Tema 2. Características generales de la Edad Media en la literatura de la España cristiana. Cantares de gesta castellanos Palabras clave de esta unidad Alta Edad Media – Baja Edad Media – Camino de Santiago – el castellano medieval – cantares de gesta – juglares – romances – tradición oral – Cantar de mío Cid – Rodrigo Díaz de Vivar Literatura medieval española: división general La Edad Media en la literatura de la España cristiana abarca cinco siglos (del X al XV) y se puede dividir en dos etapas: * Alta Edad Media (s. X-XII) cuando la cultura está en manos de la Iglesia y la vida espiritual e intelectual se concentra en los monasterios, siendo el clero y la nobleza los dos grandes estamentos de la sociedad en torno a los cuales gira el mundo medieval. * Baja Edad Media (s. XIII-XV), cuando las Universidades y los palacios, residencias de los reyes y los magnates, sustituyen al monasterio, la nobleza se hace más creativa en el terreno de la cultura y aparece una nueva clase social, la burguesía, provocando un cambio radical en la vida de las ciudades. En la primera fase, la literatura responde a los gustos y aficiones poco exigentes; en la segunda, aparece una poesía más refinada y el pueblo crea un género de carácter tradicional y capital importancia, el Romancero. Los juglares, poetas o sólo intérpretes ambulantes, llevan la poesía épica y los romances a todos los rincones de España. Contactos e influencias culturales Como ya sabemos, la Edad Media española fue también una encrucijada de culturas, ya que en la Península convivieron durante siglos tres grandes etnias: árabes, judíos y cristianos; a los sabios árabes y hebreos debe su esplendor la Escuela de Traductores de Toledo, gran centro de cultura que promocionó Alfonso X el Sabio (1221-1284) . Con el paso del tiempo, otros pueblos enriquecieron con su influencia la literatura española: el Camino de Santiago* supuso el primer contacto cultural con Francia; las cortes provenzales fueron un ejemplo a seguir por la nobleza española y la poesía nacida en ellas incidió de manera notable en la lírica galaicoportuguesa; posteriormente, el contacto con Italia permitió conocer la cultura clásica y sentir las huellas de los grandes maestros italianos, lo que iba a dar su fruto más importante ya en el Renacimiento. Antes de tener los primeros contactos con Europa, el hombre medieval español vivía encerrado en un mundo muy limitado. La cultura era patrimonio de unos cuantos y el pueblo no tenía más inquietudes que comer, ir a la Iglesia y rezar, servir a su señor y esperar, de vez en cuando, algún acontecimiento de tipo festivo. En estas circunstancias, la literatura tenía una intención eminentemente didáctica, y a la vez un marcado matiz popular (obras dirigidas al pueblo, recitadas por los juglares; o creaciones de individuos del propio pueblo). Hasta el s. XIV, la lengua empleada por los autores, casi siempre anónimos, era sobria, sin preocupaciones estéticas, aunque a veces de gran expresividad. Se sometía poco a poco a unos esquemas fijos de tipo gramatical, pero estaba llena de vacilaciones, de formas que con el tiempo se han perdido o han cambiado de significado. En castellano se introducía una multitud de arabismos (después del latín, el elemento árabe es segundo en importancia en la constitución del léxico español; el tercero lo será el francés). Recordemos que España entonces no existía. El territorio era una mezcla de reinos cristianos o árabes, en los que no había unidad lingüística ni racial. Narrativa en castellano: cantares de gesta La literatura narrativa en lengua romance (en este caso, el castellano) nace en España en forma de poemas épicos llamados cantares de gesta*. Derivan éstos de la tradición oral; son escritos para ser cantados, o acompañados (en su recitación) por la música. Son composiciones juglarescas, ideadas para un público amplio, sin distinción de clases sociales ni grados de instrucción. Tienen una métrica* irregular, con rima asonante* y predominio de versos entre 13 y 16 sílabas. Sirven de medio de transmisión de hechos importantes, sobre todo de las hazañas de los héroes que protagonizaron tales sucesos; así legan su memoria a la posteridad. No obstante (evidentemente) los creadores de los cantares, con una base histórica, modifican o inventan buena parte de los episodios que insertan en el texto, lo que se debe también al afán de hacer el poema más atractivo para el auditorio. Hasta hoy se han conservado tres cantares de gesta castellanos: el Cantar de mío Cid (del s. XII), las Mocedades de Rodrigo, sobre la figura del mismo protagonista (obra tardía, compuesta en la segunda mitad del s. XIV) y, aunque muy fragmentariamente, el Cantar de Roncesvalles*. De otros sólo tenemos noticia de su existencia (Cantar de Bernardo de Carpio; Cantar de Rodrigo, sobre la pérdida de España ante la invasión de los árabes; Cantar de Fernán González). El Cantar de mío Cid Es el primero y más importante, conservado en una copia única que data de la primera mitad del s. XIV. Este primer poema extenso escrito en una lengua romance peninsular, está dedicado a la figura de Rodrigo Díaz de Vivar, llamado El Cid*, personaje real, famoso por sus proezas militares, procedente de la clase de simples caballeros*, que se había elevado en la escala social por sus propios méritos, su valor y capacidades naturales. Lo observamos desde el momento de su caída en desgracia hasta el de su triunfo, tanto sobre las circunstancias que le son adversas como sobre los ricos hombres*, gente orgullosa, pero cobarde y traicionera. En cuanto a los rasgos estéticos del Cantar de mío Cid, su tono es sobrio y realista; su estilo, conciso y seco, con pocos adjetivos. La belleza del texto estriba en la sensación de verdad, de autenticidad que nos procura desde los primeros versos. Ejemplo Cantar de mío Cid (fragmento del “Cantar del destierro”) El poema, que canta las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar (¿1040?-1099), se divide en tres partes (cantares). Cantar del destierro. El Cid es desterrado de Castilla por el rey Alfonso VI. Se separa de su mujer, doña Jimena, y con unos pocos seguidores leales se dirige a tierra de moros, donde consigue sus primeros éxitos militares. Cantar de las bodas. El Cid, después de conquistar Valencia que ofrece, como buen vasallo, a su señor, rey de Castilla y León, casa a sus dos hijas, doña Elvira y doña Sol, con los infantes de Carrión. Cantar de la afrenta de Corpes. Los infantes de Carrión, objetos de burla en la corte del Cid debido a su cobardía, regresan a Castilla. Por el camino, en el robledal de Corpes, maltratan y abandonan a sus esposas. El Cid se venga posteriormente de ellos y vuelve a casar a sus hijas con los infantes de Navarra y Aragón. En los versos iniciales, que parcialmente reproducimos, El Cid abandona su mansión en Vivar pasando por Burgos camino del destierro. Conservamos la grafía antigua del original, completado por las notas explicativas y acompañado por su traducción checa. De los sos ojos^1 tan fuertemientre^2 llorando, tornava la cabeça i estávalos catando^3. Vio puertas abiertas e uços^4 sin cañados^5, alcándaras^6 vázias sin pielles e sin mantos e sin falcones e sin adtores^7 mudados. Sospiró mio Çid ca^8 mucho avié grandes cuidados. Fabló mio Çid bien e tan mesurado: “grado a Ti, señor padre que estás en alto¡ Esto me an buolto“^9 mis enemigos malos.” […] Mio Çid Roy Diaz por Burgos entróve^10, En sue conpaña sessaenta pendones^11; exien^12 lo veer mugieres e varones, burgeses e burgesas^13 por las finiestras^14 sone^15, plorando^16 de los ojos, tanto avien^17 el dolore. De las sus bocas todos dizían una razóne: “Dios, qué buen vassallo, si oviesse^18 buen señore^19.” […] El Campeador^20 adeliñó^21 a su posada; assí commo llegó a la puorta^22, fallóla^23 bien çerrada, por medio del rey Alfons, que assí lo pararan^24: que si non la quebrantás^25, que non gela abriessen por nada. Los de mio Çid, a altas vozes llaman, los de dentro non les queríen tornar palabra^26. Aguijó mio Çid, a la puerta se lleguava, sacó el pie del estribera^27, una ferídal^28 dava; non se abre la puerta, ca bien era çerrada. Una niña de nuef^29 años a ojo se parava^30: “Ya^31 Campeador, en buena^32 çinxiestes^33 espada¡ El rey lo ha vedado^34, anoch dél entró su carta, con grant recabdo e fuertemientre seellada. Non vos osariemos^35 abrir nin coger^36 por nada; si non, perderiemos los averes e las casas, e aun demás los ojos de las caras. Çid, en el nuestro mal vos non ganades^37 nada; mas el Criador vos vala^38 con todas sus vertudes santas.” […] ^1era frecuente anteponer el artículo a los posesivos. ^2fuertemente. ^3mirando. ^4postigos. ^5candados. ^6perchas. ^7azores. ^8porque. ^9han vuelto urdido. ^10entró. ^11caballeros (pendón: banderola que adorna la lanza). ^12exir = salir (salían a verlo). ^13habitantes de una ciudad o villa. ^14ventanas. ^15están (asomados). ^16llorando. ^17tenían. ^18si hubiere = si tuviere. ^19señor. ^20Campeador = batallador, vencedor; usado sólo como epíteto del Cid. ^21se dirigió, se encaminó. ^22puertas. ^23se halló. ^24que así lo habían dispuesto. ^25quebrantase. ^26responder. ^27de la estribera. ^28una ferida le daba; ferida: golpe, empujón. ^29nueve. ^30se acercó. ^31¡oh! ^32en buena hora. ^33ceñiste, de çingir. ^34lo ha prohibido. ^35os osaríamos. ^36acoger, dar asilo. ^37ganáis. ^38os ampare, ayude. I plakal velmi hořce a zarmouceně, otáčel stále hlavu a dlouze na ně hleděl. Vrata jsou zotvíraná a vchody nezamčené, holé jsou trámky, dříví kůžemi ověšené, dům bez sokolů k lovu a bez jestřábů všecek. Povzdechl si můj Cid, co tady všude nechal péče. A promluvil můj Cid dobře a přiměřeně: „Děj se tvá vůle, Bože, Pane nebes i země. Tohle mi způsobili zlotřilí nepřátele.“ […] Můj Cid Ruy Díaz do Burgosu dojel, s ním na šedesát praporců branou projde. Vyšli se podívat muži i ženy hojně, měštky a měštěníni se vyklánějí z oken a velmi hořce pláčou, takovou mají bolest. A ze všech úst je slyšet jen jednu řeč, to o něm: „Ten dobrého mít pána, to by byl vazal, Bože!“ […] Válečník chce do svého obydlí vejít, ale když dorazili, našel vchod zavalený, ze strachu z krále Alfonsa to tak udělali, aby se nedalo otevřít jinak, než rozbít silou zvenčí. Věrní mého Cida veliký křik zvedli, ale od lidí uvnitř nemají odpovědi. Můj Cid pobídl koně a dojel k bráně zevní, vší silou do ní kopl, když si uvolnil třmeny. Zatarasenou bránu však rozbít možné není. Devítileté děvče se zastavilo před ním: „Válečníku s mečem ve šťastné chvíli k boku zavěšeným! Král zakázal to, jeho list dorazil před setměním s velkými výstrahami a mocně pečetěný. Za nic na světě bychom vám otevřít bránu nešli, že bychom jinak přišli o své domy a jmění a navíc bychom byli oslepeni. Můj Cide, naší škodou byste si nepolepšil, ať vám pomáhá Stvořitel a všichni svatí v nebi!“ […] (trad. por Miloslav Uličný) ¿Qué impresión te deja la escena inicial? ¿Cómo está construida? ¿Cuál es la reacción del protagonista al contemplar su casa vacía? ¿Qué postura expresan las exclamaciones dirigidas a Dios, tanto por el Cid, como por los habitantes de Burgos? ¿Cómo entiendes el sentido de la frase “qué buen vasallo, si oviesse buen señore”? La persona que se dirige al Campeador, convirtiéndose en portavoz de todos, es una niña de nueve años. ¿Cómo lo explicas? ¿Qué efecto dramático se consigue gracias a este procedimiento del autor del poema? Glosario Camino de Santiago. Camino que llevaba desde Francia al supuesto sepulcro del apóstol Santiago el Mayor, patrono de España, en Santiago de Compostela. También se emplea el término Ruta Jacobea. gesta. Del latín gesta = hechos, hazañas. métrica. Aquí, la medida de verso (número de sílabas en cada verso). rima asonante (asonancia). Se dice de la rima en que, a partir de la última vocal acentuada, sólo hay igualdad de sonidos vocálicos. Roncesvalles. Valle en los Pirineos, donde fue derrotada la retaguardia del ejército de Carlomagno por los vascones, pereciendo en la batalla el famoso Orlando (Roldán), protagonista de la Chanson de Roland, cantar de gesta francés. Cid (El). Título honorífico derivado del ár. Sidi = Señor. Lo llevan varios personajes cristianos por haber vivido entre los moros. caballero. En la época, hombre que sólo poseía una pequeña casa, un buen caballo y armas. ricos hombres. Magnates, aristócratas. Bibliografía Textos ANÓNIMO. Poema de Mío Cid. Madrid: Diario EL PAÍS, 2005. 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