Capííulo XVIII ROLAND BARTHES (19154980) Y LA NOUVELLE CRITIQUE L CARACTERÍSTICAS GENERALES DE SU OBRA La obra del que puede considcrarse representante más significative) de la nouvelle critique, Roland Barthes, es muy rica, tanto por su objeto -ha escriio sobre literatura, publicidad, eine, nuisica. moda...- como por sus intereses y orientaciones (lingüistica, politica, filosoü'a. psicoanálisis, teória literaria...). Dejando aparte sus numerosos articulos en distintas revistas, pueden citarse los siguientes libros: Le Degré zero de ľécriture, 1953; Michelet, 1954; Mythologies, 1957; Súr Racine, 1963: Essais critiques, 1964; Critique et Vérité, 1966; Systeme de la mode, 1967; S/Z, 1970; U Empire des signes, 1970; Sade, Fourier, Loyola, 1971; Le plaisir du texte, 1973; Roland Berthes par Roland Barthes, 1975; Fragments ď im di scours amou-reux, 1977; Lecon, 1978; La chambre claire, 1980. A su obra se han dedicado monografías como las de Stephen Heath (1974). Jonathan Culler (1983) o Vincent Jouve (1986); y las revistas espeeializadas le han consagrado números monográficos: Magazine littéraire, 1975: Poétique. 1981: Communications. 1982; Critique, 1982. Una bibliografia de los eseritos de Roland Barthes. entre ] 942 y 1982, puede encontrarse en T. Leguay (1982). Existe ya una edíciou francesa de sus obras completas. Aunque pueden dibujarse líneas configuradas por intereses y formas de enfocar ias cuestiones que están presentes en toda la obra, sin embargo hay e'pocas en que se hacen más patentes unas que otras. En ešte scníido, en la obra de Roland Barthes se pereiben tres grupos más o raenos bien delimitados: trabajos publieados antes de 1960, los dados a conoeer en la década de los 60, y obra apareeida en los anos 70. Si el primer grupo se earacteriza por una orientación más sociológica o temática, en un sentido amplio que incluye la psicología, el segundo representa eítrabajo del profesor que se siente eornprometido con el estructuralismo y anima toda clase de investi-gaciones técnicas de la forma literaria; el terčem es claramente iniciador del postes-tructuralismo. y más que la semiología es la teória del texto, en sentido amplio. la que se hace protagonista de sus intereses. Pero toda clasificación tiende a simplificar quizá demasiado las cosas, porque en la primera etapa se encuentra ya un pensamiento sobre la escritura que no va a desaparecer de la obra posterior de Barthes, o una definiciôn del mito como sisiema connotativo que va a estar muy presente en la definiciôn de la literatura en sus posteriores Elementos de semiología, por ejemplo. La idea cle mito que iuego se expondrá en El mito hoy, ensayo final cle Mitologías, se encuentra ya en Ei guido cero de la escritura, donde se lee, por ejemplo. para refe- 276 José Domínguez Caparrós rirse a la pretension de valor universal que la burguesia da a su moral: "Este es pro-piamente el mecanismo del mito, y la Novela -y en la Novela, el préterita indefinido-, son objetos mitológicos, que superponen a su intenciou inmediata, el recurso segundo a una dogmática, o mejor todavía, a una pedagogía, ya que se trala de entregar una esencia bajo la forma de un artificio" (1953: 28) [Subrayamos], La forma que adopla la organizáciou de muchos trabajos de Barthes en fragmentos temáticos está ya en su libro sobre Michelet (1954). El Barthes de la e'poca más fríamente estructuralista no olvida nunca la referencia al compromiso de las formas con la socie- dad de que ya hablaba en El grado cero de la escritura. Véase, si no, el párrafo final de su prescntación historka y sistemática de la retó-rica. Nuestra literatura, dice Barthes, formada por la relórica, ha salido de una practica politico-judicial, donde tienen lugar la mayoría de los conflictos sociales. Ľs revo-lucionario, entonces, olvidarse del lado retórico de la literatura y reivindicar una nucva practica lingiiística con el nomnre de texto, escritura (COMMUNICATIONS, 16: 223). El trabajo de Julia Kristeva (1971), Comment parier ä la líttéralure, recogido en Polylogue (1977: 23-54) es bien elocuente respecto a la unidad y perseverancia de unas constantes en el pensamiento de R. Barthes. Por lo demás, este trabajo de Kristeva es una bucna exposición de la obra barthesiana, y su significado leórico. Un somero repaso a cada uno de sus libros nos dará una idea más aproximada de su quehacer. IL PRIMEROS TRABAJOS LE DEGRÉ ZERO DE ĽÉCRITURE Le de g ré zero de ľécriture, 1953, se endende en la linea del pensamiento de Sartre sobre la situación social tie la literatura y la responsabilidad del escritor ante la história, aunque esta responsabilidad se hace depender de la "forma". Discute los concep-tos de lengua -lo general, el horizonte natural del escritor-, estilo -lo individual, producta de la persona biológica- y escritura, que es un acto de solidaridad historka, "/■■■/ la relation entre la creation y la sociedad, el lenguaje literario transformácia por su destino social, la forma captada en su intention hurnana y unida asi a las grandes crisis de la historici" (1953: 14). R. Barthes lo dice claramente al final del prologo: "Lo que se pretende aqui [...] es afirmar la existencia de una realidad formal independiente de la lengua y del estilo: es tratar de mostrar que esta terceta dimension de la Forma ala también, no sin un suplemenlo trdgico, al escritor con la sociedad; es, por fin, hacer sentir que no hay Literatura sin una Moral del lenguaje" (1953: 10). fCitamos por la edición de Col. Points, Paris, Seuil, 1972. Las traducciones son nuestras.] Un comentario de los con-ceptos de lengua, estilo y escritura de Barthes en este trabajo. puede verse en Maurice Blanchot (1959: 301-303). Alii califica la obra de Barthes como "uno de los pocos libros en que se inscribe el porvenir de las letras" [pág. 301J. LI mismo Barthes acla-ra su conccpto de escritura cuando habla del mito como sistema connotativo, y dice que la escritura, tal como la caracteriza en El grado cero de la escritura, es el signifi-cante del mito literario, "es decii; como una forma ya plena de sentido y que recibe del concepto de Literatura una signification nueva" (1957: 221). La crisis moral del lenguaje que se produce hacia 1850 no es más que el descubrimicnto de la escritura como Teória de la literatura 277 signiíicante, y de la literatura como significación; y la subversion de Ja escritura es el acto por el que algunos escritorcs quieren negar la literatura como sistema mítico. Después de tratar de las escriíuras políticas, de la novela y de la poesía, en la segun-da parte se esboza lo que sería una história de la escritura francesa, la reiación entre !a forma literaria y la ideológia: burgues a en la escritura clásica y romántica; peque-fioburguesa en el realismo; y, por fin, crisis ideológicas que llevan o al silencio o a la escritura blanca, neutra de la modernidad -no marcada por el sentimiento ni la indivi-dualidad-, como puede ilustrar la novela de Camus, El extranjero. La tesis central de R. Barthes acerca de la história de la escritura, puede resumir-se con sus mismas palabras: "Se vera, por ejemplo, que la unidad ideológica de la bur-gnesía haprodueido una escritura única, y que en los tiempos burgueses (es decii; cice sicos y wmánticos), la forma no podía estar desgarrada porque la conciencia no lo estaba; y que, al contrario, desde el momenta en que el escritor ha dejado de ser un testigo de lo universal para convertirse en una conciencia desgraciada (hacia 1850), su primer gesto ha sido elegir el compromiso de su forma, ya asumiendo, ya recha-tando la escritura de su pasado. La escritura clásica, pues, ha estallado y la Literatura entern, desde Flaubert a nueslros días, se ha convertido en una problemática del len-guaje" (1953: 8). MICHELET Su siguiente libro, Michelet, 1954, intents, en palabras del mismo Barthes, "reen-contrar la estructura de una existencia (no digo yo de una vida), una temáíica, si se quie-re, o mcjor todavia: una red organizácia de obsesiones" (1954: 5). Por eso, el libro dista de ser una biografia al uso del historiador francos del siglo XIX, Michelet, y presenta una de las formas más frecueníes en la escritura de Barthes: el fragmente con título abso-lutamente original acerca de una intuición, un terna, una idea, o una propuesta de clasi-ficación. El mismo Barthes, a continuación de las anteriores palabras, dice que se trala de una pre-crííica, y que las verdaderas críticas, históricas o psicoanalíticas, vendrán después, ya que sólo pretende "deseribir una unidad". En Roland Barthes par Roland Barthes dice que el calificativo de preerítica que da a su erítica teniática en esta obra, no es más que una forma de evitar los riesgos de un enfrentamieato teórico con otras escuelas, "porque el fantasma es deinasiado egoista para ser polémico" (1975: 176). En realidad eseribió sobre los temas porque era lo que 1c apetecía hacer. MYTHOLOGIES En Mythologies, 1957, que recoge textos escritos y publicados en la prensa entre 1954 y 1956, Barthes desmonta la ideológia que subyace en las más variadas manifes-taciones de la cultura de masas. El análisis se apoya en una concepción estructural, inspirada, segťtn confiesa él mismo, en Saussure: las representaciones colectivas deben tratarse como sistemas de signos; el signo mítico, por otra parte, trata de hacer pasar como natural lo que no es más que ideológia, connotación. En el prólogo para la edición de bolsillo de 1970, Barthes proclaim la vigencia de las dos actitudes presentes en Mythologies: si se denuncia, hay que apoyarse en el análisis; y si se hace semiología, tiene que ser erítica, una semioclastia. 278 JOSŔ DOMÍNGUEZ C.APARRÓS Los 53 artículos siguen siendo un moclelo de crítica social, y la agudeza de los aná-lisis no han perdido nadá de su vitalidad. El estudio final, titulado El. mito hoy. explica el mito como lo que Hjelmslev llama-ba un sistema connotativo, es decir, un sistema cuyo significante es un sistema ya constituido -como significante del sistema connotativo funciona la lengua común o cual-quter otro sistema de representación-, y cuya signifieación, para Barthes, es la ideológia burguesa. Lengua Mito 1. Significante 2. Significado 3. Signo [sentido]. I. SIGNIFICANTE [forma] II.SIGNIFICADO [concepto] III. SIGNO [signifieación] En el cuadro están representados los dos sistemas: el de la lengua (con numeración arábiga) y el del mito (con numeración romána). El funcionamiento del sistema mítico consiste en utilizar el signo (sentido) de la lengua de la comunicacion como significante (forma) de otro sistema, en el que hay otro significado (concepto), ya propio del nuevo sistema. y un nuevo signo (signifieación), que es el signo mítico. Ilustremos ešte funcionamiento con la lectura de uno de los ejemplos que pone Barthes: "/...] estoy en la barbería, se me ofrece un numero de Paris-Match. En la poriada, un joven negro vestido con un uniforme fiances hace el saludo militai: con los ojos levantados, fijados sin duda en un plieguc de la bandera tricolor. Este es el sentido de la imagen. Pero, inocente o no, veo bien lo que la imagen me signified: que Francia es un Impéria, que todos sus hijos, sin distinción de color, sirven fielmente bajo su bandera y que no hay mejor respucsta a los detractores de un supuesto colonialismo que el celo con que este negro sirve a sus pretendidos opresores. Me encuentro, pues, aquí también, ante un sistema semiológico ampliado: hay un significante, formado é! mismo ya por un sistema previa (un soldado negro hace el saludo militar fiances): hay un significado (aqufes una mezcla intencionada de francicidad y militari srno); hay jinalmente una presencia del significado a través del significante" (1957: 201). La literatura puede ser caracterizada también como un mito, sobre todo la literatura tradicional, la que no cuesíiona la signifieación "literaria". Dice Barthes: "El consentimiento voluntario en el mito puede, por otra parte, definir toda nuestra literatura tradicional: normativamente, esta Literatura es un sistema mítico caracterizada: hay un sentido, el del discurso; hay un significante, que es este mismo discurso coma forma o escritura; has un significado, que es el concepto de literatura; hax una signifieación, que es el discurso literaria" (1957: 221). TEORÍA DE LA LITERATURA , 279 Todo intento de reducir la literatura a un sistema semiológico simple supone una rebelión contra la Literatura, y esto es lo que hace principalmente la poesía moderna, que intenta transformar el signo en sentido, y tiene como ideal el llegar, no al sentido de las palabras, sino al sentido de las cosas mismas. Los textos citados de Mythologies son traducidos por nosotros mismos de la edi-ción de 1970 en la colección Points. En sus Elementes de semiología, 1964, vuelve Barthes a hablar de la literatura como un sistema semiológico segundo o connotativo. El esquema que emplea en esta ocasión es el siguiente: 2 E R C , í E R C Donde: E = expression; C = coníenido; R = signifieación, relación entre E y C. La definición de Barthes es: "Sc dirá, pues, que un sistema connotado es un sistema cuyo piano de expresión está constituido por un sistema de signifieación; los casos corrien-tes de connotación estarán evidentemenle eonstituidos por los sistemas complejos en los que el lenguaje articulado forma el primer sistema (es, por ejemplo, el caso de la literatura)" (1964: 130). [Es nuestra la traduction del texto eitado, que corresponde a la edition en Communications, 4.| Sobre Roland Barthes. y en especial Mythologies, vease de G. Genette (Figures ľ. 185-204), el trabajo titulado L'envers des signes. HL ETAPA ĽSTRUCTURALISTA En las tres obras comentadas hasta ahora se eneuentra un indice de prácticamente todas las grandes preocupaciones de la obra de Barthes. Con lodo, aunque entre 1955 y 1960 trabaja como investigador de sociológia en el CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique), en 1960 empieza a enseňar en la École Pratique des Hautes Etudes, donde en 1962 es ya director de estudios de "sociológia de los signos, simbolos y represenlaciones". Esto explica el carácter de muchos de los trabajos de estos aŕios; y también la repercusión de los mismos en el ámbito académico. El 14 de mar/o de 1976 es aceptado por la asamblea de profesores del College de France para hacerse cargo de la cátedra de semiología literaria; y el 7 de enero de 1977 pronuncia la leeción inaugural de dicha cátedra. Barthes estará siempre unido, pues, a la história de la semiología. Para esta história son fundamentales los trabajos de Barthes que vamos a comentar a continuación, entre otros. SUR RACINE En efecto, en el libro siguiente, Sur Racine, 1963, puede decirse que está el principle cronológico de lo que va a ser la inštitúciou de la nouvelle critique, porque es esta obra la que orígina una agria polémica con.los eríticos tradicionales -profesores uni-versitarios principalmente-. Los documentos más importantes de esta polémica son la crí-tica publicada por Raymond Picard, especialista en Racine, con el título de Nouvelle critique ou nouvelle imposture, 1965, y la respuesta de Barthes en Critique et vérité, 1966, que constituye un autčntico manifiesto de la nouvelle critique y que parece inte-resante comentar después. 280 Jose Domíngujiz Caparrós Pero volvamos a Sur Racine, que recoge třes estudios ya publicados antes (en 1960, 1958 y 1960 respectivameente): el primero, titulado El hombre raciniano, es, en palabras del mismo Bardies, "una especie de antropológia raciniana, a la vez estructu-raly analítica"; por un lado, la tragédia es vista corao un sistema de unidades y de fun-ciones; por otro, la forma es la del lenguaje del psicoanálisis, lenguaje que según Barthes es el único que conviene para hablar de un hombre encerrado. El segundo trabajo, el más breve, titulado Recitar a Racine, fue publicado con moti-vo de una representación de Fedra, y somete a crítica la forma de interpretar e! teatro de Racine que intenta hacerlo expresivo -subrayando en la recitación ciertas palabras, destacando ciertos versos que están en la "antológia" a que se reduce Racine-, o que trala de que los personajes sean personas vivas y cercanas, como bacia en tal representación Maria Casares. Por el contrario, la mejor forma de conservar a Racine es alejarlo, mantener las distancias. El tercer estudio se titula i História o literatura? y es muy interesante por e! exa-men a que somete la forma tradicional de hacer história literaria: más que el de história, le conviene el nombre de erónica -pues lo que desiaca es el autor, y no un marco general-, y consiguientemente, por tratarse en rcalidad de una sucesión de monografías sobre autores, no se percibe la diferencia entre história y crítica. Sin embargo, en literatura hay dos demandas diferentes: una historka, en cuanto que la literatura es institution; otra psieologica, en cuanto que es ereación. Consiguientemente, son dos las dis-ciplinas que, con mélodos y objetos diferentes, estudian la literatura: "[...] en el primer caso, el objeto es la inštitúciou literaria, el método es el historko en sits desarrollos más recientes; en el segundo caso, el objeto es la ereación literaria, el método es la investigación psicológica" (1963: 139) Al hilo de la crítica a la forma de tratar los historiadores cle la literatura a Racine, se eneuentran algunas propuestas para el estudio de la literatura como inštitúciou que no dej an de tener aclualidad, vistas desde el interes por la recepción. El estudio de la literatura como inštitúciou que parece propugnar, al tiempo que crítica los estudios racinianos, se centrarta en: el medio, el publico, la formáciou inte-leclual del publico, los hechos de mentalidad colectiva -estas son las tareas de un pro-grama de estudio historko propuesto por Luden Fcbvre-; a lo que habria que aňadir, según Barthes, quien opina ahora como lector nadá más: estudio de la retórica clásica, y del concepto de literatura en la época estudiada. La literatura, asi, se ve como una de las actividades humanas -su función y su forma son relativas-, y por eso es objelo de la história: "Es, pues, en el nive! de las [lindanes literarias (producción, cotnunicación, consumo) donde ünicamente puede situarse la história, y no en el de los individuos epic la hart practicado. Dicho de otra manera, la história literaria no es posible nada mas que si se hace sociológiou, si se interesu en las actividades y en las instituciones, no en los individuos" (1963: 146). En cuanto a la caracterización de la aetividad crítica, se anuncian ideas, que luego se desarrollarán en Critique et vérité, sobre la pluralidad de sentidos y la necesidad de hacer conscientes los presupuestos de toda crítica. ESSAIS CRITIQUES En la recopilación de trabajos titulada Essais critiques, 1964, hay articulos publicados entre 1953 y 1963. Destacan por su importancia para la teória literaria los titulados La aetividad estructuralista, 1963; Las dos erítieas, 1963; y i Que es la crítica?, 1963. Teoría DE LA literatura. 281 Asi pues, entre los afios 1963 y 1966, es decir, entre Sur Racine y Critique et Vérité, pasando por Essais critiques, tiene Jugar la presentación publica de la nouvelle critique. Documentos esenciales de esta institucionalización son los escritos de R. Barthes, espe-cialmente los de carácter teórico y programático: el ya comentado ^Historici o literatura'.', los artículos de Essais critiques aparecidos en 1963 que se han mencionado, y la respuesta de Barthes en Critique et Vérité a los ataques de la crílica acadcmica a sus tra-bajos sobre Racine. El resumen comentado de estos trabajos dará una idea de lo que es la nouvelle critique. 1. La actividad estructuralista Este artículo ilustra muy bien los fundainentos de una crítica I i terária inspirada en el estructuralismo, que, explica Barthes, no es por entonces una escuela, ni un movi-miento con sólidas doctrinas. Es preferible hablar de actividad y homhre estructuralistas, caracterizados por un lipo especial de imagination, por la sucesión rcgulada de un cier-to numero de operaciones mentales. El objetivo de toda actividad estructuralista es reconstruir un "objeto", de modo que en esta reconstruction se manifiesten las rcglas de su funcionamiento (las "funciones"). La estructura es un simulacra del objeto, un producta de la actividad del hom-bre estructural, que torna un objeto, lo descompone y lo recompone, producie'ndose, entre los dos tiempos, algo nuevo, que es lo inteligible general. Es decir, se afiade al objeto el intelecto, un sentido basado en las funciones descubiertas entre la operación de descomponer y la de rccomponer. Dos son, pues, las operaciones de la actividad estructuralista: recorte y ensamblaje. Recortar el objeto de estudio equivale a encontrar en él fragmenlos móviles cuya situáciou diferencia! (respecto a otros fragmenlos del misnio objeto) engendra un determi-nado sentido. Estos fragmentos se oponen a los que aparecen en eí mismo objeto (véase aquí la función sintagmática de la lingüi'stica) y a los que podrían aparecer en el mismo lugar (función paradigmatic a). El ensamblaje es la operación por la que se íijan reglas de asociación entre los fragmentos aislados del objeto de estudio. Se trata de mostrar que la aparición de las unida-des obedece a unas normas constructivas, es decir, que el objeto tiene una farma (nor-mas constructivas), y que estas normas constructivas son las que dan el sentido a la obra. Asi se llega a la construction de un simulacra de la obra, simulacra que no devuel-ve el mundo ta! como lo ha tornado, sino que: primero, man i fiesta una categoria nueva del objeto, que es la funeional; y segundo, "saca a plena luz el proceso propia-mente humano por el cual los hombres dan sentido a las cosas". Por eso, en el estructuralismo "lo que es nuevo es un pensamiento (o una 'poética') que busca, más que asignar sentidos plenos a los ohjetos que descubre, saber como el sentido es posible, a queprecio y según qué vías"'. Por eso el hombre estructural podria ser Uamado homo significant (1964a: 218). 2. i Que es la crítica? Explicados los fundamente« del estructuralismo, /,en que consiste la crítica literaria que se inspira en tales presupuestos? Tal es la pregunta a la que Barthes interna respon-der en otro artículo, publicado en 1963 en el Times Literary Supplement y titulado iQué es la crítica? 282 JOSE DOMÍNGUKZ CäPARRÓS Empieza seŕlalando cómo la crítica literaria francesa, durante los quince aňos anteriores a 1963. se inscribe en cl interior de cuaíro grandes "filosofías": existencialismo (Satire); marxismo (Luden Goldmann); psicoanálisis (Ch. Mauron y Bachelard); y, ülti-mamente, estructuralismo o fonnalismo, iniciado en Francia por Claude Lévi-Sírauss en el campo de la antropológia. La crítica estructuralista aprovecha el modelo lingiiístico de Saussure, ampliado por Jakobson, quien en sus comienzos, recuerda Barthes, participó en la escuela crítica del formalisme raso (1964: 253). Dice Barthes que "[...] parece, por ejemplo, posible desarroUar una crítica literaria a par-tir de dos categorías retóricas establecidas por Jakobson: la metafora y la metonimia" (1964a: 253). Cualquiera de los rnenionados principios ideológicos es utilizable y. por tan to, no está en ninguno de ellos la esencia de la crítica literaria. Lo que si es nccesario es confe-sar, y no tratar de ocultar, ti part i pris adoptado. Dice Barthes: "Dado que estos principios ideológicos diferentes son posibles al mismo tiempo (y por mi parte, en cierto modo, suseribo al mismo tiempo cctda tmo de ellos), sin dudá la election ideológica no constituye el ser de la crítica, y la 'verdaď no es su sanción. La crítica es otra cosa que hablar jitsto en nombre de principios 'verdaderos'" (1964a: 254). Conviene destacar la confesión que hace Barthes entre paréntesis porqtie parece que explica precisamente el caracter heterogéneo, variado y rico de su obra. La crítica, al tener que confesar los principios de los que parte, es crítica de la obra y es crítica de si misma, puss "/.../ la crítica no es de ninguna numera una tabla de resultados o un cuer-po de juicios. sino que es esencialmenle una actividad, es decir, una serie de actus intelectuales profundamente inmersos en la existencia historka y subje-tiva (es lo mismo) del que los realiza, es decir los asume" (1964a: 254-255). Y. descendiendo a su estatuto cientíííco, la crítica es discurso sobre un discurso; es tin lenguaje segundo, o metalenguaje, que se e j ere e sobre un lenguaje primero, o lenguaje objeto. Por eso la actividad crítica debe contar con dos clases de relaciones: la reláciou entre cl lenguaje erttico y el lenguaje del autor anali/ado, y la relación entre el lenguaje- obj e t o (el del eseritor) y cl mundo. El caracter estructuralista de la crítica queda de manifiesto cuando Barthes asigna a su tarea un carácter exelusivamente formal, consistenle. no en "descubrir" en la obra o en cl autor analizados algo "oculto", "secreto", "profundo", que hubiera pasado inadvertido hasta entonces, sino en "ajustar" (como un buen ebanista que aproxima, tan-teando inteligentemente, dos piezas de un mueble complieado) el lenguaje que le pro-porciona su época (existencialismo, marxismo, psicoanálisis) con el lenguaje. es decir. con el sistema formal de sujeciones lógicas elaborado por el autor según su propia época. Se trata, no de descifrar el sentido de la obra estudiada. sino de reconstruir las reglas y las sujeciones de elaboración de ešte sentido. En una afirmación que en nuestni opinion mantiene toda su vigencia en estos tiem-pos postestructuralistas. dice Barthes que la obra introduce ''sentido" en el mundo, no "un sentido", y que. en la buena literatura, "la obra nunc a es completamente insignip-cante (rnisleriosa o "inšpirácia"), ni tampoco completamente daru; es, si se quiere. TLORÍA DE LA LľľĽR/VľURA_______ 283 sentido suspendido: se ofrece, en efecto, al lector como un sistema significants decla- rado pero se le escapa como objelo significado" (1964a: 256). A partir de la concepción de la literatura como un lenguaje, sistema de signos, cuyo ser no está en el mensaje, sino en el "sistema", la critica no tiene por qué reconstruir el mensaje de la obra, "[...] sino solainente su sistema, lo mismo que el lingiiista no tiene que descifrar el sentido de unci frase, sino establecer la e stru ctura formal que pernaté que ese sentido sea transtnitido" (1964a: 257). 3. Las dos críticas A partir de aquí, sc entiende el ataque de Barthes contra la critica universitaria, que emplea cl metodo positivista y que se opone a toda la critica de interpretáciou o ide-olôgica, que confiesa el lenguaje con cl que habla de la obra li terária (existencialistuo, marxismo o psicoanálisis). Un primer dcsacuerdo con la critica universitaria, heredera de G. Lanson, ya fue rnanifestado por Barthes en un articulo, publicado en 1963 en la revis-ta Modern Languages Notes, titulado Las dos críticas. Alií se ataca sobre todo el que la critica universitaria no confiese su carácter ideoló-gico, cuando no reconoce su limitación del concepto de literatura, desde el momenta en que la concibc como algo eterno o algo natural, obvio. La critica universitaria, por otra parte, se basa en la analógia entre la obra y la vida del autor, como si la obra tu vi era que expresar forzosamente algo acomecido en la vida del eseritor, con lo que sc ignora el sentido funcional de la obra, que es su úiiiea ver-dad, relativa e historka. Lo que rechaza, en definitiva, es todo análisis inmanente. En cste articulo, Barthes solainente apunta lo que sera su critica posterior y más deta-llada de la concepción de la literatura y de la critica por parte de las teorias tradicionales, de lipo positivista. CRITIQUE ET VÉR1TÉ Es lo que bace Barthes en Critique et Vérité, 1966, donde responde a los ataques de ,1a critica traditional. La importaneia de este pequeňo libro reside en el hecho de que mienia una clara identification de la actitud de la nouvelle critique freute a la literatura. Y hay que considerarlo como el auténtieo manifiesto de la escuela formalista fran-cesa. La polemics empicza cuando Raymond Picard sale en defensa de la critica universitaria y contra la interpretáciou que Barthes hace.de Racine. Picard publica sus objecto-nes en el periódico Le Monde y en un panfleto que lleva por titulo Nouvelle critique on nouvelle imposture, 1965. El ataque de Picard se ve apoyado por toda una reaction, en periódicos y revistas, sobre todo conservadores. que ilustra muy bien el niiedo instinti-vo a todo lo nuevo, con un lenguaje muy tipico, que refleja más lo impulsive que lo rational de ta! actitud. El mismo Barthes (1966: 9-13) da las referencias de los autores y los lugares de aparición de estas críticas. Giros cietalies de la história de la poiémica con Picard. pueden verse en Calvet (1990: 185-190), y A. Yllera (1998). Y un comentario en Michel Charles. Barthes, Picard: line crise (1985: 293-311). 284 José Domínguľz Caparrós A) La crítica traditional Pero describamos mejor un tanto detalladamente la respuesta de Barthes, porque supone plantear nitidamente lo que de nuevo tiene la crítica estructuralista, y lo que de viejo tiene la crítica positivista. En la primem parte de la obra, dedicada a desmontar los principios de la crítica tradicional, Barthes seiiala como caractcristicas de esta crítica: primero, el funcionar según una serie de evidencias, no discutibles, que forman la vera•similitud; y segundo, una incapacidad de crear simbolos. 1. Normas de la "verosimilitud" crítica Por lo que ataiie a la verosimilitud, sabido es que Aristoteles fundaba ésta en la tradíciou, los sabios, la opinion común de la mayoría. Lo verosímil es lo que en una obra o en un discurso no contradice ninguna de estas autoridades. Por otra parte, lo verosímil del critico tradicional no se refleja en declaración de principios, puesto que es lo que cae por su peso; ni tampoco es un metodo, puesto que el metodo es el acto de duda por el que alguien se pregunta por el azar o la naturaleza. Por el contrario, ama las evidencias, que suelen ser normas que se dan de antemano. Estas reglas de la verosimilitud, en 1965, son: la objetividad, el gusto y la claridad. a) Objetividad: lingiiística, psicológica y estructural Priniera gran norma, pues: hay que ser objetivo. Objetivo es lo que existe fuera de nosoíros. Y en la obra literaria, /,qué es esto que existe fuera de nosotros? El critico tradicional dice que en la obra hay fenómenos evidentes, que es posible conocer apo-yándose en las eeriezas del lenguaje, en la coherencia psicológica y en los imperativos de la estructura del genera. Por lo que respecta a las eeriezas del lenguaje, dice Barthes que éstas serian las cer-tezas del diccionario, que da una definición de cada palabra. Ahora bien, el idioma asi fijado no es más que el materia! de otro lenguaje, que es el lenguaje simbólico, el de los scntidos multiples. Efectivamente, la obra tiene un sentido literal (del que se encarga la filológia), pero la cucstión es saber si se tiene derecho, o no, a leer en este discurso litera! otros senti-dos que no lo contradigan. Y a esto no responde el diccionario. sino una decision de eonjunto sobre la naturaleza simbóliea del lenguaje. Por lo que respecta a la coherencia psicológica, es evidente que un psicoanalista la objetivará de forma distinta que un practicante de la psicologia del comportamiento. Y si se apoya uno en la psicologia corriente, hay que tencr en cuenta que esta psicologia está formada por lo que se nos ha ensefiado sobre un autor, con lo que diríamos de él lo mismo que ya sabemos. En cuanto a la estructura del género, ésta depende del tipo de estructuralismo que se adopte (genético, ťenomenológico...). Es decir, que la objetividad a la que se podría llegar por la psicologia o por la estructura, supone que se ha elegido, entre varios, una psicologia y un estructuralismo particulares, por lo que se demuestra que sc trata de interpretar de acuerdo con una teória particular, y no de encontrar una objetividad. Entonces, la unica objetividad posible es la que se basa en el sentido literal del lenguaje, el sentido fijado en el diccionario. Pero esto supone el rcnunciar, por ejem-plo, a una lectura de los poetas evocando. Teoría de la literatura 285 b) El gusto La seguncla gran norma de! crítico tradicional en 1965 es el gusto. Según Barthes, el gusto a que se refiere la crítica tradicional consiste en un sistema de prohibiciones, que vierten de la moral o de la estética. Y ;,de qué prohíbe hablar el gusto? Responde Barthes: de los objetos. Se acusa a la nueva crítica de ser muy abstracto, cuando, en rea-lidad, es muy concrete, pues siempre habla de objetos. Pero es que la verosimilitud crítica llama concreto a lo que es habitual, y, según ella, la crítica no debe estar hecha ni de objetos (son muy prosaicos), ni de ideas (son muy abstractas), sino sólo de valores. Y el gusto, servidor de la mora! y de la estética, confunde lo bello y lo bueno. Este gusto prohíbe hablar al psicoanálisis. c) La claridad La tercera norma de la crítica tradicional es la claridad. Barthes arremete aquí contra el tópico, tan extendido entre la burguesía francesa, de la claridad del francés, y demuestra que la pretendida lengua clara no deja de ser una jerga como otra cualquiera. Cuando se exige que se eseriba claro, se está exigiendo que se eseriba una lengua deter-minada, es decir, se está prohibiendo hablar o eseribir de otra forma. 2. Incapacidad de erear símbolos Junto a la verosimilitud, la segunda característica de la crítica vieja es la incapacidad cle erear símbolos sobre la literatura. Y se prohíbe hablar un lenguaje simbólico en nombre de la especificidad de la literatura. Pero, si no se erea una serie de símbolos, lo único que se puede decir de la literatura es que es literatura. Por el contrario, Barthes defiende que, cťectivamcnle, hay que esludiar las formas de la literatura, pero tambičn hay que ir después a los contenidos. Y, por otra parte, el análisis eslructural de la obra sólo se puede hacer en función de modelos lógicos: la especificidad de la literatura sólo se puede postular en el interior de una teoría de los sigiios. Para lener el derecho de defender una lectura inmanente de la obra, hay que saber lo que es la logica, la história, el psicoanálisis, es decir, para devolver la obra a la literatura, hay que salir de ella y hacer referencia a una cultura antropológica. B) Los postulados de la nueva crítica Pasemos ahora a ver, muy brevemente, los postulados de la nueva crítica. El punto de partida está en que actualmente el crítico se convierte, lo mismo que el poeta o el novelista, en escritor, es decir, se conviertc en alguien para quien el lenguaje plantea problemas. El crítico experimenta la profundidad del lenguaje y no su valor como ins-trumento o su belleza. E! escritor y el crítico se juntan cara al mismo objeto: el lenguaje. De aquí viene la crisis del comentario de textos. y el surgír de nuevas preguntas en torno a la crítica: Renales son las relaciones de la obra y del lenguaje? Si la obra es simbólica, /a que' reglas de lectura se está obligado1? /Puede haber una ciencia de los símbolos eseritos? i Puede ser simbólico el lenguaje del crítico? 286 Jos:: DoMi'NGUEZ Caparrós 1. El sentido plural del texto Para responder a estas preguntas, hay que senalar prcviamente un hecho capital: la obra, según lo atestiguan los hechos, tiene muchos sentidos. Históricamente se com-prueba cómo canibia el sentido de una obra. Pero es que esta variedad está en la estruc-tura misma de la obra, y en esto es en lo que es simbólica. El sírabolo es constante, y lo que varia es la conciencia de la sociedad y los derechos que la sociedad le concede. La íengua simbólica, a la que pertenecen las obras literarias, es, por estructura, una Iengua plural. Esta disposición plural existe también en la Iengua propiamente dicha, pues sabida es la cantidad de ambigiiedades que se presentan en el uso lingiiístico, si no hay un contexto que fije el sentido. De nianera similar, cuando se lee una obra, se puede aňadir la situación, el contexto propio. para reducir sus ambigiiedades, pero esta situacion, que cambia de un lector a otro, compone la obra, no la encuentra. 2. La ciencia, la leetura y la crítica literarias La obra literaria, al tener por estructura un sentido multiple, da lugar a dos discur-sos diferentes: el de la ciencia de la literatura y el de la crítica literaria. La ciencia de la literatura es un discurso general cuyo objeto es no un solo sentido, sino la misma pluralidad de sentidos de la obra. La crítica literaria, por el contrario, es un discurso que asume, con sus riesgos, la intenciou de dar un sentido particular a la obra. De dos maneras se puede dar un sentido a la obra: por la leetura, que es una donáciou siienciosa e inniediata de sentido; y por la crítica, en que la donation de sentido está raediatizada por un lenguaje intermediario. A continuation se detiene Barthes en un intento de caracterización de estos tres moclos de acercamiento a la obra literaria. Por lo que sc refiere a la ciencia de la literatura, ésta sera una ciencia de las formas, interesada por las variaciones de sentido engendradas por la obra. Eo que le interesa saber es si la obra ha sido comprendida, y si todavía lo es. de acuerdo con la lógica simbólica de los hombres. La crítica literaria no trata de los sentidos, sino que produce los sentidos; no busca el fondo de la obra, puesto que no existe, sino que sólo puede continuar las metafora« de la obra. En lo que atafie a la leetura, sefiala Barthes la diferencia entre leetura y crítica, que se puede resumir dicienclo que el lector desea ia obra, mientras que el erítico desea el lenguaje de la obra. Eerminemos senalando la importancia del concepto de texto plural y de la nitida distention entre ciencia de la literatura, crítica y leetura. SYSTEME DE LA MODE En 1967 Roland Barthes publica Systeme de la mode, antiguo proyecto de tesis -redaetado entre 1957 y 1963, conto dice el mismo autor en el prólogo- bajo la dirección de Claude Lévi-Strauss, primero, y de André Martinet, después; pero que no es presen-tado como tal tesis, sino como su trabajo más "objetivo", "cientifico" v menos "escri-to" que los anteriores (Calvet 1990: 198-200). Responde a un ideal de análisis estructural con vocation de description exhaustiva del objeto estudiado, en este caso la moda femenina. Para ello se centra, no en los objetos Thoria de la literatura . 287 reales -los vestidos-, sino en ios escritos que hablan de la moda; se trala, pues, de la moda escrita. El trabajo dice mucho de la enorme capacidad de organization, clasificación y análisis de un corpus, que es explicado como un sistema serniológico, como un lenguaje. La teória semiológica que está en la base de esta practica se encuentra expuesta de forma canónica en los Elementos de semiologia, que Barthes publico en el n° 4 de Communications, 1964. Este trabajo es un clásico de la semiologia inspirada en la Iin-güistica estructural, es decir, en Saussure, Hjelmslev y Jakobson. IV. ETAPA POSTESTRUCTURALTSTA Las obras que Barthes publica a partir de 1970 indican un cambio caracterizado por la pérdida de protagonismo de las investigaciones teóricas y análisis centrados en la semiologia de base lingüistica. El punto hacia el que se dirige ahora la atención es el texto, concepto que se refiere no sólo al texto literario, sino a los más variados objetos de cstudio. Distingue Barthes etitre un análisis estructural -description de las estructuras del texto. para saber cómo está construido- y un análisis textual: estudia el volumen de sentidos. la significancia del texto, su capacidad de producir seníidos; la esiructura del texto interesa en cuanto que "disemina" contenidos. Ve'ase su trabajo, ejemplo de análisis textual. La lucha can el ángel. (Análisis textual de Genesis 32, 23-33) (trad, en 1974: 111-127, y en 1985: 309-322). En una nota de ešte trabajo dice clarmente que su estudio de la obra de Balzac, Sarrasine. es un análisis textual (1974: 122, n. 3). Obse'rvese cómo el aspecto hermenéutieo, la preocupación por el sentido del texto, que está presonte en toda la teória de Barthes, se hace claramente dominante. S/Z Fruto del trabajo del seminario de los aňos 1968 y 1969 es su obra S/Z, donde Barthes intenta ilustrar y analizar uno de los fenómenos que aparecen seňalados en Critique el Vérité: la pluralidad de seníidos de un texto. [Para la genesis del eurioso título de S /Z, véase Calvct (1990: 208).] El libro consiste en una lectura de la obra de Balzac, Sarrasine, y los conceptos meíodológicos con los que se hace esta lectura son los de lexia y código. Lexía es la unidad de lectura que viene determinácia por los sentidos que se pueden encontrar (dos o třes como maximo). Es decir, una lexía es un fragmente de extension variable donde pueden apreciarse dos o třes sentidos. El código es cacia una de las fuerzas que pueden apoderarse del texto. es decir, simplificando un poco. el código sería cada uno de los grandes temas. o de los grupos de artificios narrafivos. que dominan en un texto. Segťin esto. Barthes divide la novela de Balzac en 561 lexias (unidades de lectura) y en cinco códigos. Los análisis concretos, del tipů del que vamos a ver como ejemplo más adelante, se alternan con 93 párrafos de comentarios más generales que tienen que ver con una teória del texlo y que llevan titulos como: El tejido de las voces. La irónia, la paródia. El indice, el signo. el dinem, Voz de la ciencia, Voz de la verdatl. etc. La originalidad del libro de Barthes se sitúa tanto en la forma material, es decir. en su disposition, como en el contenido. En cuanto a la disposition, ya hemos visto la allernan-cia de fragmentos teóricos con la parte dedicada al análisis concreto de la obra de Balzac. En cuanto al fondo, al carácter de la obra, uno se puede preguntar dónde clasiftcar S/Z: (;,es el análisis de un texto'? ;es tma obra de creation, es decir, es un texto? El libro es todo esto a la vez y, sobre todo. es un intento de teorizar la practica de la lectura de la obra. 288 Jose Domíncuhz Caparrós Es decir, arrancando de la lectura de la obra de Balzac, sc hace una disección de ésta, y se teoriza sobre el texto, la lectura, el lenguaje, el sentido, el símbolo, la connotación... En esta obra Barthes teoriza, al tiempo que practica, una concepción nueva del texto. El texto recobra su valor etimológico y significa tejido, trenzado de sentidos diversos que vienen dc estos códigos. No hay, pues, un sentido único del texto, sino una pluralidad de sentidos. Todos estos conceptos estaban ya anunciados en su obra Critique et Vérité. En 1974, Stephen Heath comentaba el trabajo de Barthes destacando que "es una de los libros más originales de los Ultimos ados ", al producir un desplazamiento, un cam-bio en la forma de leer, que se ve cargada con "elpeso del significante" (1974: 92). No nos puede extrariar que S / Z sea una de las obras de Barthes más citadas en la critica literaria actual norteamericana. L'EMPIRE DES SIGNES Ľ Empire des signes, 1970, esta motivado por un viaje al Japón. Barthes analiza en esta obra la cultura japonesa como si se tratara de un texto, en el que, al desconocer la lengua, resulta fácil escapar a la ideológia y, por tanto, analizarlo como puro siste-ma de signos, como puro significante. El capitulo titulado Sin palabras empieza asi: "La masa murmullante de una lengua desconocida constituye una protection deliciosa, envuelve al extranje.ro (a poco que el pais no le sea hostil) eon una pelicula sonora que para en sus orejas todas las alienacio-nes de la lengua materna: el origen, regional o social, de quien la liable, su grado de cultura, de inteligencia, cle gusto, la iniagen a través de la que se constituye como persona y que os pidc reconozcáis" (1970b: 17). En otro lugar, dirá Barthes que estc texto es una ruptúra, porque es la primera vez que ha entrado en el significante (Calvet 1990: 221). SADE, FOURIER, LOYOLA En Sade, Fourier, Loyola, 1971, se analiza la obra de estos autores como creadores de lengua. Se conciben sus obras, y todo el sistema de su pensamiento, como un texto. No se queda Barthes en un fino análisis estructural de la escritura cle estos autores, sino que concibe la lengua como lugar donde se manifiestan sus deseos y preocupa-ciones. Asi, la lengua de Sade sería la lengua del placer erótieo; la de Fourier, la de la felicidad social, y la de Loyola, la de la interlocution divina. Barthes busca la manera en que cada uno aísla, articula y ordena sus signos. sus obje-tos, operaciones que llevan a la creación de sus lengaas particulares. Lenguas, no en el sentido de lengua comunicativa, sino en el de sistema significante. LE PLAISIR DU TEXTE Un libro teórico sobre la lectura y el texto, Le plaisir du texte, 1973, enlaza con la linea seguida en el anterior, donde no ťaltan las páginas sobre el placer del texto (1971: 12-16). Se teoriza el texto desde el lector, su lengua y su inconsciente, y es. en cierta forma, el maniflesto de una nueva fase en su actividad, que en su autobiografia (1975: 148) califica de fase dominada por la moralidad. Diferencia entre texto de placer y texto de dis f rut e (joiiissance): el primero respon-de al tipo de texto representado por la cultura y los clásicos; el segundo es el texto pro- TľORÍA DE LA LITERATURA 289 dueto del trabajo sobre el lenguaje, de la eseritura, que descompone la lengua y la cul-tura. La teória de la lectura de Barthes es un signo más de los nuevos aires que empie-zan a soplar en la teória literaria de los afios 70. FRAGMENTS D'UN DISCOURS AMOUREUX Después de una curiosa autobiografia, Roland Barthes par Roland Barthes. 1975 -donde expone su vida y su actividad, sus obsesiones y deseos, de la misrna manera fragmentaria en que analiza un texto-, en 1977 aparece su obra Fragments ď im dis-cours amoureux. En la nota que escribe T. Todorov en el numero que la revista Poétique (47. 1981) dedieó a Barthes después de su muerte, caracteriza al ultimo Barthes como el que erapieza a hablar de si mismo; y forma un grupo con sus tres ultimas obras: Roland Barthes par R. S., Fragments ďim discoitrs amoureux y La chambre claire. Basada en un trabajo desarrollado en su seminario durante los afios 1975 y 1976, analiza todo el lenguaje e imaginaciones desplegadas en torno al terna del amor como si fuera un texto, un diseurso. Si en e! texto de Balzac aislaba las lexías como unidades míntmas, ahora aísla lo que Waxm figuras, loealizabies por ciertas frases que acompa-ňan a las imaginaciones amorosas. Hay mucho de psicoanálisis en ešte acercamiento al diseurso amoroso. Por supuesto, los concepíos estructuralistas son utilizados tam-bién de acuerdo con las necesidades expositivas. El texto literario básico para su comen-tano era cl Werther de Goethe. Con esta obra, Roland Barthes conoce un éxiío editorial de "best-seller" (Calvet 1990: 266). LECON Lecon, 1978. es la publicación de la lección inaugural de la cátedra de searaioľogía literaria, que Barthes ocupa en el College de France hasta su muerte, pronunciada el 7 de enero de 1977. Este texto da muchas de las claves del quehacer inteleetual de R. Barthes. Trata de la literatura (eseritura o texto) como trabajo de desplazamiento que se ejerce sobre la lengua, y como lugar cle fuerzas de libertad, de las que R. Barthes analiza tres: alojarniento de muchos saberes (mathesis). representation {mimesis) y juego de íos sígnos (semiosis). Con motivo de la explicación de esta tercera ťuerza, la semiosis, Barthes describe su pensamiento sobre la semiología, sus relaciones con la lingiiística, y la fragmentación .y digresión como operaciones fundamentales de su ensefianza semiológica. El siguiente fragmente, del principio de ešte texto, ildstra bien cl carácter inquieto del trabajo inteleetual de Barthes: "Y si es verdad que he querido durante mucho tiempo inscrihir mi trabajo en el catnpo de la ciencia, literaria, lexicológica y sociológica, no tengo más remedio que reconocer que yo no he producido más que ensayos, género ambiguo donde la eseritura lucka con el análisis. Y si es verdad iambi én que mux pronto ligué mi investigation al nacimiento y al desarrollo de la semiología, es igualmente cierto que tengo poco derecho a representors, dada mi inclination a desplazar su definition, apenas me parecia constituida, y a apo- lOSĹ DOMING Ľ-ĽZ CAPARRÓŠ yarme en lasfuerzas excéntricas cle let modemiclad, más próximas de la revis-ta Tel Quel que de las numerosas revistas que, en el mundo, son testigos del vigor de la investigación semiológica" (1978: 7-8). LA CHAMBRE CLAIRE El ultimo libro de Barthes, apareeido poco dcspués de su muerte, trata de la fotografia, La chambre claire, 1980. Es curioso que el nombre de Sarire., cuyo pensamiento inspire bastante la obra primera de Barthes, aparezca en la dedicatona de su ultimo libro. El trabajo es una muestra de la soltura, enfoque personal, con que aborda el estudio de los distintos hechos artísticos. No está ausente, por supuesto, el orden del razona-miento, y el recurso a los más variados saberes: semiologia, lingiüstica, psicoanálisis... Ahora bien, no se espere un estudio sistemático en sentido estricto. En las siguientes palabras, después de notar su conciencia de sujeto arrojado entre dos ienguajes (uno, el de la expresividad; otro, el de la criüca -esta, a su vez, con varies discursos posibies: sociológia, semiologia y psicoanálisis-), proclama Barthes lo único seguro en él: "[...] la resistencia feroz, a loch sistema redactor. Porque cada vez que habiendo recorrido un poco de sistema, sentia que im lenguaje se consolidaba, y que de esa manera se deslizaba a la reduction y a la reprimenda, lo dejaba suavemente y busca-ba en otra parte: yo me ponia a hablar de otra forma" (1980: 21). [Traduction nuestra.] ULTIMAS PUBLICACIONES Después de su muerte como consecuencia de un accidente de circulación -fuč atrope-llado frente al College de France-, han apareeido distintas colecciones de trabajos y artícu-los de Roland Barthes (Le grain de la votx. Entretiens 1962-1980, 1981; L'obvie et I'obtus. Essais critiques III, 1982; Essais critiques IV. Ee bruissement de la langtie, 1984; L'aventure sémiologique, 1985; Incidents, 1987), todos publicados ya antes, menos el de 1987, reunion de vanos escritos de carácter autobiografie». Y ya han apareeido suš obras completas. V. VALORACIÓN El mismo Roland Barthes. en su autobiografia de 1975 (148), bace un cuadro de las fases de su actividad que explica perfectamente los grupos en que hemos dividido su obra: Obras El grado cero Escritos sobre leatro Mitologías Elementos de semiologia Sistema de la móda S/Z Sade, Fourier, Loyola El imperio de los signos El placer del texto R. B. por él mismo httertexto Genera (Gide) (deseo de escribir) Sartre mitologia social Marx Brecht Saussure semiologia Sollers Kristcva textual idad Derrida Lac an (Nietzsche) moralidad TľORí'ä DE LA LITERATURA 291 (En las observaciones al cuadro seňala que el intertexío, más que una influencia, indi-ca "una música de figuras, de metáforas, de pensamientos-palabras"; moralidaď es lo contrario de la moral, "es elpensamiento del citerpo hecho lenguaje"; la secuencia de la obra está constituida por las intervenciones (mitológicas) a las que siguen lasficcio-nes (semiológicas) para terminar en las explosiones, fragmentos y frases de la ultima etapa; por supuesto que hay interťerencias entre los periodos, pero estas continuidades o uniones se dan en los artículos de revistas en general. Notemos lo elocuente de la casilla primera: el deseo, con el fando de Gide, de ser escritor; y aunque no hay una obra de creación, puede decirse que una vocation expre-siva invade toda la obra crítlca de Bartb.es. De ah í, su tendencia al desplazamiento de las verdades sistemáticas -Stephen Heath titula en 1974 muy oportunamente su libro Vertigo del desplazamiento. Lectura de Barthes-, y la originalidad que impregna todos sus escntos, que de esta manera se convierten en claros ejcmplos de la critica creado-ra de simbolos que se propugnaba en Critique et Vérité. Esto puede explicar también la vigencia de que gozan sus escritos en la más reciente teória literaria. Dentro de la nouvelle critique, entendida como el estudio de la literatura guiado por el pensamiento estructuralista, el papel de Roland Barthes es el del erítico; T. Todorov es más profesionál de la poética y la história de las ideas literarias; y Gérard Genette ha sido, y sigue siendo, el máximo constructor de una moderna reíóriea del texto literario. VI. DOS EJEMPLOS DE CRITICA DE R. BARTHES 1. S/Z El análisis de la novela de Balzac. Sarrasine, es un buen ejemplo de la erítica bart-hesiana porque se construye en una confluencia de análisis estrueturai y análisis textual (en el sentido tecnico que ešte concepto tiene en Barthes), al tiempo que da idea de la libertad con que se acerca a la literatura. _ El Liso de lexías y códigos es el tribute que Barthes rinde en su lectura al estructu-rabsmo, pues hay que organizar de alguna manera. Pero el trabajo va más alia del estructuralismo, desde el momento en que no se trata de la btisqueda de una estructura general y linica de la obra, sino, al contrario, de la diseminación y pluralización del sentido de! texto. a) Unidad de lectura: LEXÍA Como dijimos antes, los conceptos con los que Barthes opera la lectura de Balzac son: la lexía y los códigos. La lexía, según sabembs también por lo dicho al presentar ešte trabajo, es una unidad de lectura, consistente en un fragmento corto. La lexía puede comprender ya unas počas palabras. ya algunas frases. Šerá suficiente que ella sea el mejor espacio posible donde se puedan observar los sentidos; su dimension dependent de la densidad de las connotaciones, que es variable según los momentos del texto. Se desea simplemente que en cada lexía no haya más que tres o cuatro sentidos por enumerar. Es decir, que para la determináciou de una lexía, no se da un criterio obje-tivo exterior al sentido. De ahí la arbitrariedad en cuanto a su longitud. Barthes divide el texto de Balzac en 561 lexías. Dos ejemplos de esta unidad de lectura se encuentran en el párrafo siguiente: "A pesarde la elocuencia de algunas nuradas 292 Jose Dqmínguez Caparrós muíuas, él se admiró cle la reserva en la que se mantuvo la 7ximbine.Ua con él." Este páiTafo lo divide Barthes en dos lexías: a) "A pesar de la elocuencia de algunas mira-das muíuas"; y b) "él se admiró de la reserva en la que se mantuvo la Zambinella con él". Čada una de estas lexías es comenfada y referida a uno o más de los cinco códigos en los que Barthes clasifica los significados de la obra de Balzac. b) Códigos de significación Veamos ahora qué es un código, y cuáles son los códigos que Barthes ve en Sarrasine. Gada código es una de las fuerzas que paeden apoderarse del íexto, una de las voces con que está tejido el texto. El código reenvía a lo que ya ha sido escrito, visto, hecho o vivido, es decir, reenvía al LIBRO de la cultura, de la vida, de la vida como cultura, y háce del texto el folleto de este gran LIBRO. Estos códigos son los de la connotación, definida ésta como una determináciou, una relation, una anáfora, un trazo que tiene el poder de referirse a menciones anteriores, ulteriores o exteriores, a otros lugares del texto o de otro texto. Esta relación que llama-mos código se podría llamar también/imrío/! o tndice, y no hay que confundir connotación y asociáciou de ideas, pues mientras la asociación de ideas se refiere al sistema de un sujeto, la connotación es una correlation inmanente al texto, a los textos. Tampoco hay que asimilar código y estructura, en el sentido de que el código no es necesario que se cierre, como la estructura, sino que sería más bien un espejismo de estructuras. [Si no se corriera el riesgo de simplificar el pensamiento de Barthes, podría decirsc que los códigos son claves para ia interpretation del texto.] En el texto de Balzac distingue Barthes los cinco códigos siguientes: 1. Código proairético: en la terminológia aristotélica, proairesis se refiere a la election de acciones que hay que emprendcr. El código proairético es el de las secuencias de acciones narrativas, el que hace que leamos una história, que sigamos el desarrollo de un relate Su campo es el mismo que el del análi sis del re I at o. 2. Código hennenéulico: es el que recubre el conjunto de unidades que denen por función articular, de diversas maneras, una pregunta, una respuesta y los acci-dentes variados que pueden o preparar la pregunta o retardar la respuesta; o tam-bién formulár un enigma y aportar su desciframiento. 3. Código sémico: es el código de los significados caracterológicos, psicológicos, de atmosféra, es decir, las connotaciones en el sentido corriente del término. Juntando estos significados se forman temas, sentidos, ya se trate de una atmosféra -de riqueza, por ejemplo-, ya de un personaje. 4. Códigos cullurales: este código lo forman el conjunto de referencias del texto al saber general sobre el que el texto se apoya. Se podrían llamar también códigos de referencias. Son las referencias al saber de una época sobre psicología, história, medicína, política, literatura... 5. Código simbólico: es el campo de las articulaciones simbólicas del texto, la creation de símbolos propios de cada texto. Es el código que ofrece la posibilidad de una evaluation de las obras, según su grado de simbolismo. Su regia es la melonimia -desplazamiento de algo-. Y su objeto es el cuerpo. Creation de sentidos nuevos, y no mera representation. Aquí se situaría la originaiidad cle cada obra. Tľoría de la literatura 293 c) Ejemplo Veamos ahora un ejemplo de cómo Barthes disecciona la obra de Balzac. Escogemos el siguiente fragmente: ^ "Cállese listed, replied ella con ese aire imponente y burlón cjue todas las mujeres saben tan bien adoptar cuando quieren tener razón. iQué bonito tocador!, gritó ella mirando a su alrededor. El raso azul produce siempre un admirable efecto en tapicería. iQué fresco es!" (1970a: 75). En ešte fragmente, Barthes aísla dos lexías, con los mímeros 106 y 107, que trans-cribimos con su comentario: Primem iexía: "Cállese usted, replied ella con ese aire imponente y burlón que todas las mujeres saben tan bien adoptar cuando quieren tener razón. " Comentario: /.- La mujer-reina ordena el silencio (toda dominación comienz.a por prohibir el lenguaje), ella impone (aplaslando a su companero en Ja situáciou delsujeto), ella bromea (reluísa la paternidad del narrador). COD1GO SJMBÓIJCO: la mujer-reina. 2.-CODIGO REFERENCIAL: Psicología de las mujeres. Segunda lexía: "iQué honilo tocador!, gritó ella mirando a su alrededor. El raso azul produce siempre un admirable efecto en tapicería. iQué fresco es!" Comentario: CÓD1GO PROAIRÉT1CO (o de la acción) "Cuad.ro": 1: lanzar una mi rada alrededor. El raso azul, la freseura, o bien const ituye un simple efecto cle realidad {para haeer "verdadero " hay que ser a la vez pre-ciso e insignifieante), o bien connotan la futilidad de los comentarios de una mujer joven que hab la de decoración un momento después de haberse entre-gado a un gesto extraňo, o bien preparan la eufória en la que šerá leído el retrato de Adonis". El fragmente que acabamos de presentar no se puede entender, naturalmente, saca-do del conlexto del libro, pues ya en el mismo comentario se háce alusión a un fragmente posterior (Adonis), el cuadro que van a ver inmediatamente. Simplemente queriamos ejemplificar cómo Barthes maneja lexías y códigos en un intento de estructuración de la leeíura. 2, iPor dónde empezar? ^ Todavía nos vamos a referir a otra declaración programática de lo que puede ser el anáhsis estructural de la obra. El interes de esta declaración reside en que se hace en el ano 70, después de haber escrito obras coma S/Zy en que es el primer articulo que afore el numero 1 de la revista Poéíique, heredera en los aňos 70 de la crítica Iiteraria formalista. El titul o del articulo es Par ou commencer? [/Tendria Barthes en mente el verso 247 de Pliědre de Racine: Ciel! que lui vais-je dire? et par oú commencer?] Observa Barthes, al comienzo del mismo que "[...} en análisis estructural no existe un método canónieo comparable al de la sociológia o al de la filológia, de tul numera que aplicándolo automáti-camente a un texlo se pueda luicer surgir la estruciura".[Tampocoj "se trala de ohtener una 'explication' del texto, un 'resultado positive/ (un significado 294 José Domínguez Caparrós ultimo que sería la verdad de la obra o su determináciou), sino que inversa-mente se trata de entrar, mediant e el análisis (o aqiiello que se asemeja a un análisis) en eljuego del significante, en la escrititra: en una palabra, dar cum-plimiento, mediante su trabajo, alplural del texto" (1970c: 3). Seguidamente analiza la novela de Julio Verne La isla misteriosa, segün dos códigos (o temas): el de la privación, y el de la colonization de la isla, viendo los indices, cons-trucciones, semas, comentarios o términos de action que pertenecen a cada uno de estos códigos. Aquí quedan patentes las labores de descomposlción y ensamblaje típicamente estmcturalistas. No vamos a entrar en los detalles de este análisis, y sólo nos vamos a referir a la nueva proclamación que hace Barthes, al final, de la necesidad de una "liber-tad metodológica". Y terminamos citando las siguientes palabras: "Lo que está en juego en el análisis estructural no es la verdad del texto, sino su plural; por lo tanto, el trabajo no puede consistir en parlir de las for-mas para percibir esclarecer o formulár contenidos (para esto no sería nece-sario un metodo estructural), sino, por el contrario, disipai; extender, multi-plicai; movilizar los prime ros contenidos bajo la action de una ciencia formal" (1970c: 9). No es necesario insistir en la constants animadversion de Barthes hacia cualquier tipo de crítica que intente dar la "explicación", el sentido del texto. Esto ya lo vimos en sus artículos de 1963. Por otra parte, el estructuralismo es el instrumento con el que se pueden leer multiples contenidos en ia obra, y no un método rígido que nos haga prever de aníemano lo que vamos a encontrar en el texto. Asi se evita todo mecanicismo y todo dogmatisrno. La deconstrucción no despreciará esta practica del análisis textual, que se convierte fundamnetalmente en una hermenéutica inirínseca, immanente, del sentido literal. REFERENCIAS BIIJLIOGRÁFICAS BARTHES, Roland: 1953 Le degré z.éro cle ľécriture. Paris, Seuil, ver 1972. — 1954 Michelet par lui-meme. Paris. Scuil, 1974 (trad. Mexico, FCE, 1986). — 1957 Mythologies. Paris, Seuil, 1970 (trad. Mexico, Siglo XXI, 1980). — 1963 Sur Racine. Paris, Seuil, 1979 (trad. Mexico, Siglo XXI, 1992). — i964a Essais critiques. Paris, Seuil (trad. 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