celosas fueron poniéndose las třes pri-/a que eran parientes) que incluso se ron de él y al verle correr huyendo le aron, una, un peine de oro; otra un cele coral y otra, uno de maděra negra, tanta insistencia Bixu se decidió a vol-cautamente, cogió uno de los peines, oro, y sin más, šiguió rápidamente su 10. ra algo servirá", pensó, encogiendose imbros. o a poco habia conseguido subir muy )ero las nubes comenzaban a agitarse, que por fin una lluvia fina le fue do. 3 que faltaba! -se dijo Bixu, y no pudo • asustarse al encontrarse con Urtzi, que ;ndia -familiarmente de una nube. venzuelo, no llegarás muy lejos con este )o. Si quieres yo te puedo subir hasta na -le dijo. y asi quedarte con la piedra No mu oxlruftť (Itali lil CilboZt!