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La riqueza del léxico espaňol 2. Definiciones 3. Principios etimológicos 4. Diccionarios etimológicos 5. Elementos constitutivos del léxico espaňol 6. La renovación del léxico 7. Bibliografia /. La riqueza del léxico espaňol En el decurso de los doce siglos desde sus pri- mance. Minima introduction a la fonología, Barcelona, Seíx Barral, 1971. Penny, Ralph, The Peninsular Expansion of Castilian, BHS 60 (1983), 333-338. Pensado Ruiz, Carmen, Cronología relativa del castellana, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1984. Presente y futuro de la lengua espaňola: Adas de la Asambtea de Filológia del I Congreso de Institutions Hispänicas, 2 vol., Madrid, Oficina Internacionál de Información y Observación del Espaňol, 1964. Rabanales, Ambrosio, Queísmo y dequeísmo en el espaňol de Chile, in: Estudios filológicos y lingiiís-ticos. Homenaje a Ángel Rosenblat en sus 70 aňos, Caracas, Instituto Pedagógico, 1974, 413-444. 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Walsh, Thomas J., Spanish Historical Linguistics: Advances in the 1980s, Hispánia 73 (1990), 177-200. Steven Lee Hartman, Carbondale meros atisbos como dialecto romance de unos valles cantábricos el espaňol se ha transforma-do no sólo en una de las lenguas más habladas del mundo (—> 359, 2.4.), sino también en una de las más ricas culturalmente. Los grandes diccionarios usuales recogen de 60.000 a 80.000 palabras o aeepeiones, Alonso 1982 cal-cula el caudal léxico en 300.000 términos, el Diccionario de términos científicos y técnicos de McGraw-Hill/Boixareu contiene aproximada-mente cien mil definiciones. A título compara-tivo seňalamos que los grandes diccionarios usuales rumanos acopian entre 50.000 y 80.000 y los técnicos cerca de 80.000 términos 390. Spanisch: Etymologie und Geschichte des Wortschatzes 441 (—* 205, 2.), los diccionarios más recientes del italiano declaran contener hasta 180.000 palabras (-»263,1.), los grandes diccionarios bi-lingües del francos hablan de 120.000-150.000 entradas, la décima edición del diccionario portugués de Morais reúne una nomenclatura de más de 300.000 unidades (-» 457, 5.3.6.). El repertorio léxico más rico de la lengua espaňola šerá un día el Diccionario histórico de la lengua espaňola que, bajo la redacción de Manuel Seco, viene publicando desde 1960 la Real Academia Espaňola, pero que todavía (1991) no ha alcanzado la letra B. Actualmente los repertorios más interesantes - por su abun-dancia de entradas y/o de ejemplos de diferentes épocas - para el estudio global del vo-cabulario espaňol nos parecen ser (en orden cronológico): Real Academia Espaňola, Diccionario de la lengua castellana, 6 vol., Madrid, '1726-1739; Pages de Puig, Aniceto de, Gran diccionario de la lengua castellana (de autoridades) con ejemplos de buenos autores antiguos y modernos, 5 vol., Barcelona, Fo-mento Comercial del Libio, 1901-1931; Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, 70 vol., Barcelona/Madrid/Bilbao, Espasa-Calpe, 1905-1930 (-EUIEA); Alonso, Martin, Enciclopedia del idioma. Diccionario histórico y moderno de la lengua espaňola (siglos XII al XX). Etimológico, tecnológico regional e hispano-americano, 3 vol., Madrid, Aguilar, 21982; Alvar Ezquerra, Manuel, Diccionario general Ilustrado de la lengua espaňola. Vox, Barcelona, Biblograf, 1987 (= DGILE; incluye un gran numero de neologismos, barbarismos, vulgarismos, voces técnicas, regionalis-mos; acerca de su importancia cf. la recension de Maria Jose Quilis Sanz en RLiŘ 53 (1989), 225-228). Gran diccionario enciclopédico Plaza, 20 vol., Esplu-gues de Llobregat, Plaza & Janés, 1991. Para el espaňol medieval empezamos a dispo-ner de un diccionario de gran envergadura, precioso por la riqueza documental, el análisis se-mántico pormenorizado y la história lingüistica del material: i Müller, Bodo, Diccionario del espaňol medieval, Heidelberg, Winter, 1987- (= DEM; el ultimo fasciculo publicado, el numero 5, abarca las palabras desde acabador hasta acebuche). Falta para el espaňol un gran diccionario del uso «autorizado» de la lengua de los siglos más recientes correspondiente al Dictionnaire al-phabétique et analogique de la langue francaise de Paul Robert (-* 339, 2.3.2.2.2.), al Diccio-nari catalä-valenciä-balear de Alcover/Moll (—> 358b), 8.4.) y al Grande dicionärio da lingua portuguesa de Morais (—» 457, 5.3.6.). Para una vision de conjunto de los diccionarios del espaňol -* 406 y Haensch 1990. 2. Definiciones Por etimologia aplicada al espaflol entendemos hoy la disciplina que busca las formas de las cuales proceden las palabras castellanas. En sentido estricto la etimologia establece la co-rrespondencia direeta entre una forma resultan-te y una forma originaria y produetora (el étimo inmediato: llegar < plicare), en un sentido más amplio hipotiza el étimo y reconstruye la história de su evolución fonética y semántica hasta la forma resultante (plicare > *pllegar > llegar; 'plegar' > 'arrimar' > 'hacer abordar' > 'arribať > 'llegar'). Si el étimo directo puede encontrarse al mismo tiempo en varias lenguas - v. gr. las variantes trasmontana, tramuntana y tramontana apuntan al latín hispánico, al Catalan y al italiano (Metzeltin 1970, 318-330) - se puede hablar de etimologia multiple (-» 195, 4.3.), hoy frecuente en los organismos interna-cionales multilingües. Como el latin es la base del espaflol, se Hamán palabras patrimoniales o popularismos las que proceden del latin sin interrupción de uso y que han experimentado todos los cambios fo-néticos reguläres (cf. llegar frente a plegar, hoja frente a folio). Las voces latinas que sólo par-cialmente han participado de la evolución fonética regular - ya porque usadas sobre todo por hablantes cultos, ya porque introducidas cuando el espaňol ya se habia constituido (sae-culum > siglo, no *sejo) - reciben el nombre de semicultismos; las que por su tardia introduc-ción fueron adaptadas al castellano sólo en su terminación (secular frente al semicultismo se-glar), el de cultismo. Los cultismos se pueden distinguir en latinismos y helenismos propia-mente dichos (palabras del latín clásico o tardío adaptadas a los moldes morfológicos del espaňol) y en pseudolatinismos (compuestos y de-rivados con elementos latinos o grecolatinos, pero que no existian como tales en latin). Acerca de la dificultad de distinguir los cultismos de las voces hereditarias cf. Bustos (1974, 9-43) y Colon (1975, 276-296). El hecho de derivar directa o indirectamente fonnas del mismo étimo en diferentes épocas da origen a dobletes. Éstos pueden guardar el mismo sentido (brazo secular/traje seglar; desul-furación (latinismo de base francesa)/ífeíu//uri-zacibn (latinismo de base inglesa)) o divergir semánticamente (tilde I título). Las palabras que no proceden del latin se Hamán préstamos, empréstitos o extranjerismos. Su adaptación a la fonética, ortografia y morfológia del espaňol puede presentar varios gra-dos (whiskylgiiisqui, gneisjneis). También acontece que una lengua extranjera sólo pro-porcione la forma morfológica o semántica. Po- 442 VI. Sprachen und Sprachgebiete: Spanisch demos entonces hablar de calcos estructurales si el espaňol reproduce de cierta manera la composition extranjera (ingl. Sciencefiction > cien-cia ficción, football > balompié), de calcos se-mánticos si ei espaňol aňade a una palabra existente vin signifícado imitado de una palabra extranjera con semantismo afin (azafata 'persona que sirve a la reina', además 'empleada que atiende a los pasajeros de un avion' < ingl. stewardess). Se dan también formaciones híbridas entre el préstamo y el calco (tranvia < fr./ingl. tramway, oleoducto < fr. oléoduc/ingl. pipeline) y a veces es prácticamente imposible determinar si se trata de un préstamo fonomorfológica-mente adaptado o de un calco (aislacionismo < ingl. isolationism, ordenador 'calculadora elect-rónica' < fr. ordinateur; -*■ 380, 3.). Fuentes casi inagotables de creaciones nuevas son ia derivation y la composition (-* 365). La primera opera por afijación sobre las palabras simples {hormigón > hormigonera, poner > pos-poner, barato > abaratar), la segunda por union de elementos léxicos sintagmáticamente autó-nomos (substantivos, adjetivos, verbos, ad-verbios: comedor estar, video-portero, elevalu-nas, ärbol frutal, menoscuenta). Desde la Edad Media, además, sobre todo en los lenguajes profesionales, se viene acumulando un caudal de internacionalismos formados por acopla-miento de elementos griegos o latinos cultos, en su origen sin valor monemático en la lengua vulgar, que sin embargo, gracias a la difusión de la cultura, se hacen poco a poco semántica-mente transparentes y se ven usados cada vez más a modo de afijos. Asi las palabras con el elemento griego bio- 'vida' serán en general de procedencia francesa o inglesa (cf. DELI, s. v. bio-), pero su proliferation hace presumir que hoy es un prefijo semánticamente claro a libre disposition de todo espaflol culto: Terreros 1786 (1745-1765) sólo registra biógrafo, Salva 1847 biografia y biógrafo, Valdez 1864 biografia, biógrafo, biólogo, biolojía, biometra, bio-metria, bioquímia, biosféra, la EUIBA más de cuarenta compuestos con bio-. Listas de elementos griegos y latinos empleados como afijos ofrecen Marsá (1982, 28-32) y García-Pelayo (1990, 830-831); cf. también -> 380, 6. Bastante menos frecuente es la formation de ipelativos por acortamiento fónico (abrevia-rniento: cinematbgrafo > cine) o gráfico (abre-/iatura: Tren Articulado Ligero Goicoechea Jriol > talgo), cf. Alvar/Miró 1983 y -* 365, 7. Las onomatopeyas se limítan en general a la ienominación de sonídos y ciertos movimientos nás o menos rítmicos: «En todas las lenguas» -lice Jovellanos - «se ve que los nombres de nuchos sonidos están formados de manera que levan consigo alguna afinidad con el sonido que significan; en ia castellana tenemos el su-surrar de los vientos, el zumbido de los insec-tos, el silbído de las serpientes, el chasquido del látigo de posta, el maullo del gato, el aullo del perro, el balar de la oveja, el graznar del Cuervo, grufiir, gargajear, cacarear, rechinar, etc.» (BAE46, 118). La investigation etimológica deberia ocupar-se de la história de cada monema y de todas las combinationes de monemas con valor léxico. Pero estas ultimas son estudiadas preferente-mente desde la perspectiva sincrónica de la formation activa de palabras. El diferente enfoque puede conllevar diferentes interpretaciones, am-bas válidas: desde el punto de vista sincrónico, detestable puede ser considerado como deriva-do de detestar, desde e! punto de vista diacró-nico detestar y detestable son probablemente dos cultismos independientes. Para más informaciones sobres estas definiciones y delimitaciones cf. Lázaro 1971, Lewandowski 1982, Cerdá 1986. Para los préstamos y calcos cf. Garcia Yebra 1984, cap. IX y, más en general, Holtus 1989. 3. Principios etimológicos La etimologia puede servir para: a)conocer mejor todas las facetas de la signification de una palabra; b)resolver problemas ortográficos; c) reconocer ias tendencias formativas tipicas de una lengua; d)interpretar la história cultural de una nation. Por el influjo de las Etymologiae de Isidoro de Sevilla (ca. 560-636) se difunde desde la Edad Media hasta el siglo XVIII un tipo de etimologia de raiz platónica con la cual se intenta explicar el sentido «prímitivo» de una palabra a través de una interpretation semántica de sus componentes formales (raíz, sílabas), interpretation que muchas veces sólo es posíble si nos remontamos a una lengua considerada matriz. De ahí la importancia de la decomposition o análisis. Un desarrollo extremo de esta conception lo encontramos en Petrus Helíe (s. XII; Klinck 1970, 13): «Ethimologia ergo est expositio alicuius vocabuli per aliud vocabulum sivé unum sivé plura magis nota secundum rei proprietatem et litterarum similitudinem ut lapis quasi ledens pedem, fenestra quasi ferens nos extra. Hic enim rei proprietas attenditur et litterarum similitudo observatupx Este método contribuyó sin duda al progreso de la lexicología semántica. Desde el punto de vista de la etimologia moderna sus resultados son en general aceptables cuando el interprete analiza los derivados más o menos transparentes de su propia lengua, en caso contrario re- 390. Spanisch: Etymologie und Geschichte des Wortschatzes 443 Sultan explicaciones hoy peregrinas, come se puede colegir de los siguientes ejemplos tornados de la Segunda Partida de Alfonso el Sabio: «Despenseros son otros Oficiales que han de comprar las cosas, que han menestcr para gouierno del Rey, e por esso les llaman assi, porque ellos espenden los di-neros, de que las compran» (IX, 13). «Pensamiento es cuydado, en que asman los omes las cosas passadas, e las de luego, e las que han de ser. E dizenle assi, porque con el pesa el ome todas las cosas, de que le viene cuydado a su coracon» (III, 1). «Chanceier es el segundo Oficial de Casa del Rey, de aquellos que tienen Oficios de poridad. (...) todas las cosas, que ha de librar por cartas de cual manera quier que sean, han de ser con su sabiduria: e el las deue ver ante que las seilen, por guardar, que non sean dadas contra derecho (...). E si fallasse, que alguna y auia, que non fuesse assi fecha, deuela romper, o desatar con la peňola, a que dizen en latin, cancellare; e desta palabra tomo nome Chancelleria» (IX, 4). «Mayordomo tanto quiere dezir, como e] Mayor de casa del Rey (...). E en algunas tierras le llaman Se-nescal, que quiere tanto dezir, como Oficial, sin el qual non se deue fazer despensa en Casa del Rey. E avn le llaman los antiguos assi, porque Senex tanto quiere dezir, como viejo, por razon que tiene oficio honrrado; e calculus, como piedras con que contauan: e porende tanto muestra este nome, como Oficial honrrado sobre las cuentas» (IX, 17). La etimologia de corte isidoriano da la pre-eminencia a la signification sobre la morfológia (a), a las lenguas «matrices» sobre las posibles medianeras (b), a un cambio fonético mecani-cista sobre las «leyes» fonéticas causales (c), todo lo cual permite ofrecer etimologias multiples (d): a) «la investigación de los Orígenes, por los quales se viene en conocimiento de la primitiva, i mas expresiva Significación; i sabida ěsta se puede hablar con mayor propiedad» (Mayans 1737, §83). «Quando las Letras Radicales se hallan en dos Lenguas, de las quales půdo tomarse la la [sic] voz; deve atribuirse a la que mejor expresse la propiedad de la significación. Assi la palabras Investidura, derivada del verbo ínvestir, no tiene su Origen en el Latino Ve~ stire, que significa Vestir; sino en el Alemán Festen, que quiere decir, confirmar, afirmar i establecer so-lemnemente el derecho de alguno, para que legitima-mente pueda tomar possession (ib., §160). b) «quě sacarěmos de decir, que hemos tornado un Vocablo de la Lengua Francesa, Italiana, o Alemana, si aquellas le tomaron de otra, en la qual se ve la fuerza de su significación? Fuera de que muchas veces no es facil decir, si una Nacion ha tornado un Vocablo de otra, o al contrario; pues para afirmar lo uno, o lo otro, se han de producir testimonios mas antiguos en una Lengua, que en otra. 1 aun esto provará solo ser la Voz mas antigua en los escritos de una Lengua, que no en los de otra; pero no en la misma Lengua. Entonces pues diria Yo que una palabra se deriva de otra Lengua viva, que no sea Matriz, quando absoluta-mente sea cierto para manifestar el Origen de la Cosa: como si decimos que Algodôn viene de Godon, vocablo Indio, que los Portugueses trageron a Espaňa, Ua-mandole Algodôn. Peltre viene del Ingles Pewter, pues de Inglaterra traen el mejor. Lo que importa es, va-lernos de las Lenguas vivas, como de escalera para subir a las Matrices. Como Jardin viene del Alemán Garten, que significa lo mismo, i este del Latino tortus, i hortus del Griego eqxtoc., que es lo mismo que Cercado. Bien que otros hacen otro progresso, i paran en Iahar, voz Hebrea, que significa Selva. Para el in-tento todo es uno» (ib., §102). c) «El tercero, i quarto modo, en que es mas escura la deriuacion, i es mas ordinaria, i en que ai mucho que notar, es introduziendo se vnas letras en lugar de otras. Afiadiendo, i quitando tambien otras, o todo junto, trocando, disminuiendo, o acrescentando, que son quatro maneras, de las quales tratô Varron (...). I para poder sacar en limpio las deriuaciones, es fuerca valer nos de lo que el mismo dize, que no deuen ser reprehendidos los que buscando el principio, i origen de algun vocablo, o le ařjiden, o quitan letras, para que con mas facilidad puedan alcancar lo que en la dicion esta escondido» (Aldrete 1972/1606, cap. 2, 10; los capitulos 10-12 contienen una lista des estos cam-bios, lo mismo Mayans 1981/1737, §161). d) «BAHO. Vapor caliente que sale de alguna cosa que ha recebido calor o fuego, como el baho que sale de la olla; y llaman abaharla quando desviada del fuego la ponen ropa, para que aquel baho y calor que sale della la buelva a recozer; y de aquí dezimos sopas abahadas. Algunos dizen que baho se dixo quasi vapor, de vapor, vafor, tenue en aspirata, y de bafor baho; porque la F y la H son letras que sirven la una por la otra en nuestra lengua castellana. Otros quieren que en esas dos sílabas ba, bo, y en la prolación dellas consistan dos diferencias de flatos: el uno fresco en el ba, abriendo un poco los labios y soplando, el otro caliente, abriendo la boca y respirando en el gaznate. Desta tan gran diferencia de espíritus proferidos por una mesma via naciô el averse maravillado, según lo finge la fabulilla, el sátiro hospedado del labrador que le vió con el aliento de la boca calentarse las manos, y con el mesmo que salía della enfriar el caldo, dedonde se sáca su moralidad; pero la razón natural es que el un aire sale del pulmón frío y el otro del hígado caliente. El padre Guadix dize que esta dicción es arábiga del verbo bahar, que vale evaporare; y en otra parte dize estar compuesto de ba, que vale con, y de ham, que vale con calor, como si dixéssemos espíritu o aire con calor. Por cierto tengo ser nombre hebreo, del verbo 110, bahar, ardere, porque de la cosa que está muy caliente y ardiendo suele salir el baho. Desaba-harse, salirse a espaciar y a tomar el fresco. Desaba-hado, el lugar espacioso, o el hombre libre que no se empacha de nadá. Bahear, echar, de si baho» (Cova-rrubias 1984/16U, s. v.). A partir del siglo XVIII se abre Camino una nueva tendencia que da menos importancia a ia interpretation semántica de la palabra por medio de su posible raiz etimológica y se dediča más a la explication de las diferentes transfor-maciones fonéticas y semánticas entre el su-puesto término primitivo y la palabra derivada en su contexto histórico-cultural. En el Discur-so proetnial sobre las etymologías del Dicciona- 444 VI. Sprachen und Sprachgebiete: Spanisch rio de Autoridades (Madrid, Francisco del Hier-ro, 1726-1739) ya se pueden notár unos atisbos de esta nueva conception, claramente expuesta por Turgot en el artículo Etymologie en el tomo VI de la Encyclopedic ou Dictionnaire raisonně des Sciences, des Arts et des Metiers (1756) de Diderot y d'Alembert. Para el castellano encon-tramos una sistematización de los modernos principios en el prólogo al Diccionario etimolb-gico de la lengua castellana de Pedro Felipe Monlau (Madrid, Rivadeneyra, 1856, I-II): «para Uamarse con toda propiedad etimolôgico un Diccionario, además de contener la lista alfabética compieta de las voces primitivas y simples, deberia consignar respecto de cada una de ellas las particula-ridades siguientes: l.a Su etimologia inmediata, ó, mejor dicho, su origen inmediato, su ultima procedencia, esto es, la indica-cion de la lengua de que se hubiese tornado ó provi-niese inmediatamente, poniendo á continuacion la voz de correspondencia ó la voz equivalente en dicha lengua. 2.a En qué época se habia tornado. 3.a Su significacion recta ó primitiva cuando fue ad-mitida, justificándola con la cita de algun texto im-preso, y aun manuscrito, siempre que fuese de auto-ridad competente. 4.a La primera forma que en la pronunciation, y por escrito, tuvo aqueila voz al tomarse de la lengua de origen inmediato, y las alteraciones ortográficas ó prosódicas que hubiese experimentado sucesivamente con el transcurso del tiempo. 5.a Las significaciones translaticias ó derivadas que hubiese recibido, ya en su forma primera, ya en las sucesivas, siguiendo el órden cronológico, explicando el fundamento lógico, ó el motivo casual, de cada nueva acepcion, y justificándolo todo con citas autoriza-das. 6.a Si la voz es anticuada, la causa de haber caido en desuso. 7,a La lista de los derivados y biderivados de cada voz primitiva, especificando los tornados directamente de la lengua de orígen, y tos formados por la misma lengua derivada, con su cronologia puntual, con la indication del modo de sus formaciones, y la determination del valor significativo de cada desinencia ó termination. 8.a La lista de los compuestos y bicompuestos de cada voz simple, con especificacion de los tornados directamente de la lengua de orígen y de los de nueva formation, siguiendo el órden cronológico, haciendo observar las modificaciones eufónicas causadas por el mecanismo de la composition, y determinando en cada caso el valor del elemento componente, esto es, del prefijo ó de la voz prepositiva. 9,a La verdadera ó primitiva etimologia, esto es, el origen natural y racional de las voces no tornados de otra lengua, sino pertenecientes á la lengua antigua, primitiva ó autóctona del pais donde se hablase la lengua para la cual se hiciese el Diccionario cuyas circunstan-tias voy enumerando ó suponiendo». Sin embargo, para poder proceder en este Camino, faltaban los instrumentos de trabajo más importantes: las gramáticas históricas y los tra-tados de semántica histórica. Las leyes fonéti-cas y el inventario histórico de la flexion del castellano fueron establecidos con precision por primera vez en la Grammatik der romanischen Sprachen de Friedrich Diez (1836-1842; cf. Diez 51887; Viflaza 1893, n.° 39, que incluye unas Notas para la formación de una gramática histórica de la lengua castellana según el método é investigaciones de Federico Diez, cols. 144-291). Hoy disponemos de varias gramáticas históricas del espaňol (para una vision global cf. Lemartinel 1988). De entre ellas citamos: Menéndez Pidal, Ramón, Manual de gramática histórica espaňola, Madrid, Espasa-Calpe, "1982 (l1904; del latín al castellano); Hanssen, Federico, Gramática histórica de la lengua castellana, Paris, s. e., 1966 (l1910; del latín al castellano); Metzeltin, Michael, Altspanisches Elementarbuch. 1. Das Altkastilische, Heidelberg, Winter, 1979 (del castellano medieval al latín); Lloyd, Paul M., From Latin to Spanish, vol. 1: Historical Phonology and Morphology of the Spanish Language, Philadelphia, American Philosophical Society, 1987. El estudio sistemático de los cambios semánti-cos tiene bastante más dificultad en despegar. También en este caso los impulsos vienen direc-ta o indirectamente del extranjero: Paul, Hermann, Prinzipien der Sprachgeschichte, Halle S., Niemeyer, '1880 (el cap. IV trata de los cambios semánticos); Darmesteter, Arsene, La vie des mots ětudiés dans leurs significations, Paris, Delagrave, '1887; Bréal, Michel, Essai de sěmantique. Science des significations, Paris, Hachette, '1897 (los caps. IX-XIII tra-tan de los cambios semánticos; existe una traduction espaňola, s. a., cf. Serfs 1964, 9570); Wundt, Wilhelm, Völkerpsychologie. Eine Untersuchung der Entwicklungsgesetze von Sprache, Mythus und Sitte. Die Sprache, Leipzig, Engelmann, '1900 (el cap. 8 trata de los cambios semánticos). En el área hispánica ofrece una primera vision global de las evoluciones semánticas: Restrepo, Felix, El alma de las palabras. Diseno de semántica general, Barcelona, Imprenta Editorial Bar-celonesa, 1917 (Bogota, Čaro y Cuervo, 1974). Además de la plausibilidad de las transforma-ciones fonéticas y semánticas y del contexto his-tórico-cultural se desarrollan como criterios ulteriores la geografia lingüistica, propulsada por los primeros atlas lingiiisticos (—» 87), y la cronologia relativa, hecha posible gracias a la creciente publication de textos más antiguos (v. gr. en la BAE, iniciada en 1846 por Aribau). 390. Spanisch: Etymologie und Geschichte des Wortschatzes 445 La conjugation de estos criterios puede Uevar la investigation bastante lejos, pero no necesa-riamente a conclusiones ciertas. En estos casos conviene indicar dónde la documentation y la história de las diferentes lenguas nos impiden continuar. Sea la palabra placer/placel 'banco de arena en el mar', 'yacimiento aurifero', 'pes-queria de perlas en America'. Está atestiguada desde 1526 constantemente bajo la forma placel y casi siempre referida a bajos en America o Africa, a partir del diccionario de Terreros también bajo la forma placer. Los placeles de California eran famosos por la abundantia de sus perlas. La primera generalization espaňola se encuentra probablemente en el Derrotero de las costas de Espaňa en el Mediterraneo y su co-rrespondiente de Africa, escrito en los aňos 1783/1784 por Vicente Tofŕňo de San Miguel, natural de Cadiz, quien emplea frecuente e in-distintamente los sinónimos placer (y el deri-vado aplaceradó) y bajo hablando de las costas andaluzas y catalanas. En America la palabra adquirió los significados metonímicos de 'pes-quería de perlas', 'arenal aurifero' y 'yacimiento de metales preciosos', registrados por Salva 1847. El término correspondiente portugués existe en las variantes pracel/parcel (plural: praceslparcees; derivados: aparcelado, aparcela-mento, esparcelado, parceloso) con muy amplia documentation desde_ la segunda mitad del si-glo XV, aplicada a Africa, Asia y America y con un gran numero de matices semánticos. En Catalan se registra placer /pl3se/ 'paratge de la mar on abunda la pesca' desde fines del siglo pasado. En francés se encuentran las formas librescas placel, hispanismo americano del siglo XVIII, y placer 'yacimiento de metal precioso', angloamericanismo del siglo XIX de origen meccano. La cronologia y la riqueza de documentation, de formas y de significados nos lle-van a buscar el origen de la palabra en la lengua portuguesa, de la cual habría propagado al espaňol y de éste al Catalan (Metzeltin 1968) y no al revés como se propone en DECLIC s. v. plafa. En portugués la semejanza formal y semántica hace pensar en un derivado de prasa 'plaza', pero los derivados normales serían pra-ceiro, praceta, pracinha, mientras que las palabras en -el (anel, batel, cascavel, lebrel, papel, pinceľ) apuntan a un origen francés, occitano o Catalan. En francés medieval existió placer 'terrain plať. (.Sería el portugués parcel un término náutico más tornado prestado del francés atlán-tico? (Straka 1989, 457-459). Acerca de la metodológia etimológica en general — 66 y Guiraud 1964, Zamboni 1976, Pfister 1980, Birkhan 1985, Jänicke 1991. 4. Diccionarios etimológicos Antes de la sistematización científica de los cambios fonéticos y semánticos hubo varias tentativas de redactar un diccionario etimolôgico del espaňol. Abren la serie las obras que-dadas manuscritas Tratado de etimologia de voces castellanas en estas lenguas latina, hebrea, griega, arabe de Bartolomé Valverde (1600) y Origen y etimologia de todos los vocablos de la lengua castellana de Francisco del Rosal (1601), quienes ofrecen un primer acopio etimolôgico ordenado, basado en la observation de ciertas correspondencias reguläres de «letras» entre el espaňol y el latín (cf. la description en Vifiaza 1893, n.0' 791-792). El Primer diccionario general etimolôgico de la lengua espaňola de Ro-que Barcia (5 vol., Madrid, Álvarez, 1881-1883, 21887) representa la transición hacia los nuevos métodos y tiene el mérito de recoger y confron-tar para cada palabra las etimologías propues-tas hasta entonces y de allegar las formas con-sideradas cognadas (t. 1 XII): «Mi pian no consiste en derivar los nombres de sus raíces inmediatas, sino de la raíz de orígen, sea la que fuere. Supongamos que nuestro romance tomó una palabra del latín, pero que esta palabra latina se deriva del griego: yo parto de la raíz griega. Supongamos que nuestro romance tomó una voz del griego, pero que esta voz griega se origina del ára-be, del zend, del sanscrito: yo parto del sanscrito, del zend, del árabe. Parto del nombre primitivo que en-trana la razon de todos los vocablos de su serie, por-que etimologia quiere decir razon de la palabra, y la razon universal es el principio. Mi plan no consiste tampoco en limitarse á derivar las voces de sus raíces elementales ú originarias, que son las únicas que merecen la denominacion de tales raíces, sino que se extiende á presentar la descendencia de cada término en todas las lenguas en que ha creado alguna forma; es decir, no considero ůnicamente la palabra en relation con sus origenes, sino que la refie-ro á todas sus analogías ó concordancias, de donde nace la gradual derivation del nombre, lo que pu-diéramos llamar su genealógia. Ejemplo: nuestro romance tomó la voz noche del latin node, ablativo de noc, noctis. Pero el latin tomó su nox, noctis del griego nyx, nyktos (vú^, vmtroc.). Pero el griego tomó su nyx, nyktos del sanscrito naktä, en relacion con nagna, desnuda, porque la noche está desnuda de la luz ó del dia, cuyas formas vienen de la raíz naj, que quiere decir tener vergüenza; la vergüenza de la desnudez. Pero este vocablo, que pasó al griego y latín, pasó tambien al germánico y al romance. El cuadro del vocablo noche šerá el siguiente: sanscrito, naj, tener vergüenza; nagna, desnuda; naktä, la noche; griego, nyx; latin, nox; aleman, Nacht; godo, naths; inglés, night; italiano, none; portugués, noite; francés, nuit; provenzal, noit; Catalan, nit; walon, nute, neit; borgoňés, neu; picardo, neuit. 446 VI. Sprachen und Sprachgebiete: Spanisch Este mismo sistema de derivation es el que adopta el sabio Littré; pero entiéndase que, cuando su libro Uegó á mis manos, hacía muchos aňos que yo había dispuesto y ordenado mi pian». Con Diez se inicia una série de diccionarios panrománicos - todos conciernen por lo tanto también al espafiol - que, basados en las leyes fonéticas, establecen muy escuetamente la lista de los étimos (en su mayor parte latinos) y sus equivalentes romances: Diez 51887 ('1853; ro-mance-latín), Körting 31907 ('1890/1891; latin-romance), Meyer-Lübke 31935 ('1911-1920; latín-romance). El representante espaňol de este tipo de diccionario es: Garcia de Diego, Vicente, Diccionario etimológico espaňol e hispänico, Madrid, Espasa-Calpe, 21985 ('1954). Ya en 1923 Garcia de Diego había publicado un suplemento hispánico al diccionario de Meyer-Lübke (Contribución al Diccionario hispánico etimológico, con 658 voces; cf. también la ed. Madrid, CSIC, 1943). Estos diccionarios no trazan la evolution fonética y semántica del éti-mo. El mérito de la exposición detallada de estas evoluciones les cabe a: Corominas, Juan, Diccionario crítico etimológico de la lengua castellana, Bern, Francké, 1954-1957 (- DCELC); Corominas, Joan, (con la colaboración de José A. Pascual), Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 21980-1991 (= DCECH). El DCELC y el DCECH desatienden tenden-cialmente la história del uso de las palabras en sus contextos designativos, la cronologia e história de los derivados, de los compuestos y de los cultismos, y las palabras de interes actual. Tomemos v. gr. las designaciones de los barcos hasta 1600 (albatoca, bajel, ballener, barbota, barca, barco, barcha, batel, etc.). Mientras que Eberenz 1975 describe detenidamente la com-plicada semántica referencial de 49 términos castellanos además de explicar con precision las relaciones fonéticas y semánticas con los términos paralelos en las otras lenguas románicas y con el étimo, DCECH se limita de manera selectiva a la discusión de estas ultimas, amen de ignorar estudios como el citado de Eberenz, que le hubiera permitido corregir muchos datos (por ejemplo: filibote está atestiguado desde 1588 y no desde 1680; procede directamente del neerlandés vlieboot < vliet 'río', y no a través del irancesßibot del neerlandés vlieboot < Vlie, nombre propio de un río). Un pequeňo rastreo por los tomos de la Colección de documentos inéditos para la história de Espaňa publicada por Martin Fernandez de Navarrete (Madrid, Viuda de Calero [et. al.] 1842-1892; CDIHE) arroja un sinnúmero de palabras no registradas o registradas sin história o con cronologia ex-traviante por el DCECH: CDIHE DCECH acueducto 1,66,3.1535 1600 anulamiento 41,38, a. 1462 _ cábala 41,82, a.1494 no indica cúando 'intriga' se d3 el csmbio semántico 'doc-trin3 traditio-naľ > 'intrig3'; Autoridsdes lo da como gali-cismo reciente coercion 41,38, a. 1462 1843, < lat. , tardío coerctio cohabitar 40,446, a.1453 sin documen-tación divorcio 40,446, a. 1453 med. s. XVI, < divortium elenco 41,439, a. 1597 Aut., raro hasts fecha reciente empacar 41,266, a.1572 1680 expurgación 41,228,3.1571 - (de libros) fraibute 41,432,3.1597 (1836 fdibustero) francesilla 41,143,a.l569 - (tipo de letra) \ inconveniente 1,60, a. 1528 sin docu- (adj.) mentsción inconveniente 1,73,3.1528 sin docu- (subst.) mentation interpósito 40,522, a. 1453 - (por interpósitas personas) mudéjar 11,478,3.1490 1571, se apH-cabs sólo a los moriscos de Granada y Anda lucía paquete 41,285, 3.1573 Aut., < fr. ratificar 41,24, 3.1457 1604, < b. Ist. ratificare reduta 41,510, a.1598 .1728 sigilo 41,414, a.1580 - 'secreto' a trasmano 41,421, a. 1596 sin documentation La desactualidad del DCELC/DCECH se echa de ver p. ej. en la importancia dada a la discusión de arabismos o mozarabismos hoy desa-parecidos (alcabtea, alcadafe, alcäfar, alcandor, etc.) o de valor histórico (alcabala, alcándara, etc.), mientras que no se citan ni la luna de miel (Estébanez Calderón, Escenas andaluzas, 1847; Pereda, El buey suelto, 1877; Pérez Galdós, Fortunata y Jacinta, 1886/1887), ni la biosféra (registrada en los aňos treinta en la segunda edición del Diccionario enciclopédico Salvať), ni el nazismo (que aparece en el título de libros espaňoles de los aňos treinta), ni el talgo (1950; pero si el landó), ni el beat (ABC del 27—III—66), ni el ordenador portátil (p. ej. El Pais del 7-XII-86), ni a la jueza (DGILE), ni a la obispa (El Pais del 29-11-89), ni las peatonalizaciones 390. Spanisch: Etymologie und Geschichte des Wortschatzes 447 (D ló-Asturías del 24-11-91). En dos amplias recensiones German Colon ha apuntando «el peligro que corremos soslayando el precisar lo más exactamente posible la história de las palabras, incluso de aquellas cuya etimología nos parece sin problemas» (ZrP 78, 1962, 59-96, cita ib., 64; RLiR 45, 1981, 131-145; acerca de las insuficiencias del DCELC/DCECH en cuanto a las acufiaciones modernas cf. Pratt 1980, 37-49). Con Haß (1987, 7) insistimos en que „Die Geschichte von der Herkunft eines Wortes beginnt eigentlich da erst interessant zu werden, wo man die anderen Geschichten, d. h. Sozial-, Geistes- und Politikgeschichte usw. zur Erklärung sowohl der Bedeutungs- als auch der Formveränderungen mit heranzieht". 5. Elementos constitutivos del léxico espaňol Los estudios etimológicos permiten establecer las fuentes de las cuales han manado o manan con abundancia los elementos constitutivos del vocabulario. El castellano se constituye en los siglos VIII-X por transformación del latín hablado en la región comprendida entre la Cordillera cantábrica al norte, la Sierra de la Demanda al este, el Duero al sur y el río Carrión al oeste. El latín hispánico del cual se deriva pre-sentaba algunos rasgos especiales: había incor-porado una serie de voces de las lenguas pre-rromanas (cama, cf. esp./port. cama; lapides lausiae, cf. esp. losa, port, lousa, cat. llosa, oc-cit. lauza; sarna, cf. esp./port./cat. sama, vasc. sarra 'escoria de hierro') y algunas počas voces germánicas nuevas (*saojis > sagio > saio, cf. esp. sayón, port, saiäo) y había introducido va-rias innovaciones morfoléxicas (amma, cf. esp./port./cat. ama; catenatum, cf. esp. canda-do, port, cadeado, cat. cadenat; columella > COLUMELLUS, cf. esp. colmilló) y semánticas (amarus 'satis viride', cf. esp. amarillo, port. amarelo; captare > CATTARE 'ver', cf. esp./port. catar; maxilla 'mejilla', cf. esp. me-jilla). Al latín hispánico se remontan probable-mente también aquellas voces e innovaciones que, aunque no documentadas antes del si-glo X, son comunes a más de un idioma de la Peninsula ibérica sin ser panrománicos, como esp. izquierdo/poit. esquerdo/czt. esquer (cf. vasc. ezker), esp./port. ganso (cf. gót. *gans), esp. port. cat. apagar (< *adpacare), mientras que voces peculíares del castellano como silo (h. 1050, cf. vasc. žilo) y perro serían de introduction más tardía. La vida de los cristianos del Norte en los siglos VIII-XI debía basarse en una economía agrícola de subsistencia y en frecuentes expedi- ciones militares, y se hallaba atemperada por cierta espiritualidad religiosa. El vocabulario diario de la masa de la población debía ser por lo tanto bastante limitado. Poco a poco, sin embargo, sobre todo a partir del siglo XI, sea por los continuos contactos con el mundo islámico culturalmente más avanzado, sea por los contactos dinásticos y religiosos con los ultra-montanos, la vida se enriquece, y con ello el léxico. De la calidad de éste nos pueden dar una idea: Simonet, Francisco Javier, Glosario de voces iběricas y latinos usadas entre los mozärabes, precedido de un estudio sobre el dialecto hispano-mozärabe, Madrid, 1888; Sánchez-Albornoz, Claudio, Una ciudad de la Espana cristiana háce mil aňos. Estampas de la vida en Leon, Madrid, Rialp, 1966 ('1926); Garcia Larragueta, Santos Agustin, «Sancta Ove-tensis». La catedral de Oviedo, centro de vida urbana y rural en los siglos XI al XIII, Madrid, CSIC, 1962; Lange, Wolf-Dieter, Philologische Studien zur Latini-tät westhispanischer Privaturkunden des 9.-12. Jahrhunderts, Leiden/Köln, Brill, 1966. La más interesante enciclopedia léxica hasta el siglo XIII son las Siete partidas de Alfonso el Sabio. Müller 1987 calcula que de las ca. 50.000 uni-dades léxicas del latin a lo sumo unas 10.000 pasarian patrimonialmente a cada lengua romance. A lo largo de los siglos éstas han tenido que recrear los cuatro quintos de su vocabulario. Este trabajo se puede observar desde los siglos IX-XI. En su apéndice IV Sánchez-Albornoz consigna 130 términos recogidos en documentos de esa época referentes al ajuar de casa, entre los cuales encontramos, además de palabras patrimoniales come caldera, conca (> cuenca), copa, cocleares/culiares, mensa, va-so: a) derivados (por afijos, metonímia, metafora): kala-pazo 'vasija en forma de calabaza', cavalello 'cirial para mesa de bronce y en forma de caballo', concos 'cuencos o tazones', ferratella 'herradilla', inferturias 'fuentes o bandejas', plumatios 'colchones', soparias 'soperas', tenaces 'tenazas'; b) cultismos antiguos y neológicos y pseudocultismos: aquafusiles 'aguamaniles' (Lanfranco de Cantorbery define en el siglo XI el aguamanil 'urceolus vero, vas superius, unde lavandis manibus aqua infunditur', GMIL, s. v. aquamanile), facitergias 'toallas para la cara', hydrias 'jarros o calderos', mordaces 'pinzas para servir o servirse vianda', (galnapes, pulvinaria) antemanissima 'rojizo' (< antemane 'aurora'), (galnapes, plumatios) pollimataslpolimatoslpolindos 'la-brado a colores' (< polymitus), (facitergias, galnapes, lectos, plumatios) tramisiricas(tramisirgasltramisiri-cosjtramisirgos 'asargado' (< tramosericus); c) arabismos: alifafes 'colchas ricas o cobertores', al-muzallas 'cobertores finos', (plumatios) baztris 'de te-jido de Basora'. 448 VI. Sprachen und Sprachgebiete: Spanisch La derivation y la composition internas siguen siendo los instrumentos más operativos para formar palabras nuevas. Para traducir el voca-bulario abstracto árabe Alfonso el Sabio acude a un gran numero de neologismos formados con los sufijos -miento {abaxamiento, que co-rresponde a descensio de la version latina; alon-gamientojstellarum longitudinem, desvariamiento I differentia, occidentamientojoccidens, etc.), -ura (andadurajspatium, quadradura/quarti aspectus, taiadura, etc.), -dor (fraguador, significadorjsig-nificator, etc.), -eza (grandeza, ladeza/latitude*, etc.) (Galmés 1985, 39-41). Gracián abusa de la nominalización de adjetivos y verbos que indi-can cualidades morales e intelectuales para dar-les un valor más general («Assombió Alexandro lo ilustre de sus proezas, con lo vulgar de sus furores», «Escusa es no ser eminente en el mediáno, por ser mediáno en el eminente», «el subir y el caer fue a vista y risa de todo el mundo», Alonso 1981, 31—56). Larra recurre fre-cuentemente a palabras compuestas (hombre-raiz, hombre-patata, hombre-gas, pa-labras-monstruos, palabras-promesas, palabra-camaiebn, galohispano, llena-huecos; —* 365, 5.2.2.1.), y a derivados con los sufijos -istá y -dor (folletista, diarista, mapista, aplaudidor, chichiador) para sus manifestaciones de crítica y humorismo (Lorenzo-Rivero 1977, 54.62). En nuestro siglo, uno de los maesttos en la utilization de compuestos y derivados para matizar denotativa y connotativamente las palabras ha sido Ramón Pérez de Ayala: piénsese sólo en su generalization de los compuestos /adjetivo + -o + adjetivo/ (hispanolocuente, incisopunzante, bufopatético, buroerático-bélico, luso-galicano, etc.), del sufrjo substantival -dad (absurdidad, anchurosidad, ilalianidad, asturianidad, romani-dad, etc.) y del sufijo adjetival -U (abogacil, ga-ceteril, marineril, moceril, etc.) (Gonzalez Calvo 1979, 19-70). También mantiene su vitalidad desde los ori-genes del idioma el uso de cultismos y pseudo-cultismos. Se emplean sobre todo para enrique-cer el vocabulario literario y técnico. Los lati-nismos abundan en las versiones biblicas del siglo XIII, pero éstas conocen también muchas formaciones nuevas debidas a calcos. Es intere-sante observar cómo Berceo en sus poesias, en lugar de usar esos neologismos autóctonos, a menudo preflere el latinismo: compuncibn por punnimiento, congregation por ayuntamiento, custodia por guardajvelajcárcel, future por ave-nidero, etc. (Garcia de la Fuente 1981, 13-32). En la traduction alfonsina del Libro complido en los iudizios de las estrellas (ed. Hilty) ea-contramos, al lado de un sinnúmero de derivados, tecnicismos astronómicos como angulo, astrologo, coniunction, costellacion, grado, op- position, retrograde, revolution, además de la-tinismos como cerebro, conception, esperma, fe-minino, latrina, masculino, etc. El desarrollo de los cultismos literarios recibe un gran empuje con los poetas del siglo XV (Blecua 1960, LXIX-LXXIV; Lapesa 1980, §70.4) y su uso llega a un paroxismo en la época culterana y conceptista (recuérdense La culta latiniparla, cathecismo de vocabulos para instruir a las mugeres cultas y hembrilatinas de Queve-do; para una lista de cultismos quevedescos cf. Pozuelo Yvancos 1979, 336-358) y en la predication hasta entrado el siglo XVIII (cf. el Fray Gerundio de Campazas de Jose Francisco de Isla, v. gr. II, 1). Valga como ejemplo la carica-tura en La vida y hechos de Estebanillo Gonzalez hombre de buen humor (cap. XII): «Con la buena conversación o polvareda, di yo fin a mi soneto; el a su nevada peinadura; el otro, que tenia más juicio que nosotros, al jarro. Salimos todos juntos a la plaza, después de haber pagado lo que habiamos hecho de gasto, y apartándome de ellos, Uegué a la puerta de la íglesia, y en el referido paramento prendi con un alfiler el soneto que habia hecho, al nivel que estaban todos los demás, cuyos versos eran los si-guientes: Ebúmea de candor, fénix pomposa, debil botón, frondoso brujulea, zafir mendiga, armiňo golosea, siendo dosel tribuna vaporosa. Maravilla epigrama procelosa, en canicula fiesta titubea, pues solsticio Faetón, ninfa Febea, precipicio inunda jactanciosa. jOh, inicuo trance y trémulos fulgores! Contemplarse al albor regio edificio, y yantando en atrii de ruiseňores; ser al ocaso incausto sacrificio. y sombra mustia lo que al alba flores, siendo de Ceres fragil desperdicio. Apenas estaba colgado el compendioso globo de ber-nardinas y dislates, cuando, como si fuera cartel de justa real, se llegó todo el novelero vulgo a leerlo; y celebrándolo por no entenderlo, y ensalzándolo por-que presumiesen que no lo ignoraban, sacaron más de veinte traslados dél; y por hallarse presentes los jueces académicos, me dieron por premio las referidas ligas, aunque mal dadas y peor merecidas, quedando con todos en opinion de segundo Góngora». Sin Uegar a estas exaltaciones, los poetas si-guientes, en la medida en que consideran que la dignidad poética requiere un vocabulario apro-piado, continuarán haciendo frecuente uso del cultismo (como p. ej. Larra, cf. Lorenzo-Rivero 1977, 62-69). Sobre todo a partir del siglo XVIII es dificil distinguir el cultismo técnico del calco francés. Los cultismos que se hallan en las obras médi-cas de Andres Laguna y de Juan Fragoso en el siglo XVI serán helenismos y latinismos {di- 390. Spanisch: Etymologie und Geschichte aes trurt.><.rHoy no ha sido día en mi apar-tamento hasta medio dia y medio. Torné dos tazas de té. Půseme un deshabille y bonete de noche. Hice un tour en mi jardín, y lei cerca de ocho versos del se-gundo acto de la Zaira. Vino Mr. Lavanda; empecé mi toileta. No estuvo el abate. Mandě pagar mi modista. Pasé a la sala de companía. Me sequé toda sola. Entró un poco dé mundo; jugué una partida de mediator; tiré las cartas; jugué a! piquete. El maistre d'hotel aviso. Mi nuevo jefe de cocina es divino; él viene de ar-ribar de Paris. La erapaudina, mi plato favorito, esta-ba delicioso. Torné café y licor. Otra partida de quince; perdí mi todo. Fui al espectáculo; la pieza que han dado es execrable; la pequeäa pieza que han anuncia-do para lunes y viernes es muy galante, pero los ac-tores son pitoyables; los yestidos, horribles; las deco-raciones, tristes. La Mayorita cantó una cavatina pa-sablemente bien. El actor que bace los eriados es un poquito extremoso; sin eso sería pasable. El que háce los amorosos no jugaría mal, pero su figúra no es pre-veniente. Es menester tomar paciencia, porque es pre-ciso matar el tiempo. Sali al tercer acto, y me volví de allí a casa. Torné de la limonáda. Entré en mi gabinete para eseribirte ésta, porque soy tu veritable amiga. Mi hermano no abandona su humor de misántropo; él siente todavía furiosamente el siglo pasado; yo no le pondré jamás en estado de brillar; ahora quiere irse a su provincia. Mi primo ha dejado a la joven persona que él entretenía. Mi tío ha dado en la devoción; ha sido en vano que yo he pretendido hacerle entender la razón. Adiós, mi querida amiga, hasta otra posta; ce-so, porque me traen un domino nuevo a ensayar.< Acabó Nufio de leer, diciéndome: - <,Qué has sacado en íimpio de todo esto? Por mi parte, te aseguro que antes de humillarme a preguntar a mis amigos el senti-do de estas frases, mg, hubiera sujetado a estudiarlas, aunque hubiesen sido precisas cuatro horas por la mafiána y cuatro por la tarde durante cuatro meses. Aquello de medio dia y medio, y que no habia sido dia hasta mediodia, me volvia loco, y todo se me iba en mirar al sol, a ver que nuevo fenómeno ofrecia aquel astro. Lo del deshabille también me apuró, y me di por vencido. Lo del bonete de noche, o de dia, no pude comprender jamás que uso tuviese en la cabeza de una mujer. Hacer un tour puede ser cosa muy šanta y muy buena, pero suspendo el juicio hasta enterarme. Dice que leyó de la Zaira unos ocho versos; sea enhora-buena, pero no sé que es Zaira. Mr. de Lavanda, dice que vino; bien venido sea Mr. de Lavanda, pero no le conozco. Empezó su toileta; esto ya lo entendi, gracias a mi sobrino que me lo explicó, no sin bastante tra-bajo, según mis cortas entendederas, burlándose de que su tío es hombre que no sabe lo que es toileta. También me dijo lo que era modista, piquete, maistre d'hotel y otras palabras semejantes. Lo que nunca me 390. Spanisch: Etymologie und Geschichte des Wortschatzes 451 pudo explicar de modo que acá yo me hiciese bien cargo de ello, fue aquello de que el jefe de cocina era divino. También lo de matar el tiempo, siendo asi que el tiempo es quien nos mata a todos, fue cosa que tampoco se me hizo fácil de entender, aunque mi interprete habló mucho, y sin duda muy bueno, sobre este particular. Otro amigo, que sabe griego, o a lo menos dice que lo sabe, me dijo lo que era misántropo, cuyo sentido yo indagué con sumo cuidado por ser cosa que me tocaba personalmente; y a la verdad que una de dos: o mi amigo no me lo explicó cual es, o mi hermana no lo entendió, y siendo ambos casos posi-bíes, y no como quiera, sino sumamente posibles, me crco obligado a suspender por ahora el juicio hasta tener mejores informes. Lo restante me lo entendi tal cual, ingeniándome acá a mi modo, y estudiando con paciencia, constancia y trabajo». A principios del siglo XIX se desenvuelve el dis-curso constitucional siguiendo pautas francesas y antifrancesas (Constitución de Bayona^ 1808; Constitution para la nation espaňola, de Álvaro Flórez Estrada, 1809; Constitución de Cadiz, 1812). En 1855 ve la luz el abultado Diccionario de galicismos del venezolano Rafael Maria Ba-ralt, de quien dice Eugenio Hartzenbusch en el prólogo que «trata de guiar a nuestros autores por un camino medio, atinado y seguro. No proscribe todo lo nuevo; escoge, si, de las no-vedades las que tiene por utiles; no patrocina ciegamente lo antiguo, antes rebusca los que le parecen defectos hasta en los autores más ve-nerables». Y la afluencia continúa hasta hoy, como demuestran las repetidas observaciones sobre galicismos (cf. p. ej. Casares 1944). A partir del siglo XIX aparecen también el inglés como manantial para la renovation del léxico. Su influencia se debe al prestigio de las costumbres inglesas en el siglo pasado y al pro-greso tecnológico y material de EE.ÜU. des-pués de la segunda guerra mundial. No se ha estudiado el posible papel de transmisora de anglicismos desempefiado por la emigration liberal a Inglaterra. Entre los textos en un espa-ňol muy esmerado de los No me olvides de Jose Joaquin de Mora se deslizan por ejemplo el Diorama (de Londres; 1824) y la antélope (1828). Cuando Álvaro Flórez Estrada en su Curso de economía politico (1828) utiliza la voz maquinaria (de las manufacturas, BAE 112, 103), está traduciendo a Malthus (y por lo tan-to la indication de la primera documentation de la palabra por el D CECH - Tosca 1708 - es desorientadora, porque el padre Tosca sólo quiere proponer esa denomination para susti-tuir el término tradicional de arte mecánica 'las artes no liberales'). Sin embargo, las voces de origen ingles a menudo han venido y siguen vi-niendo por mediation francesa. Por ejemplo en la Instruction para el pueblo (Madrid, 1851) en-contramos en el tratado de meteorológia la mo- derna clasificación de las nubes: estracto (o nube prolongadd), cirro (o cola de gato de los marineros), cirro-estracto, cümulo (o nube de estid), cirro-cumulo, nimbo. Esta terminológia se remonta al fisico inglés Luke Howard (The Modifications of Clouds, 1803), citado en el texto. Pero como estos tratados de divulgation están casi todos tradueidos del francés habrá que su-poner mediation francesa. También existe la competencia de términos sinónimos, como ordenador (< fr. ordtnateur) y computador(a) (< ingl. computer). Hoy abundan los anglicismos en el mundo del consumo (catsup, hiper-mercado, poster, etc.) y en el mundo empresarial (cajero-automätico, cash-flow, marketing, etc.) (Pratt 1980, 75-76; -* 380,3, 4.2.). Los contactos reguläres con el mundo italia-no datan del siglo XIII. Desde ese siglo hasta el XVIII varios estados y territorios italianos de-pendieron de los monarcas aragoneses y espa-fioles. Ya en los siglos XIII-XIV los genoveses desempeňan un papel preponderante en el de-sarrollo del comercio y de la marina castellana. El genovés Gil Bocanegra sirvió como almiran-te a Alfonso XI y a Enrique de Trastámara. En el siglo XVI los genoveses Espinola, Centurion y Lomelino fundaron linajes en Sevilla. En el siglo XV empieza la influencia italiana en las artes. Entre 1430 y 1460 ífiigo Lopez de Mendoza, marqués de Santillana, escribe los sonetos «al itálico modo». Muchos artifices espafioles pasaron a Italia a estudiar y trabajar, maestros italianos trabajaron en Espaňa. En las Bellas Artes los primeros propagadores de los coneeptos renacentistas italianos fueron los es-cultores y pintores Alonso-González de Berru-guete (ca. 1490-1561) y Gašpar Becerra (1520-1570), ambos discipulos de Miguel Angel, y el maestro platero Juan de Arfe y Villa-faňe (1535-1595). No es pues de extrafiar la copia de voces comerciales, náuticas (Metzeltin 1970, Eberenz 1975) y artisticas de origen ita-liano. Valgan dos ejemplos. Por lo menos desde principios del siglo XIV (hasta el XVIII) se im-porta de Italia y en particular de Génová un género de peseado semejante a la sardina en jarras o barriles y con él su denomination ge-novesa anchoa (Mondéjar 1977, 220-226). En sus Comentarios de la pintura dedicados a Felipe II, el pintor Felipe de Guevara, citado por Antonio Ponz en su Viage de Espaňa (t. XVI, Carta primera, 1791), nos explica el origen ita-liano de la voz grotesco: 143 «El Grotesco es un género de pintura, el qual aunque conste de lineas y colores, á rigor no se puede llamar pintura; porque la pintura es imiíacion, como en el principio hemos dicho, de alguna cosa natural, que es ó puede ser; y por el contrario, el grotesco Consta de cosas que no son, ni pueden ser, pues en si con- 452 VI. Sprachen und Sprachgebiete: Spanisch tiene tantas' diversidades de monstruos é imposi-bilidades». 144 «Este género de pintar semejantes fantasias no se puede llamar antiguo; esto es, del tiempo de los Grie-gos, pues segun Vitruvio se entiende debió tener principio en tiempo de Augusto Cesar: ni hay en la edad de los Artifices insignes memoria, ni rastro de él, ni creo se admitiera de ninguna manera entre aquellos antiguos, cuyas imaginaciones y meditaciones respon-dian á ánimos bien medidos y compuestos, cosas tan fuera de términos, y que en tanto grado pasasen los límites, y concierto de la naturaleza sabia y discreta en obrar todas las cosas que cria con peso, razon, y cuen-ta á quien los Pintores, como principal objeto, han de tener delante para la imitacion». 145 «A este género de monstruos, é imposibilidades han puesto en estos tiempos nombre de Grotesco; la causa debe ser por haber aparecido en nuestros tiempos este género de pintura en edificios antiguos de Nápoles, y Roma debaxo de tierra, en cuevas, ó bó-vedas, que los Italianos llaman Grotte, de donde de-rivaron el nombre de Grotesco». En el contexto de los italianismos sería intere-sante ilustrar la formación de la terminológia náutica espaňola como reflejo del choque e in-tegración de dos tecnologías diferentes, la me-diterránea y la atlántica, como se echa de ver por la existencia de dobletes como tramontana/ norte, fusta/navlo, brújula/aguja, escandallo/ sonda, timónjleme, antena/verga, zahorra/lastre, etc. La expansion del castellano por territorios vastos y lejanos ha originado, por inffuencia de substratos, tendencias arcaizantes e innovado-ras, variedades regionales, entre otras en Aragon, Murcia, Andalucía, Extremadura y America (-» 393^402). La conciencia de la existencia de variedades regionales ya está plenamente desarrollada en el Diálogo de la lengua de Juan de Valdés (I). En ellas aparecen voces que no pertenecen a la lengua estándar. Pese a las no infrecuentes reconvenciones - v. gr. contra los aragonesismos o los andalucismos en el habla castellana (cf. Frago 1989; Casares 1944, 172-173)-, los autores literarios en busca de ex-presividad no desprecian los regionalismos, ayudándoles con la utilización en sus obras a adquirir carta de naturaleza en el espaňol estándar: Ramón J. Sender emplea aragonesismos (batiaguas 'paraguas', cajigo 'roble', faja 'trozo de tierra largo y estrecho', etc., cf. Vazquez 1988; ya Autoridades recoge muchos aragonesismos, —»402, 3.2.1.), Ricardo León, que pasó su infancia en Malaga, andalucismos de origen árabe (alcacel 'cebada', azarbe 'canal para el riego', almazara 'molino de aceite', etc., cf. Casares 1944, 172-173; los mapas del ALEA ensefian que los arabismos se concentran en el sur y el este de Andalucía), Rómulo Gallegos los venezolanismos (botiquinero 'propietario de una tienda de vinos al por menoť, arepa 'torta de maíz', bordona 'la hija más joven', etc.). Para determinar los americanismos Haensch/ Werner (1978, 23-25) utilizan los siguientes cri-terios contrastivos: a)«un concepto se expresa con diferentes sig- nificantes léxicos en el espaňol peninsular (EP) y en el de America» (EA) (baňera/ba- ňadera, tiná); b) «una unidad léxica formal del E A no existe en el EP, que sólo puede expresar el concepto en cuestión por perífrasis» (cortarse el pe- lojpeluquear); c)«al mismo significante léxico corresponde distinto valor denotativo en EP y EA» (cal- cetines (de hombres), medias (de mujer)/me- dias (de hombre y mujer)); d)«al mismo significante formal puede corres- ponder diferente valor connotativo en EP y EA» (čulo: vulgar/tabuizado); e) «una voz puede tener en EP y en EA la mis-ma denotación, pero presentar diferencias de uso del EA frente al del EP en cuanto a su gama de aplicaciones» (en Colombia se pre-gunta a una persona por la maňana: iCómo amanecióT); f) «una voz puede tener diferente construction gramatical en EP y EA» (la sartén/el sartén); g) «una voz puede tener una frecuencia mucho más elevada en EA que en EP» (hermoso, guapo, majo/lindo). La aceptación de regionalismos origina los fe-nómenos de geosinonimia (tiesto/maceta, almi-rez/mortero, alhucema/espliego, etc.) que enri-quecen las posibilidades estilisticas de una lengua (Colon 1981). Para visiones de conjunto de los diferentes componen-tes del vocabulario espano! remitimos a: Prerromanismos: Hubschmid, Johannes, Lenguas prerromanas de la Peninsula lbérica. A. Lenguas no indoeuropeas. 2. Testimonies románicos, ELH 1 (1960), 27-66 (= 1960a); Hubschmid, Johannes, Lenguas prerromanas de la Peninsula lbérica. B. Lenguas indoeuropeas. 2. Testimonies románicos, ELH 1 (1960), 127-149 (= 1960b); Garvers, Fritz, Die vorrömische Toponymie Nordspaniens, Diss. Münster 1961 (publicada en 1964). Léxico latino común: Iordan, Iorgu/Manoliu, Maria, Manual de lingüistica romänica, Madrid, Gredos, 1972, §453-479. 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Asi lo reconoce Nebrija: «los vocablos juntamente nacen y mueren con las cosas; más aún, tanto puede el uso y desusanca que, permaneciendo las mes-mas cosas, unos dellos echa en tinieblas y otros saca a luz» (citado por Mondéjar 1983, 432). Los vocablos «s'envegecen», observa Marco en el Diálogo de la lengua de Juan de Valdés (V). Tanto Bernardo Jose de Aldrete en Del origen y principio de la lengua castellana ô romance que oi se usa en Espaňa (1606; II, 6) como Gregorio Mayans y Siscar en sus Origenes de la lengua espaňola (1981/1737; §206) nos ofrecen mues-tras de «vocablos antiguos (...) que vsaron los passados» (Aldrete) o «palabras antiguadas» (Mayans). Desde esta perspectiva constituye un buen repertorio el Vocabulario medieval castellano de Julio Cejador y Frauca (Madrid, Hernando, 1929). Para adaptarse a las nuevas exigencias ma-teriales, sociales y estéticas una lengua necesita continuamente de voces nuevas. En el citado Diálogo de la lengua (V) afirma y pregunta Marco: «Esto es verdad, que ninguna lengua ay en el mundo a la qual no estuviesse bien que le fuessen afladidos algunos vocablos, pero el ne-gocio stá en saber si querríades introduzir éstos 454 VI. Sprachen und Sprachgebiete: Spanisch por ornamento de la lengua o por necessidad que tenga dellos», a lo cual contexta Valdés: «Por lo uno y por lo otro». Y Fernando de Herrera, en las anotaciones a las Obras de Gar-cilaso de la Vega, propone (Viňaza 1893, n.° 1580): «Licito es a los escritores de una lengua valerse de las vozes de otra; concede se les usar las forasteras, i ad-mitir las que no se an escrito antes, i las nuevas, i las nuevamente fingidas, i las figuras del dezir, pas-sandolas de una lengua en otra. i quiere Aristoteles que se admitan en la poesia vozes estrangeras, i que se méscle de lenguas; para dar grácia a lo compuesto i hazello mas agradable, i mas apartado del hablar co-mun. porque, como el dize en el libro terzero de la retorica, las diciones estrafias házen que la oracion paresca mas grande, como se ve en los peregrinos i estrangeros, que los ombres los admiten, i se les afe-cionan mas, que a los suyos; i assi es de parecer que se haga peregrina la oracion. porque los ombres admiran las cosas estrňas i agenas; i todo aquello, que engen-dra admiracion, es suave, pero esto se entiende en la poesia». En el siglo pasado Rufino José Cuervo, en el capítulo IX de sus Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano 01867), estudia detenidamen-te la formación de acepciones nuevas y en los capítulos XII-XII la formación de voces nuevas. Hemos visto (5.) que sólo una parte relati-vamente pequefia del vocabulario es patrimonial, los cuatro quintos han sido creados desde los orígenes del idioma. Los inventores de voces nuevas son individuos que quedan en general anónimos. Dieron seguramente contribuciones importantes al enriquecimiento del caudal léxi-co y semántico castellano los notarios de los siglos XII y XIII que empezaron a redactar los documentos en romance, los traductores de la corte de Alfonso el Sabio, los poetas cultos del primer Renacimiento (Santillana, Mena, Gar-cilaso), los ilustrados economistas asturianos (Campomanes, Jovellanos, Flórez Estrada), los grandes novelistas realistas (F. Caballero, Pérez Galdós, Valéra, Pereda, Palacio Valdés, Pardo Bazán, Clarín) y los pensadores europeizadores de la primera mitad de nuestro siglo (Ortega y Gasset, Pérez de Ayala). A partir de la época moderna se vuelven con más frecuencia conocidos los inventores de nuevas palabras o acepciones. En su Genio de la história (1651), Fr. Gerónimo de San José nos refiere acerca de los Argensola (Viňaza 1893, n.° 1748): «Osó Lupercio introducir en nuestra lengua la voz latina hämo, que entre otras cosas significa e] anzuelo, usándola en esta significacion nunca hasta entonces conocida en nuestra lengua; pero de tal manera la co-locó, que nadie, que el espafiol no ignore, puede igno- rar lo que allí significa esta nueva voz. Hablando del que cayó en los lazos de una perdida mujer, dice: El triste ya, cual pez asido al hämo, ó como ciego pájaro que viene, llamado con el son de su reclamo. iQuién dudará que allí hämo significa el anzuelo"} Con la misma destreza usó su gran hermano Bartolomé de la voz implume, novísima en nuestra lengua, que en la latina quiere decir sin plumas; epíteto propio de los polluelos ó pajarillos, á quien aún no les han nacido, y decimos estar en pelo malo. Poniendo un símil del ruisefior, cuando tiene los hijuelos en el nido, dice: Ansí en la fe del bosque Filomeno al álamo que al čaro nido abriga, de sus IMPLUMES pajarillos vuela. Estas, que son osadías poéticas de los más nuevo y extraňQjsn nuestro idioma, pero raras y claras en estos autores, enseňan el tiento y destreza con que se debe introducir y usar la novedad de los vocablos». En su carta erudita Introducción de voces nuevas Fray Benito Feijoo propone: «Diranme acaso, y aun pienso que lo dicen que en otro tiempo era licito uno u otro recurso a los idiomas extrafios, porque no tenia entonces el espafiol toda la extension nečesaná; pero hoy es superfluo, porque ya tenemos voces para todo. iQué puedo yo decir a esto sino que alabo la satisfacción? En una clase sola de objetos les mostraré que nos faltan muchísimas voces. iQvLt sera en el complejo de todas? Digo en una clase sólo de objetos, esto es, de los que pertenecen al pre-dicamento de acción. Son innumerables las acciones para que no tenemos voces ni nos ha socorrido con ellas el nuevo diccionario. Pondré uno u otro ejemplo: no tenemos voces para la acción de cortar, para la de arrojar, para la de mezclar, para la de desmenuzar, para la de excretar, para la de ondear el agua u otro licor, para la de excavar, para la de arrancar, etc. £Por que no podře, valiéndome del idioma latino para sig-nificar estas acciones, usar de las voces amputación, proyección, conmixtión, conmisección, excreciôn, un-dulación, excavación, avulsióríl». Los modernos términos filosóficos falsar y falsabilidad se deben a Victor Sánchez de Zavala (cf. Jorge Wagensberg en El Pais del 8-V-89): «La misma maňana de la publicación en estas páginas del articulo de Mario Vargas Llosa Karl Popper, al dia, unos alumnos de la facultad me abordaron preo-cupados por la necesaria falseabilidad de la ciencia. . No ha-bían oído jamás la palabra falsar, y sin embargo se fueron aliviados. Entiendo que Vargas Llosa evita los términos de falsar y falsabilidad, no por recházar la propuesta de Vietor Sánchez de Zavala (consagrada ya en todas las buenos traducciones), sino por traducir directa y des-preocupadamente de Popper Falzifizierbarkeit o falsi-fiability. Pero en nuestro idioma la palabra falsear está atiborrada de falsi ficación, de adulteración, de enga-ňo; de mala idea, vamos. A lo largo de su texto, mi 390. Spanisch: Etymologie und Geschichte des Wortschatzes 455 admirado Vargas Llosa conjuga el verbo falsear sin confundirlo nunca con esta carga semántica, pero no puede evitar arrastrarla y, quizá por eso, sus argu-mentos se desvían también un poco de la diana pop-periana». Los extranjerismos que adquieren carta de na-turaleza son adaptados poco a poco a las estrueturas fonéticas y morfológicas del espafiol, como ya hada notar Mayans (1981/1737, §108) a propósito de la introducción de voces amerindias: «La sola dištancia del Lugar tampoco impide que las Naciones de varias Lenguas, aunque mui alejadas unas de otřas, se comuniquen muchas Voces, i aun los idiomas, como se traten mucho; como suele suceder siendo la comunicacion por el Mar, el quäl por medio de la navegacion facilita el comercio. Assi por el que tienen los Castellanos con las Indias Occidentales, i los Portugueses con las Orientales; unos, i otros han introducido sus Lenguas en todos los Paises, que han dominado en las Indias. I tambien unos, i otros hemos recibido de ellas muchas Voces, con que significamos las cosas que nos han venido de ella, como Algodôn, Bejuco, Curamaguei, Escuerzonera, Guayacan, Ibana, Leucoma, Manati, Pinipinichi, Quina, Sassafras, Ta-baco, Vicuna, i otřas muchissimas de que se puede for-mar un util, i curioso Diccionario. Pero estas mismas Voces están mui desfiguradas de su primitiva confor-macion, como se puede observar en la palabra, Chocolate, que viene de Cacahuquahuitl. I no es mucho que las desfigurěmos tanto, porque fuéra de que tenemos ocho Letras de que carecian los Indios; es genio de todas las Naciones caracterizar las Voces recibidas, segun la costumbre de pronunciar, para suavizarlas mas, cada qual a su manera». Los cultismos presentan entre otros el proble-ma de la adaptación de los grupos consonánti-cos cultos (dino o dignol, -> 388, 8), los arabis-mos el de las velares {aleachofa < jaršufa, pero alforja < jury, cf. Steiger in ELH2, 1967, 113-126), los galicismos el de las palatales (icliché (lengua hablada) o clisé (como propone la RAE)?, cf. Pottier, Bernard, Galicismos, ELH 2, 1967, 141-145). Los anglicismos han agudizado el problema de la traducción de los compuestos (business science < iciencias de los negocios, ciencias de la empresa o ciencias em-presarialesl, cf. Pratt 1980, 83-84 y, más en general, 119-160) y de un nuevo esquema de plural nominal (iclubs, clus o clubesl, cf. Lorenzo 1966, 48-58, y Haensch 1980/1981, 508-510). Las palabras menos usuales o inexpresivas pue-den ser relacionadas formal o semánticamente con y adaptadas a otras de empleo más familiar y de sentido más expresivo (etimología popular): ante + OSTIANU > antuzano, + alto > alto-zano, ferruculum > ferrojo, + cerrar > ce-rrojo; murellum fractum > Murello fracto > Murillo el Fruto (topónimo; Oliver Asín 1941, 163-164). La búsqueda de un término adecuado puede proceder por tanteos, que es lo que aconteció cuando se introdujeron los ferrocaxriles (1837 La Habana-Bejúcal, con técnicos estadouni-denses; 1848 Barcelona-Mataró, construido por una firma inglesa; 1851 Madrid-Aranjuez, con material y asesoramiento francés y británico). Para la designation general de la nueva empresa encontramos en las revistas, boletines y diccionarios de la época caminos de hierro (1826; BAE 210, 239), caminos de locomotoras (1845), caminos en rails (1844), carril de hierro (1845),/é>/T0cam7(1844), víasférreas (\870); caminos de hierro predomina hasta 1870, cuando cede el paso a ferrocarril. Para la máquina motriz alternaron aparato locomotor (1844), carruage de vapor (1844), locomotiva (1844), locomotor (1844), locomotora (1845), locomotriz (1851), máquina (1840-1841), máquina locomotiva (1844), máquina locomotora (1840-1841), máquina locomotriz (1845), motor (1845); en un primer tiempo se había impuesto máquina. En conclusion podemos decir que la lengua espafiola sabe adaptarse muy bien a los cam-bios económicos y sociales y que, pese a las dia-tribas puristas (cf. el reciente libro La oratoria parlamentaria de Luis Maria Cazorla, Madrid, Espasa-Calpe, 1985, 144-147) - sin embargo utiles como incentivos para el cultivo de la lengua -, renueva regularmente su vocabulario. Si en el empleo de extranjerismos los hablantes pasan de la raya llevan el escarmiento eficaz de los humoristas: viSalen la Crítica y Crítico muy petimetres). Crítico. Y bien, madama, esta noche Í,cómo sale usted del juego? Crítica. He venido ä perder nueve Pesetas, que nice de resto; bien que me es indiferente. Crítico. Pues tuvo usted con don Pedro una mano remarcable. Crítica. Interesante era, pero, veritablemente, á mi no me hace placer que estemos jugando dos ó tres horas, y el cacho es juego molesto y anviante, además que mal á propósito pienso es gastar todas las noches en quitarnos el dinero. Crítico. Esas son plesanterías de madama, que el objeto primero es el de la tertulia, y con el permiso vuestro yo lo haré venir enjuicio Crítica. Sí, es menester que pensemos en más útil proyección, que meprisable el intento de que el juego se establezca. Crítico. Yo salir garante quiero de esta interpresa. Seňora, 456 VI. Sprachen und Sprachgebiete: Spanisch este modo de bracero es antiguo. Crítica. Vaya á la francesa, que es más moderno, ya que me hacěis el honor. Hidalgo. La lengua les cogió á éstos la móda, pues sólo hablan galicismos. (Tose.)» (Raraón de la Cruz, El Hospital de la Móda, 1762). 7. Bibliografia Aldrete, Bernardo José de, Del origen y principio de la lengua castellana ô romance que oi se usa en Espaňa, Madrid, CSIC, 1972 (1606). Alonso, Martin, Enciclopedia del idioma. Diccionario histórico y moderno de la lengua espaňola (sighs XII al XX). Etimológico, regional e hispanoamericano, 3 vol., Madrid, Aguilar,"l982 (reimpresión; '1958). 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Namenkategorien 8. Namenbildung 9. Bibliographie 1. Vorbemerkungen Die „spanischen" Personennamen müssen im Zusammenhang mit den Namen der übrigen iberoromanischen Sprachräume gesehen werden. Das betrifft sowohl die Herausbildung des Systems der Namengebung, die sprachlichen Mechanismen der Namenbildung wie die ety- 300 aňos en que se hizo Castilla, Madrid, Siglo ilustrado, 1969-1970. Pfister, Max, Einführung in die romanische Etymologie, Darmstadt, Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 1980. Pozuelo Yvancos, Jose Maria, El lenguaje poético de la Urica amorosa de Quevedo, Murcia, Universidad, 1979. Pratt, Chris, El anglicismo en el espaňol peninsular con-temporaneo, Madrid, Gredos, 1980. Salva, Vicente, Nuevo diccionario de la lengua castellana, Paris, Salva, 21847. Sarrailh, Jean, La Espaňa ilustrada de la segunda mitad del siglo XVIII, Mexico, Fondo du Cultura Eco-nómica, 1957. Serís, Homero, Bibliografia de la lingüistica espaňola, Bogota, ICC, 1964. 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Jahrhundert unter ausschließlich spanischem Druck) und die katalanische werden ebenso wie die portugiesische Onomastik in getrennten Abschnitten behandelt (-»351, 412, 448). Die Namengebung der Iberoromania ist wiederum in ihren allgemeinen Zügen nicht von der Westeuropas zu trennen, weshalb an dieser Stelle nur knapp auf die äußere Geschichte eingegangen und pauschal auf die entsprechende Zusammenfassung verwiesen wird (-* lila). Nicht besonders behandelt wird die Namengebung der von Spanien ausgehenden Romania Nova (-* 111b): die Familiennamen sind als solche nach Lateinamerika exportiert worden, die komplexe, vor allem auch von ethnischen Gegebenheiten und „Moden" abhängige Welt der Vornamen müßte ge-