Introducción a la cultura de América Latina Poesía vanguardista. Selección Oliverio Girondo Otro nocturno La luna, como la esfera luminosa del reloj de un edificio público. ¡Faroles enfermos de ictericia! ¡Faroles con gorras de “apache”, que fuman un cigarrillo en las esquinas! ¡Canto humilde y humillado de los mingitorios cansados de cantar!;Y silencio de las estrellas, sobre el asfalto humedecido! ¿Por qué, a veces, sentiremos una tristeza parecida a la de un par de medias tirado en un rincón?, y ¿por qué, a veces, nos interesará tanto el partido de pelota que el eco de nuestros pasos juega en la pared? Noches en las que nos disimulamos bajo la sombra de los árboles, de miedo de que las casas se despierten de pronto y nos vean pasar, y en las que el único consuelo es la seguridad de que nuestra cama nos espera, con las velas tendidas hacia un país mejor. (De Veinte poemas para ser leídos en el tranvía) César Vallejo XX Al ras de batiente nata blindada de piedra ideal. Pues apenas acerco el 1 al 1 para no caer. Ese hombre mostachoso. Sol, herrada su única rueda, quinta y perfecta, y desde ella para arriba. Bulla de botones de bragueta, libres, bulla que reprende A vertical subordinada. El desagüe jurídico. La chirota grata. Mas sufro. Allende sufro. Aquende sufro. Y he aquí se me cae la baba, soy una bella persona, cuando el hombre guillermosecundario puja y suda felicidad a chorros, al dar lustre al calzado de su pequeña de tres años. Engállase el barbado y frota un lado. La niña en tanto pónese el índice en la lengua que empieza a deletrear los enredos de enredos de los enredos, y unta el otro zapato, a escondidas, con un poquito de saliba y tierra, pero con un poquito no má– .s. (De Trilce) Vicente Huidobro Arte poética Que el verso sea como una llave Que abra mil puertas. Una hoja cae; algo pasa volando; Cuanto miren los ojos creado sea, Y el alma del oyente quede temblando. Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra; El adjetivo, cuando no da vida, mata. Estamos en el ciclo de los nervios. El músculo cuelga, Como recuerdo, en los museos; Mas no por eso tenemos menos fuerza: El vigor verdadero Reside en la cabeza. Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas! Hacedla florecer en el poema ; Sólo para nosotros Viven todas las cosas bajo el Sol. El poeta es un pequeño Dios. (De El espejo de agua) Altazor (fragmento) Basta señora arpa de las bellas imágenes De los furtivos comos iluminados Otra cosa otra cosa buscamos Sabemos posar un beso como una mirada Plantar miradas como árboles Enjaular árboles como pájaros Regar pájaros como heliotropos Tocar un heliotropo como una música Vaciar una música como un saco Degollar un saco como un pingüino Cultivar pingüinos como viñedos Ordeñar un viñedo como una vaca Desarbolar vacas como veleros Peinar un velero como un cometa Desembarcar cometas como turistas Embrujar turistas como serpientes Cosechar serpientes como almendras Desnudar una almendra como un atleta Leñar atletas como cipreses Iluminar cipreses como faroles Anidar faroles como alondras Exhalar alondras como suspiros Bordar suspiros como sedas Derramar sedas como ríos Tremolar un río como una bandera Desplumar una bandera como un gallo Apagar un gallo como un incendio Bogar en incendios como en mares Segar mares como trigales Repicar trigales como campanas Desangrar campanas como corderos Dibujar corderos como sonrisas Embotellar sonrisas como licores Engastar licores como alhajas Electrizar alhajas como crepúsculos Tripular crepúsculos como navíos Descalzar un navío como un rey Colgar reyes como auroras Crucificar auroras como profetas Etc. etc. etc. Basta señor violín hundido en una ola ola Cotidiana ola de religión miseria De sueño en sueño posesión de pedrerías Nicolás Guillén Sensemayá Canto para matar a una culebra. ¡Mayombe—bombe—mayombé! ¡Mayombe—bombe—mayombé! ¡Mayombe—bombe—mayombé! La culebra tiene los ojos de vidrio; la culebra viene y se enreda en un palo; con sus ojos de vidrio, en un palo, con sus ojos de vidrio. La culebra camina sin patas; la culebra se esconde en la yerba; caminando se esconde en la yerba, caminando sin patas. ¡Mayombe—bombe—mayombé! ¡Mayombe—bombe—mayombé! ¡Mayombe—bombe—mayombé! Tú le das con el hacha y se muere: ¡dale ya! ¡No le des con el pie, que te muerde, no le des con el pie, que se va! Sensemayá, la culebra, sensemayá. Sensemayá, con sus ojos, sensemayá. Sensemayá, con su lengua, sensemayá. Sensemayá, con su boca, sensemayá. La culebra muerta no puede comer, la culebra muerta no puede silbar, no puede caminar, no puede correr. La culebra muerta no puede mirar, la culebra muerta no puede beber, no puede respirar no puede morder. ¡Mayombe—bombe—mayombé! Sensemayá, la culebra… ¡Mayombe—bombe—mayombé! Sensemayá, no se mueve… ¡Mayombe—bombe—mayombé! Sensemayá, la culebra… ¡Mayombe—bombe—mayombé! Sensemayá, se murió. (De West Indies, Ltd.) Pablo Neruda WALKING AROUND SUCEDE que me canso de ser hombre. Sucede que entro en las sastrerías y en los cines marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro navegando en un agua de origen y ceniza. El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos. Sólo quiero un descanso de piedras o de lana, sólo quiero no ver establecimientos ni jardines, ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores. Sucede que me canso de mis pies y mis uñas y mi pelo y mi sombra. Sucede que me canso de ser hombre. Sin embargo sería delicioso asustar a un notario con un lirio cortado o dar muerte a una monja con un golpe de oreja. Sería bello ir por las calles con un cuchillo verde y dando gritos hasta morir de frío. No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas, vacilante, extendido, tiritando de sueño, hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra, absorbiendo y pensando, comiendo cada día. No quiero para mí tantas desgracias. No quiero continuar de raíz y de tumba, de subterráneo solo, de bodega con muertos ateridos, muriéndome de pena. Por eso el día lunes arde como el petróleo cuando me ve llegar con mi cara de cárcel, y aúlla en su transcurso como una rueda herida, y da pasos de sangre caliente hacia la noche. Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas, a hospitales donde los huesos salen por la ventana, a ciertas zapaterías con olor a vinagre, a calles espantosas como grietas. Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos colgando de las puertas de las casas que odio, hay dentaduras olvidadas en una cafetera, hay espejos que debieran haber llorado de vergüenza y espanto, hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos. Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos, con furia, con olvido, paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia, y patios donde hay ropas colgadas de un alambre: calzoncillos, toallas y camisas que lloran lentas lágrimas sucias. (De Residencia en la tierra)