Garcilaso de la Vega. Égloga I. Comentario de Texto 6 El sol tiende los rayos de su lumbre por montes y por valles, despertando las aves y animales y la gente: cuál por el aire claro va volando, cuál por el verde valle o alta cumbre paciendo va segura y libremente; cuál con el sol presente va de nuevo al oficio y al usado ejercicio do su natura o menester le inclina; siempre está en llanto esta ánima mezquina, cuando la sombra el mundo va cubriendo, o la luz se avecina. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. (1. Localización.) El texto propuesto para el comentario es la estrofa sexta de la Égloga I de Garcilaso de la Vega. La Égloga I es uno de los poemas más representativos de la etapa renacentista o italianizante del autor. Consta de treinta estancias, es decir, silvas que repiten un mismo esquema de rima. En este caso el esquema es: 11 A 7 c 7 e 11 B 7 d 11 F 11 C 7 d 11 B 11 E 11 A 11 E 11 C 11 F La égloga es un subgénero poético muy cultivado en el Renacimiento que arranca de las Bucólicas del poeta latino Virgilio. La admiración hacia los clásicos grecolatinos puso de moda el género, que consistía en un diálogo en el que pastores idealizados expresaban sus sentimientos con un estilo culto y refinado, dentro de un marco natural de gran belleza (tópico del Locus amoenus). La Égloga I de Garcilaso sigue estas características. En ella, tras una dedicatoria (estancias 1-3), los pastores Salicio y Nemoroso expresan sus sentimientos amorosos: Estancias 1-3 Dedicatoria Estancias 4-16 Lamento de Salicio por el desdén de Galatea Estancias 17-30 Lamento de Nemoroso por la muerte de Elisa. (2. Tema.) La estancia sexta, por lo tanto, forma parte del lamento de Salicio. Su tema es el dolor constante que causa en Salicio el desdén de su amada Galatea. (3. Estructura.) La expresión de este dolor, y sobre todo su carácter constante, se refuerza en el texto mediante la antítesis que contrapone la variabilidad de las cosas con la constancia del dolor. Así, en la primera parte (versos 1-10), Salicio presenta un amanecer y sus efectos en animales y seres humanos, mientras que, en la segunda parte (versos 11-14) manifiesta persistencia de su dolor, independiente del paso del tiempo (anochecer o amanecer). El último verso constituye un estribillo con el que ser cierran casi todas las estrofas del lamento de Salicio. El sol tiende los rayos de su lumbre por montes y por valles, despertando las aves y animales y la gente: cuál por el aire claro va volando, cuál por el verde valle o alta cumbre paciendo va segura y libremente; cuál con el sol presente va de nuevo al oficio y al usado ejercicio do su natura o menester le inclina; siempre está en llanto esta ánima mezquina, cuando la sombra el mundo va cubriendo, o la luz se avecina. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. (4. Estilo.) La descripción del amanecer y del retorno de animales y seres humanos a sus actividades cotidianas se desarrolla de forma equilibrada y serena. La salida del sol despierta a “las aves y animales y la gente”: esta enumeración polisindética contiene los tres elementos cuyas actividades describen los versos siguientes, cada vez con mayor amplitud (uno, dos y cuatro versos). A dichos elementos se alude mediante el nexo distributivo “cuál”, que, situado en posición anafórica, contribuye a la ordenación y claridad del texto. Variabilidad de la naturaleza (mundo exterior) Persistencia del dolor de Salicio (mundo interior) Antítesis __________________________ __________________________ las aves y animales y la gente: cuál ______________________ cuál ______________________ __________________________ cuál ______________ __________________ __________________ __________________________ La sensación de armonía y serenidad del mundo se refuerza con bimembraciones, mientras que los epítetos destacan la belleza de la naturaleza. Bimembraciones Epítetos por montes y por valles por el verde valle o alta cumbre segura y libremente al oficio y al usado ejercicio su natura o menester aire claro verde valle alta cumbre Este equilibrio y belleza del mundo exterior se rompe al pasar a la situación anímica interior de Salicio en la segunda parte, en la que, gracias a la antítesis con la primera, se transmite la idea de la perpetuidad del dolor en que está sumida el alma del pastor: siempre está en llanto esta ánima mezquina, El “ánima mezquina”, por supuesto, es el alma de Salicio, cuyo dolor se expresa mediante un signo físico (el llanto) que no le abandona en ningún momento, ni al anochecer ni a la salida del sol. cuando la sombra el mundo va cubriendo, o la luz se avecina. Es decir, mientras hombres y animales siguen su devenir en el mundo natural, el alma de Salicio se mantiene en un estado de dolor continuo. En el estribillo, por último, Salicio dirige un apóstrofe a sus lágrimas, a las que ordena salir, pues son sobrados los motivos para el llanto. (5. Conclusión.) El texto comentado se encuentra, en definitiva, claramente relacionado con los temas de la Égloga I y particularmente de su segunda parte: el lamento de Salicio por el desdén de Galatea. El carácter persistente del dolor del personaje se expresa con particular intensidad gracias a la antítesis entre las cambiantes actividades de animales y seres humanos (primera parte) y la inmutabilidad del dolor de Salicio (segunda parte). Es por ello la primera parte la que contiene los rasgos típicos de la poesía renacentista (bimembraciones, epítetos, sensibilidad hacia el mundo natural, riqueza léxica y sensorial), mientras en la segunda predomina la expresión directa del dolor interior. La intensidad de ese dolor es comprensible si, como parece probable, Garcilaso está expresando por boca de Salicio los sufrimientos que padeció como consecuencia del rechazo de Isabel Freire. Parece demostrado que la Égloga I se compuso poco después de la muerte de la dama, lo que explica su tono apasionado y vehemente. Y es su sinceridad en la expresión de los sentimientos personales lo que ha llevado a calificar a Garcilaso de primer poeta moderno de la literatura castellana.