Jose Luis Bellón Aguilera Masarykova Univerzita Tres teorias del conflicto intelectual: Randall Collins, Pierre Bourdieu y Harold Bloom* Abstract: This article focuses on three conflict theories of intellectual creativity (by Randall Collins (born 1941), Pierre Bourdieu (1930—2002), and Harold Bloom (born 1930)). All three systems, despite their differences, are useful for literary theory and criticism. The purpose of this article is to explore them. Both, simple pseudo-sociological reductions and excessive academic textualizations are ineffectual for analyses of literary artifacts and intellectual creativity. K.ey words: sociology, Collins, Bourdieu, Bloom, anxiety of influence. Randall Collins y la red inalámbrica Randall Collins formalize en The Sociology of Philosophies. A Global Theory of Intellectual Change (aparecido en 1998) una teória del cambio intelectual cuyos planteamientos pueden servir para comprender la dinámica de la producción litera-ria. Sobre ello volveremos más adelante. La obra es monumental, resultado de afios de estudio y elaboración, y comprende un análisis de las historias de la filosofia a nivel global, no sólo del canon de la filosofia occidental, sino de las escuelas del mundo islámico, chino, hindú, japonés, etcetera. El carácter global y multicultural (síntomas ambos de la situation institucional de la producción intelectual hoy), sus dimensiones y ambiciones, no desdicen de su calidad y profundidad. Para Collins el universo intelectual se define por su autonómia respecto a los restantes niveles de la formación social. Esta formado por grupos intelectuales o redes que coexisten en rivalidad estructural (no individual, insiste, sino entre * Texto realizado en el marco del proyecto de investigación 11D FF12010-15196. Jose Luis Bellón Äguilera: Tres teorias del conflicto intelectual... 241 campos), algo que también planteaba Bourdieu sobre la "república de las letras" (Bourdieu, R, 1996: 204). El autor usa imágenes de la fisica (campos, polos tnagnéticos, energia), de forma similar, asimismo, a como lo hacia Bourdieu (1996: 9—10). Una de las metáforas usadas se inspira en el famoso cuento de Borges "La biblioteca de Babel" (citado por Collins) y cuya musicalidad ideoló-gica dibuja rasgos parecidos. La vida social es para R. Collins una ecologia de cuerpos humanos donde los intelectuales viven pegados a la palabra escrita; ésta es un objeto sagrado en el que el escritor cree como en los dioses de una religion pagana. Esta forma de creencia recuerda, sin duda, a la teológia agustiniana: crede ut intelligas. (Uno tio es platónico por leer a Platón, sino que se lee a Platón porque se es platónico). Pero lo fundamental es, con o sin el santo Agustín, que la condición de la vida intelectual es la crisis, la rivalidad de las escuelas o grupos en torno a la apro-piación de los distintos espacios de atención coyunturales. Más que de mundo o de universo intelectual habría que hablar de una es-pecie de abstracto archipiélago: un rosario o cadena de pensadores ligados poi relaciones personales que habitan en diferentes escuelas rivales entre si —en una interconexión al mismo tiempo marcada por separación conflictiva—, como una polinesia de tribus que adoran, totémicamente, a un dios común: la Filosofía. Esta retórica, en sentido fuerte, de las islas o redes de intelectuales interconec-tadas se apoya, teóricamente, en la noción de campo de Bourdieu, pensador ya canónico invocado, no sin reservas metodológicas, por R. Collins. Los otros puntales de esta construcción teórica son Dürkheim y su sociológia de las reli-giones y la noción de "rituales de interacción" del padre de la microsociologia, Erving Goffman (1922—1982). El archipiélago es en apariencia algo caótico y sin sentido. Caótico porque nunca puede predecirse hacia dónde camina un pen-samiento determinado: R. Collins insiste en que una escuela o pensador no debe leerse aisladamente, desde el futuro, como si de algo hecho o dado se tratara. Sin sentido en apariencia, porque el sentido de esta dinámica es su futilidad, la absoluta condenación al fracaso de todo esfuerzo intelectual. Como en Borges, la vida humana es un laberinto que desemboca en la muerte. Collins relativiza e ironiza de forma sutil sobre la llamada justicia poética (en su caso ŕilosóŕica), o el deseo de resurrección tras la muerte y los suefios de gloria intelectual de los participantes en el juego de rivalidades del campo. En esto suena algo como el Sartre de, por ejemplo, iQué es literatura? (1948) cuando escribe sobre el fracaso y la inutilidad de la pasión literaria. Las leyes o dinámica que rigen esta Babel son las siguientes: las ideas son producidas por redes, no por individuos, si bien los rituales de interacción son fundamentales para comprender la formación de cadenas de capital intelectual 3or las que fluyen las ideas. Los rituales de interacción proveen de "energia emocional" al individuo, básica para la productividad en la lucha por el espacio de atención en el que sólo se sitúan unos pocos. En suma: "Intellectual life is 242 Ktudcs driven by oppositions, filling attention space under the law of small numbers; intellectual fame goes to those who carve out maximally distinctive positions" (Collins, R., 2002: 322). El modo de toda vida intelectual es la "innovación con-servadora". Los círculos productivos suelen moverse en ciclos: a periodos en los que hay "vertices de creatividad" (o crestas, o cimas) se suceden otros en los que domina la rutina escolástica, sin que esta deba considerarse siempre en el senti-do negativo de repetición rutinaria sin creatividad: de hecho, dedica un espacio a las obras de los ŕilósofos espafioles del Siglo de oro (Suárez). Collins compara la história de la ŕilosofía usando otra metafora, la del río de Heráclito, en el que se producen "remolinos" que forman los "nudos de atención", los intelectuales son "truly eddies in the river of time" (2002: 60). Otras cuestiones como la dinámica entre las escuelas fuertes y las escuelas débiles (2002: 116, 191) y la importancia de la creation de las universidades ("The university revolution was the overwhelming impetus because it was a conscious struggle to take control of the immediate conditions of intellectual life" (2002: 663)), las dejaré a un lado para centrarme en un punto que me parece importante: la cuestión de la "autonómia relativa" de los campos intelectuales. La cuestión de las prácticas autónomas o de la relativa autonómia de los espacios sociales ha sido y es un caballo de batalla para el estudio de la pro-ducción intelectual y artistka. La sensación es que nos hallamos frente a una forma de materialismo cultural aupado en una teória de conflicto de caráctei no marxista: "External social conditions operate indirectly by rearranging the material base for intellectual life" (Collins, R., 2002: 791). Convertir el campo cultural y el campo intelectual en meros epifenómenos de las estructuras es una reduction sociohistorica brutal, pero igual, quizás, es invertir el argumento, aislar las redes y por tanto los individuos completamente de las determinaciones sociales o, igualmente, de la conyuntura politica del momento. En este sentido, Collins anda con pies de plomo: por ello insiste en los flujos de ideas (como los amantes de la metafisica textual insisten en que "todo es texto"). La creatividad intelectual no es un mero reflejo de la economía y la politica: Intellectual creativity is no mere reflex of economics and politics. There are three layers of causality: (1) economic-political structures, which in turn shape (2) the organizations which support intellectual life; and these in turn allow the buildup of (3) networks among participants in centers of attention on intellectual controversies, which constitute the idea-substance of intellectual life. Economic-political conditions determine ideas not directly but by way oi shaping, and above all by changing, the intermediate level, the organizational base of intellectual production. Collins, R., 2002: 324 Existen, por tanto, tres capas de causalidad de la misma: estructuras polftico-cconómicas ((',son autónomas?) que dan forma a las organizaciones que sustentan José Luis Bellón Äguilera: Ťres teorías del conflicto intelectual... 243 la vida intelectual, las cuales permiten el establecimiento de redes entre los parti-cipantes en centros de atención sobre controversias intelectuales que constituyen la idea-sustancia de la vida intelectual. Las condiciones político-económicas no determinan las ideas directamente sino dando forma y sobre todo modiŕicando el tiivel intermedio, la base organizativa de la producción intelectual. De este modo Collins deŕiende la autonómia de la producción filosóŕica, protegiéndola del deni-grante caliŕicativo de ser mera, simple ideológia: "Without an internal structure of intellectual networks generating their own matrix of arguments, there are no ideological effects on philosophy; we find only lay ideologies, crude and simple" (2002: 13). Collins usa el concepto de ideológia en un sentido que no aclara, puesto que diferenciar ideológia / filosofía, o ideológia / ciencia recuerda a las discusión del filósofo marxista Louis Althusser y a toda la problemática relacio-tiada con el concepto (una cuestión imposible de tratar aquí). Respira en toda la obra del norteamericano un relativismo irónico borgiano que, si saludable por relativizante y desmitificador, resulta incómodo desde un punto de vista científico. Algo asi como un "todo vale" posmoderno que no re-tiene eficacia a la hora de comprender lo que — dicho en el lenguaje de Marx — sería la articulación de la base y la superestructura. Sin duda habría que matizai más lo que digo, y es posible que muchas ideas sobrevivan largo tiempo en un es-pacio entre la tierra y el cielo, el metakosmos o intermundo donde Epicuro coloca a los dioses. Pero esta vision es resultado del uso de una lente demasiado grande, tnacrohistórica, cuya vision se vuelve borrosa cuando se quiere ver de cerca. Las historias de la filosofía canónicas suelen empezar con los presocráticos, una creencia muy antigua planteada ya en Diogenes Laercio, cuya arquitectura de diadochaí o sucesiones de escuelas filosóficas (método de Teofrasto y Soción de Alejandría) mantiene un inquietante parecido con el trazado de Collins. ^Re-presenta el norteamericano, en este sentido, un salto hacia la tradición canónica, de forma parecida a, como veremos, Harold Bloom? Es posible. Por el momento, algo sobre las lentes de la história. Los prismas impíos de Pierre Bourdieu Los planteamientos de Collins son parecidos a los de Bourdieu, pero la sen-sación es de una simplificación, por parte de aquél, del sociólogo francés1. En primer lugar nos encontramos con dos problemas: la cuestión de la "refracción" de la mirada del campo y la de la "homología de las posiciones". 1 Véase "Randall Collins y la dimension ritual de la filosofía" (Moreno Pestaňa, J.L. 2007), 244 Ktudes En otros trabajos he descrito los principales conceptos de Bourdieu que interesan al campo de estudio de la literatura, de modo que no reincidiré en ellos (véase Bellón Aguilera, J.L., 2009a, 2007a y 2007b, 2005). En general Bourdieu ofrece un marco teórico interesante (nociones como habitus, campo) con algunos problemas importantes entre los que se encuentran los sefialados antes: la "refracción" y la "homología de las posiciones", de los que aquí sólo podemos dar unos apuntes. La "homología de las posiciones" le sirve a Bourdieu para comprender el entrelazamiento entre diferentes campos: por ejemplo cómo el lugar ocupado en el campo por un sujeto depende del origen social, o la identiŕicación de los dominados en el campo con los dominados en la formation social. Pero es un concepto excesivamente problemático y ha sido cues-tionado con frecuencia2. Igual sucede con la refracción. Bourdieu plantea el campo como un espacio de mediation especíŕica a través del cual se ejercen las determinaciones externas: Las determinaciones externas nunca se ejercen directamente, sino sólo poi conducto de las fuerzas y de las formas específicas del campo, después de haber sufrido una reestructuración tanto más importante cuanto más autóno-mo es el campo, cuanto más capaz es de imponer su logica propia, es decir, el producto acumulado de su história propia. Bourdieu, P., 1989: 2 El campo literario es un espacio social autónomo que funciona como un prisma, ejerciendo un efecto de desviación de las determinaciones externas, las cuales reelee de acuerdo a su propia logica interna. Los acontecimientos políti-cos, económicos, socio-históricos, son siempre —dice Bourdieu— retraducidos según la logica del campo. La imagen usada impugna la teoría del reflejo, poi tanto a Lukács y toda la panoplia teórica de los realismos (incluido el realismo socialista). El espejo no refleja sino que refracta. Con todo, podría decirse que más que una descomposición de la luz en el vidrio se trata de una polarización. La cuestión es cómo sucede, en qué momento. El barómetro puede ser la torna de posición de un escritor, ya que puede leerse, al mismo tiempo, como una torna de posición social: la mirada del sociólogo, en consecuencia, debe situarse en el momento en que sucede la refracción. El escritor selecciona, plantea y tematiza unos elementos escamoteando (consciente o inconscientemente) otros a un lectoi genérico que, por otro lado, comparte la illusio del efecto realidad de aquello que lee: una novela es, en la lectura, la —o una— realidad. 2 Para una crítica del concepto "homología de posiciones" véase el excelente trabajo "La sociológia de la filosofía de Pierre Bourdieu y del Centre de sociologie européenne" (2005), de J.L. Moreno Pestafla. El problema de la "refracción" y la relación con la "mirada literaria" la traté en La mirada pijoapartesca (2009) y en "Extraflos aires de familia (Pierre Bourdieu y Juan Carlos Rodriguez)" (2011, en prensa), cuyos plan team ien tos reproducimos. Jose Luis Bellon Aguilera: tres teorfas del conflicto intelectual... 245 En este sentido, habria que ver hasta que punto no palpita aqui lo que Althus-ser llamaba una interpelacion ideologica compartida. Noblesse oblige: la logica del campo rige. En primer lugar, en el campo domina la ideologia de lo estetico, la necesidad o andngke de "literaturizar", de "estetizar" el mundo, la "mirada literaria". Sobre esto leanse los trabajos de Terry Eagleton, La estetica como ideologia (2006) y los de Juan Carlos Rodriguez, especialmente La literatura del pobre (2001). La imagen romantica del poeta como alquimista de la realidad es iluminadora (vease asimismo el clasico M. H. Abrams The Mirror and the Lamp, de 1953). Un ejemplo canonico muy conocido bastara: Becquer, en el que la transparencia de la mitologia estetica es apabullante. Para el poeta sevillano, la poesia es una transubstanciacion de la realidad en arte, a traves del amor, como si la literatura fuera capaz de mostrar, al mismo tiempo que oculta, lo que no se ve en la realidad (asi, por ejemplo, la rima 21: "^Que es poesia?"). Lamentablemente, todo seria tan (falsamente) sencillo y profundamente simple como en Becquer si la mitologia de lo estetico fuera el unico mitema a tener en cuenta y si la sensibilidad romantica no fuera sobredeterminada en otras ideolo-gias literarias (la cuestion se complica en el siglo XX). Para comprender la toma de position de un escritor, y no solo frente o en los laberintos amorosos sino en cuestiones politicas, es posible que la cuestion de la "homologia de posiciones" sea crucial. Aunque un concepto, como he dicho, discutible, marca la refraction que, amalgama de la mitologia de lo estetico y las expectativas sociales y vision del mundo, polariza la luz proveniente del mundo social. Otro problema: ^hasta que punto no hay una impregnation de la mirada del campo o mirada literaria por parte del lector o receptor, por no hablar del recreador (critico, historiador, sociologo) de la obra? Tampoco eso puede ser tratado aqui. "No es una cuestion personal, solo negocios (canonicos)": Harold Bloom Tom Hagen: Your father wouldn't want to heat this, Sonny. This is business not personal. Sonny: They shoot my father and it's business, my ass! Tom Hagen: Even shooting your father was business not personal, Sonny! Sonny: Well then, business is going to have to suffer. And please, do me a favor, Tom. No more advice on how to patch things up jusl help me win, please? The Godfather (Francis Ford Coppola, 1972} 246 Ktudcs En un grado pasmante de negation del mundo social se encuentra la teoria de Harold Bloom, flamante teörico y critico literario cuya principal e indeleble contribution a los estudios literarios es la de la teoria de la angustia de la in-fluencia [anxiety of influence] y sus ideas sobre el Canon occidental (Bloom, H., 1975 y 1995). Si Collins escribiö una historia de los cänones de la filosofia global, Bloom habia teorizado y desarrollado la mitologia del canon literario (ingles y global) unos veinte afios antes, si bien The Western Canon: The Books and School of the Ages, de 1994, casi coincide en su apariciön con The Sociology of Philosophies, de 1998. En su ya cläsico The Anxiety of Influence, Bloom planteö el conflicto entre los creadores aspirantes y sus figuras canönicas (aquellas en las que se reflejan) como tension interna en la que el nuevo poeta se desdobla en su lucha por la supervivencia literaria o sortear el olvido. Esta vez la lucha agönica, la tragedia griega, sucede entre individuos vivos que escriben y fantasmas literarios. La teoria es bastante conocida, de modo que tampoco reincidire demasiado (vea-se Bellön Aguilera, J.L., 2005). Su "historia de las relaciones intra-poeticas" (segün su propia denomination) divide a los poetas en fuertes y debiles, todos sometidos a la angustia (o ansiedad, preocupaciön) de la influencia: superar al padre literario, entrar a formar parte del Canon, cuyo centra es Shakespeare. Baste decir que H. Bloom hace un uso algo sui generis de la teoria de la novela familiar de Freud, por ser excesivamente intertextual o simplemente textual (in-cluso interpretando el poeta-Padre como un fantasmätico Superyo) y porque la temätica recuerda mäs al tema del doble, que no es estrictamente freudiano. Bloom ha destacado tambien por el matonismo verbal desplegado en sus ataques a lo que llama, en El canon occidental, "la escuela del resentimiento", dentro de la cual incluye las corrientes deconstructivistas, historicistas, feminis-tas, post-coloniales, etc. Pero su teoria incorpora mucho de esos otros lenguajes, como si los hubiera asumido para disolverlos en su propio andamiaje culturalis-ta, con una serie de comentarios sarcästicos y lamentables anälisis que solo son posibles por la fuerza de su misma consagraciön como teörico y critico, ya que Bloom es una institution dentro de la institution. Hay que decir que la lucha fantasmätica y seudofreudiana entre los poetas aspirantes y los ejes poeticos del Canon recuerda sin duda a un libra posterior de Derrida, los Espectros de Marx (1993). No planteo que haya ninguna deuda entre los dos, pero la forma del anälisis es parecida y puede deberse a los initios "deconstructivistas" del mismo H. Bloom. Si este hace de Shakespeare el fantasma primordial sin el cual nada es posible en literatura, Derrida, en filosofia, hace algo parecido con Marx. Sin olvidar que la fantologia de Bloom es anterior a la de Derrida, puede decirse que aquel usa metodos deconstructivos y psicoanaliticos, descentradores, para re-centrar el Canon. Esta forma de proceder se debe a la propia red intelectual en la que Bloom estä situado: primero, su mentor en Cornell University fue Meyer Howard Abrams. José Luis Bellón Äguilera: Ťres teorías del conŕlicto intelectual... 247 el autor de El espejo y la lámpara (citado arriba) y del cual, como se sabe, es la Norton Anthology of English Literature (el texto estándar para los estudiantes universitarios en USA y en otras partes); segundo, fue discipulo de Northrop Frye (1912—1921), autor de de Fearful Symmetry (1947) y Anatomy of Criticism (1957), quien puede ser considerado como un precursor3; tercero, tras una crisis a finales de los sesenta, empezó a interesarse por la Cábala, por el gnosticismo hebreo, lo que explica el tono mistico de su The Anxiety of Influence (1975)... y lo enlaza de alguna forma a Derrida, cuyo pensamiento ha sido tildado por Ha-bermas de neo-nietzscheano y de "misticismo judaizante". Ha sabido colocarse en el centro de atención de la teória y crítica de la literatúra anglosajona primero y luego, por razones obvias (expansion del inglés, centralidad de los estudios), global; su producción en publicaciones es impresionante y ha sido desde siempre tniembro de una de las universidades norteamericanas más prestigiosas, Yale. Su indignada impugnación de las escuelas postestructuralistas, deconstruc-tivistas, postmodernas, feministas y materialistas, en suma, los que nombra lemmings resentidos, todo esto recuerda lo que ensefiaba Collins a propósito de Montaigne: "Montaigne's "plague on all houses" represents the culminating skepticism in an age when the bases of intellectual life were fragmented and in flux" (Collins, R., 2002: 501)4. Yquizás la clave se encuentre en los planteamien-tos de Bourdieu en 'Censorship and the imposition of form' (en 1992: 137—163), version corregida, de 1982, del trabajo La ontológia política de Martin Heidegger (1975). Una época de estancamiento académico, de rutina escolástica, de sentimiento del sinsentido de la literatúra (véase Rodríguez, J.C., 2002) explican este plague on all houses que se encuentra en otras épocas, como en el postmo-dernismo. Puede ser un deseo de situarse en el centro de atención dando un salto ontológico hacia atrás, hacia el culturalismo anglosajón, occidental, del turno de siglo. Bloom, fuera o no consciente de su andadura, si ha sabido y sabe cómo caminar en un espacio académico dominado por los que él siente como roedores resentidos: "Un paso adelante, dos pasos atrás". 3 "Frye estaba convencido de que la crítica se hallaba en un estado de lamentable desbara-juste que nada tenia de científico y que necesitaba ser cuidadosamente puesta en orden. Habia tantos juicios de valor subjetivos como garruleria ociosa, y, por consiguiente, se necesitaba con urgencia la disciplína de un sistema objetivo. Esto era posible, sostenia Frye, porque la misma literatúra formaba ya un sistema asi. No se trataba, en realidad, de una colección fortuita de sscritos dispersos a través de la história: si se la examinaba con cuidado podia verse que funcio-tiaba aplicando ciertas leyes objetivas, y que la crítica podría hacerse sistemática al formularlas. Estas leyes encerraban las diversas modalidades, los arquetipos, mitos y generös con los cuales se estructuran todas las obras literarias." (Eagleton, T., 1998: 59). 4 "Plague on all houses" es una referencia, quizes, a Shakespeare, Romeo and Juliet Acto 3, escena 1, 90 92. 248 Ktudcs Desenlaces Objetivar a Bloom es fascinante —tanto como justo y necesario— al igual que a Collins o Bourdieu. Pero la fuerza de la teória del neocon cultural Bloom es sugestiva, arrolladora. En Bourdieu (y en Collins) se tiene la sensación de que la rivalidad estructural en la republica de las letras tiene poco que ver con la literatura. Es esto lo que ha hecho que sean miradas, en la mayor parte de las ocasiones, con el altivo desprecio del culturalismo, tanto académico como no académico. Que hayan sido desestimadas como reducciones brutales, des-encantadoras, destructoras del valor artístico y literario. Esta lectura superficial y simplona de Bourdieu y Collins llega a conclusiones similares a las del per-sonaje de "La polémica literaria" de Larra (Revista Espaňola, 84, 9/8/1833)5; al final del articulo, cuando el j oven critico ("un cariacontecido mozalbete con cara de literato, es decir, de envidia") pregunta por que se atacan sus escritos con chorradas, Figaro contesta: "No sé que sabio ha dicho que las más de las cuestiones son cuestiones de nombre; aquí, amigo mio, las más son cuestiones de personas". Digamos que tanto Figaro como el mozalbete cariacontecido se equivocan. Por un lado se acostumbra a recordarnos que la literatura son textos que poco o nada tienen que ver con sus autores. Es posible que sea cierto (en la biblioteca de Babel solo hay libros), pero la sacralización de un texto conduce a la misma patafisica que el culto a la personalidad. Por otro lado, lo que estu-diamos —el autor, la obra— poco tiene que ver con el individuo empirico, real, con toda su complejidad, y las zonas de sombra de un texto, a las que no se llega tii se llegará nunca. Lo que si está claro es que el único sentido de la literatura es ella misma como forma de vida, como subraya el subtitulo del ultimo libro de Bloom: La anatómia de la influencia. La literatura como forma de vida (2011). Ello implica estilos de vida y visiones del mundo desarrolladas en espacios sociales para los que hay objetos sagrados, valores estéticos e intelectuales, espacios de atención y grados de consagración. Esto sucede en grupos humanos, generalmente ge-tieracionales, ligados por intereses comunes. Sin duda hay un grado de sobre-determinación de la política y de la economía, pero por este camino volvemos al problema de la refracción. El campo literario es un universo de creencia, poi tanto, el objetivo vital es la literatura, la angustia canónica. Claro que no pode-tnos ser mecanicistas y generalizar demasiado. Con mucha frecuencia la misma literatura ironiza sobre esto: — Si acaso — le dije — oye usted decir a las gentes cuando le vean poi el mundo: «Ahi va el diente de Figaro: ése es el del articulo», «No lo creo 5 [consultado 10/09/ 2011], Jose Luis Bellón Äguilera: Tres teorias del conflicto intelectual... 249 — responda usted —: el diente de Figaro es un ente ideal, que tiene muchos retratos en esta sociedad, pero que no tiene original en ninguna». Larra Bibliografia Bellón Aguilera, José Luis, 2009a: La mirada pijoapartesca (Lecturas de Marse). Ostrava, Uni-versidad de Ostrava. 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He is the author of La mirada pijoapartesca (Ostrava, FFOU, 2009) and Miguel Espinosa, el autor emboscado (Granada, Comares, 2012).