CapItulo 7 LOS METROS HISPÁNICOS 1. INTRODUCCIÓN: ABUNDANCE DE METROS I-a poesía hispánica cuenia con una amplia gama de metros, que van desde las 2 silabas hasta las 22. Con todo, hay unos metros muy usados -especialmente los de 8 y 11 silabas. segui-dos por los de 7 y 14-y otros verdaderamenie raros. Si nos luviéramos que decantar por un solo metro, el más usado en todas las épocas y el más arraigado en la poesía popular y tra-dicional, ése sena el octosílabo. Por su pane, el endecasílabo, metro italtano aTian/.ado en el Renacimiento, es el dominante en la poesía culla en arte mayor desde el siglo X\l hasla hoy. Los poemasque utilizan un solo metro (monométricos o isosilábicos: romance, soneto, etc.) son los más abundantes en nuestra lírica. Los heterométricos o heterosilábicos nacen de la ntxcsidud úľ vaiiac ión melódii.i o rítmica. Piesentes en la tarda Edad Media (coplas de pie quebrado), se ineremen-tan en el Renacimiento (oda horaciana, canción petrarquista, madrigal, etc.), y reinan en el moderno verso libre. Estilísticamente, los metros cortos resultan más aptos para tratar temas ligeros, y los metros largos para los graves. Los metros con un numero par de silabas (4, 8, etc.) reciben en muchos autores el nombre de «parisílabos»; e, inversamente, el de «imparisílabos» los de numero i m par. Vamos a pasar revista a los metros hispánicos, desde su maxima frccucncia hasta su minima1, primero dentro del arte menor y luego dentro del mayor. Aunquc unii exposición sistemáiica que comenzara por los meiros de 2 silabas y lerminara por !os de 22 serfa much» más ordenada, creemos preferible exponer primero los metros más usuales y conŕedcrles más espa-cio. Deesie modo nos parere que el lector gana en perspectiv-,! de uso. IDS METROS HISPÁNICOS 123 I: Arte menor (de 2 a 8 silabas). 2:-■Vrte mayor: 2.1.: Simples (versos de 11,9, 13, etc. síl.). 2.2.: Compuestos (14,16,10, etc. silabas). 2. Metros de ariľ menor Los que más volumen fónico tienen untre los du arte menor -los de 8, 7 y 6 silabas- suelen encontrarse en poe-mas monométricos. En cambio los de menor volumen fónico -5, 4, 3 y 2 silabas- se eneuentran casi siempre acompa-liando a otros más largos en composiciones heterométricas. No está excluido, sin embargo, su empleo independienle. 2.1. 1j)S más usuales: 8, 7y 6 silabas En el arte menor, el más usado es el octosílabo, el gran metro espaňol. Lo encontramos en nuestros más primitivos poemas, lasjarchas (s. x), y llega hasta nuestros dias. En octosilabos can tan los pueblos hispánicos (copla, soleá, sevi-llana, huapango, etc.). En octosilabos se escribe el Romancero. las déci m as, las redondillas, etc. Nucstro tea-tro clásico está mayoritariamente escrito en octosilabos, y otro tanto sucede con la lirica popular o popularizante. Con ritmo trocaico (-■-----------), dene un gran precedente en la métrica popular latina: el «versus quadratus» o letrá-mutro trocaico cataléctico. El uso del tetrámeuo trocaico en la poesía riunica latina medieval (p. ej. «Pange, lingua, glo-riosi») está documentado en todo el dominio románico. Sin embargo, no hay que duscartar un primer desarrollo autóctono del octosílabo en Espaňa -donde coincide con el grupo fónico medio de la lengua espaiiola-, en Provenza y Francia («heptasyllabe»), en Italia («ottonario»'2), o en En Italia fl "Oilonario- es. durante los pritneros siglos. un verso de carácicr popular y muy iisado {en la* «hallatr» y -laude"). En la inŕiriea culla, en rambio, ha tenido poca fortuna, igiia) que los deinás versos pari-silabos. Dante alirma que son basios. por lo que los i in pares son preferi-hles: «Parisillaba ven» propter sui rudhatem non ulimur nisi raro: retinent L 24 L\ MÉTR1CA ESPAŇOLA EN SU CONTEXTO ROMÁNU I) Portugal («octossílabo»). Yde hecho, el octosílabo más frecuente ťii la Romania cs el «polirrítmico», que mezcla versos trocaicos con otros dacu'Hcos (—-----) y con mixtos (es dccir: con mezcla de cláusulas trocaicas y dactílicas en el interior del metro: --------, o bien --■—-——-), e incluso tro- caico-peónicos {----—■—; —-—---). Lospoemasen octo- sílabos de im solo lipo rítmico se encuentran a partir del Neoclasicismo, pero siempre de modo aislado. He aqui un ejemplo de oclosílabos polirrítmicos: unos versos del «Romance de Fontefrida»: 8- -Vctc tic alii, enctnigo, ------ 8 a malo, ťaľso» engaňador, - - ------- 8- que ní poso en ramo verde, -w__— — 8 a ni en prado que tenga Hor; ---------- 8 - que si el agua hallo clara, ---------- 8 a turbia la bebia yo»------— Dcspucs del octosílabo, el metro más abuiidanle en arte menor es el heptasilabo. Procede de la métrica popular latina, del tetrámetro yámbico cataléclico, cuw dos mitades pasan a ser consideradas versos independientes 3. Como tal está documenlado en los himnos de San Ambrosio de Milán. Esto explica su presencia en lodas las lenguas romänicas, espe-cialmente en la Italian a (iial. «ANlCOS 125 En la poesia espaňola el heptasilabo aparecc muy tem-pranamente, acompaňando al octosílabo dentro de la métrica fluetuante de nuestros orígenes. Así lo encontramos en las jarchas y después en los romances antiguos v en las seguidiUas. Con el Renacimiento, el «sellenario» italiano, complemento del endecasílabo en numerosas composicio-nes (madrigal, canción de estancias, lira, etc.) pasa a Espaňa. El Barroco lo consolida como metro independiente en los romancillos heptasílabos, y el Neoclasicismo hace que supe-re en uso al octosílabo: en letrillas, anaereóntieas, endechas, etc. Aunque nunca deja de usarse, decae su cultivo en los periodos siguientes, hasta que lo incrementa el grupo poé-tico del 27. Los poemas en heptasílabos stielen ser polirrítmicos -mezcla de metros con distinto ritmo-. El heptasilabo tro-caico (------------) se encuentra de modo uniforme en poemas del Romanticismo. Veamos un ejemplo de polirritmia en un romancillo en cuartetas dc Lope de Vega: 7 — «jPobre barquilla mia, _______ 7a cntrc peňascos rota. ------— 7- sin velas des\relada _-__—_ 7 a yenire lasolassola!» _______ El tercer metro más frecuente en arte menor es el hexa-sílabo. Procedente de la poesia medieval latina (------; p. ej. «Ave maris Stella»), lo encontramos en la poesia pro-venzal con este mismo ritmo trocaico. En la poesia galaico-portuguesa, en cambio, tiene ritmo dactilico (------). El hexasilabo castellano, frecuente desde el siglo xrv en villan-cicosy romancillos, mezcla ambos tipos (polirritmia), aunque con predominio de los dactílicos. Con monorritmia dac-t.ilica se encuentra a partir del Neoclasicismo. Veamos hexasílabos polirrítmicos en una letrilla de Góngora: ti- -La más helia niňa--------- 6 a de nuestro lugar, -«_-_ 6 - hoy viuda y sola 6 a y ayer por easar» _____ 126 LA METRIC* KSPAŇOLA EN SU CONTEXTO ROMANICO 2. 2. Metros fundatnentahnente auxiliares: 5, 4, 3 y 2 sílabas El pentasUabo suele darse combinado con los metros de U y de 7 sílabas. El de rilmo dactilico (---—) es el -verso adónico»3, con el que íuiestra méirica reproduce cl adónico clásico (--■—*), como en las estroläs sáfico-adónicas. El de rilmo trocaico (——) predomina en los poemas polirrít-micos monomélricos, cuyas muestras más antiguas se re-motitan a) siglo xv. El telrasflabo es muy abundante en la Edad Media, como complemento del octosílabo en las coplas de pie quebrado. El «pie quebrado» es precisamente el verso tetrasílabo. Tiene rítmo trocaico (-------■). Poemas monométricos en tetrasílabos aparecen a partir del Neoclasicismo. El trisílabo (»—) y el bisílabo tienen un uso escasísimo. En el Siglo de Oro podemos encontrarlos alguna vez en ecos y ovillejos. Desde el Neoclasicismo los hallamos inde-pendientes, bien en poemas monométricos, bien en las esca-las métricas del Romanlicismo. He aquí dos muestras, una de un poema en uisílabos de Jorge Guillen, y otra de versos bisílabos en una escala métrica de Espronceda: 3- -jCaballos 3- De fuego 3a Crinados, 3- Sujctos 3a A manos 3- De vientos 3 a Muy clarosl" 2 «I .eve 2 Breve 2 Son.- 3. Metros dľ akí k mayor, simples El más importance en ešte grupo es el endecasílabo, seguido a bastante dištancia por el eneasílabo. El decasílabo. s Recibe esie nombre porque tiene cl esqucma ríimico del lamento por la muerte prematura de Adonis. LOS METROS HISPÁNICOS 127 que sería en uso el metro siguiente, ofrece la peculiaridad de tener algunas ťormas simples y otras compuestas (5+5). Mucho m en os frecuentes son los metros de 13, 15 y 17 sílabas. 3. 1. El endecasílabo El metro de 11 sílabas llega a Espaňa procedente de Italia. A su vez, el endecasílabo italiano aparece en el siglo xn (1135) -probablemente como evolución de una forma bajolatina, o quizá tornado por casualidad de los trovado-res provcnzales, que lo usan poco-, y se convierte en cl gnm metro de la poesía i tali an a, dcsde el siglo x) H (Danie y la escuela del «dolce Stil novo», Petrarca, etc.) hasta nuestros días. En la Espaňa del siglo xv aparece el endecasílabo como variante del dodecasílabo en el verso de arte mayor, fluc-tuante (asi en Mícer Francisco Imperial). El Marques de Santillana inten ta adapiar el endecasílabo italianofi, pero serán Boscán y Garcilaso quienes lo afirmen y consoliden en el siglo xvi. Por influencia italiana, el endecasílabo se extiende en el siglo xvi a todas las literaturas occidentals'. En el Renacimicnto se considera que ešte metro reproduce varios latinos: el teirámetro eataléctico, el sáíico horaciano y el El ritmo vacilante MV\NOI.\ IN SI CONTF.XTO ROMAN» <> alcaico igualmentc horaciano8, lo Clial acrecienta su presti- gio y uso. Ritmicamente, existen dos tipos básicos de endecasílabo italiano: -a minore», que acentua en silaba 4*. y «a maiore». que lo hacc en 6a. En ambos tipos cobra especial impor-tancia la distinción nitre accnto constituyente y acentos extrarn'tmicos. En los endecasílabos «a maiore» el acento constituyente se situa en 6s silaba (ademas del de 10", que es fijo). En los «a minore-, en 4» silaba (y en 10* el fijo). Los demás acentos posibles son extrarn'tmicos, no imprescindi-blcs9 En los endecasílabos »a minore», horacianos o sáficos, el acento constituyente en silaba 4* está acompaňado por el final, en 101, y tambicn por dos acentos flotantes cuya position es variable: l1 o 2fl silaba el primero, y 64 u 8* el segundo. El endecasílabo sáfico se usó durante toda la Edad Media en la poesía latina, sobre todo para composi-ciones religiosas. Veamos distintas realizaciones de sáficos eti Garcilaso de la Vega: (l)-4-(fi)-10: »,;Quién me dixera, Klisa, vida mía- (l)-4-(8)-10: -Libre mi alma de su estrecha roca» (2)-4-(8)-10: --si no me lleva a despcnar COlUlgO (2)-4-(6)-10; de algún barranco Albania a mi despecho.» Debemos incluir también denlro de los sáficos aqiirllos tipos de endecasílabo. más raros, en que falta uiio de los acentos extrarn'tmicos flotantes, o los dos, o bien aquellos en que existen dos primeros acentos flotantes o dos segun-dos: 4-(8>-10: -Mas la fortuna, de níi mal no harta» 4-(6)-(8)-l0: -cuando en aquesle valle al fresco vienio» (l).(2)-4-(6)-10: -Yo soy coniemo. y antes que amanesca- Dentro del endecasílabo «a maiore>- o acentuado en 6*, třes tipos se nos perfilan con relieve propio -y sus deiiomi-naciones adjctivales apunian hacia sus habituales valores * Véase el capitulo de ľoemas estrófkoK ettrof» de 4 vcrsoi 8 Por ello los icnalaremos emre paréntesís en los esqiiemas de los ejemplos sijniienies. I.OSMfcTROS HISPÁNII os L29 ťstilísticos-: el endecasílabo enfático (con acentos Constituantes en 1", 6* y 10* sílabas); el heroico (2*, 6* y 10') y el melódico (31, 6* y 10*): l-6-(8)-10: »Arboles que os estäis mirando en ellas-1-6-10: «lliedra que por los árboles caminas- 2-6-(8)-10: «Cual suele el núseňor con trisie canto 2-6-Hi: quexarse, enire las hojas escondido» 3-6-10: «A despecho y pesar de la Ventura 3-6-10: que por otrocamino me desvia» Caso especial son aquellos endecasílabos que acentúan tanto en 4* como en 6J, pues podemos plantearnos el pro-blema de si son de tipo sáfico o de tipo heroico. Nos pare-ce preferible considerarlos sáficos, por ser posible para el sáiico acentuar en 6", pero no al revés: (2)-4-(6)-10: -Corricntes aguas. puras. cristalinas- (2)-4-(6)-(8)-10: -Si llegas antes, do le estés dormido» Otros tipos de endecasílabos pueden surgir por la pre-sencia de acentos extrarrítmicos en posicioites contiguas a los con sti luve n tes. ha semasia del poema y el sentido rítmi-co del lector aconsejarán en cada caso, bien la desaccntua-ción rítmica, bien la pronunciación como acento enfático de esos antirrítmicos: ť»-(*))-10: -Si el arrepentimieiito iras ěl vino," 2-(5)-6-(7)-10: -Está y estará cn mí tanto clavada« Además de todos estos tipos de endecasílabo italianos, existe un pequeňo grupo que podemos llamar endecasílabos hispánicos o antiguos, generalmente anteriores a la entrada de los italianos en el siglo xvi. Su uso es muchísi-mo menor que el cle los italianos. El más importante es el endecasílabo dactílico (acentos en la, 4', 7* y 10*: «Dame licencia, mudable Fortuna»), componente del «verso de arte mayor», que en esta estrofa alterna con el dodecasílabo también dactílico. Se conserva el endecasílabo dactílico, moiio-métrico, en canciones populäres gallegas, y tras siglos de olvido reaparece en el Modernismo, en el poema «Portico» (1892), de Rubén Dano, del cual cntresacamos una estrofa: 130 l-\ MÉTRICA ESPAŇOLA EN SU OONTEXTO ROMÁNICO 1-4-7-10 «Va del lablado flamenco a la orilla 1-1-7-10 y ase en sus palmas los crótalos negros, 4-7-10 mien tras derrocha la audaz seguidilla 1-4-7-10 bruseosacordesy raudos alegros.» Continúa este endecasílabo en el Postmodernismo10. antique siguc siendo escaso. Oiros endecasílabos menos usa-dos aún son el trovadoresco, que acentúa en 4" y 10* y se encueiura en Santillana yen el Modeniismo; el galaico antí-guo, que acemúa en 5' y 10' y se eneuentra en la poesía popular gallega y en el Modeniismo; y por ultimo el ende-casflabú a la francesa, que acemúa en 4* sobrepaUibra aguda, luego en 6" u 8* (flotante) y en 10". Aparece aisladamcnte en el Neoelasicismo y Modeniismo. 3. 2. El eneasílabo Es muchíshno menos usado que el endecasílabo o que su vc-cino el octosílabo. Sin embargo, está presente desde la Urica antigua -aparece en una jarcha- hasla nuestros días. En el Auto de los Reyes Magas (finales del s. Xll), la primera obra de teatro conservada en lengua castellana, el eneasílabo es el metro más abundante. Tal v<'/ guarde relación con el «octosyllabe» francés y provenzal. Pero igualmente lo encon-tramos autóctono, en el folklore del Norte de Espaňa, ligado habimalmente al ritmo dactilico (—----------). El eneasílabo polirrítmico, el de la Urica y el teatro antiguos, lo resucitó Ruben Dario en »Canción de otoiio en primavera» (probablemente movido por la alaban/a de Verlaine a los metros impares" y por ser el «octosylla- Así en eslos versos de Jorge Guillen: M-7-Hl: (.d/o tleno«»*; cl 0>. Veamos un ejemplo de |<>sč Maria Gabriel y Galán: -Hť pasado la* de agosto nocliirs puras |...| „-_-/—--/■--- cabccl ironco pcrlumatlo dH abeto, „../„../.»v im iiiliaiuli) Un rumor«!del mircnic.» --_-/—_-/—_- Juliu Vicuňa comenla de či: -Es un verso nuevu. que no tiene história.* Detecta alguna aparición esporádica en Micer Francisco Imperial, y seňa- laqueel prhuero que sc ocupa de el esSinibaldo de Mas (1809-1868) en su Sislema musical tle la Imgiiii caileüana. Eduardo de la Barra {lisladios sofoe la versifitaciôn castellana) también se ocupa de este vcrso. de modo inde- pendienie a Mas. y apunta -con alguna vacilación- que podría ser conai- derado como simple. LOS METKOS HISPANIOOS 133 mos a menudo como complemento ritmico del alejandri-no. En estos casos recibe la errónea denominación de «ale-jandrino teriiario»14. También existe un curioso tipo de trídecasílabo, mal llamado alejandrino a la francesa, ensayaclo en el siglo will15. En cuanto a los hexadecasUabos, el Romanticismo empleó la forma de dactílico simple (-—-----■--■-----------). Uuliza igualmente el Modernismo un hexadecasilabo simple, de 4 acentos, basado en la repetición de la clausula peónica (--_-----------------------), Asi en «Ofertorio», de Juan Ramon Jimenez: «De mi .saiigrc sc nutricron las estrofas de estos cantos; son las (lores de mi alma, que cayeron a los ósculos de una brisa sonriente, saturada de perfumes, [...] guardadores de magníficas riquezas ignoradas»16. 4. Metros oľ arte mayor, compuestos Dentro de este grupo de metros, el más frecuente es el alejandrino. A una buena dištancia le siguen los metros de 12, 16 y 10 sílabas. Los demás forman parte de la experi-mentación métrica del Modernismo. 4. 1. El alejandrino Es el verso de 14 sílabas dividido en dos lu-niistiquios de 7+7. Procede seguramente del letráinetro yámbico cataléc- '* Volveremos a traiar de él en este mismo capilulo, al examinar el alejandrino. 13 Es un verso simple -por lo que no puede ser alejandrino- y de IS sílabas. Su peculiaridad consiste en que la silaba G' tiene que coincidir con (inal de palabra, bicn en silaba tónica, bien en sinalefa con la primera silaba dc la palabra siguicntc. If' Este verso nos muestra que estamos ante un metro simple y no com-puesio. ya que la palabra »magníficas», esdrujula, manticne en el cômpu-to todas sus sílabas: si fuera metro compucsto, estaría en final de primer bemistiquio y por tanlo computaria una silaba menos. 134 LA METRICA ESPAŇOLA EN SU CONTEXTO ROMANICO lico latino, o bien del asclepiadeo menor -a través de los himnos de Prudcncio-. Durante la Edad Media, en los pri-meros siglos de las literatures románicas, se u sa para poemas didácticos y hagiográficos , Pero es la literatura fran-cesa la que más lo utiliza. A la literatura espaňola el alejandrino llcga desde Francia, y recibe su nombre del Roman d'Alexandre (c. 1180-1190), del normando Alexandre de Bernay"\ Puesto que la métrica francesa cotnputa los versos desde la primera sílaba hasta la ultima tónica -pero no la átona postónica, si existe-, el alejandrino francés consta de 12 sílabas. Por el contrario, el alejandrino espaňol consta de 14, contando una más en cada hemistiquio1"1. IT En el none de Italia enconiramos una literatura moralizantc que usa el "doppio settenario», y que liene probable relación con Francia. Pero también en Italia, en Sicília, hallamos una derivación del tetrámeiro yám-bico cataléctico en el «contrasto- -composición dialogada, qui/á represent able— de Cielo d'Alcamo (primera milad del s. Xlll}: -Rota tresca aulcutivsinia ch'apar) inver' la »late. lľ donne ti dltfano, pulze))' c mariute: irčRcmi ďcstc locora, sc ťcsie a boloniate.* "* Existe en la Edad Media francesa un conjunto de biografías fabu-losas sobre Alejandro Magno, cuyo pumo de pariida es la fantastic» Vida de Alejandro, cscrita en griego, del Pscudo-Calistenes (s. ill), iradueida al latín en el s. X. Hitos en esta serie .son un Epitome (s. IX) de una anterior biografia de Alejandro, por Julio Valerio (s. iv). la História de ľroeliii (s. x), del arcipreste napoliiano Leone, y el Alexundreis (1184-1187). eserito en hexämeiros virgilianos por Gauiier de Cbálillon y populari-zado en la enseňanza escolar. En cuanto a los poentas en lengua francesa. escriios sobre ešte lenia, encontramos el Alexandre de Alberic de Pisancon (primer lercio del s. xn>, en el estilo de los relatos hagiográ-ficos y con cienas afinidades con los cantares de gesta; el anónimo de-Poitou (1160-1 165), en dccasílabos monorrimos, y el Roman d'Alexandrr de Alexandre de Bcrnay, 16.000 versos dodrcasílalms. Asi ešte metro, por la fáma del Roman d'Alrxandre, pasó a llantarse desde el s. XV "alejandrino". 19 Veanuxs unos versos de Andmmaque (1667) de Jean Racine, cuya cesu-ra marcanios con ira/o oblicuo. Con independencia de que el primer o el segundo hemistiquio termine en sílaba tónica o en silaba muda -rima masculina o rima femenina. respectivamente-, el cómputo siempre es de 6*6 sílabas: ■Aux ordres d'Andromaquc / íci tout c« íoutnis--SouKť, songe. Cŕphisc. / it celie nuit cradle* •Hcnnionc. Sctgncurľ- / I) la laut oublicr» I OS METROS HISPÁNJCOS 135 El alejandrino es el gran metro de nuestra primera escue-la culta, el «mester de elerecía» (ss. Xiil-xiv: de Berceo a López de Ayala). La cuaderna via del mester de elerecía no usa la sinaleťa: en su lugar emplea hiato o bien elisión de sílaba, El ritmo acentual de cada hemistiquio en esta escue-la es variable (»alejandrino polirrítmico»). Como en esta estrofa del Arcipreste de Hita: 14 «(kuno disc la fabla, del que de mal se quíia:--------—:---------- 14 "Escarva lagallyna c fallasu pepita":-----------:--------- 14 Provcme por llegar a la galia maklita, -—-— :-------- 14 dióme con la cayada iras la oreja lita.» ___-w__:____._. En el siglo xv desaparece prácticamente el alejandrino para reaparecer, de nu e vo por influencia francesa, en el Neoclasicismo. El Romanticismo también lo cultiva, pero serán los modernistas -nuevamente bajo el signo de su admiración por la cultura francesa, donde ešte metro es el dominante en todos los géneros: épica, teatro y Urica- quie-nes volverán a hacer de él un uso extensísimo. Tanto, que el alejandrino invadirá campos tradicionales del endecasíla-bo, como el soneto o la octava. Normalmente el alejandrino se presenta como polirrítini-co en el poema. Sin embargo, existen poemas alejandrinos con ritmo uniforme: bien trocaico (---------: --•*----), bien dactílico (—~~-~: ~----------).Ambosseencuentranen poemas del Romanticismo, con precedentes en el siglo xvi y posteriores. Al tipo dactílico pertenece la «Sonatína» de Rubén Dario («La princesaestá triste. jQué tendrá la princesa?»). Es posible también tener poemas con ritmo uniforme de tipo mixto (-—---: --,.-,.-..) en el Modernismo. En ešte mismo periodo se encuentran versos de 14 síla-bas que >a no pueden llamarse alejandrinos por tener no isosiiquios sino heterostiquios: 6 + 8 sílabas. Sou los tetra-decasílabos, que pueden poseer ritmo trocaico uniforme, o bien riuno dactílico. 4. L I. Alejandrino y Iridecasüabo lernario Los modernistas hispánicos, siguiendo la pauta de la reno-vación métrica francesa, donde el alejandrino a partir del