CLAVERÍA , Carlos: "Nuevas notas soore los gitanismos del espaňol". Boletín de la Real Academia Espaňola, V. 33, 1953, pp. 73-93 r Nuevas notas sobre los gitanismos del espanol No considero mi libro Estudios sobre los gitanisvtos del espanol (Revista de filológia Espaňola, anejo LIII), Madrid, Í951, como término de mis investigaciones sobre los problemas alli planteados, sino como principio de una tarea a realizar. Muchos Teproches pueden hacérseles a mis estudios (i). Entre /eUos, la faha de un glosario o indice de palabras —que las árcunstanáas no me penniperon preparar— para íacilitar la utilizacíón de los materiales Tecogidos y estudiados. Pero šerá necesarío también reconocer sus limitaciones y rellenar las la-gunas que quedan en los esquemas históricos del libro y čom-pletar y aclarar con nueva documentación los problemas lingiiís-ticos que alli se esbozan o se tratan con mayor o menor detaile, aprovechando también las observaciones y sugerencias que se me han hecho. Estas notas aspiran a ser complemento de mis (i) He aqui las reseňas del libro de que tengo nolicia: J. M. Blecua. en'Heraldo de Aragón, 2 enero 52; C. J. Cela, en Clavileňo, num. 13, enero-febrero 1052. pág. 68; M. Fernandez Almagro, en ABC, 12 marzo 1952; B. Gilliat-Smith, en Journal of the Gypsy Lore Society, Third Series, XXXII, 195z pág. 140 y stgs.; F. Monge, en Arbor, XXI, 1952 pág. 457 y sig.; C. V. Aubrun, en Bulletin Hispcmique, LTV, 1952, pätina 97 y sig.; S. Gili Gaya, en Insula, num. 80, agosto 1952, pág. 6; \V. Entwistk, en Modern Language Review, XLVII. 1952. pág. 617: v E. Tierno Galván. en R crista de Estudios Politico*. XLII, 1052, pág. 165 y sig. ' . HOLETIN DE LA REAL ACADEMI/. ESI'AKOLA primeros estudios sobre el elemente gitano del lenguaje popular espaňol. ' Creo que ios Estudios sobrc los pitamsmos del espaňol con-tribuirán a situar la existencia de numerosos frupos de gitanos en la peninsula y su intervención en la vida nacionál en el mano cientifico en que deben ser tratados. No me refiero sólo a la cuestión de su lengua y de ;'su influencia en el lenguaie popular de los espaňoles, sino también a su história y a su ori-gen. Si dijimos que los gitanos de Espaňa parecían ser más conocidos que los del resto del mundo por la popularidad de los libro? de Borrow, convendría aňadir qué~parece que lo son por la lamentable confusion que los mismos espaňoles han producido^ explotando su pintoresquismo y presentándolos como uno de los productos más originales 3r artísticos de nuestro suelo. Esa confusion y una inevitable inclinación, no sólo espaňola, sino universal, de romantizar e idealizar la raza y sus costumbres, hace que se hava divagado sobre los gitanos de Espaňa sin que el rigor de una ciencia gitanológica internacionál, qué cuenta con muchos lustros de existencia, penetrase en nuestro pais para atajar la ignorancia y la superficialidad con que se trata todo lo referente a los gitanos y a su lengua. Hace poco fué posible que en las páginas de un periódico provinciano de Andalucía se entablase una dišputa bizantina acerca del pais de origen de los gitanos y se deseubrieran mediterráneos de que hay nume-Tosas palabras gitanas en uso entre los espaňoles que proceden de la lengua de los antiguos hindúes (i). Las obras que se han eserito recientemente sobre los gitanos espaňoles podrán apor-tar algún material de conocimiento directo y aclarar algunas cuestiones de folklore local, pero son dificilmente aprovechables para un conocimiento cientifico de las costumbres de los gitanos 'D 1-a polémiea se inició el 2 ni:oncó lia^ta hicu ervtxado el mes de mavo Una intervención de! N'UEVAS NOTAS SOBRE LOS GHAMSMOf DEL ESPAŇOL 75 actuales y del estado presente de decadencia en que se eneuen-tra su.lengua u). La investigación direeta de las gitanerias espaňolas puede proporcionar aún grandes sorpresas y con-tribuir no sólo al conocimiento del proceso de desintegración del caló, sino también a mayores precisiones sobre el léxico gitano que ha pasado a formar parte integrante de nuestro lenguaje j coloquial (2). _J El cuadro de la história de los gitanos y de su lengua en la literatura espaňola puede ser ampliado. No hay que olvidar que Feijoo se ocupó incidental y superficialmente de sus ori- (1) Véase, por ejemplo, entre las obras más recientes:_£,_J, Ortiz de Villajos. Gitanos da Granada. La Zambra, Granada, 1049; 3' C T. de Lona, Gitanos de la Béŕtca^^Madrjd^ '951- Bnja~obia de Ortiz de Villajos, pág. 49, se hace alueión a la decadencia del caló y se mencionan unos cuantos gitanismos corrientes en el lenguaje popular. T. C. de Luna seTeconoce legö^irxuesüones de filológia y se refiere también a_ la decadencia de la lengua gitana actual, sin dar ninguna precision acerca de lo« textos de rata que apörta, en algunas ocasiones, a! parecer, de řjkrimera mano. (2) Pueden encontrarse colonias de gitanos sedentarios en toda Espaňa, hasta en los sitios más uíesperados: Véase, por ejemplo, C. J. Cela, Viaje a la Alcarria, Madrid, 1948, pág. 193: "En la Alcarria, el viajero se encontró gitanos por tödas partes, gitanos que vi ven en paz y en btrena armonía con los payos, gitanos trabajadores y buenos ar-tesanos —churumajós que ponen bien la suela de los zapatos, patalarós que cantan martmetes en la fragua, cascarolerós que fabrican los más relucientes calderos, bajirínarós que constniyen livianas y resistentes cestas—, gitano* sedentarios que se inseriben en el Registro dvil, van a las quintas y viajan en coche de linea, gitanos que lo únioo que no hacen es casarse fuera de su raxa;" Publicaré en breve en el Journal of the Gypsy Lore Society Jos primeros resultados de mis investigaciones direetas sobre la lengua actual de los gitanos espaňoles emprendidas con la ayuda de la American Philosophical Society y de la Universidad de Pennsylvania. La supervivencia del gitano espaňol entra ' -írs y el capitulo "Cómo muere una lemrua" de 13. Terra-cini. Coiifhrt»' dr Icntntiis y eiilturas, Buenos Aires. 1051. páp. n Koum:-, dí: la keal aC.---jje.mia espakola .it.v en su Tcc.tro ^.r-aico 11). ai habiar de ia quironiancia. Xi rampoco que el gran iingüista dei siglo xviii, el jesuita expul-sü Lorenzo Hervás y Panduro, escribió sobre elios en su Ca-idiogo de las naciones conocidas y numeration, division y closes de éstas scgún la diversidad de sus idiomas v áwlcctos {2). consideranelo la ieiigua gitana como una de las "nueve lenguas matrices de Europa". Pero ni Feijoo ni Hervás habían estudia-do directamente el antiguo dialecto de los gitanos espaňoles. cuyo conocimiento sigue siendo, con anterioridad a los Ultimos decenios del siglo xvm, uno de los más arduos problemas que ofrece el gitano espaňoi. Šerá, sin embargo, arriesgado hacer afinnaciones categóricas antes de estudiar a fondo el lenguaje' germanesco y de someter a un cuidadoso análisis lo que ha-blan los gitanos en el primitivo teatro espaňoi (3). También el teatro menor del xvii y del xvm pueden proporcionar los es-lábones que nos faltan para relacioriaŕ el caló documentado por Borrow con la lengua primitivamenté "nablada por los gitanos que llegaron a Espaňa (4). La investigación de las toňadillas s-- > /j- - - ■ (1) Theatro Crittco Universal, Madrid, 1732, t. II, disc. Ill, pág. 59 y sig. (J. C. de Luna lo menáona en su obra citada, pág. 230). (2)' ~VoL III, parte I, Madrid, 1802, pág. 229 y sigs. La? f uentes de información de Hervás son, sobre todo, además de la traducción íran-cesa del conocido libro de Grellman, las obras de Ludolfu í (Leutholf), Ad suam hisloriam aethiopic El /in ■'. - - -niti:; :.<■■- <;:t\-:í<: !(;- dkl i.staxol 77 esctnicař jjiiedi- lacunar s;i; cjuda tambien dato? curiosos cicia '"gitanización" de ia escena u). Cabra iuuaimeme proiundizar más en los ínicios de la in-corporación consciente de los gitanismos en t'ormas literarias más nobles. Ya vimos que Le Gentil, en su estudio sobre Breton de los Herreros, hacía referencia al hecho de que "ľimpeccable Somoza" habia "compuesto un Romance gitanesco. En ese romance. José Somoza. a cabalio de dos sigios, considerado, sin embargo, como un eseritor del siglo xvm, pone al lado de la correction y de la delieadeza de sus composiciones poéticas la nota popular aprendida, en un ambiente de majeza propio del siglo, en sus tratos con toreros y comediantes (2). El romance no es sólo "gitanesco" por el téma, sino por el vocabulario. Véanse los siguientes versos:^ Con que es fijo, chaira mía. que tu grácia he camelado... i Qué estrella tan desdichada lucirá sobre tu cbairo < V si te faltan las caraňas y el columpio de ese garbo! Conejo meíiendo la cara en ba-rro o Los gitanos de Cádiz, manuserito de la "Colección Teatral" de D. Arturo Sedó, copiado en 1843 y precedente de la colección de N. Díaz de Escovar que se lo atribuía a Gonzalez del Castillo. (i) Véase, por ejemplo, J. Subirá, La tonodUla escénica, I, Madrid, 1928, pág. 383; y III, Madrid, 1930, pág. 65. Habría que -aňadir a los testimonios de la "gitanización" de la escena en el siglo xvni la nume-rosa lista de sainetes de títulos gitanescos que da C. A. de la Barrera, Catáloga bibtiográfico y biográfico del teatro emtigvo espaňoi, Madrid, i860, pág. 660. (2) Véase el "estudio preliminar" de J. R. Lomba y Pedraja, Obras en prosa y eti verso de D. José Somosa, Madrid, 1904. pág. xxii; véase también en BAE, LXVII, nág. 456 y sig«.. un significativo texto sobre "usof. traie? y modales del siglo xvm" acerca de las costumbres de lo« caballero? de la épuca que fueron probablemente las del propio Somoza: "Se vestíaii de "majos" para ir a ios toros", y "para tan dulce recreo mezelábanfe entre la plebe los más graves personajes con montéra ma-lagueiia..." ,~c- liOLKTIN Dl. LA REAL ACADEMY LS1'\:<t le babia revuelto a la Felipa el paňicaró. esto es, el aguardiente..." (véase también la nota siguiente). En la revista que publico por esa época J. M. Sbarbi, El Averiguador Universal, L 1879, págs. 324 y 327. y II, 1880, págs. 181 -2, comprobamos el interes de ciertos contemporáneos por el signifieado y etimologia de algunas palabras de caló: butén, veró. (£1 interes de los "aficionados" por las palabras "gitanescas* no parece disminuir con los aňos; véase, por ejemplo, para la etimologia de flamenco, A. Arébalo y Garcia, La capla andaluxa, Córdoba. 1047, pág. 10.) (2) Véase, por ejemplo, Diego Corrientes (História de un bandido cilebre), Madrid. 1886: "los flamencos, quiero decir los gitanos, pa que usia lo entienda mejor, llaman guillabar al canto, y guillabaor al que canta, es decir, al caniaor que canta bien, y eso es y no mís" (1, pág. 30;; "los gitanos no se casan con las castellanas ni con los castellanos las gitanas" (I, pág. 39); "nadie mejor que los gitanos conocen a esta clase de gente; porque los gitanos tienen algo de idólatras y se entregan a supersticiones a pesar del celo del Santo Oficio" (II. pág. 25í). NUEVAS KOTAř >ObRC LOí GITANISMOS DEL LSI'aŇól í. i ii. niucho. al ienguajt popular común de los espaňoles. pero que seguramente estaban en uso en Andalucía por aquella época (i). En ias novelas de Fernandez y Gonzalez tienen sin duda su antecedente muchas de las novelas posteriores de costumbristas andaiuces y de ambiente naturalista "achulapado" madrileňo. Por otra parte, el triunfo claro y evidente de lo "flamenco" en el teatro podría documentarse con otros numerosos y sig-nificativos testimonios: Por ejemplo, el hecho de que fuera posible llevar a escena parodias en "caló" de pbras extranjeras y nacionales que habían gozado del favor del publico. Conozco Mariana la Barlu. Paródia del drama de Scribe titulada "Adriana Lecouvreur" por el Licenciado Escribe. Representada con extraordinario exit o £n el Teatro de la Cruz el 4 de mayo de 1852 (Madrid, 1852) (2), y la obra de J. M. Honor. El churí de! Ecijano. Paródia de "El puňal del gpdo", 3.* ed. (Madrid, 1881), que por el numero de ediciones debió leerse bastante.fo). Este ----------------------------------------------------------— " ."■■* '-"' ■'■ ■ ■"'■'■'■'■ ■'■■■'■■•' '' •*- •''■'* '"" ' •(1) Véase, por ejemplo,-JLo Reina gitana .(cito ijporlJa reimpresión de Barcelona, 1942). pág. :34i "El chavó tiene,vrchenes" .fdineros'J; La pif ja verde, Madrid. 1883, págs. 9 y 173: "sundelaba a momia"; "le sundelaba un poco el aliento"; El Chato de Benamejí, L Madrid, 1878, pág. 804: "La vió y se quedó espirrabao."/Compárense algunas voces gitanas que eran habituales a mediados del,siglo xix, pero que so arraigaron tam poco, en mi nota Algunas denominaciotus jergales del diner o, pró-xima a publicarse en El Correo Erudilo. ■----------- (2) Los personajes, aparte de Mariana la Barlu, son La tia Gilanda y El tío Gilando, con cuyos nombres se juega. Los gitanismos son abun-dantes y el lenguaje "flamenco" nace la .paródia de las situaciones dra-máticas de la obra francesa: andoba, gili, mengues, guillar, etc. (3) Los versos de Zonula .aparecen trasladados a un ambiente y un lenguaje "flamencos"; véanse págs. 8, 12. 25, y.31: Mulé me idifie^er.buchí . ., antes que. menée la mu! ; San Crista qué idea clianelo! -Yo soy tm hombre, Restate?... que con la fosca paní er cuerpo me U> «mpjpr:^» esta techumbre guipé y en eya me sambuyi... y fin que crcai' liuleria :o que nliora V d'camns S2 IIOLKTIN I)t L.: Kí.a;. ACADĽMi- ): ■• ľ •> í "i- \ "flamenquismo" de h. escena ne impedia. sin embargo, que el terna de los gitanos no tuviera. aJ mismo tiempo. ei tratamiento romántico habitual del teatro europeo (i). Constantemente se eneuentran en iecturas de obras del siglo xix testimonios abundantes de lo profunda que fué, desde fines del xviii, la "flamenquización" de las costumbres y de cómo absorbió gitanismos el lenguaje de las clases superiores en con-tacto siempre renovado con unas clases populäres gitanizadas a su vez, primero en el Sur de Espaňa, en la Corte luego (2). Esta tendencia se hace patente en muchas ocasiones a lo largo (1) Vease, por ejemplo, E. Zumel, El gilano aventurero, Malaga, 1854 (en verso). Sobre la idealización del tipo de la "g:tanilla" en el Siglo de Oro, vease la reciente tesis doctoral de P. W. Bomli, La dans TEspagne du Stiele ďOr, La Haye, 1950, pág. 334 y sigs. (2) Hablando M. Fernandez y Gonzalez, La sobrina del eura (História de una perla), Madrid, 1881, pág. 82 y sigs., de los tipos populäres madrilenos y de sus costumbres, dice: Ta mája era un tipo de im-portancia suma en Madrid, de una grande influenáa y de tma tal mag-mrud inexplicable... Eran, ya lo hetnos dicho en otras ocasiones. los Grandes de Espafia de barrio bajo... La mája pasó a príncipios de ešte siglo, cuando desaparecieroti Goya y Don Ramón de la Cruz..., y mu-cho cambió nuestro modo de ser social y politico por los cambios de 1814 y 1823. La manola heredó a la mája. Era la misma cosa, pero en progreso. Era el mismo tipo, la misma raza. Sólo que se babia asefio-reado y habia perdido fanatismos, como las altas damas se habian desemnajado en grait parte... Por lo deroás, continuaban las cualidades características, esto es, el desgarro, la oeurrenda irresistible, la pro-pensión a los agarramientos de los moBos..., el guitarreo, el cante, el continuo jaleo, el lujo inmoderado y fairfarrón..." En pág. 87 se refiere a la "literalizadón" de las "chulillas" que con folletines "se embriagan más que con el peleón cuando se les oeurre ir de juelga al puente de VaJlecas o zambullŕrse en el Imperial para hartarse de lo flamenco y del zapateado..." Gustavo Adolfo Bécquer, en un articulo titulado La "Nciia-", dedieado a la bailarina de ešte nombre (Obras completas, Madrid, 1049, pág- 33 y sig?.), hablaba ya con nostalgia de unas tradiriones "flamen-cas" en trance de desvirtuars« y de desaparecer para siempre al con-tacto de la moderna civilización: "en vez de componer los romances de los Siete Niňos de Ecijo y de cantarse cantares flamencos, leerá periódi-cos y tarareará aire? de ópera", todo šerá, en suma. "menos pintoresco. menos poéťco". de! .-iglo, desde ia época dt Carlos IV 11). En e! tra je, en la con-ducta y en el lenguaje eran todos unos. M. Fernandez Almagro ha recordado hace poco el atuendo popular andaluz de Antonio, el protagonista de la primera novela de D. Juan Valéra, Mari-quita y Antonio (2), que pudo ser la misma del autor cuando i oven, la misma del protagonista de Las ilusiones del Doctor Fatistino, seňorito andaluz de pueblo y estudiante en Granada. M. Méndez Bejarano nos presenta un insospechado retrato cam-ptro andaluz del autor de unas Consideraciones sobre la Iglesia en sus relaciones con el Estado (Madrid, 1851), un aristócrata espaňol, el Conde de la Vega de San Juan (3). La prensa grá, fica espaňola ha reproducido en los Ultimos tiempos fotografías iuveniles de una Infanta de Espaňa con chaquetílla corta de alamares y tocada de monterilla. Puede enriquecerse fácílmente la colección de textos de es-critores conocidos del siglo xix que ilustran el fenomeno de la "flamenquización" de costumbres de la época, propiáa a aceptar voces gitanescas e incorporarlas a su lenguaje: (1)' J. R. Lomba, en su citado estudio a las obras de Somoza, pá-gina 'xxii, escrŕbía en 1904, refiriéndose a los defectos de la sociedad en la que vivió el autor: "Muchos [hay que cayeron] en la [cuenta] general de la aristoeracia espaňola, baja siempre de fooo, escasa de cultura y de seňorio, ayuna de ideales, tnclinada perpetuamerrte hada la plebe por temperamente. Aquellos infamantes días de Carlos IV, aquella alta sociedad infidonada de majismo, ásperamente reprendida «n El Pen-sador por Clavijo y Fajardo y por Jovellanos en sus sátíras a Arnesto. abundaba en manolos aristoeráticos. Estabarx mny a la móda toda clase de atuendos caballerescos. Los sefioritos de gran linaje lucian brava-mente su aire de taco que k» ponia al nive! de los znajos de Lavapiés: sus modelos. La semilla, por derto, m se ha perdido: hoy la vemos renacer 000 nueva fuerza..." - (2). Granada en la literatura romántico espaňola, Madrid, 1951, pá-gina 4P y sig. (3) História de la FUosofia en Espaňa hasla el siglo XX, Madrid. s. a., pág. 415: "Al ver la itnagen de on hombre en mangas de camisa, deshecho el nudo de la corbata, con faja, sombrero calaňés, la chaqueta de alamares a un lado y el puro a medio fumar entre el indice y el corazón, jamás se figuraría nad« contemplar el retrao de un conde, de un filósofo ni de un hombre politico. Y, sin embargo, de todo tenia el autor de e?te ya rarísimo libro." \ ľ.'tui.iy: m i..-. kj:.-\l acadumía ľ>paňiu.a Hay uno signiiicaiivo de Manuel Fernandez 3' Gonzalez que tu una de sus novelas hace que un francos, que observa asom-brado las costumbres espafiolas, anote, si no en su "carnet", s: en su memoria: Ers Espaňa los grandes seňores concurren con sus danias de compaňia a ío= cafés flamencos doude van los clinlos y los gitanos, y se ejecuta, con una orn;i íle tu madrc. Titin, pcjjame un čate -u-mprv qui- im "lyas Sr> BOLľ.T! N DC LA F.FAL ACADEMIA ESPAŇOLA íué crisol del andalucisino importado de los aficionados "flamencos" y del contacto íntimo de las clases altas con las inferiores, sino por la creación de una literatura madrileňa costumbrista que se manifesto principalmente en el teatro, pero que tu vo también otros erponentes. Es decir, que no fué sólo el teatro de Lopez Silva y de los que, comb Arniches y otros saineteros. siguieron sus huellas lo que contribuyó a enraizar el caló en Madrid, sino que el costumbrismo en prosa, eh la novela y en el articulo periodístico, y hasta un nuevo género de "poesía madrileňa", dió cabida a la "flamenqueriä** del ambiente ý contribuyó, sublimándolo, a su popularidad y difusión. En la ex-presión literaria del Madrid de C. Frontaura y A. Casero, en el de E. Ramirez Angel (i) y de E. Carrere y de P. de Répide y de tantos otros que simultanearon el ejercicio del periodismo con su cultivo de la lírica, de la novela y del drama, habrá que busčar la fuente de la gran difusión de muchos gitanismos del actual lenguaje popular. Ese Madrid äe'la vuelta del agio tuvo rnucho de Madrid "flamenco", achulado a. lo caňí, con un hampa que habla el caló de los colmados andaluces y de los presidios (2). Profundizar en él y en su vocabulario requeriría tiero-po y espacio, pero no hav duda de que los gitanismos penetran dear alguna de esas porquerías... jEstaría bueoo que en Madrid cuan-do m« vea con- persona; Ken habladas, suelte yo un diquelar, un man-gue. un cangri...\" Galdós había hecho estudios directos del lenguaje "flamenco" «n la Corte: En 1915, en Guia etpiritual de Espaôa (Obras completes, VI, Madrid," 1942, pág. 1563V»gs.), recordaba: ""Desde las Vistillas al Hospital, desde las Injurias a ks Pefiuelas, a los Poros de la Nieve, y desde San Cayetano a San Sebastián, k> que más tne dal» quebraderos de cabeza era el domhňo 'del lenguaje majo, chulesco o como .«e le quiera llamar..." ■-••■•■**■'*•■' (1) Véase lo tme observa F. Carmona Nenclares, Lo prosa Kteraria del Novecientbs. Madrid. 1029, pág. 86: "Hablan los personajes de Ramirez Angel el lenguaje del pueblo. Detrás de cada uno de dlos vetnoí al novelista manejando los términos populäres de ese lenguaje.en un e'tilo que e? muy suyo." (2) Véase Madrid a; los z-ersos y «1 la prosa de Carrěre, Madrid. IQ4S, especialmente páp. 7;. y sigs.; 150 y sigs.; y 255 y rig. Compares« Vc1:ifco Zazo. La ni-ňeza cV mi licmfo. Madrid. 1015. ;<\!r.v\s noias íobre los gitanismos del esfaňol 87 hondamente. por debaio y a través dt esa literatura, en el len-sruaje popular de todos los espaňoles (1). Planteamos también la cuestión de la decadencia del "fla-menquismo" y del retroceso de los gitanismos en el uso. Hav. como decíamos, íormas del "flamenquismo" vivos aún y que, podria decirse también. están hasta en pleno renacimiento y auge: Las compaňias llamadas de "folklore" son cada vez más numerosas y recorren la peninsula con éxito indudable, espar-ciendo a troche y moche "andalucismo" de pandereta, y existen también artistas actuales que siguen la gloriosa tradición del ■"cante" y baile "flamencos" y que apasionan a muchos de nuestros contemporáneos (2). Pero los libretos de las obras que ponen en escena las dichas compaňias de "folklore", pese a la coyuntura, apenas si emplean gitanismos, y cuando lo hacen se trata de los más corrientes (3). Si recurrimos a la ultima lite-Tatura para comprobar hasta qué punto ciertas aficiones y ma-Tiifestaciones "flamencas" siguen perdurando y, al mismo tiem- ^? (1) Véase un ejemplo —entre los muchos que pudieran estudiarse— de la profunda penetradón del caló en on autor de "madxiteňerías", dentro de la tradición mejor de Lopez Silva, A. Casero: "Pa querer a un gacholi como menda"; *^r la moza más barbi / no seas guasa"; "salió u« gachoncito de la tasca"; "si en ešte mundo el que abiyela vive"; etc (La gente del bronce, Madrid, 1896, págs. 27, 20, 38 y 119); "sonsi la muy"; "y eso ni «s chis ni es auténtíčo"; "y los cHsos que habiyelasn; etc (Los gatos, Madrid, 1906, págs. 6, 34 y 87); "chanelo yo del masamen de la bulipén con grácia"; "y el hombre que no terela"; "a él le viste su mamisa"; "si mimin k endica"; etc (El pueblo de los mojos, Madrid, 1912, págs. 19, 147 y 249); "no se le niega la brhuo"; "si yo no aviyo joyeres"'; "gentes del ful"; "moza juncaT; etc. (La Musa de los Madriles, Madrid. 1914, págs. 22, 116, 124 y 224); "me resulta un lipendi"; "un cartel de postinera"; "lo que estás tú es acharao"; "dices que no te camelo"; "hadéndote la lilaila"; etc (De Madrid al tUlo..., Madrid, 1918, págs. 19, 71, 160 y 200); etc. (2) Véase Fernando el de Triana, Arte.y artistas flamencos (2* ed.), Madrid, 1952, en que se destaca la abundante participación de gitanos entre los "bailaores" y "cantaores". Sobre la decadencia dé la zambra granadina, véase una deliciosa vineta de E. García Gómez, Silla del Moro y N%uvas Escenas Andalusas, Madrid, //94S, pág. 211 y sigs. (3) Sólo en un caso, y como exception, he oído un gitanismo menos HOLĽTIX DĽ LA KĽ AL AC.ADĽMIA F.SPAXOLA M, tncuntrar testimonios de un cieno retroeeso en uso actur.l de ciertos "gitanismos", el libro de A. Díaz Caňabate, Historw de una taberna, Buenos Aires, 1947, nos proporciona unos bue-nos ejemplos: El autor —nacido a principios de siglo— escribe, en 1942, recordando su juventud y engarzándola con el presenter 'Ahora nadá tiene importancia y los achares no son más que una palabra arrinconada de esas que usa Azorin para asombrar a los lectores de ABC ..." (pág. 177).; "juncal, adje-tivo muy de móda enfonces..." (pág. 187). En dos novelas re-ciéntes que pretenden recoger el ambiente -y-«l lengua-je conven-cional de los espafioles de hoy, D. Fernandez-Flórez, Lola, es--■pejo oscuro, Madrid, 1950, y C. J.*-Cela, La colmena, Buenos Aires, 1951, se demuestra lb pro fundamente arraigado del vo-cabulario gitano en el lenguaje popular que es empleado de manera natural e inconsciente por parte de los .autores. Pero los gřtanismos (camelador, chaiar, chaladura, pirar, andoba, man-ganie, barbián; etc) son los que todo el mundo conoce y usa (1). Lo mismo podria comprobarse seguramente en otras novelas de úitíma hora de la;misma linea (2). El caudal léxico gitano in-corporado' al lengua je popular espaňol parece ya definitivamen-fe cristalizado e inalterable (3). También lo gitano parece haber dado de si todo lo que podia dar en nuestra literatura, como no sea la simple repetición de los temas más convencionales en la literatura costumbrista dramática de tnfimo orden (4). i><ř- .<",: 1*,,,. -. ;.' |s >(l) -En Lola, espejo oscuro, pág. 30. sc osa of«: "y airosa y jun-cal «omo una faraóna". La consdenda dt apt ja juncal se está ante un adjetivo,""gitano" parece evidente, asi como ia etiroologia popular de iMMfOfen lá«, ai- fespigada y esbelta como an junco"; recuerdense las observaciones de tniestudio Un adjetivo 'flamenco": *jvncař. U (a)'Véanse lasobservaciones de C. Cottazo, £/ argot en la novela. en Insula, num. -68. agosto 1951, pág. 6, »obre el lenguaje popular en las novelas de Cela. Suár« Carrefio. Elena Quiroga, etc. (3) Pes* * que se siguen representando obra? dramáticas coMum-bristas de ambiente andaluz con abundances 3' raros gitanismos; véase. por ejemplo, L. Fernandez de Sevilla y 1. Tcjedor. Ľr..n !rt.<: ľn gitano y un marquis..., Madrid, 104Q. (4) Se están dando constante? vneHaí a! sitani-mn d» !;. no--h. •)• •vu'.ti: ^?.r?;,. ..;-~ci.. ..c ut-in. t.-ii jiruiuímuar mučilo en io> i'o- Nľi:VA> NOTA» SOBK1-: L«J.- ..ľlAM.-MC^ »HL ĽSJ-AICOL 6O Para compietar estas notas adicionalet a la introducción de mis Estudios habrá que recoger también todo aquello que se reftere constantemente a los problemas específicos del vocabu-lario allí planteados, y, en primer lugar. un artículo de M. L. Wagner, A projwsito de algunas palabras yitano-espaüolas, en Filológia, III, 1951. pág. 141 y sigs., en que el sabio lingiiista alemán estudia algunas de las voces que yo, a dištancia y sin conocimiento de ello, estudiaba por mi cuenta (i), y algunas de las observaciones que han empezado a hacerse en revistas nodmientos de la raza y de sus costumbres y lengua. Prueba de ello es que perpetuó, como a)go que le causó profunda impresión, la frase de un "cantaor" a que se refiere R. Alberti, Primera imagen d*..., Buenos aires, 1045, pág. 26 y síg., que hace alusión al supuesto origen egipcJo de los gitanos: En su libro Poemo del Cantc joitdo, Madrid, 1031, pág- 99, las "Viňetas flamencaš"' van dedicadas: "A Manuel Torres. "Nifio de Jerez", que tiene tronco de Faraón". Hay también unas de-clarariones, hasta ahora ineditas,: de Lorca, muy explicitas, recogidas •por J. A. Crow, Federieo Garcia Lorca, Los Angeles, 1945, pág. 12 > siguiente: "FJ gitamsmo es tan sólo un terna, uno de los muchísimos que tiene el poeta, pero no fundamental en sus obras ni muclio menos persistente. El Romancero gitano es un libro en el que el poeta ha acertado por el tono del romance y por tratarse de un terna de su tierra natal pero no se puede clasificar a ešte poeta..."; edmpárese otro texto de Garcia Lorca en Cartas a Jorge Guillen, en Invcidario, III, 1050. pá-gina 53: "Los gitanos son un terna y nadá más." No hace mucho, un sacerdote granadino, T. Gutierrez Padial, Salterio gitano, Granada. 1948, ha escrito una especie de "romancero gitano a lo dwino" en que ha creido necesario incluir algunas palabras gitanas para dar ambiente a su evidente imitación lorquiaiia. ,/Recienlemente se ba heclio referencia, en los estudios sobre la obra poética de Manuel Machado, a la "majera gitana" del autor reflejada en""sus versos: véase M. Perez Ferrero, Vida de Antonio Machado y Manuel, Madrid, 1047, pág. 146 r sig.;" y J. Moreno Villa, Los autores como adores, Mexico, 1951. P»g. 102 y -sigs. (l) Las palabras estudiadas por Wagner son: camelor. contonia: ialar, jantar; ronda; píra; postiti; juncal; hollin, jollin. El mismo Wagner. Apuntaciones sohrc el calö bogolatw, en Bolctin del hislitiilo Coro y Cuervo, VI, 1950, pájí. 181 y sigs., ha encontrado nuevos gitanismos en el "argot" delincuente de la America espaňola; véase Estudios. páe 16. en memoria de Amado Alonso de XRFH. 90 BOLiíTÍX DI". LA KKAL ACADEMIA ESI'AXOI.A cientincas a mis estudios etimológjcos, asi como a otra< pii-blicaciones que pueden contribuir a aclarar ciertos puntos de los Estudios. La creencia de que en undevel se esconde, prefijado. el ar-I ticulo indeterminado espanol se encuentra en O. Deutschmann. I y \ Formules de malediction en espagol et en portugais, en Bo-í ietim de Filológia, X, 1949, pág. 227 y sig., nota 36, que pa-rece seguir creyendo en la insostenible tesis del monoteismo de los gitanos y en la persistencia de anüguasjreligiones entre los gitanos espaňoles. Por su lado, B. Gilliat-Smith, en JGLS, Third Series, XXX, 1951, pág. 79 y sig., contribuye a destruir para siempre todo fantaseo sobre ese terna de filólogos de ocasión. Gilliat-Smith cree que la etimologia de -undevel debe referirse, más que a un calco sobre j on devel 1, ^por Dios', a la prefija-don dd articulo determinado gitano a devel, 'Dios', teniendo • «n cuenta que los dialectos gitanos, 4c los Balcanes usan la ^"pajabra Dios siempre y exclusivamente ton d articulo. Habria, ^pues, im paralelismo entre las formas úndevel y ostevel, con * d desarrollo de unas n y s inorgámcas, respectivamente, en f ormas primitívas o-devel, o-tebel. La opinion de Gilliat-Smith encuentra d inconveniente de la vitalidad evidente en el gitano es-paňol, al lado de undevel, ostebel, de la forma devel que quita Ta categoría de argumento absolutamente convincente a su hi- ŕ.: jpótesis. "Las posibilidades de que la forma í on devel! originara, ««o (contribuyera a originär, la acuňadón de ondevel no han que- ji -dado descartadas. ■ -^ v «.ir^Entre los textos de D. Juan Valéra que dté para explicai ,,,.su acfituč linguístícay d uso de una maldirión gitana en Pepita Jimenez, olvidé uno de importanda en Epistolario de Valéra y Menčndez Pelayoí(tá. Artigas y Sáinz Rodriguez), Madrid, 1946, pág. 57 y sig., en que, Tefiriéndose a Galdós, dice: "A lo mejor, hasta en los momentos de más pasión y de más elevado estilo en los discursos de sus personajes, ingiere palabras baias y feas de puro familiäres..." La aversion de Valéra al uso del lenjniaie colonuial en sup novela? ha side tenida er ciiTtr er el marco general de su estética, en el redente estudio de M. NUEVAS NOTAS SOBRE LOS GITAMS.MOS DEL ESPAXOL 91 Olguín, Juan Valéra Theory of Art for Art's Sake, en Modern Language Forum, XXXV, 1950, pág, 29. En el citado estudio de O. Deutschmann, Formules, se recoge la maldición de Pepita Jimenez como ejemplo de aquellas en que aparecen animales peligrosos que pueden matar a la persona que se mal-dice y es la única en que hay referenda a perros. Podria sa-carse la impresión de que se trata de algo. singular y pere-grino, pero cada dia me afirmo más en la convicdon de que Valéra recogió algo extremadamente difundido, en intima aso-dadón con otras maldidones, en d folklore gitanc-andaluz (1). Las formas ponderativas de mistô, de chipén, de butén, etc., deberán ser estudiadas en el cuadro general que plantea la re-ciente tesis doctoral de H. Osten, Die Hervorstehung im Spanischen, Zürich. 1951. u . xi> ■ . . ' ■-.-,-. Las formas como mi menda, a cuyos- paraldos alemanes y franceses nos referimos en las "addenda", .-eneuentran también ff'saparaldo en d espaSol antiguo' ,en los ^^equivalents for yo" que cataloga J. E. Gifleten su -tdiáón'iPropalladia and other zvorks of Bartolomé de Torres Naharro, Bryn Mawr, 1951, pág- 873 y sig. He comprobado la popularidad de la forma mi menda en d Sur y SE. de Espaňa que explica satisfactoriamente las formas apocopadas mi men, su men. Mi menda ha servido de título espaňol a una pdícula francesa de Maurice Chevalier, estrenada en Madrid en 1952, y cuyo título originál era Ma pom-me que significa en "argot? también 'yo'. Muchos madrileňos, que conocían y usaban menda, encontraron extraňo a su uso lin-guístico la fonna ™i menda dd título. - ípj La difusión dela palabra -mangante se debe, sin dudá, a la abitndancia de mendigos, pedigiieňos y sablistas en la bohemia (1) A los abundantes ejemplos que di en Estudios, aňadanse las variantes de la maldición: J. M. Eguílaz, El pillo y el caballero, Cas-tellón, 1883, páp. 13: "i Que malos mengue« te Vornan!"; M. Fernandez y Gonzalez, Lo rcina gilona [1867], Madrid, 1042, pág. 19: "Malos n;t::ii(: mt iraieicr." ' y M. M de >;Ml A::;.. .'-;• .'.';:•'«:. e:. I.r: c■-paiioles pmlados por si mismos. Madriil, 1851, pág. 215: "Malo? nioros :.:<: íaielcr...." 92 BOLETIK DE LA KLAL ACADEMIA ESťANOLA madrileňa del pasado; anádanse a los cuadros de costumbrt; que describen el tipo. C. Frontaura, Cosas de Madrid, Madrid. 1868, pág. 251 y sigü., y pág. 264 y sigsr; del mismo, Caricatiiras y retratos, Madrid, 1868, pág. 65 y sigs., y pág. 165 y sigs.. etc.: y J. Lopez Pinillos, Vidas pintorescas. Gente graciosa y gcntt rara, Madrid, 1920, pág. 251 y sigs., etc. M. L. Wagner, en Filológia, II. pág. i76*y~~šigs., hä'tlegado a las mismas conclusion« que yo respecto a juncal. Wagner se limita, sin embargo, a referirlo a la raíz india shuk-, 'hermoso', sin tomar en cuenta las formas paralelas del primitivo j'ucal. como jucó, juquí, 'seco', 'delgado'. Las observaciones de B. Gil-Iiat-Smith, en JGLS. Third Series, XXX, 1951, pág. 79, sobre la infijación de una n inorgánica o adventicia en algunas pa-labras del gitano espaňol (majaró. manjaró; sapuni, sampnňí) contribuyen a explicar la confusion jucal, juncal. 1 ;í()'Sobre los verbos azorar y azarar escribió un artículo que había escapadô a mi atención M. de Cavia, Limpia y fija, Madrid. 1922, pág. 1 y sigs., en que, partiendo de las etimologías acep-tadas generalmente (azorar de azor y azarar, de azar, "en e! sentido neíasto que daban nuestros ascendientes al vocablo") llega a las siguientes conclusiones: "La diferencia esencial entre azarar y azararse y azorar y azorarse me parece que es f ácil de seňa-Iar •—y si yerro, que me enmienden— didendo que el sobresalto del hombre azarado se puede ocultar o disimular, al paso que d ^usto« la inquietud del azorado necesariamente ha de ma-nifestarse por signos exteriores. Es dear, que vo puedo estar muy azorado por tal o cual causa y no mostrar al publico el menor azoramiento." En •:!;;■• ■.■:::':■ •.■•'.njtiiv j puťGc i^ittr .v., ru\L ^;. .. etimologia popular v en un criterio convencional de In rorr»-■■- V su coiH'iirrenria ron el