INTRODUCCIÓN 1.1. Obscrvacioncs prcvias Si los cstudiosos de los géneros litcrarios coincidcn en pocos imbitos, sc ubscrva, sin embargo, una inusitada unani-midad cn cuanto a la afirmación de la complcjidad de esta disciplina y de los muchos cabos todavia por atar o; en těrmi-nos más pesimistas, es el imbiio de mayor confusion. No se debe -ocultar, cn este orden de ideas, que además y prcviamenie a todos los problemas relacionados con los generös, se deberian aclarar cuesiioncs más generates y de más transcendencia, como la del concepto dc literatura que se aplica y de !a naturaleza del lexto cn general, dado que cstas decisions prciiminares inlluyen grandemente cn la forma de abordar y de resolver la prohlcmática generica. Naturalmenie, el marco propucsto para este libro no per-mite remontarse a dilucidaciones muy dctalladas puesto que requerirían un volumen apane y que además han hecho corrcr ya ríos de tinta desde Aristoteles hasta acá. Sin embargo, no vamos a poder evitar algunas puntuali/acioncs. Como mera orientación: limitaré el campo de investigación a lo que suele abarcar el término un tanio anticuado. pero por ello no inser-viblc, de beilas leiras, es decir, el de la literatura ťiccional en un sentido muy amplio y eserita con el a tan de erear beileza. Más tarde emraremos en más detalles. Es obvio que con esta 13 decision se excluye de nuesiras consideractones un numero de formas textualcs que en otros esiudios pueden figurar como generös literarios. No vojr a podcr emrar en dctenidas disquisiciones acerca de las teorias maximalistas que atribuycn categoria litcraria a todo lo compuesto por letras, es decir, a toda manifestation verbal, ni da mucho de si la afirmación de los minimalista! que sólo otorgan derecho dc ciudadanía literaria a las grandes obras, supuestamente modélicas, de la literatúra universal; ni tocaré las distinciones entre literatura «alta» y -baja-. dado que a ctectos genéricos son de importancia secundaria, lendrcmos oca s ión de ponderar si la llamada literatura didictica, ensa-yistica y otras variante* entran o no en nucstras consideracio-ncs. Que COnstC desde cl princtpio que la actitud fundamental que subyace a estc cstudio cs predominamementc descripiiva y sistematizadora y no valorativa. F.s decir, i men t arc ordenar y agrupar la selvática floración de divcrsas formas literarias y sus definiciones y de aclarar, en la medida de lo posiblc. la no menos selvática terminológia que H está mancjando en diver-sos y dispcrsos estudios al respccio. No sc trata de airibuir un valor artistico mayor o menor a uno u otro género; en princi-pio SC debc admitir que cada uno pucde reali/.arsc, segun cl genio creativo de su cultivador, con la perfección propia. No ignoro el pcligro de unas ccmclusiones -circularcs- en el sentido de que sc toman como base textos comunmente designados como novela, tragédia o himnu y a partir dc cste •corpus- se deducen las normas v los rasgos dcfiniiorios del género. No cs menos arriesgado cl procedimiento que se fia de las -autoridades- y copia fielmcntc las definiciones, LI proble-ma de! corpus que sirve dc base para las investigaciones gené ricas tampoco es ťáeil de resolver, dado que su constitución presupone unos criterios previos que permiten a^rupar las diversas obra-s. Salta a la vista que uno no se escapa ticilmente de los prcjuicios, maxime porque con ello ya se llega al dilema de la gallina y de los huevos. 1X Nivelcs de abstraction y enfoques del género Uno de los aspectos que precisan de una aclaración urgente antes de entrar cn materia, es la delimitáciou de los niveles de abstracción del corpus que constituye nuestro campo de trabajo y el deslinde de los posibles enfoques de la problemätica que nos ocupa. Nos da una pista St. Skwarczynska que distingue entre objetos genéricos como entidades objetivas, conceptos genéricos como productos de un proceso de conocimicnto y final-mente, nombres genéricos como designaciones dc objetos y conceptos (Skwarczynska: 1966). Si digo cor/>«j, mc refiero pré-dominantementc a las formas literarias que sc obscrvan en la literatura europea moderna y contcmporinea. con alguna timi-da incursion cn aquellas formas que tienen una longevidad más alia dc los limitcs de la modcrnidad, como la cpopeya, la tragédia, la clegia, dot citar algunas muestras. Resultari mis facil abarcar el polifacéiieo cúmulo de fená menos y formas si difcrenciamos cinco nivcles distintos dc observation y de abstraction. Son los siguientes, procediendo del mis general al mis concreto: 1) las manifestaciones verbales en general; 2) la literatura cn su totalidad (según la amplitud dc enlo que: la literatura espaňola, la occidental o la universal que naturalmcnte tambicn tienen sus generös no habitua-les cn las occidentales); 3) la forma fundamental dc presentation literaria o gc'nero teórico del que forma pane (en csie caso: la narraiiva); 4) el posible grupo al que penencce (la novela); 5) la obra literaria individual (p.ej. Cinco boras con Mario) I-os dos nivelcs que aqui" nos ocuparán casi exciusivamente y que son los especificos dc los estudios genéricos son el nivel 2 y 3, es decir. los posibles grupos en los que sc pueden clasift'ear las obras literarias y las formas de presentación basi-cas; en estos habri que indagar con más detaile, aunque dc vez en cuando sera imprescindible una oieada a los demis niveles. En cuanto a posibles enfoques de la materia, sc ofrecen 14 15 Ml lil •c G ks 2 3 c c 3 2 11 o ~~ e 2 Š-S b ~3 <* i i n i s* Killlj v n C C O 9 9 3a a H -o n O B <* • X í 3 C c M r", n- . s « s » ** iSfll lllll . Q O v? Jr 3 O > o fi : •?= č « 3 ľ - — J Oil íl Hli § S v 111 í H J] t- P t; -o — o I > 5 & I A 2 - li Hi řf|*1 Süss fl fi « S iff S 5 ü ewB C C —- *ž: 3 r = č č-' __— — B -~ '-> Jl' jS g I »|J a. c c 2 f Ü c o E • 8 Mx " c c c pi rí Hni s — t* ■»I C rt Ď řffl r! E ■rŕ tc t p ä 2 C C ■ « tí 2 £í c -g o-o^ a. Sí «tl i'. - « ^ -C 2 n & £ r 'S 2 ľ ~c , C- v ř ^ l s * s ■= -č 41 i Ills s S 3*1 s~ s-8 = 5 c B o "ľ w Q s 3 «n E « & i J-a s i. mm m c 3^ j*"=.a 7 - — = ■ = u ■s t u w . __c r a 5 * x r -1 C pros 3 'j _ w 2 i 0 iiil c ju v. ti] c J2 -g S 8 8 5, 2 S if 2 81 Ii f IS >i -r 3 C C t/i 2 -B fi>* 8 JfcfX Ä n S if 3 .5 rt j r " 3 Í CT" C c o e 'd c S ■ 2 8 c C il> w> O "O 3 O C — '** "CT - 3 & Si, g OC , N .i ti U C w (nivel2), por ejcmplo, la novela, la eomedia, la elegia. etc. Es mäs, se llaman igualmcme generös -anadiendoles un espeeifi-eativo- las subdivisioncs de estos Ultimos fenomenos. de modo que se habla de novela polici'aca, de cornedia de capa y espada. del soneio amoroso, CK. y, finalmcme, disiineiones gencricas que obedeeen a otros criterios, conio por ejcmplo, la proceden-cia social lal como lo observamos cn etiquetas dcl lipo novela cortesana, bueölica, drama burgues, cic. ücurre lo mismo que en las jerarquizaciones imroducidas en estuclios de otras diseiplinas, sobre todo cn la biologi'a. 1 a en Grecia cl gencro (gewos) es superior a la espeeie (eidos), pero la espeeie, a su vcz, puede convertirse cn gencro si sc continüa jerarquizando, esublecictido mäs subdivisioncs; baste considc rar las taxonomias biologicas a las que nos acostumbrö Carl von Linne, del lipo; seres vivos, animales, vericbrados, mami leros, etc. El anterior siempre puede scr genero respecto del siguieme que sera una espeeie, aunque luego sc designen con voecs distintas para evitar la confusiön. Sin embargo, sc debc tencr presente que cn el fondo, la cuestion terminologica es de sc^undo orden; lo que impona es la disiinciön y claridad de los coneeptos y nivelcs que se con templan. I a confusion surge si la misma voz dcsie,na realidades distintas o si, al contrario, la niisnta realidad sc earacteriza con etiquetas distinias. El terminu -gencro- sera para nosotros el marbete que aplicamos al nivel 2, es decir, el de los grupos de obras, aicniendonos asi al uso y al coneepto. mas frccucntcs y convencionales. Evidentememe caben otras soluciones y sc practican, COmo por ejcmplo la de usar gencro para cl nivel 3, el de la lamosa inade de Urica, nanativa y dramätica y subgc nero para los grupos y subdivisiones de estos tres. L4. Genero liwrario y coneepto de liieratura Aunque el marco de estc libro no permite iraiar, ni some ramenie, el espinoso terna de la dcliniciön de la liieratura. no sc puede eludir el hcclio de que segün el coneepto de liieratura que se aplique, la dctiiiiciün del genero y su nümero variarä considcrablemenie. Baste plantear aqui dos actitudes extremas: si el -gencrölogo- parte del presupuesto de que liieratura es todo lo escriio, es decir. si es adepto de la actiiud maximalista, |a cantidad de posibles generös aumenia notablemenic. dado que, de csia forma, cl coniraio de compra-venta. el articulo periodfstico y las tragedias de Söfocles, todos serän indistima-mente generös Hterarioj. Una Variante de esia actitud maximalista se observa en el planteamienio crociano. quien sostiene que cada obra litcraria es radiealmeme ünica e irrepetible y. por lo tanto. inclasilica-ble. Estc racioetnio lc lleva a la negaeiön de los generös como coneepto artistico-liierario. A lo sumo liene segün el una utili-dad aidactica para cl historiador de la liieratura (Croee: 190^1926). Evidentcmcntc, Croce separa y absolutiza la unici-dad artistica y estetka indiscuiible de cada obra de arte y no admiic los multiples rasgos que cada obra literaria lorzosamen-te liene cn comün con otras ya por la finitud naiural de las posibilidades expresivas —cl lenguaje tiene sus limiiaciones e impiica por tanto repeticioncs- y cl hecho de que nada sc erca « nihilo, es decir, toda obra humana radica en la realidad existente y cn la historia v por tanto cn plasmaciones anicrio-res que ya constituyen cf primer rasgo comün cmre muchos Otros. Vcremos mäs dctallcs a continuaeiön. Pcro la cosa es mas sutil; las definiciones mas corrientes de la liieratura cn la actualidad sc basan casi exclusivamenic en coneeptos formales como la densidad estructural y cstilistica, es decir, basta que un texto tenga una esiruciura complcja y estc lingüisticamcnte elaborado para clastficarlo como litcrario. Evidentcmcntc la liieratura es un arte verbal y es de suma importancia su perfeeeiön lingüistica; sin embargo -y ya en-iranios cn una postura personal- exisicn innumcrablcs lexios cuya cstruciurackin y claboraciön lingüistica son impccables sin que por ello scan textos Üicrarios. La litcrariedad sc basa -ademis de en la pcrfccciön verbal y la complejidad de conie-nido— en el caracter ficcional de la realidad literaria presenta-da, por minima que sca esia ficeionalizaciön. No es cl cometido de la obra liieraria ser fiel reflejo de la realidad externa y real —para eso existen otras diseiplinas mas adecuadas v compcien-ws— sino la inierpretaeiön del hombre y del mundo basandose cn la inveneiön y plasmaciön esietica de un mundo posiblc, que puede empezar con el hecho de Hamar Vetusta a Ovicdo y terrainar con la coniiguraeiön dcl Pais de las Maravillas. Sin 19 J^tferX^*jit*ra"' autores quececnden la existencia de . P*V a f***/5 no ficciona*(Hermand: 1971)- Di-iin\Ĺjfi° ^Ľ lo^°* CWMW mundo inventado, fcSjjŕ c<-\. 4 0****1 sca, no piei± nunca totalmente la ;,> . v,; n,e' po rq ue dt*ra forma sena incom-Íf~jp0c**- el ^"ll'ene que intrnniarión del mundo se ťAŕ cf>**.\ inteWdo» más lato,r«sto que no polámeme '•* - PrN^sit,> de comprenósla realidad, sino tam-yfi j lc*\£arte Es (fnr1****'1* "íí1ll"a^cr hununoomo la de la literatúra ' K1'*V litera^ htbnf cases kmite, en los que la I í' .!u»i^^ en ť*jo la exclusion* clla resultará prohlc-/ ' . Jri P*1* caso 'a defiíHÓn de la literatúra ya ' d-Wf.^nijt« riterios comorfdc la íictionalidad y ,1 ' I t| i V s más. la rc.i-.iJ -literaria- es. sl M '* 4-'^pj.i" dť la casa omi de los viberes \ la A*'*í»i _ia Jp*-7 cmigraciôn a las díversas disciplt-'■Á/'r\f- ^s^-ubrii'»'Scr uro era nui arraigada y, se urdó tí '^ŕ^^y*. *^ t'dentidad divide las manifestáciu-. • • ■ ■...-.» v in, la panieubdad dc la liMMn .[f| ci^stélicti. (pera^'lo de la intrwonalidad no resulta jfr(í«i.. jisu^li eohereme, fcio que en no pocos 'trff'N rnfI^í'sic 'a p°s'kiU*i **e Ävcrijparfa. Sin y^jťnfiu^ Men algunos cj%n se nos revela muy ,'jiiloíVtar una internen no literaria. Ijl fi-T*yioai^ j niJ\plaiónicos non la ereación dc un \^Va •''^uwfyaboraeión estrica del icxio, sino la L 'l:,S -ii --''lemaiica fiiosiť.i. Ľsio\ convencido Va^>J^*3P"t^n n0 quist'bacer literatúra en el ''" <• 1 ' :ivJo-'.iŕy .ihora al ctA-rpto; tampocoquiso yj^ Jctf*'*'* al eseribir L»*>mlrrei de Cristo, ni jS^K A^J^í-u Casttllo ÔOtm ni Onega y Gasset ^ión del arte (Cuevas Garcia: I9SI. c designen e -*fstiguen el diálogo 20 filosófico o el ensayo como géneros no literarios con todos los honores, porquc en Espaňa los cultivadorcs dotados lorman legion. Lo que quisiera cvitar cs la confusion en un nivel superior, en el dc literatúra y no literatúra. V con ello se t oca so'amente un caso de los varios que existen; a veces incluso la atribución a la literatúra varia en tri mismo género como oeurre por cjemplo con la autobiografia que puede ser documental y real, pero también ficticia y literaria. FJ La/artllo de Tormes es tan autobiografia como /j arboleda perdida albcniana; sin embargo, la primera es literaria y ia segunda, documental, distinción que no quita valor ni a una ni a otra. pero muy probablcmemc aclarc los conceptos y facilite las distincioneš. (Romera Castillo: 1981, 13-56). 1.5. Género literario y ereación artl'siica TU iógico que la actitud que asumen ante la ereación los anistas en general y los literatos en panicular también influye en la conccpción del gcnero. en su evolución y la posible rigide/ o flcxibilidad dc su cstructura. Si icnemos en cucnta la conccpción de la ereación literaria, digamos, antes del s. XVIII, más precisamentť antes del Romanueismu, nos hallamos ante una actitud casi siempre estrictamente preceptiita, nornutiva y conservadora, en la cual el respeto de las reglas, b obediencia c imiución de los modelos y autores cstablecidos eran indiscu-tiblcs y vinculantes. Gjnsecuencia lógíca de esta actitud es la conservación y durabilidad de las form as convencionales, el escaso afán innovador, sin que ello impida la individuilidad inconfundible de las obras. >ólo que se manifestaba en otros aspeaos (Diez Taboada: 1965). En cambio, a panir del Romaniicismo presenciamos una acutud ereadora casi diameiralmente opuesta, en la que sc cieva a objetivo primordial la capacidad innovadora del artista, un afán que tiene naturálni e nie también sus repereusiones en «I ámbiio de los géneros. Si antes s*r ambicionaba el seguimien-jo fiel de la autoridad de prccepiores y autores y por tanto de la ereación -a la manera de...- ahora, la originalidad, el ser prceisamente disiinto a los demás. es el summum de las aspi-raciones anísticas. hn la actitud primera subyace, dicho sea de 21 embargo, tampoco faltan autores que dcfiendcn la cxistencia de obras y generös literarios no ficcionales (Herrnand: 1971). Di-cho sca de paso: a pesar de todo, cualquier mundo inventado. por muy lantästico que sea, no pierde nunca totalmente la vineulaeiön con el existente, porque de otra forma seria incom-prensible. Ni que decir tiene que iruerpretaciön del mundo se debe emender en el seniido mas lato, nuesto que no solamenie se coneibe como intento de comprender la realidad, sino tambien como propösito de actuaeiön sobre la realidad. La litcra-iura, como todo arte, aumenta el scr, y por tanto, es ercaeiön en un sentido estricto. Ahora bien, los diälogos platönicos ^no son tambien ficti-cios y no se manifiesta en eüoi igualmcnte un afan estetieo? Iis evident« que la casa del saber lmmano como la de la liieraiura es grandisima y siempre habrä casos li'mite, en los que la atribueiön a la liieraiura o la exclusiön de ella resultarä problc-matica incluso si en cada caso la definieiön de la literatura ya se halb restringida por eriterios como cl de la ficcionalidad y la complejidad tematica. Es mas, la realidad -litcraria- es. si sc RH permite la imagen, la de la casa comün de los näheres y la posterior emaneipaeiön v emigraeiön de las diversas diseipli-na«. La concicncia del NNf uno era muy arraigada y. sc lardö basiantc en deseubrir la identidad diversa de las manifcsiacio ncs culturalcs y, mit aün, la particularidad de la liieraiura como liecho ficcional y estetieo. Iniroducir el coneepto de la iniencionalidad no resuha siempre muy operativo ni coherenie, dado que en no pocos lextos, ni nos consu ni existc la posibilidad de averiguarla. Sin embargo, por lo menos en algunos casos se nos revela muy poco problemitico, deteciar una imeneiön no literaria. La fi-nalidad de los diälogos platönicos no es la creaeiön de un mundo ficcional, ni la claboraeiön estetica del texto, sino la dilucidaeiön de una problcmitica filosöfica. Estoy convencido de que en sus dialogos Platön no quiso hacer liieraiura en el seniido que aplicamos aqui y anora al coneepto; tampoco quiso hacerla l'ray Luis de Leon al escribir Los nombres de Crisro, ni Santa Teresa al concebir su Castilh imertor ni Ortcga y Gasset al idear deshumamzaaön del arte (Cuevas Garcia: 1981, «2-109). Eso no impide que se designen e investigucn cl diälogo filosöfico o el cnsayo como generös no literarios con todos los honores, porque en Espana los culttvadores dotados forman legiön. Lo que quisiera evitar es la confusiön en un nivel superior, en el de literatura y no litcratura. Y con cllo se toca solamcntc un caso de los varios que existen; a veces incluso la atribueiön a la literatura varia en el mismo gencro como ocurre por cjcmplo con la autobiografia que puede ser documental y real, pero tambien fietiria y literaria. El Lazanllo de Tormes es tan autobiografia como La arboleda perdida albertiana; sin embargo. la primera es Hteraria y la segunda, documental, distineiön que no quita valor ni a una ni a otra, pero muy frobablememc aclare los coneeptos y facilite las distinciones. (omera Castillo: 1981, 13-56). 1.5- Gencro literario y creaeiön artistica Es lögico que la actitud que asumen ante la creaeiön los anistas en gencral y los litcratos en panicular tambien influye en la conccpciön del gencro, en su evolueiön y h posible rigide/ o flexibilidad de su estruetura. Si tenemos en cuenta la conccpciön de la creaeiön liicraria, digamos, antes del s. xviii, mas precisamente antes del Romanticismo, no* hallamos ante una actitud casi siempre cstrictamcnte preceptisia, normativa y conservadora, cn la cual el respeto de las reglas, la obediencia e imitaeiön de los modclos y autores esiablccidos cran indiscu tibles y vineulantes. Consecuencia lögica de esta aciitud es la conservaeiön y durabilidad de las formas convencionales, cl escaso afan innovador, sin que cllo impida la individualidad UKoniundiblc de las obras, solo que sc manifestaba en otros «pectos (Diez Taboada: 1965). En cambio, a panir del Romanticismo presenciamos una leutud creadora casi diameiralmcnte opuesta, cn la que se eieva a objetivo primordial la capacidad innovadora del artista, un afan que tiene naturalmente tambien sus repercusiones en el ämbito de los generös. Si antes se ambicionaba el seguimien-jo fiel de la autoridad de preeeptores y autores y por tanto de *a creaeiön -a la manera de-.- ahora, la originalidad, el ser Precisamentc disiinto a los demas. es el summum de las aspi-raciones anisticas. En la actitud primera subyace, dicho sea de 20 pasu, una confianza cn el ordcn establccido dcl universo, con-tianza que precisamente empieza a lambalearsc con el adveni-micnto dc los románticos. Esu circunstancia hacc que el panurama de los estudíos generológicos se vuelve aún más som br i o. dado que proliferan los géneros nucvos y variaciones inmímeras de los existentes. Una história de los géneros MOC tcner en cucnta esta especie de cisma y radical cambio de actiiud en la concepción de la crcaeión artistica. 1.6. La finalidad de los cstuilios dc los géneros En algunos GUM podru surgir l.i impresión de que los estudios gcncrológtcos se reulicen por tm mero afin acumula dor y clasiíicador que de por sí no di-j.i de tet loablc y necesario v que, además, corresponde • uno tle los nióviles dentíťicos más poderosos (Die/ Taboada: II-2C). pero existe lina finalidad más proveehusa aún, que es el suministro de un valiosísimo instnimental inierprciativo irrciuuuiable para el fllólogo y cualquier interesado. Lo expresa M. A. Garrido con palabras deřinitivas: «l.a riquc/a de conlcnido. Li perfection de la exprcsiňn (cslo es. las formas estilisticus del género) scran tas bases Je la calificación Jel valor eslélico de la obra. de la considera ción dcl genio. (...) Kl género, cn efecto. por una parle, es eslructura dc la obra misma >, por otru. vehiculo de comparución con las demát dc su época >* de toda la história. La peculiariJad estilisiica de un producio resaltará sin duda más, puesto en rclación con lodos los que comparlen esa eslructura común que se Hama género. Por otra pane, cl género, al situarse en una /ona intermedia enlre la obra individual >• la literatura toda como institution, nos permite indagar las relaciones enlre eslructura > icmática, forma ulel conlcnido y dc la exprc\ión) e história. (Guáles son Iiis realidades sociales que en un momentu dado invitan a unas formas y prohiben utras? ^Cuales son lot temas que pucden ser tratados c n una deicrminada eslructura o 22 cuales aquellos que. dc hecho. no sc han intcniado nunca o sits intenios han resultado fullidos? (...) Parcce que DO debe caber duda acerca de que el esludio dc KM gencros liierario* es una encrucijada pnulegiada para otear lo> pnneipales problemas dc la icoria de la literatura atendicndo a la ve/ a la creation individual, al componcnte linguistico > al factor social* (Garndo: 1988. 25-25). 1.7. Intentos dc definición M.t. DcsltnJc de termmos y conccptos Pur/jue la flor penuda no era tal o todji Ui row one kttnan udo. etan y podrun tet en rue mundo: U flor temdá t *« numero atnttMto. U rou em*nt ipA&i dd oloňv y U m h er t c. de mihlo tal q*e u W, AiUn B*enoi*yteK fuerj etetno. umbttn U flor lo terta en im merne, tintjut í<«£ji Ut rowj eitettoret aeahaten de pronto y no to/t ie*an a flötetet. L Marcchal,vW."i Bucnmjyrc\ El lector se preguntará ;que tiene que ver la rosa cvocada EST Ix'opoldo Marcchal en el lema citado con los géneros lerarios? Sin embargo, el parecido entre esta rosa ľicticia, plurivalentc y el íenómeno que nos ocupa no cs lan lejano como lo parece a primera visia. Porque nos debemos prcguntar jQué naturaleza ainbuimos al género literario? ;Ls flor o es rosa, cs decir. el género rcprescnta un concepto más amplio como el de U ílor o es una posible subdivision, la rosa? ;Tiene las paniců I a ridades de la rosa del ťragmenio marcchal i ano, de un ente pen sado y íicticio que sólo existe cn la mente de su inventor o se materializa en obras coneretas? ;Es como la quintaesencia de todos los textos que puedan erearse como pertenecientes a estc género? ;Es un concepto perenne c invariable, o cabe suponer que evoluciona? ;Ľxiste la plasmación perfecta y definitiva o es uni estrucmra en constante e\*olución protéica? Tantas pregumas, tantas incognitas. Empecemos con la primera problemárica. ya aludida más arriba. ;Que nivcl de aosiraceión concedemos a la etiqueta -genero»? 23 Las forma* bäsicas de presentaciön literaria Las soluciones que se encomraron para evitar la confusiön icrminoiogica, en el ambito de los generös literarios, lienden, cn la mavoria de los casos. a rebautizar cl nivel 3, es decir, ei nivel de lo que ctiquciamos con -formas basicas de presema-ciön liieraria». Denominador comün de las aseveraciones a csie repecto es el postulado de unas invarianics ahistöricas cn cl ambito de la ereaeiön literaria o ineluso en ämbitos afincs y mas alejados; unas constantes que formarian precisamente la base de los generös histöricos variables. Para Goethe estas invariantes son las -formas naturales» (Naturformen) de la cxprcsiön literaria. Afirnia que el alcma'n posec para el coniun-to existencial de un scr real la palabra configuraeiön (Gestalt). Abstrae con esta cxprcsiön de lo alicrahlc, supone que con ello sc constata lo coherente, lo acabado y fijado cn sus caraetcris ticas (Jollcs: l%8, 6 y Petsch: 1933). Tambien para Kmil Staiger, uno de los cläsicos de la tcoria de los generös, existen invariantes mas alla de las lormas gene-ricas; el los llama -coneeptos fundamentales de pocliea- (Staiger. 1946), son tan fundamentales que sc pueuen cquiparar, segün el estudioso suizo, a predisposieiones antropolögicas: «la pregunta por la esencia de los eonceplos geneneos con-duce por su propia dinarmca a la pregunla por la esencia dcl homhrc Asi la poeuca fundamental sc convicrle cn conlnbu-eion de lu cicneia de la litcratura a la antropologia filosöfica» (Staiger: 1946.10). Porquc. por de pronto, la idea de lo lirico o lo dramitico DO estä vineulada includiblemente a la litcratura, puede surgir —segun el— ineluso al contcmplar un paisaje, cn cl primer caso, o presenciando una rina, cn cl segundo. Kilo cquivalc a la premisa de que existen hombres Ii'ricos, drarnaticos y narrati-vos, o epicos, cmplcando la voz staigeriana. No obsiamc, las implieaeioncs antropolögicas sc reflejan cn aspectos estilisti-cos de las obras, como nos haee ver el auior al poner a los tres eapitulos de su estudio los liiulos: -cstilo lirico: recuer-do; cstilo epico: represeniacion y cstilo dramätico: tension> (Staigen 1946,11,61, 102) indicando a la vcz los rasgos carac- tensticos amropolögicos de cada una de las aaitudes tunda mentales. Muy cerca de Staiger sc sitüa Wolfgang Kayser en su tambien clasico estudio Interprctaciön y anälisis de la obra literaria (Kayser 1961, cap. 10); el utiliza cl lermino -actitudes fundamentales- para designar esta misma realidad. Tampoco interna la cuadratura del ci'rculo de una imposible clasificaeiön de todas las muestras literarias y busca una aclaracion de la esencia de lo dramätico, lo narrativo y lo lirico, como actitudes v manifestacioncs, por asi decir, supragenericas. en el sentido de que lo lirico puede aparecer en lo narrativo o elementos dra miticos cn la narrativa, etc. Sus subdivisioncs quiza no scan de las mas afortunadas y han suscitado algunas eniieas (Hcmpfen 1973, 167-169). Una de las aportaciones originales de la ultima decada ha sido la de G. Genettc con el coneepto de la -architcxtualidad-(Genettc: 1979) que amplia las propuesias de su articulo anterior: -Genres, types, modes- (Genette: 1977. 389-421). Pane de la idca muy genettiana de la hipertcxtualidad, termino con el que designa todas las relaciones explicitas que pueda haber entre las obras litcrarias y la cxticnde al ambito de los generös en el que las relaciones resultan mucho menos estrechas y visiblcs, es decir, implicitas. en el sentido de nociones de los determinados generös que se heredan en el contexto diacrönico y sincrönico para formar una espeeie de -algoritmo textuai-. una acumulaeiön de pautas y expectativas con claras implieaeioncs ImiorKjs. Para Austin Warren cl genero no existe «como un edificio o una capilla, una biblioteca o un Capitolio. sino como existe una institueiön. Cabe trabajar, expresarse a traves de institucioncs existentes, crear otras nuevas o seguir adelantc en la medida de lo posible sin companir politicas o rituales; cabe tambien adherirse a instituciones para lucgo re-tormarlas. (Wellek y Warren: 1969. 271-272). A continuaeiön Wplicita: -La tcoria de los generös literarios es un prineipio de orden: no clasifica la literatura y la historia literaria por el liempo u el lugar (epoca o lengua nacional), sino por tipos de Organization o estruciura especilicamente litcrarias,» Un poco mäs adelante los llama -generös fundamentales-, P-ra pasar luego a sus -subdivisioncs». Sc da cuenta de la doble "tilizaciön confundieme de la misma voz sin rcsolvtrla. 24 25 Dado que nos limitamos aquŕ a los generös literarios v que el concepto de liieratura que aplicamos cs un lanto rcstringido, no resuítará de gran utílídad para nuestros quehaceres —por incluir todo lipo de formas lingüisticas— la introduction de los térmi nos -especie o lipo de texio» (Textsorte), de origen alcmän v basados predomínantemcnte en estudios de la lingúistica de texto; son demasiado generales y consideran casi exclusivamen-ic los factores constitutivos de la tcxtualidad, sin espeeificar en que consiste la literariedad de los texios liierarios. Volvercmos a hablar del asunio un poco más adelantc. Podemos concluir, por tanio. que cn los estudios al respee-to se observa la conciencia de la iloble utilization del término género. pero lambién la de los dos niveles que deben considc-rarsc y distinguirse a la hora de abordar la problemaiica gene-rica. El nivel que llamamos con una vo/ un tanto rimbombante ■ťonnas fundamentales de presentation liicraria- recibe, según diversos autores, distintas designaciones corny -formas natura les-, -conceptos fundamentales», -attitudes Fundamentales», •generös fundamentales», -formas de presentation litcraria-, «matrogencros» 0 simplcmente -generös-, A pes a r de esta situation babílónita ha quedado cjaro que la voz es lo de menos con tal de que quede patente la diversidad de los niveles y de que no sc emplcc cl mismo término para dos rcalidadcs. No sin moiivo sc emplea el plural al hablar de estc nivel y alii reside -una vez ad mil id a la existencia de los géneros literarios— otro de los problemas que debemos locar por lo menos superficialmente, a saber, el numero de los géneros. 1.7J. Narrattva, dramätica, lirica, jy algu mäs f La problemaiica de la tríada de formas de presentation básicas también ha hecho correr mucha tinia y sembrado mucha confusion porquc los criterios de determinación del numero no han sido siempre los mismos; unas veces se uiili/an criterios de diseurso (relato - actuation) otras veces aspectos comenidisias (mimesis - diégesis) y otras luncionales (catarsis, docere - movere - äclectare). De esie inodo, unas veces el sistema resulianie es diádico, otras triádico o íncluso de cuatro o más tipos. 26 Ciena tradition de estudios de los géneros atribuye, sin fundamento, a Platón (Libro III. Repúbtica} el origen de la division dc los géneros en narrativa (épica), dramálica y lirica que luego sc habría desarrollado en y dcspués del Renacimien-ta Se manrienc a pesar de muchos altibajos. modiťicacioncs v polémicas hasia nuestros dias. En la mayon'a dc los trabajos ía tripartición de los géneros, o formas básicas, sc da por natural, oiros estudiosos se consideran obligados a justificar la tríada (Lockemann: 1973; Hamburger. 1%8) y un tercer grupo redu-cido o bien aboga por una reducción (Bonnet: 1951) o oien por una ampliación del numero de ťormas básicas (Rutikowski: 1968; Stempel: 1972). No podemos indagar en la argumenta-ción de unos y otros; p3rcce ser que la trípanición no carece del todo dc justiticación si se contcmpla el corpus de las obras literarias existentes. Naturalmentc, a la hora dc la division tampoco deja dc influir el concepto de literatúra. Si unos incluycn, por ejemplo, la llamada liieratura didáctica como cuarto género o cuarta forma fundamental, cs porque para ellos bašta con que un texio verbal manificstc una elaboration cuidadosa del material lingüistico para adquirir derecho dc ciudadania cntre los géneros liierarios. fGenero diiUcttcof La ampliation mäs frecucnie se reali/a precisamente a tra ves de la introduction dc este genero didactito. Con esie mar-bete se caractcrizan textos como El hbro del ajedrez dc Alfonso cl Sabio, cscritos de misiiea como los de Sania Teresa o ensavos como los de Unamuno u Onega y Cassel. Salia a la vista que la inclusion o exclusion de esios textos en una teoria de los generös literarios dependc escncialmcnte del concepto de lite-rarura que el estudioso aplique. No constituyc ninguna valoraeiön -insisto cn ello- si aqut excluyo los escriios de indole didättica del ämbito de las bellas '«ras tal como se definieron mäs arriba. Es mäs. en bastantes tM* J^011^0 como e»cmpl° ,os ensavos de don Miguel- el aeslinde entre lo literario y lo tilosöfico y especulativo no ^ulu fäcil del lodo. Sin embargo, lo didäctico no consiituye 00 por si una forma liieraria apanc. como ocurre igualmente 27 con lo comico y lo tragic©, es practicable en lodos los generös v hasta fuera de clla; de hecho cualquier obra litcraria cs en ciena medida una leccion sobrc la realidad. Ni siquiera hace falta rccurrir al consejo horaciano, scguido por legioncs de escritorcs, de mezclar lo util y lo dulcc. de dclcitar al publico enscnando. Y la existcncia dc casos (unite no dcbena impcdir la practica de una dclimitaciön util y viable en la inmensa mavoria de los casos. Este no es el lugar para discutir detalla-damcntc las posturas diversas; para nuestras nccesidades, y tambien porque no carcce tie fundaniento la triada cläsica. maniengo la division en narrativa, dramaiica y lirica. Un intento mas recicme de ampliaciön -cicnamenic poco convincente- es el de W, V. Ruttkowski, discipulo de F. Staiger, que propone un cuano gencro con el rasgo caractenstico de una finalidad apclativa cn el sentid» de una situacion enun ciativa prcdominantcmcnic fatica de los tcxtos, cs decir, en ellos sobresale el afän de apelar al publico, scgun afirma Rutt kowski. De una forma o dc otra, cste afan cs caractcristico CK todos los textos, y no solamente de los liierarios, y un grado mayor de apclacion todavia no es suficieme para form a r un gencro apanc. Una palabra acerca de la distincion entre narrativa y cpica que se suclc practicar cn los esiudios del arnbito hispano. utili/andosc los dos terminos conio sinünimos en el germano. -Epik- es la voz que, por ejcmplo, Julius Petersen (Petersen: 1925) y despucs Emil Staiger utili/an para designar no sola mentc lo rcfacionado con !a epoptya -siendo cse el campo al que se limita en la teoria generics peninsular- sino todos los fenoitienos narrativos. 1.7J. iQué ťí un género literariof •lil grnťro a el lu$ar Je etuuciiťo dc U poi'tka gennal y de U hiuorij litcraria; por esa razón vi un tdrjCTo ť TotW Una vez aclarados los conceptos básicos y terminológicos, no vamos a poder eludir una cucstión fundamental y en el fondo previa a todas tas demás; cs esta: ;qué es un género? Es decir, la pregunta por la ontológia del fenómeno que nos ocupa y a la que aludi al citar el fragmcnto dc Leopoldo Marechal. limiiaré la vigencia de la cuestión prcguntando solamente: {-qué es un género literario? Y me reficro ahora ya al tercer nŕvel de abstracción, es decir, a las clasificacioncs dc las lormas básicas de presentation literaria. A) CUESWÖX PREVIA: fquě es *n textař Como los géneros literarios ticnen que ver por naturaleza con la literatura como ane verbal y como sc plasman en textos verbales, qui/á nos pueda ayudar una indagación previa cn otra pregunta, la de ;qué cs un texto? Los que cono/can los problc-mas con los que sc debaten los lingüistas de texto sabra'n que esta pregunta no tiene respuesta ficil ni. hasta ahora. unánime. El saludo -buenos dias- ;cs ya un texto? ;Basta una exclama ción, una oración. un párrafo, para que se constituya texto, tiene que ser una claboración verbal más extensa? Con otras palabras, ;basta un criterio meramenteextensional para definir un texto verbal? Parccc scr que no es suficieme cl mcro criterio cuamitativo; el texto no es sólo una coordination de palabras o de oraciones, sc debe tener cn cucnt3 un criterio cualitativo, concrctamente el de la enunciación, es decir. el hecho dc que una manifesta-ción verbal no solamente se organicc según las norma* dc una combinatoria morfosintictica; todo texto se insena ademis en una situacion comunicativa: un locutor cnuncia un mensaje en unas circunstancias espacio-tcniporalcs, o según Todorov «un discurso [lease texto] es siempre y nccesariamente un acco de lenguaje- (Todorov: 1988, 36), y quicn dice acto de fenguaje, induye las circunstancias cnunciativas. Los requisitos mencionados antcriormente: situacion comunicativa, locutor, mensaje, destinatario. y circunstancias es-pacio-tcmporales. al parecer se cumplen en la manífestacíón verbal que se transcribe a continuación; ;merece ya el caiifica-tivo de texto? Para la recta comprensión de este -texto-, cvidentemente el destinatario que lee estos apcllidos y nombres de equipos debe 29 reconstruir la Situation enunciativa cn la que se produce la comunicaciön, porque en cl caso contrario, esta acumulaciön de palabras no serä mas que una cnumeracion caotica. Iis imprescindible conocer la combinatoria de esta disposition tipogräfica de los nombres; hay que saber que corresponde a la de un cquipo de tutbol. EL EQU1PO Bll'RRUN UGBAl»' (CutelM AN1WINUA txomin (AiWellc) (Omuiu) rustin(;ürki (0>a«ma) HACil iK. Ma.IrlH) PFDRAZA IBaiccIona) KOl'.MAN (Banclona) MOYA (Valladolid) KOMMl'l (Tcnctifc) ANDRAUrs (Sevilla) Sin embargo, la combinatoria de estos elenientos es scncilla y se basa unicamente cn la colocaeiön de nombres (y entre parentesis los cquipos a los que pertenecen) segün el esquema consabido del alistamienio de un equipo de füibol, de tal forma que mediante su lugar en el conjunto se averigua la funeiön que desempena cada uno dentro dcl equipo. Las palabras aisladas adquieren asi coherencia y sentido como conjunto, lo que parece ser un requisito niinimo para la Constitution de un texio verbal. Aliora bien, este equipo no existe, a pesar de todos los indieios de realismo que pueda tener la lista. Porque es, como tambien sabe el conocedor de la combinatoria y de la Situation enunciativa, un equipo ficticio que se componc cada lunes. despues de ponderar el rendimiemo de cada uno de los jugado-res en distintos partidos de disiintos equipos en una jornada determinada. Siendo repetible, el genero tampoco es la realiza-ciön concreta de este lunes o de otro, sino la potencialidad, la combinatoria, la «Institution». Aqui se plantea —dicho sca de paso— el eterno problema del nominalismo y del realismo, de 30 la existentia o no. de la posible concreeiön o no de los coneep-tos generales. El interesado eneuentra informaeiön abundante cn los manuales e hisiorias de la tüosofia. Salta a la vista que la combinatoria, la elaboraciün del material verbal y el contenido comunicativo de este texto son sencillisimos. Lo que nos hace sospechar que hay distintos grados de complejidad en los textos verbales; el texto citado cumple con los mfnimos y debe haber unos textos informativos o tambien literarios cuya riqueza verbal, densidad de contenido y compleiidad de combinatoria son infinitamente mayores. No obstante, el equipo ficticio nos ensena un hecho fundamental caractenstieo de todos los textos literarios, es precisa-mente este: no reproducen servilmente la realidad, son cons-trucciones y abstraccioncs que designan una realidad o una rcalizaciön posible. Asi, el genero literario es un modelo senci-llo de un modelo mäs complcjo. como la obra literaria misma, cl genero es una abreviatura, un modelo de una realidad mäs compleja, es mas. ni siquicra es un modelo constantc, sino una mezcla de convencioncs c innovacioncs, de sistema preestable cido y de sorpresa; mas aun, tcciricamcnte, hay numerosas posibilidades de creacion de nuevos generös con cl ünico limite de que dependen de las posibilidades creadoras dcl hombre y estan limitadas por las reglas de lunciunamicnto del lenguaje (Garrido: 1988. 24). Es mäs, existe cl peligro de una multiplica-ctön desmesurada de grupos gencricos que puede impedir la sistematizaeiön y la operatividad. de modo que sc impone una actitud selectiva y cautelosa (Nies: 1974). Sobra insistir que, tal como este -equipo- de f utbol, los generös literarios constituyen una Convention comunicativa entre los produetores y los po-jenciales reeeptores, cuyo conoeimiento es imprescindible para la recta comprension del mensaje (Dominguez Caparrös: 19S7). B) tQüt FS UN GFXtRü LTTERA R/Of Crilerios para una definieiön de los generös tilerarios uücion tabIes. Sin embargo, en las ires formas basicas encontramos generös con una extension mas o menos prcestablecida que sirvc de rasgo difcrenciador. Criterios lingüisticfrcrwruiativos Cuando Todorov afirma que «un gencro, liierario o no, no es otra cosa que esa codification dc propiedades discursivas-(Todorov: 198«, 36) se estä refiriendo principalmeiue a estos aspectos: el estilisiico, el scmamico y el pragmitico o cnuncia tivo. Son evidentememe tambien los aspectos mäs -literarios-en el sentido estricto de la palabra, porque se reficren a la naturaleza verbal de la obra dc arte literaria. Cada uno de estos ambitos necesttaria a su vez un tratamiento extenso que aqui no se puede dar. Acaso sea suficiente recordar que las difercn-ciaciones cstilisticas pueden naturalmente tener un caracter distintivo a la hora de establecer definiciones gencricas. EI •ienguajc sazonado- del que habla Aristoteles como caractens-lico de la tragedia (siendo sazonado -el que tiene ritmo, armonia y canto* (Poctica, 1449b) es uno de los rasgos con los que aquelia se distingue, por ejemplo, de la comcdia y de la epopeya. Veamos algunos aspectos de este criterio lingüjstico cnunciativo: • Ratgos metricos Cada gencro tiene sus rasgos cstilisticos propios. y no sola-mcnte como obra concreta c individual sino —y aqui nos intc-rcsa principalmente como plasmaciön de un gencro literario; segiin el caso, ayudan considerablemcntc a la nora dc su iden-tificacion como tal gencro. Scgün la epoca que se contemplc, un rasgo estilistico distintivo puedc ser la versificaeiön; durante mucho tiempo constituia uno de los rasgos de elaboraciön lingüistica mäs notables de muchas obras literarias; aunque lo decisivo no es la versificaeiön en si, puedc incluso inducir a error. Ya avisa Aristoteles que (en sus tiempos y durante mu-chos siglos posteriores) no solamcntc todos los textos litcrarios se escriben cn verso, sino tambien textos eientificos e histöricos (Poctica, 1447a); por tamo, para que la versificaeiön sc convier-ta en signo distintivo generico tiene que adquirir unas estruc-luras ratificadas y consensuadas por la conveneiön gencrica literaria. Un receptor griego reconocia una epopeva por estar escrita cn -versos hcroicos- (Poetica, 1459b). cn hexämctros, como actualmente un receptor espariol. familiarizado con las convenciones literarias y meiricas, reconoce un romance por •9s octosilabos con rima en los versos pares y la ausencia de divistön eströfica; lo que no significa que no pueda haber •infracc Jones- en cl sentido de un empleo extrapreeeptivo de «s mismas normas meiricas. " Rasgos estilisricos Ade mäs de los rasgos metricos, desempefian tambien un P*pel distintivo los nivcles estilisticos, mäs precisamente los 32 33 conceptos de estilo alto, mediano y bajo de tan Iarguísima tradición en la literatúra occidental. Durante siglos no se con-cebía una tragédia quc no cstuvicra cscrita en estilo alto, y la larsa no era imaginable sino en estilo bajo. Aquí se vuelve a advertir que el rechazo e incluso la rebelión contra el rigor preceptivo a panir del Romanticismo hate quc se salten tambien las normas cstilísricas tradicionales, de modo que nadie dudará actualmente que Esperando a Godot es una tragédia .1 pesar de que su estilo dista mucho de ser elevado, por eso cs una tragédia «absurda». A la visia de esias cireunstancias, se recomienda mueba cautela y una sólida perspectiva historka a la hora de la definición y la identifieación de los gc'neros literarios a partir de su estilo. Este hcclio no quita que el estilo sica siendo elemento distin tivo generico, quizá ya no en esta clasificación rigida convencio-nal, pero sí en mati/aciones más ajusudas e individualizadoras como por ejmplo los regisiros, la sintaxis, el léxico, etc. • bunaones tingüisticas y registros I.o lingüisticoliterario no se agota tampoco en cl nive! estilistico, dado que se consideran adem:is aspectos como el earacter connotativo y denotativo de! lenguaje, rasgos quc SC distribuyen tambien de modo diverso scgiin el genero. Uli texto lirico serä casi siempre mas connotativo uue uno narrativo; sin embargo. sc debe ir igualmeme con cautela, puesto quc cxisieu textos narrativos cuyo lenguaje es altamerue plurisignificativu y hasta «opaco» y cn cambio hay textos liricos con un lenguaje predominantemente denotativo. Siempre a la hora de determi-nar un genero literario sc conjugaran varios criterios pars formar la combinatoria de los diversos generös. Lo mismo se debe afirmar de los llamados rcgisiros lingüii ticos, sociolectos, dialectos, idiolectos, que introducen matices en el texto literario que en deierminadas circunstancias llegan a ser distintivos gencricos, cn oiras son simplemente caracieri-zadores de figuras o circunstancias. Bajtin senala lo «politoni-co», es decir, la mezcla de registros, como rasgo fundamental de la novela. En los esperpentos de Valle-lnclän la discrcpanci3 entre el lenguaje culto y las situaciones triviales y banales tambien se convienen en rnarca de genero. Por ultimo, sc debe mencionar lo que con este u otros términos se designa como «tono». es decir, la capacidad del ienguaje de evocar atmosféra, emoción, humores; me refiero a lo cómico, lo trägico, lo satirico, lo melancólico, lo jocoso, lo liidico, lo grotesco y un largo etcéterx No siempre el tono decide sobre la penenencia o no de un texto a un género detcr-m i nado; ahora bien, en algunos el tono adquicre peso espccífi-co: la comedia es comtea: la farsa es cömica y a menudo erotesca; la elegia es triste, melancólica, contemplativa; la fabula es sentenciosa, etc. • Rasgos cnuTiciativos L3S circunstancias enunciativas son —como vimos ya some-ramente— los aspectos que convienen una combinaeiön orga-nizada de palabras cn un acto de habla o de lengua, es decir, 1c anaden valores comunicativos no transmitidos con el mero significado litcra! de las palabras sino con las circunstancias cn las que se produce la comunicaeiön. ;Y como incidc la situa-ciön enunciativa en la determinaeiön de los generös litcrarios? Dos aspectos se deben tener en cuenta en este enloquc; primero, la situaeiön de habla desde el punto de vista retörico >' pragmäiico y. lucgo, sus repercusiones sobre el genero literario. Es ya milenana la diferenciacion entre la situaeiön de habla «normal- o, en terminos mäs modernus, la performativa y la diferida o asimetrica (Austin; 1962; Searle: 1969; Wunderlich: 1971), En el fondo, es la clisica distineiön entre el sermo ordi-nano y el sermo absemis ad absentem de la retörica cläsica, es decir, un discurso que se transmite, por un lado, en una situa-cton comunicativa natural de presencia de los interlocutores, y, p°r otro, el quc sc produce no estando preseme cl emisor cn la reeepeiön ni el reeeptor en la emisiön; tampoco permite cl intercambio de papeles entre emisor y reeeptor. No hace falta subrayar que en este orden de ideas tienen tambien cabida las consideraciones sobre lo oral y lo escrito y sus relaciones con 'a configuraeiön generica. Es evidente que el earacter oral de Uli ,1 genero -pongamos por ejemplo la epopeya— influye nota- eTOente en sus invariantes. 34 5S A primem vista toda comunicación literaria parece pertene-cer al segundo tipo de situación de habla. I_a obra se escribe en un deierminado momento y se recibe en otro. No asistimos practicamente nunca a una emisión direcia del texto por su autor. Es más, en las obras literarias el autor sólo se comunica directamente en contadisimos casos y entonccs no en la totali* dad de la obra. sino en fragmentos. E! autor narraiivo delega el acto comunicativo a un narrador, en la li'rica el llamado «yo lirico* del poema no coincide con el yo empirico del poeta y en el drama, la situación es aún mas clara, el autor pone lo que quiere decir en boca de los actores. No obstante, en el drama existe un simulacro de discurso y de comunicación direcios. F.I especiador pereibc el tcxto como si las replicas fucran Iruto del aŕán comunicativo inmcdiato de los actores, se simula una situación de babia ordinaria entre los actores. Por lo tamo, de la situación de habla se pueden derivar particularidades genérieas, diseursos tipicos de generös y/o dc íormas de presentación básicas: h narrativa v/o lo narrativo cstán vinculados con el discurso diíerido, »relaiivo» y «rclata dor-, inieniras que la dramática y lo draniatico sc nutren -por lo menos aparentemente— del discurso directo, performativo, •simetrico». Esta situación no impidc, naturalmente, la me/cl.i de los dos tipos, como oeurre por ejemplo, en el tcatro épico. En cambio, la misma distinción puede servir también de basi-para una ponderación y jcrarquización de los ingrediente«; narrativos y/o dramáticos de un género o de una obra conereta; cs más, suministra invariantes uiilisimas para una considera ción histórica de los géneros, porquc oírece categories ahistó ricas y constantes que permiten rastrear la evolución y las ramiticaciones de los géneros particulares. Sólo se puede saber lo que es leatro épico, léase narrativo, teniendo un concepto claro do lo que es lo dramático y lo narrativo. Criterios temáticos En la literatura moderna cualquier terna se considera lite-rario v no se conoce una norma que atribuya determinados temas a determinados géneros y no los admita en otros. Ahora bien, a pesar de esia «permisividad» relativamente reciente y con una obediencia creciente a atribuciones reglamentadas con-forme se retrocede en el pasado de la literature occidental, existen generös practicamente dedicados con exclusividad a una clase de temas. La elegia medita la muerte y las desgracias, la fabula y el exemplum tienen como tema comportamicntos humanos n'picos. el romance historieo se nutre de temas de la cronica, por citar algunos que conservan la atribucirin rcgulada. Por tanto, los temas pucden ser en algunos casos criterios eenericos, en otros. sin embargo, se debe proceder con cautela, dado que generös como la novcla, el cuento o muchos otros .1 Junten todos !os temas imaginables. Criterios hislórtcos y sociológwos La historicidad del género liicrario, en el sentido de una convención anística en el tiempo, es el rundamento dc su ser como tal género. Sena absurdo hablar de género, si no fucse un fenómeno escncialmente historieo. porque la •generictdad* im-plica historicidad. Si toda obra literaria es radicalmcnte única y por tanto irrepctible, no puede tenor dimension histórica como forma y estructura. ni se plantea la posibilidad de una investigactón genérica. La misma aciitud que asume cl teórico de los generös ante la disciplina ya liene implicaciones históricas por la ya mencio-nada doble posibilidad de enfoque, unas veces aprioristico, es decir, el preceptista dicta reglas como autoridad a la que se debe obedecer. y por otro lado, cl enfoque observador, a posteriori, que describe y sistemati/a una vez producidos los fenoméne* que estudia. En el primer caso, la teória genérica se establece como normativa, en el segundo nace deseriptivamen-|e de la observation de un corpus existente. En la realidad, hasta 'os más se\'eros precepiisia-s siempre tenían en cuenta la production literaria anterior, buscando en ella los textos que luego elevaron a rango de modelo imitable. Los criterios históricos no son rasgos inherentes, ni at género como combinatoria. ni a! texto como realización de ésta. Jn embargo, la perspectiva histórica no carece de importance ejj el ámbito de los géneros literarios, precisamente porque *s constituyen un fenómeno íntrínsecamente historieo, no 36 37 solamcnte por aparecer en momcntos diversos del devcnir de la literatura, sino tambien porque estan en constante mutacion. «Son inanifestaciones de las posibilidades creadoras dcl hom-bres, pero tambien de la temporalidad de todo quehacer huma-no.* (Garrido: I9S8. 21). Esta circunstancia obliga -como ya adverti— a asumir permanentementc una perspectiva histörica a la hora de definir los generös literarios y valorar las obras que pertenecen a ellos. Tambien se debe advertir cl peligro constante de que el estudioso de los generös eleve una determinada concrccion histörica a categoria de modelo inmutable y atem-poral. Un caso paradigmätieo es el estudio sobre el drama de Gustav Freytag (Freytag: 1886). No es poco freeuenic la con vieeiön entre los esuidiosos que cl genero crece y alcan/a su propia namralc/a, que es perlectible y halla su plasmaciön definitiva en alguna nbra concreta. Lo afirma ya Aristoteles -y despues de sufrir muchos cambios. la tragedia se detuvo, una vcz que alcanzö su propia naiuraleza- (Poctica: 1449a. 13-15). Avcriguar si estas afirmaciones son ciertas en parte o en su totalidad tambien consuiuye un aspecto histörico de la -ucne rologia«; es mäs verosimil suponer y defender la variabilidad y la evolucidn del genero que una supuesta perlccciön delimtiva La observaeiön de las itnplicaciones histöricas no debe He var nunca al extremo de una consideraeiön determinista de los generös tal como sc practica en el trabajo de F. de Brunetiere, L'evolution des genres iLtm l'hisloirc de la liiteralurc fran^aiit' {Brunetiere: 1890). quien aplica la teona evolucionista de Dar win a los generös, sosteniendo que, como organismos biolögi cos v obedeciendo a las circunstancias de la infraestruetura social del momento, nacen, crecen, alean/an su cüspide y mue-ren; como si fuesen animales o plantas y como si deträs de cada creaeiön artistica no estuviera un artista libre y conscientc. Lo que ocurre re-almenue cun los generös literarios desdc cl punto de vista histörico lo deseribc con acieno J.M. Diez Taboada. muy en la linea de A. Warren, al afirmar que el genero sc debe concemplar como si l'uese una institueiön y entoncCS: «es lögico que (...) sc den. ademas del fundador que trace una primera obra modelica o programätica. aftliados que sigan a la leira y escrupulosamente a esc fundador como modelo. 38 perezosos que lo olviden. reformadorcs que lo pongan de nuevo en vigor o lo adapten a circunstancias histöricas nue-vas, detraelorcs que lo critiquen. contradigan o parodien. buscando sus limitacioncs: teoricos que cn cada momento traten de fijar, a vopss pedantementc. sus caracteres: aniqui-ladores que lo combatan > lo ucaben. desiruyéndolo o ago-tandolo: continuadorcs que recojan el prestigio de su nomhre para nuevas realidades por ellos fundadas o que cn époea distinta pongan nuevos nombres a cosas que a fin de cuentas resultan tan semejanlcs que podrian >cr Hamadas con igual denominaeiön» (Diez Taboada,Garrido: 1988. 24|. El que hable de un determinado genero, el que quicra aplicar esquemas estructurales gencricos a un texto litcrario. deberá, por tanto. no perder nunca de vista que cn determina-dos momentos esta -institueiön» ha podido tener unas caraetc-risticas bastantc distintas de las de otras épocas; con otras palabras. deberá considerar que cl ente que lc sirvc de molde comparativo es histórico y no inmutable. M. A. Garrido es muy tajantc al respecto sosteniendo que -El teórico ha tendido a otorgar caracter absoluto a sus formulacioncs casi siempre condicionadas, como es lógico. por la realidad de la producción literaria en su čpoca. en todo caso, por la tradicion histörica hasta llegar a su momento. Pero si algo hay claro cn la cucstión de los generös es la empirica moviíídad de los mismos, sus continuas sustituciones v sus diferencias en el espacio v en el tiempo.- (Garrido: 1982. 98). £/ origen de los generös Evidentemente la pregunta por el origen de los generös constituye tambien un aspecto histórico v ha sido contestada de formas y con prelaciones diversas que tampoco podemos l°car aquí con detaile. La afirmaeion de la existencia de unas "'ormas simples- es quizi la primera invesiigación sistemática de los origenes de los generös literarios aunque no retrocede nasta el «final-, como veremos al hablar de A.Jo!les y su libro ^fache Formen (Jolles: 1968. cap. 3). Una respuesta convincen-16 parece ser la explicación de T.Todorov que determina el Ser»ero aŕirmando que -es la codificación históricamente cons- 39 tatada de propiedades discursivas» y aňade que «una sociedad elige y codifica los actus que corrcspondcn más cxaciamenie a su ideológia; por Io que tanto la existencia de ciertos generös en una sociedad, como su ausencia en otra son rcveladoras de esa ideológia.- (Todorov; 1988, 38-39). Con ello ya se lian rcvelado lambién las implicaciones sociológicas de los estudios gencricos, puesto que el naeimiento y la evolución de distintas lormas litcrarias están estrechamente vineulados con circuns-tancias sociales o, mejor dicho, socio-culturales. Un paradigma de estas inicrrclacioncs se halla por ejemplo en los llamados generös concsanos, cuyos rasgos caractensticos se deben en gran parte al entorno en cl que nacen y para el que estaban destinados. I.o mismo vale, desde luego, para los llamados generös populäres. Sin embargo, no se debe perder de vista en la averieuacion de estas intcrrelaciones socio-literarias que en ellas inlluycn umbien otros factores y no por ultimo el geo gráfico c hisiórico. ßasta pensar en las llamaiivas diierencias de la comedia desde Aristöfancs, Plauto, Terencio liasta los si glos xvi y xvii en ftspaňa, Francia e Inglaierra. liajo la misnu etiqueta sc esconden realidades literarias de muv diversa in dole. I\ Lázaro Carreter sostiene que el género posee un origen normalnienie conocido o que dein- deseubrirse. Ľu generál » obra de un genio que invenia una combinación de rasgos que a continuación se imitan. F.s partiendo de estc proyccto genial que se constituye el género como entidad liisiórico-estructuial en creacíones individuales. Sin embargo, las ra/.ones de vigen cia, triunfo y declive de deterniinados géneros son muy diííciles de rastrear y conceptuafizar. Lo cjcmplilica el esiudioso con cl tan repetido clíché de la novela moderna corno imitación del Quijote (Lázaro Carreter: 1976, 113-120). conjugan si no todos. por lo menos ia mayoria de los rasgos definitorios que acabamos de ver. La complcjidad del género liierario es precisamente una consecuencia lógica de ia plurali-dad de ingredientes. Naturalmente, se vislumbra aqui también c! peligro de una defínición demasiado detallada, tan perjudi-cial como las deíiniciones demasiado vagas. O será aplicablc a demasiado pocos fenómenos por ser muy restrictiva o ya no dice nada aprovcchable sobre la realidad que define dando cabida a demasiados fenómenos. I.a labor que desarrollamos en los capitulos que siguen es fruto de la büsqueda de los intentos definitorios reflejados en poéticas, preceptivas, y estudios al respecto. F.l peligro que en la detinición que sc presenia hayan influido conceptos subjeii-vos y hasta equivocados no sc pucde descanar de antemano. tampoco es fácil eseapar a la tentación de la absolutización de formas, definiciones y concepcioncs históricas, particularmen-te las actuales. Soy consciente dc los riesgos de la empresa y de los muchos fallos que va a tener estc intento. Sin embargo, espero que haya valido la pena y que si dc algo sirve, sca dc base para futuros trabajos más acertados cn los que se logrc captar cada vez con más rigor y cxactitud el fenómeno de los géneros literarios. 1.8. Resumen Queda constancia de que el genero Üterario es un fenomeno complejo cuya definicion obedecc a un cümulo de rasgos diver-sos y variables. Los estudiosos de la diseiplina llaman la aten-cion sobre el hecho de que nunca puede ser un solo criterio el que decida sobre la pertenencia o no a un genero; siempre sc 41