Invitación al vómito Cúbrete el rostro y llora. Vomita. ¡Sí! 5 Vomita, largos trozos de vidrio, amargos alfileres, turbios gritos de espanto, vocablos carcomidos; 10 sobre este purulento desborde de inocencia, ante esta nauseabunda iniquidad sin cauce, y esta castrada y fétida sumisión cultivada en flatulentos caldos de terror y de ayuno. Cúbrete el rostro 15 y llora... pero no te contengas. Vomita. ¡Sí! Vomita, 20 ante esta paranoica estupidez macabra, sobre este delirante cretinismo estentóreo y esta senil orgía de egoísmo prostático: lacios coágulos de asco, macerada impotencia, 25 rancios jugos de hastío, trozos de amarga espera... horas entrecoratadas por relinchos de angustia. Oliverio Girondo Amor constante más allá de la muerte Cerrar podrá mis ojos la postrera sombra que me llevare el blanco día, y podrá desatar esta alma mía hora a su afán ansioso lisonjera; 5 mas no, de esotra parte, en la ribera, dejará la memoria, en donde ardía: nadar sabe mi llama la agua fría, y perder el respeto a ley severa. Alma a quien todo un dios prisión ha sido, 10 venas que humor a tanto fuego han dado, medulas que han gloriosamente ardido: su cuerpo dejará, no su cuidado; serán ceniza, mas tendrá sentido; polvo serán, mas polvo enamorado . Francisco de Quevedo.