SOBRE LOS ÁNGELES DE RAFAEL ALBERTI Eva Trávníčková 448683 Literatura Española del siglo XX INTRODUCCIÓN La colección Sobre los ángeles fue escrita entre los años 1927 y 1928. En los aňos 20 se están desarrollando diversas vanguardias en el país, como el futurismo o el surrealismo, que van a influir en las obras de los poetas. Los poetas del 27, utilizarán algunas de las técnicas surrealistas como las imágenes oníricas, la interpretación de los sueños o las imágenes plásticas mediante los cuales transmiten su expresión personal. La profesora Alchazidu et col. apunta: Este interés por el surrealismo se debe no sólo a la crisis estética sino también a que varios poetas ven en el surrealismo un vehículo de expresión de sus crisis personales. Sus problemas los van a identificar también con los problemas generales de la sociedad. (Alchazidu et Sinusía y González, 2004: 163) Rafael Alberti muestra la obra de una gran variedad de temas y estilos. No obstante, su obra maestra es Sobre los ángeles, escrita bajo la influencia del surrealismo, igual que del simbolismo. Alberti, partiendo de la crisis personal, muestra cómo una experiencia tan deprimente puede tornarse en alta poesía, en la arte, generando estados desordenados del espíritu y del alma. EL TEMA PRINCIPAL El tema principal gira en torno de la expresión íntima. Según los datos biográficos, Alberti sufrió una enfermedad que causó su crisis personal que vivió. Por una razón inxplicable ha perdido la confianza en sí mismo. Los ángeles, según el título, pueden simbolizar diferentes estados del espíritu, y como apunta C.M. Bowra a la portada de la colección, son «simples potencias de que cualquier hombre puede reconocer dentro de sí. Puede acogerlos o resistirlos, pero existen, y su fuerza no se puede negar.» (Alberti, 1988: 4). Son solo símbolos de potencias fuera de control del hombre. No tienen cualidades específicas cristianas y no los podemos asociar con los ángeles buenos o malos. Más concretamente, cómo piensa el propio autor: «y se me revelaron entonces los ángeles, no como los cristianos, corpóreos, de los bellos cuadros o estampas, sino como irresistibles fuerzas del espíritu, moldeables a los estadios más turbios y secretos de mi naturaleza» (Alchazidu et Sinusía y González, 2004:176) Al leer los poemas vamos a observar que Sobre los ángeles sugiere un conflicto interno, ya que las pasiones internas del poeta están en un permanente conflicto. Las acciones de estos ángeles son transmitidas a través de imágenes diversas que no solo tienen atracción visual, sino también llevan consigo una sugestión de metáforas plasmadas. Angustia, soledad, inquietudes íntimas, y cierto deseo de salvación- estos son los temas que oscilan entre versos. LA PARTE FORMAL Los poemas son de diferente composición y longitud. El verso libre permite un lujo de imágenes sugestivas, oníricas, inquietas como es cada uno de los poemas analisados. Esta inquietud e destrucción están relacionados con la angustia interna de la voz poética. Las exclamaciones o solo una palabra al final de una estrofa como si insinuara un fin absoluto, un movimiento o una caída. Se tiende a la síntesis con la abundancia de aposiciones. Gracias a las imágenes sensoriales se producen en el lector diferentes sensaciones e interpretaciones. ENTRADA- PARAÍSO PERDIDO Es un pórtico del libro completo. Desde los primeros versos estamos delante del espacio ilimitado: A través de los siglos, por la nada del mundo yo, sin sueño, buscándote (...) Sentimos que a partir de los primeros versos surge el doloroso desasosiego del sujeto, las frases y la presencia de complementos preposicionales sugieren la incomunicación. Todo está en la sombra con la falta de la luz, incluso en los últimos versos, gracias a las sinestesias percibimos la soledad: Sin sol, vientos antiguos, simas negras, (....) Silencio. Más silencio El poema está compuesto en tercetos, sin rima. Donde se evocan diferentes grados del itineraio espiritual. «Ángel muerto que vigía» quien sugiere la muerte. Al leer el poema notamos sobre todo la presencia del silencio (ciudades sin respuesta, ríos sin habla, mares mudos, entre otros). El hombre ha sido arrojado de su paraíso, de su estado armonioso, pierde la alegría dentro de sí. Así, consecutivamente surge el sentimiento de la soledad, del abandono: «¡Paraíso perdido! Perdido por buscarte, yo, sin luz para siempre». El sujeto ha perdido su paraíso, el paraíso de la inocencia y del amor, se interroga con angustia, identificando las fuerzas dentro de sí, que le oprimen. HUÉSPED DE LAS NIEBLAS I En los poemas seguidos de la primera parte veremos de cómo se multiplican las fases y perspectivas de la experiencia internal. La niebla puede producir una confusión y al mismo tiempo la oscuridad. El espacio es, en todos caso, vaporoso y oscuro. DESAHUCIO Por primera vez entran los ángeles. El sujeto no sabe si son buenos o malos, se está interrogando. Siente que han venido, han entrado en su casa. En general, según los teóricos literarios que se ocupan de la semántica del espacio, el motivo de la casa lo podemos entender como la imagen de nuestro interior, nuestra alma. Generalmente, la casa es un símbolo de bienestar, un lugar de lar familiar, un lugar de protección. Aquí se presenta un casa deshabitada, húmeda, en la cual hay cadenas y donde se oyen gritos. Estamos delante de un locus horrendus, un lugar lleno de oscuridad e incerteza. Si nos centramos en la esencia del poema, paralelamente la casa deshabitada simboliza la imagen del alma desabitada. Un sujeto experimenta que alguien se aloja en un lugar, en donde no se le quiere y es necesario expulsarle. EL ÁNGEL DESCONOCIDO Una vez aparece el ángel desconocido, personificado, que anda por las calles vestido de diversas ropas. Está en un permanente movimiento, cambia de ropa, se pone diversas máscaras: «Vestido como en el mundo, ya no se me ven las alas. Nadie sabe cómo fui. No me conocen». El yo manifiesta un cambio de personalidad, un cambio interno que los demás no pueden percibir. Al final del poema el yo tampoco recuerda quién es: «Dime quién soy» Podemos interrogar ¿quién fue realmente este yo? ¿Es una insinuación de algo trascendental? EL CUERPO DESHABITADO Esta parte contínua presentando el cuerpo vacío que se siente muerto, abandonado, sin alma, que va pasando a la nada. El poema tiene ocho partes en las cuales cambian perspetivas del hablante. Cambia primera y tercera persona. Primero, se pone énfasi en la imagen corporal: Quedó mi cuerpo vacío, negro saco, a la ventana. Se fue se fue, doblando las calles. Mi cuerpo anduvo sin nadie. Segundo, el alma fue sacada por cuatro sombras, «de mí corazón, muerta», «muerta». Luego, el sujeto pregunta por qué ha sucedido todo esto: «¿Qué voz difunta los manda?»: Contra mí mundos enteros. Y se derriban murallas, los fuertes de las ciudades que me velaban. Y se derrumban las torres, las empinadas centinelas de mi sueño. Siguen recuerdos y preguntas intensificando la ausencia del alma, la muerte del cuerpo: No es un hombre, es un boquete de humedad, negro, por el que no se ve nada. Hay cierta decadencia. Y ángeles turbios, coléricos, Carbonizaron tu alma, Tu cuerpo. En la última parte se sigue con el abandono del alma: Humo. Niebla. Sin forma, Saliste de mi cuerpo, Funda, vacía, sola. En los versos sentimos, como si experiencia de la angustia y la muerte cercana oscilaran hacia la desesperanza del sujeto. Luego, en esta oscilación del espíritu, aparece primer ángel- ángel bueno que representa un destello de la esperanza, cuando un sujeto siente «fija luz, fijas aguas movibles de mi alma»: Y hundirte en la velada, Fría luz en silencio De una oculta ventana. Alguién se paró en esta ventana (ángel bueno) intentando despertar al sujeto: «Alguien dijo: ¡Levántate! » Su presencia ofrece cierta consolación, cierta recuperación del alma, liberación de las fuerzas oscuras que han entrado en el interior profundo. LOS ÁNGELES BÉLICOS (NORTE, SUR) El sujeto se considera «una torre sin mando, en medio» de almas muertas que le vieron. Esta imagen sugiere que él mismo es un observador particular de esa batalla de ángeles, solo un espectador ausente que no resigna a la destrucción. En los poemas siguientes se juega con los números y la muerte (El ángel de los números), se evoca la fugacidad del tiempo y la búsqueda de sí mismo (Canción del ángel sin suerte), un desengaño (El ángel desengañado), aparece mentira escondida entre palabras (El ángel mentiroso), metamorfosis (Los ángeles mohosos, El ángel ceniciento), violencia y el odio (El ángel rabioso), y al final se encierra la primera parte de nuevo con la presencia del ángel bueno que trae cierta consolación momentánea. HUÉSPED DE LAS NIEBLAS II En la segunda parte del libro está presente la oscilación del espíritu de lo bien y de lo mal, la esperanza y la desesperanza, así como la luz y la oscuridad. LOS DOS ÁNGELES En este poema estamos delante de la lucha interna de las fuerzas entre lo bien y lo mal. El sujeto se siente devorrado por el ángel subterráneo, oscuro que ha venido de las sombras, aue le está quemando vivo. Evoca al ángel de luz que le salve: «quémalo, ángel de luz, quémame y huye!». Este último grito «quémame y huye» revela cierta unificación del ángel de las nieblas y el sujeto, que hundió no solo su cuerpo, sino toda su alma. Notamo imágenes negros, exclamaciones de la angustia y negación de los objetos: «pozos sin agua, simas sin sueño». LOS ÁNGELES DE LA PRISA En este poema identificamos un tono aéreo, de un viaje, se desplaza la imagen del vuelo, donde se repite el eco del empuje. Adquirimos cierta sensación de que un sujeto quiere liberarse de lo mal que le invade, pero no hay manera: enemiga era la tierra porque huía, enemigo el cielo porque no paraba. Solo el fuego y el mar, dos de cinco elementos «aceleraban el aire de mi sueño». En los siguientes poemas aparece un abanico de imágenes oníricas- la fuerza del viento, del mar, del vuelo, de la esperanza. Los ángeles crueles, la identidad de Ángel ángel, el poder del engaño, del uno que traiciona (El engaño), de nuevo metamorfosis (El ángel de carbón), la potencia de la ira y la envidia y la venganza y su gradación (El ángel de la ira, el ángel envidioso, los ángeles vengativos). CAN DE LLAMAS Este poema es muy interesante desde el punto de vista temático y composicional. Observamos tres conceptos: Sul-Norte-Centro, en la figura central del perro. Sentimos que hay cierta tentación de unir los dos puntos opuestos mediante los cuales el alma abandona el cuerpo. La dinámica y exclamaciones causan una serie de gritos insistientes. Creemos que las visiones aquí planteadas tienen un resalte casi místico, como en la poesía mística de San Juan de la Cruz (véase esta paralela, con vía unitiva- cuerpo-alma). Hay una penetración en la intimidad del universo. Jaula buscando a su sueño. ¡Salta sobre los dos! ¡Hiérelos! ¡Sombra del can, fija, salta! ¡Únelos, sombra del perro! Riegan los aires aullidos dentados de agudos fuegos. Seguimos con la imagen del ángel tonto, indiferete, hasta llegar al ángel de misterio encubierto de sombras- otra vez llena de imágenes que sugieren un ambiente despojado y onírico. Los versos terminan siempre con una exclamación sublimada «reveládmelo-decídmelo-explicádmelo». ASCENSIÓN En esta parte del libro el alma busca un lugar de reposo, quiere liberarse de los agentes opresivos deseando desplazarse: Ecos de alma hundida en un sueño moribundo, de alma que ya no tiene que perder tierras ni mares, cuatro ecos arriba, escapándose. Con los versos finales se evoca el espacio aéreo y la ascensión: A la luz, a los cielos, a los aires. LOS ÁNGELES MUDOS Las fuerzas penetran en alma, allí se clavan y causan que ella entra después en pena. Notamos la presencia del dolor internal, de las imágenes violentas; del dolor que abre paso al sufrimiento (aves contra barcos, la explosión de la sangre en las olas). Dentro de esta agonia viene el ángel bueno, «el que yo querría» que le salve al sujeto de las sombras oscuras, a que navegue su alma, que traiga la luz a la oscuridad. Al final de segunda parte surge el ángel avaro y los ángeles sonámbulos con unas palabras alarmantes «!Dejadme!, ¿Qué queréis?» Sus ojos son invisibles, fríos. El sujeto siente ansiedad, se siente indefenso, solo entre las potencias que le devoran por dentro. HUÉSPED DE LAS NIEBLAS III En la tercera y última parte de la colección se define de nuevo el paraíso y el amor anterior a la caída, al dolor, a la murte. Además, el propio paraíso es anterior a la palabra. Tras el mundo lleno de claridad, inocencia y armonía se produce un nuevo descenso. Esta sequencia de poemas empieza con tres recuerdos del cielo con el homenaje a Gustavo Adolfo Bécquer. De nuevo volvemos al paraíso inocente, antes de la rebelión de las sombras «cuando tú, al mirarme en la nada, inventaste la primera palabra». Un sujeto recuerda los momentos de un locus amoenus en el cual se siente vivo, realizado, libre. Tras este mundo de claridad, se produce un descenso y reaparece la imagen del alma húmeda, encalada. MUERTE Y JUICIO La primera parte muestra una introducción, al niño sin vida. «Pesadilla eléctrica, los cristales del tranvía» muestran perfectamente la inovación formal y los aspectos de la vanguardia. La segunda parte del poema adopta una alternancia de segunda y tercera persona «Tú:yo:niňo» El poeta se desdobla para juzgar la propia historia de su alma, en la cual el pasado se hace presente y se corporiza, con abundancia de imágenes, la confusión, pérdida de la inocencia, rechazo de normas estrictas. En poemas que contínuan, sugen imágenes de la nieve, de lugares ajenos revelando un tono nostálgico, cierto abandono y con el poema Castigo empiezan a entrar malas fuerzas. Surge cierta destrucción del paraíso (bahías de sangre). El fin de la última parte abarca poemas con la acumulación de imágenes horribles- gusanos, arañas, esqueletos, llena de crisis existencial- «¿Para qué seguir andando?» Todo ha terminado. El tono existencial se puede sentir a través de los versos y reflexiones sugestivas. (El ángel falso), mantiene esta tensión de lo horrible, presentando la imagen del hombre deshabitado: «los trajes no esperaban tan pronto la emigración de los cuerpos» (Los ángeles de las ruinas). La muerte se ve no solo en el hombre, sino en las cosas, en materia insignificante en los lugares insólitos (el insomnio de las cañerías olvidadas, una estrella pisoteada, astillas vagabundas que se consumen sin fuego). El libro se cierra con el Ángel superviviente que no olvida el día de la caída, la derrota del hombre, la murte, de todos los ángeles, menos uno, herido, alicortado. PUNTOS PARA REFLEXIÓN Alberti asume la carencia de la palabra con metáforas vivas. La inquietud y la búsqueda son las pecularidades más llamativas de su estilo. El uso de imágenes visionarias, las alusiones mitológicas, imágenes herméticas crean de su poesía una reflexión sobre el vacío del hombre. El sujeto en Sobre los ángeles vive instalado en el vacío. Siente ue ha sido expulsado del mundo feliz de la infancia, ese paraíso perdido que añora y al que trata de volver. Mientras tanto está perdido en un mundo deshabitado, sin ninguna esperanza. Esta visión angustiosa de la realidad se expresa a través de las imágenes surrealistas para sugerir el desorden interno. La metáfora de los ángeles son seres que llegan del otro lado, son las fuerzas capaces de irrumpir desde la oscuridad, desde los territorios privados. La crisis estalla cuando un sujeto se da cuenta del aspecto miserable del paríso en el que se había creído. Ninguno de los valores antiguos vale. CONCLUSIÓN Para resumir, Sobre los ángeles ocupa un lugar especial por la intensidad de visión con que revela la crisis de un espíritu imaginativo y por la precisión con que se describe los movimientos oscuros y estados de alma. En los poemas se muestra la crisis existencial, la pérdida de la confianza en el mundo y esecialmente en sí mismo. Las visiones son destrozadas, el paraíso, la calma van destruyéndose. Un sujeto se siente abandonado y ha sido despojado de sus sueños, visiones, igual que de todo lo que da sentido a la vida. Los diferentes ángeles representan, simbólicamente, potencias que cualquier ser humano puede reconocer dentro de sí. No tienen cualidades que asociamos con los ángeles buenos o malos, sino son símbolos, signos de potencias fuera de control de un ser humano, pero relacionados con los secretos de su naturaleza. Estas imágenes tienen atracción visual y muestran como una frustración e inseguridad, es decir lo profundo que hay dentro de un ser humano, puede tornarse en alta poesía. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS alberti, Rafael. Sobre los ángeles. ed. de Luis garcía Moreno. Madrid: Aguilar, 1988. alchazidu, Athena. PÉREZ SINUSÍA, Yolanda. GÓMEZ GONZÁLEZ, Paula. Esbozo de la historia de la literatura española. Brno: AP, 2004.