Símbolos del poder en La Barraca de Vicente Blasco Ibáñez Introducción La Barraca de Vicente Blasco Ibáñez, publicada en 1898, es una novela realista que de manera objetiva presenta [INS: las :INS] duras condiciones de vida de campesinos pobres en una huerta valenciana. Sin embargo, la novela no contiene solamente elementos propios del realismo, sino también nos presenta costumbres de una región valenciana, sobre todo los que se refieren a la solución de los conflictos de los campesinos entre sí. Según el crítico Arturo A. Fox se trata de «una de las obras más notables y representativas del costumbrismo regional español» (275). Además, la novela destaca por el hecho de que la trama está construida a base de la simbología. El símbolo más llamativo de la novela es sin duda alguna la barraca del tío Barret. En nuestro trabajo primero presentaremos el artículo [INS: « :INS] Estructuras totémicas en La barraca de Blasco Ibáñez de Arturo A. Fox[INS: », de :INS] [INS: dicado :INS] [DEL: que se dedica :DEL] a la comparación de la actuación de los campesinos en la novela con un tradicional sistema totémico. Después elaboramos nuestro punto de vista sobra la actuación de la comunidad rural influida por su símbolo de la barraca enfocándonos en los temas del poder, de la envidia y de la culpa colectiva. 1. Estructuras totémicas en La barraca: La mirada de Arturo A. Fox [DEL: En este capítulo nos gustaría presentar el trabajo del crítico literario :DEL] Arturo A. Fox, [DEL: ya que su mirada de La Barraca ofrece un punto de vista muy original y bien elaborado. :DEL] [INS: e :INS] [DEL: E :DEL] n el trabajo[INS: citado, :INS] [DEL: se :DEL] explica la conducta de los personajes mediante varias culturas reales, sobre todo culturas aborígenes a través de todo el mundo, o sea parece que los personajes actúan según unas leyes tradicionales similares a estas culturas mencionadas. El escenario físico de La Barraca es la huerta valenciana, «un llano aledaño a la capital, de tierras fértiles e intensivamente cultivadas» (Fox 275). Sin embargo, el escenario social, es decir lo psíquico y lo moral de los personajes, «constituye un islote supercodificado de prescripciones y prohibiciones que reflejan en buena medida el sistema de valores característico de una sociedad agrícola profundamente conservadora» (Fox 275). Los campesinos se oponen al modo de vida que llega desde la ciudad, quieren conservar lo suyo, basado en sus raíces ancestrales. De estas costumbres ancestrales mencionemos la distribución del agua que está controlada por el Tribunal de las Aguas [P1] o el sistema de su propia justicia penal que dirime las discordias sin la participación de la guardia civil. Para defender lo suyo, los campesinos crean el símbolo de su modo de vivir que hasta idolatran. Esto es el lote de tierra del tío Barret que se convierte en el eje central de la novela y el punto fundamental del estudio de Fox quien compara aquel lote de tierra con un tótem de las culturas aborígenes y el modo de vivir con «un sistema de prohibiciones comparables a las que identifican al tabú» (Fox 278) definido por los aborígenes. Fox apoya su tesis en varias obras sobre el concepto del totemismo, entre ellos el trabajo de Alexander Goldenweiser quien definió la comunidad totémica como una comunidad que proyecta su espíritu en un objeto concreto. Este objeto se convierte en su símbolo de unidad. A tal símbolo hasta atribuyen cualidades sagradas, se crean ciertas reglas de comportamiento con respecto a aquel objeto totémico (Goldenweiser citado en Fox 249-50). Aplicado a la obra de Ibáñez, el lote de tierra con la barraca se convierte en este símbolo sagrado, [DEL: o sea :DEL] [INS: es decir, :INS] un tótem, que no se puede perturbar. Es un lugar tabú que «con su montera de paja despanzurrada, enseñando por las aberturas que agujerearon el viento y la lluvia su carcomido costillaje de madera» (Ibáñez 17) [P2] se está descomponiendo por estar prohibid[INS: a su reparación :INS] [DEL: o de reparar :DEL] . Otro autor mencionado es Hutton Webster, quien elabora un trabajo sobre varias tribus aborígenes. La conducta de estas tribus es bien aplicable a la conducta de los campesinos de La Barraca. Según dice en su estudio, hay tribus que establecen tierra sagrada, una tierra tabú a la que no se puede penetrar porque allí reside el espíritu. [P3] Si alguien perturbara este lugar, algo malo pasaría a la comunidad. Aplicado a la Barraca: Los desolados campos eran el talismán que mantenía íntimamente unidos á los huertanos, en continuo tacto de codos: un monumento que proclamaba su poder sobre los dueños; el milagro de la solidaridad de la miseria contra las leyes y la riqueza de los que son señores de las tierras sin trabajarlas ni sudar sobre sus terrones. Todo esto, pensado confusamente, les hacía creer que el día en que los campos de Barret fueran cultivados la huerta sufriría toda clase de desgracias. (Ibáñez 36) Esto se ve también en la escena cuando Pimentó rechaza ir a amenazar a Batiste a la casa. Pimentó no se atreve por el carácter sagrado del lugar, teniendo en cuenta el tabú de aquel lugar: ¿Qué iba á hacer?... Su propósito era decirle dos palabritas á aquel advenedizo que se metía á cultivar lo que no era suyo; una indicación muy seria para que «no fuese tonto» y se volviera á su tierra, pues allí nada tenía que hacer. Pero el tal sujeto no salía de sus campos, y no era cosa de ir á amenazarle en su propia casa. Esto sería «dar el cuerpo» demasiado, teniendo en cuenta lo que podría ocurrir luego. (Ibáñez 43) Una analogía más analizada por Fox entre La Barraca y los tribus aborígenes estudiados por Webster se refiere al personaje del pastor[P4] , un personaje espiritual. En cuanto a los aborígenes, el pastor espiritual es el único personaje que puede penetrar al lugar sagrado aunque solo bajo condiciones restrictivas. En La Barraca este pastor está representado por el tío Tomba quien «era el único que … se atrevía a aproximarse a las tierras» (Ibáñez 40). Y no solo es el único que se atreve a entrar allí, sino es también el único a quien los otros permiten la entrada: «no se imaginaban, después de un triunfo de diez años, que pudiera entrar en los campos abandonados otra persona que el tío Tomba, un pastor ciego y parlanchín[P5] » (Ibáñez 75). 2. Los temas del poder y de la influencia Los temas del poder y de la influencia forman, junto al tema de la envidia colectiva, la base temática del libro. El autor evoca dos tipos de poder: primero, el poder colectivo y luego, el poder de una persona. Más adelante en el texto, se analizarán con brevedad varios personajes según el tipo de poder que ejercen. 2.1. Pimentó Pimentó es el personaje que ejerce el mayor poder sobre la comunidad. Su comportamiento e influencia evocan el comportamiento y el poder caciquista. [P6] Es un jefe de la comunidad innombrado que lo controla e influencia todo. [INS: :INS] Las palabras de Pimentó tranquilizaban a los vecinos, y éstos seguían con mirada atenta los progresos de la [DEL: maldita :DEL] familia[INS: maldita :INS] , deseando en silencio que llegase pronto la hora de su ruina (Ibáñez 91). Su poder no tiene límites, surge del miedo que Pimentó despierta en los demás. Ya que todo el mundo sabe que Pimentó se venga a cada persona que no hace lo que él quiera. Hasta los aristócratas le tenían miedo: Doña Manuela echaba mano á la libreta para recordar los semestres que Pimentó llevaba atrasados... «Venía á pagar, ¿eh?...» (...) Y después de este curso breve de filosofía rústica, apelaba al segundo argumento, que era sacar de su faja una tagarnina de tabaco negro, con una navaja enorme, y comenzaba á picarla para liar un cigarrillo. La vista de la navaja daba escalofríos á la señora, la ponía nerviosa, y por eso mismo el socarrón cortaba el tabaco con lentitud y tardaba en guardársela, repitiendo siempre los mismos argumentos del abuelo para explicar su retraso en el pago. (Ibáñez 279-280) El poder de Pimentó es el más evidente. Se trata de una fuerza negativa que dinamiza la acción y hace que el argumento avance. 2.2. El tío Tomba El tío Tomba es un pastor pobre, respetado por cada miembro de la huerta: Todos hablaban únicamente de los respetos que merecía el anciano pastor, un hombre que en sus mocedades se comía los franceses crudos, que había visto mucho mundo, y cuya sabiduría, demostrada con medias palabras y consejos incoherentes, inspiraba un respeto supersticioso a la gente de las barracas. (Ibáñez 85) Tiene el poder que es algo latente, ya que no lo impone a los demás de manera agresiva. Ejerce el cargo de mediador en la comunidad: comunica con ambas partes. Con esta idea surge la pregunta si el tío Tomba se da cuenta de su poder. Aunque respeta a todo el mundo y el mismo es respetado por todos, no hace nada para que la comunidad acepte a la familia de Batiste. En cambio, elige el camino que le parece más fácil: trata de convencer a Batiste[INS: de :INS] que se [DEL: fuera :DEL] [INS: vaya :INS] . Se parece a una especie de sombra que puede entrar dondequiera y que influencia [DEL: en :DEL] [INS: a :INS] los demás sin que ellos se den cuenta. 2.3. Don Joaquín Don Joaquín, el maestro, es un personaje que aparece pocas veces en el argumento pero tiene el poder muy parecido al del tío Tomba. Igual que él, don Joaquín también trata de ser ecuánime. Explica el comportamiento de la comunidad y así la culpa colectiva con las siguientes palabras: «[INS: ¡ :INS] Pobre gente! [INS: ¿ :INS] Qué culpa tienen si nacieron para vivir como bestias y nadie los saca de su condición?» (Ibáñez 248).[P7] 2.4. La envidia y el poder colectivos Aunque en el libro hay personas que tienen mayor o menor poder sobre el colectivo, el colectivo mismo tiene también un poder significante y evidente. Parece como si el colectivo fuera un personaje. Se ve perjudicado: antes podían vivir con cierta autonomía, pero ahora sus vidas dependen de la ciudad donde hay trabajo en fábricas [P8] (v. Roseta y otras muchachas), mercados (v. Pepeta) etc. Sin embargo, lo que más le duele a la comunidad es que el terreno del trabajo pertenezca a don Salvador, el propietario valenciano: Estas tierras fueron de los religiosos de San Miguel de los Reyes, unos buenos señores, gordos, lustrosos, dicharacheros, que no mostraban gran prisa en el cobro de los arrendamientos, (...) Antes, mucho antes, había sido el propietario de todo aquello un gran señor, que al morir depositó sus pecados y sus fincas en el seno de la comunidad; y ahora ¡ay! pertenecían a don Salvador, un vejete de Valencia, que era el tormento del tío Barret, pues hasta en sueños se le aparecía. (Ibáñez 20) Así nace la tensión que persiste entre la comunidad de la huerta y los ciudadanos, y que desemboca en el asesinato de don Salvador. La comunidad de la huerta ve que ella también puede influir en la vida de la huerta aunque sea poco. El terreno de la barraca de Barret se convierte en símbolo de su [DEL: revolta :DEL] [INS: revuelta :INS] [INS: [P9] :INS] . Ya no les importa la desgracia que ocurrió allí. Y quien se atreve pisar el terreno sagrado, como si pisara el poder de la comunidad: La gente de la huerta, con la facilidad que tiene todo el mundo para olvidar la desgracia ajena, apenas si de tarde en tarde recordaba la espantosa tragedia del tío Barret, preguntándose qué sería de sus hijas. Pero nadie olvidó los campos y la barraca, permaneciendo unos y otra en el mismo estado que el día en que la justicia expulsó al infortunado colono. (...) Todos sabrían en adelante que el cultivo de aquellas tierras se pagaba con la piel. (Ibáñez 33-34) Con la llegada inoportuna de Batiste y su família, la vida de la comunidad cambia demasiado. Los amos de tierra pierden miedo y empiezan de nuevo a cobrar arrendamiento. Además, Batiste es muy trabajador y en poco gana más que cualquiera. Allí aparece la envidia colectiva: el que lo destruyó todo, prospera. Y está mejor que el resto de la comunidad. «Su presencia allí era una ofensa, y la barraca casi nueva, un insulto á la pobre gente. Había que seguir su consejo, ó irse á otra parte con su familia. (...) El odio silencioso y reconcentrado le seguía en su camino» (Ibáñez 94 y 114). Así que la envidia colectiva nace del miedo y del sentimiento de peligro. Por otro lado, el poder, ciertamente aumentado por la envidia[P10] , se basa en la unanimidad del pensamiento de la gente en la huerta. CONCLUSIÓN En este trabajo hemos analizado la novela La barraca de Vicente Blasco Ibáñez en atención al símbolo de la barraca y al poder. En cuanto al tema del simbolismo, nos ha ayudado el artículo del crítico Arturo A. Fox que describe la huerta valenciana en contraste con la ciudad: los campesinos no quieren adaptarse al modo de la vida urbana y se esfuerzan por conservar sus costumbres y sus raíces. A continuación, Fox compara la tierra del tío Barret con un tótem de las culturas aborígenes apoyándose en la obra de Alexander Goldenweiser y en el trabajo de Hutton Webster. Según Goldenweiser el totemismo estriba en un objeto concreto como un símbolo al cual se proyecta el espíritu de una comunidad y Webster añade que el tótem puede ser también una tierra sagrada en la que puede entrar solamente el pastor espiritual. En la novela podemos encontrar el tótem, que es la barraca, igual que al pastor espiritual, que es el personaje del tío Tomba. El análisis del poder está basado en nuestra propia reflexión que percibimos de dos puntos de vista: poder de un individuo y poder de un colectivo. Entre los personajes que tienen el poder individual pertenecen Pimentó, tío Tomba y don Joaquín. El personaje que tiene el mayor poder es Pimentó que, intimidando a todos que le conocen, tiene el control no solamente sobre toda la comunidad sino también sobre la dueña de la tierra en la que Pimentó labra. El tío Tomba representa otro tipo de poder, poder basado en el respeto y no en el miedo, que se manifiesta por la libertad de actuar. [P11] Esto es evidente en el hecho que entra en la tierra sagrada o habla como primero con la familia de Batiste y no la hace mal como el resto de la comunidad. El poder parecido al del tío Tomba tiene el personaje de don Joaquín que se queja del comportamiento de los campesinos pero al mismo tiempo su actitud justifica su actitud porque les considera como una buena genta que tiene mala suerte. En cuanto al poder colectivo de la comunidad, su símbolo es la tierra de tío Barret y su barraca, y desde la llegada de Batiste y su familia, este poder empieza a disminuirse y por eso entra miedo a la comunidad. Este sentimiento de miedo relacionado con el sentimiento de envidia, que provoca la tierra fértil de Batiste, domina toda la huerta. A consecuencia de este hecho, toda la huerta demuestra la fuerza de su poder sobre la familia de Batiste a la que quiere arruinar. Bibliografía FOX, ARTURO A. “Estructuras Totémicas En La Barraca De Blasco Ibáñez.” Hispania, vol. 75, no. 2, 1992, pp. 275–280. www.jstor.org/stable/344021. BLASCO IBÁÑEZ, VICENTE. La Barraca. project Gutenberg, 2005. PDF e-book. ________________________________ [P1]¿Origen morisco? [P2]Como un monstruo [P3]Como los cementerios de los indios. Yuyu. [P4]Pastor-mago-Tiresias [P5]Ciego como Tiresias, ¿o ciego porque „no ve“-viendo? [P6]¿Pimentó un cacique? Ojo [P7]Pero esto es importante. La „ignorancia“ es falta de modernidad. Viven como en una especie de prehistoria. [P8]Temática campo / ciudad [P9]rebelión [P10]Ahora hay que preguntarse de dónde surge esa idea de la „envidia“. ¿No será que los campesinos no saben quién es el verdadero adversario de clase? [P11]Chamán o religioso