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HISTORIOGRAFIA DE LA LINGÚÍSTICA EN EL ÁMBITO HISPÁNIÍ:()
7. La gramática espaňola desde 1920 a nuestros días
Este ultimo periodo presenta la dificultad inherente a la tarea de historiar lo contemporáneo. La falta de perspectiva es potencial-mente un factor de distorsión; podría ser que los árboles no nos dejaran ver el bosque. Por otra parte, la história de la gramática se inserta plenamente en la história de la linguística teórica. En rea-lidad, desde Bello la gramática había dejado de concebirse como un arte que enseňa a hablar y escribir correctamente para ser con-siderada una explicación científica de cómo hablamos. La gramática pasa a ser una teória de la lengua. Quiere decir que se ha ido haciendo cada vez más y más compleja, que la bibliografia ha ido creciendo más y más, hasta conocer un espectacular incremento en los Ultimos treinta o cuarenta aňos, lo que significa una dificultad más para la presentación de las corrientes gramaticales de ešte periodo. Por eso nos vamos a limitar a las obras que explícitamente se titulan, y son, "gramáticas", sin considerar siquiera los abundantes volúmenes sobre temas y cuestiones gramaticales.
Dentro de la gramática normativa el periodo se abre con la GRAEde 1920, que, como decíamos, es un submodelo de la edición de 1917, con un nuevo capítulo sobre la derivación y composición de palabras. Esta misma GRAE se vuelve a editar en 1924, 1928 y 1931. Desde 1924 el título pasa a ser Gramática de la lengua espaňola -y no "castellana"-, como venia siendo desde 1771 (Gómez Asen-cio y Garrido Vílchez, 2005: 602). La GRAE 1931 se reimprimió en 1959 y 1962, sólo con un aňadido de "Nuevas Normas de Prosodiay Ortografia", y, en sentido estricto, sigue siendo la gramática oficial de la RAE hasta hoy, pese a ser ya inencontrable y cuando está a punto de salir una nueva GRAE en la que han colaborado todas las Academias de la Lengua Espaňola. El Manual de gramática espaňola (1930), de Rafael Seco, es una gramática tradicional, pero en la orbita de Bello, con el designio, por tanto, de ser una teória de la lengua espaňola basada en el uso y una gramática científica más que un arte normativo. Su exposición razonada, sencilla y breve, junto con las revisiones y ampliaciones que Manuel Seco va aňa-diendo a las sucesivas ediciones a partir de la segunda, han hecho de ešte manual una obra de consulta universitaria, como la Gramática esencial del espaňol, incesantemente editada desde 1972, del mi^mo Manuel Seco.
De la síntesis teórica del historicismo positivista y del idealis-
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mu de Vossler se nutren los primeros gramáticos de la Escuela de M« ucíidez Pidal, que pertenecen a la que se ha llamado segunda .•<iici;u ión de sus discípulos: Amado Alonso, Samuel-Gili Gaya y ..tlv.ulor Fernandez Ramirez. Además comparten otra base teórica: 11 inidición gramatical hispánica de Bello, Cuervo, Hanssen, Lenz \ l.t CHAEde 1920. Yaún hay una tercera base: el estructuralismo tussureano y sus primeras prolongaciones europeas y americanas, itmqiie el peso de estas doctrinas no se va a hacer sentir con toda ti nitensidad hasta la llamada tercera generación de discípulos de \l. ľidal (Alvar, Lázaro Carreter, Alarcos, Badía). Este paradigma . iiniílico explica que a principios del siglo xx en Espaňa la len-\u.\ se estudie de dos maneras: en diacronía como "trasunto de la história" y en sincronía como "reflejo del pensamiento" (Portolés, I'ľ 12: 577).
I a gramática sincrónica es, pues, en expresión de A. Castro, • I análisis de cómo se reflejan en el lenguaje las formas generales l<- prnsar, de querer y de sentir"9. Dentro de esta orientación se itisľľiben los dos tomos de la Gramática castellana (1938 y 1939) de \in.ulo Alonso y Pedro Henríquez Ureňa. Es una gramática escolar .. por lo tanto, didáctica, normativa, practica y cíclica; pero, al mis-mo tiempo, está construida sobre una sólida base teórica formada poľ la RAE, Bello, Cuervo, la lógica de Pfänder, las ideas fonéti-- .is de Navarro Tomas, el estructuralismo de Saussure, Bally y la I m iiela de Praga y el idealismo de Vossler, cuyo romanticismo se li.ibía rechazado, utilizando a Cassirer y Bersong para interpretar . I ( oncepto humboldtiano de "forma interior", y empleando la fe-uouienología de Husserl para el significado (Portolés, 1992: 582; Kovacci, 1995). La obra es, pues, innovadora en la metodológia ^i.miatical y en lo pedagógico. Destaca el empleo de un corpus de wxtos literarios (espaňoles y americanos) y orales. Alonso y Hen-u(|iiez Ureňa usan el criterio morfofuncional para establecer las • Uses de palabras, aunque no desdeňan ocasionalmente el criterio lojrico-semántico; difunden algunas ideas de Bello (la noción de ,;<ih;io basada en la concordancia, la eliminación del pronombre o l,i ľsiructuración del sistema verbal); y a veces introducen concep-
' Irngua, enseňanuyy literatura (1924: 84) en Portolés (1992: 576). Castro no es un gra-in.itico, pero las ideas gramaticales están presentes en algunas de sus obras: en la que acabo
■ U-. mu- y también en La enseňanza del espaňol en Espaňa (1922) y en La peculiaridad linguística ■•f Intense y su sentido historico (1941). A. Narbona ha comentado estas ideas: "Américo Castro
v Lis isiudios gramaticales", en J. J. Bustos Tovar yjoseph H. Silverman (coords.), Homenaje
■ i \mrrico Castro, Madrid, Editorial Universidad Complutense, 1987: 163-168.
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tos y términos nuevos que apuntan a soluciones de futuro, como la distinción de oraciones "inordinadas" y "subordinadas"10.
El Curso superior de sintaxis espaňola (1943) de Samuel Gili Gaya es una manifestación del psicologismo gramatical. Esta construido sobre la tesis -muy extendida entonces dentro y fuera de Espaňa (Lenz, Brunot)- de que la lengua representa al pensamiento. Gili une fonética y gramática, al considerar la curva de entonación un signo gramatical de la intencionalidad del hablante, presente en la oración como unidad de sentido, en sus diversas modalidades y en el orden de palabras. El ritmo -otro rasgo suprasegmental- explica el enlace de las oraciones y la colocación de los adjetivos. Pero tam-bién hay fenómenos gramaticales que son instrumentos estilisticos de la subjetividad: las discordancias deliberadas, los tiempos verbales, la "subordinación psíquica" y la modalidad; siguiendo a Bally, Gili Gaya aplica con originalidad las nociones de modus y dictum a la clasificación de las oraciones simples y a la definición de los verbos modales y el modo verbal (Portolés, 1992: 579-582; Kovacci, 1995). Su noción de "enlace extraoracional" anticipa la de "marcador del discurso".
En 1951 Salvador Fernandez Ramirez publica su Gramática espaňola. Los sonidos, el nombre y el pronombre. Después de la muerte de su autor la obra ha conocido una segunda edición (preparada por J. Polo en 1985, 1986 y 1987) y aumentada con materiales has-ta ahora inéditos en el volumen El verbo y la oración (1986), edita-do por I. Bosque. Entre los gramáticos de la Escuela de M. Pidal, Fernandez Ramirez sobresale por su apertura teórica. Rechaza el idealismo y el psicologismo (actitud patente en el tratamiento del subjuntivo como rección de verbos, sustantivos y adjetivos) e inten-ta un análisis inmanente de la lengua dentro del marco formal de la gramática. Para ello elabora una doctrina en la que, junto a Navarro Tomas, quedan integrados Bühler, Jespersen y Hjelmslev. El resultado es una gramática de corpus, en la que no hay una nitida separación de lo morfológico y lo sintáctico -en la línea de Bello- y en la que se explica la determinación de los elementos fónicos -acento, ritmo, entonación- en la sintaxis. Obra muy apreciable por la copiosa documentación de los usos, la riqueza de la informa-
10 Amado Alonso es también autor de una serie de monografías gramaticales, como "Esti-lística y gramática del artículo en espaňol", en las que aplica la metodológia de la estilística de la lengua y la noción idealista de forma lingiiística interior (Portolés, 1992: 579 y 583-584) y con las^cjue anticipa planteamientos de la lingiiística cognitiva y de la pragmática linguís-tica.
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. «in uórica y la penetración y originalidad de las explicaciones, la i .ia matica de Fernandez Ramirez se ha convertido en una referen-. i.i en la investigación gramatical. Sin embargo, en el momento de u pnblicación pasó casi desapercibida, quizá por ser una gramática m.u a badá y también por el empleo riguroso del método inductivo, .|iiť parecía positivismo pasado de móda frente a la briliante nove-.l.ul «lei estructuralismo (Blecua, 1990: 30; Portolés, 1992: 591-595; Iv.vacxi, 1995; Bosque, 1997).
Kn 1949 Emilio Alarcos Llorach escribe el artículo "Sobre la .sii uctura del verbo espaňol"; al aňo siguiente publica laFonología
• s/iaňola, que significa la adaptación a nuestra lengua del estructu-i.ilismo praguense; y al siguiente, su Gramática estructural, en la que ..nsaya la aplicación de la Glosemática. Los aňos cincuenta marcan, I nies, la penetración del estructuralismo en Espaňa. Ocurre de un nKido inmediato, sin resistencia y con un efecto duradero (Blecua, I '.HM): 29).
Durante los aňos cincuenta y sesenta los gramáticos espaňoles . «iinbinan, con más o menos fortuna, estructuralismo y tradición ;iainatical. El encuentro oficial de estas dos corrientes tiene lugar (ii 1973, cuando la RAE publica el Esbozo de una nueva gramática ■Iľ la lengua espaňola. La GRAE no se había editado desde 1931; ha-
• ia lálta renovarla, pero antes la secular cautela de la Docta Casa uonsejaba un tanteo previo, un "esbozo". R. Lapesa se encargó de < xplicar las orientaciones programáticas; S. Fernandez Ramirez, de Li Fonología -que incluye la ortografia- y de la Morfológia; y S. (.ili Gaya, de la Sintaxis (en la que, prácticamente, volcó su Curso). I.n las orientaciones de Lapesa el Esbozo se presentaba como un pioyecto de gramática teórica y normativa, al mismo tiempo, sin ilogmatismos doctrinales ni "estridencias terminológicas", lo cual siiponía la síntesis de un bien asimilado estructuralismo (Saussure, la Escuela de Praga, Bloomfield y Hjelmslev) y de Andres Bello. I ,a influencia de las nuevas corrientes šerá más perceptible en la lonología y mucho menos en la Sintaxis, porque ésta era la parte menos trabajada por el estructuralismo (aunque las orientaciones pieveían gramáticas estructurales de distinto signo publicadas con la lirma de sus autores bajo los auspicios de la RAE). De Bello el Esbozo toma la noción de gramática como descripción del sistema y, al mismo tiempo, como norma del bien hablar y escribir; es decir, como ciencia y como arte; mejor, ciencia encaminada a fundar un arte (Fernandez Ramirez, 1987; Kovacci, 1995; Rabanales, 1965 y 1995). La renovación de las autoridades que representan el ideal
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de lengua -con autores modernos e hispanoamericanos y la acogi-da del voseo- es otra importante novedad. En el prólogo se declara que "el Esbozo carece de toda validez normativa", pero el hecho de describir una norma general es ya un modo de hacerla prescripti-va. Claro que la norma académica se basa en criterios muy diversos y, desde un punto de vista teórico, la misma presentación de los hechos da a entender que las reglas normativas no siempre son eficaces y, desde luego, son caducas, porque la lengua es sistema e história y no todo en ella es regulable (Rabanales, 1995). A pesar de no ser una GRAE, pues nunca fue aprobado por el Pleno de la Academia, el Esbozo ha batido todos los records de las ediciones gramaticales de la Academia, con 22 reimpresiones.
En los afios setenta y ochenta del siglo xx se consolida el estruc-turalismo funcional en la gramática espaňola. En 1975 Juan Alcina y Jose Manuel Blecua publican una Gramática espaňola que es, al mismo tiempo, un manual para estudiantes universitarios y un libro de consulta para profesores. Esta obra combina descriptivismo y estructuralismo "moderado" e introduce algunas novedades con-ceptuales como la ordenación de los hechos a partir de una misma forma {como, si), o el análisis de la "frase" (enunciado sin verbo en forma personal), o la distinción de elementos "nucleares" y "peri-féricos" en el análisis del predicado. Asimismo proporciona infor-mación bibliográfica sobre cada tema, utiliza un corpus literario en el que se echan de menos las autoridades hispanoamericanas y desarrolla temas nuevos o poco tratados en las gramáticas anteriores (Kovacci, 1995)".
Con la ultima década del siglo xx se empieza a idear un nuevo paradigma en la linguistica, la cual trata de recuperar la subjetividad y actividad del hablante y su contexto de situación. Un intento teórico que encuentra fácil acomodo en el funcionalismo gramatical hispánico, pues desde los aňos del Centro de Estudios Históricos se venia buscando tender un puente entre el estudio inmanente de la lengua, que planteaban los neogramáticos y los primeros es-tructuralistas, y el estudio que incluye al hablante y su contexto, en los diferentes modos como se postula en la gramática psicológica, la linguistica idealista, la geografia linguistica, la sociolinguística, la gramática cognitiva y la pragmática linguistica (Portolés, 1992: 595-596).
'' Otras gramáticas estructurales son la argentina Gramática moderna del espaňol. Teória y norma (1972), de Manuel J. Sánchez Márquez, y la espaňola Gramática funcional del espaňol (1984), de César Hernandez Alonso.
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ľ.n cste contexto, en 1994 Emilio Alarcos publica -bajo los aus-
l m i« «s de la RAE- su Gramática de la lengua espaňola. Es una gramáti-
i i iciitífica, con una teória funcionalista no por implícita menos
•« tiva; pero es también una gramática didáctica y normativa. Re-
• ii|)(i;i la fonología, a la que dediča la primera parte; las otras dos 'i.u.iu cle morfosintaxis ("Las unidades en el enunciado: forma y ! 111 u i i )i i") y sin taxis ("Estructura de los enunciados: oraciones y fra-
■ -•."). Dos aspectos se pueden destacar de esta Gramática. En primer luu.iľ, la disponibilidad para acoger doctrinas que, aunque fun-
■ mildes, suponen una restricción del funcionalismo típicamente il.irquiano: por ejemplo, admitir la distinción de "adverbiales pro-pus' e "impropias" supone limitar considerablemente la noción de u.msposición que se venia aplicando de modo generalizado a las
• ii.tciones subordinadas. En segundo lugar, el corpus sobre el que ľ li.isa la descripción: un corpus literario, pero completo (desde el ■ml«) de Oro a nuestros días, con autores espaňoles y americanos)
•i ľl.ihnrado con una envidiable sensibilidad idiomática. Ese mismo i ho de 1994 Angel Lopez Garcia publica el primer volumen de su i.ximatica espaňola, dedicado a la oración compuesta; le seguirán los más, en 1996 y 1998, sobre la oración simple y las partes de li oración, respectivamente. Lopez Garcia pretende recuperar la Miícntación psicologista de Gili Gaya en una gramática diseňada
• i m u) gramática comunicativa, en la que destaca la innovación del Milen de exposición (de la oración compuesta a las partes de la m k ión) y una recepción no exclusivista de la extensa bibliografia
•  xisunte. En 1998 Francisco Marcos Marín, F.Javier Satorre Grau y M. 1 ,uisa Viejo Sánchez publican una Gramática espaňola, en la que
in liásico contenido tradicional (fonética y fonología, morfológia, uu.ixis y composición y derivación de palabras), con la incorpora-
■ nm de nuevas aportaciones (distinción entre oración compuesta v ľotnpleja y entre adverbiales propias e impropias, apertura a las unidades supraoracionales y al texto) se enmarca en un esquema linu ionalista y tipológico, en sentido amplio, con una finalidad iiiinnativa y didáctica, de la que no está ausente la enseňanza del
•  spaňol como segunda lengua.
I a gramática generativa llegó a la gramática espaňola en los pri-i neros aňos setenta. En 1973 -el mismo aňo en que se publicaba el ľ\bozn- vio también la luz la Gramática transformativa del espaňol, de Roger L. Hadlich, traducción de la version original inglesa, publi-i n la sólo dos aňos antes. Pero la gramática generativa y sus sucesi-m»s modelos no se aceptaron ni divulgaron en el mundo hispánico
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como la gramática estructural, quizá por una resistencia "incom-prensible" (Blecua, 1990: 30 y ss.) o por un "choque de paradig-mas" (Bosque, ms.). No obstante, a partir de los afios ochenta las monografías gramaticales generativas van siendo cada vez más nu-merosas. Yen 1999 sale la Gramática descriptiva de la lengua espaňola (GDLE), dirigida por Ignacio Bosque y Violeta Demonte y publica-da, igual que la Gramática de Alarcos, bajo los auspicios de la RAE. Es una gramática descriptiva, basada en una teória previa, que es fundamentalmente la gramática generativa en sus versiones sin-táctica y léxico-sintáctica, aunque receptiva a diferentes aportacio-nes funcionalistas, cognitivistas, lexicistas, semántico-funcionales y pragmático-discursivas; en su designio descriptivo esta gramática aspira a divulgar los resultados de las investigaciones previas, por lo que se nos ofrece como una obra de referencia en la investigación y la docencia universitarias. Es también una gramática colectiva, con las ventajas e inconvenientes potenciales que ello acarrea: manejo de una gran cantidad de bibliografia, por un lado, pero, por otro, el riesgo de la incoherencia doctrinal, metodológica y terminológi-ca, del que, no obstante, son conscientes sus directores que tratan de neutralizarlo velando porque la exposition sea homogénea, la terminológia común y la aplicación metodológica sin contradiccio-nes. La GDLE es una gramática sincrónica, pero acoge ciertos datos diacrónicos y, en menor proporción, dialectales. Sin embargo, no es una gramática de corpus: los datos se extraen, principalmente, de la introspección del gramático y sólo ocasionalmente, de textos reales, lo cual es un serio obstáculo, sobre todo, para la explicación de los fenómenos en los que resultan relevantes las relaciones de gramática y discurso. Tampoco es -ni lo pretende ser- una gramática normativa. La GDLE no se ocupa de la fonología; es sólo sin-taxis y morfológia. El contenido sintáctico es muy extenso y abarca cuatro partes: 1) las categorías gramaticales, su sin taxis interna, su significado y sus efectos pragmáticos; 2) la sintaxis de la oración simple y de las construcciones condicionadas por las propiedades léxicas de los predicados verbales y por la acción de procesos gramaticales esenciales (predicación, concordancia, elipsis, rección, subordinación y conjunción); 3) las relaciones temporales, aspec-tuales y del modo de la acción; 4) las relaciones entre oración y discurso: las oraciones subordinadas que "expresan las relaciones de la oración simple con lo que está fuera de ella" (Bosque y Demonte 2003/2004: 26), el orden de los constituyentes como expresión de
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l.i distribution de la información, el discurso referido y los marca-i lores del discurso. La morfológia integra una quinta parte en la <|iu: se analizan las unidades morfológicas y sus relaciones con la lonología y la sintaxis, la derivación y composición y la variación llcxiva.
Las diferentes gramáticas de los comienzos del siglo xxi -fun-i h males, generativas, cognitivas, discursivas, comunicativas, etc.- se nu uentran ante el mismo desafío planteado por la evolución de la icoría lingüistica desde los Ultimos aňos del siglo xx: recuperar al hablante-oyente, su contexto, sus presuposiciones e inferencias, la negociación del significado en el proceso comunicativo concreto, liien sea aunando esfuerzos -como, en cierto modo, ha pretendido l.i GDLE-, bien ahondando en lo específico de cada método, tienen nite si un inmenso campo de trabajo: relaciones de la gramática con la semántica, con la pragmática y con el análisis del discurso; gramática de la lengua coloquial; papel de la gramática en la ense-nanza del espaňol como lengua materna y como segunda lengua (Kovacci, 1995).
En America la renovación de la gramática ha seguido pautas may parecidas a las que acabamos de ver para Espaňa; sólo cabe . i nadir el desarrollo de un terna que ya conocemos como propio de iquellos países: la preocupación teórica por la enseňanza de la gramática y las relaciones entre la gramática que se debe enseňar y los diversos niveles dialectales de cada pais (Alvarez Martinez, 1994).
Referencias bibliográficas
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Blecua, J. M. (1990): "Actual panorama de las ideas lingüisticas en Espaňa", en (V. Demonte y B. Garza Cuarón, eds.) Estudios de lingüistica de Espaňa y Mexico, Mexico, UNAM, pp. 19-34.