XIII. LA NOVELA EN EL SIGLO XVI: EL LAZARILLO DE TORMES I. INTRODUCCIÓN - Vamos a ocuparnos del estudio y comentario de una de las obras fundamentales de nuestra literatúra: Vida del Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, publicada anónimamente en 1554, en pleno apogeo del Renacimiento espaňol. Durante este período histórico Espaňa es una potencia europea de primer orden —lo que le obliga a sostener frecuentes guerras— y se sigue colonizando America —lo que hace que muchos miles de espaňoles emigren al Nue-vo Mundo—. Todo esto, aunque contribuye a mantener el prestigio exterior de nuestra patria, va empobreciendo al país, y, asi, las clases más desfavorecidas se ven obli-gadas a arrastrar una existencia miserable que se agrava con el creciente éxodo del campo a la ciudad. No es una casualidad que el hambre sea un terna importante de la novela que estamos estudiando. Los estamentos sociales privilegiados siguen siendo la nobleza y el clero. Téngase en cuenta, además, la ideológia renacentista, ya estudiada anteriormente. Aquí conviene centrar la atención en el Humanismo y en la difusión de las ideas de Erasmo. Características del Humanismo son la preocupación por el 329 hombre individual, el afän de verosimilitud y la capacidad critica; de todo ello encontraremos reflejo en El Lazarillo. Ideas fundamentales del pensamiento erasmista son la valoraciön de la caridad cristiana y la necesidad de una reforma urgente del clero. La critica a la ausencia de caridad aparece constantemente en la novela que nos ocupa. Asimismo, algunos de los amos de Läzaro son clerigos de vida poco ejemplar. Durante el reinado de Carlos I (primera mitad del si-glo XVI) los Libros de Caballerias, que referian fantästi-cas hazanas de legendarios heroes, eran el genero narrati-vo mäs cultivado. Al comienzo de la centuria siguiente, El Quijote acabaria con este tipo de novelas, pero medio siglo antes se publica una pequefla obra anönima cuyo protagonista no es ya un heroe de noble estirpe, sino, por el contrario, un hombre insignificante, que por sus pro-pios medios —con «mana y fuerza», como se nos dice en el prölogo— irä mejorando de posiciön econömica, aun-que la rigida estratificaciön social de la epoca no le per-mitirä llegar muy lejos. El autor tuvo plena conciencia de la novedad de la obra. Su intenciön fue dar categoria literaria a la vida de un insignificante personaje, lo que le permite poner de mani-fiesto su visiön antiheroica del mundo y, al mismo tiempo, hacer la critica de los estamentos privilegiados, la noble-za y el clero fundamentalmente. Esto era una osadia en el siglo xvi, ya que el autor se manifestaba contrario a ideas y costumbres generalmente admitidas en la epoca. Por ello, seguramente, no dio a conocer su nombre y la obra ha llegado anönima hasta nosotros. No es El Lazarillo, sin embargo, un caso aislado en la presentaciön de ambientes y personajes pertenecientes a un orden cotidiano de la vida. Ya aparecen en El libro de buen amor y en La Celestina. Lo importante en El Lazarillo es que «lo vulgär» pasa a primer piano y cons-tituye toda la materia narrativa de la novela. Si se alude a ambientes y personajes de orden superior es solo para criticarlos. ARGUMENTO Y ESTRUCTURA DE LA NOVELA: La novela se divide en siete tratados (capitulos). Son de diferente longitud como corresponde a la im-portancia relativa de su contenido. (Son mäs largos los mäs significativos.) Tratado 1." Läzaro nos relata su ninez (fundamental para comprender al personaje y su ambiente) y el episodio del ciego, su primer amo, que nos darä el punto de arranque del desarrollo sicolögico del protagonista. Con el ciego el muchacho aprende lecciones que le serän muy provechosas en su vida futura: «Debe valerse por si mismo y desconfiar de la avaricia y egoismo de los demäs.» Tratado 2. ° Episodio del clerigo avariento. Sigue la evoluciön sicolögica del personaje. Se confirma en la idea, aprendida con el ciego, de que la avaricia y el egoismo son defectos muy generales en los seres humanos y que si quiere seguir adelante solo puede confiar en si mismo. Tratado 3. ° Episodio del Escudero. Läzaro aprende que la gloria de este mundo se basa en la mera apariencia. Se nos presenta una nueva faceta del caräcter de Läzaro: es capaz de compasiön y hasta de ternura. Tratados 4.° y 6.° Son meramente episödicos y solo sirven para presentarnos nuevos amos. Tratado 5. ° Episodio del buldero. Läzaro sigue aprendiendo lecciones para «triunfar» en la vida. Aqui se da cuenta de que con mentiras y astucia puede llegar a obtener una vida holgada. Tratado 7.0 Ultimo episodio del libro. Läzaro llega a lo que considera «la cumbre de toda buena fortuna»; afirmaciön que puede entenderse irönica-mente porque a lo que ha llegado es a ser pregone-ro de vinos en Toledo y criado de un capellän con cuya protegida se casa. Al final de la novela asistimos al cierre de la evoluciön sicolögica del 330 331 personaje: Lázaro, que comenzó siendo un niňo ino-cente y desamparado, ha aprendido la lección su-ministrada por su experiencia de una realidad amar-ga y se convierte en un hombre conformado con su suerte. La protección del capellán, a través de su mujer, le permitirá vivir el resto de su vida sin demasiadas privaciones si sabe hacer caso omiso de la opinion de los demás en lo tocante a su honra. La lección que aprendió con el escudero cobra aquí toda su significación: para salvar su honra —que no es más que apariencia para m antener la buena opinion— el escudero llevaba una vida miserable; Lázaro prescindirá de la suya para llevar una vida tranquila. II. LECTURAS REFLEXI VAS Primera. Fragmento del tratado III (*) Ofrecemos algunos fragmentos del tratado III, episodio del Escudero. Después de las duras experiencias sufridas; con sus dos primeros amos, Lázaro encuentra por la calle un escudero de «razonable» aspecto que lo torna como criado. El muchacho cree al principio que su suerte ha cambiado por fin, pero en seguida se apercibe de que la fortuna le sigue siendo adversa. Su nuevo amo, aunque bien vestido y de cortés comportamiento, no es más que un escudero provinciano que se halla sin ocupación y em una miseria comparable a la del propio Lázaro, pero agravada porque su condición le impide pedir limosna^ abiertamente. Este episodio es seguramente el más emotivo y complejo^ del libro. De su lectura se desprenden dos conclusiones) fundamentales: • — La gloria de este mundo se compone de apariencia y vanidad. —Läzaro de Torrn es es algo mäs que un picaro desalma-do: siente ternura y compasiön por el ünico de sus amos que le trata bien y es casi tan pobre y desgracia-do como el. Observense en el texto las siguientes particularidades: —El escrupuloso esmero con que el escudero cuida su apariencia externa, que considera espejo de su honra, frente a la sociedad en que vive. —La reflexiön que Läzaro hace a propösito de ello. (La opiniön de Läzaro es la del autor.) —La conmovedora escena que se desarrolla entre el amo, hambriento, pero celoso de mantener su dignidad, y el criado, que se da cuenta de todo, pero que se conduce con delicadeza para no herir los sentimientos del desgra-ciado escudero. . Todo el texto estä matizado por un finisimo sentido del humor que revela la maestria del autor y que se ma-nifiesta en el divertido diälogo que se establece entre amo y criado. Particularmente expresivos son los «apartes», es decir, las frases que Läzaro dice en voz baja para si tnismo, que contrastan con las frases, corteses y comedi-das, que dice en voz alta. El autor siente comprensiva simpatia por los personajes y consigue comunicarla al lector. La sicologia de ambos, puesta de manifiesto a traves de su conversaciön y acti-tudes, queda expresada en este capitulo con una maestria insuperable. Debe notarse, ademäs, la espontaneidad y viveza del lenguaje utilizado en el diälogo, que es un reflejo del habla populär de la epoca: (*) Los textos y !as notas están tornados de la edicion de Alberto-Blecua. Madrid, Castalia, 1972. La mafiana venida levantämonos, y comienza a limpiar y sacudir sus calzas, y jubön, y sayo y capa. Y yo que Ie servia de pelillo1. Y visteseme muy a su placer, de espacio. 1 servir de pelillo = hacer servicios d&poca importancia. 332 333 Echéle aguamanos, peinóse, y puso su espada en el tala-barte, y al tiempo que la ponía díjome: —iOh, si supieses, mozo, qué pieza es ésta! No hay marco de oro2 en ei mundo por que yo la diese; mas ansí, ninguna de cuantas Antonio3 hizo, no acertó a ponelle los aceros tan prestos como ésta los tiene. Y sacóla de la vaina y tentóla con los dedos, diciendo: —Vesla aquí. Yo me obligo con ella a cercenar un copo de lana. Y yo dije entre mí: "Y yo con mis dientes, aunque no son de acero, un pan de cuatro libras". Tornóla a meter y ciňósela, y un sartal de cuentas grue-sas4 del talabarte5. Y con un paso sosegado y el cuerpo derecho, haciendo con él y con la cabeza muy gentiles meneos, echando el cabo de la capa sobre el hombro y a veces so el brazo, y poniendo la mano derecha en el cos-tado, salió por la puerta, diciendo: —Lázaro, mira por la casa en tanto que voy a oír misa, y haz la cama, y ve por la vasija de agua al río, que aquí bajo está; y cierra la puerta con Uave, no nos hurten algo, y ponla aquí al quicio, porque, si yo viniere en tanto, pueda entrar. Y súbese por la calle arriba con tal gentil semblante y continente, que quien no le conosciera pensara ser muy cercano pariente al conde de Arcos, o, a lo menos, cama-rero que Ie daba de vestir. "jBendito seáis Vos, Seňor", quedé yo diciendo, "que dais la enfermedad, y ponéis el remedio6. <,Quién encon-trará a aquel mi seňor que no piense, según el contento de si Ueva, naber anoche bien cenado y dormido en buena cama, y aunque agora es de maňana, no le cuenten por muy bien almorzado? j Grandes secretos son, Seňor, los que Vos hacéis y las gentes ignoran!7 ^A quién no engaňará aquella buena disposición y razonable capa y 2 marco de oro = media libra de oro, que equivalía a unos 2.400 maravedís. 3 Antonio = espadero que forjó la espada de Fernando el Católico. 4 sartal = rosario. 5 talabarte = tahali. 6 Es frase con reminiscencias bíblicas. 7 Frase de origen bíblico con frecuencia utilizada en contextos burlescos. sayo? (,Y quién pensara que aquel gentil hombre se pasó ayer todo el día sin comer con aquel mendrugo de pan, que su criado Lázaro trujo un día y una noche en el area de su seno, do no se le podia pegar mucha limpieza, y hoy, lavándose las manos y cara, a falta de paňo de manos se hacía servir de la halda del sayo? Nadie por cierto lo sospechara. ;Oh, Seňor, y cuántos de aquéstos debéis Vos tener por el mundo derramados, que padescen por la negra que llaman honra, lo que por Vos no sufrirán!". (...) Desque vi ser las dos y no venia y la hambre me aquejaba, cierro mi puerta y pongo la Háve do mando y tórnome a mi menesters. Con baja y enferma voz y incli-nadas mis manos en los senos, puesto Dios ante mis ojos y la lengua en su nombre, comienzo a pedir pan por las puertas y casas más grandes que me parecía. Mas como yo este ofício lo hobiese mamado en la leche (quiero decir que con el gran maestro el ciego lo aprendí), tan suficiente discípulo sali, que aunque en este pueblo no había caridad ťli el ano fuese muy abundante, tan buena maňa me di, que antes que el reloj diese las cuatro ya yo tenía otřas tantas libras de pan ensiladas9 en el cuerpo, y más de otřas dos en las mangas y senos. Volvíme a la posada, y al pasar por la Tripería pedí a una de aquellas mujeres, y dióme un pedazo de una de vaca con otřas pocas de tripas cocidas. Cuando llegué a casa, ya el bueno de mi amo estaba en ella, doblada su capa y puesta en el poyo, y él paseán-dose por el patio. Como entré, vínose para mí. Pense que me quería reňir la tardanza, mas mejor lo hizo Dios. Preguntóme dó venia. Yo le dije: —Seňor, hasta que dio las dos estuve aquí, y de que vi que Vuestra Merced no venia, fuime por esa ciudad a encomendarme a las buenas gentes, y haňme dado esto que veis. Mostréle el pan y las tripas, que en un cabo de la halda traía, a la cual él mostró buen semblante, y dijo: —Pues esperado te he a comer, y de que ví que no veniste, comí. Mas tú haces como hombre de bien en eso, que más vale pedillo por Dios que no hurtallo. Y ansí El me ayude como ello me paresce bien, y solamente 8 Es decir, a mendigar. 9 ensiladas = metidas en el 'silo' del cuerpo. te encomiendo no sepan que vives comigo, por lo que toca a mi honra; aunque bien creo que será secreto, sep.ún lo poco que en este pueblo soy conoscido. jNunca a ei yo hubiera de venir! —De eso pierda, seňor, cuidado —le dije yo—, que miildito aquel que ninguno tiene de pedirme esa cuenta, ni yo de dalla. —Agora, pues, come, pecador, que si a Dios place, presto nos veremos sin necesidad. Aunque te digo que después que en esta casa entré, nunca bien me ha ido; debe ser de mal suelo, que hay casas desdichadas y de mal pie, que a los que viven en ellas pegan la desdicha. Esta debe de ser, sin dubda, dellas; mas yo te prometo, acabado el mes, no quede en ella, aunque me la den por mia. Sentéme al cabo del poyo, y porque no me tuviese por glotón callé la merienda, y comienzo a cenar y moder en mis tripas y pan, y, disimuladamente, miraba al desventu-rado seňor mio, que no partia sus ojos de mis faldas, que aquella sazón Servian de plato. fanta lástima haya Dios de mí como yo había dél, porque senti10 lo que sentia, y muchas veces habia por ello pasado, y pasaba cada dia. Pensaba si seria bien comedirme a convidalle; mas, por me haber dicho que habia comido, temiame no acep-taria el convite. Finalmente, yo deseaba aquel pecador ayudase a su trabajo del mio, y se desayunase como el dia antes hizo, pues habia mejor aparejo, por ser mejor la vianda y menos mi hambre. Quiso Dios cumplir mi deseo, y aun pienso que el suyo, porque, como comencé a comer y él se andaba paseando, llegóse a mi y dijome: —Dígote, Lázaro, que tienes en comer la mejor grácia que en mi vida vi a hombre, y que nadie te lo vera hacer que no le pongas gana aunque no la tenga. "La muy buena que tú tienes", dijo yo entre mi, "te hace parescer la mia hermosa". Con todo, parescióme ayudarle pues se ayudaba y me abría camino para ello, y díjele: —Seftor, el buen aparejo hace buen artifice; este pan está sabrosísimo, y esta una de vaca tan bien cocida y 10 senti: me di cuenta. sazonada, que no habrá a quién no con vide con su sabor. —(.Una de vaca es? —Si, seňor. —Digote que es el mejor bocado del mundo, y que no hay faisán que ansi me sepa. —Pues pruebe, seňor, y vera qué tal está. Póngole en las uňas la otra y třes o cuatro raciones de pan de lo más blanco, y asentóseme al lado y comienza a comer como aquel que lo había gana, royendo cada huesecillo de aquéllos mejor que un galgo suyo lo hiciera. —Con almodrote11 —deda— es este singular manjar. "Con mejor salsa lo comes tú", respond! yo paso. —Por Dios, que me ha sabido como si hoy no hobiera comido bocado. "jAnsí me vengan los buenos aňos como es ello!", dije yo entre mi. Pidióme el jarro del agua y díselo como lo había traído, Es sefial, que pues no le faltaba el agua, que no le había a mi amo sobrado la comida. Bebimos, y muy contentos nos fuimos a dormir, como la noche pasada. Y por evitar prolijidad, desta manera estuvimos ocho o diez días, yéndome el pecador en la maňana con aquel contento y paso contado a papar aire12 por las calles, teniendo en el pobre Lázaro una cabeza de lobo13. III. COMENTARIO DE TEXTOS A. PRESENTACIÓN \ Ofrecemos a continuation un fragmento pertene-ciente al tratado primero. Este tratado comienza con el 11 almodrote = cierta salsa que se hace con aceite, ajos, queso y otřas cosas. 12 papar aire: metafóricamente vale estar embelesado o sin hacer nada o con la boca abierta. 13 cabeza de lobo = la ocasión que uno toma para aprovecharse, como el que mata un lobo, que, Uevando la cabeza por los lugares de la comarca, le dan todos algo. 336 337 relato que el protagonista hace de su niftez. Es aquí dondc Lázaro se nos muestra como un anti-héroe. Al contrario de los heroes caballerescos o de los protagonistas de losf poem as épicos, que hacían gala de su noble estirpe, zaro de Tormes parece complacerse en la description de un ambiente familiar mísero y desprovisto de honra. Sul padre era un pobre hombre que murió en el destierro al que habia sido enviado como consecuencia de un robo de poca monta. Su madre, acuciada por la necesidad, se ha-r! bia arrimado a la protection de un mozo de mulas negro;] Al ser éste perseguido también por la justícia, la pobre mujer entra a servir en un mesón y allí traba conocif miento con el taimado ciego a cuyo servicio entrap Lázaro, que es apenas un mozalbete. B. TEXTO En este tiempo vino a posar al mesón un ciego, el cual, paresciéndole que yo seria para adestralle1, me pidió a mi madre, y ella me encomendó a él diciéndole cómo era hijo de un buen hombre, el cual, por ensalzar la fe, habia muerto en la de los Gel ves2, y que ella confiaba en Dios no saldría peor hombre que mi padre, y que le rogaba me tratase bien y mirase por mi, pues era huérfano. Él respondió que asi Io haría y que me recibía no por mozo, sino por hijo. Y asi le comencé a servir y adestrar a mi nuevo y viejo am o. Como estuvimos en Salamanca algunos días, paresciéndole a mi amo que no era la ganancia a su contento, determinó irse de allí, y cuando nos hubimos de partir yo fui a ver a mi madre, y ambos llorando, me dio su bendición y dijo: —Hijo, ya sé que no te veré más; procura de ser bueno, y Dios te guíe; criado te he y con buen amo te he puesto, válete por ti. 1 adestralle = servirle de guía. 2 Gelves = desastre de los Gelves, en el que Iucharon los espaňoles, en ei Norte de Africa. El padre de Lázaro habia sido condenado a galeras. 338 Y asi, me fui para mi amo, que esperándome estaba. Salimos de Salamanca, y llegando a la puente, está a la entrada delia un animal de piedra, que casi tiene forma de toro, y el ciego mandóme que llegase cerca del animal, y allí puesto, me dijo: —Lázaro, llega el oído a este toro y oirás gran ruido dentro dél. Yo simplemente Uegué, creyendo ser ansí; y como sintió que tenia la cabeza par de la piedra, afirmó recio la mano y dióme una gran calabazada3 en el diablo del toro, que más de tres días me duró et dolor de la cornada, y díjome: —Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo. Y rió mucho la burla. Parescióme que en aquel instante desperté de la simpleza en que, como niňo, dormido estaba. Dije entre mi: "Ver-dad dice éste, que me cumple avivar el ojo y avisar, pues solo soy, y pensar cómo me sepa valer." Comenzamos nuestro camino, y en muy pocos días me mostró jerigonza4; y como me viese de buen ingenio, hol-gábase mucho y deda: "Yo oro ni piata no te lo puedo dar;5 mas avisos para vivir muchos te mostraré." Y fue ansí, que, después de Dios, éste me dio la vida, y siendo ciego me alumbró y adestró en la carrera6 de vivir. Huelgo de contar a Vuestra Merced estas ninerías para mostrar cuánta virtud sea haber los hombres subir siendo bajos, y dejarse bajar siento alios cuánto vicio. Pues tornando al bueno de mi ciego y contando sus cosas, Vuestra Merced sepa- que desde que Dios crió el mundo, ninguno formó más astuto ni sagaz. En su oficio era un águila: ciento y tantas oraciones sabía de coro; un tono bajo, reposado y muy sonable, que hacía resonar la iglesia donde rezaba; un rostro humilde y devoto, que con muy buen continente ponía cuando rezaba, sin hacer gestos ni visajes con boca ni ojos como otros suelen hacer. 3 calabazada - los golpes que dan a uno arrimándole la cabeza a la pared (Cov.). Es burla tradicional que aun hoy pervive en algunas localidades. 4 jerigonza = un cierto lenguaje particular que usan los ciegos con que se entienden entre si (Cov.). 5 Hechos de los Apóstoles, III, 6. 6 carrera = usado en sentido figurado. 339 Allende7 desto, tenia otras mil formas y maneras para sacar el dinero. Decia saber oraciones para muchos y di-versos efectos: para mujeres que no parian, para las que estaban de parto, para las que eran malcasadas, que sus maridos las quisiesen bien. Echaba pronösticos a las prefia-das si traian hijo o hija. Pues en caso de medicina, decia que Galeno no supo la mitad que el para la muela, des-mayos, males de madre. Finalmente, nadie le decia pade-cer alguna pasiön8, que Iuego9 no le decia: "Haced esto, hareis estotro, coced tal yerba, tomad tal raiz." Con esto andäbase todo el mundo tras el, especialmente mujeres, que cuanto les decia, creian. Destas sacaba el grandes pro-vechos con las artes que digo, y ganaba mäs en un mes que cien ciegos en un afio. Mas tambien quiero que sepa Vuestra Merced que con todo lo que adquiria y tenia, jamäs tan avariento ni mez-quino hombre no vi, tanto que me mataba a mi de ham-bre, y asi no me demediaba10 de lo necesario. Digo verdad: si con mi sotileza y buenas mafias no me supiera remediar, muchas veces me finara11 de hambre; mas con todo su saber y viso le contaminaba12 de tal suerte, que siempre, o las mäs veces, me cabia lo mäs y mejor. Para esto le hacia burlas endiabladas, de las cuales contare algunas, aunque no todas a mi salvo13. En El Lazarillo aparecen los rasgos fundamentales si-iguientes: {—Protagonista, hombre ordinario (anti-héroe). —Protagonista, criado de muchos amos. —Vision realista del mundo. —Forma autobiográfica. —Intención crítica y moralizante. A estas características habría que aňadir en el Barr oco: —Intensificación de la visión amarga, pesimista, del mundo que imprimirá un carácter mucho más virulento a la crítica social. —Incremento de las preocupaciones religiosas y morales, lo que determinará una intención moralizante mucho más evidente. Basándonos en los dos textos leídos, podemos afirmar que El Lazarillo cumple las características fundamentales seňaladas, a excepción de las que, como hemos dicho, se producen en la picaresca barroca. 2. Contenido C. COMENTARIO 1. Género Aunque la novela picaresca propiamente dicha tiene su momento de auge en el siglo xvn, El Lazarillo ha sido considerada la primera novela de este género, si bien no se dan en ella todas las características del mismo. 7 allende = además. 8 pasión = dolor, enfermedad. 9 tuego - inmediatamente. 10 no me demediaba — no alcanzaba yo la mitad de lo necesario. " me finara = me consumiera. i ? contaminaba = le atacaba con engaflos. 13 a mi salvo = sin recibir dano yo mismo. a) Comprénsión del contenido En el contenido del fragmento hay una serie de puntos que nos parecen claves para en ten der la novela: —Razones por las que Lázaro entra al servicio del ciego. —Lecciones que Lázaro aprende de su primer amo. —Provecho que el muchacho sacará de estas lecciones. —Reflexiones del protagonista. —Habilidades del ciego. b) Estructura del texto: cada una de las partes en que se divide el texto cumple una función en el conjunto de la narración, y en ellas se utilizan los tipos de escrito que el autor considera idóneos. Asi, en la primera parte, a modo introductorio, se utiliza la narración y el diálogo 340 341 (consideramos la l.a parte hasta «que esperándome esta-ba»). La 2.a parte, en la que se cuenta una anécdota que le ocurrió con el ciego, usa sobre todo el diálogo, con lo que se acerca al lector directamente a la escena (hasta «la carrera de vivir»). Por fin, en la tercera parte, el autor ha hecho uso de la descripción para analizar el aspecto físico y la personalidad del ciego, junto con unas reflexiones de Lázaro sobre la influencia que sobre él mismo ejerció. 3. Técnica y estilo a) La novela está escrita en primera persona. Con ella se inicia la llamada novela autobiográfica. (Es el propio Lazarillo quien cuenta sus andanzas.) Pensemos en que el Humanismo significa una valoración del hombre y del yo frente al anonimato medieval, que habria considerado soberbio e incluso profano el autobiografismo. b) El autor no nos relata todas las aventuras que Lázaro vivió. Dice repetidas veces: «no quiero ser prolijo», «por contar sólo lo principal», etc. Es éste un procedi-miento de economia narrativa que caracteriza a la novela. | Podemos observarlo en este texto que comentamos. c) Con frecuencia Lázaro habla para sí —como en los «apartes» que los actores hacen en el teatro—. Su fun-ción en el texto, además de acentuar el autobiografismo, es claramente expresiva. El capitulo del escudero es particularmente rico en este sentido. d) El protagonista reflexiona, a veces, sobre su situa-ción y hace generalizaciones de indole moral. En ellas reside principalmente la intención moralizante caracteríštica de la novela picaresca. (Una diferencia entre El Lazarillo y la picaresca posterior es el numero y extensión de estas reflexiones. El Lazarillo no abusa de ellas frente a lo que ocurrirá más tarde con las novelas escritas en una época menos mesurada y más preocupada por proble-mas morales). e) Podemos calificar de realista esta novela por su Vision del mundo, su lenguaje, el modo de enfocar los acon- tecimientos, etc. El realismo es una tendencia de nuestra literatúra que aparece ya en la Edad Media y se manifies-ta con mayor o menor pujanza hasta nuestros dias en buena parte de la producción literaria espaflola. Para analizar el realismo de El Lazarillo a partir de los dos I textos leidos, podemos centrarnos en los siguientes puntos: I —Vision de una realidad no idealizada, de la que no se evi- tan los aspectos más groseros o desagradables. % —Verosimilitud de las situaciones. I —Localización en un tiempo y en un espacio concretos (hay diversos datos para ello.) -Lenguaje espontáneo, desenfadado, adecuado al conte-nido, tono y personajes. f) Un recurso expresivo caracteristico de esta novela es I la irónia, que no llega nunca a sarcasmo. La irónia sirve al autor para suavizar la critica social. Con frecuencia tal irónia consiste en utilizar una idea o hecho prestigioso en un contexto que no lo es con lo que, por contraste, consigue su degradación. Por ejemplo, cuando al comien-zo de la novela nos cuenta cómo su padre fue preso y sometido a la justícia por robar, nos dice: «Y confesó y no negó y padeció persecución por la justícia. Espero en Dios esté en la glória pues el Evangelio los llama I bienaventurados.» (Obsérvese la diferencia entre el signifi-I cado de la palabra justícia en el texto evangélico i («Bienaventurados los que padecen persecución por la jus-ticia») y lo que significa justícia en el caso concreto del padre de Lázaro. En el texto podemos encontrar otros ejemplos de este tipo de irónia. Por ejemplo, cuando se j califica de «buen hombre» al padre de Lázaro, a pesar de que había sido un ladrón perseguido por la justícia. 4. La lengua a) El lenguaje es llano, sin afectación alguna, como co-rresponde al ideal de lengua del siglo XVI manifestado por Juan de Valdés en su Diálogo de la lengua, en 342 343 donde preconiza los criterios de sencillez y selección: En esta sencillez elaborada y difícil de conseguir reside: gran parte del atractivo de la obra. En efecto, el lenguaje de El Lazarillo es sencillo pero no descuidado, como 'o demuestra la selección del léxico y de las construcciones sintácticas. b) En cuanto a la sintaxis, encontramos cierto desaliňo en la construcción de las frases, debido a que el autor intenta reflejar el lenguaje hablado (en el que, como se sabe por experiencia, nos permitimos ciertas licencias). Teniendo esto en cuenta no nos extraňaremos de los ejemplos de anacolutos, polisíndeton, etc., que hay en el texto. c) En el siglo XVI, el castellano ha superado ya su etapa de formación y nos encontramos con una lengua ma-dura, rica, expresiva, que se aleja cada vez más del latín y que es apta ya para cualquier actividad literaria. Du-rante este período se escriben en todos los países romá-nicos elogios sobre la capacidad expresiva de la respecti-va lengua nacional y se proclama el derecho de utilizarla para menesteres que hasta entonces habían sido reservados a la lengua latina. La lengua utilizada en El Lazarillo difiere ya muy poco del castellano actual. Hay, sin embargo, algunas diferencias que podemos advertir en el fragmentotme comentamosj —Ortográficas {la ortografia castellana no se fijaría hasta el siglo xviii); en el texto se ha actualizado la ortografia. —Léxicas: algunos vocablos tienen un signifícado distinto del actual; como ejemplo, sirvan los que han necesitado notas aclaratorias. —Sintácticas: especialmente en el uso de los gerundios y de los pronombres. 5. Actitud crítica a) Como sabemos, se desconoce la identidad del autor de El Lazarillo. Américo Castro ha dicho que «El Lazarillo es la biografia no deseable», y, en efecto, la vida de Lá- ■ zaro está liena de sucesos por los que nadie querría pasar. Esto, unido a la evidente crítica social que del libro se desprende (por lo que muy pronto séria prohibido por la Inquisición) podría justificar el deliberado propósi-to del autor de permanecer en el anonimato. Algunos rasgos de la personalidad del autor pueden deducirse de la obra misma: ideológia, cultura, carácter, actitud ante el mundo de su época, etc. b) Los personajes y ambiente de El Lazarillo correspon-I den a un mundo de marginados sociales. En la actua-I lidad existen también gentes que por diversos motivos vi-• ven al margen de la sociedad. Su forma de vida, com-f portamiento, aspiraciones, causas de su marginación, etc., han dado lugar también, como en el caso de El Lazarillo, a obras literarias (por ejemplo, Tiempo de silencio, de Martin Santos, La busca, de Baroja, etc.). c) El crítico M. Baquero Goyanes dice a propósito de la picaresca: «Una estructura novelesca episódica equi- I vale a una estructura abierta, propia de las obras que se nos presentan como fácilmente susceptibles de conti-nuacion». Asi, El Lazarillo ha sido continuado repetidas j veces en el pasado como en el presente. Por ejemplo, snNuevas andanzas del Lazarillo de Tormes, de C. J. Cela. IV. RECAPITULACION 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Época y autor de El Lazarillo. Género literario al que pertenece la obra. Intención del autor. Terna y estructura. Personajes principál es. Técnica y estilo. Significación de la novela: —dentro de la narrativa de la época. —dentro de la novela en generál. 344 345 8. Estado de la lengua que presenta el texto: evolución del castellano desde la Edad Media hasta la época de El Lazarillo. V. BIBLIOGRAFIA BASICA Ediciones La vida de Lazarillo de Tormes. Edición de Alberto Blecua. Madrid, Castalia, 1974. Lazarillo de Tormes. Edición de Francisco Rico. Barcelona, Planeta, 1976. Lazarillo de Tormes. Edición de Joseph V. Ricapito. Madrid, Catedra, 1976. Estudios Además de los prólogos de las ediciones anteriormente citadas, pueden consultarse: BĚLIC, Oldřich: «Los principios de composición de la novela picaresca», en Análisis estructural de textos hispanos. Madrid, Prensa Espaňola, 1969. Lázaro Carreter, Fernando: Lazarillo de Tormes en la picaresca. Barcelona, Ariel, 1972. Rico, Francisco: La novela picaresca y el punto de vista. Barcelona, Seix Barrai, 1973 (véanse caps. I y III). XIV. MIGUEL DE CERVANTES: EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA