LKIUIIA31) El tana de la muerte ivcibe en la Edad Media un iraiamienio abundanie y divcrsa. Observc-mas úhoru la intensidad can que. ejpre.su Juan Ruiz un horror a la muerie que na es sinu cl reverso de un interno viialismo. Mas adelanle, podremos comparar con el iraiamienio que e! lema recibe en lasfamosus Coplas de Jorge Manrique (siglo XV). te, represemada por sarcůstkos esquekws, inviía a su wlapemmajes de wda condición. El caballero de la jAy muerte! jMuertaseas, muerta y malandante! Has malado a mi vieja. jmalárasme a míantes! Enemiga del mundo, no lieiies semejanle; de tu memoria amarga no sé quien no se espanie. 100 Muerte, al que tú golpeas, te lo llevas cruel, al rico como al pobre, al santo y a! infiel, a todos los iguaias al más bajo niveJ, porpapas y porreyes nodas ni un cascabel. [...] Dejas el cuerpo yerto al gusano en la huesalt)! 105 el alma que lo puebla te la llevas de priesa, no eslá el hombre seguro de tu llegada aviesa". jAl hablai" de ti, Muerte, el horrorme atraviesal f...] . Haces al que era rico yacer en gran pobreza: no guarda ni una miaja de toda su riqueza; 110 el que, vivo, era bueno y con mucha nobleza, vil, hediondo es muerto, despreciable vileza. No hay en el mundo libro ni tratado ni carta, hombre sabio ni necio que de ti bien departa13, en el mundo no hay cosa que de ti bien se parta, 115 salvo el cuervo negro que de muertos se harta. [...] Muchos piensan ganar cuando dicen: «jA todo!»; viene algún maJ azar, trueca el dadb a su modo; junta el hombre tesoros y disfruta acomodo, pero viene la Muerte y lo deja en el lodo. [...] 120 Los ojos tan hermosos, los clavas en el techo, en un punío los ciegas, ya no tienen provecho; enmudeces el habla, dejas sin aire el pecho; en ti está todo el mal, el odio y el despecho, El oír y el oler, el tocar, el gustar, !25 íodos los cinco seníidoslos vienes a gastar; no hay nadie que te sepa del todo denostar; jcómoeres denostada pordondeosaspasar! [....] jAy mi Trotaconventos, mi leal verdadéra! Muchos te seguían viva; muerta, yaces seňera13. 130 ^Dónde te me han llevado? No sé cosa certera: jno vuelvecon noticias quien anda esta caiTera'\' w huesa, fosa, tumba. " aviesa. Iraicioncra.13 depana, hablc "seňera, sola.u carrera, camino (el que Sleva a la muerte). le del libro, En la puesía provemjd existía díro genem, cl de las pastorelas, que descríbio cl en-cuentro entre un caballero y una pastora. Im Iradiaión caxiellana cle las scrrana.s', junta a la tra-dición mucha más reßnada de las pastorelou, se unirán Hen aňos más forde en ono pran poeta, cl Marqués de Saniillana, célcbre autor de varias serranillas. He aquíel encuentro del Aräpreste con una serrana del Guadarranm, narrado en verxos de a ne menor: üna manana, pa.sando el puertodeMalangosto, asallöme una serrana apenas asome el rostio. 45 «Desgraciado, ^döride andas, que buscas o que demandas por un puerto tan angosio?» Le respondf a su pregunta: «Camino'hacia Sotosalbos.» 50 Dijo: «El riesgo no barruntas al hablarasf de bravo; por esia senda escarpada que yo tengo bien guardada, no pasan los hombres salvos.» 55 Plantöseme en el sendero la deforme, ruin y fea: «Nopases», dijo, «escudero; aquf me estare yo. ea, hasta que a3go me prometas: 60 por mucho que me arremetas no pasaras a esa aldea.» Dfjele: «Por Dios. vaquera, no me impidas tal jomada; dejame hacer mi carrera; 65 para o' no traje nada.» Ella me dijo: «Pues torna, por Somosieira retoma: la senda aquf estä cerrada.» Aquella Chata endiablada, 70 que Sanlillán'1 la confunda, arrojóme la cayada y luego piedra.s con honda y con su dardo pedrero. • «j Por el Padre verdadero, 75 tú me pagas boy la ronda!» Nevaba alb' y granizaba; : dijome la Chata luego, con tono que amenazaba: «jPágamej jSi no, tepego!» 80 Díjele: «Por Dios, hennosa, más querría estar al fuego.» Dijo: «Vendrás a mi casa y te mostraré el camino; te encenderé fuego y brasa, 85 y te dare pan y vino. Pero prometeme algo, y te tendre por hidalgo. jBuen día para ti vino!» Yo, con miedo y aterido, 90 le prometí una gamachav y ofrecfle un buen vestido, un prendedor y una plancha. Ella dijo: «Bien, amigo, anda acá, vente conmigo, 95 no le temas ya a la escarcha.» '6 de Cominúan las aventuras amorosas del profagonisía, con episodios de otro lipo: por ejem- OííVeíltos P^°< ^ baialla de don Gamal y doňa Cuaresma, la cual importe un tiempo de penitencia, o el posterior desquhe de don Canwly del Amor, lo que invita al arcipresle a nuevos amoríos, con la invariable ayuda de Trotaconvenlos. Pero, de pronto, muere la vieja, v Juan Ruiz increpa a la Muene en un largo poema del que seleccionaremos unas esirofas. "Sanlillán, San Julian, proiecioide Sos viandanies.v gamacha, una vestidura que sc usaba emonces.