120 Seňor, la carne tengo en tiranía y el alma en cautiverio; habla, y tu voz me sea como el día, que toda yo estoy negra de misterio. iY moriré com o el Fénix de Espaňa, ebrio de fuego o fogoso de ira, con ambas manos hundiendo mi Iira en un final resplandor de fazaňa! Mi casa hierve en mí, y estoy tan Ilena de cantidad de vida en 10 repuesto, que la interior florida me encadena y tiene un peso secular mi gesto. iGente bellaca de gesto muňeco, generación del Desastre infecunda que traes en andas a la moribunda, la frente baja y el párpado seco; A libertad rne lIamas y a soltura espiritual, por la radiante senda, y heme que estoy atada en la clausura inerme y especiosa de mi tienda. nietos mezquinos de Juana la Loca, que paseáis un cadáver, errante, sin dar al aire, en e1 épico instante, sino el viudo volar de la toca, 121 lQuién es éste, Seňor, que en sf recoge todas mis energřas ? .. EI trigo echó raíces en mi troje, la maravilla aletargó mis días. iatrás! ... , que llegan las nuevas legiones y hurtan el muerto a los siervos ingratos; atrás quedad, o los rostros pacatos os rnarcarán con los propios blandones! 4 ESTROFAS VOTIV AS iSurja, en la noche, el potente alarido que junte en una las turbas dispersas!; ipaso al cortejo que barre, atrevido, polvo de luz, las estrellas adversas! iPATRIAS montaňas, fragor de la plaza, piedras de herencia y caminos de sueňo, propicios sedles al que tiene el ernpeňo de fulminar un canto de raza! iY un puňo aquí que aguante la espada al modo aquel proverbial entre hispanos! iY un gesto audaz, de unas bárbaras manos, que en ellas tomen la insignia sagrada l A la quietud de las luengas regiones, en el sopor secular adormecidas bajaré yo, con las manos tendid~s a levantar los caídos pendones. ' iNo serviremos el pacto de muerte que nos injuria la frente, nacida a la vergiienza a la vez y a la vida! iManos vencidas no fijan la suerte! Son de carn pana en la enorme distan cia, heraldo bravo a las luces del día fatal dictamen a mi poesía, , fermenta en mí la ancestral resonancia. iEn una inmensa discordia, volvamos al punto aquel de la heroica partida!; ihuérfanos, solos y pobres estamos ante la roja explosión de la vida! Que para alguna epopeya sangrienta -iparias al harnbre, que forma esta Liga!-, alza sus puňos la Espaňa mendiga en la esquivez de la Europa opulenta. iY está la Ley en el Foro Romano común hogar de la gente latina, , para volverse a encarnar, sibilina, pendiente acaso de un árbitro hispano! La expectación del prodigio inminente quietos mantiene a los pueblos en pánico. iUn gran desastre, ún orgu\lo satánico: el brazo sea que mueva a mi gente! Que, como ayer, en el mar violento, un Nuevo Mundo ideal se columbra: inietos del Cid, vuestro rastro sangriento marque el camino en la esquiva penumbra! iEn marcha, al triunfo, a la vida abundante, rnuertos-de-harnbre de toda la Iberia : a hurtar del puňo velloso, al Atlante las encendidas naranjas de Hesperia! ENVÍO Sobre tu cuna de tablas antiguas. que me serán sepultura si miento : hijo, nacido en las noches ambi~uas de los desastres y del vencimiento, por estas fiebres que tú me apaciguas, te he de decir el fatal juramento. "i Tú, que te harás con tus manos tu tú, que ya recio te plantas, al verte bajo aquel arco triunfal de la plaza, maldíceme si llego a la muerte sin entonar un canto de raz a !" suerte; 122 5 EL BALCON OE LA ARMERIA PALlOO, exiguo y la cabeza fina de bastardo de Rey entre sus manos mira el piIluelo-golfo los lejanos árboles que decoran la colina ... Flota en vapores la humedad del do, y está el SoJ en Jas horas de Ja puesta ; la cabezueJa fina se recuesta, para ver rnás, en eJ repecho frío. Y. gota a gota-mientras el sonoro trajín del día muere en Ja gran pJaza-, él se dej a embriagar de sangre Y oro, Jas vendimias del Sol y de su raza ... 6 lNVOCACION A SANTA MARIA OE RONCESVALLES TANTO aire de montaňa respirado, tanto rumor de hayedo, tanto riente prado, medido al golpe de un andar tan quedo, y todo, al fin, se desvanecería sin recogerlo en ti, Seňora mía. Virgen deJ buen mirar condescendiente, que un guardián de corderos trajo, a darles virtud a estos oteros, la tarde aqueJ1a en que le habló una fuente; Seřiora de pastores y guerreros, Santa Marta, cerráranse ·tus ojos vivideros, y se trocara, hasta en sus picos fieros, toda la forma de esta serranía. 123