SIMONE WEIL LA FUENTE GRIEGA <. "''"•1111 m4 d11· do tr• on 1¡11• cl1í ..... loa lat 114! ...u y¡, pli p QL le &t lll J>I Cl u ..ce r, e d d 1 1 BIBLIOTECA DE FILOSOFÍA DIRICIDA. POI\ EL Pl\OFESOI\ JVAN ADOLFO VÁZQU.EZ SIMONE WEIL LA FUENTE GRIEGA Traducci6n de MARfA EUGENIA VALEN'I'll; EDITORIAL SUDAMERICANA BUENOS AIRES ""'t¡UI mÁ CID d• l111 en qu tl5 da 101 la1 ..it 1)11. u vi !>' p1 q1 la ¡1 111 p Cl ll IÍ (' ,, ., e ( 1 1 Thll'RESO EN LA ARGENTINA Queda hecho el dei>6sito que pre-. viene la ley. © 1961, Editorial Sudamericana Socieclad An6nima, calle Alstno 500, Buenos Aires. TÍTULO DEL ORIGINAL EN FRANCÉS: "LA SOURCE GREOQUE" r r NOTA DEL EDITOR FRANGES Esta colección está formada por traducciones del griego y estudios o fragmentos de estudios concernientes al pensamiento griego. Dos de esos estudios son artículos que Simone Weil public6 en revistas. Los otros textos fueron turnados de sus cuadernos. El artículo "La Ilíada o el poema de la fuerza" fue escrito en 1939-1940 y debía aparecer en la Nouvelle Revue Fran~ise cuando se produjo la ofensioo r. El fragmento sobre "Zeus y Prometeo''' fu.e escrito probar blemente en 1942-1943; "Lamentos de Electra y r~ miento de Orestes" en 1942, En el primero de esos textos, la traducción de un pasa/e de Agamenón es diferente del que se encuentra en Jntujciones precristianas, y más c011V pl.eta. En el segundo, lo traducillo de Electra comprende mucho más que los pocos versos de la escena del reconocimiento que fueron traducidos en Intuiciones precristianas, y aun esos versos están tradtu:idos aquí en forma un poco diferente. El artículo titulado "Antígona" fue publicado antes de la guerra en tma pequelili revisto ele fábrica: Entre nous, chronique de Rosieres (16 de mayo ele 1986). Fue descubierto recientemente par Jacques Cabau.d, quien buscó en Rosieres, l\t"f qui má cia de tra en qu clí da le» lal ait OI a vi pi. p1 q1 le ,. º'p o lJ ,¡ e r ( ( 1 1 8 LA FU&"'"TE GRIEGA cerca de Bourges, esta revista inencontrable en otras partes y bastante rara allí. Una carta publicada en La contlición obrera, carta que Simone Weil dirigió en abril o mayo de 1986 al director de la fábrica que lo era también de la revista, muestra el propósito con que fu.e escrito y explica su carácter: "Me preguntaba con inquietud cómo consegttMa escribir s<>metíéndorne a límites impuest<>s, pues evidentemente se trata de escribir en una prosa sencilla, en la medida en que yo sea capaz d.e tal cesa. . . FeUzmente me vino a la memoria un me¡<> prm1ecto que quiero muchísimo: el de 1wcer a las obras de la poes1a griega (que amo con pasión) accesibles a las masas populares. Sentt, el allo pasado, que la gran poes!a griega estaría cien veces más cerca del pueblo, sí pudiera conocerla, que la literatura francesa clásica o moderna. Comencé -por Antígona. Si logré ml propósito, debe poder interesar y conmover a todo el mundo, desde el director hasta el últim<> peOO, y éste debe poder penetrar en ella casi rin dificultades, y sin embargo sin tener famás la impresión de ninguna condescendencia, de ningún esfuerzo realizado para ponerla a su alcance. Es así como entiendo la vulgarizaei-On. Pero ignoro si lo he logrado." La traducclón. de la Primavera de Meleagro, que termina la primera parte, fue encontrada en uno de l-0s ctuul.emos que Simone Weil de¡6 en Nueva York al partir a Londres en 1942. "'Dios en Platón"' y los otros textos referentes a Platón, así c<>mo los fragmentos de Heráclit<> y la nota "Dios en HeráclUo", fueron tomados de les cuadernos redactado1 en Marsella y Nueva York entre el final de 1940 y noviembre de 1942. Las notas sobre Cleanto, Ferécides, Anaxlmandro y Fil-01.ao ftter<>n escritas en Londres en 1943. Quedan en el orden en que se encuentran en el manuscrito. Se ha tratado de agrupar en la primera parte lo que se refiere a los poetas griegos, en la segwnda a los faósofos. LA FUENTE CRIECA 9 En la primera parte se ha seguldo el orden cronológico de lo1 autores grieg<>s, pero no era posible seguir ese orden en 'la segunda sin trastornar a veces los textos de Simone Weil y se prefif'W seguir el orden cronológico de los estudios y no el de 3'US temas. Nos ha parecido que esos tert08, así reunidos, permitían ca:ptar mefor de lo que hasta ahora era posible "le que para Simone Weil es el espíritu de Grecia y hasta qué 'P"nto su pensamiento se inspiro en la fuente griega. PRIMERA PARTE l l. LA ILlADA, O EL POEMA DE LA FUERZA. 2. ZEUS Y PROMETEO. S. LAMENTOS DE ELECTRA Y RECONOCIMIENTO DE ORESTES. 4. ANTIGONA 5. PRIMAVERA DE MELEACRO. LA IUADA O EL POEMA DE LA FUERZA El verdadero héroe, el verdadero tema, el centro de La Ilíada es la fuerza. La fuerza manejada por los hombres, la fuerza que somete a los hombres, la fuerza ante la cual la carne de los hombres se crispa. El alma humana s~ cesar aparece modificada por sus relaciones con la fuerza~ arrastrada, cegada por la fuerza de que cree disponer, doblegada por la presión de la fuerza que sufre. Los que soñaron que la fuerza, gracias al progreso, pertenecía ya al pasado, pudieron ver en este poema un documento; los que saben discernir la fuerza, hoy como antes, en el centro de toda historia humana, encuentran en él el más bello, el más puro de los espejos. La fuerza es lo que hace de quienquiera que le esté sometido una cosa. Cuando se ejerce hasta el fin, hace del hombre una cosa en el sentido más literal, pues hace de é~ un cadáver. Habfa alguien y, un instante después, no hay nadie. Es un cuadro que La Ilíada no se cansa de presentar: •.. los caballos haciendo resonar los carros vaclos por los camioos de la guerra, en duelo de sus conductores sin reproche. Ellos sobre la tierra yacian, de los buitres mAs queridos que de sus esposas.1 El héroe es una cosa arrastrada tras un carro en el polvo: 1 La traducción de los pasajes citados es nueva. Cada línea traduce un verso griego las transposiciones y encabalgamientos son escrupulosamente reproducidos; ef orden de las palabras griegas dentro de cada verso se respeta en lo posible. (Nota de S. Weil.) 14 LA fVE."TI:: CRlECA . . . Alrrdcdor, los cabellos negros estaban esparcidos, y la cabeza entera en el polvo yacía, antes encantadora; ahora Zeus a sus enemigos habla permitido envilecerla en su tierra natal. A la amargura de tal cuadro la saboreamos pura, sin que ninguna ficción reconfortante venga a alterarla, ninguna inmortalidad consoladora, ninguna insípida aureola de gloria, o de patria. Su alma fuera de sus miembros vol6, fue hacia el Hades, llorando su destino, abandonando su virilidad y su juventud. Más patética todavía, por lo doloroso del contraste, es la evocación súbita, rápidamente borrada, de otro mundo, el mundo lejano, precario y conmovedor de la paz, de la familia, ese mundo donde cada hombre es para los que lo rodean lo que más cuenta. En la casa ella ordenaba a sus sirvientas de hermosos cabellos poner cerca del fuego un gran trípode, a fin de que hubiera para Héctor un baño caliente al retomar d('\ combate. ¡Ingenua! No sabía que muy lejos do los baiios c.tlícntcs el brazo de Aquiles lo había sometido, n causa de Atenas In de los ojos verdes. Cierto, estaba lejos de los baños calientes el desdichado. No estaba solo. Casi toda La Ilí.ada transcurre lejos de los baños calientes. Casi toda la vida humana ha transcurrido siempre lejos de los baños calientes. La fuerza que mata es una forma sumaria, grosera, de la fuerza. Mucho más variada en sus procedimientos y sorprendente en sus efectos es la otra fuerza, la que no mata; es decir, la que no mata todavía. Matará seguramente, o matará quizá, o bien está suspendida sobre el ser al que en cualquier momento puede matar; de todas maneras, transforma al hombre en piedra. Del poder de transformar un hombre en cosa matándolo procede otro poder, mucho más LA ILÍADA O EL POK\IA 01!: LA FUERZA 15 prodigioso aun: el de hacer una cosa de un hombre que todavía vive. Vive, tiene un alma, y sin embargo es una cosa. Ser muy extraño, una cosa que tiene un alma; extraño estado para el alma. ¿Quién podría decir cómo el alma en cada instante debe torcerse y replegarse sobre sí misma para adaptarse a esta situación? No ha sido hecha para habitar una cosa, y cuando so ve obligada a hacerlo no hay ya nada en ella que no sufra violencia. Un hombre desarmado y desnudo sobre el cual se dirige un arma se convierte en cadáver antes de ser alcanzado. Durante un momento todavía calcula, actúa, espera: Pensaba, ínm6vll. El olro se npro;idma, · todo sobrecogido, aosioso de tocar sus rodillas. En su <.'Ornzón deseaba escapar a la muerte malvada, al negro destino... Y con un brazo apretaba pnra suplicar sus rodillas, con el otro mantenía In al.ruda lanza sin abandonarla... Pero pronto comprendió que el anna no se desviaría y, respirando aún, ya no es más que materia, pensando todavía que ya no puede pensar en nada: Asi habló el hijo tan brillante ele Príamo con palabrns de súplica. Oyó una palabra inflexible: Dijo; al otro desfallecen ln~ rodillas y el corazón; abandona la lan7.n y cae sentado, las manos tendidas, las dos manos. Aquiles desenvaina su aguda espada, hiere en la clnvkula, n lo lnrgo del cuello; y toda entera hunde la espada de doble filo. J!:I cara ni suelo yace extendido, y la nrgra sangre se l'Scnpn humedeciendo la tierra. Cuando, fuera del combate, un eA'tranjero débil y sin armns sup1ica a un guerrero, no por eso está condenado a muerte; pero un instante de impaciencia de parte del guerrero bastaría para quitarle lo vida. Es suficiente para que su carne pierda la principal propiedad de la carne viva. Un pedazo de carne viva manifiesta su vida ante todo por 1 I' 111 1 1 11 ~ (t 1 11 ,, 1. • 16 LA tiffiNTE Cl\JECA el estremecimiento; una pata de rana bajo una corriente eléctrica se estremece; el aspecto próximo o el contacto de una cosa horrible o aterrorizadora hace estremecer cualquier masa de carne, de nervios y de músculos. Sólo este suplicante no se estremece, no tiembla; no tiene ese derecho; sus labios tocarán el objeto para él más cargado de horror: Vieron entrar al gran Príamo. Se detuvo, apretó las rodillas de Aquiles, besó sus manos, tem"bles, matadoras de hombres, que le habúm asesinado tantos hijos. El espectáculo de un hombre reducido a tal nivel de desgracia hiela casi tanto como el aspecto de un cadáver: Como cuando la dura desgracia embarga o alguien, cuando en su paú ha matado, y llega a la casa de otro, de algún rico, un estremecimiento se apodera de los que lo ven, así Aquiles se estremeció viendo al divino Prlamo. Los otros también se estremecieron, mirándose entre sl Pero es sólo un momento, y bien pronto aun la misma presencia del desgraciado se olvida: Dijo. El otro, pensando en su padre, deseaba llorar; tomándolo por los braz.os empujó un poco al anciano. Ambos recordaban, el uno a Héctor matador de hombres, y se fundía en lágrimas a los pies de Aquiles, contra la tierra; pero Aquiles lloraba a su padre, y por momentos también a Patroclo; sus sollozos llenaban la morada. No por insensibilidad Aquiles con un gesto ha empujado al suelo a ese viejo apretado a sus rodillas; las palabras de Prlamo evocando a su anciano padre lo han conmovido hasta las lágrimas. Es simplemente porque se siente tan libre en sus movimientos y en sus actitudes como si en lugar de un suplicante fuese un objeto inerte lo que toca sus rodillas. Los seres humanos que nos rodean por su sola preLA IÚADA O EL POEMA DE LA FUERZA 17 se~cia ti~~n un poder, que les es propio, de detener, reprimir, modificar, cada uno de los movimientos que nuestro cuerpo esboza; alguien que pasa no desvía nuestro camino como un poste indicador; uno no se levanta, camina, descansa en una habitación cuando está solo de la misma manera que cuando tiene un visitante. Pero esta influencia indefinible de la presencia humana no es ejercida por hombres a quienes un movimiento de impaciencia puede privar de la vida aún antes que un pensamiento baya tenido tiempo de condenarlos a muerte. Ante ellos los otros se mueven como si no estuvieran; y cJ1os a su vez, en el peligro en que se encuentran de ser reducidos a nada en un instante, imitan la nada. Empujados caen, caídos permanecen en tierra, mientras a alguien no se le ocurra pensar en levantarlos. Pero levantados por fin, honrados con palabras cordiales, que no vayan a tomar en serio esta resurrección, a atreverse a expresar un deseo; una voz irritada los devolvería de inmediato al silencio: Dijo, y el anciano tembló y obedeció. Al menos los suplicantes, una vez escuchados, vuelven a ser hombres como los otros. Pero hay seres aun más desgraciados que, sin morir, se convierten en cosas para el resto de su vida. No hay en sus jornadas ninguna alternativa, ningún vacío, ningún campo libre para nada que venga de ellos mismos. No son hombres que vivan más duramente que los otros, socialmente colocados más bajo que los otros; es otra especie humana, un compromiso entre el hombre y el cadáver. Que un ser humano sea una cosa es, desde el punto de vista lógico, contradictorio; pero cuando lo imposihlc se convierte en realidad, lo contradictorio se convierte l'll el alma en desgarramiento. Esa cosa aspira en todo monwnto a ser un hombre, una mujer, y en ningún instante lo lobrra. Es una muerte que se estira a todo lo largo de una 11 q fl (' d l .. 18 LA FUENTE GRIEGA vida; una vida que la muerte ha congelado mucho antes de suprimirla. La virgen, hija de un sacerdote, sufrirá esta suerte: No la devolveré. Antes le sobrevendrá la vejez, en nuestra morada, en Argos, lejos de su país, corriendo al telar, viniendo a mi lecho. La joven mujer, la madre, esposa del príncipe, la sufrirá: Y quizá un día en Argos tejerás la tela para otra. Y llevarás el agua de Miseis o del Hiperco, muy a pesar tuyo, bajo la presión de una dura necesidad. El niño heredero del cetro real la sufrirá: Ellus sin duda se irán nl fondo de las cóncavas naves, yo entre ellas; tú, hijo mío, conmigo. Tú me seb'Uirás y harás trabajos envfü:cedores penando bajo la mirada de un amo sin dulzura... Tal suerte, a los ojos de la madre es tan horrible para su hijo como la misma muerte; el esposo prefiere haber perecido antes que ver así reducida a su mujer; el padre llama a todas las calamidades del cielo contra el ejército que somete a su hija a ese destino. Pero en aquellos sobre quienes se abate, un destino tan brutal borra las maldiciones, las rebeldías, las comparaciones, las meditaciones sobre el futuro y el pasado, casi hasta el recuerdo. No corresponde al esclavo ser fiel a su ciudad y a sus muertos. Cuando sufre o muere uno de aquellos que le han hecho perder todo, que han asolado su ciudad, que han asesinado a los suyos bajo sus ojos, entonces el esclavo llora. ¿Por qué no? Sólo entonces le son permitidos los llantos. Hasta Je son impuestos. Pero en la servidumbre, ¿las lágrimas no corren fácilmente desde el instante en que pueden hacerlo impu- nemente? LA n.f.ADA O EL POEMA DE LA FUERZA 19 Dijo llorando, y las mujeres gimieron, tomando como pretexto a Patroclo, cada una par sus propias angustias. En ninguna ocasión el esclavo tiene derecho a expresar algo, salvo lo que puede complacer a su amo. Por eso si en una vida tan sombría algún sentimiento puede despuntar y animarla un poco es el amor ni amo. Todo otro camino está cerrado al don de amar, como para un caballo uncido a un carro las varas, las riendas y los frenos borran todos los caminos salvo uno. Y si por milagro aparece la esperanza de volver a ser un día, por favor, alguien, a qué grados no llegarán el reconocimiento y el amor por hombres hacia los cuales un pasado muy reciente debería inspirar horror: Mi esposo, a quien me habían dado mi padre y m1 madre respetada lo vi ante mi ciudad trauspasado par el agudo bronce. Mis tres hermanos, nacidos de una misma madre, ¡tan queridos! encontraron el día fatal pero tú no me dejaste, cuando mi marido par el rápido Aquiles fue muerto, y destruida la ciudad del divino Mines, verter lágrimas; me prometiste que el divino Aquües me tomarla por cspos.'\ legitima y me llevaría en sus naves a Phlhia, a celebrar el casamiento entre los mirmidones. Por eso te lloro sin descanso, a ti que siempre fuiste dulce. No se puede perder más que lo que pierde el esclavo: pierde toda vida interior. Sólo la reconquista en parte cuando aparece la posibilidad de cambiar de destino. Tal es el imperio de la fuerza: ese imporio va tan lejos como el de la naturaleza. También la naturaleza, cuando entran en juego las necesidades vitales, borra toda vida interior y aun el dolor de una madre: Pues aun Níobe h de Ja hermosa cabellera pensó en comer, ella de quien doce hijos perecieron en su casa, seis bijas y seis hijos en la flor de la edad. A ellos, Apalo los mnt6 con su aroo de plata en su cólern contra Niobe; a ellos, Artemisa que nma las flechas. 20 LA FUENTE CRIECA Porque ella se habla comparado a Lcto de hennosas mejiJlu diciendo: "tiene dos hijos y yo engendré muchos". Y esos dos, aunque no fuesen más que dos, los mataron a todos. Nueve días yacieron en la muerte; nadie vino a enterrarlos. Las gentes se hablan convertido en piedrns por voluntad de Zeus. Y el décimo día fueron sepultados por los dioses del cielo. Pero ella pensó en comer, cuando se sintió fatigada por las lá- grimas. Jamás se expresó con tanta amargura Ja miseria del hombre, que hasta lo hace incapaz de sentir su miseria. La fuerza manejada por otro es imperiosa sobre el alma como el hambre extrema, puesto que consiste en un perpetuo poder de vida y muerte. Y es un imperio tan frío y tan duro como si fuera ejercido por la materia ine1tc. El hombre que se siente siempre el más débil está en el corazón de las ciudades tan solo, más solo de lo que podría estarlo un hombre perdido en medio del desierto. Dos toneles se encuentran colocados en el umbral de Zeus, donde están los dones que otorga, malos en uno, buenos en otro... A quien hace funestos dones expone a los ultrajes; la terrible miseria lo am>ja a través de la tierra divina; va errante y no recibe consideración de los hombres ni de los dioses. Tan implacablemente como la fuerza aplasta, as( implacablemente embriaga a quien la posee o cree poseerla. Nadie la posee realmente. En La llíada los hombres no se dividen en vencidos, esclavos, suplicantes por un lado y en vencedores, jefes por el otro; no se encuentra en ella un solo hombre que en algún momento no se vea obligado a inclinarse ante la fuerza. Los soldados, aunque libres y armados, no reciben menos órdenes y ultrajes: A todo hombre del pueblo que veía y gritaba golpeaba con su cetro reprendiéndolo asl: LA ILÍADA O EL POEMA DE LA FUERZA "Miserable, manténte tranquilo, escucha hablar a los otros, a tus superiores. No tienes ni valor ni fuerza, 21 no cuentas para nada eo el combate, para nada en la asamblea..." Tersites paga caro palabras que sin embargo son perfectamente razonables y que se asemejan a las que pronuncia Aquiles: Lo golpeó; él se encorvó, sus lágrimas corrieron aprisa, un tumor sangrante se formó en su espalda bajo el cetro de oro; se sentó y tuvo miedo. En el sufrimiento y el estupor enjugaba sus lágrimas. Los otros, a pesar de su pena, so regocijaron y rieron. Pero el mismo Aquiles, ese héroe altivo, invicto, aparece en el comienzo del poema llorando de humillación y de dolor impotente, después que le han arrebatado ante sus ojos la mujer que quería hácer su esposa, sin que haya osado oponerse. . . . pero Aquiles llorando se sentó lejos de los suyos, apartado, al borde de lu olu blanquecinas, la mirada sobre el vinoso mar. Agamenón ha humillado a Aquiles con un propósito deliberado, para demostrar que es el amo: ... Asl sabrás que puedo más que tú, y cualquier otro vacilará antes de tratarme como igual y levantar la cabeza ante mi. Pero algunos días después el jefe supremo llora a su vez y se ve obligado a rebajarse, a suplicar, y siente el dolor de hacerlo en vano. La vergüenza del miedo tampoco es perdonada a ninguno de los combatientes. Los héroes tiemblan como los otros. Basta un desafío de Héctor para consternar a todos los griegos sin excepción, salvo Aquiles y los suyos que están ausentes: LA FUENTE GRIEGA Dijo, y todos callaron y guardaron silencio; tenían vergüenza de rehusar, miedo de aceptar. Pero desde que Áyax avanza, el miedo cambia de lado: A los troyanos, un estremecimiento de terror hlzo desfallecer sus miembros; a Héctor mismo, su corazón saltó en el pecho; pero no tenla derecho a temblar ni a refugiarse... Dos días más tarde, Áyax a su vez siente terror: Zeus padre, desde lo alto, en Áyax hizo subir el miedo. Se detiene, sobrecogido, abandona el escudo de siete pieles, tiembla, mira completamente extraviado la multitud, como un animal... También a Aquiles le ocurre una vez temblar y gemir de miedo, ante un río, es verdad, no ante un hombre. A excepción suya, absolutamente todos aparecen en algún momento vencidos. El valor contribuye menos a determinar la victoria que el destino ciego, representado por la balanza de oro de 1.eus: En ese momento Zeus padre desplegó su balanza de oro. Coloc6 dos partes de la muerte que sle~a todo, una para los troyanos domadores de caballos, otra para los griegos acorazados de bronce. La tomó por el medio, fue cuando bajó el dla fatal para los griegos. A fuerza de ser ciego, el destino establece una especie de justicia, ciega también, que castiga a los hombres armados con la pena del tallón; La Ilíada la formuló mucho antes que el Evangelio, y casi en los mismos términos: Ares es equltativo, mata a los que matan. LA IÚADA O EL POEMA DE LA FUERZA Si todos están destinados desde el nacimiento a sufrir la violencia, es esta una verdad que el imperio de las circunstancias oculta ante el espíritu de los hombres. El fuerte no es jamás absolutamente fuerte, ni el débil absolutamente débil, pero ambos lo ignoran. No se creen de la misma especie; ni el débil se considera semejante al fuerte ni es considerado como tal. El que posee la fuerza avanza en un medio no resistente, sin que nada, en la materia humana que lo rodea, pueda suscitar entre el impulso y el acto ese breve intervalo en que se aloja el pensamiento. Donde el pensamiento no tiene cabida, ni la justicia ni la prudencia existen. Por eso los hombres de armas actúan dura y locamente. Su arma se hunde en el enemigo desarmado que está a sus rodillas; triunfan de uo moribundo describiéndole los ultrajes que sufrirá su cuerpo; Aquiles degüella doce adolescentes troyanos en la hoguera de Patroclo con la misma naturalidad con que cortamos flores para una tumba. Al usar su poder nunca piensan que las consecuencias de sus actos los obligarán a inclinarse a su vez. Cuando se puede con una palabra hacer callar, temblar, obedecer a un anciano, ¿se reflexiona que las maldiciones de un sacerdote tienen importancia a los ojos de los adivinos? ¿Se abstiene de raptar la mujer amada por Aquiles cuando se sabe que ella y él no podrán menos que obedecer? Cuando Aquiles goza al ver huir a los miserables griegos, ¿puede pensar que esa huida, que durará y terminará de acuerdo con su voluntad, va a hacerles perder la vida a su amigo y a él mismo? De esa manera aquellos a quienes la fuerza es prestada por la suerte perecen por contar demasiado con ella. No es posible que no perezcan. Pues no consideran su propia fuerza como una cantidad limitada, ni sus relaciones con otro como un equilibrio de fuerzas desiguales. Los otros hombres no imponen a sus movimientos esa pausa de donde 24 LA FU~TE CRIECA proceden nuestras consideraciones hacia nuestros semejantes, y concluyen que el destino les ha dado todas las licencias, ninguna a sus inferiores. Entonces van más allá de Ja fuerza. de que disponen. Inevitablemente van más allá, ignorando que es limitada. Entonces quedan librados sin recursos al azar y las cosas no les obedecen ya. A veces el azar les sirve, otras los daña; y allí están desnudos expuestos a la desgracia, sin la armadura de poder que protegía su alma, sin que nada en adelante los separe ya de las lágrimas. Esta sanción de un rigor geométrico, que automáticamente castiga el abuso de la fuerza, fue el objeto primero de meditación entre los griegos. Constituye el alma de la epopeya; bajo el nombre de Némesis es el resorte de las tragedias de Esquilo; los pitagóricos, Sócrates, Platón, partieron de allí para pensar el hombre y el universo. La noción se hizo familiar en todos los lugares donde penetró el helenismo. Esta noción griega es quizá Ja que subsiste, con el nombre de kbarma, en los países orientales impregnados de budismo; pero Occidente la ha perdido y ya ni siquiera tiene en sus lenguas palabras para expresarla; las ideas de límite, de mesura, de equilibrio, que deberían determinar la conducta de la vida, sólo tienen un empleo servil en la técnica. No somos geómetras más que ante la materia; Jos griegos fueron primero geómetras en el aprendizaje de la virtud. La marcha de la guerra en La Ilíada consiste sólo en ese juego de balanza. El vencedor del momento se siente invencible, aun cuando algunas horas antes hubiera probado la derrota; olvida usar la victoria como algo que pasará. Al final de la primera jornada de combate que relata La Ilíada, los griegos victoriosos sin duda podrían obtener el objeto de sus esfuerzos, es decir Helena y sus riquezas; al menos si se supone, como lo hace Homero, que el ejército griego tenía rnz6n al creer a Helena en Troya. Los sacerdotes egipcios, que debían saberlo, afumaron más tarde a HeLA IÚADA O EL l'OEMA DE LA FUEBZ.A 25 ródoto que se encontraba en Egipto. De todas maneras, esa tarde los griegos ya no querían eso: "Que no se acepte en esto momento ni los bienes de París ni Helena; todos ven, hasta el más ignorante, que Troya está ahora al borde de su pérdida." Dijo; todos los aqueos lo aclama.ron. Lo que quieren es nada menos que todo. Todas las riquezas de Troya como botín, todos los palacios, los templos y las casas como cenizas, todas las mujeres y los niños como esclavos, todos los hombres como cadáveres. Olvidan un detalle y es que no todo está en su poder, pues no están en Troya. Quizá estarán mañana, quizá nunca. Héctor el mismo día se deja llevar por el mismo olvido: Pues sé muy bien en mis cntrniias y en mi cornz6n que vendrá un <:>ses1ón de ru:mas por un lado, la privación por el otro, quitan a una vida a~enazada toda importancia; y ¿cómo aquel que ha destruido en sí mismo el pensamiento de que ver la luz es dulce podrá respetarlo en esta súplica humilde y vana? Estoy a tus rodillas, Aquiles, ten consi~eraclón de mí! ten tedad; estoy aqul como un suplicante, oh hi¡o de Zeus, digno e consideración. , Pues en tu casa el primero he comid? el pan ~e Dem~ter, ese día en que me cautivaste en m1 vergel bien cultivado. y me has vendido, envlflndomc lejos de mi p:1dre y de los mios, a Lemos santa; te dieron por mi una hecatombe. Fui rescatado por tres veces más; esta ?urora es para mi hoy la décima segunda, desde que volv1 a Ilión, después de tantos dolores. Heme aq~ entre tus manos por un destino funesto. Debo ser odioso a Ze~ pa~e que de nuevo me libra a ti; para una breve vida m1 madre me ha hecho nacer, Laothoc, lúja del anciano Altos... ¡Qué respuesta recibe esta débil esperanza! Vamos, amigo, ¡muere tú también! ¿Por qué te quejas asl? Ha muerto también Patroclo que valla mucho más que tú. Y yo, ¿no ves cómo soy hermoso y grande? Soy de noble raza, un.'I diosa es mí madre LA IÚADA O EL POEMA DE LA FUERZA 33 pero también sobre mi se abaten h muerte y In dura nccc>Sid.1tl, será durante Ja aurora, por la tarde, o a la mitad del día, cuando también a mi por las nrmns me arrancarán la \'Ida... Es necesario, para respetar la vida de otro cuando se lia debido mutilar en sí mismo toda aspiración a la vida, un esfueno de generosidad que rompe el corazón. No se puede suponer a ninguno de los guerreros de Homero capaz de tal esfueno, salvo aquel que en cierto modo se encuentra en el centro del poema, Patroclo, que "supo ser dulce con todos.., y que en La Ilíada no comete nada brutal ni cruel. Pero, ¿cuántos hombres conocemos, en miles de años ele historia, que hayan dado prueba de una generosidad tan divina? Es dudoso que se puedan nombrar dos o tres. Fallo de esta generosidad, el soldado vencedor es como una calamidad natural; poseído por la guerra, como el esclavo, aunque de distinta manera, se ha convertido en una cosa, y las palabras no tienen poder sobre él como no lo tienen sobre la materia. Ambos, al contacto de la fuerza, sufren su infalible efecto, que es transformar a quienes toca en mudos o sordos. Tal es la naturaleza de la fuerza. El poder que posee de transformar los hombres en cosas es doble y se ejerce en dos sentidos; petrifica diferentemente, pero por igual, a las almas de los que la sufren y de los que la manejan. En las armas esta propiedad alcanza su más alto grado desde el momento en que la batalla se orienta hacia una decisión. Las batallas no se deciden entre hombres que calculan, combinan, toman una resolución y la ejecutan, sino entre hombres despojados de esas facultades, transformados, rebajados al nivel de la materia inerte que no es más que pasividad, o al de las fuerzas ciegas que no es más que impulso. E:;te es el último secreto de la guerra, y La Ilíada lo expresa por comparaciones, en las que los guerreros parecen semejantes 34 LA FUENTE CRLECA sea al incendio, a la inundación, el viento, a las bestias feroces, a cualquier causa ciega de desastre; sea a animales atemorizados, árboles, agua, arena, todo lo que es movido por la violencia de las fuerzas exteriores. Griegos y troyanos, de un dla a otro, a veces de una hora a otra, sufren a su turno una y otra trasmutación: Como Por un león que quiere matar vacas son asaltodas que en una pradera pantanosa y vosta pacen por miles... ; todas tiemblan; osí entonces los aqueos con pánico fueron puestos en fuga por Héctor y Por Zeus padre, todos... Como cuando el fuego destructor cae sobre el espesor de un bosque; por todas partes en remolinos lo lleva el viento; entonces los fustes arrancados, caen bajo fa presión del fuego violento; nsi el atrida Agamenón derribaba las cabezas de los troyanos que huían ... El arte de la guerra no es sino el arte de provocar tales transformaciones, y el material, los procedimientos, la muerte misma infligid~ al enemigo no son más que medios para ese efecto; su verdadero objeto es el alma misma de los combatientes. Pero estas transformaciones constituyen siempre un misterio, y los dioses son los autores, ellos que conmueven la imaginación de los hombres. Sea lo que fuere, esta doble propiedad de petrificación es esencial a la fuerza, y un alma colocada en contacto con la fuerza sólo escapa por una especie de milagro. Tales milagros son raros y cortos. La ligereza de los que manejan sin respeto a los hombres y las cosas que tienen o creen tener a su merced, la desesperación que obliga al soldado a destruir, el aplastamiento del esclavo y del vencido, las masacres, todo contribuye a dibujar un cuadro uniforme de honor. La fuerza es el único héroe. El resultado sería una gris monotonía si no hubiera, diseminados aquí y allá, momentos luminosos, momentos LA ILÍADA O EL POiThíA DE LA FUERZA 35 breves y divinos en los que los hombres tienen un alma. El alma que se despierta_as~ en uu instante, para perderse pronto bajo el imperio de la fuerza, se despierta pura e intacta; no aparece en ella ningún sentimiento ambiguo, complicado o turbio, sólo el coraje y el amor tienen lugar. A veces un hombre descubre así su alma deliberando consigo mismo, cuando ensaya, como Iléctor ante Troya, sin ayuda de los dioses ni de los hombres, enfrentar completamente solo su destino. Los otros momentos en que los hombres descubren su alma son aquellos en que aman; casi ninguna forma pura de amor entre los hombres está ausente de La Ilíada. La tradición de la hospitalidad, aun después de varias generaciones, triunfa sobre la ceguera del combate: Asl, soy para ti un huésped amado en el seno de Argos ... Evitemos los lances entre nosotros, aun en la confusión del combate. El amor del hijo por los padres, del padre, de la madre por el hijo, sin cesar aparece indicado en una fonna tan breve como conmovedora: Ella respondió, Tetis, derramando lágrimas: "Has nacido de mí para una breve vida, hijo mio, como dices..." Lo mismo el amor fraternal: Mis tres bennanos, nacidos de una misma madre, tan queridos... El amor conyugal, condenado a la desgracia, es de una pureza sorprendente. El esposo, al evocar las humillaciones de la esclavitud que esperan a la mujer amada, omite aquella cuyo solo pensamiento mancharía de antemano su ternura. Nada tan simple como las palabras dirigidas por la esposa al que va a morir: 36 . . . Más valdría para mi, si te pierdo, estar bajo tierra; ya no tendré otro aJ>Oyo, cuando hayas encontrado tu destino, sino niales... No menos conmovedoras son las palabras dirigidas al esposo muerto: Mi esposo, has muerto antes de la edad, tan joven; y a mi, tu viuda, me dejas sola en la C3S81 nuestro hijo muy pequeño que tuvimos tú y yo, desdichado. Y pienso que jamás será grande... Pues no has muerto en tu lecho tendiéndome las manos, no has dicho una sabia palabra, para que siempre piense en ella día y noche derramando lágrimas. La amistad más hermosa, la de los compafieros de combate, es el tema de los últimos cantos: . .. Pero Aquiles lloraba, pensando en su compañero bienamado; el sueño no lo tom6, que aquieta todo; y daba vueltas de aqul para allá... Pero el triunfo más puro del amor, la gracia suprema de las guerras, es la amistad que sube al corazón de los enemigos mortales. Hace desaparecer la sed de venganza por el hijo muerto, por el amigo muerto, borra por un milagro aun mayor la distancia entre bienhechor y suplicante, entre vencedor y vencido: Pero cuando el deseo de beber y comer se hubo aplacado, entonces el dárdano Priamo se yuso a admirar a AquUes, qu6 bello y grande era; tenia e rostro de un dios. Y a su vez el dárdano Prlamo fue admirado por Aquiles que contemplaba su hermoso rostro y escuchaba sus palabras. Y cuando se saciaron de contemplarse uno al otro. . . LA IÚADA O EL POEMA DE LA FUERZA 37 Esos momentos de gracia son raros en lA Iüada, pero bastan para hacer sentir una aguda nostalgia hacia todo aquello que la fuerza hace y hará perecer. Sin embargo una tal acumulación de violencias sería fría sin un acento de incurable amargura que se hace sentir continuamente, aunque indicado a menudo por una sola palabra, a menudo hasta por el corte de un verso, por una transposición. Así lA llíada es algo único, por ese sabor amargo que procede de la ternura y que se extiende a todos los humanos, como la claridad del sol. Jamás el tono deja de estar impregnado de amargura, pero jamás se rebaja a la queja. La justicia y el amor que casi no pueden tener cabida en este cuadro de extremas e injustas violencias, lo bañan con su luz que sólo se deja sentir en el acento. Nada precioso, perecedero o no, es despreciado, la miseria de todos es expuesta sin disimulo ni desdén, ningún hombre está colocado por encima o por debajo de la condición común a todos los hombres, todo lo que se destruye es lamentado. Vencedores y vencidos están igualmente próximos, son con el mismo derecho los semejantes del poeta y del oyente. Si hay alguna diferencia, es que la desgracia de los enemigos se siente tal vez con más dolor. As[ cay6, adormecido por un sueño de bronce, el desgraciado, lejos de su esposa, defendiendo a los suyos... ¡Qué acento para evocar la suerte del adolescente vendido por Aquiles en Lcmosl Once días se regooij6 su coraz6n entre los que amaba, volviendo de Lcmos; el décimo segundo de nuevo en las manos de Aquiles Dios lo ha librado, él que debía enviarlo al Hades, aunque no quisiera partir. Y la suerte de Euforbo, el que no vio más que un solo día de guerra: 38 LA FUENTE GRIEGA La snngre empapó sus cabellos a los de las Crncins semejantes... Cuando se llora a Héctor: . . . guarcMn de las esposas castns y de los hijos pequeños esas pa1abras son suficientes para mostrar Ja castidad manchada por la fuerza y los niños librados a las armas. La fuente a la puertas de Troya se convierte en un objeto de aguda nostalgia, cuando Héctor la pasa corriendo para salvar su vida condenada: Aill se encontraban amplios lnvaderos, muy cerca, hermosos, de piedra, donde los v~tidos resplandecientes eran lavados por las mujeres de Troya y por las muchachas tan bellas, hoce tiempo, durante la p:iz, antes que vinieran los aqueos. Por ollí corrieron, huyendo, y el otro detrás persiguiendo... Toda La Ilíada está a la sombra de ]a desgracia mayor que exista entre los hombres, la destrucción de una ciudad. Esta desgracia no aparecería más desgarradora si el poeta hubiera nacido en Troya. Pero no es diferente el tono cuando se trata de los aqueos que perecen lejos de su patria. Las breves evocaciones del mundo de la paz hacen daño, de tal manera esa otra vida, la vida de los vivientes, aparece tranquila y plena: Mientras duró la aurora y subió el día, de ambos lados hirieron las flechas y los hombres cayeron. Pero a la misma hora en que el leñador va a preparar su comida en los valles de las montañas, cuando sus brazos esll\n cansados de cortar los graneles árboles, y una fatiga se apodera del corazón y el deseo del dulce alimento aparece en sus entrañas, a esta hora, por su valor, los dánaos rompieron el frente. Todo lo que está ausente de la guerra, to súbditos, a sus esclavos; así no tuvieron ni epopeyas ni tragedias. Reemplazaban las tragedias por los juegos de gladiadores. Los hebreos veían en la desgracia el signo del pecado y por ende un legítimo motivo de desprecio. Consideraban a sus enemigos vencidos como horribles ante Dios mismo y condenados a expiar crímenes, lo que permitía la crueldad y hasta la hacía indispensable. Por eso ningún te>..1:0 del Antiguo Testamento tiene un tono parecido al de la epopeya griega, salvo quizá ciertas partes del poema de Job. Romanos y hebreos han sido admirados, leídos, imitados en actos y palabras, citados siempre que hubo necesidad de justificar un crimen, durante veinte siglos de cristianismo. LA 11.ÍADA O EL POEMA DE LA FUERZA 43 Además el espíritu del Evangelio no se transmitió puro a través de las sucesivas generaciones de cristianos. Desde los primeros tiempos se creyó ver un signo de la gracia en los mártires, en el hecho de soportar con alegría los sufrimientos y la muerte, como si los efectos de la gracia pudieran ir más lejos en los hombres que en Cristo. Los que piensan que Dios mismo, una vez que se hizo hombre, no pudo tener ante sus ojos el rigor del destino sin temblar de angustia, hubieran debido comprender que sólo se pueden elevar aparentemente sobre la miseria humana los hombres que disfrazan el rigor del destino ante sus propios ojos con la ayuda de la ilusión, la embdaguez o el fanatismo. El hombre que no está protegido por Ja armadura de una mentira no puede sufrir Ja fuerza sin ser alcanzado hasta el alma. La gracia puede impedir que esta herida lo corrompa pero no puede impedir la herida. Por haberlo olvidado demasiado la tradición ciistiaoa no ha sabido reencontrar sino muy raramente la simplicidad que hace punzante cada frase de los relatos de la Pasión. Por otra parte, la costumbre do convertir mediante la coacción ha velado los cfcctps de la fuerza sobre el alma de los que la manejan. A pesar de Ja corta embriaguez producida en el Renacimiento por el descubrimiento de las letras griegas, el genio de Grecia no ha resucitado en el curso de veinte siglos. Algo aparece en Villon, Shakespeare, Cervantes, Moliere, y una vez en Racine. La miseria humana es puesta al desnudo a propósito del amor en L'tcole de Femmes, en Phedre; eJ>..1:raño siglo, por otra parte, en el cual, al contrario de la edad épica, sólo podía percibirse la miseria humana en el amor, mientras que los efectos de la fuerza en la guerra y en la política debían siempre estar envueltos de gloria. Quizá podrían citarse oh"os nombres. Pero nada ele lo que han producido los pueblos de Europa vale lo que el primer poe- LA FUENTE CRIECA ma conocido que haya aparecido en uno de ellos. Reconquistarán quizá el genio épico cuando sepan que no hay que creer nada al abrigo de la suerte, no admirar jamás la fuerza, no odiar a los enemigos ni despreciar a los desgraciados. Es dudoso que esto ocurra pronto. ZEUS Y PROMETEO v. 160-183. Zeú~. ga-ti~ 'ltO't'' ia-tlv, el tba' czv't'i¡> qilA.ov KEKA'l)µ.éw¡.1, 't'oút6 YtY 'ltpoa'CYYéitc.>. 7.eus, sea quien fuere, si bajo ese nombre le place ser invocado bajo ese nombro Jo llamo. No hay nada a que pueda compararlo después de haber todo sopesado, excepto 7.eus, si el vano peso del cuidado por mí debe ser arrojado realmente. Ni aquel que otra vez fue grande, desbordante de audacia con- quistadora y ni siquiera se dirá que fue ni aquel que vino luego y desapareció encontrando a su vencedor. 1.eus, el que con el pensamiento dirigido hacia él proclamará su gloria, aquél recibirá la plenitud de la sabídurfa. ru abrió el camino de la sabiduría ~ los mortales, estableciendo como ley soberana: "Por el sufrimiento el cono- cimiento." Ella destila gota a gota en el sueño, cerca del corazón, la pena de la memoria dolorosa; y aun sin quererlo viene la sabidurla. De parte de los dioses, es una gracia violenta, ellos que están sentados en el tim6n celeste. Este pasaje de un coro del Agamen6n de Esquilo, que es difícil como griego y casi intraducible, es interesante por ser uno de aquellos donde evidentemente se refleja la doctrina enseñada a los iniciados en los místerios, en especial el 46 LA FUENTE ClUEG.\ de Eleusis. Las tragedias de Esquilo están visiblemente impregnadas de esta doctrina. Zeus aparecía considerado en ella como el Dios supremo -es decir el único Dios-, siendo por excelencia además el dios de la medida, y de los castigos que penan la desmesura, el exceso y el abuso de poder en todas sus formas. El comprender se presenta como el fin supremo - comprender, por supuesto, las relaciones del hombre y el universo, de los hombres entre sí, del hombre consigo mismo. Según este pasaje, el sufrimiento era considerado como una condición indispensable para tal conocimiento, y preéioso a ese título, pero sólo a ese título. Los griegos nunca atribuyeron valor al sufrimiento en sí, como hacen ciertos enfermos en nuestra época. La palabra elegida para designar el sufrimiento es 'ltáOo;, que evoca sobre todo la idea de padecer más que la de dolor. El hombre debe padecer lo que no quiere, debe encontrarse sometido a la necesidad. Las desgracias dejan heridas que sangran gota a gota hasta en el sueño; y así poco a poco adiestran al hombre por violencia y lo disponen a pesar suyo a la sabiduría, la cual se define por la moderación. El hombre debe aprender a pensarse a si mismo como un ser limitado y dependiente; sólo el sufrimiento puede enseñárselo. Ttii 'ltá0et µ.áOoc; es evidentemente una fórmula consagrada entre los adeptos de la doctrina cuyo eco se hace Esquilo, y que sin duda es el orfismo. La semejanza de los dos términos . .,..&Ooc; µ.áOoc; - hace de esta f6mmla una especie de juego de palabras. Los medios iniciáticos griegos amaban las fórmulas de esta especie, por ejemplo, el awµ.ix <ñ¡¡.i.ix de los pitagóricos (el cuerpo es una tumba). Más lejos, el mismo coro dice: A(Kcx 8e -roic; µ.ev 1tet6oüatY T)IXOdu htppfaet, la justicia echa la suerte de cada uno (AtKcx =justicia, e1ttppéitw =dar [la suerte)) o más bien: La justicia aouerda comprender a los que han St4rido (o, acuerda el saber). Casi me gustaría más poner: a los que han padecido, en ZEUS Y PRO.METEO 47 lugar de los que han sufrido, para subrayar que los que saben son los que han padecido la desgracia y no los que se atormentan a gusto por pura perversidad o por romanticismo. 'E7ttppilitet indica que los que han padecido son los únicos cuya suerte implica la posibilidad de saber, si aprovechan esta posibilidad; esta fórmula no quiere decir, desde luego, que el sufrimiento dé automáticamente la sabiduría. Por su mismo colorido, este pasaje revela en forma evidente el origen de su inspiración, a saber: los Misterios. Las dos divinidades descrutadas no son, como lo afüma la nota de un desdichado profesor de la Sorbona, las de las genealogías hesi6dicas u órficas; sino falsos dioses anteriores a una revelación, que para los helenos es probablemente la aportada por el contacto con los pelasgos, los fenicios y los egipcios. Estas líneas contienen el método suficiente e infalible de la perfección, a saber: mantener el pensamiento vuelto con amor hacia el verdadero Dios, el que no tiene nombre. La "memoria dolorosa" es la reminiscencia de Platón, el recuerdo de lo que el alma vio cuando estaba del otro lado del cielo; esta memoria dolorosa que se destila en el sueño es la "noche obscura" de San Juan de la Cruz. Si se relacionan estos versos ron el Prometeo, la similitud de la historia de Prometeo con la de Cristo adquiere una evidencia cegadora. Prometeo es el maestro de los hombres, quien les ha enseñado todo. Aquí se dice que es Zeus. Por tanto son lo mismo. Los dos no hacen más que uno. Crucificando a Prometeo Zeus ha abierto a los hombres el camino de la sabidmía. Entonces la ley "por el sufrimiento el conocimiento" puede relacionarse con el pensamiento de San Juan de la Cruz, según el cual la participación por el sufrimiento en la Cruz de Cristo es lo único r1ue pennite penetrar en las profundidades de la sabidtuía divina. LA FUE!'ITE CRIECA Por otra parte, si se relacionan los primeros versos pronunciados por Prometeo 1 con el final del libro de Job 2 se ve en ambos textos la misma unión misteriosa entre el extremo dolor físico acompañado de una extrema angustia espiritual con la completa revelación de la belleza del mundo. Versos del poeta cómico Epicarmio, pitagórico del siglo VI, sobre el tema de la "locura amorosa" (relacionar con un verso del Prometeo de Esquilo dicho por el Océano y la respuesta de Prometeo).a oÓ ~t}.ávOp1>17tOc; 'tÚ ¡'foa' lxetc; VÓl10V, xcx!petc; 8tooúc; Lo que tienes, tú, no es amor a los hombres, es tina enfermedad; encuentras la alegría de dar. (Diels, Fragmente der Vorsokratiker, 5ª' ed., 1, pág. 203, fr. 31.) 1 "Oh divino cielo, rápidas alas de los vientos, oh ríos y sus fuentes, oh del mar y de las olos innumerable sonrisa, y tú, madre de todo, tierra, y aquel que lo ve todo, el circulo del sol, os llamo; ved en ml lo que los dioses hacen sufrir a un dios." {Traducción de Simone Wcil.) 2 C. XXXVUl-XLI. a El verso dicho por el Océano es el siguiente: No hay victoria mayor que parecer loco porque se es bueno. Y la respuesta de Prometeo: Esa falta parece ser la mla. LAMENTOS DE ELECTRA Y RECONOCIMIENTO DE ORESTES ELECTRA ¡Que Dios me envíe a mi hennanol Sola, ya no puedo sostener el peso de las penus que me agobian. Incansablemente lo e~-pero. No tengo hijos ¡ay! ni marido. Languidezco din a día. ' Mis Jágrlmas C.'Orren sin cesar. Vanamente las penas se suman n las penas. Y él me olvida. Ya ~a mejor parte de rol vida hn pasado, ~da en la desesperaci6o. Ya no puedo más. Pavada de padres, el pesar me rO<.'. No hay IK>mb~e que me am? y me proteja. Me es neccsano como a la ultima de fas sinientas b'a~jar en la casa de mi padre; vestida con estos hamp<>s humillantes, ,. debo permanecer de pie ante las mesas vacías. En .mi propia casa y con el asesino de mi padre habito; y es~y a sus 6rdencs; y depende de él acordarme m1 subsistencia, imponerme privaciones. En esas condiciones no puedo ser ni razonable amigas ni buena. A quienes les han hecho mal en ex~o ' no puede impedirse que sean malos. Y~.·~~: '¡~As:.~ ·~i~gfu; ·~~s~: ·~~~q~~ ······················ me acor~an los favores de los que estás tan orgullosa ~o cederia ante esas gentes. Para tl las mesas ' noamen~e servidas, para ti la vida abundante. No envidio nadn de lus privilegios. j 50 LA FUENTE CRIF.GA ¡Ahl ¡Que llegue pues lo más rápido qtte pueda! ¡Que yo parta lo más pronto posible lejos de todos vosotros! -¿No te preocupa conservar la vida? -¡Es una hermosa vida realmente! ¡Bien puede admirárselal -Pero vivirlas feliz si fueras razonable. -No me aconsejes ser cobarde para con los mios. -Sólo te aconsejo ceder a los más fuertes. ¡Orestes bienamadol cómo al morir causas mi pérdida, ¡desdichada! ¿a dónde puedo dirigirme ahoraf Estoy completamente sola, puesto que estoy privada de ti y de mi padre. De nuevo habrá que inclinarse ante las órdenes de esa gente que odio más que a nada en el mundo. Pero no; para mí, el tiempo que me resta vivir, no lo quiero. En el umbral de esta puerta sentada, esperaré, sin amigos, que mi vida se extinga. Si, a partir del momento en que Orestes toma la palabra se lee el diálogo con el pensamiento de que se trata de Cristo y del alma, ciertas palabras se vuelven turbadoras. Ya hay que leer casi todo el lamento de Electra con este pensamiento. En el primer verso que Orestes pronuncia se encuentra la palabra ILTIX«YÍ) en la que he creído reconocer un término litúrgico de los misterios de Eleusis que se relaciona con el misterio de la Redención. Electra, a quien Orestes no ha reconocido todavía bajo su apariencia de esclava, consigue tomar en sus manos la urna donde se pretende que están contenidas las cenizas de Orestes. Entonces llora por su hermano. Orestes, niño enviado lejos para salvarlo de la muerte, recordado aquí por Electra, hace pensar en la huida a Egipto. Cada palabra de las lineas que siguen tiene, además de su sentido eXterlor, un sentido místico muy mani- fiesto. LAMENTOS DE ELECTl\A Oh vestiglo del más amado de los humanos por mi, resto de la vida de <>restes, qué distinto a mi esperanza, ¡no tal como te envié te recibo! Ahora, que no eres nada, te peso en mis manos, y fuera de esta casa, niño, en plena vida te envié. Si al menos más pronto hubieses podido abandonar la vida ¡antes que a tiena extranjera mis manos te enviaran que ellas mismas te robaron para salvarte de la muerte! Porque hubieras muerto en ese dla antiguo 51 y en la tumba de tu padre hubieras participado. P~ro he aqui que fuera de la casa, en tierra extranjera, exilado, nuserablemente has perecido, y tu hermana estaba lejos. No pude con mis tiernas manos, yo desdichada, lavarte, adornarte, y al ardor del fuego llevarte, como debe hacerse, doloroso peso. No, manos extranjeras cuidaron al desdichado. Pequeña masa, estás alll en una pequeña envoltura. Ay, yo, desdichada con mis ioútiles cuidados de otros tiempos que tan a menudo a tu alrededor no sin suave pena prodigué. Es que jamás tu madre más que yo te quiso. No por servidores, por mi fuiste criado. Es a mf, a tu hermana, a quien llamabas sin cesar. Ahora esas cosas han desaparecido en un solo día contigo que estás muerto. Todo eso te lo has llevado como una tempesta.d ~ue avanza. Ha desaparecido mj padre; estoy muerta pe>r ti; tú que has partido y muerto. Ríen nuestros enemigos; ella delira de placer, la madre que no es madre, después de que tantas veees me hablas hecho decir en secreto que vendrías para ser el vengador. Pero eso, la desgracia de nuestra suerte, a ti y a mi, lo ha problbido, que asl te enviBi a mi, en lugar de tu bienamada persona como ceniza y una sombra ioútil Ay, ay. Cuerpo lastimoso. ¡Ah, ahl ¡Qué terrible! ¡Desgraciada de mll Enviado pe>r qué caminos, desdichado, ¡c6mo me han perdido! 52 LA FUENTE CRIECA Me has perdido realmente, oh lú, cabeza de mi hermano. Asi pues redbeme en tu morada, aq~clla q~e no es la nada, para quo contigo abajo habite desde ahora. Pues cuando estabas aquí contigo compartí la misma suerte. Y ahora aspiro conliso, muerta, a compartir tu tumba. Pues los que están muertos, yo no veo que sufran. CORO Un mortal fue tu padre, Electru, sé moderada. . Era mortal Orcstes. No tienes que lamentarte demasiado pues para todos nosotros es una deuda que debemos pagar. OIIESTES ¡Ay! JAy! ¡qué diré! ¡Qu6 palabras imposibles me vienen! Dominar mi palabra no puedo ya. ELECT'RA ¿Qué dolor te posee? ¿A qué tiende ese lenguaje? ORESTES ¿Eres tú la ilustre persona de Electro, delante de mí? ELECTRA Es ella misma, y en un horrible estado. ORESTES ¡Ah .desdichada! ¡Ah, qué infortunio es este! ELECTRA ¿No es cicrtrunente por mí, extranjero, que gimes así? ORESTES Ese cuerpo, ¡cómo lo han hecho vergonzosa, criminalmente lan- guiJecer! ELECTRA Entonces es por mí, no por otra, que te lamentas_, extranjero. LAMENTOS DE ELECTRA 5.3 Om::sTES ¡Ah! No es para una doncella esta miseria cm que vives. ELECTRA ¿Por qué cmanjero gimes al mirarme? Es que aún no sabía nada de mi desgracia. ELECTRA ¿La supiste por cuál de bs palabras pronunciadas? ORESTES Viéndote adornada por una multitud de dolores. ELECTRA Sin embargo sólo ves una débil parte de mis males. ORESTES ¿Y cómo podria haber algo más horrible para ver? ELECTRA Lo hay porque vivo entre asesinos. ORESTES ¿A quién mataron? ¿De dónde le viene esa desgracia? ELECTRA f A mi padre; además soy esclava de ellos por fuerza. ORESTES ¿Quién te ha reducido a esta violencia, quién entre los hombres? ELECTRA Mi madre de nombre, pero de madre no tiene nada. 54 ¿Y cómo? ¿por golpes o malos tratos? Golpes, _malos tratos y todos los male1. aa.ns Para defenderte, para aponerse, ¿oo hay nadie? No seguramente. El que habla tú me lo traes como ceniza. ¡Desgraciada, ante tu aspecto qué piedad sentla desde hace tiempo! BLBCT1'4 Eres el único, sábelo, que jamás baya sentido piedad por mt ORB8'I1!:8 Es que soy el único que está presente en el sufrimiento de tu desgracia. ¿No serás acaso algún pariente? 01\U'J'U Te lo explicaré, si ellas son benévolas. ELECTl\A. Lo son. Asi que babia con confianza. OBB$'l'E8 Deja primero esa urna, a fin de que scpat todo. EU:CJ.'RA No, en nombre de Jos dioses, no me hagas eso, extranjero. OIU!'Sl'ES Fíate en mi palabra y harás bien. No, te lo suplico, no me quites todo lo que runo. OIUilSTES No la dejare. ¡Desgraciada soy por ti, Orestcs, si me encuentro privada de tu sepultura! OBEn'ES No te conviene tener eso.t ELECTBA ¿Soy pues a ese punto indigna del que ha muerto? Olllf¡STES Tú no eres Indigna de nadie. Pero eso no te pertenece. ELECT1\A 55 Y sin embargo, ¿puesto que es el cuerpo de Orestes lo que tengo alli? ORFSI'ES No es el cuerpo de Orestes, sino por ficción. ELECT1\A Y él, desdichado, ¿dónde se encuentra su tumba? S. 1 w~1tuyo ese verso de memoria, falta en mis papeles. (Nota de 56 • LA FUENTE CRIECA ORFSl'ES No la tiene. Un viviente no tiene tumba. ELECTRA ¿Qué dices hijo mio? ORE.~TES Ninguna mentira hay en mis palabras. :ELEC'Tl\A ¿Está vivo, pues, el hombre? 01\&STES Sí, si el soplo está en mi. Tú pues, ¿no serias él? Ol\ESTES Contempla primero solamente este anillo de mi padre, y conoce si mi palabra es cierta. ELECTl\A 1Oh bienamada luz! 01\ESTES Bicnamada, soy testigo. ELEOTl\A ¡Oh voz, estás nquíl ORESTES Ya nunca interrogues en otra parte. ELECTl\A ¿Te tengo en mis brazos? LAMENTOS DE ELECTRA 57 ORESTES Así desde ahora tenme siempre. ELEC'Tl\A Oh qucridíslmas mujeres, oh c.-onciudadanas. ¡Ved a Orcstes aquí, el que había encontrado el medio de estar muerto, y que ahora ha encontrado el medio de estar salvado! Si se piensa que Elcctra es el alma humana exilada aquí abajo, caída en la desgracia, y que Orestcs es Cristo, qué punzantes se vuelven algunas expresiones de Orestes como: ... ¡qué palnbms imposibles me vienen! Dominar mi palabra ya no puedo. Y: "¡Ahl no es para una doncella la miseria en que vives" (la doncella es clásicamente el símbolo del alma). Y: "Es quo aún no sabía nada de mi desgracia." Y las réplicas: "¿Parn defenderte, para oponerse, no hay nadie?" - "No seguramente; el que yo tenia me lo traes como ceniza." Y Cltando Electra dice: "Tú eres el único, sábelo, que tuvo piedad de mi", la respuesta: "Es que soy el único presente al sufrimiento de tu desgracia." Y: ·un viviente no tiene tumba." Y: "No hay mentira en mis palabras." Y: "Sabe si mi palabra es cierta." Y el diálogo sublime en tres versos donde Electra se maravilla sucesivamente de la presencia del bienamado por tres sentidos, vista, oído y tacto. Las réplicas ele Orestes: "Bienamada, soy testigo"; "Ya nunca interrogues en otra parte"; "Asl desde ahora tenme siempre", sólo tienen sentido de parte de Dios. Las palabras de Electra: "El que había encontrado el medio de estar muerto, y que ha encontrado ahora el medio de estar salvado" (de nuevo la palabra me/ané) son claras hasta la evidencia. LA i1.1EN'1'E CIUECA EJectra es obligada a llevar su desprendimiento hasta e) extremo limite, hasta hacer violencia a su amor por Orestes, antes que Orestes se le revele. Debe dejar Ja urna. Antes que Orestes comience a hablar, cuando EJectra cree que nada de lo que ama existe ya, que en el mundo sólo existen sus enemigos, que son al mismo tiempo sus amos, ni por un instante piensa en pactar, en una conciliación. Su único pemamiento es, puesto que lo que ama está en la nada, ir también a la nada por la muerte, ella que aún viva se siente ya nada. La creencia cierta en apariencia de que ama Jo que ya no existe absolutamente no disminuye de ninguna manera su amor, al contrario lo aumenta. Esta especie de locura en la fidelidad es lo que obliga a Orestes a revelarse. Ya no puede impedirlo, la compasión es m:ú fuerte que él. ANT1GONA Hace dos mil quinientos años se escribian en Grecia poemas hermosísimos. Ahora ya casi no son leídos m:ú que por gentes que se especializan en su estudio, lo que es una lástima. Pues esos viejos poemas son tan humanos que están todavía muy cerca de nosotros y pueden interesar a todos. Serían aun más conmovedores para el común de los hombres, aquellos que saben lo que es luchar y sufrir, que para la gente que ha pasado toda su vida entre las cuatro paredes de una biblioteca. Entre esos viejos poetas Sófocles es uno de los más grandes. Escribió piezas de teatro, dramas y comedias; no conocemos de él más que algunos dramas. En cada uno de esos dramas el personaje principal es un ser valiente y altivo que lucha completamente solo contra una situación intolerablemente dolorosa; se inclina bajo el peso de la soledad, de la miseria, do la humillación, de la injusticia; por momentos su coraje se quiebra; pero se mantiene firme y jam:ú deja que la desgracia lo degrade. Asi esos dramas, aunque dolorosos, no dejan nunca una impresión de tristeza. M:ú bien se guarda una impresión de serenidad. Antígona es el título de uno de esos dramas. El t:ma .es la historia de un ser humano que, totalmente solo, sm mngún apoyo, se coloca en oposición contra su propio país, contra las leyes de su país, contra el jefe del Estado, y por supuesto muy pronto es condenado a muerte. Eso ocurre en una ciudad griega llamada Tebas. Dos hermanos, después de la muerte de su padre, se disput~n el trono; uno de ellos obliga al otro a exilarse y se convierte 60 LA FUE!\'TE GRIEGA en rey. El exilado ha encontrado apoyo afuera y vuelve para atacar su ciudad natal, a la cabeza de un ejército extranjero, con la esperanza de retomar el poder. Hay una batalla; los extranjeros son puestos en fuga, pero los dos hermanos se encuentran en el campo de lucha y se matan mutuamente. Su tío se convierte en rey. Decide que los dos cadáveres no serán tratados de la misma manera. Uno de los hermanos ha muerto por defender su patria: su cadáver será enterrado con todos los honores convenientes. El otro ha muerto atacando a su propio país: su cuerpo será abandonado sobre Ja tierra, dejado como presa para las bestias y Jos cuervos. Hny que saber que para los griegos no había peor desgracia ni peor humillación que ser tratado de csn manera después de mue~to. El rey comunica su decisión a los ciudadanos y hace saber que quienquiera intente sepultar el cadáver maldito será condenado a muerte. Los dos hermanos muertos han dejado dos hermanas que son todavía jovencitas. Una de ellas, Ismena, es una criatura dulce y tímida, como hay tantas. La otra, Antígooa, tiene un corazón amante y un valor heroico. No puede soportar el pensamiento de que el cuerpo de su hermano sea tratado de esa manera vergonzosa. Entre los dos deberes de fidelidad, la fidelidad a su hermano vencido y la fidelidad a su patria victoriosa, no vacila un instante. Rehusa abandonar a su hermano, ese hermano cuya memoria es maldecida por el pueblo y el Estado. Decide enterrar el cadáver a pesar de la prohibición del rey y de la amenaza de muerte. El drama comienza con un diálogo entre Antígona y su hermana Ismena. Antígona quisiera que Ismena la ayudara. Ismena está espantada; su carácter la inclina más a la obediencia que a la rebelión. Tenemos que someternos n los más fuertes, ejecutar tocias sus órdenes, aunq110 fueran todnvío mós penosas. Yo obedeceré a los que están c11 el poder. No estoy hecha para levantarme contra el Estodo. 61 A los ojos de Antígona esta sumisión es una cobardía. Obrará sola. Mientras tanto los ciudadanos de Tebas, felices por la victoria y la paz reconquistada, celebran el alba del nuevo día: Rayo de sol, traes a Tebas b lu7. mt.s ht"nnosn. Por fin te has mostmdo, ojo del dorado día. .. Pronto se dan cuenta de que alguien ha intentado empezar a sepultar el cadáver; no tardan en prender a Antígona mientras lo hace; la llevan ante el rey. Para él, en este asunto hay ante todo una cuestión de autoridad. El orden del Estado exige que Ja autoridad del jefe sea respetada. En lo que acaba de hacer Antlgona ve en primer lugar un acto de desobediencia. Ve también un acto de solidaridad con un traidor a la patria. Por eso le habla duramente. En cuanto a ella, no niega nada. Se sabe perdida. Pero no se turba ni un instante. Tus órdenes, a lo que pknso, tienen menos autoridad que las leyes no escritas e impn•scriptiblcs de Dios. Todos los que están ac¡uí prl'scnks me aprueban. Lo dirían, si el temor no les cerrara la boca. Pero los jefes poseen muchos privilegios, y sobre todo el de obrar y hablar como les plt17cn. Un diálogo se establece entre ellos. f:l juzga todo desde el punto de vista del Estado; ella se coloca siempre en otro punto de vista, que le parece superior. f:l recuerda que los dos hermanos no han muerto en las mismas condiciones: Uno atacnba su patria, el otro la defendía. ¿Hay que tmtnr de la misma manera nl honesto y al culpable? -¿Quién sabe si tlS:lS S es injusto. Es justo en sumo grado y no hay nada que se le asemeje mll~ que aquel de entre nosotros que sea lo más justo posible. Este conocimiento es la DIOS EN PLATÓN 73 sabiduría y la verdadera virtud. Ignomr1o es ser estúpido y vil. Las otras habilidades aparentes, las otras sabidurías que conciernen a la política, e1 poder, la técnica, son groseras y mercenarias. En cuanto a los que cometen injusticias, cuyas palabras y actos son impíos, más vale no admitir que puedan ser temibles (háblles) por (en) su maldad. Pues los reproches los hacen exultar, y creen que se los mira como si no fueran seres \"aCÍos, pesos inútiles en la tierra, sino machos (seres viriles), tal como se debe ser p:ira mantenerse sano y salvo en una cludad. Hay que decir la verdad, a saber, que son tanto más lo que no creen ser como creen no serlo. Pues ignoran el castigo de la injusticia, que es lo que menos debe ignorarse en el mundo. No es el que ellos creen, la muerte y los golpes que a veces los hombres injustos no sufren, sino otro castigo ni cual es imposible escapar. Hay en la realidad dos modelos, uno divino y bienaventurado, el otro privado de Dios y miserable. Ellos no ven que es asi. Su estupidez, su extrema ignorancia les oculta que, por el hecho de sus acciones injustas, son semejantes al segundo y diferentes del primero. Son castigados por el hecho de que viven la vida que concuerda con el modelo al cual se asemejan. Ideas principales: Huida. Pitágoras: "Que aquel que se va no se dé vuelta." (Violencia del miedo, junio 1940.) Asimilación (cf. geometría, Epinomis): Dios es perfectamente justo. Griegos obsesicnwdos por la idea de justicia (¿a causa de Troya?). Murieron por haberla abandonado. Dos morales: una exterior, humana, la otra, la verdadera, sobrenatural, viene de Dios y se confunde con el conocimiento (rvwal<;, palabra del Evangelio) de la verdad más alta (nota sobre las cuatro virtudes). La recompensa del bien consiste en el hecho de ser bueno, el castigo del malo en el hecho de ser malo, y son una recompensa y un castigo automáticos (no juzgo, se condenan a sí mismos). (Consecuencfa muy im.portante de esta "asimilación". Las ideas de Platón son los pensamientos de Dios o los atributos de Dios.) En otras palabras: mientras que en el dominio natural (inclusive el psicológico) el mal y el bien se producen mu- ! 14 L.A FUENTE G!UECA tuamente sin cesar, en el dominio espiritual el mal no produce más que mal y el bien no produce sino bien. (Evangelio.) Y el bien y el mal consisten en el contacto (contacto por similitud) o la separación de Dios. (Se trata pues de algo muy distinto de una concepción abstracta de Dios a la que puede llegar la inteligencia humana sin Ja gracia, sino de una concepción experimental.) ¿Qué es esta justicia? ¿,Cómo In imitación de Dios es posible para un hombre? Tenemos una respuesta. Es Cristo. ¿Cuál es Ja respuesta de Pintón? Rept'tblíca, JI, 360 sqq. (cf. flip6lito de Eurípides): " .. . No qwlemos nada ni a la injusticia del injusto ni :.l In justicia del justo, sino tomemos uno y otro eó su perfección. Todo sale bien nl injusto. . . .Tomemos al juslo. . . hombre sencillo y generoso que, como dice Esquilo, no quiere la apariencia sino ln realidad de la justicia. Quitémosle pues u apru:iencia. . . Que esté desnudo de todas las cosas excepto In ji,isticia. Que sin cometer jamás injusticia tenga la reputación de la mayor injusticia p:lra que sea probado en su justicio por el hecho de que no lo abfundará (-rfryyeoOa1) la mnla reputaci6n y sus efectos, sino que será inquebrantable basta la muerte, atravesando la vida en la apariencia de la injusticia y en la realidad de la justicia. . . E l justo en esta disposición será azotado, torturado, encadenado, Je quemtuán los ojos, y al fin de todos sus males será [eml'alado] [cmcificado] y sabrá que lo que hay que querer no es la realidad slno la apariencia de la justicia..." Adimanto quiere que se baga abstracción también de la salvación y ivir: los prójimos, la opinión de otro, las posesiones materiales y morales, todo. Platón no lo dice, pero está implícito, que para hacerse justo, lo que exige el conocimiento de sí, es necesario estar desnudo y muerto ya en esta vida. El examen de conciencia exige esta ruptura con todos los lazos que constituyen nuestras razones de vivir. Por otra parte lo dice explícitamente en el Fed6n (64 a- 67 d): "Los que se dedican como conviene a la búsqueda de ln sabiduría no se ejercitan en otra cosa que en morir y estar muertos ... La muerte no es otra cosa que el hecho para el alma de estar separada del cuerpo . . . El alma del que busca la sabiduría desprecia al cuerpo y huye lejos de él y trata de estar sola consigo misma . . . Si queremos conocer algo en forma pura debemos separamos del cuerpo y contemplar las cosas con el aJma misma ... Sólo en ese momento, parece, poseemos lo que deseamos, aquello de lo cual nos decimos enamorados, la razón; es decir, después de nuestra muerte y no en tanto vivimos. Pues si es imposible con el cuerpo conocer nada puramente, una de dos: o no poseeremos jamás la·sabiduría, o la tendremos de5pués de nuestra muerte, pues entonces el alma estará en sí misma, por sí misma, lejos del cuerpo, y no antes. Y en tanto vivimos, parece que estaremos más cerca del saber si no tenemos comercio ni unión con el cuerpo, salvo lo estrictamente necesario; si no estamos colmados p<>r su naturaleza; si nos purificamos de éJ hasta que Dios mismo nos libere . . . La purificación consiste en separar lo más posible el alma del cuerpo, estableciéndola, sola consigo misma, sin ningún contacto con el cuerpo, en ordenarla y recogerla; hacerla habitar, en la medida de lo posible, ahora y en el futuro, sola consigo misma y como liberada de las ataduras del cuerpo. Ahora bien, el desatarse y la separación del alma con respecto al cuerpo tiene como nombre la muerte." Es casi seguro que esta doble imagen de la desnudez y la muerte como símbolo de la salvación espiritual viene de tradiciones de esos cultos secretos que los antiguos llamaban misterios. Texto babilónico de Istar en los infiernos. Siete 78 LA FUENTE CRIEGA puertas: "En cacúi una, nos desp<>jamos de algo." Sentido de la imagen de Ja puerta: golpead y se os abrirá. Osiris, y por lo tanto Dionisos, muerto y resucitado. - Descenso a los infiernos como iniciación. Papel ele esta doble imagen en la espiritualidad cl'istiana. Muerte, San Pablo. Desnude7., San Juan de la Cruz, San Francisco. Si la justicia exige que durante esta vida estemos desnudos y muertos es evidente que es algo imposible para la naturaleza humana, sobrenatural. Lo que impide al alma asimilarse a Dios por la justicia es ante todo la carne de la que Platón dice, siguiendo a los órficos y los pitagóricos, "El cuerpo es la tumba del alma"'. (Gorgias, 493 a; Crátilo, 400 c.) Filolao: [Sabemos] por el testimonio de antiguos te6logos y profetas que por efecto ele un castigo el alma está ligada al cuerpa y como sepultada en esa t11mba. (Diels, S\\ ed., 1, pág. 414.) Numerosos textos de Platón sobre el peligro de la carne. Platón retomó también otra imagen de los pitagóricos que compara la parte sensible y carnal del alma, sede del deseo, con un tonel que en algunos tiene fondo y en otros está agujereado. En los que no han recibido 1a luz el tonel está agujereado, y continuamente están ocupados vertiendo en él todo lo que pueden sin poder llenarlo jamás. (Gorgias, 493 a-494 a.) Pero un obstáculo mayor que la carne es la sociedad. Imagen terrible a este respecto. Una idea de primera importancia en Platón, que está en todas sus obras, pero que sólo se encuentrn explícitamente en este pasaje, por razones que el pasaje mismo explicará. Jamás se le ha atribuido suficiente importancia. "¿Crees tú como el vulgo que haya sólo algunos adolescentes corrompidos por los sofistns? ¿Crees que vale la pena de mencionnr esa corrupción, la que reali1.an algunos sofistas, simples particuDIOS EN PLATÓN 79 l~es~ Los que hablan .de ella son. dlus mismos los mayores sofistas. son lo,s que rculu..in la total1d,1d de b l"ducación, los que modelan segun sus dcs.eos a hom~rcs y mujeres, jóvenes y viejos. -¿Cuándo pues? -diJO. -Es, dice Sócrates, cuando una mulüh:1d ~umerosa reu~ida en una asamblea, un tribunal, un teatro, un c¡ér~1to, o cunlqUlcr otro lugar de reuniones en masa, censura 0 elogia pal~bras o aclos con gran tumulro. Censuran y elogian al exceso, gritan, golpean las manos, y las rocas mismas y el lugar en que se encuentran hace eco rcdoblundo el estruendo de la censura o del elogio." N. B. Esto parece algo particular de Atenas, pero hay que ~ansportarlo. Lo que sigue muestra que Platón tenía en vista toda especie de vida social, sin excepción. "En tales circunstancias, ¿cuál dl·be ser el estado de ánimo de un .jo\'co? ¿Qué educación indMdual podría resistir, no ser sumergida por esas ceosums y esos elogios, no dcs;1parecer llevada ni nwr por lns olas? Pronunciará entonces algunas cosas bcl4is, otras ver~onzosns, conforme n In opinión de los otros; se apegaro ? las m1Smas cosas que ellos, se haci semejante a ellos. -Será \.1olcnta~o poderosamente, Sócmtes. -Y sin embargo, dijo Sócrate~, tod~\'lll no he hablado dt• la violencia mayor. -¿Cuál? -La VIOiencia que esos educndorcs, esos sofistas ejercen sobre los ~ue no p~rsuadcn. ¿Ignoras que nquel que no se dejn persuadir es. castigado por ellos con infamia, confiscación y murrte? ¿Crees tú qu<' conn:a touele. Es lo que Platón expresa con una sola palabra: toda el alma. (Cf. estoicos.) ¿Cómo se opera la conversión? Y en primer lugar, ¿qué es el hombre antes de la conversión? Imagen de la caverna. Imag~n terrible de la miseria humana. Somos asf (no, hemos sido... ). "-Piensa que los hombres moran en una ca\'emn subtem\n,·a que tiene una abertura hada la luz en tocb su lon~itud. Est[m en estn caverna, desde la infancia, las piernas y el cuello sujrtos ~r cadenas..As1 deben permanecer inmóviles, no pudiendo m!rar smo lo que tienen delante, y no pueden volver la cabeza debido ª. sus cadenas. La luz les viene de un fuego que arde por ('11c1mn de ellos, bastnnle lejos por detrós. EntTc el fuego y esos seres cncat!cnaclos, por c11dma, hay un camino n lo largo del cual se ha construido una pnred, como h barrera que ponen Jos que muestran maravillas t•ntre ellos y el público y por encima de la cual enseñan sus curiosidades. Ve ahora gentes que pa~an a lo largo de esta pared y que llevan figuras de toda especie, el~vándolas para que sobrcpa~cn el muro, figt1r.1s de hombres y rín un dolor y el deslumbramiento le Impediría ver los objetos cuyas sombras vela anfos. . . ¿Qu6 dirla entonces si alguien viniera a decirle que nntes no veín más que tonterias, que ahora está m:ís cerca de la realidad, mejor colocado ante la realidad, que mir,1 en mejor dirección? ¿Si se le mostrara cada uno de los objetos que pasan preguntándole qué es y se Jo obligara a responder? No sabría qué decir y pensaría que lo que vein antes era más verdadero que lo que se le mucstr!l ahora. Y si se lo obligarn. a volverse hacia la luz mismn, le haría mal a los ojos y huiría y se dirigiría a fas cosas que puede ver y pensaría que son verdaderamente más claras que fas que se le muestmn. Y si por viokncia se lo arrastrara lejos de allí, a través de la rudeza de la subicl.1 y del escarpe, sin dejarlo hasta que hubiera llegado a la luz del sol, sería p.'lra él Uil suplicio, se rebelaría contra quien Jo arrastra, y una vez llegado a la luz tendría los ojos llenos de esplendor y no podría ver una sola de las cosas que le dijeron son verdaderas. Tendría necesidad de acostumbrarse antes de poder le\'antar la vista. Miraría primero con más facilidad las sombras y luego hs imágenes de los hombres y de los otros seres en el agua, después los seres mismos. Luego tendría menor dificultad para contemplar las cosas del cielo y el cielo mismo por la noche, mirando la luna y las estrellas, que el sol y su luz en pleno din. Pero al :fin, pienso, podrla ver cara a cara y contemplar el sol, no su imagen en las aguas o en otros rincones, sino el sol mismo, en sl mismo, en su propio lugar, tal como es. [Estado de perfección. Cf. San Juan: K1110w• lo·m .] Después se darla cuenta de que es el mismo sol el que produce las estaciones y los años, que rige todo lo que se encuenb'a en este mundo visible y que en cierto modo es la causa de todo Jo que ve." (República, Vll, 514 a-516 c.) Según lo poco que se sabe de los misterios, es muy probable que esta imagen provenga de sus tradiciones y quizá hasta la permanencia en un subterráneo con cadenas constituyera un rito. (Cf. Himno a Demiter.) No se puede llevar más lejos el cuadro de la miseria humana. Nacemos castigados. Idea pitagórica. No se trata de una falta original, pero esa falta está implícita, a tal punto esta descripción tiene color penal, color de prisión. DIOS EN PLATÓN 91 Nacemos y vivimos en la mentira. No nos son dadas más que mentiras. Hasta nosotros mismos; creemos vernos a nosotros mismos y sólo vemos la sombra de nosotros mismos. Conócete a ti mismo: precepto impracticable en la caverna. No vemos más que la sombra de lo fabricado. El mundo en .que. estamos y del cual no vemos más que sombras (apan~n~1as) es una cosa artificial, un juego, un simulacro. Oposición a considerar. El ser que verdaderamente es, el mundo inteligible es producido por el Bien supremo, de él emana. El mundo material es fabricad-0. Es imposible poner mayor distancia entre nuestro universo y Dios. . (E~~ mundo material, dicho sea de paso, está en el mundo mtehg1ble, que es infinitamente más vasto. No se puede estar más lejos que Platón del panteísmo, de poner a Dios en el mundo.) Nacemos y vivimos en la pasividad. No nos movemos. Lns imágenes pasan ante nosotros y las vivimos. No elegimos nada. Lo que vivimos en cada instante nos es dado por el que muestra las marionetas. (No se dice nada sobre él... ¿Príncipe de este mundo?) No tenemos absolutamente ninguna libertad..se es libre después de la conversión (durante), pero no antenonnente. Como decía Maine de Biran somos modificados. ' Los cines parlantes se asemejan bastante a esta caverna. Lo cual muestra hasta qué punto amamos nuestra degra- dación. Nacemos y vivimos en la inconsciencia. No conocemos nuestra miseria. No sabemos que estamos castigados, que estamos en .la men.tira, que somos pasivos ni, por supuesto, ~ue so_mos. mconsc1~ntes. Exactamente lo que se produciría s1 la h1stona fuera literalmente verdadera. Tales cautivos se apegarían con toda el alma a su cautiverio. Es siempre el efecto de degradación de la desgracia: el alma se apega a eJJa al punto de no poder desprenderse (ersatz de resig- 92 LA FUE.'11TE Cl\ffCA nación). Y es el efecto crn . , :z~ re:p~~mdor es .casi insoportable. J\~kntr~s : 1 ; 1 :;e:iu;l!~ , e icmpo rmsmo producitá unu cap.:icidad cada e mayor para recibir la luz. ' v z LA FUENTE GRIEGA 94 nf .6 en los que no se sabe Hay dos períodos de co us1 o, elido El primero 1 e uno se cree per . , dónc.le está uno, en os Ju li d no se vuelve y comienza. en la caverna, cuando c:s !~sºa~do todavía, al salir de la a marchar. El otro, mu. Zel cho ue de la luz. caverna, cuando se recib dq ~"ªCtamente a las dos ,odos correspon en ..,...... Estos dos pen.. Juan de la Cruz: la noche obscura "noches obscuras de San b d 1 espíritu. de la sensibilidad y la noche o scur~ :omparaci6n tan pre(Es muy difícil no pen~ar <,luetn~tica acumulada durante cisa condensa una expenencia 1 generaciones.) d 1 liberado contempla al El momento final, .cuan o ~e= a Dios mismo, tal cual sol mismo, al bien mismos es J an de la Cruz llama bodas es, corresponde a lo que an u espirituales. f 1 Queda todavía una etapa. Pero en Platón no es ~ .in~. San Juan de la Cruz.) (Por otra parte también md1ca a por . d a nosotros, fundadores de cm· "La labor que nos correspan e . a llegar a la ciencia. ,__ turalezns roe¡orcs dades, es obligar a ...,,. n~. bien a la ascensi6n de esta suprema, es decir a lahvisi6nb~ no ha~ que dejarles la licencia cuesta; y una vez que an :rila de morar en lo alto sin qucr~r que se les deja ahora, a sa . . en las penas y honores roas bajar enlre los cautivos y pa~c1~ [Más allá de los gunas.1 o menos despreciables que ª1 ' \ =~e ional de una categorla La ley no se interesa par e belx1 o m":~nte la pcrsuasi6n y la · par esta ecer, ~di~ "d d de de ciudadanos, smo 1 . dadanos según la capac1 a fuerz;a una armonía entre. os c1u ' L" ley ha producido tales ' · al bien comun. "cuda uno para servir d uno se vuelva y se vaya hombres en la ciudad, no para.quedca ª11os con vislaS al \'mculo . para sefVlI'SC e eadonde quiera, smo injusticias a los que se han conver· que une la ciudad. No hacemos. dad, les diremos palabras justas. tido en filósofos en nuestra cm áis ara vosotros mismos y par.\ 'Os hemos producido para que t ·eles y los reyes en unn colvuestros conciudadanos como . os 1 ás perfectamente que a los mena. Os hemos educado me¡orar~ :Ubos tipos de vida. Por lo otros os hemos 11echo aptos p da o de vosotros a su turno, ' b . ._, vez. ca un l t' tanto debéis a¡ar º"" tu braros a mirar en as la la morada común a todos, y acos m DIOS EN PI.ATÓ!il 95 nieblas. Pues una vez que os hayáis ac.'Ostumbrado veréis mil veces mejor que los de abajo; conoceréis cada una de las apariencias, sabréis de qué es apariencia y qué es, porque habréis visto la verdad concerniente a las cosas bellas, justas y buenas. Y así nosotros y vosotros juntos habitaremos esta ciudad en estado de vigilia y no de sueño, oomo ocurre actualmente; pues la mayor parte de las ciudades (es decir, almas) están habitadas por gentes que libran combates de sombras y hacen luchas de partidos para adueñarse del poder como si fuera un gran bien. Ahora bien, he aquí la verdad: Ja ciudad donde aquellos que deben gobernar son Jos menos deseosos de gobernar es la mejor y la mús pacifica, y ocurre lo contrario en la que ellos tienen la dispasici6n contraria.' [Acción 110 actuante.] Cuando tengamos este lenguaje con aquellos que hemos educado, ¿nos desobedecerán? Es imposible, pues impanemos obligaciones justas n hombres justos.'' (República, VII, 519 c-520 e.) Hay que recordar que esta ciudad es una ficción, un puro símbolo que representa el alma. Platón lo dice: "En el cielo puede ser que baya un modelo de esta ciudad para quien quiera verlo y, viéndolo, fundar la ciudad de su propio yo." (República, IX, 592 b.) Las diferentes categorías de ciudadanos representan las diversas partes del alma. Los filósofos, los que salen de la caverna, representan Ja parte sobrenatural del alma. El alma toda entera debe desligarse de este mundo, pero sólo la parte sobrenatural entra en relaciones con el otro. Cuando la parte sobrenatural ha visto a Dios cara a cara, es necesario que se vuelva hacia el alma para regirla, a fin de que el alma entera esté en estado de vigilia, en lugar del estado de sueño en que se encuentra en todos aqueJlos en los cuales la liberación no se ha cumplido. La parte natural del alma, desligada de un mundo, mientras espera el otro, está en el vacío durante la operación de liberación. Hay que volver a ponerla en contacto con ese mundo que es suyo, pero con un contacto legítimo, que no sea una atadura. En suma, después de haber arrancado el alma del cuerpo, después de haber atravesado la muerte para ir hacia Dios, 96 LA FUENTE CRIECA el santo debe de alguna manera encamarse en su propio cuerpo a fin de difundir por el mundo, por esta vida terrestre, el reflejo de Ja luz sobrenatural. A fin de hacer de esta vida terrestre y de este mundo una realidad, pues hasta entonces no son más que sueños. Le corresponde, así, acabar la creación. El perfecto imitador de Dios primero se desencarna, luego se encarna. Ahora, ¿en qué consiste para aquel que acaba de salir de la caverna la contemplación que acostumbra el alma a la luz? Es evidente que hay varios caminos. Platón indica uno en la República. Es un camino intelectual. Para el pasaje de las tinieblas a la contemplación del sol hacen falta intermediarios, µ.e.-ra~ú. Los diferentes caminos se distinguen por el intermediario elegido. En el camino descrito en la Rep1íblica el intermediario es la relación. El papel del intermediario es por una parte estar situado a medio camino entre la ignorancia y la plena sabiduría, entre el devenir temporal y la plenitud del ser ("entre" a la manera de una media proporcional, pues se trata de la asimilación del alma a Dios). Además es necesario que tire el alma hacia el ser, que llnme al pensamiento. En la vía intelectual, lo que llama pensamiento es lo que presenta contradicciones. En otras palabras, es la relación. Pues donde hay apariencia de contradicción, hay correlación de contrarios, es decir, relación. Siempre que una contradicción se impone a la inteligencia se ve obligada a concebir una relación que transforme la contradicci6n en correlación, y por consecuencia el alma es llevada hacia arriba. Ejemplo: el Teetetos. Los hueseeillos (4, 6 y 12). (Teetetos, 154c.) Así: la matemática, ciencia de las relaciones de ese tipo. Cuatro ramas: aritmética, geometría, astronomía, música (las dos últimas matemáticas, no de observación. Cf. pregunta de Platón sobre Jos astros). DIOS EN PLATÓN Estas ciencias no tienen valor por , . medianos entre el alma y Dios. s1 mismas. g¡ Son ínter"Allí e.~tá la liheraci6n de la d lns sombras, hncia objeto3 fabrt ~ en[ns, ~ convcrs.i6n lejos de ascensión fuera de la caverna h ~ o~ 7rio11etas] y Jn luz y la de ~~ar Jos animales, las plant~c; la ~~; ~eJ1"1 len ~ impoltencia en i;u aguas de las imá enes di . so ' estu e examen cosas reales. Ya no son so~bras dvmas .Y de las sombras de las Allí está Ja efica . d 1 . ~ manonetas... cia e as c1cncms qu h C.'Onducir a lo mñs precioso d 1 alm e cmos enumerado para lente del ser." (República vir 532ab-a contemplar lo más cxcc• • c.) . ~ás lejos dice: "AqueJJas ciencias de 1 ... ~1c1pan del ser, Ja geometría las ns. que d1JllllOS que parnan en cierto modo a propósifu del~~ le siguen, vcn;ios que suevcrlo despiertas. Esto se debe ni h h~ro que so~. mcapaces de (es decir, axiomas y postulados) ec 0 e que utilizan hipótesis den dar cuenta. S61o el métodquedinlo' t?n y de los que no puediri o a cctico su · ¡ h'Y ge el ojo del alma hacia el . . . J?OnlC as 1pótcsis 533 b-cl.) prmcipio mtSmo." (República, ¿Qué viene después de esas ciencias? Al ll.ama dialéctica, pero sobre lo cual s go que P~atón CJas. Consiste en tratar de da e envuelve en reticenr cue11ta de esas · · . mas. Es necesario "sin l d de . c1enc1as m15l a ayu :a ninm1na se . , a pura raz6n, lanzarse hacia Lo que es ;;:¡;; risacion~ por y ~ detenerse antes de haber ca todo C08a e~~ sí ~isma, m1S1na lo que es el b:,,1,, . __,, (lpb d. por la inteligencia ..., • m1snw . ¡ 532 b-d.) Estamos reducidos a adivinar se , '. . . das en otras partes. gun indicaciones esparciGrecia tuvo una mística donde l se apoyaba en las relaciones mat: ~~i.templaci6n mística (Cf. Proclo sobre Platón y Fil 1 ) máticas. Muy singular. oªº· ContemplacMn del orden del mundo a . . priori. Parece clru·o que el . cammo que va desde las . . matemáticas a Dios 'd ciencias cons1 erado como el bien debe pasar 98 LA FUE!'i'TE CRlECA por la noción de orden del mundo (no en tanto es comprobado por la observación empírica), ele belleza del mwulo. Efectivamente, con esta noción se relacionan las indicaciones que se pueden recoger en otras partes. Estas indicaciones son: 1\1 Un texto de Anaximandro. (Dicls, 59 cd., 1, pág. 89.) "A partir de la materia indeterminada se produce el nacimiento de las cosas, y la destrucción se opera por un retorno a esa materia indeterminada, en virtud de la neccsidatl; pues las cosos sufren un castigo y una expiación las una.~ de parte de lns otras, a causa de sus injusticias, según el orden del tiempo." Texto insondable. 2\1 Un pasaje misterioso del Gorgias (507 e-508 o) de Pla- tón. " ...No hay que permitir a los deseos ser insolentes y tratar do colmarlos; hay alli un mul inextinguible y se fü•va h vidn de un ladrón. De esta manera no se puede ser amigo de otro hombre ni de Dios; pues no se puede nsí fonnar ninguna asociación (Ko:vwvkz); y donde no hay asociación no hny anilitad. Los sabios afirman, C:tlicks, que lo que mantiene juntos al ciclo y b tierra, los hombres }' los dioses es la asociaci6u, y la amistad y d onlcn ( i;~a;d· n 1 u) y la templanza y la justicia; y por e~a rozón han llamado a ese todo un orden, amigo mío, }' uo un desordl·n o unn intemperancia. [La idea de a.socu1ci6t1 y de amistad (•ntre Dios y el homl>Te está en Platón.] Me parccu quu no dctlicas tu ntcnción a todo eso, aunque seas sabio. No ves <1uu l.i igunldad gcomHrica tiene gran poder entre los dioses y los homl1res. Tú piensas que debe tenerse par práctica adquirir siempre m:\s. Es que te olvidas de la geomctrla." (Cf. "La justicia es un número igualmente igual.")1 3;¡. Un pasaje todavía más misterioso del Filebo (16 b-e). "No puede haber un camino más hermoso que este. Siempre estuve enamorado de él, pero n veces me huye y me deja abnndo- 1 Fórmula pitagórica (Diels, 5 ed., 1, p. 452). DIOS EN PLATÓN 99 nado y no sabiendo qué hacer. ~o es difícil """!icario muy dif' il · l T d 1 -1· • pero es1c practica~ o. .o as as invenciones que se refieren 3 un arte, a una técmc11, .su.:mprc aparecieron por su medio. Es un don de los dioses a los hombres según icnso· un Prometeo debió hacerlo descender de los dloses al !ismo 'tiy que. ~n fuego muy brillante. Y los antiguos, mejores que no:Ui:!: Y.".1;iendo mis cerca de los dioses, nos han transmitido esta tradicion: que las cosas que se llaman eternas proceden de Jo uno Y de lo múltiple y son innatos en ellas el límite y Jo ilimitado." (Potencia y amor.) N.B. No se trata aquí del mundo, sino de un orden eterno del cual procede el mundo. . "Puesto que las cosns cstóu ordenadas así, en cada investigación debemos establecer cada vc7. una ideo. La encontrar pues está implicila t:n lo investigación. Si la cnconttamos deemo¡, de esta unidad hay que exnminnr dos [ramas] si corr~po;;~ [a ~ ~le~a que se ~ludia] o si no tres o cuaJquier otro número; Y [diVldir] 1gualmeote la w1idad de cada w1a de esas (ramas], hasta .que con ~e~'¡>Ccto a la ~ida? p~itiva se vea no sólo que es urudad y numero y multitud mddmidn sino tamb1'é é ' L 'd d • n qu numi:ro. a 1 c<1 e indefinido no debe aplican;c a la cantidad hasta que no se vea claramente en esta materia el ' ·t diari numero que es merm~ . o entre. lo w10 y lo indefinido. Sólo entonces hay que penru~ a la umdad en cada materia perderse en lo indefinido. Los dioses nos han dado ~te método para investigar :~.........· Y - " (Y ' .....,uu11SC ensenar. . . a no se ~abe aplicarlo.) Ejemplos. Gramática. Voz, multitud de sorudos por 1 1 a voz. Saber cuántas letras y cuáles. Musica. emitidos Lo mfamo el camino inverso, para ir de lo indefinido a lo uno. Toth, inventor ele las lcb·as, estableció primero las vocales, d~spués las consonantes, luego las mudas; contó todo; las unió con el nombre común de letras. Más adelante (26 b): 100 LA FUENTE CRJECA "A partir de esns dos espccks de cosas se produjeron para nosotros las estaciones y todo lo que es b~llo, a saber, d~ ~.mezcla de las cosas ilimitadas y de las que encierran un límite. Notar que aquí aparece la noción de belleza (ver pasaje del Banquete). Hay que observar: . 19 Esta teoría es específicamente pitagórica (cf. Filolao y Ferécidcs), pero los pitagóricos, cuyo o~ge~ se r~montaba apenas a un siglo, no pueden ser esos antigu~s de. que habla Platón. Se trata pues de una tradición mas antigua, orfismo o misterios de Eleusis. Esta tradición implicaba a la vez una teoría de invenciones primitivas (escritura, música, ciertas técnicas), una teoría de la invención en general, y una teoría del orden del mundo. Todo reposa sobre el ~smo princip~o,. ª. saber 1~ mezcla de lo ilimitado y del limite. Este pnnci~10. ~nstituye igualmente (en este m_is~o. diálogo), ~ pnnc1p10 de moral y en el Político un prmc1p10.~e política. Platón a propósito de esta trad1c1ón, alude a Prometeo. Esquilo presenta a Prometeo como el aut.or de invenciones primitivas, de la comprensión ~e las estaciones, de las revoluciones de los astros, y del numero. Sin forzar las relaciones, se puede observar: que esta noción de orden del mundo está ~uy cerca de los libros sapienciales (pero mucho más precisa); . que las palabras dpt6¡.Ló~, número, y ).6-yo:;, relació~'. se emplean indiferentemente una por la otra en la trad1c1ón pitagórica. Aó·ro~ quiere decir palabra, yero.~ucho más a~n l 'ón Lo uno en Platón es Dios, lo mdefrmdo la materia.re ac1 . 1 di ·6 Entonces las palabras: "el número constituye a n:ie ac1. n entre lo uno y lo indefinido» (Filebo, 16 d-e) adqwercn singulares resonancias. ll Igualmente: las estaciones y todo lo que hay de ~e. o ha sido hecho por la mezcla de lo iümitado y del 1umte DIOS EN PLATÓN 101 - es decir por el principio ordenador. (Todo lo que hay de bello, es decir todas las cosas en tanto son bellas. Pues el universo es bello - Cf. Timeo.) A6yoi; en los griegos es esencialmente la mezcla del límite y de lo ilimitado. Eudoxio. En fin, no olvidar que Prometeo, del que aquí se trata, es un dios que tomó el rayo de Zeus para dar el fuego a los hombres, por amor a los hombres, y que por esta causa fue crucificado. (Este pasaje muestra que el fuego de Prometeo no era el fuego material.) Ver lo que es el fuego en el himno de Cleanto. San Lucas, ~II, 49: "He venido a arrojar ( ~oc)..eiv) 1m fuego sobre la tierra, ¿y qué más puedo desear, si el incendio ha comenzado?" Hechos de los apóstol.es: lenguas de fuego. San Mateo, palabras de San Juan Bautista: él os bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Cf. también analogía entre: "de doble filo" (Himno de Cleanto), y: "no he venido a traer la paz sino la espada". El diálogo donde la noción de orden del mundo aparece c~n mayor brillo y se encuentra personificada en una divirudad que es llamada alma del mundo es el Timeo. Pero antes de pasar al Timeo habrá que detenerse en Ja noción de belleza y de amor, la otra vía de salvación indicada por Platón, la vía no intelectual, Ja vía del amor. (Fedro, Banquete.) Es el amor salvador. Platón describe en la Repríblica su opuesto, el amor que pierde, el amor infernal, que llama amor tir~co. El Fedro indica un camino de salvación que no es intelec~al en ningún grado, que no implica nada que se aseme1e al estudio, a la ciencia, a Ja filosofía, la salvación por el solo sentimiento, y al comienzo un sentimiento muy humano; rl nmor que consiste en volverse enamorado. Doctrina del amor platónico que tuvo una fortuna tan prodigiosa y que ha impregnado tantos países. Europa. Árabes. 102 LA FU.U."TE GRIEGA "El alma toda entera es inmortal. PruC'ba: es principio de movimiento." (Fedro, 245c.) "En cuanto a su estructura, he aquí lo que debe decirse. Describirla totalmente sería una empresa divina y larga; pero será cosa humana y menos considerable e~resarla en esta fonna." (Fedro, 246a.) Sigue una comparación que remonta a gran antigüedad. Pues se la encuentra en textos hindúes probablemente casi contemporáneos de Platón. Esta imagen debe remontar al tiempo en que las poblaciones de ambos países formaban un solo pueblo. "Hay que compru:arla con las propiedades quo corresponden a un carro alado y a un cochero. En los dioses todo es bueno y de buen origen, caballos y cochf'ros; en los otros hay mC':r.cln. Y en primer lugar el cochero en nosotros cliri~e un par do caballos, uno de ellos es hermoso y bueno, nacido de padres bellos r buenos; el otro, lo contrario. Asl, necesariamente, la conducción de nuestra yunta es dificil. He aquí el origen de los vivientes inmortales y mortales. Todo lo que es alma ticné' el cuidado de lo que no tiene alma y recorre el cielo p:isando par formas que cambian. El alma perfecta y alada va Por los aires y gobierna el mundo entero. La que pierde sus alas es llevada hnstn que encuentra algo s6lido para habitar; ha tomado un cuí'rpa de tierra." (Fedro, 246 a-e.) "La propiedad esencial del ala es llevar a lo alto a aquello que tiene peso." (Fedro, 246d.) Imposible decir más claramente que el ala es un órgano sobrenatttral, que es la gracia. "Ella va par los aires, donde habita la ra7.n de los dioses, y mtre las cosas eorparales es la que tiene más nfiniclad eon lo divino. Lo divino es bello, sabio, bueno y todo lo dcmflc¡. Estas virtudes son particularmente lo que alimenta y acrecienta la parte alada del alma; In fealdad, el nfal y Jos otros contrarios In agotan y la hacen perecer. Zeus, el gran soberano del ci~lo.• nvnnw el primero, conduciendo su carro.ala.do, ordenan.do y v1g1lnndo lo~!\~ las cosas. Vn seguido por el e1ércilo de los dioses y de los genios ordenados en once grados. Vesta permanece sola en la morada DIOS EN PLA1'ÓN 100 delos di V·. oses· · · . ana~os son los espectáculos de fehcidad las ;;;ol¡°CJO~.cs en el intenor del cielo, donde la raz.'\ biena,·en~da r osd IO~cs. se dc_splil•g.1, t':tda uno cumpli<.'lldo lo que le coespon. e. Quien quiera y pueda los sigue. No hay emidia en el ~ns"::idwino. Cuando van ula comida, ni h:lllquett', suben y ,.311 dioses lob_más nl~o. de h bóveda supruccleste. Los carros de los • 1cn cquil1bmdos, provhlos de buenas ric·ndas van fácil~~te, los otros ~n dificultad. Pues el caballo que p~rticipa del '~c.o es pesado: tiende hacia la ti(•rru por su propio peso cuando ~ .co~hC'ro no lo 111 adi!'slrado bien. Esto impone ni alma un trnUn¡o extremo, unn extrema violt•ncin (lada po ¡ del alm . l . • r e amo ' . ~ por e esplntu (vo~.; ) • Ella constiluye el objdo del 2~ocdumento verdadero, que habita l¡1mbién en ese Jurrnr" (Fedro ..6 -247 d.) o • • N. B. De nuevo, Zeus, Ser, Conocimiento. Zcus come al ser Y este acto de comer constituye el conocimiento. Zeus coi:ne al s~r, es decir Dios se nutre de Dios. El alimento qmere decu a la vez amor y alegría. "As_í ~mo el _pcnsamic:nto de Dios se nutre de espíritu, de ~nocnmcnto ( ~u~ K2l h10-ñ;11-1) ) sin ninguna mezcla, así también el pcnsa~1c.•11to dt• tod.1 alma q11c.· ~tá a punto de recibir lo que le conne~1e, cuando pc.·rdbc, a través del tiempa, )a realidad, ama (:iyx-;r~) y c·ontcmph y se nutre de vC'rdnd y es feliz, llastn que el IDO\'imkoto de rotación la lrnya llevado al mismo punt? [24 1ioras]. E~ t>l curso de ese viaje circular ve Ja justicia en s1, l_n ~7-Ón, la ewncitl, no lo c¡ue nosotros llamamos ciencia, n.o la ciencia tal como se produce y cambia según las circunstancias (nA.' ~v ~uvacpoúµ.evov.) Ahom bien, esto constituye Ja reminiscencia de cosas que nuestra alma ha visto cuando era seguidora de Dios, cuando vela (G?:rp1!1:!1oüoa, visión trascendente - veín sobrenaturalmente - vela por _encima de el~ misma) aquello de lo cual afirmamos que es la rcal1dad, y energm (livarKóiji«aoc ) en Ja realidad que es realmente." (Fedro, 249 b-c.) [As{ todo ser humano, sin ninguna excepción, inclusive el más degradado de Jos esclavos, posee un alma que viene del mundo situado por encima de los cielos, es decir de Dios, y que> está Jlamada a volver a él. El signo de este origen y de esta vocación es Ja aptitud para formar ideas generales, aptitud que existe en grados variables en todo ser humano; sin ella ningún niño podría aprender a hablar. Entre los seres humanos sólo hay diferencias de grado que son accidentales y variables. Por esencia son idénticos y, en consecuencia, iguales. Los pitagóricos definían la iusticia por la igualdad. Esta idea de la igualdad esencial de los hombres cn tanto hijos de Dios remonta por lo menos a 2.000 antes de la era cristiana, pues se la encuentra en esta fecha en documentos egipcios. Esta teoría de la reminiscencia es órfica, lo prueba "el agua fría que surge del lago de la Memoria". (Cf. pág. 70.) ¿Cuál es el sentido de esas palabras "reminiscencia" y "memoria"? Resulta claro desde que se concentra la atención en la imagen misma, como hay que hacer siempre en las comparaciones. Si yo tuve un pensamiento. . . dos horas después. . . orientación de la atención en el vacío, algunos minutos; hacia el vacío, pero hacia lo real. Luego está allí de pronto, sin enor posible. No la conocía y ahora la reconozco como siendo lo que esperaba. Hecho cotidiano y misterio insondable. ' 1 106 Naturalmente no tenemos noción más que de realidades do este mundo. El pasado es unn realidad que está a nuestro nivel, de ninguna manera a nuestro alcance, hacia el cual ni siquiera podemos dar un paso, hacia el cual sólo podemos orientarnos para que una emanación suya venga a nosotros. Por eso el pasado es la mejor imagen de las realidades eternas, sobrenaturales. (La alegría, Ja belle:ta del recuerdo quizá se deben a eso.) Proust lo había entrevisto. Esta comparación puede permitir capt;tr la relación entre cosas sensibles, particulares, y lo eterno. Para el pasado existen objetos presentes que se llaman recuerdos - una carta, un anillo, etc., porcp1c constituyen para el alma un contacto con el pasado, un contacto real. Los sacramentos... ] [lle aquí ahora el empleo do Ja locura de amor (es la expresión de Platón) para la salvación. Es un amor que se produce primern como amor camal. Pero se trata sobre todo de la gracia que viene por cfecto de la belleza, y se puede transponer para todo tipo de belleza sensible.] "Como dijimos toda alma bumnoa debido a su escocia (qiúcm) ha contrmplndo la realidad, sin lo cunl elfo no entrnrln en un ser hnmano. Pero no es IáciJ paru todn alma recordar ltls c.-osas del mús nllú, ya sen porque entonces no las haya visto sino por poco Urmpo. sea porque al caer aquí 1• haya ocurrido alguna desgracia, por ejemplo b dcsgraci:I. de sentir indinaci6n por la injust!cin por ciertas fo.:c:u<:'nlt1l·ionl'S, lo c¡1ll' le hace ohid.1r las cosas santas que vio antes." (Fedro, 240 e-2.'50 a.) [El olvido: otra imagen de una profundidad insonclable. Lo que hemos olvidado de nuestro pasado -por ejemplo, una emoción- no existe absolutamente. Y sin embargo las cosas de nuestro pasado que hemos olvidado no guardan menos la plenit11d de su realidad, la realidad que les es propio, que no es existencia -pues ahora el pasado no existe-, que es realidad pasada.] DIOS EN !'LATÓN 107 "Hny pocas nlmns que tengan unn cantidad suficiente de memoria. J!:stas cuando ven 1Jnn imagt·n de las co~as de allá, estún como fulmirutd..s (i1ti>) intactos y sunplcs e mmóv1lrs y bienaw11tur,1chs, contcmphremos, oficiaremos ( á';;",.,...~Úc.-r.1~ ) C.'D puro csplcn·lor, siendo nosotros mismos puros y no estando ya marcados por e't.'l cosa que ahora llevamos con nosotros y que lbmamos c1wrp<>. es;¡ cosa n h c 1ue estamos adheridos como unn ostra. 1Esas. ak'grÍíls puede~ producirse por la memorial Pero prosig!lmos, unpuJsados grnc1:is a In memoria por h nost.Ugia t1) de sl'r o la vez lo m;Ís manifksto y lo más deseable (íp:x:¡i.!t.!rrnrw). El que no hn sido ~nida~o nucvamrnte o ha sido corrompido no es tmnsportndo de mml'dmto de este mundo al otro hada b belleza en sí cuando aquí contempln lo que lleva ese nombre. No la venera. cuando la ve, sino que se nhandona a la vol11pl11o~idad como un nnimal y. O:ª~ª de llegar a l'lla. Pero aquel <¡ue ha sido recic-ntcmcntc 1111c1~do, que ha contemplado mucho las t'OS:"!~ de n~I:\, cuando \'C un rostro.sern1.>jantc al de los díosl's y que imit.'l h1cn la belleza, o cualquier otra fonna corporal, primero se l'\tn·mecc 7 le rnclvt• algo <.le los Il>IVort·.s del otro mundo [p::worcs de la cnidu] ( a:t¡¡.á~Mv), después mirándolo lo vt·nt·rn corno a un dic>s... ~fi<'ntras ve, como en los <·slrt mPcimientus de h1 fiebre se produce en él urn conmoción. un sudor, un calor dc~acoslumbrn'do. Es que recibe el fluido ele la belleza por los ojos. Ese fluido lo ca- 108 LA FUENTE CllIECA Jicnt:i y riega In esencia ( f6a1v ) de Jas alas. El cnlor disuelve lo que había alrededor de génncnes, y que estando cerrndo durante !.irgo tiempo por la rigidez (esclerosfa, cK).y¡pb'CT¡'to~) impedía el crecimiento. Bajo la afluencia del alimento el tallo de fas alas se hincha y toma lmpul5o para lanzar~e fuera de ln rnlz cn todo lo que constituye el alma (v11:b dv -.11 -.i'¡i; i:i~xi'¡i; sl~oi;). Pues antes d alma toda entcrn era alnda. ( Cf. el amor aladn de los órficos.) Durante este período el alma entera bulle (h'21'1;Klec, surgir, rezumar - 'lttrP'I),, de una roca - KTJK!c.>, chorrear, correr, exhabrse, expanclJrse - 1há, a lo nito] y surge fuera de si misma. Y le ocurrcn Jos mismo~ sufrimientos que a los niños c11J\ndo les s:ilen los dientes. Desde que los dientes comienzan a empujar tienen comezón e irritación en las encías. Es lo que sufre el alma cuando sus alas comienzan a salir. Bulle, está irritada, siente comezón cuando le crecen las alas." (Fedro, 250 a-251 c.) [Este choque de lo be11o es algo que no se nombra en Ja Rc>¡níhlica, 'lllC hace caer las cadenas y obliga a marchar.] No es simplemente una imagen. es realmente un ensayo de teoría psicofisiológica de los fenómenos que acompañan a la gracia. No hay ninguna razón de no intentar una teoría semejante. La gracia viene ele lo alto pero cae en un ser que posee una naturaleza psicológica y física, y no hay ninguna razón para no dar cuenta de lo que se produce en esta naturale7.a al contacto con Ja gracia. La idea de Platón es que la belleza actúa doblemente, prim<'rO por un choque que provoca el recuerdo del otro mundo, luego como fuente material de una energía directamente utilizable para el progreso espiritual. Calor, aliJnento, son imágenes que indican energía. Los objetos son fuentes de energía, pero de energía de diferentcs niveles. Por ejemplo, en la guerra, una condecoración es realmente una fuente de energía (en el sentido físico, literal de la palabra) al nivel del coraje militar; hace realizar movimientos que de otro modo no se tendría la fuerza de hacer. El dinero, para el trabajo. En general todo lo que se desea es fuente de energía, y la energía está en el mismo nivel que el deseo. DI~ EN PLATÓN 109 La ~elleza como tal es fuente de una energía que está en el ruvel. de la vida espiritual, por el hecho de que la contem~l~CIÓn de la belleza implica desprendimiento. Una cosa perc1~1da como bella ~s una cosa_ que no se toca, que no se quiere tocar, por rme.6yoi; ), realidnd eternamente conforme a sí misma, el otro opinado por la opinión con la ayuda de la sensación sin relación, deviniendo y pereciendo, sin poseer jamás el ser real. Además todo lo que se produce ( r1rv61.mov ) tiene necesariamente un autor (cic-r!ou onvbi;), pues es totalmente imposible que sin autor baya producción. Asl cuando el obn'rO, la miradn siempre dirigida hacia lo que es conforme n s[ mismo, y sirviéndose de ello como modelo, reproduce su esencia (1a4:tv) y virtud (aúYcilJ.iv ), necesariamente algo perfectamente bello se cumple. Si es hncin el devenir, utilizando un modelo que deviene, el resultado no es bello." (Tirneo, 27 d-28 b.) Líneas muy obscuras cuando no se posee la clave, luminosas cuando se la posee. La dave es que Platón hace una tcorfa de la creación artística y de la creación divina por analogía. Analogía bien elegida, si la prueba del origen divino del mundo es su belleza. ¿Por qué es una imagen más legítima que un reloj? Es que una obra de arte, como el conocimiento, como el amor, contiene la inspiraci6n. Estas líneas encierran la distinción entre el arte del primerísimo orden, que tiene necesariamente relación con la santidad, y el arte de segundo, tercero, enésimo orden. Muchos de los que se consideran como grandes artistas pertenecen al arte de segundo orden. Para interpretar bien estas lineas hay que comprender que Platón tiene en su mente, como imagen analógica de la creación divina, la imagen de la creación nrtística, composición de un poema, fabricación de una estatua, etc. Estas lineas contienen Ja teoría completa de la composición artística, teoría experimental Si un artista trata de imitar una cosa sensible, o un fenómeno psicológico o un sentimiento, etc., hace obra mediocre. En la creación de una obra de arte de DIOS EN PLATÓS 119 primerísimo orden la atención del artista está orientada hacia el silencio y el vacío; de ese silf.'ncio y ese ,·acío desciende una inspiración que se desarrolla en palabras o en formas. Aquí el Modelo es la fuente de inspiración trascendente y por tanto el obrero corrcspande al Padre, el Alma del Mundo al Hijo, y el Modelo al Espíritu. ~lodelo ultratrascendente, no representable, como el Espíritu. {Sin intención particular. El poeta que pone tal palabra para conseguir tal efecto es un poeta mediocre.) Ese Modelo es un ser vivo, no una cosa. "Hay que prcguntnrsc c1\ prim<'r lugar respecto al ciclo entC'To, o a ese mundo, o c.'Omo quiera llamárselo -como debe hacerse respecto a cualquier tC>mn- si es una rNlidn.atCp~y al µ'l¡a!v dvci1 Kci'tOt aúvat¡uv ) que nadn estuviera dcsprodslo del valor que le es propio. Asl tomó tocio lo que había de visible, cuando estabn sin reposo, siempre en movimiento sin ritmo ni orden. Lo pasó del 120 desorden al orden, juzgando que el orden es absolutamente mejor que el del'Orden ( rir.t.>; ) es decir mejor en sí, no 1·n tal relación. El ser más perfecto no tuvo ni tiene licencia para hacer otra cosa que lo más bello. Por reflexión percibió que, entre las co~as de esencia visible, UD universo sin inteligencia no Podía Mr mucho más hermoso que un universo donde hubitrn inteligencia. Es imposible que la inteligencia elcista en algún lugar sin el alma. Según ese cálculo, Por la unión de una inteligencia con un alma )' de un alma con un cueTPo ensambló el universo, a fin de cumplir algo que por esencia fuese In obra perfectamente bella. Así scg\m la verosimilitud [explicar esa pnlnbra: reílejos de plata de San Juan de la Cruz] debe decirse que ese mundo nació dotado en verdad de un alma y una inl<'ligcncia por In providcnci,\ de Dios." (Timeo, 29 cl.-30 c.) El modelo. "¿A semejanza de cuál de los seres vivientes el comPositor lo ha compuesto? Desdeñemos decir que sería a semcjani'.a de uno de los seres parciales. Pues lo que se asemeja a lo imperfecto de ningún modo puede ser bello. El ser viviente dd cual todos los otros, considerados separadamente o Por especies, son partes, es ese ser entre todos del cual estableceremos que el mundo es más srmejante. E:l abraza y Posee en sí a todos los seres viviente.~ espirituales, como el mundo nos contiene a nosotros y a todos los animales visibles. A ese ser, el más bello de los srres espirituales (voo~¡.i.Í'rl.lv), absolutamente perfecto desde todo punto de \'isla, Dios quiso que se asemejara UD único ser viviente visible, que tiene en su interior todos los vivientes do b misma especil', y lo compuso." (Timco, 30c-31 a.) 1l\tundo único] " ... A fin de que por la unidad fuera semejante al ser viviente absoluto, Por esta raz6n el creador no ha l·rcado dos uniwrsos ni un número infinito, sino este cielo, úniC'O, hijo único, ha sido, es y será (¡.i.flvoyavi¡;)." (Timco, 31 b.) (Cielo, alma del mundo.) Ese cielo, es decir, la inteligencia unida al alma del mundo (lo dice más lejos). Es el hi¡o tínico. Expresión que volverá. Cuerpo, visible y tocable, de allí fuego y tierra. Tres dimensiones, por tanto son necesarias dos medias proporcionales: aire y agua. DIOS EN PLATÓ~ 121 "De esta mancm y por estas c:spccics de cosas en número de cuatro, el cuerpo dd mundo ha nacido, h:ibicndo sido puesto en concordancia por medio de h proporción; y Por ero posee la amistad, de sucrtt' que, co:1wrgiendo consigo m!smo, es indi<0luble." (Timco, 32 b-c.) "Tal fue el c:álculo del J):os ctcmaml'nte real con respecto al Dios quo debía ser un día." (Tlnuo, 3-ta.) (El Verbo en tanto ordenador del mundo.) El alma del mundo. "Al alma, la puso en medio, In extcndi6 a través de todo y aun más allá y t.'On din cnvol,i6 al cuerpo [el alma e~tá fuera cid cuerpo] e hizo un círculo que girn circulanncnte, un cielo único, solo y vacío ( oúp(llfbv lvoc ¡.i.6Yov lp'l)¡~ov), cupaz por su virtud propia de s!'r para s{ mismo 1111 compañero. no teniendo necesidad de ningún otro, conocido y amado suficientemente por si mismo. Así lo engendró, Dios bienaventurado." (Tfmeo, 34 b.) "Dios hizo al almn primc:rn y primitiva !'n rt'lación al cw•rpo por el nacimiento y la virtud, para que clh ordenara como señora y él obedeciera." ( Tlmco, 3·1 c.) Comp0sici6n del alma del mundo. [El alma no es el voü.;. Es el Dios engendrado en su relación con la crcaci(m, en la intersección del otro mundo y de éste, como mediador.] uoe la substancia indivisibl\.', eternamente idéntic:i n sí misma, y de In que es rcl.itivu ni cuerpo, la cual es devenir y divisibilidad. a partir de esas dos sub~l:incias compuso 1•m1 terCt: ra idea de substancia como inlerm<'diaria, a ~:iber la substancia relativa a la esencia de lo mismo y de lo otro. Y l'TI tanto intcm1ediaria la ligó en la misma relación t'On la indivisible Por una parte y b corporal o divisible por otra. Y tomando esas tres realidades, las combinó en una esencia ( il!áixv) única, haciendo por violencia lu armonía entre In especie ( fÚatv ) de lo Olro, que es rebtlde a la mezcla, y de lo Mismo." ( Timco, 35t1.) El fondo, la esencia del alma del mundo es algo que constituye una media proporcional entre Dios y el uuivei·so 122 LA FUENTE GIUECA material. La media proporcional es la idea misma de m~ diación. Esta función mediadora relaciona extrañamente al Alma del Mundo con Prometeo, Dionisos, el Amor y el hombre perfectamente justo de la República. Texto órfico sobre el amor (Las aves de Arist6fanes, v. 693-702). (El Amor en los textos órficos desempeña el papel del Alma del Mundo.) Al princlplo existía el Caos y la Noche y las negras tinieblas y el vasto Tártaro. La Tierra no exisúa, nl el Aire, ni el Cielo. En el seno ilimitado de las tinieblas primero la Noche de negras alas engendró un huevo sin germen (Huevo del mundo. Cf. Fedro). De alH, al pasar las estaciones, gennina el Amor deseado, brillante la espalda de alas de oro, semejante a los torbelllnos del viento. Uni~ndose al Caos alado y nocturno a través ( ic1n&) del vasto Tártaro hizo florecer nuestra especie y fue causa de que ascendicm a la luz (civf¡yayev). No habla la especie de los inmortales, antes que el Amor hubiera combinado todo. Cuando las cosas fueron combinadas entre sí, entonces nació el Cielo y el. Océano, y la Tierra y la especie imperecedera de los dioses bienaventurados. (Cf. rp1).la en el Gorgias. El amor principio de orden.) Proclo, comentario del Timeo (32 e): "Ferécides (maestro de Pitágoras, sirio) decfo. que Zeus se transformó en amor en el momento de crear, pues combin.6 el orden del mundo a partir de los contrarios en una concordancia (oµo).oyla) y la condujo a la amistad y sembr6 en todas las cosas la identidad y la unidad en todas parles difundida." Otra concordancia es el sufrimiento. Hay sufrimiento en Prometeo, Dionisos, el Amor (El Amor pobre, sin techo), el Justo. He aquí el del Alma del Mundo. DIOS EN PLATÓN 123 "A esta comblnaoión Dios la cortó en dos toda entera en el senlido de la longitud, cruzó las do!! mitades unn sobre otra en fonna de equfa, las curv6 en forma de círculo, uniendo las extremidades en el punto opuesto de intersección. Les dio un movimfonto idénlico y que se produce c.'ll el mismo lugar, un movimiento circular que las envuelve. De los dos círculos hizo a uno exterior, nl otro interior. Decidió que la rotación exterior sería la de la esencia de lo Mismo, la interior la de la esencia de lo Otro. . . y dio el dominio a la rotación de lo Mismo y de lo Semejante. Extendió todo lo corporal en el Jnterior del alma... Así nació el cuerpo visible del cielo, y cllu, invisible, participando en la relación y la armonía, nacida del m6s perfecto de los pensamientos eternamente reales, ella, el más perfecto de los pensamientos engendrados." (Timeo, 36 b-37 a.) "Ese mundo, viviente visible que contiene todo lo visilile, imagen sensible del Dios espiritual, ha nacido, infinitamente grande, bueno, bello y perfecto, ese cielo único que es hijo único." (Timeo, 92c.) SOBRE EL TEETETOS Jinidn. Asimilación a Dios por la justicia. La justicia en Platón es una virtud sobrenatural. Como en el Evangelio: el reino de Dios y su justicia -Jos que tienen humbrc y sed de justicia- beatitud realizada para los mejores griegos. Pues la justicia es una huida fuera de este mundo al otro (huida = salvación). Operación violenta, que implica un abandono, implica también una impulsión: una huida es algo muy distinto :i una búsqueda. La huida es una acción que ocupa toda el alma: cuando se teme se olvic.la todo, ann los seres queridos. El miedo empuja por detrás. Operación real; si se huye simplemente por el pensamic.nto, la imaginación, se cae en manos de los enemigos. Esta asimilación implica una media proporcional. La similitud es una expresión geométrica, y el centro ele la geometría griega es la búsqueda de una media proporcional que se llama también geométrica. Ahora bien, los griegos considrraban que su geometría era revelada. ."Lo c¡ue se llama, c:on un nombre ridículo, ln geometría, es la n~imilación de números que no son nnturnlmtnk scmcjnnlcs, asimilación que se hvce mnnificst:> segím el destino de lns figuras planas. Pm-..1 quien pueda comprrndPrlo esto es una maravilla no l1111nan:1, sino dh-ina." ( Epinamis, 990 d.) Esta asimilación es el descubrimiento de la media proporcional. 4 y 36 son naturalmente semejantes ( 4, 12, 86). 4 y 35, no ( 4, V4X 85, 85). Todo es número (Pit.). ¡Dios y el hombre son números no naturalmente semejantes! DIOS ES PLA1ºÓN El justo perfectamente justo es un mediador. La idea de mediación está siempre en Platón bajo di,·ersas fonnas. Siempre ligada a la idea de imitación (el me todo lo real. Muy importante. (Criterio. ) Se nutre de opinión. Dios viene a buscar al hombre. La belleza no es otra cosa que Dios viniendo en busca del hombre. Hay pues un movimiento descendente que no es gravedad. Todo lo que hay de bello en el mundo es como una encarnación. En todo lo que nos da el puro sentimiento de lo bello hay Ja presencia reuJ de Dios (del verbo ordenador). AúÓY ••• aeOpó 'l''lAOóvni; K«'te1).l¡q;cr¡uv GIÓ't'O at<\ 'l'i¡r; ev<1py1a"tÓl11T)<; «la-0-/¡awr;... a"t0.¡3ov iY<1p-yiCJ'l'cm:t... .¡¡ qip6V'l)ati; oóx lipli't<1t. Pero la belleza era entonces (es decir en el otro mundo) brillante a la vista.•. y venidos aqui abajo la captamos en si misma en su resplandor tan manifiesto, por el más claro de los sentidos, al cual la sabidurfa no es visible. 250d. attYO~<; yiip AOV 1C1Xpelxa'to tli; it1i1v !ov K<1l 'tlf).). 811<1 ip<1Cl'tá:. Pues ella suscitaría terribles amores, si suscitara de la misma manera una imagen manifiesta de si misma que penetrara por la vista; e igualmente para todo lo que es digno de amor (es decir los otros "valores espirituales", justicia, etc.). 250d. 'llUY Cla KÓIAAO<; ¡1.6Yo'll 't<16n¡v laxe IJ.OÍ()GIV &a...• iKq;GIVmfos deben estar al corriente de muchas cosas. 36. La muerte para las almas es convertirse en agua [cf. los oaporu eVwladcs de la$ aguas, cf. el bautismo], la muerte paro el agua es convertirse en tierra. De la tierra nace el agua y dd agua el alma. ['E~~~ 'ln>X"i·- 1Jf11x'1¡, aqul ¿vida? ¿11~ y conservación de la vida? ¿Es que la putrefacción da II20?] 37. Los puercos se lavan con esti~rcol, los pájaros con el polvo y la ceniza. 38. Tales, el primer astrónomo. 39. En Priena nació Bias, hijo de Teutamos, que tenía m(1s valor (Myo~ ) que los otros. 40. La extensión de los conocimientos no enseña a tener inteligencia; si no lo hubiera ·enseñado a Jksíodo y Pitágoras, y aun a Jenófanes y Hcontco. (P?). Diog. IX, I sqq. 138 LA FUENTE GRIF.CA 41. Ser sabio consiste en un solo punto que es saber que el pensamiento ( r~~ll) gobierna todas las cosas por medio de todas las cosas. 42. Debe extinguirse la G~,1.;, antes que al incendio. 44. El pueblo debe defender la ley como una muralla. 45. No se pueden encontrar los limites del alma, aun haciendo todo el camino, tan profundo es su l.6yo; . 46. [Llamaba al pensamiento] el mal sagrado. 47. No conjeturar al azar sobre lo más importante. 48. El nombre de la flécha es vida, su obra es muerte. [Juego tk palabras.] 49. Entramos y no entramos, estamos y no estamos en los mismos ríos. 50. Los que me han escuchado no a m1 sino al l.6yo.;, están de acuerdo en lo que la sabiduría es: uno es todo. 51. No comprenden c6mo lo que se opone concuerda en una identidad La armonía es cambio de lado (acto de girar, va y viene, fttl.(~po; ) , como para el arco y la lira. [Cf. Loo T1e robre el arco.] 52. El tiempo es un niño que juega al cbaquete. Ese reino es el de un niño. 53. La guerra es madre de todas las cosas, reina de todas las cosas, y hace a unos dioses y a otros hombres, hace a unos llbrcs y a otros esclavos. 54. La armonía invisible es más que la armonla IDllnlfiesta. 55. Hago caso de todo lo que se puede ver, olr, aprender. 57. Hcslodo es el maestro de la mayoría de las cosas. Se sabe que supo la mayoría de las cosas. No conocia el din y la noche, pues son una sola y misma cosa. 58. [Mal y bien son uno.] Los médicos cortando, quemando todo, piden un salario, que no merecen recibir, habiendo hecho [las mismas cosas] (?). FRAGMENTOS DE HERÁCLITO 189 59. El camino de [¿el batán?] (la reooluclón tkl instrumento llamado "'tomillo" en el batán, recto y oblkuo; pue1 IUbe y al mUmo tiempo gira) recto y obllcuo es UDQ solo y el mismo. 60. El camino que sube y el que desciende son uno y el mismo. 61. El mar es el agua más pura y más sucia, potable y saludable para los peces, no potable y mortal para los hombres. 62. Los inmortales son mortales, los mortales son inmortales, pues viven la muerte y mueren la vida unos de otros. 63. [Remrreci6n tk la carne.] Se levantan ante el ser que está alll y se convierten en guardianes vigilantes de los vivos y de los cadáveres. 64. El rayo gobierna todo. El rayo es el fuego eterno, un fuego sabio y autor de la administración del mundo. 65. [El fuego e.t] necesidad y saciedad 66. El fuego sobreviniendo juzgará y se apoderará de todas las cosas. [En otra parte llama al fuego: el que olve eternamente.] 67. Dios es día y noche, invierno y verano, saciedad y hambre. Cambia como [el fuego] que cuando está mezclado con perfumes recibe un nombre según el gusto de cada uno. 67a. [Aralia y tela, alma y ~.] La araña en medio de la tela siente cuando una mosca desarregla un hilo y corre alli rápidamente, como si lamentara la perfección del hilo, as( el alma del hombre cuando una parte de su cuerpo está herida corre hacia allí, como si no pudiera soportar la herida del cuerpo, al que está sólidamente unida por la pro- porción. 68. [H. llamaba remedios... ¿a qué?) 69. [DOI ~ tk sacrlficl1 hombre$:] juegos de niños. 71. ...el que ya no sabia adónde conduela el camino. 72. De ese l.6yo~ que gobierna el conjunto de todas las <.'Osas (todo el universo), con el cual ellos tienen continuamente el 140 LA FUENTE GRIEGA comercio más estrecho, están separados, y las oosas que encuentran cada día les parecen extrañas. 73. . . . no hay que hablar y actuar como en sueño. 74. No hacer como los hijos de padres (??). 75. [Lo.r que duermen] son obreros y coopcmdores de lo que se produce en el mundo. 76. El fuego vive la muerte de la tierra, el aire vive la muerte del fuego, l'! agua vive la muerte del aire, la tierra vive la muerte del agua. La muerte del fuego es nacimiento del aire, la muerte del aire es nacimiento del agua (Por lo tanto aire = alma.) La muerte de la tierra es nacer como agua, y la muerte del agua es nncer como aire, y del aire como fuego, y así siguiendo. [La serle cambia.] 77. Para las almas volverse húmedas es delicia o muerte. [Delicia es para ellas la CfJícla en el nacimiento, el devenir ( yino1v ).] Vivimos su muerte (la de ku almas) y ellas viven nuestra muerte. 78. El comportamiento humano no encierra conocimientos el divino si. ' 79. El hombre es considerado como sin razón en relación a la divinidad (&tl¡.u.iv), como niño (recién nacido} en relaci6n al hombre. 80. Debe saberse que la guerra es lazo, unión ( ~uv6v ) que In justicia es lucha, que todas las cosas se producen conforme a la lucha. 81. [El arle de W8 retóricos:] 1t01tCawv ctpx11y6~, jefe de cuchillos (o de espacku}. 82. El mono más bello es feo en comparación con la especie humana. 83. El hombre más sabio comparado con Dios es un mono en cuanto a sabiduría, belleza y todo lo demás. 85. Luchar contra el corazón es duro. Pues todo lo que quiere se compra al precio del alma (¿de 1.a oída?). [Es decir, serfamos capaces de morir para obtener lo que el coro;Wn desea. Es más penoso rcmmclar al deseo del corazón que a la oltla.] FRAGMENTOS DE HERÁCLITO 141 86. [La mayor parte de las cosas divinas] cscopun al conocimiento por falta de fe. 87. El hombre blando quiere o cada palabra ser...P 88. Es lo mismo estar vivo y muerto, despierto y dormido, ser joven y \iejo. Esas cosas se cambian unas en las otras y de nuevo cambian. 89. Para los que están despiertos no hay más que un solo y el mismo mundo. 90. El fuego es la moneda de todas las cosas y todas las cosas son la moneda del fuego, como el oro para las mercaderías y las mercaderlns para el oro. 91. No podemos bañamos dos veces en el mismo río. [7'oda.f Tas coBGS] se expanden y de nuevo se contraen, se aproximan y se alejan. 92. La sibila con su boca insensata. 93. El maestro cuyo oráculo está en Delfos no dice, no oculta, significa. 94. Pues el sol no franqueará sus límites. Si no las Erinias, alindas de la Justicia, lo sorprenderían. 96. Los cadáveres deben ser más repudiados que el fango. 97. Los perros ladran contra los que no conocen. 100. [El 10~ como f)igilante !/ guardián de las re1Joludones del año, dellmUa. .. y manifiesta los cambios] y las horas que trnen todas las cosas. 101. Me he buscado a mí mismo. !Ola. Los ojos son testigos más precisos (seguros) que los oídos. [Comprobación y saber de oídas.] 102. Para Dios todas las cosas son bellas, buenas y justas. Los hombres conciben unas como justas, otras como injustas. 103. El origen y la terminación están reunidos en la circunferencia del círculo. [Espiral, Imagen del progreso Interior.] 104. ¿Cuál es su ei.l>Wtu, su pensamiento? Obedecen a los encantamientos de los pueblos, tienen por maestro a la multitud, 142 LA FUENTE CRIECA no sabiendo que la multitud es mala, que los buenos son muy pocos. 105. Homero era astrólogo. 106. Un solo día es como (por) cualquier ella. 107. Los ojos y los oídos son malos testigos para los hombres que tienen un alma inculta. 108. De todos aquellos cuyos discursos he o!do, ninguno llegó a esto: saber que ser sabio es estar separado de todas las cosas ( ICCX,folPla¡.LiYOY), 109. Vale m.6s ocultar su ignorancia. 110. No seria mejor para los hombres que todos sus votos se cumplJeran. 111. La enfermedad hace descubrir el placer en la salud, el mal en el bien, el hambre en la abundancia, el agotamiento en el reposo. 112. Ser razonable es la mayor virtud, y la sabiduría es decir la verdad y obrar confomie a la naturale7.8 con atención. 113. La razón es común a todos. 114. Los que hablan con inteligencia Wiv v6!jl ) , deben fortificarse Por medio de lo que es común a [todos] [todas las cosas] como una ciudad con la ley, y mucho m6s firmemente. Pues todas las leyes humanas se alimentan de una sola ley divina. Pues ella puede lo que quiere y es suficiente para todas las cosas y triunfa. 115. El>..6yoi; del alma es algo que se acrecienta a st mismo. 116. CorrCSPonde a todos Jos hombres tener conocimiento de sl y sabiduría. 117. El hombre cuando está ebrio es conducido por un niño pequeño, tropieza y no sabe por dónde va, teniendo el alma húmeda. 118. El alma que es luz seca es Ja más sabia y In mejor. 119. El hábito es el genio del hombre (i¡6ot; 4v9p~lj) 3c&C¡wv). FRAGMENTOS DE HERÁCLITO 143 120. Los límites de la aurora y de la tarde son In osa. y en frente de la osa [el guardián] [¿el búfalo?] de 1.eus etéreo. 121. Era digno de la gente de &"eso..• 122. ctrx1Pizal'1" - ¿marcha para aproi:imarse? 123. La naturaleza ama ocultarse. 124. Ese mundo perfectamente bello era como [¿inmundicias?] [¿agua de albaiialP] corriendo al :uar [cao.t original]. 125. Hasta las bebidas mezcladas se separan si no se las agitn. 12.5a. [Riqueza ciega - 11. a lcl efesios:] Que la riqueza no os abandone para que seáis convictos en el vicio. 126. Las cosas frias se calientan, las cosas calientes se enfrían, lo húmedo se seca, lo seco se humedece. 126a. Según el /.6yo~ (orden), el siete está unido en cuanto a la luna, separado en cuanto a las cosas, signos de la Memoria inmortal ( a-r¡¡u~. como signa, lrruigenu de Dios}. 127. [HerácUto decfa a loi egipdo.t:] Si son dioses, ¿por qué cantáis Por ellos cantos fúnebres? Si cantáis por ellos cantos fúnebres no los tomáis Por dioses. 132. Los honores esclavizan a los dioses y a los hombres. 134. La enseñanza es otro sol para aquellos que la reciben. 136. Las almas de los muertos en la guerra son más pu.ras que las almas de los muertos por enfermedad. 137. Todo está determinado por el destino. DIOS EN HERACLITO Dios único - 32. Sin embargo da a Dios el nombre de: Jogos - 1, 2, 72, pensamiento (rvw¡.u¡) - 41, ley - 114, y fuego - 64-67. Fuego en tres sentidos relacionados por la analogía: fuego como elemento; la llama, la leña que arde; la energía en todos los fenómenos (en sentido moderno); fuego divino, trascendente; el rayo, que no es de abajo, que cae del cielo. Los tres aparecen en el Himno de Cleanto: Zeus, el fuego y el logos. Los estoicos, que procedían de Herácüto, tenían además otro nombre para el fuego en el sentido de energía. Lo llamaban soplo (?tYEúµix ). Decían que ese soplo sostiene al mundo. Por ello entendían la energ(a, exactamente en el sentido moderno, la energía en sus diferentes niveles. En el nivel más alto es la energía sobrenatural por la que se defino la inspiración. Daban también ese nombre de soplo o r.vaúµrx al fuego. Verosímilmente la palabra soplo era sinónima do fuego en el tercer sentido. Esperanza - 18. Fe - 86. Nada de las virtudes humanas - 83. Igualdad de los hombres - 116. Tratamiento de la sensibilidad - 11. Salvación como único bien - 29. Vida como muerte del alma, muerte como vida del alma - 77. Agua, muerte del alma - 36. NOTAS SOBRE CLEANTO, FEMCIDES, ANAXIMANDRO Y FILOLAO Himno a Zeus de Cleanto. Inspiración heraclitea, como lo prueba la semejanza con varios fragmentos de Heráclito, junto a lo que sabemos de la autoridad de Heráclito sobre los estoicos. aol a~ 'ltá~ ªªª K6aµo~ O-taa6µEYO~ ?tep! yrxirxv 'ltB!Ottrx1, ~ K!Y &rn~, Krx! ÉKWY Ú'ltb aeio KpcrtEÍ'tCXI 'toiov ixet~ u't"oepyov &vucfrro1~ U'XO Xt:pa!v áµ.9~1C1), ?tup6eY't"rx, det~OY'ta Keprxuv6v' 't"OÜ ya¡> uii:b 'ltATJ'Yñ~ fÚGec.>i; 'lCáYt' ipp!yrxa1v' ij> aU KanuOúvet~ ICOlYOY ).óyov, s~ 3ul 'lttÍYtc.>Y fOttrzi, µetyvúµevo~ µ.eyá).<¡> µ.1icpi~ n qiácaat, wc; 't6aao~ ')'E'J'CXW~ Ll'ltCX'tOt; ~aa1).eu~ ~la 7tll'll't"6<;. A u. todo ese universo que gira alrededor de lo Tierra, obedece a donde lo conduzcas, y consiento a tu dominación. Tal es la virtud del servidor que tienes en tus invencibles manos, de doble filo, de fuego, etemBtnente viviente, el rayo. Pues bajo su choque en la naturaleza todo se estremece. Por él diriges rectamente la universal Mediación (l.6rot; ) que a través de todas las cosas circula mezclada con la grande y las pequeñas luces, y que por la grandeza de su nacimiento es reina suprema a través de todo. Observaciones: l\1- La virtud propia del rayo consiste en producir el consentimiento a las órdenes de Dios. Luego el rayo es el Amor, en otras palabras el Espíritu Santo. Es el fuego que Cristo 146 LA FUENTE CRIEGA vino a arrojar sobre la tierra. Esto aclara la significación del acto de Prometeo robando el rayo para dar el fuego a los hombres, don que impidió a Zeus aniquilarlos, por consiguiente don redentor (cf. Esquilo). El rayo es de doble filo, lo que recuerda a la vez la espada traída por Cristo ("he venido", etc.), la expresión de San Pablo: "'el Espíritu Santo divide" y el hacha de doble filo del Zeus cretense. 2\\ No sólo los hombres sino Ja misma materia inerte obedece a Dios libremente y por amor. Platón dice lo mismo. Es una concepción de una poesía milagrosa, que hemos perdido, y que si estuviera presente, destruiría Ja oposición nefasta entre ciencia y religión. (No sólo no es contraria a Ja ciencia sino que llevó a los griegos a inventar la ciencia.) 3\\ Este rayo es un "servidor', un "eterno viviente", expresiones que designan una persona. 4\l Los estoicos llamaban .,;veüµ.a a la energía ígnea que según ellos sostiene la naturaleza. El rayo es la torma celeste, trascendente de esta energía. Lo que establece a través de ellos una filiación entre Heráclito y el Nuevo Testamento. 59 Según la concepción antigua, el lugar natural del fuego era arriba, como el de la tierra abajo. El fuego tiende a subir como los cuerpos sólidos a descender. Un fuego que desciende es contra natura. Por eso el rayo es la imagen de la locura de amor que obliga a Dios a descender hacia los hombres. 6\L El Logos es un rey, palabra que designa también a una persona. Da por resultado tres personas. [En lugar de Verbo, habría que traducir siempre Logos por Mediación.] 1\\ La dignidad de su nacimiento, implica que aparentemente es hijo de Zeus. Tiene la función de ordenador del mundo como en la teología cristiana. En suma, sólo falta en este texto la Encarnación (lo que no implica que faltara en el pensamiento del poeta). NOTAS SOBBE FERÉcn>ES 147 Ferécides (sirio, maestro de Pitágoras). Proclo: 6 epeicúa'l')c; 0.erev de; "Epw-ra µt-ta~t~'A:ijaOat dw ~la ¡.t.fAAOY't.X a'l)µ.toupretv, &tt a'i) TbY ic6a¡.t.OY '1c ">WY ~YaY't!WY GUYta-.:Í<; el<; bµ.o).or(av Ka! ftAfaY Tirare u! 't!XUT6':1j'>!X 'itáatY tYÉnetpa ica! lvwatY 't-i¡v at' 8).wy at~ICOUGaY. "Zeus, en el momt'nto de crear, se transformó en Amor; pues componiendo el orden del mundo n partir de los contrarios, lo <:ondujo al acuerdo y a la amistad y scmbr6 en todas las cosas la identidad y esta unidad que se extiende a través de todo." (Diels, I, 48, fr. 3.) N. B. Existe sobre ese Ferécides un tex-to extraordinario de Clemente de Alejandría, que a la vez confirma extrañamente mi hipótesis sobre los hijos de Noé, y arroja una luz singular ---que podría utilizarse en la propaganda- sobre el origen del Yggdrasil de las mitologías nórdicas. "Ferócidcs el sirio• dijo: 'Zeus hizo una hermosa y gran tela donde bordó la Tiem1 y el Océano, y las moradas del Océano...' Isodoros [un gn66'tico contemporáneo] •.. enseña qué son el velo bordado y la encina alada donde se encuentra suspendido, alegorías que Ferécidcs puso en su tc.'Ología y cuyo fundamento tomó de la profecía de Cam." (Dicls, I, 47, fr. 2.) Suidas dice que Fcrécides conquistó la sabiduría sin haber tenido maestros, por las escriturns secretas de los fenicios. (Diels, I, 44, líneas 17-18.) Parece, pues, muy indicado suponer que esas Escrituras contenían una profecía de Cam. Quizá los pueblos que el Génesis llama hijos de Cam constituían no una raza, sino aquellos cuya religión secreta emana de esta profecía. Y si esta profecía decía que Dios, para crear, se transformó en Amor... 148 Anaximandro. (Observar que era discípulo de Tales, hijo de una madre fenicia de la descendencia de Cadmos y Agenor - en otras palabras, de la descendencia de aquellos que, según Heródo-- to, llevaron a Grecia el culto de Osiris con el nombre de Dionisos.) ....é~ WY ai i¡ "(ÍYEafc; Écrn 't'OÍc; oüatY, Ka! 't'l,Y q>Oopch ele; 't'aÜ't'a rl11ea6at K!1'ta 't'O xpewv' BtC611at yd:p a1hci a!KY¡ll Ka! 'tlatl/ ci)..),:l¡)..01c; 't"ijc; cia1K!ac; Ka:'t'a 't'i¡11_-roú xp6vou t&~1v. [Inmediatamente antes había dicho que esos elementos vienen a ser el a?telpOll.) "A partir de lo indeterminado tiene lugar el nacimiento de las cosas; y su destrucción tiene lugar por un retomo a lo indeterminado, conforme a la necesidad; pues ellas sufren un castigo y una expiación las unas de parte de las otras, a causa de su injusticia, según el orden del tiempo.''.(Diels, 1, 89, fr. l .) [Dicho de otra manera, la necesidad mecánica que determina la materia, encerrando una especie de Némesis por la compensación mutua de las rupturas de equilibrio, es una imagen de la justicia divina. Platón conservó este pensamiento. Nuestra ciencia lo ha perdido cortando así todo lazo con la vida espiritual.] Filolao, pitagórico. Nicóm., aritm. "La armonía es la unidad de una mezcla de varios, y el pensamiento único de pensantes separados." (Diels, 1, 410, fr. 10.) NOTAS SOBRE FJLOLAO 149 [La segunda parte de la definición no puede, me parece, aplicarse más que a un ser en varias personas. Se la puede relacionar con otra fórmula pitagórica: ,,),,[ay lvap116111011 la6't'l)'r«. "'La amistad es unn igualdad hecha de armonla." (Diels, 451, lineas 12-13.) Esas dos fórmulas combinadas serían un punto de partida perfecto para un teólogo que quisiera hablar del amor en la Trinidad.] 'ltávTcx ye µ.~v 't'ii "fl"fVaK6µ.ev0t dpt0µ.~11 (xouat' oG y&p ot6v Te 0GM11 oGu vot¡6~µ.ev OG't'e "(llc.>aO~µ.ev &11eu tOÚ't'ou. "Todas las cosas conocidas tienen un m'1mero (marticipan del número?). Pues nada pu('de ser pensado y conocido sin el número." (Diels, 408, fr. 4.) [Para evitar la incomprensión respecto de este texto hay que recordar que en Grecia:ipt0µ.61;, 'Aoriaµ.6~. 'A6ro~, eran sinónimos - sobre todo desde el descubrimiento de los inconmensurables que se llamaban )..óyot &)oyot. La mejor prueba es que Aristót<'les dice que Plat6n, al hablar de ·participación en las ideas" en lugar de "imitación de los números" no ha cambiado más que una palabra de la docbina pitag6rica. Por consiguiente en estos textos, en lugar de número, se podría, utilizando nuestro lenguaje que por otra parte es malo, decir Verbo. Al mismo tiempo, es también verdadero, pero en forma secundaria, que estos textos tienen relación con la aritmética. Entre paréntesis, lejos de que el descubrimiento de los inconmensurables haya sido una derrota para los pitagóricos, como tan ingenuamente se creyó, fue su triunfo más maravilloso. Cf., más lejos, un texto del Epinomis.] 150 LA FUENTE GBIEGA ~otr; aé oú µ.6YoY év -roir; 8ixt¡.t.OY!otr; KIX! Os!otr; 'ltpáyµ.ixatY rl¡v 'tOÚ &ptOµ.oü ~ócm Kal Tl¡y OÚYIXIJ.IY [G'J.ÚOUOIXY, d),.).d KIX! ay 'tO'ii; cXY. Opw'lttKoir; ~pro1i; Kix! 'l.oyo1r; 'ltªª' 'lt'tXV'ta Kix! Kix-rc% 't'ar; a'IJ1oupr!ixr; 't°dr; 'tEXYIK~r; 'lt'áaixr; Ki;d KIX'ta rl¡y IJ.OUOIK~Y. "Vemos que la esencia y la virtud del número no reinan solamente en las cosas religiosas y divinas, sino también en todas las acciones y relaciones humanas y en todo lo que tiene relación con la -técnica da Jos oficios y la música.'' (Dieb, -1, 412, f(. ll.) Esto muestra que la verdadera significación de la matemática griega primitiva, fundamento de nuestra cienci~, era religiosa. Lo cual está confirmado por este pasaje del Epínomf,s 990d: ...a KIXAOÚat IJ.EY oipó~pa ya).ofoy 6voµ.a yi;wµ.s-rplaY, 't'WY OOK 3Y'tWY M óµ.o!to>Y á).).~).01r; ipúast dp10µwv oµ.olO'cr; 'lt'por; rl¡y 'tWY E'ltt?téOWY µ.oipo:Y yeyowi& ecm ouxipavl;r;' a oh Oaúµ.a o6K dvOpw'lttYOY ciA).c% rerovo.; Osfoy ipavepbv &v y!yvot'tO 't' ~UY­ YO!ÍY. ". . . lo que ridículamente se llama medida de la tierra y que no es más que la asimilación de los números no naturalmente semejantes entre sí, que se vuelve manifiesta por el destino r Lagneau, lo muestra fácilmente. Así la Mediación divina, por descenso analógico, penetra todo. Une Dios a Dios, Dios al mundo, el mundo consigo núsmo; en todos los dominios constituye la realidad. Todo esto se encuentra expresado en la sola palabra A6yor; como nombre de la segunda persona de la Trinidad. 152 LA FUENTE GBIF.GA Es exactamente lo mismo que expresan las palabras de Platón: b Oeb; ciet rzw11ttpe¡t, concordes con el pasaje del Epinomf.s y otro muy conocido del Gorgias (sobre "la igualdad geométrica"). La unidad en los pitagóricos representa a Dios (lo que muestra si es posible sospechar que esas gentes fueran politeístas). Decían: "'La justicia es un número a la segunda potencia.• · · En otras palabras, la justicia es aquello entre lo cual y Dios hay naturalmente mediación. (Es un nombre de Dios mismo.) Por el contrario, entre Jos pecadores y Dios no hay naturalmente mediación (son •números no natmnlmcnte s<'mei~mtes entre sí"), lo mismo que no la hay entre la unidad y los n{uneros no cuadrados. ' Pero nsf como la geometría, por la predestinaci6n (1J0Tpa) de- las firruras planas, proporciona una mediación milagr0<;a (hüµ1z) para esos números, hay también 11na operación milagrosa. contraria a la naturaleza, que establece una mediación entre la humanidad criminal y Dios (iwce semefant~ a los mímeros que no son naluralmente semt>fantr.~·). Así ">.6roc;, c.fpt6116c;, yeµ.t't'p!a, ~P11.,v!'l, todo eso desi~a la Mediación. Estas concordancias pueden parecer arbitrarias, pero establecen una coherencia y una inteligibilidad pcrfecta en textos que, salvo error, no podrían encontrarlas de otra manera. No hay otro criterio para la reconstrucción de un mosaico dispersado en fragmentos. La {mica alternativa de esta interpretación es admitir que los griegos escribían cosas incoherentes e ininteligibles. Es lo que hasta ahora se ha hecho. Pero equivocadamente. Hemos cometido el error de juzgarlos por nosotros mismos. l "Pios es siempre geómetra." NOTAS SOBRE Fll.OLAO 153 Todavía una correspondencia. En el Timeo (50 b-51 a), Platón habla del espacio como la figura de algo que corresponde a lo que es la Virgen en la doctrina católica (matriz siempre intacta, madre concibiendo por unión con el Modelo divino, realidad que participa de Jo espiritual de una manera inconcebible, etc.). Ahora bien, el Epinomis habla de la predestinación de las figuras planas, y por tanto del espacio, para la operación milagrosa de la mediación. He aquí el descubrimiento que embriagó a los griegos: la realidad del universo sensible está constituida por una necesidad cuyas leyes son expresión simbólica de los misterios de la fe. (Probablemente era conocido desde siempre, pero encerrado en las doctrinas secretas, y los griegos quizá lo redescubrieron. ) Ciertamente era conocido todavía por los primeros cris- tianos. Debe haber una alusión a una simbólica de este género en las palabras maravillosas e incomprensibles de San Pablo: . "Sed arraigados y fundados en el amor, para tener la fuerza de captar, como todos los santos, lo que son la amplitud, la longitud, la altura y la profundidad, y conocer lo que sobrepasa el conocimiento, el amor de Cristo." (Efesios, m, 17-19.) La cantidad de textos maravillosamente bellos y hoy totalmente ininteligibles contenidos en el Nuevo Testamento muestra en forma manifiesta que una parte infinitamente preciosa de la doctrina cristiana ha desaparecido. Muy probablemente fue destruida en forma sistemática por el Imperio romano en su operación de domesticar al cristianismo. Para neutralizar una fe no hay procedimiento más admirable que comenzar por exterminar a Ja mayor parte de los que la transmiten, y luego hacerla doctrina oficial de un Estado idólatra. Después se exterminan los heréticos y 154 LA. FU&VIE GRIEGA nada es más fácil que colocar entre ellos a los que tratan de conservar la fe auténtica. Y se canoniza a gente como San Agustín. Hoy se comprueba hasta qué punto la operación tuvo éxito, puesto que desde hace veinte siglos el espiritu de la Roma pagana inunda el mundo - nosotros incluidos. Si verdaderamente las puertas del Infierno no han prevalecido, esto sólo puede significar que la verdadera fe vive aún en secreto en el corazón de algunos seres ocultos. Pero muy ocultos. Es extraordinario que se ofrezca la adopción oficial del cristianismo por el Imperio como una prueba de que Ja sangre de los mártires babia triunfado de sus perseguidores, mientras que al contrario es la prueba de que las persecuciones habían ten.ido éxito hasta un punto inaudito. Pues bajo Augusto, los misterios de Eleusis, aunque reducidos a una miserable caricatura, no se dejaron transformar en religión oficial romana. Además, o bien el Imperio romano, fingiendo adoptar la religión cristiana, la ha estafado, o bien el Apocalipsis había mentido. Pues aunque Roma no esté, como a veces se dice, representada por la Bestia, no parece dudoso que lo sea por la mujer llena de nombres de blasfemia, ebria de la sangre de los santos, madre de fornicaciones y abominaciones de la tierra, sentada sobre las siete colinas. Esto sería una mentira, si el Imperio era bautizable. La decisión de Constantino oficializando al cristianismo y la guerra de los albigenses acompañada de la Inquisición fueron las dos catástrofes de la historia del Cristianismo. [San Agustín siguió a la primera y Santo Tomás a la segunda.] Ilepl 8! ipÚatoi; Kat11 "JtA.éov ya ~ 6ort oux otov or' ~v óvO~v TwY i6Y-rwY xat y tyYwCJKóµ.evov óip' Y¡µwY ye yevfo6at µ.Y¡ Ó'ltlXPXOÚa¡z~ NOTAS SOBRE FILOLAO 155 oriíi; o~~!IX~ -.wv 'ltpay¡.uÍTwv, i~ wv auvÉCJ'tlX ó Koaµo~, xr.r! orwv 'lt!pl.Xt\IÓ'r.WY Ka! -.wY CÍ'ltdpwY. 'E;:d o! ora! ápxa! Ó~pX,OY OÚX, Óµ.oiortYIWY i1oe 'tpÓ'ltl¡) é)..be-ro, ora µ.!v OUY óµ.oia Ka! óµ.ó~uA.a cipµ.ov!ai; ouoh Éll!OÉOY K