Capítulo VI DISCIPLINAS LITERARIAS Definida la literatura, hay que hacer una relación de las disciplinas que se ocupan de su estudio. Pero hay que plantear previamente algunas cuestiones generales sobre la cien-tificidad del grupo de disciplinas en el que se insertan los estudios literarios. I. LAS CIENCIAS HUMANAS De entrada hay que reconocer que hoy se reconoce un mínimo de cuestiones fundamentales en las que estamos de acuerdo y en las que durante mucho tiempo tam-bién se ha estado de acuerdo, por lo que hay que aceptar la posibilidad de constitucion de una disciplina, un saber que se llame teória literaria, y esto a pésar de la impre-sión de duda e indecision que pudiera sacarse de las frecuentes justificaciones de méto-dos en la investigación literaria. Porque, como piensa T. S. Kuhn (1962), el problema no es el dar una definición de la ciencia, sino ponerse de acuerdo sobre las realizaciones pasadas y presentes. Asi, si los economistas se plantean menos preguntas que otros profesionales de las ciencias sociales acerca de si su campo es o no es una ciencia, no es porque sepan que es la ciencia, sino porque la economía los pone de acuerdo. La ciencia se constituye, pues, cuando se llega a un acuerdo. Por otra parte, la misma teória de la ciencia proporciona conceptos capaces de justificar la constitucion de las humanidades como campo del saber. En este grupo es en el que, sin duda, se integra la teória de la literatura. La idea de paradigma (Kuhn) o area de conocimiento (Chalmers) parecen justificar plenamente a la teória literaria como disciplina con métodos precisos que cumplen perfectamente sus fines. Las denominaciones para el conjunto de las disciplinas que no se integran en las ciencias de la naturaleza son varias: ciencias del espíritu, ciencias cuhurales, ciencias histórico-hermenéuticas... El término de humanidades, que es el que propone Jose Ortega y Gasset en su presentación de la obra de W. Dilthey (1883: 18), quizá sea el que mejor casacon el carácter de los estudios literarios. El mismo Dilthey (1883: 41) se plan-tea el problema terminológico y rechaza las denominaciones de "ciencias de la socie-dad", 'ciencias morales, históricas, de la cultura'". Grassi y Uexkiill (1952: 13) tam-bién ponen en relación las ciencias del espíritu con el ideal de formación humanista. 1. Las ciencias del espíritu, según W. Dilthey (1833-1913) Wilhelm Dilthey, en su Introduction a las ciencias del espíritu, manifiesta que su objetivo es la fundamentación filosófica de las ciencias del espíritu (1883: 27). Éstas, 86 Jose Domínguez Caparrós entre las que enumera las que se ocupan de história, de política, jurisprudencia o eco-nomía política, de teológia, literatura o arte, no cuentan con discusiones sobre sus fun-damentos similares a las que se consagran a las ciencias de la naturaleza. Pues bien, el objeto de las ciencias del espíritu, que configuran una arquitectura cambiante (1883: 64), es Ia realidad histórico-social. Las ciencias del espíritu se originan en necesidades concretas de profesionaliza-ción: sus primeros conceptos y normas proceden del ejercicio de las funciones sociales; la necesidad de preparación profesionál motiva las sinopsis enciclopédicas que están en el origen de las ciencias del espíritu (1883: 61-62). La história es la base de las ciencias del espíritu, como muestra ejemplarmente la filológia: "Un examen crítico de las tradiciones, la fijación de los hechos, la reunion de los mismos, constituye una primera y extensa labor de las ciencias del espíritu" (1883: 67). Es importantísimo, pues, el carácter historko de la realidad estudiada. Junto a las necesidades profesionales, motivadas por la separation de una esfera de acción social, otro origen de las ciencias del espíritu hay que buscarlo en la conciencia que tiene el individuo de su propia actividad y de las condiciones de esta. Asi se desarrollan gramática, retórica, logica, estética, ética y jurisprudencia (1883: 85). ^Dónde está la razón de constituir con estas ciencias un dominio separado? En que forman una unidad que radica en "la hondura y en la totalidad de la auto-conciencia humana" (1883: 41). La fundamentación más profunda está en el análisis de la vivencia total del mundo espiritual, "en su incomparabilidad con toda experiencia sensible" (1883: 45). El objeto de las ciencias del espíritu es la realidad histórico-social y sus proposiciones -una ciencia se caracteriza por ser un conjunto de proposiciones cuyos elementos son conceptos determinados, constantes y universalmente válidos- son: afirmaciones que con-tienen el elemento historko (hechos); afirmaciones que se refieren a teoremas (elemento teórico); y afirmaciones que expresan juicios estimativos y normas (elemento práctico): "Hechos, teoremas, juicios estimativos y normas: de estas tres closes de proposiciones se componen las ciencias del espíritu" (1883: 69). Aunque Dilthey no desciende a detalles concretos referidos a las ciencias particu-lares, se siente la tentación de poner en relación las tres clases de proposiciones de las ciencias del espíritu con tres disciplinas bien conocidas en los estudios literarios: história literaria (hechos); teória literaria (teoremas); y crítica literaria (juicios estimativos y normas). 2. La experiencia de la verdad en las ciencias del espíritu, según H.-G. Gadamer (1900-2002) Dice Gadamer (1960: 24) que "[...] las ciencias del espíritu vienen a confluir con fortnas de la experiencia que quedan fuera de la ciencia: con la experiencia de lafüosofia, con la del arte y con la de la misma história. Sonformas de experiencia en las que se expresa una verdad que no puede ser verificada con los medios de que dispone la metodológia científica". TEORÍA DE LA LITERATURA 87 Indirectamente, pues, queda constituido, como dominio extracientifico, el de las ciencias del espíritu. Pero estas formas de conocimiento tienen una pretension de verdad que se trata de legitimar filosóficamente. Está claro que en filosofía sólo se puede alcanzar una verdad, que de otro modo no se llegaría a conocer, si se comprenden los textos del pasado; solo con la lectura de Platón, Aristoteles, Kant o Hegel, podrá el filósofo actual llegar a plantearse proble-mas que, si no, dada la inferioridad del pensamiento de su época, no llegaría a vislum-brar. La ciencia del arte no puede prescindir tampoco de la experiencia del arte: "Junto a la experiencia de la filosofía, la del arte representa el más claro imperativo de que la conciencia cientifica reconozca sits limites" (1960: 24). Gadamer se propone, pues, defender la experiencia de verdad que se da en el arte, frente a cualquier limitación de la estética por el concepto de verdad de la ciencia. La tradición histórica, igualmente, proporciona una verdad en la que hay que participar. En palabras de Hans Georg Gadamer (1960: 25): "Igual que en la experiencia del arte tenemos que ver con verdades que superan esencialmente el ámbito del conocimiento metódico, en el conjunto de las ciencias del espíritu ocurre ancilogamente que nuestra tradición histórica, si bien es convertida en todas sits formas en objeto de investigación, habla también de Ueno desde su propia verdad. La experiencia de la tradición histórica va fundamentalmente más allot de lo que en ella es investigable. Ella no es sólo verdad o no verdad en el sentido en el que decide la crt'tica histórica; ella proporciona siempre verdad, una verdad en la que hay que lograr participar". Más claramente no se puede dotar de entidad al quehacer interpretativo del pasado. Esta entidad consiste en que la interpretación está produciendo un saber, por decirlo asi, contemporaneo, con valor de verdad hoy, independientemente de la verdad histórica, capaz de reproducir el pasado. La interpretación, pues, produce la verdad en la história y en el arte, y este tipo de verdad, que no es científico en el sentido metodológico del término, responde, sin embargo, a la general actividad humana del comprender, en la que se justifica. Partiendo, pues, de la experiencia del arte y de la tradición histórica, se trata de hacer comprensible el fenónemo hermenéutico en todo su alcance: en él se da una experiencia de verdad que ya es fitosofar. "Por eso la hermenéutico que aquí se desa-rrolla no es tanto una metodológia de las ciencias del espíritu cuanto el intento de lograr acuerdo sobre lo que son en verdad tales ciencias más alia de su autoconcien-cia metodológica, y sobre lo que las vinculo con toda nuestra experiencia del mundo" (1960: 25). ' Las ciencias del espíritu tienen que reconciliarse con lo que ha sido la serena relación con la tradición, de la que aprendian interpretando, sin conciencia de ruptúra, como ocurre después de la genesis de la conciencia histórica en los Ultimos siglos. Utilizar los conceptos de la tradición de forma erudita, arcaizante, o como simples herramientas, son maneras de relacionarse modernamente con el pasado. Pero ninguna de las dos formas háce justicia a la experiencia hermenéutica (1960: 26-27). Comprender el pasado, situarse tranquilamente en una tradición que es fuente de verdad, o interpreter la obra de arte, éstos son los modos de conocimiento que, irre- 88___________________________________________________José Domínguez Caparrós ductibles a los métodos de la ciencia moderna, sirven de modelo a la verdad que pro-ducen las ciencias del espíritu. Estas son las ideas generales que Gadamer desarrolla ampliamente en su volumi-noso trabajo. Sena inútil intentar una síntesis mejor que la que háce el mismo filosofa Por supuesto que allí se encontrará material abundante para detallar las relaciones de las ciencias del espíritu y la tradición humanística (el humanismo se define con los conceptos deformation, sentido común, capacidad de juicio, gusto como algo objeti-vo, y no subjetivo a la manera kantiana). Por hacernos una idea de esta relación, léase, a manera de síntoma, la clara propuesta de una fundamentación de las ciencias del espíritu en la idea de la formación humanística tradicional: "Lo que convierte en ciencias a las del espíritu se comprende mejor desde la tradition del concepto deformation que desde la idea de método de la ciencia moderna" (1960: 47). II. LOS ESTUDIOS LITERARIOS 1. Ciencia de la literatura: ^conjunto de estudios o de principios teóricos? Dentro de las ciencias del espíritu o humanidades el estudio de la literatura tiene sus características, determinadas por la aplicación de métodos propios en el conocimien-to de un objeto, la literatura. Pero al hablar de ciencia de la literatura se plantean algu-nos problemas: - ys la ciencia de la literatura el conjunto de todos los estudios que adoptan como objeto de su interes la literatura?; - ^consiste en la simple union de varias disciplinas, o tiene unos principios gene-rales que afectan a todas?; - ipuede asimilarse a una estética, una filosofia, una semiótica, una filológia? He aqui algunas de las preguntas que surgen a propósito de la consideración de la ciencia literaria como nivel de estudio general en el que se integran la teória, la história y la crítica. No es muy frecuente que, en los estudios de teória literaria, se vaya a ese nivel más general en el que integrar la disciplina concreta. Esto no quiere decir que no haya alu-siones, sugerencias de pasada, pero no es frecuente, entre los estudiosos de la literatura, la discusión acerca de la forma en que su actividad se integra en un grupo más amplio de disciplinas que pudieran ser filológicas, filosóficas, semióticas, estéticas, o ciencias del espíritu o sociales. No faltan, sin embargo, algunos esbozos de la discusión. Walter D. Mignolo (1978a), en el capítulo que dediča a una discusión teórica sobre El campo de los estudios literarios, se ve obligado a introducir, nadá más comenzar, una nota aclaratoria que resulta muy útil reproducir en parte. La nota viene a propósito de estudios litera-rios, y dice asi: "Nos encontramos aquí con una variedad terminológica que quisiera especificar en relación al uso que haremos de ella en ešte libro. En primer lugar, por "estudios literarios " nos referimos a un campo indiferenciado de actividades e intui-tivamente reconocido. Dentro de ešte campo, aparece un tipo específwo de actividad que se designa, con muchas semejanzas, "Teória literaria", "Teória de la literatura", "Ciencia de la literatura", "Poética", y quizás con algunas nociones más" (1978a:19). Está claro que el conjunto de los estudios literarios es algo "indiferenciado", y sólo es reconocido "intuitivamente". La ciencia literaria se identifica con la teória literaria. Teória de la ltthratura 89 El mismo Walter D. Mignolo ha seguido reflexionando sobre estas cuestiones (1978b, 1983, 1986, 1989) y en el ultimo de estos trabajos plantea perfectamente el pro-blema. En primer lugar, es de destacar que Mignolo ve que la discusión acerca del carácter de las teorías de la literatura debe insertarse en el contexto de las ciencias sociales y de las humanidades. Y, sin embargo, hay que sefialar, de entrada, que los "estudios literarios adolecen de un nombre, simple o compuesto, que los identifique" (1989: 42). Los estudiantes, cuando dieen que están estudiando "literatura", designan con el mismo nombre la practica literaria y la disciplina que se encarga de su observa-ción. [Reccuérdese lo dicho en otro capítulo sobre la polisemia del término literatura.] Y ahora las palabras que explican esta falta de denominación específica para los "estudios literarios" en conjunto: "Es posible pensar que la razón por la cual los estudios literarios nofueron distinguidos con un nombre contundente al igual que otras disciplinas en el ámbito de las ciencias humanas, se haya debido a su identificación con la história de la lengua y de la literatura, por un lado, y con la crítica, por el otro" (1989: 43). Walter D. Mignolo observa cómo R. Wellek y A. Warren en su manual de teória literaria emplean el término de "teória" tanto para referirse a un aspecto de la disciplina -junto a la história y la crítica-, como para designar la disciplina misma (estudios literarios) en su conjunto. Hay, pues, necesidad de un término para designar el conjunto de los estudios literarios, la disciplina que, dentro del cuadro de las ciencias humanas, fuera comparable a "sociológia" o "antropológia", por ejemplo. Pues bien, Walter D. Mignolo propone el término de "liiemturología", preferible al de poética, que tiene los inconvenientes de su vinculación antigua con la poética norma-tiva y su moderna asociación con la poética lingiiística. El paso siguiente, que Walter D. Mignolo no da, es el del desarrollo de la explica-ción del carácter de la "literaturologia". i.Se trata de la filológia sin más, en cuyo seno se integran todas las disciplinas particulares? iJBs la semiótica la disciplina general de los estudios literarios? ^Cómo se daria la integración de unas en otra? No se han desa-rrollado con la atención que merecen estas cuestiones. Hay alguna que otra indicación. Fernando Lázaro Carreter ha visto la necesidad de integrar la poética en un marco teórico más amplio, que para él no es otro que el de la semiótica: "Pero, a su vez, ella (la Poética) se inserta modernamente en otro campo de estudios mucho más amplio, al que se da el nombre de semiología o semiótica" (1976: 26). Habría que entender esta propuesta en el sentido en que M.a del Carmen Bobes Naves (1989: 15) comenta las clasificaciones de Greimas y Courtes, en su conocido dic-cionario de semiótica, diciendo que "prácticamente todos los objetos de la ciencia cultural seriem 'semióticas'". Desde Ferdinand de Saussure, a principios del siglo XX, sabemos que la semiología es la ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social, y que la lingiiística no es más que una parte de esta ciencia general (Saussure, 1945: 60). Por eso dice M." del Carmen Bobes: "Los conceptos y métodos de la investigación semiológica revierten de un modo cast inmediato en la ciencia lingiiística y en la teória de la literatura, o se hacen directamente en ellas, puesto que ambos son campos parciales de la semiótica" (1989: 15). Lubomír Doležel (1990: 174-175) propugna una "semiótica de la comunicación literaria" como cuerpo teórico general en el que integrar de forma coherente los temas de toda la tradición poética, desde las cualidades "intrínsecas" de la obra literaria, a "las relaciones 'extrínsecas'de la literatura con sus productores, receptores, y el mundo". 90 Jose Domínguez Caparrós 2. Disciplinas literarias a) René Wellek Como punto de partida para el trazado del cuadro general de las disciplinas literarias, sigue siendo válida la propuesta de René Wellek, tanto en el manual de Teória literaria como en otros escritos. AI final del capítulo I del mencionado manual, en que se plantean cuestiones generales acerca de la literatura y los estudios literarios, se puede leer: "La crítica literaria y la história literaria intentan, una y otra, caracteri-zar la individualidad de una obra, de un autor, de una época o de una literatura nacionál, pero esta caracterización sólo puede lograrse en términos universales, sobre la base de una teória literaria. La teória literaria, un Organon metodológico, es la gran necesidad de la investigación literaria en nuestros días " (Wellek y Warren, 1949: 22). Varios comentarios sugiere el párrafo citado. En primer lugar, en él se encuentra la relación de los tres enfoques en el estudio de la literatura, desde el punto de vista estrictamente literario. En segundo lugar, a la teória literaria se le concede el carácter de disciplina básica para la crítica y para la história literarias. En tercer lugar, se enuncia la necesidad de una reconstitución del cuerpo de principios teóricos, que enlazan con la poética y que habían pasado a un segundo piano con el auge del histori-cismo. Esta llamada de atención se hace en 1949, y tiene su significado en la história de la teória literaria. Es en el capítulo IV de esta obra (titulado Teória, crítica e historici literarias) donde se trata del carácter y campo de cada una de estas formas de estudio literario. Pues bien, jugando con los conceptos de "orden simultáneo" y "orden cronológico", por una parte; y de "principios y criterios de la literatura" y "obras literarias concretas, estu-diadas aisladamente o en serie cronológica", por otra, se llega al siguiente cuadro de caracterizaciones: DISCIPLINA OBJETO MODO Teória literaria Principios de la literatura História literaria Obra concreta En orden cronológico Crítica literaria Obra concreta Enfoque estático En palabras de René Wellek: "Lo más indicado parece ser llamar la atención sobre estas distinciones calificando de "teória literaria" al estudio de los principios de la literatura, de sus categorías, criterios, etc., y diferenciando los estudios de obras concretas de arte con el término de "crítica literaria " (fundamentalmente estática de enfoque) o de 'história literaria'" (Wellek y Warren, 1949:48). Obsérvese que en el cuadro que trata de representar el carácter de las disciplinas, según R. Wellek, queda vacía la casilla que se refiere al MODO de la teória literaria. La teória literaria, pues, parece que puede adoptar los dos puntos de vista: sincrónico y diacrónico. ^Hay una poética general y hay una poética histórica que estudia la variabilidad de las formas literarias? b) Alfonso Reyes Por la misma época en que René Wellek se planteaba la cuestión del estatuto de cada una de las disciplinas literarias, o un poco antes, Alfonso Reyes pensaba también acerca Teoría de la literatura 91 de problemas parecidos. Y es reveladora la tripartición que hace de los estudios litera-rios ("critica literaria" llamará él al conjunto de las disciplinas), en: história de la literatura, teoría de la literatura y preceptiva. Parte de la concepción de la critica como "[...] reacción más o menos fundada en nuestras impresiones o en nues-trosprinciples, ante la obra misma" (1941: 18). Conviene llamar la atención sobre el carácter fundacional de toda disciplina literaria que tiene la relación del receptor con la obra, en actitud comparable a la que después identificará a la muy conocida estética de la recepciou. La critica es história, teoría o preceptiva literarias, en función de su manifestáciou. En ešte sentido, toda actividad acerca de la literatura es critica: "Conviene distinguir conceptos afines. Cuando, en materia literaria, la critica se limita a registrar los hechos, se queda en história de la literatura. Cuando define, por esquema y espectro, elfenómeno literario, es teoría de la literatura. Cuando pretende dictar reglos a la creation, autorizándose ya en la experiencia o ya en la doctrina -sea esta filosófica, estética, ética o hasta meramentepolitico-, se desvirtúa en preceptiva" (1941: 18). Descendiendo al orden más concreto y particular del ejercicio erítico frente a una obra, hay tres grados, que, de menor a mayor generalidad, son: la critica artistka -en el orden del impresionismo-, la ciencia de la literatura -aplicación de métodos específi- cos (históricos, psicológicos o formales)- y eljuicio, que "es aquella aha dirección del espíritu que Integra otra vez la obra considerada dentro de la compleja unidad de las culturas" (1941: 18). Llama la atención que la ciencia de la literatura no sea más que uno de los grados del ejercicio erítico sobre obras particulares. Y es que para Alfonso Reyes todo estudio literario arranca de una relación critica, de una relación receptor-obra. Conviene seňalar que lo que más se acerca a la concepción de la teoría literaria de René Wellek es el concepto que tiene Alfonso Reyes de esta disciplina como "esquema y espectro", que es comparable con la idea de R. Wellek, según la cual la teoría literaria es la que establece las categories y criterios, los principios de la literatura. Al conceder a la critica un carácter fundamental, básico y fundacional de todo acercamiento a la literatura, da cabida a la preceptiva, derivación del carácter normative que tiene la teoría literaria clásica. Es decir, reduce la actividad critica, como parte de la actividad general, a la exclusivamente normativa. Por eso la ciencia de la literatura -actividad concreta de análisis, no lo olvidemos- prescinde de la preceptiva. La ciencia de la literatura es claramente asimilable -en cuanto que es actividad concreta en el pensamiento de Alfonso Reyes- a la critica literaria del esquema de René Wellek. La posible "ciencia literaria", entendida como estudio general de la literatura, que tiene diferentes ramas -história, teoría y critica-, no es más que la critica literaria de Alfonso Reyes. Aunque pudiera parecerlo, el problema no es simplemente de terminológia, pues la critica literaria -relación del receptor con la obra- tiene un carácter fundacional en los planteamientos de Alfonso Reyes. Es de destacar, sin embargo, que, en el grado más general, la critica literaria comprende una história, una teoría -basada en esquemas- y una practica -aunque históricamente desprestigiada por su carácter normativo-. También hay que destacar la existencia de un pensamiento orientado, directa o indi-rectamente. a la constitución de un nuevo ordenamiento de las disciplinas literarias. Y 92 José Domínguez Caparrós estas han sido las razones por las que ha interesado la consideración del pensamiento de Alfonso Reyes. c) Tzvetan Todorov Como ultimo ejemplo de las propuestas de un marco general de organización de las disciplinas literarias, parece interesante resumir la de Tzvetan Todorov, hecha en el ambiente de las investigaciones del formalismo estructural francés de los ařlos 60 y 70. Tzvetan Todorov plantea las cuestiones con vistas a trazar el panorama de las disciplinas y estudios literarios. En este sentido, el trabajo que mejor recoge su vision de lo que es el estudio de la literatura es el que se titula Poétique, aparecido primero en 1968 y, en una version modificada, en 1973. El término poética es prácticamente sinónimo de teória literaria en el sentido de René Wellek. Para que resalten mejor los contornos de la poética, parte Todorov de una imagen general de los estudios literarios en la que se distinguen dos actitudes. La primera consiste en ver en el texto literario un objeto suficiente de conoci-miento. Es la actitud que corresponde a la interpretáciou, exegesis, comentario, explication de texto, lectura, análisis o crítica. _ Como se ve, se trata de una actitud similar a la que Rene' Wellek llama crítica. Su objetivo es "dar nombre al sentido del texto examinado" (1968: 16. Se traducen del francés los textos citados de Todorov en este resumen). Este objetivo determina su ideal (fidelidad al texto) y su drama (nunca llega al sentido, sino a un sentido, some-tido a las contingencias históricas y psicológicas). La segunda actitud corresponde a la ciencia, y esto, más que por la precision que consigue, por la perspectiva general del analista. Su objetivo no es el sentido de la obra, sino el establecimiento de leyes generales, de las que el texto particular es el producto. Es esta la actitud que adoptan los estudios psicológicos o psicoanalíticos, filosóficos o sociológicos. Intentan trasladar la obra al dominio que consideran fundamental. Se trata de la actitud propia, parece, de los acercamientos que en el manual de Wellek y Warren se Hainan extrínsecos. Estos estudios, efectivamente, ni son inma-nentes, ni suponen una autonómia de la literatura. Dice Todorov: "Todos estos estudios niegan el carácter autonoma de la obra literaria y la consideran como la manifestación de leyes que le son exteriores y que conciernen a la psique, o a la sociedad, o incluso al 'espíritu humano'" (1968: 18-19). Entre estas dos posiciones se sitúa la poética, que, contra la primera actitud, no busca el sentido, sino las leyes generales que presiden el nacimiento de cada obra; y que, contra la segunda actitud, busca estas leyes en el interior de la literatura misma. De aquí su definición: "La poética es un acercamiento a la literatura a la vez 'abstracto' e 'interno'" (1968: 19). El objeto de la poética no es la obra en si -como lo es de la crítica- sino las pro-piedades del discurso literario, y la obra es considerada como manifestación de una estructura abstracta más general. Dice Todorov: "En esto es en lo que esta ciencia se preocupa, ya no de la literatura real, sino de la literatura posible, en otras palabras: de esta propiedad abstracta que constituye la singularidad del hecho literario, la literariedad" (1968: 19-29). Teoría de la literatura 93 La finalidad de la poética es proponer una teoría de la estructura y del funciona-miento del discurso literario. No parece necesitar mayor explicación el parentesco, evidente, entre la poética de Todorov y la teoría literaria de René Wellek. Tengase presente que también en algu-nas ocasiones René Wellek se refería al termine de poética como sinónimo de teoría de la literatura. Todorov, por su parte, fundamente la defensa del término de poética en Aristoteles, cuya Poética "no era otra cosa que una teoría concerniente a las pro-piedades de ciertos tipos de discurso literario" (1968: 20-21), lo mismo que en el intento de los formalistas rusos por resucitar el término, o la utilización que hace Jakobson del mismo para referirse a la ciencia de la literatura. Aunque estudio abstracto e inmanente, la poética se relaciona con los otros estudios literarios. En primer lugar, con la critica mantiene la poética imas relaciones de complementariedad: "Una reflexion teórica sabre la poética que no se alimenta de observa-ciones sobre las obras existentes, se revela estéril e inope raňte" (1968: 21). Asi, la critics o interpretación precede y sigue a la poética: la poética forja sus nociones de acuerdo con las necesidades coneretas del análisis, y el análisis sólo puede avanzar utilizando los instrumentos elaborados por la doctrina. A la imprescindible relación entre teoría y crítica se había referido antes René Wellek-también. En segundo lugar, la poética se relaciona con la história literaria. La história literaria -cuya tarea es estudiar la variabilidad de cada categoría literaria, o el estudio de los géneros, o la identificación de las leyes de la variabilidad- está estrechamente vinculada a la poética. Claro que se trata de una história literaria que es más bien poética histórica, ya que "desaparece la oposición artificial de la 'estructura'y de la 'história': sólo en el nivel de las estructuras se puede deseribir la evolúciou literaria; no sólo el conoci-miento de la estructuras no impide el de la variabilidad, sino que incluso es la única via para abordaiia" (1968: 95). Pero es que parece que Todorov va más allá y, cuando habla del papel transitorio de la poética, reduce su función a la búsqueda de las razones que hacían considerar, en tal o cual época, ciertos textos como "literatura". Se ve. pues, que el papel de la poética es un papel más bien historko. Prescindiendo de más especificaciones, parece fundado que la poética de la que habla T. Todorov no es más que la teoría literaria, que comparte los acercamientos intrinsecos con la critica -de la que es complementaria- y con la historici literaria. Aparte están los acercamientos extrínsecos que aplican a la literatura los principios de otra ciencia. Resulta llamativo el que, en el fondo, el planteamiento de Todorov no esté tan alejado del de René Wellek como haria suponer la novedad de la corriente crítica en que se integra. III. TEORÍA LITERARIA La teoría de la literatura se interesa por una serie de problemas que tienen la más larga tradición en los estudios literarios. A nadie que se dedique a la teoria literaria le resultan extranas, o muy alejadas de sus aspiraciones, las palabras con que Aristoteles comenzaba su Poética hace más de 2.300 aňos: r-\ 94 José Domínguez Caparrós "Hablemos de la poética en si y de sus especies, de la potencia propia de cada una, y de cómo es preciso construir las fábulas si se quiere que la composition poética resulte bien, y asimismo del numero y naturaleza de sus partes, e igualmente de las demás cosas pertenecientes a la misma investigation, comenzando primem, como es natural, por lasprimeras" (1447a). 1. René Wellek Una concepción amplia considera la teória literaria -o poética-, según háce René Wellek, como: - organon metodológico; - estudio de principios, categorías y criterios de la literatura; - teória de la crítica y de la história literarias (1949: 22, 48-49); - sistema de principios y teória de valores (1963: 24); Y en cuanto a su estatuto científico y metodológico, la teória literaria tiene igualmente un carácter abierto, según René Wellek, por cuanto que su ideal científico es de indole empírica -no llega a construir un sistema tan rígido como el de la moderna lin-gtiística-, y su forma de proceder es la descriptiva: observation, clasificación y carac-terización de los mecanismos verbales en sentido amplio (1971: 70-71). Si tiene la propiedad de ser una teória, es porque su ideal es la objetividad, des-vinculada de juicios de valor y de valoraciones concretas (1971: 71). Repetidamente se observa su necesaria vinculación con la crítica, con la história literaria y con la estética (1955-1986,111:7), aunque no por eso se olvida seňalar que no hay que diluir la teória literaria en las otras disciplinas. 2. D. W. Fokkema y E. Ibsch Los autores de una muy conocida história de la teória literaria del siglo XX, D. W. Fokkema y Elrud Ibsch, dicen: "[...] una teória literaria tiene que c rear una reserva de conceptos universales o, al menos, generates con relation a los cuales se describan y expli-quen los hechos individuales. Si no podemos descubrir leyes generales de alguna importancia, al menos seremos capaces de ver que la literatura está determinada por relaciones que son de carácter universal. Existen las rela-ciones entre originalidad y tradition, forma y contenido, fiction y realidad, emisory destinatario, combination y selection de materiales" (1977: 24). Teória, história y crítica literarias se ayudan. La teória, según estos autores, se encargaría precisamente de ser la disciplina que trabaja en: "[...] la construction de conceptos generales y modelos que expliquen los desvíos individuales y den cuenta de la base histórica de todas las literaturas" (1977: 25). Lo que claramente identifica a la moderna poética o teória literaria es, sin duda, el inmanentismo y coherencia de supuestos como ideal que preside su quehacer, más que unos contenidos verdaderamente nuevos. Siempre ha habido preocupacion por saber que es la literatura, como demuestra la história de la teória literaria y de la crítica, pero no siempre las reflexiones han buscado la explicación de forma inmanente y cohe- Teória de la literatura 95 rente, al menos en gran parte del pensamiento que precede a la moderna constitución de la poética. 3. Bases para la defínición de teória Iiteraria A la hora de definir y delimitar el campo de la teória Iiteraria, parece oportuno tener en cuenta las iguientes observaciones. Una primem observation es que la teória Iiteraria no constituye un cuerpo de doctrina o de intereses perfectamente definido. La segunda es que, a pesar de la variedad, hay un núcleo de problemas que de forma continua aparece siempre. Este núcleo, el más constante, es el que se articula en torno a la teória de los generös y sus estructuras, en torno al lenguaje literario y sus procedimientos. Curiosamente, en ešte núcleo, parece perpetuarse lo que desde la anti-güedad clásica constituía el haz de problemas y cuestiones que se trataban en relación con el estudio de la literatúra. Una terčem observación es que la parte más variable es la que se refiere al grupo de cuestiones de carácter general que tienen que ver con la realidad estética del hecho literario o su funcionamiento social, o con una teória de las diferentes disciplinas que estudian la literatúra en si. Por ultimo, una manera de dar cuenta de la riqueza del pensamiento teórico sobre la literatúra es la presentación, en forma de história de la teória Iiteraria, de las principals corrientes y escuelas, sobre todo de las del siglo XX, en que no es infrecuente que las mismas escuelas se presenten con vocación de diferenciarse de las demás. Estas ideas son las que subyacen al presente curso de teória Iiteraria, donde hay una consideración de cuestiones generales que tienen que ver con la defínición de la literatúra y las disciplinas que la estudian, una teória de los géneros y de la lengua Iiteraria. y una história de las escuelas de teória Iiteraria del siglo XX. IV. CRÍTICA LITERARIA 1. Wayne Shumaker La crítica Iiteraria puede entenderse como estudio de una obra concreta con vistas a su evaluación. Wayne Shumaker, en sus Elementes cle teória crítica (1964), plantea la dificultad de una defínición, que, tras larga discusión, es tan amplia y general como la que dice que "[...] crítica es cualquier examen inteligente sobre literatúra [...] La amplitud de esta definition creemos que es lo bastante externa como para admitir el juicio valorativo y el análisis, no importa en qué forma, a cualquie-ra de sus multiples posibilidades [...] Finalmente, como el objeto de análisis es la aprehensión, y el de la valoración es el sentido exacto del valor, podemos aňadir que el objeto ultimo de la crítica, sea o no asequible, es la compren-sión total y valorativa de la materia crítica" (Shumaker, 1964: 27-28). Se observará que, por muy general, la defínición de crítica casi no dice nadá, mientras que se dan como operaciones propias de la crítica el análisis y la valoración. Obsérvese cómo se desconfía de la consecución de su objeto ultimo -la comprensión total y valorativa-, problema al que dediča el capítulo II del trabajo, bajo el elocuente 96 José Domínguez Caparrós título de "El fin que se aleja". La única solución es aceptar limitaciones tanto en la valoración como en el sujeto critico. 2. Roland Barthes Roland Barthes, en el contexto de la polémica sobre la critica literaria en Francia en los aňos 60, ha escrito en más de una ocasión sobre el asunto. Dejando aparte otros tra-bajos sobre la critica literaria estructural recogidos en sus Essais critiques, la obra que sintetiza y culmina el pensamiento de R. Barhtes acerca de la critica es Critique et véri-té, 1966. Recordemos algunas de las ideas de ešte trabajo. La critica, que junto con la ciencia literaria constituye uno de los dos discursos acerca de la obra artistka, consiste en darle a esta un sentido particular mediante un Ienguaje intermediario. La lectura, sin embargo, no utiliza un lenguaje intermediario, sino que es una donación silenciosa de sentido. La critica no busca el fondo de la obra, sino que sólo intenta continuar las metá-foras de la obra. Esta continuación de las metáforas supone una creación de sentido, pero regulada por algunos principios, como son: 1. en la obra todo es signifícante, y por tanto susceptible de significar; 2. las generalizaciones del lenguaje crítico se basan en la extension de notacio-nes de la obra, teniendo en cuenta que una notación (un rasgo) puede aparecer transformado a lo largo de la obra, por la influencia de las transformaciones de la lógica del signifícante: metafora, homonimia, elipsis, metonimia, antífra-sis; 3. el libro es un mundo y el crítico experimenta ante ešte mundo la misma sen-sación que el escritor ante el mundo real. El quehacer del crítico se parece, pues, al quehacer del escritor, y la critica se con-vierte en creación. Esta creación o transformación de la obra siempre va en el mismo sentido. Hay una necesidad de coherencia. La critica es una lectura profunda y, en este sentido, participa de la interpreta-ción, pero lo que descubre en la obra no es un significado, sino solamente "[...] cadenas de símbolos, homologías de relaciones: el 'sentido'que da con pleno derecho a la obra no es finalmente más que unafloración de los símbolos que constituyen la obra" (Barthes, 1966: 71. Traducimos del francés). Como se ve, la actividad critica tiene como resultado un producto individual, subje-tivo hasta cierto punto, aunque controlado por las restricciones mencionadas y porque tiene que explicitar el lenguaje con el que habla acerca de la obra. En todo caso, lo único que hace la critica es tener conciencia de sus límites, y no pretende ni descubrir una verdad, ni agotar los significados de la obra. 3. Bases de la critica La critica -entendida como actividad centrada en el análisis y en la valoración de la obra concreta- es disciplina que plantea muchos problemas para su constitución con unos métodos de análisis delimitados de forma precisa y con un sistema de valoración objetivo y general. Multitud de métodos, infinidad de juicios valorativos individuales Teória de la literatura 97 pueden empujar a la adopción de un extremo relativismo, tanto en la metodológia que se adopte como en las valoraciones que se hagan. Frente al relativismo paralizante, se puede pensar en la confesión de los límites que tanto el método de análisis elegido, como los presupuestos adoptados para la valora-ción, imponen a los resultados de la crítica. Se trata de practicar una crítica consciente de su caracter de elección entre multitud de métodos, y consciente de los valores que están funcionando en sus juicios acerca de las obras. Esta parece ser la actitud que ante la crítica adoptan autores como Roland Barthes o W. Shumaker. A pesar de todos estos problemas, es reconocida unánimemente la necesidad de la crítica -sobre todo en su faceta de análisis- para la constitución de la teória. La teória se propone conocer los principios de la literatura y sus métodos de estudio, pero es evidente que esta actividad teorizadora tiene como finalidad un mejor conocimiento de las obras concretas, que es precisamente en lo que consiste la crítica. Se trata, pues, de una relación complementaria, de la que y a se ha hablado antes. La necesidad que la crítica tiene de la teória, ha sido seňalada por Fokkema e Ibsch, cuando dicen que "[...] la posición hermenéutica que contempla sólo la interpretation de obras individuates y rechaza toda generalization, no podrá hacer avan-zarnuestra comprensión delproceso literario" (1977: 25). Pero, por otra parte, la teória también tiene que fijarse como objetivo la explicación de la obra individual: "El único Camino abierto para el desarrollo futuro de la disciplina de teória literaria es la construction de conceptos generates y modelos que expliqiten los desvios individuates y den cuenta de la base historka de todas las literaturas" (1977: 25). Teória, crítica e história literaria se apoyan y necesitan mutuamente. V. HISTÓRIA DE LA LITERATURA 1. Necesidad de una teória La teória literaria, en cuanto que en un sentido amplio es también teória de la história literaria, se interesa por los principios generales de la evolución de las formas. No cabe duda de que hacer una história de la literatura presupone tener un concepto de literatura, y esta es una cuestión que ocupa uno de los primeros ľíigares de importan-cia en la consideración de los problemas de la teória literaria. Encontramos otra vez las necesarias relaciones que se establecen entre história, teória y crítica. La história literaria es frecuentemente el campo de prueba de los conceptos generales de la literatura. Gérard Genette (1972), al proponer la história de la literatura como história de las formas literarias, hace depender la construcción de tal história de su fundamentación en la teória literaria (véase O. Tacca 1985: 225). / Walter Mignolo, por su parte, también pone de relieve el aspecto de dependencia de la história literaria respecto de una teória, cuando afirma que "[...] la história no puede ser concebida como tma mera sucesión cronológica (de autores, de obras, de movimien-tos) y que necesita de una base teórica, por la simple razón de que séria difícil hacer história en un campo específico sin saber de qué se hard la história" (1978a: 27). La história literaria, que, desde el romanticismo hasta no hace mucho, era el modo de estudio inmanente de la literatura por excelencia, y en ese sentido equivalía a la única ciencia literaria, entra en crisis a partir del momenta en que el estudio formal de la obra gana terreno al estudio de las relaciones entre la obra y el autor. 98 José Domínguez Caparrós Aun admitiendo que teória, crítica e história se deben tener muy en cuenta a la hora de establecer la validez de sus análisis y conclusiones, está claro que la história se carac-teriza por enfocar el hecho literario como un hecho que cambia. La teória literaria, entendida en un sentido amplio, se interesa también por los principios generales que rigen el cambio literario, y, por eso, šerá también una teória de la história literaria. La história literaria ilustra con hechos las leyes de ese cambio, al tiempo que contribuye a su establecimiento, precisamente con el estudio de los hechos concretos. Que la teória literaria se ha preocupado por las leyes generales de la evolución de las formas literarias, es algo que se vera, por ejemplo, al estudiar más adelante el for-malismo ruso. Junto a las leyes del cambio de las formas, interesa también a la teória la definición y precision de conceptos que son utilizados en la história literaria -periodo, estilo, generación, etc.-. En resumen, la teória se interesa por las leyes del cambio de las formas, y por la teória y principios que rigen el estudio histórico de las formas. 2. Cuestiones metodológicas Ejemplo de cuestiones metodológicas que se le plantean a la história literaria, según 0. Tacca, son las que se refieren: - al tipo de delimitación (geográfica, linguística e histórica) que dirige la cons-trucción de una história de la literatura; - a la ordenación y formas de sistemaťización de los hechos historiados (géneros, escuelas, períodos, generaciones); - o al carácter de la história: qué peso debe tener la crítica (contemporánea de la obra, contemporánea del historiador, la de distintas épocas, la de todas las épocas en conjunto como enriquecimiento de la obra), qué peso debe tener la história (de las ideas, de la civilización o la universal). (Véase O. Tacca, 1985.) La simple enumeración de cuestiones ilustra perfectamente la complejidad de los problemas implicados en una história de la literatura. La teória y la crítica, por supues-to, tienen su papel en la construcción de la história literaria. VI. LITERATURA COMPARADA 1. Problemas de una definición El enfoque comparatista en el estudio de la literatura cuenta con una tradición lo suficientemente rica como para que se constituya como una orientación con vocación de disciplina literaria autonoma. Ahora bien, son de sobra conocidas las dificultades que presenta una definición de los límites con los que deba perfilarse lo que se entiende por literatura comparada. Porque es fácil darse cuenta de que comparación entre literaturas la hay desde antiguo -por ejemplo, la literatura latina frente a la griega (Wellek, 1970b)- y es una actividad constante. Pero entonces la disciplina desaparecería por querer abarcar demasiado. Por otro lado, las caracterizaciones más restringidas producen la insatisfacción de todo lo que, por querer perfilar en exceso, deja fuera aspectos que se tienen como pro-pios de ľa actividad comparatista. Teoría dl la literatura 99 De ahí la frecuente discusión, en los estudios de literatura comparada, acerca de en qué consiste su quehacer (Nivelle, 1981; Schmeling, 1981; Brunei, Pichois, Rousseau, 1983; Brunei, Chevrel (eds.), 1989; Pichois, Rousseau, 1967; Cioranescu, 1964-Weisstein, 1975; Polet, 1987; Miner, 1987; Wellek, 1949: 57-65; 1963: 211-220; 1970 b, c; Etiemble, 1974: 11-24; 1985; Chevrel, 1989; Lefevere, 1979; Guillén, 1983, 1985). René Wellek (1949) seňala que la literatura comparada se ha asociado con investi-gaciones de muy distinto carácter: - estudio de los temas de la literatura oral, - relaciones entre dos o más literaturas (una especie de "comercio exterior" de las literaturas), - estudio de la literatura en su totalidad ('literatura universal' en el sentido en que lo empleaba Goethe como ideal de fusion de todas las literaturas en el futuro; o como gran tesoro de los clásicos). De todas formas, lo que la literatura comparada viene a contrarrestar es la falacia de la literatura limitada, muy frecuentemente de manera artificial y por necesidades del historiador, a unos márgenes nacionales, que distan de ser acordes con la realidad del fenómeno literario (Wellek, 1949: 62). Para la teoria romántica alemana y la relación entre literaturas, véase Antoine Berman (1982). Dice Goethe, por ejemplo, en conversación con Eckermann del 31 de enero de 1827: "Cada vez veo más claro -continue Goethe- que la poesía es patrimo-nio común de la Humanidady que en todos los lugares y en todos los tiempos se mani-fiesta en centenares y centenares de individuos. [...] Por eso a mí me gusta enterarme de lo que pasa en otras naciones, y les aconsejo a todos que hagan lo mismo. La literatura nacionál no signified gran cosa, y todos debemos contribuir a apresurar el adve-nimiento de esa gran época" (Goethe, 1957-1958, II: 1144). La literatura comparada se constituye, pues, como una utopia, en sentido etimologi-co, y de ahí las dificultades de definición, y sus conocidas crisis (la más famosa es la seňalada por Wellek en el 22 Congreso de la ICLA en Chapel Hill, 1958). Su carácter utópico la inclinará, pues, hacia el lugar de la história literaria o al de la teoría literaria (Polet, 1987: 237). En definitiva, hay que estar de acuerdo con R. Wellek cuando dice: "Comparative literature" is still a controversial discipline and idea" (1970b: 1). Al final de la presentación de lo que es la literatura comparada, Claudio Guillen. decia algo semejante a lo afirmado por R. Wellek: "Tratándose de una disciplina como la Literatura Comparada, todo marca conceptual es provisional y ha de ser puesto a prueba" (1983: 16). Manfred Schmeling (1981) ilustrará perfectamente la diversidad de caracteriza-ciones mediante la comparación de los más conocidos teóricos (Betz, Van Tieghem, Wellek, Remak, Pichois/Rousseau, Durisin, Rüdiger, Kaiser) que se han ocupado de la literatura comparada. Se centra en los cuatro aspectos siguientes: material, concepto de la literatura, metodológia y meta de la investiaación. Véase también Fidelino de Figueiredo(1935: 13-18). 100 José Domínguez Caparrós 2. Definición De la variedad de aspectos y de la complejidad de los métodos que están relacionados con la actividad comparatista, se puede uno hacer idea, si se tiene en cuenta la definición que proponen Brunei, Pichois y Rousseau en su introducción a la literatura comparada: "Literatura comparada: description analítica, comparación metódica y diferenciál, interpretation sintética de los fenómenos literarios interlingiiísticos o interculturales, por la história, la crítica y la filosofia, a fin de comprender mejor la Literatura como función específica del espíritu humano" (1983: 151). Aunque esta es la definición que proponen los autores al final, en la página anterior habían dado otra, que es más descriptiva: "La literatura comparada es el arte metódico -por la investigation de lazos de analógia, parentesco e influencia- de aproximar la literatura a otros dominios de la expresión o del conocimiento, o bien los hechos y los textos literarios entre si, distantes o no en el tiempo o en el espacio, con teň de que pertenezcan a varias lenguas o varias culturas, aunque formen parte de una misma tradition; a fin de mejor describirlas, comprenderlas y saborearlas" (1983: 150. Se traducen del francés los textos de las dos definiciones citadas.). A la teória de la literatura importa la literatura comparada por las especiales rela-ciones que se establecen entre estas dos disciplinas, dado el grado de teoreticidad de que la literatura comparada necesita. Véase, por ejemplo, a ešte respecto, el trabajo de Claudio Guillen, "Littérature generale" y teória literaria (1985: 85-92). 3. Entre teória e história literaria En ciertos aspectos, la literatura comparada establece un puente entre la teória y la história literarias. En una primera caracterización de la literatura comparada como tendencia de los estudios literarios o forma de exploración intelectual, quehacer orien-tado por inquietudes e interrogaciones específicas, habla Claudio Guillen de: "Esfuerzo por desentraňar las propiedades de la comunicación literaria, de sus cauces primordiales, de la metamorfosis de géneros, formas y temas. {Pero la interrogation de los géneros ino coincide con la história de la Poética? Y iqué es un terna?) Reflexion acerca de la história literaria, de su carácter, de sus condicionamientos, de superfil temporal y posible sentido" (1985: 14). El teórico de la literatura reconocerá en el párrafo anterior algunas de sus preocu-paciones. Hay que mencionar en ešte memento la preocupación por diversos proble-mas de literatura comparada mostrada por Claudio Guillen a lo largo de su producción. Ejemplo de esto sean sus escritos sobre el coneepto de influencia y convención literarias (1971: 17-68), además de la introducción a los problemas de la disciplina (1985). 4. Origen de la literatura comparada Independientemente de que desde muy antiguo se hayan comparado literaturas dis-tintas (Wellek, 1970b; Pichois, Rousseau. 1967: 10), se suele fijar el nacimiento de la Teoría de la literatura 101 literatura comparada con el del siglo XIX. Es costumbre citar la obra de Mme de Stael De l'Allemagne (1810) como una de las primeras muestras comparatistas junto a la de Jean-Charles-Léonard Simonde de Sismondi, Histoire de la Uttérature du Midi de ľEurope (1813). Habria, sin embargo, que destacar igualmente la gran dosis de comparatismo que hay en la obra del P. Juan Andres, anterior a las dos citadas, Orígen, progresos y esta-do actual de toda la literatura, que empieza a publicarse en italiano en 1782, y dos aňos más tarde en espafiol, traducida por su hermano Carlos Andres. Aunque el térmi-no literatura comprende también los escritos sobre ciencias o eclesiásticos, allí podrá encontrarse, por ejemplo, una defensa del origen árabe del fenómeno métrico de la rima, de la poesía castellana o de la poesía provenzal, demostrando, de esta manera, actitudes comparatistas. Por lo demás, es sabido el éxito que conoció la obra del P. Juan Andrés, y la influencia que tuvo en la de Sismondi (Alborg, 1970-80,111: 867). 5. Campo de actividades comparatistas A pesar de todos los problemas que presenta su caracterización, hay una serie de cuestiones o temas de estudio que definen lo que tradicionalmente se viene enten-diendo por literatura comparada. De ellos, véase una relación. 1. En primer lugar, está el estudio de los intercambios, del comercio, entre las distintas literaturas (influencias, recepción, traducción,...) (Moog-Griinewald, 1981; Polet, 1987: 238: Brunei, Pichois, Rousseau, 1983' 31-67-Cioranescu, 1964: 75-99). 2. En segundo lugar, el estudio de la relación de la literatura con las otras artes (cuestión ya discutida al hablar de la definición de la literatura) es un asunto que suele adscribirse al campo de la literatura comparada (Étiemble 1985: 298-300; Schmitt-von Mühlenfels, 1981; Polet, 1987: 240; Moreno Báe? 197L Weisstein, 1975: 297-316; Chevrel, 1989: 75-96; Gliksohn, 1989). 3. La comparación de temas y motivos constituye un tercer grupo de cuestiones típicamente comparatistas (Cioranescu, 1964: 115-129; Polet, 1987: 240; Wellek y Warren, 1949: 63; Brunei, Pichois, Rousseau, 1983: 115-134; Beller 198L Frenzel, 1970, 1976; Chardin, 1989). 4. Un cuarto grupo de asuntos por los que se interesa el comparatista es el del parecido y diferencias de artificios -por ejemplo, los sistemas métricos de distintas literaturas (Zirmunskij, 1925), como la tradicional comparación del verso románico y el verso clásico-; comparación de generös literarios en la constitución de lo que puede llamarse una "poética comparada" (Berger, 1981 • Miner, 1987: 124-129; Wellek y Warren, 1949: 63; Brunei, Pichois, Rousseau], 1987: 70-72; Backes, 1989)). Culminación de estas comparaciones seria el dibu-jo de un panorama general del tipo del que Paul Van Tieghem intentó con la literatura europea (1951). Fidelino de Figueiredo (1935) trata de las bases para la comparación de las literaturas portuguesa y espaňola. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ALBORG, Juan Luis: 1970-1980 História de la literatura espaňola, Madrid: Gredos, 4 vols. 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