FERNÁN GONZALEZ DE ESLAVA El nombre de Fernán Gonzalez de Eslava figura en lugar prominente en los on'genes del teatro hispanoamericano: es, sin duda, el dramaturgo más importante del siglo xvi en el Nuevo Mundo. Pasó la mayor parte de su vida en Mexico, fue espafiol de nacimiento, pero todavía nada se sabe de su exacto lugar de origen. Se ha sefialado la posibilidad de que fuera seviUano por ciertas alusiones y, sobre todo, por los frecuentes andalucismos y el valor foné-tico de las sibilantes; otros rechazan tal hipótesis. La fecha de su nacimiento suele fijarse en 1534; llegó a la Nueva Espaňa con 25 afios y allí fue orde-nado sacerdote, escribió, y murió hacia 1601. La producción teatral de Gonzalez de Eslava —quien fue, además, poeta lírico de no escasos méritos— consta de 16 coloquios espirituales y sacra-mentales, 8 loas y 5 entremeses. De estos Ultimos sólo uno, el Entremés entre dos rufianes, aparece como pieza independiente; los otros cuatro forman parte de los coloquios. Todas sus obras dramáticas parecen haber sido escritas entre 1567 y 1600. Nadie discute el «americanismo» del teatro de Gonzalez de Eslava. Y no por haber sido todo él compuesto en Mexico, sino por la abundancia de tipos, costumbres, paisajes y figuras locales; las referencias a los virreyes, a los que elogia en loas o festeja en algunos de sus coloquios; los sucesos que sirven de tema a una que otra pieza, como la terrible epidémia en que mu-rieron más de dos millones de indios, en 1576, motivo del Cotoquio Catorce; y, sobre todo, por el crecido numero de «mexicanismos» en el lenguaje, algunos de ellos de procedencia nahuatl, como «piltonte», de piltontli ('mucha* cho'), «mecate», de mecatl ('cuerda de hilo de maguey'), «huipil», de huipHli ('camisa de colores sin mangas'), «xuchil», de xochitl ('flor' o 'ramillete'), «jacal», de xacalli ('choza pajiza'), «atengo», de atenco ('lugar en la orilla del agua'), «tepuzque», de teputztli ('cobre'), etc. Para representar a Gonzalez de Eslava en esta antológia se ha escogido el Coloquio Séptimo, que lleva como título «De cuando Dios Nuestro Seňor mandó al profeta Jonáš fuese a la ciudad de Ninive a predicar su destruc-ción». Varios motivos justifican esa selección: es éste uno de los pocos coloquios precedidos por un entremés y una loa, todo en una unidad dramática con personajes comunes; y, además, es el único en el que, al no aparecer figuras alegóricas, presenta de forma más pintoresca y atrevida una de las características del teatro de la época: el anacronismo; por él se convierten en compaňeros de travesía el profeta bíblico Jonáš y varios personajes con-temporáneos: un vizcaíno, un gracioso y un matrimonio mexicano, ella i 2 TEATRO HISPANOAMERICANO FERNÁN GONZALEZ DE ESLAVA 45 «hija de conquistador». Quizá por esas mismas razones son estas páginas de Gonzalez de Eslava las que mejor resisten el paso del tiempo. El Entremés con que comienza la obra se compone de un cómico diálogo entre Diego Mořeno y su esposa, Teresa, tipo bien Iogrado de mujer zafia y vanidosa que hace imposible la vida al marido mediocre y tacaňo. Por su lenguaje popular, su humorismo y sus pinceladas costumbristas, este entremés, como el ya comentado de Cristobal de Llerena, entronca con la tradi-ción espaňola que va de Lope de Rueda a Quevedo. La discordia conyugal recuerda el famoso paso de Las Aceitunas hasta en la caracterización de los personajes: la mujer novelera y dada a la fantasia y el marido de más con-tenido realista. La Loa al Virrey D. Martin sigue la costumbre de estos apéndices y tiene dos funciones: exaltar las virtudes de la más alta autoridad colonial, y re-sumir la trama del coloquio. Y, por afiadidura, en este caso particular —y en expresión que coincide con la de don Juan Manuel en su colección de apólo-gos— explica el tono ligero con que se presentan temas religiöses: «Por estar tan estragadas / las voluntades hoy día / damos las cosas sagradas / cubiertas con alegría / como píldoras doradas.» Pero no siempre tuvo buena fortuna al querer pasar, «cubiertas con alegria», sus burlas a la autoridad: cuando presentó su Coloquio III —en los días en que el presbitero Perez Ramirez estrenaba el Desposorio Espiritual— el virrey Enriquez de Almansa se sintió aludido en uno de los entremeses que con él se llevó a escena y castigó el desacato encerrando en un calabozo a Gonzalez de Eslava. El Coloquio está basado en el episodio břblico de la desobediencia de Jonáš al mandato divino que le ordenó anunciar su perdición a los ninivitas, a lo que siguió la fuga del profeta en un barco que iba a Tarsis; la tormenta en alta mar con amenaza de zozobra, la decision de echar suertes entre los tripulantes y pasajeros para determinar quién ha provocado la ira de Dios, y la proposición del mismo Jonáš de ser lanzado al mar para purgar su culpa. La história concluye cuando Jonas, tragado por un enorme pez, es de-vuelto vivo a una playa; de este desenlace, sin embargo, no se ocupa el Coloquio. Aunque el tema religioso —expresado con brillantez en los monólo-gos de Jonáš— sirve de pretexto a la obra y mueve su trama, el mayor interes reside en el ambiente de farsa bufonesca y en el tono satírico de su parte central. Haciendo también intervenír a una serie de personajes de la sociedad contemporánea, Gonzalez de Eslava crea el más abigarraďo espec-táculo: algo como una sŕntesis de los elementos costumbristas y fantásticos de las dos clases de comedias de Torres Naharro. Hay aquí travesuras pica-rescas —como la burla que el Contramaestre y Rodrigo hacen al simple Tocina: mordaces alusiones a la facilidad con que se dejan sobornar las auto-ridades —«Este negro untar las manos / endereza lo muy tuerto»—; imita-ción de la manera de hablar los vascos —«Vizcaino haces voto / cuatro se-manas ayunas, / viernes espaldas azoto, / hembras no hablas ninguna, / siempre pones sayo roto»—; intencionadas pinturas de maridos vapuleados —«En verdad, si verdad fuese / que mi mujer se finase / y que viudo me viese, / otra vez no me casase / puesto que la reina fuese»—. Todo el movimiento escénico está expresado por el diálogo indicándose por medio de él lo que debe estar ocurriendo en las tablas o lo que el es-pectador ha de imaginär que sucede. Asi, en la antes citada burla a Tocina, la conversación entre éste y el Contramaestre sugiere los gestos y actitudes de los personajes; y, de igual manera, durante la tormenta, los miembros de la tripulación se encargan de exponer ante el publico con sus parlamentos la situación caótica de la escena: Piloto čNo veis cuál viene el aguaje con soberbio movimiento? Mira qué escuro celaje, y va variando el viento contrario a nuestro viaje. Maestre iHa los de proa y de popa! Contramaestre čQué nos quiere? ^Qué nos manda? Maestre Mirá el timón donde topa, que va el navío a la banda; alijá fardos de ropa. Amainá de romanía, suelten, suelten las escotas, goberná siempre a la via, remendad las velas rotas y amurá la artillería. Contramaestre jA la bomba, bomba presto, presto, que nos anegamos! Vizcaíno El zimbalete está puesto. Contramaestre Con el tiempo que llevamos anda todo descompuesto. Fácil versificador, humorista, pintor de la realidad social y de tipos populäres, poeta religioso de inspirados momentos, Fernán Gonzalez de Eslava ha dejado buena prueba de su arte en obras como el Coloquio Septimo, al que se aňaden aquí las necesarias acotaciones para facilitar su estudio y lec-tura. Comparado con Llerena y Pérez Ramírez, sus aciertos en las mutaciones y la habilidad para seguir la trama representan un notable adelanto en el teatro colonial. BIBLIOGRAFIA Alonso, Amado: «Biografia de Fernán Gonzalez de Eslava». Revista de Filológia Hispánica (Buenos Aires), II, 3 (1940), 213-321. García Icazbalceta, Joaquín: «Introduccion». Coloquios espirituales y sa-cramentales y poesías sagradas del presbítero Fernán Gonzalez de Eslava (escritor del siglo XVI). 2.a ed. Mexico: Antigua Libreria, 1877. Jimenez Rueda, Julio: «La edad de Fernán Gonzalez de Eslava». 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COLOQUIO SEPTIMO DE CLANDO DIOS NUESTRO SEŇOR MANDO AL PROFETA JONAS QUE FUESE A LA CIUDAD DE NÍNIVE A PREDICAR SU DESTRUCCIÓN personajes Teresa, espösa de Diego Moreno Maestre Jonas, projeta TociNA, simple Vizcai'no Contramaestre rodrigo Alguacil escribano Piloto Dos Grumetes La escena tiene lugar en Mexico durante la segunda mitad del siglo XVI ENTREMÉS DE DIEGO MORENO Y TERESA (Una nave en el puerto de Veracruz. En ella el Maestre. Sälen al mue-lle Teresa y Diego Moreno.) Teresa iQue en Mexico he de quedar? iNo hare, asi Dios me ayude: no lo podre soportar que un alguacil me desnude sin quererme respetar! No se que mujer honrada en este Mexico queda. Premätica pregonada, y que yo no traiga seda, llamareme malograda. Marido Diego Moreno... Diego lAh Teresa! iqué decís? Teresa Que según sois todo bueno mátenme, si no venis con las manos en el seno 10 1 «...con las manos en el scno»: sin nadá; con las manos vacías. 48 FERNÁN GONZALEZ DE ESLAVA 20 Diego No las traigo sino fuera; mas espada no saqué. Teresa Por cierto, más me valiera, cuando con vos me case, que mala landre me diera. Diego ^Por la seda estáis mohína? i,No veis que no alcanzo un pan? Teresa Seňor, llevadme a la China, porque alia no pasarán premáticas tan ahŕna2. Diego Mujer, mira Io que digo, que es bueno el pueblo en que esta-cada cual es nuestro amigo; [mos: por eso no es bien que vamos a buscar pan de trastrigo 3. 30 Teresa seňor! iQue marido y que Maridillo de nonada, mira qui6n es mi dolor, para estar con el casada, hija de conquistador. Siempre su seso tropieza en contra de lo que quiero; el es de pies a cabeza como mano de mortero, todo hecho de una pieza. 40 Diego Mi senora y mi mujer, deprended de im paciencia, porque yo os hago saber que si vos quereis pendencia yo no la quiero tener. Teresa £No teneis de mi mancilla? 4 Diego Mujer, Ipor que os enojastes? Teresa Sabed que es esta rencilla porque ayer no me comprastes una negra gargantilla. Diego Que no la puedo comprar, ni puedo cumplir con tanto, ni me puedo sustentar, y en pasando este disanto5 me denen de ejecutar. Teresa Contino6 sois Uoraduelos, conti no os faltan haberes; no tengo yo dos sayuelos, y veo a cien mil mujeres arrastrando terciopelos. Diego ^Pucs no os compre un escofiön porque os toqueis como nina? Teresa iQuc vale aqueso? Un tostön7. 50 60 2 «tan ahina»: tan rápida y fácilmente. 3 «buscar pan de trastrigo»: buscar algo a destiempo, en este caso, la seda. El virrcy Martin Enríquez, a quien se dedica la loa de esta obra, aplicó estrictas leyes suntuarias en apoyo de su politica de austeridad. + «mancilla»: lástima. 5 «disanto»: sincopa por dia santo. 6 «contino»: continuamente. 7 «un toston»: una moneda de poco valor. COLOQUIO SEPTIMO 49 Diego También os compré basquina y un riquísimo jubón. Teresa Por ser de extraňa manera el jubón nunca me plugo. Diego Pues raujer, si lo supiera, yo le rogara al verdugo que a dos manos os lo diera8. Teresa Ese vos lo merecéis, y a fe que habéis de llevalío. Diego Teresa, Lno callaréis? Pues que sabéis que yo callo mil cosas que vos sabéis. Teresa i A Satanáš os ofrezco! lY de mí qué habéis callado? Diego Mujer, mirá que padezco, y que debo ser honrado, pues por mujer os merezco. Teresa i No veis el mozo gen til? Diego Mujer, gran favor es ése. 70 80 Teresa 6 Vos me merecéis, civil? 9 i Mirá quién, que no merece una mujer de huipil!10 Diego No me toquéis, que no os toco: mujer, que no os hago dano, Teresa iTocarme vos, pan y moco!11 Arre, tocarme, mal aňo, un hombre tan para poco. Diego iAquí del rey 12, que me mata! Teresa Yo os haré que me soňéis. Diego No me aranéis como gata, que yo huelgo que me deis con esas manos de plata. Teresa Esperá, esperá, cobarde: jAh, tacaňo! iHo esperáis? Diego Yo os aguardaré en la tarde, que agora según estáis no hay diablo que os aguarde. jComidas sean de alanos mujeres que tanto pueden! Tengamos paz como hermanos. 90 100 8 «a dos manos os lo dicra»: 'con toda voluntad os diera un jubón de azotes'. 9 «civil»: mezquino; vil. 10 «huipil»: del nahuatl, «huipilli»: camisa de colores que hace atractiva a una mujer. 11 «pan y moco»: por contraste de la expresión «pan y miels que se dice de algo que se apetece. 12 «aquí del rey»: forma de pedir auxilio. 50 FERNÁN GONZALEZ DE ESLAVA COLOQU10 SEPTIMO Teresa Por mi fe, primero queden vuestras barbas en mis manos. Diego jOh! iquien tuviera un garrote para defenderme agora! Teresa (Agarrändole la barba, le pega.) Torna, tomä, bellacote. Diego No tireis tanto, senora que me arrancäis un bigote. 110 i Jesus! ino ven cuäl me para n, siendo yo su amor primero? Sin barbas tengo la cara; mal ano para un barbero que tan bien me las quitara. Teresa El valor de mi persona ya queda bien parecido. ^Conmigo el necio se entona? Diego Mujer, l de dönde ha venido ser conmigo tan burlona? 120 Teresa No penseis que burlo, macho. Diego No hableis mäs desatinos. iAh, mujer!