo otras de orden general. En el metalenguaje de la lin- De Granda ha desarrollado amplw y matizadomente estoi puntos. distm guiendo entít distinlos tipos de estandarizaciôn segun critenos cronolOgicos y segun la procedencia del impulso eitandanzador. ™' Me refiera, cor ejemplo. a la m™ documentación de oertos fenómenos en los orígenes ricplatenses, que B. Fontanella de Weinberg inte'preta de modo dile-rente |l que se indica en el texto Cfr, íl espaňol bonaerense Cuatto siglos c/e evolución /•nguntuM 1580- 1980í. Buenos Aires (Hachette) 1987 y mi reseňa en Lexii XII 1 198« po, 120-122. güistica, la nocibn de koine adolece de una cierta polivalencia en cuanto a su correlato empirico, y en los Ultimos decenios viene siendo usada para dar cuenta de situaciones y de procesos bastante diversos(210>. No obstante, el minimo comün denomi-nador para su aplicaciön parece estar en el hecho de que una koine es una variedad que, en un espacio determinado, se impo-ne sobre otras y adquiere el caräcter de lengua comün: tal variedad puede ser una variedad ya preexistente en el conjunto, la cual al imponerse adquiere rasgos de las variedades desplaza-das, o puede ser una variedad nueva, resultado de un proceso de convergencia de las otras i2u]. En todo caso, la variedad koine funciona como lengua comün y altera sustancialmente una situaciön preexistente. Ahora bien, la situaciön lingüistica de la Peninsula Iberica a fines del siglo XV y comienzos del XVI estaba caracterizada por el hecho de que el castellano se encontraba ampliamente extendido como variedad general, prestigiosa, base de un amplio cultivo literario y de un registro escrito que, en un nivel alto, estaba relativamcnte normalizado- El andalu/, o mejor, las variedades meridionales, eran producto de una extensiön del castellano —aunque con ingredientes occidentales u orientales, segün el caso— y constitufan variedades orales no demasiado alejadas del castellano, aunque menos prestigiosas y sin convalidaciön escrita —dejando de lado las trazas regionales que asoman en la estritura del castellano. En lo que respecta a los dialectos hermanos del castellano, como el leones o el ara-gones (los hablantes de este ultimo, dicho sea al pasar, tuvieron una representaciön insignificante en el cuadro demogräfito de la migraciön hacia la America quinientista l2W\ estaban someti- <*■* De su aplicacion (ya de suyo polisemicaí a la reihdad grieya antigua. lal como aparece en A Meidet, (Ápercue ďune histoire de la langue grecque, Paris 1913), pasó a utilizarse er Ottos conteittos, por ejemplo, en el de variedades romances originäres (p.e. en C. Tagliavini, Qcigini delle lingue neolatine, 1949), y luego, de modo más consistente, en el de la arabistica. En los Ultimosdecenios el conceptoy el terminu dienen siendo usados profusamente en la dialectologla hiHcWiea iuliana ( El akarice de esta permeabilizadon es un asunto de gran importancia y requiere ser mejor conocido. Un valioso aporte en este sentido es el de J.A. Frago, cuando estudia los leonesismos en el castellano del siglo XVI y enfoca la importancia que los rasgos regionales mcorporados a la lengja genera' pc rJttofminfjdOf hablantes pudie-ton adquirir en el nuevo tontexto americano. Ctr. "La lengua de los castellano-leoneses emigrados a Indias", on La lengua esparto/a..., cit., pp. 79-97. Vease ahora tambien Historia del eipjrtor de America, cit. D1* En el piano lexico el asunto presenta caracteres difercntes, habida cuenta del numero de unidades, de su movilidad y de los caminos que sigue su difusi Cfr R. Himmerich y Valencia, The "incomemjeros" of New Spain J52Í-ÍS55 Austin (University oi Texas Press) 1991, pp. 21-22 y 28. Hago notar, en relation con Irj dkho en el texto. que sobre la muestra de 506 individuos hay un &6% no identificado, Para el asunto de la concentration de pobladafes o relat varnrnte t::reve. no ejercieron una influencia importante en el desarrollo del espaňol local, exception hecha, en ciertos casos, de los préstamos léxkos que justamente en el caso de las Antillas, y en particular de Santo Domingo, no sólo se instalaron sólidamente en el idioma colo-nizador sino que fueron exportados desde alii a todo el continente por los mismos espanoles. A tal punto fue importante esta presencia de préstamos léxkos que los histor i adores anti-guos nos hablan de un "lenguaje de las islas", denominación que quizá aluda a algo más que a la sola presencia de dithos préstamos. Diferente fue la situation de contacto en aquellos casos en los que las lenguas indigenas tenían un solido sustento demo-gráfico y resistieron el impacto de la nueva cultura: se consolidó alii, entonces, un bilingúismo cada vez más amplřo, que tuvo consetuendas importantes en el desarrollo de la varieddd areal de espaňol que se fue formando en cada caso: en el espaňol aprendido, con diferentes grados de competencia, por indios y mestizos se daban interferencias, desviaciones o anomalias —de las r.uiles h,m quedado inclusive testimonios escritos—, algunas de las cuales se abrieron paso y terminaron por caratterizar a I espaňol —ya no necesariamente de bilingues— en las respecti-vas areas. Cualquier modelo historiográfico sobre el espaňol de America, incluso sobre la ěpoca quinientista fundacional. debe tener en cuenta estas drcunstancias que vinieron a incidir en la base oricjmaria que estamos discutiendo. En este sentido, hay que mencionar la reciente contribución del propio de Granda, — 102 — — 103 — JOSE LUIS RIVAROLA quien ha avanzado una valiosa interpretacion global y sistemá-tica de los contactos dcl espaňol con las lenguas indigenas<220). Lai situacioncs tiv. < onlac 1o < ranc las seňaladas, -in sólo pro dujeron el transvase de rasgos lingüisticos identificables proce-dentes de las lenguas indigenas en el espaňol areal correspondiente, sino abrieron la posibilidad de evoluciones divergentes o anómalas que no tienen una fuente particular en las lenguas de origen y que más bien son consecuencia de pro-cesos de simplificación y de reestructuracion propios de un bilin-güismo incipiente o subordinado. Creo que esta ultima observación es pertinente también para otra sřtuación de con-tacto masivo que se le presentó al espaňol en America con la presencia, especialmente importante en ciertas zonas, de con-tingentes de población esclava de origen africano. Es probable que las necesidades de comunitadón dieran lugar primero a variedades de tipo pidgtn que —según algunos estudiosos—en ciertos casos se consolidaron en variedades de criollo, pero que, de modo más generál, fueron un primer estadio de un proceso de asimilación al espaňol, que seguramente dejó huellas en éste. Estas huellas no son fácilmente identificables en términos de transferencia, a pesar de los esfuerzos —no siempre con resulta-dos igualmente felices— de los especíalistas, sino que tienen un carácter más difuso, en el sentido de naber privilegiado o forta-lecido opciones menos normativasí221). El nuevo impulso que ha tornádo la investigación historka del espaňol de America, patente tanto en las serias recopilacio-nes documentales que se vienen publicando y en los estudios que ellas promueven, cuanto en las contribuciones teóricas que hacen posible encuadrar los problemas y situarlos en perspecti vas hermenéuticas relevantes, nos permitirän ir corrigiendo y ampliando nuestros puntos de vista sobre las diversas etapas de la formación de la modalidad americana de la lengua. De estas etapas, como ya lo subrayó G.L. Guitarte en su momento, la iniciál o de orígenes es de enorme relevancia, porque en ella se forman ciertas matrices históricas sólidas y durables que resultan EL ESPAtilOL DE AMíRICA ÍN SU HISTÓRIA decisivas para la evoluciön posterior. Pero no cabe duda de que tambien es muy importante, en la perspectiva de la nistona global y del conocimiento de la realidad linguistica actual, la elucidation de los factored de las causas, de las circunstancias que nan signado el desarrollo posterior, tanto en lo general como en lo particular. La larga y accidentia historia de una lengua en un territorio tan vasto y diversificado presenta un alto nivel de com-nleiidad que solo se puede afrontar a traves de una conjuncion de intereses y perspectivas, y con una vision de la lenguas que no las reduica a los estrechos limites de los sistemas inmanentes sino que las integre en el ancho campo de la entera vida social. íl2(" Ctr, "El influjo íle Uis lenquas indoamerkanas sobre ľI espdňol Un modelo Intefpfetativo lotiohistórico de variante; areales de contarto lingúistko", en tangu cspdfloJa..., cit., pp. 99-117, y ahora indiJido en Espanol y tenguas indoamericanaí e/i Wspanoômčrka. Valladolid (Universidad de Wladolid) 1999. pp. 19-49. ("" Sobre el factor africano en el ejpartol de America puede verse la bibliografia que se menciona en el presente libro, <.d0 II, nota 79- _ ir\A_ — 105 —