Karolína Matkovská, Bají Švejdíková, Matúš Marton El tema erótico en Jarrapellejos de Felipe Trigo La época de Trigo [DEL: fue :DEL] [INS: estuvo :INS] marcada [INS: por :INS] [DEL: con :DEL] el avance de [INS: las :INS] ciencias y con un progreso general, con lo que la vida de los seres humanos superó el campo científico y entró en interés de otras disciplinas. [P1] En literatura eso suponía un avance de técnica, de estilo. Felipe Trigo como uno de los innovadores partió de un tema hasta entonces no tratado dentro de la literatura: el sexo[P2] . El erotismo presente en su obra provocó reacciones diversas dentro de la sociedad. Por una parte, fue aceptado como un paso necesario para el progreso, por otros rechazado. Los críticos le reprochan la impertinencia del tema, dicen que la sexualidad debe ser examinada más bien por la clínica, no por el escritor y que en literatura se debe “edificar, no diagnosticar.” [P3] (Watkins 22) A menudo se le acusaba de crear una obra pornográfica con motivación de estar bien vendida, se le reprochaba también la falta de brillo literario. Además, fue acusado por algunos de imitar a los grandes personajes de la escena literaria y filosófica de aquel entonces. [P4] Trigo tenía que defenderse. Publicó, entre otros, dos obras críticas Socialismo individualista y El amor en la vida y en los libros donde esbozó algunos de sus ideales y propósitos. El propósito principal de toda su obra era mejorar la sociedad española a través de la raíz de muchos de sus problemas, el sexo que fue unido con una nueva concepción de amor. Esa concepción se oponía a la visión de amor que perduraba entre sus contemporáneos, un amor viejo, enfermo, falso, reducido a la pasión y lujuria. Argumentaba que, si surgió nuevo concepto de amor, era necesario que surgiera igual una nueva literatura de amor, del amor sano, verdadero, liberado de esclavitudes. A menudo evoca al Don Juan Tenorio cuyo amor considera odioso y sin objetivo (Watkins 29). Hoy en día, lo erótico es percibido con más tolerancia, está consumido por el público de lectores y de espectadores casi a diario. Felipe Trigo, sin embargo, tenía que luchar con la crítica de su público desviado en su juicio por su mala interpretación de lo erótico. Albert Mordell en su libro El motivo erótico en la literatura menciona este aspecto (Mordell 21-22). Habiendo sido Trigo designado, por una parte como innovador, y por otra como autor de obras pornográficas con falta de brillo literario, tal vez podría malinterpretarse su creación como el grito aislado de un individuo perverso. Es decir, fantasías y deseos sexuales insatisfechos convertidos en literatura de poco genio. Con respecto a la posible malinterpretación de las críticas de la obra de Trigo hay que poner más luz a la cuestión de la extensión de la producción de la literatura erótica en España en el primer tercio del siglo XX, también en su clasificación y su verdadera acogida en la época. Aunque “la erótica española permanece poco más que desconocida… …sobre todo, para la época contemporánea”, algunas investigaciones recientes [P5] han empezado a desvelar una producción no desdeñable cuantitativamente, o sea que hasta 1939 existió una circulación de obras eróticas relativamente importante (Guereña 195).[P6] A parte de las obras extensas de los autores como José María Carretero Novillo o Antonio de Hoyos y Vinent, la mayoría de estas obras eran de formato pequeño “de bolsillo” y de una paginación modesta (entre 32-90 páginas). Se publicaban semanalmente y los textos, a menudo, iban acompañados de imágenes más o menos explícitas. Según Guereña esta literatura “popular”, también denominada Novela corta, formaba una parte activa del mercado. La fuerza de esa “ola verde”, se reflejó en varias consecuencias. Asociaciones como la Asociación de los Padres de la Familia de Cataluña (Barcelona 1895) y Liga contra la Pornografía (Madrid 1912) impulsaron las persecuciones policiales a vendedores ambulantes por «escándalo público». Las publicaciones eróticas se recogían esporádicamente, se imponían multas y las autoridades mediante diferentes acuerdos internacionales intentaban reducir su tráfico de publicación (Guereña 195-198). Además de señalar que había multitud de obras con el tema erótico, precedentes a la obra de Trigo, hay que percibir su variedad. Es decir, hay que tener clara la diferencia entre lo “erótico”, y lo “pornográfico”. Según Guereña se trata: “de modalidades internas de diferencia de registro, de lo soft a lo hard, a través de sus modulaciones, al describir actos y prácticas sexuales” (Guereña 196). Esta diferenciación, nos deja claro que pasando de lo erótico a lo pornográfico cambia la proporción entre la intención de evocar placer literario y la excitación sexual. Según esta lógica podemos deducir que las obras eróticas, en el caso de Jarrapellejos, mejor dicho con rasgos eróticos, aunque, por un lado tratan de tener ciertos efectos sugestivos y excitantes, por otro lado, principalmente, elaboran un argumento con tema social, sentimental, educativo, etc. A modo de conclusión[P7] , a Felipe Trigo no lo consideramos innovador porque fue el primero en elaborar el tema de lo erótico, o sea porque antes de sus obras no hubiera literatura erótica, sin embargo, por el manejo excepcional de ese tema dentro de su obra. El hecho de destacar en la multitud de obras del mismo género, aunque fuera pornográfico, que ya nos está claro que no lo es, al lado del manejo ágil de lo erótico, confirma el brillante manejo del lenguaje, la profundidad argumental, y así la calidad literaria de la obra de Felipe Trigo. Por último, incluimos un fragmento de Jarrapellejos donde se demuestra el rasgo erótico que es presente a lo largo de su obra. Podemos observar sus técnicas del sensualismo que aparecen en varias escenas y que tienen como objetivo describir los aspectos femeninos de forma suave y un poco idealizada. Para la mejor ilustración del elemento erótico empleado en la obra de Felipe Trigo veamos la siguiente escena (Trigo 69): “-¡Debajo, hombre, torpe, debajo! ¡Tonto! ¡Pareces tonto! Comprendió él. Alzó la falda, la enagua después y la camisa, buscando al fin entre los cendales de batista perfumadas. Cogió y retiró una pata al colosal langosto, por suerte sin reventar, y en tanto que la liberaba del tormento reclinábase medio desmayada al rincón de la capota, pudo unos instantes contemplar aquel hechizo, de piernas bien ceñidas en la seda de las medias... aquella celeste semiluna de morena carne blanca que había quedado también al descubierto en uno de los muslos, sobre el juego teatral de los lazos y dorados de una liga... Se dobló, rápido, y depositó un beso en la divina carne profanada por el animal inmundo con[INS: :INS] su frío y áspero contacto. Pero esto restituyó en sí a la pudorosa en otra convulsión que le hizo esquivar eléctrica y arreglarse el desorden del vestido.” Fuentes consultadas[P8] Guereña, Jean-Louis. „La producción erótica española en los siglos XIX y XX.“ Actas del XIII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas: Madrid, 6-11 de julio de 1998. Madrid: Editorial Castalia, 2000. 195-202. Mordell, Albert. The Erotic Motive in Literature. New York: Boni and Liveright, 1919. Trigo, Felipe. Jarrapellejos. Badajoz: Departamento de Publicaciones de la Diputación de Badajoz, 2004. Watkins, Alma Taylor. El erotismo en las novelas de Felipe Trigo. Madrid: Editorial Renacimiento, 2005. [INS: *En este trabajo, realmente no hay un análisis del erotismo, sino el trabajo previo de contextualización de la novela en el marco del tema (erotismo). :INS] ________________________________ [P1]No se entiendo [P2]¿… ? [P3]Estaría bien ver qué dice este hombre: la cita es demasiado breve. [P4]No se entiende. [P5]¿Cuáles ? [P6]Ergo, Felipe Trigo no es exactamente un “innovador”. [P7]¿… ? [P8]¿.. .?