Karl Vossler (1872-1949) Formas poéticas de los puf.bi.os románicos Conceplo de forma poetka Pero icómo se logra determinar el concepto de forma poética? Creo que mediante el concepto de lenguaje. Toda poesía se nos presen-ta en formas de lenguaje, en construcciones verbales. Se me objetará que también hablamos de poemás musicales, de poesía con colores, de la poesía del baile, y de otras semejantes. Y en realidad, también la mú-sica, la danza, la pintura, la plastica, la arquitectura, encierran algo poetko; también ellas son obra de la fantasia; pero propiamente sólo puede hablarse de poesía cuando la actividad de la fantasia se expresa por medio de palabras. Formas poéticas de las lenguas romances, es decir, mediante una paráfrasis formal: la actividad de la fantasia humana tal como se expresa y pone de manifiesto en las lenguas románicas y sin preocupar-nos de que sea en verso o en prosa. No todo verso es poetko, ni toda prosa prosaica: hay prosa poética y poesía muy prosaica. No excluiré por lo tanto la prosa en lengua romance, siempre que sea reaJmente poética, caso en que pertenece a las formas poéticas con tanto derecho como los versos. Tampoco con-sagraré a todas las formas fantásticas de versos la devoción y el detaile con que suelen ser honradas en la generalidad de las teorías poéticas. En resumen: únicamente lo que es poesía, real y verdaderamente, tiene forma poética; sólo caerán dentro de nuestro estudio aquellas formas de lenguaje detrás de las cuales se transparenta una inspiración 367 poetica, una voluntad de poesia. Quiza nos encontremos tambien con formulas y talcntos fonnalistas, que por fuera aparentan inspiraeiön y actitud poeticas: imitadores, monederos de falsa poesia, impostores de la Urica, chapuceros de la poesia, que pretenden convencernos, y con-vencerse a si mismos, de que son poetas, y cultivan precisamente con particular ateneiön lo exterior y superficial, la simetria, el nümero de si-labas, la riqueza de la rima. iQue actitud adoptaremos frente a ellos? Claro esri que no constituyen el objeto propio y central de nuestro es-tudio, aunque caigan dentro de el en lo periferico y se admitan a mc-dias: algo asi como los aprendices acomparian a los maestros, los imitadores a sus modelos, o, si se prefiere, como la salsa al asado. Justa-mente por su diferencia y oposieiön debe lo falsamente formalista acompariar a lo genuinarflente formal, porque,