aiavente História de los indios de la Nueva Espaňa 127 s, que I . ■" x_. „_ jS hora. A este propósito una carta que escribió un fraile mora-dor de Tlaxcala a su provincial32, sobre la penitencia y restituciones que hicieron los tlaxcaltecas en la cuaresma pasada del aňo de 1539, y cómo celebraron la fiesta de la Resurrección y Anunciación. «No sé con qué mejores Pascuas dar a vuestra caridad, que con contarle y escribirle las buenas que Dios ha dado a estos sus hijos los tlaxcaltecas, y a nosotros con ellos, aunque no sé por dónde lo comience; porque es muy de sentir lo que Dios en esta gente ha obrado, que cierto mucho me han edificado en esta cuaresma, asi los de la ciudad como los de los pueblos, hasta los otomíes. Las restituciones que en la cuaresma hicieron yo creo que pasaron de diez o doce mil, de cosas que eran a cargo de tiempo de su infidelidad como de después; unos de cosas pobres, y otros de más cantidad y de cosas de valor; y muchas restituciones de harta calidad, asi de joyas de oro y piedras de precio, como de tierras y here-dades. Alguno ha habido que ha restituido doce suertes de tierra, la que menos de cuatrocientas brazas, otras de setecientas, y suerte de mil y doscientas brazas, con mu-chos vasallos y casas dentro en las heredades. Otros han dejado otras suertes que sus padres y abuelos tenían usurpadas y con mal título; los hijos y a como cristianos se descargan y dejan el patrimonio, aunque esta gente ama tanto las heredades como otros, porque no tienen granjerias». «Han hecho también mucha penitencia, asi en limos-nas a pobres como a su hospital, y con muchos ayunos de harta abstinencia, muchas disciplinas secretas y pú-blicas. En la cuaresma por toda la provincia se discipli-nan tres días en la semana en sus iglesias, y muchos de estos días se tornaban a disciplinar con sus procesiones de iglesia en iglesia, como en otras partes se hace la no-che del Jueves Santo; y ésta de este día no la dejaron, El fraile aludido es el mismo Motolinía. antes vinieron tantos que a parecer de los espaňoles que aquí se hallaron, juzgaron haber veinte o treinta y i cinco mil ánimas. Toda la Semana Santa estuvieron a los divinos oficios. El sermón de la Pasión lloraron con gran sentimiento, y comulgaron muchos con mucha reverencia, I y hartos de ellos con lágrimas de lo cual los frailes re-I cien venidos se han edificado mucho». «Para la Pascua tenían acabada la capilla del patio, la cual salió una solemnísima pieza; llámanla Belén. Por [j parte de fuera la pintaron luego al fresco en cuatro días, I porque asi las aguas nunca la despintaran; en un ochavo de ella pintaron las obras de la creación del mundo de los primeros tres días, y en otro ochavo las obras de los otros tres días; en otros dos ochavos, en el uno la verga de Jesé, con la generación de la madre de Dios, la cual está en lo alto puesta muy hermosa; en otro está nues-tro padre San Francisco; en otra parte está la Iglesia, j Santo Papa, cardenales, obispos, etc.; y a la otra banda el Emperador, reyes y caballeros. Los espaňoles que han visto la capilla, dicen que es de las graciosas piezas que i de su manera hay en Espaňa. Lleva sus arcos bien labra-dos; dos coros: uno para los cantores, otro para los ministriles. Hizose todo esto en seis meses, y asi la cnpi i 11a como todas las iglesias tenían muy adornadas y com-] puestas. Han estos tlaxcaltecas regocijado mucho los di-I vinos oficios con cantos y músicas de canto de órgano; tenían dos capillas; cada una de más de veinte cantores, j y otras dos de flautas, con las cuales también tafiían ra-bel y jabebas, y muy buenos maestros de atabales con-cordados con campanas pequefias que sonaban sabrosa-mente.» Y con esto este fraile acabó su carta. Lo más principal he dejado para la postře, que fue la fiesta que los cofrades de Nuestra Seňora de la Encarna-ción celebraron. Y porque no la pudieron celebrar en la cuaresma, guardáronla para el miércoles de las ochavas. Lo primero que hicieron fue aparejar muy buena limosna para los indios pobres, que no contentos con los que tienen en el hospital, fueron por las casas de una legua a la redonda a repartirles setenta y cinco camisas de 128 Fray Toribio de Benavente hombre y cincuenta de mujer, y muchas mantas y zara-giielles. Repartieron tambien por los dichos pobres nece-sitados diez cameras y un puerco, y veinte perrillos de los de la tierra, para comer con chile como es costumbre. Repartieron muchas cargas de maiz, y muchos tamales en lugar de roscas, y los diputados y mayordomos que lo fueron a repartir no quisieron tomar ninguna cosa por su trabajo, diciendo que antes habian ellos de dar de su hacienda al hospital, que no tomarsela. Tenian su cena hecha, para cada cofrade un rollo, y sin estos, que eran muchos, tenian sus velas y doce hachas, y sacaron de nuevo cuatro ciriales de oro y pluma muy bien hechos, mas vistosos que ricos. Tenian cerca de la puerta del hospital aparejado para representar un auto, que fue la caida de nuestros pri-meros padres }i, y al parecer de todos los que lo vieron fue una de las cosas notables que se han hecho en la Nueva Espana. Estaba tan adornada la morada de Adan y Eva, que bien parecfa paraiso de la tierra, con diversos arboles con frutas y flores, de ellas naturales y de ellas contrahechas de pluma y oro. En los arboles mucha diversidad de aves, desde buho y otras aves de rapina, hasta pajaritos pequenos, y sobre todo tenia muy muchos papagayos, y era tanto el parlar y gritar que tenian, que a veces estorbaban la representation. Yo conte en un solo arbol catorce papagayos entre pequenos y gran-des. Habia tambien aves contrahechas de oro y plumas, que era cosa muy de mirar. Los conejos y liebres eran tantos, que todo estaba lleno de ellos, y otros muchos animalejos que yo nunca hasta alii los habia visto. Esta-ban dos ocotochles 34 atados, que son bravisimos, que ni son bien gato ni bien onza; y una vez descuidose Eva y fue a dar en el uno de ellos, y el, de bien criado, des-viose; esto era antes del pecado, que si fuera despues, no tan en hora buena ella se hubiera allegado. Habia 33 Fray Toribio escribio La caida de nuestros primeros padres, como las demas piezas, en nahuatl. 34 Tratase del ocotachtin, marta o gato montes'. Historia de los indios de la Nueva Espana 129 otros animales bien contrahechos, metidos dentro unos muchachos; estos andaban domesticos y jugaban y bur-laban con ellos Adan y Eva. Habia cuatro rios o fuentes que salian del paraiso, con sus rotulos que decian Fison, Geon, Tigris, Eufrates; y el arbol de la vida en medio del paraiso, y cerca de el, el arbol de la ciencia del bien y del mal, con muchas y muy hermosa fruta contrahechas de oro y pluma. Estaba a la redonda del paraiso tres pefioles grandes, y una sierra grande, todo esto lleno de cuanto se puede hallar en una sierra muy fertil y fresca montana; y todas las particularidades que en abril y mayo se pueden hallar, porque en contrahacer una cosa al natural estos indios tienen gracia singular, pues aves no faltan chicas ni grandes, en especial de los papagayos grandes, que son tan grandes como gallos de Espana; de estos habia muchos, y dos gallos y una gallina de las monteses, que cierto son las mas hermosas aves que yo he visto en parte ninguna; tendria un gallo de aquellos tanta carne como dos pavos de Castilla. A estos gallos les sale del papo una guedeja de cerdas mas asperas que cerdas de caballo, y de algu-nos gallos viejos son mas largas que de un palmo; de estas hacen hisopos y duran mucho. Habia en estos pefioles animales naturales y contrahechos. En uno de los contrahechos estaba un mucha-cho vestido como leon, y estaba desgarrando y comiendo un venado que tenia muerto; el venado era verdadero y estaba en un risco que se hacia entre unas penas, y fue cosa muy notada. Allegada la procesion, comenzose luego el auto; tar-dose en el gran rato, porque antes que Eva comiese ni Adan consintiese, fue y vino Eva, de la serpiente a su marido y de su marido a la serpiente, tres o cuatro veces, siempre Adan resistiendo, y como indignado alan-zaba de si a Eva; ella rogandole y molestandole decia, que bien parecia el poco amor que le tenia, y que mas le amaba ella a el que no el a ella, y echandose en su regazo tanto le importuno, que fue con ella al arbol vedado, y Eva en presencia de Adan comio y diole a el 130 Fray Toribio de Benavente tambien que comiese. Y en comiendo, luego conocieron el mal que habian hecho y aunque ellos se escondian cuanto podian, no pudieron hacer tanto que Dios no lo viese, y vino con gran majestad acompanado de muchos angeles; y despues que hubo llamado a Adän, el se ex-cusö con su mujer, y ella echö la culpa a la serpiente, maldiciendolos Dios y dando a cada uno su penitencia. Trajeron los angeles dos vestiduras bien contrahechas, como de pieles de animales, y vistieron a Adan y a Eva. Lo que mas fue de notar fue verlos salir desterrados llorando: llevaban a Adan tres angeles y a Eva otros tres; iban cantando en canto de organo, Circumdederunt me. Esto fue tan bien representado, que nadie lo vio que no llorase muy recio. Quedö un querubin guardando la puerta del paraiso con su espada en la mano. Luego alli estaba el mundo, otra tierra cierto bien diferente de la que dejaban, porque estaba llena de cardos y de espi-nas, y muchas culebras; tambien habia conejos y liebres. Liegados alli los reden moradores del mundo, los angeles mostraron a Adan cömo habia de cultivar y labrar la tierra, y a Eva dieronle husos para hilar y hacer ropa para su marido e hijos; y consolando a los que quedaban muy desconsolados, se fueron cantando por desecha, en canto de organo, un villancico que decia: Para que comia Para que comia ha fruta vedada. La primer casada, la primer casada Ella y su marido, A Dios han traido En pobre posada Por haber comido La fruta vedada. Este auto fue representado por los indios en su propia lengua, y asi muchos de ellos tuvieron lägrimas y mucho Historia de los indios de la Nueva Espana 131 sentimiento, en especial cuando Adan fue desterrado y puesto en el mundo. Otra carta del mismo fraile a su prelado, escribien-dole las fiestas que se hicieron en Tlaxcala por las paces hechas entre el Emperador y el rey de Francia, el prelado se llamaba fray Antonio de Ciudad Rodrigo 35. «Como vuestra caridad sabe, las nuevas vinieron a esta tierra antes de cuaresma pocos dias, y los tlaxcaltecas quisieron primero ver lo que los espanoles y los mexi-canos hacian, y visto que hicieron y representaron la conquista de Rodas, ellos determinaron de representar la conquista de Jerusalen, el cual pronöstico cumpla Dios en nuestros dias. Y por la hacer mas solemne acordaron de la dejar para el dia de Corpus Christi, la cual fiesta regocijaron con tanto regocijo como aqui dire.» «En Tlaxcala, en la ciudad que de nuevo han comen-zado a edificar, abajo en lo llano, dejaron en el medio una grande y muy gentil plaza, en la cual tenian hecha a Jerusalen encima de unas casas que hacen para el Ca-bildo, sobre el sitio que ya los edificios iban en altura de un estado; igualäronlo todo e hinchieronlo de tierra, y hicieron cinco torres; la una de homenaje en medio, mayor que las otras, y las cuatro cantos; estaban cerca-das de una cerca muy almenada, y las torres tambien muy almenadas y galanas, de muchas ventanas y galanes arcos, todo Ueno de rosas y flores. De frente de Jerusalen, en la parte oriental fuera de la plaza, estaba aposen-tado el Emperador; a la parte diestra de Jerusalen estaba el real adonde el ejercito de Espana se habia de apo-sentar; al opösito estaba aparejado para las provincias de la Nueva Espana; en el medio de la plaza estaba Santa Fe, adonde se habia de aposentar el Emperador con su ejercito. Todos estos lugares estaban cercados y por de fuera pintados de canteado, con sus troneras, saeteras y almenas bien al natural.» 35 Autor de la carta es siempre Motolinfa. La descripciön de la larga representaciön nos da una idea adecuada del primer teatro de la Colonia y es, en este sentido, un documento de gran valor. Tratado Tercero Capitulo I De como los indios notaron el aho que vivieron los espanoles y tambien notaron el aho que vinieron los frailes. Cuentan algunas maravillas que cn la tierra acontecieron. Muchos notaron estos naturales indios, entre las cuen-tas de sus aiios, el ano que vinieron y entraron en esta tierra los espanoles, como cosa muy notable y que al principio les puso muy grande espanto y admiraciön, ver una gente venida por el agua (lo que ellos nunca habian visto ni oido que se puediese hacer), de traje tan extrano del suyo, tan denodados y animosos, tan pocos entrar por todas las provincias de esta tierra con tanta autori-dad y osadia, como si todos los naturales fueran sus va-sallos. Asimismo se admiraban de ver los caballos, y lo que hacian los espanoles encima de ellos, y algunos pen-saron que el hombre y el caballo fuese todo una persona, aunque esto fue al principio en los primeros pueblos, 193 194 Fray Toribio de Benavente Historia de los indios de Ia Nueva Espana 195 porque despues todos conocieron ser el hombre por si, el caballo ser bestia, que esta gente mira y nota mucho las cosas, y en viendolos apear, llamaron a los caballos castillan mazatl, que quiere decir ciervo de Castilla, porque aca no habia otro animal a quien mejor los comparar. A los espanoles llamaron tetehuv, que quiere decir dio-ses, y los espanoles corrompiendo el vocablo decian teules,je\ cual nombre les durö mäs de tres anos, hasta que dimos a entender a los indios que no habia mas de un solo Dios, y que a los espanoles que los llamasen cristianos, de lo cual algunos espanoles necios se agra-viaron, y quejaron, e indignados contra nosotros decian que les quitäbamos su nombre, y esto muy en forma, y no miraban, los pobres de entendimiento, que ellos usur-paban el nombre que a solo Dios pertenece. Despues que fueron muchos los indios bautizados, llamanlos espanoles. Asimismo los indios notaron y sefialaron para tener cuenta con el afio que vinieron los doce frailes juntos. Y aunque en el principio entre los espanoles vinieron frailes de San Francisco ', o por venir de dos en dos, o por el embarazo que con las guerras tenian, no hicieron caso de ellos. Y este ano digo, que le notaron y tienen por mas principal que otro, porque desde alli comienzan a contar, como ano de la avenida o advenimiento de Dios, y asi comünmente dicen: «El ano que vino nuestro Senor; el ano que vino la fe». Porque luego que los frailes llegaron a Mexico dende a en quince dias, tuvieron capitulo y se repartieron los doce frailes y otros cinco que estaban en Mexico. Todos estos diez y siete fueron repartidos por las principales provincias de esta tierra, y luego comenzamos a deprender la lengua y a predicar con interprete. Habia asimismo en Mexico otros dos o tres clerigos, y no muchos espanoles, porque en obra de un ano salieron con Pedro de Alvarado para Guati-mala un buen escuadrön de gente de a pie y razonable de caballos. Fue luego a las Higueras otro con Cristobal 1 Con Cortes iba fray Bartolome de Olmedo. de Olid, y fue luego sobre el, con otro, Francisco de las Casas, y no pasaron muchos dias cuando el marques Hernando Cortes se partio con toda la mäs lucida gente y la mayor parte de los caballos que habfa, que me parece que podrian quedar en Mexico hasta cincuenta caballos y doscientos espanoles infantes, pocos mas o menos. Y a esta razon estaban todos los senores naturales de la tierra hechos a una y concertados para se levantar y matar a todos los cristianos, y entonces aün vivian muchos de los senores viejos, porque cuando los espanoles vinieron estaban todos los senores y las provincias muy diferentes y andaban todos embarazados en guerras que tenian los unos con los otros, y a este tiempo que digo que esta gente saliö de Mexico, yo los vi a todos tan unidos y ligados unos con otros, y tan apercibidos de guerra, que tenian por muy cierto salir con la victoria, comenzando la cosa. Y asi fuera de hecho, sino que Dios maravillo-samente los cegö y embarazo, y tambien fue mucha parte lo que los frailes hicieron, asi por la oracion y predica-ciön como por el trabajo que pusieron en pacificar las disensiones y bandos de los espanoles, que en esta sazön estaban muy encendidos, y tan trabados que vinieron a las armas sin haber quien los pusiese en paz, ni se me-tiese entre las espadas y lanzas sino los frailes, y a estos dio Dios gracias para ponerlos en paz. Estaban las pa-siones tan trabadas como ahora dice que estan los espanoles en el Peru. (Dios les envie quien los ponga en paz aunque ellos dicen que ni quieren paz ni frailes.) Bien pudiera alargarme en esto de los bandos de Mexico, porque me halle presente a todo lo que pasö; mas pareceme que seria meterme en escribir historia de hombres. En este mismo tiempo se descubrieron unas muy ricas minas de plata, a las cuales se iban muchos de los espanoles, y donde habia pocos en Mexico quedaban pocos y los que querian ir iban en mayor peligro de las vidas, pero ciegos con su codicia no lo entendian, y por las represiones y predicaciones y consejos de los frailes, asi en general como en particular, pusieron guardas y vela-ron la ciudad, y pusieron silencio a las minas, y man- 196 Fray Toribio de Benavente daron recoger a los que estaban por las estancias, y desde a pocos dfas lo remediö Dios cerrando aquellas minas con una gran montafia que les echö encima, de manera que nunca jamäs parecieron. Por otra parte con los in-dios, que ya conocian a los frailes y daban credito a sus consejos, los detuvieron por muchas vias y maneras que serfan largas de contar. El galardön que de esto reci-bieron fue decir: «Estos frailes nos destruyen y quitan que no estemos ricos, y nos quitan que se hagan los indios esclavos; estos hacen bajar los tributos y defien-den a los indios y los favorecen contra nosotros; son unos tales y unos cuales». Y no miran los espanoles que si por los frailes no fuera ya no tuviera de quien se servir, ni en casa ni en las estancias, que todos los hubieran ya acabado, como parece por experiencia en Santo Domingo y en las otras islas, adonde acabaron los indios. Cuanto a lo demas, esta gente de indios naturales son tan encogidos y callados, que por esta causa no se saben los muchos y grandes milagros que Dios entre ellos hace, mas de que yo veo venir a doquiera que hay casa de nuestro padre San Francisco muchos enfermos de todos generös de enfermedades, y muchos muy peligrosos, y veolos convalecidos y sanos volverse con grande alegria a sus casas y tierras, y se que particularmente tienen gran devociön con el häbito y cordön de San Francisco, con el cual cordön se han librado muchas mujeres pre-nadas de partos muy peligrosos, y esto ha sido en muchos pueblos y muchas veces, y aqui en Tlaxcala es muy comün, y no ha muchos dias que se ha bien experimen-tado. Por lo cual tiene el portero un cordön para darlo luego a los que le vienen a demandar, aunque yo bien creo que obra tanto la devociön que con el cordön tienen, como la virtud que en el hay, aunque tambien creo que la virtud no es poca, como se parecera claro por lo que aqui dire. En un pueblo que se dice Atlacubaya, cerca del Cha-pultepec, adonde nace el agua que va a Mexico, que esta una legua de Mexico, adoleciö un hijo de un hombre Historia de los indios de la Nueva Espana 197 llamado Domingo, de oficio tezozonqui, que quiere decir carpintero o pedrero, el cual con su mujer e hijos son devotos de San Francisco y de sus frailes. Cayö enfermo uno de sus hijos de edad de siete u ocho afios, el cual se llamaba Ascencio, que en esta tierra se acostumbra a dar a cada uno el nombre del dia en que nacen, y los que se bautizan grandes, del dia en que se bautizan, y a este nifio llamäronle Ascencio por haber nacido el dia de la Ascensiön, el cual como enfermase, y de sus padres fuese muy amado, luego acorrieron a nuestro monasterio, invocando el nombre de San Francisco, y mientras mäs la enfermedad del nifio crecia, los padres con mas im-portunaciön venian a demandar el ayuda y favor del santo. Y como Dios tenia ordenado lo que habia de ser, permitiö que el nifio Ascencio muriese; el cual muriö un dia por la mafiana, dos horas despues de salido el sol; y muerto, no por eso dejaban los padres con muchas lagrimas de llamar a San Francisco, en el cual te-nian mucha confianza, y ya que pasö de mediodia amor-tajaron el nifio, y antes que lo amortajasen vio mucha gente el nifio estar muerto, y frio, y yerto, y la sepultura abierta. Ya que lo querian llevar a la iglesia, dicen hoy dia sus padres, que siempre tuvieron esperanza que San-Francisco se le habia de resucitar alcanzando de Dios la merced de la vida del nifio. Y como a la hora que le querian llevar a enterrar, los padres tornasen a llamar y a rogar a San Francisco, comenzöse a mover el nifio, y de presto comenzaron a desatar y descoger la mortaja, y tornö a revivir el que era muerto. Esto serfa a hora de visperas, de lo cual todos los que alli estaban, que eran muchos, quedaron muy espantados y consolados e hi-cieronlo saber a los frailes de San Francisco, y vino el que tenia cargo de los ensefiar, que se llamaba fray Pedro de Gante, y llegando con su compafiero vio el nifio vivo y sano, y certificado de sus padres y de todos los que presentes se hallaron, que eran dignos de fe, ayuntaron todo el pueblo, y delante de todos dio el padre del nifio resucitado testimonio como era verdad que su hijo se habia muerto y resucitado. Y este milagro se publicö 198 Fray Toribio de Benavente y divulgö por todos aquellos pueblos de a la redonda, que fue causa que muchos se edificasen mäs en la fe y comenzaron a creer los otros milagros y maravillas que de Nuestro Redentor y de sus santos se les predican. Este milagro, como aqui lo escribo, recibi del dicho fray Pedro de Gante, el cual en Mexico y su tierra fue maestro de los ninos, y tuvo cargo de visitar y doctrinar aquellos pueblos mäs de once anos. Es tanta la devociön que en esta tierra, asi los espa-noles como los indios naturales, tienen con San Francisco, y ha hecho Dios en su nombre tantos milagros y tantas maravillas, y tan manifiestas, que verdaderamente se puede decir que Dios le tenia guardada la conversion de estos indios, como dio a otros de sus apöstoles las de otras Indias y tierras apartadas 2, y por lo que aqui digo, y por lo que he visto, barrunto y aün creo, que una de las Cosas y secretos que en el seräfico coloquio pasaron entre Cristo y San Francisco en el monte Al-verna, que mientras San Francisco viviö nunca lo dijo, fue esta riqueza que Dios aqui le tenia guardada, adonde se tiene de extender y ensanchar mucho su sacra religion. Y digo que San Francisco, padre de mucha gente, vio y supo de este dia 3. Capitulo II De los frailes que han muerto en la conversion de los indios de la Nueva Espana, cuentase tambien la vida de fray Martin de Valencia, que es mucho de notar y tener en la memoria. Perseverando y trabajando fielmente en la conversion de estos indios, son ya difuntos en esta Nueva Espana mäs de treinta frailes menores, los cuales acabaron sus 2 Se refiere fray Toribio a Asia y al papel evangelizador de las ördenes religiosas. 3 Afirmaciön apasionada del destino misionero franciscano en America por voluntad divina. Historia de los indios de la Nueva Espana 199 dias llenos de observancia de su profesiön, ejercitados en la caridad de Dios y del pröjimo, y en la confesiön de nuestra santa fe, recibiendo los sacramentos, algu-nos de los cuales fueron adornados de muchas virtüdes, mas el que entre todos dio mayor ejemplo de santidad y doctrina, asi en la vieja Espana como en la Nueva, fue el padre de santa memoria fray Martin de Valencia, primer prelado y custodio en esta Nueva Espana: fue el primero que Dios enviö a este nuevo mundo con autoridad apostolica. Las cosas que aqui dire no querria que nadie las ponderase mäs de lo que las leyes divinas y humanas permiten y la razön demanda, dejando por juez a Aquel que lo es de los vivos y de los muertos, en cuyo aca-tamiento todas las vidas de los mortales son muy ciaras y manifiestas, y dando la determinacion a su santa Iglesia, a cuyos pies toda esta obra va sometida. Porque los hombres pueden ser enganados en sus juicios y opi-niones, y Dios siempre es recto en la balanza de su juicio y los hombres no; por lo cual dice San Agustin, que muchos tiene la Iglesia en veneracion que estän en el infierno, esto es, de aquellos que no estan ca-nonizados por la Iglesia Romana regida por el Espiritu Santo, y con esta protestaciön comenzare a escribir en breve, lo mäs que a mi fuera posible, la vida del siervo de Dios fray Martin de Valencia, aunque segün se que un fraile devoto suyo la tiene mäs largamente escrita 4. Comienza la vida de fray Martin de Valencia Este buen varön fue natural de la villa de Valencia, que dicen de Don Juan, que es entre la ciudad de Leon y la villa de Benavente, en la ribera del no que se dice Ezcla; es en el obispado de Oviedo. De su juventud no hay relacion en esta Nueva Espana, mäs del argu- 4 Alude Motolinia a la obra de fray Francisco Lopez, otro de los «Doce».