Teresa Gömez Plaza de abastos Prölogos de Angeles Mora yJuan Carlos Rodriguez Fundaciön Jose Manuel Lara Vandalia Vandalia, 106 Director de coleeción: Jaeobo Cortines Consejo asesor: Ignacio F. Garmendia, Juan Lamillar, Aurora Luque, Álvaro Salvador y Andres Trapiello Primera edición: octubre, 2022 ©Teresa Gomez, 2022 ® de los prólogos: Ángeles Mora y herederos de Juan Carlos Rodriguez, 2022 © Fundaeión José Manuel Lara, 2022 Avda. Reino Unido, 11, V. 41012 Sevilla (Espaňa) Edición al cuidado de Ignacio F. Garmendia Diseňo: Estudio Manuel Ortiz Maquetación: Manuel Rosal llustración de cubierta: ® José Ruanco, Desde el mirador de los gatos Fotografia de la autora: Joaquin Puga Cualquier forma de reproducciön, distribuciön, comunicaciön publica o transformaciön de esta obra solo puede ser realizada con la autorizaciön de sus titulares, salvo excepciön prevista por la ley. Dirijase a CEDRO (Centro Espanol de Derechos Reprogräficos) si necesita fotocopiar o escanear algün fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47) Dep. Legal: SE 1697-2022 ISBN: 978-84-19132-03-1 Printed in Spain-Impreso en Espana DE UN OCHENTA Y TANTOS CUALQUIERA Angeles Mora line aussi longue absence Marguerite Duras En la primavera de 1986 Juan Carlos Rodriguez, que desde la Universidad proyectaba ya su figura mitica (aunque con-trovertida, sobre todo, creo, porque ensenaba a pensar de otra manera) leyo en el Centro Artistico de Granada unas palabras de presentacion para el libro Plaza de abastos, recien escrito por Teresa Gomez. Su alegre, sutil, apasionado «Can-to a Teresa» -titulo de la presentacion, aqui tambien recupe-rada- acompanara esta primera edition de un libro especial. Tan especial que ha tardado cuarenta afios en ver la luz. Aquella presentacion, sin duda, signified un publico y her-moso reconocimiento que nuestra memoria, pese al tiempo transcurrido, no ha querido borrar. Podria parecer que el viento se llevo sus palabras. Igual que podria parecer que este libro, Plaza de abastos, se habia quedado para siempre perdido en la oscuridad. Pero ni una cosa ni otra: en las manos lo tenemos, pre-cedido de aquellas breves palabras llenas de complicidad, carino y saber que acompanaron la primera lectura publica de un libro que habia logrado, aun inedito, crear expectation. Recogia poemas escritos entre 1980 y 1985, en los anos en que en Granada nacia y crecia la llamada «Otra sentimentalidad», una de las corrientes que con mayor caudal inundo la poesia espafiola. Todo parecia presagiar que muy pronto esos poemas verian la luz. No fue asi. Han DE UN OCHENTA Y TANTOS CUALQUIERA [7] tenido que pasar, como decia, muchos afios para que esto ocurra. Pero no podian faltar aqui las palabras que abrie-ron y acompafiaron aquella inolvidable tarde de poesia y amistad. Yo no quiero tampoco dejar de recordar, ya que recordar es, como dice un conocido bolero, volver a vivir. Volviendo a vivir, pues, releo este libro ahora y no comprendo como su autora pudo dejarlo guardado en un cajön tanto tiempo. Porque es un libro luminoso, seductor. Cuando escribia estos poemas Teresa Gomez era una j oven poeta que habia destacado ya en algunos recitales y comen-zaba a desplegar, se veia venir, su potencia creadora. Era el libro de una voz nueva y muy atractiva que anunciaba un esplendido porvenir poetico. Una voz ademäs distinta den-tro de la propia «Otra sentimentalidad», una voz de mujer, muy personal. Asi era y por eso mismo el libro creö tantas expectativas. Una seleccion de poemas de este libro aca-baba de ser premiada por la revista Olvidos de Granada, de la Diputaciön granadina. Todos los augurios eran buenos. Pero por causas seguramente de mezquindades y rivalida-des pueblerinas, el primer intento de publication en una colecciön de la propia Diputaciön Provincial, se fruströ. No comprendo, decia, que escondiera un libro que habia escrito con tanta pasiön como Teresa Gomez pone en sus poemas, pero si puedo comprender que se sintiera herida y decepcionada al fallarle una edition que se daba por segura. Teresa era muy j oven y por entonces no existian tantas posibilidades para publicar como hoy dia. Siguiö, pues, estudiando, leyendo, trabajando y cultivando su espi-ritu inquieto con todos los placeres intelectuales que tuvo a bien disfrutar. Y durante un tiempo hasta parecia haberse olvidado de escribir poesia. Aunque el recuerdo de Plaza de abastos y la curiosidad acerca de su posible apariciön conti- [8] ANGELES MORA nuaban vivos en el mundillo literario granadino y algunos de sus poemas seguían pasando de mano en mano. Pero desde el cajón el libro debía seguir esparciendo su fragancia juvenil. Asi que Teresa se convirtió muy pronto en una poeta prácticamente inedita y consagrada al mismo tiempo. Milagros de Santa Teresita de Lisieux, que es la suya. Aquellos poemas no quedaron del todo castigados, salie-ron a pasear de vez en cuando en plaquettes o en un precioso cuaderno titulado Subasta en mi ventana y también, claro está, en diversas revistas y en el libro La otra sentimentalidad. Estudio y antológia, editado por Francisco Diaz de Castro. Por otra parte, fue muchas veces invitada a participar en encuentros poéticos. Parece, pues, que el dedo del destino le habia marcado una ruta, por más que ella la esté reco-rriendo a su manera: poco a poco, como decia, pudimos leer algunas significativas muestras de su poesía y Teresa Gómez se fue labrando asi un nombre y un reconocimiento que la llevó a publicar en esta misma colección La espalda de la violinista. Ahora bien, Plaza de abastos no sale a la calle, entero y verdadero, hasta hoy. Por eso me parece estupenda la nueva acogida que Vandalia le brinda a su poesía. Resulta, por tanto, creo, muy oportuno que cuando se cumplen cuarenta afios del nacimiento de la «Otra sentimentalidad» (cuyas proposiciones compartimos tres mujeres: Teresa Gómez, Inmaculada Mengíbar y yo misma) vea la luz al fin este libro. Y precedido de las palabras pro-nunciadas para presentarlo en sociedad por Juan Carlos Rodriguez, que, como teórico, estuvo en la base de aquella aventura poética. Plaza de abastos es un libro de iniciación, podríamos decir, aunque poderoso, llamativo, original. Escrito cuando la autora estudiaba en la Universidad de Granada Filológia DE UN OCHENTA Y TANTOS CUALQUIERA [9] Hispánica, tras haber cursado en la Escuela Normal de la misma ciudad estudios de Magisterio. He aquí, pues, un primer libro luminoso de una poeta joven, pero con una muy buena formación a sus espaldas, tanto académica como lectora. Una poeta entusiasta queriendo abrir cami-nos en el bosque de las palabras y de las ideas. Jugando a colocar en su sitio las casillas que nos llevaran a una razón que quiere ser otra. A su manera: con un surrealismo muy vivo y atractivo, en el que veo latir la otra sentimentalidad, pero también Alberti, Lorca y sus muchas lecturas, desde Garcilaso a Manrique, pasando por Góngora, Quevedo, Teresa de Jesus, Rosalia de Castro, Bécquer, Juan Ramón, Machado, Kavafis, Rilke, Angela Figuera Aymerich, Emily Dickinson, etc. La breve, pero brillante presentación con la que «el maestro» se acercó a este libro para decir mucho y sugerir más, ese «Canto a Teresa» que ella escuchó emocionada, fue un regalo que podemos seguir disfrutando gracias a esta edición. Tuvo lugar, como he dicho, en el Centro Artis-tico granadino, en un espacio dirigido por el poeta Juan de Loxa, en aquella tarde noche que resultó, al fin, inolvida-ble. También el conocido y ya historico programa de radio {Poesia 70) que el mismo poeta llevaba en la COPE, dedicó una preciosa sesión de música y poesia a Plaza de abastos. En el mundillo poético granadino Plaza de abastos habia levantado, por todo esto, repito, bastantes expectativas. Se esperaba su publicación, se esperaba... y parecia que estu-viésemos esperando a Godot. Pero no, Plaza de abastos llegó. Aquí lo tenemos ya, tan vivo hoy como ayer. Junio de 2022 [10] ANGELES MORA CANTO A TERESA (Acerca de la poesia de Teresa Gomez) Juan Carlos Rodriguez Suele decirse, como quizäs yo lo he dicho en otra ocasion, que la amistad ofrece una gran ventaja sobre el amor: que no necesita frecuencia. Pero tambien un tremendo riesgo: el riesgo de la complicidad, que para las cuestiones püblicas (y un libro de poesia, se diga lo que se diga, es siempre una cuestiön publica) puede resultar desazonante. Pues bien, quiero asumir esa ventaja y ese riesgo. Yo soy amigo de Teresa, y por eso la estoy presentando aqui, obviamente, aunque nos veamos tan de tarde en tarde que a veces me cuesta trabajo recordar que se apellida Gomez, o aunque a veces nos veamos tanto que luego me cuesta distinguir entre su perfil y su sonrisa. Y asumo el riesgo de la complicidad: pues claro, si, soy cömplice de Teresa hasta para reirme de su joven neomodernismo (el neomodernis-mo estä condenado por la Iglesia, como se sabe, desde el Syllabus) o para ayudarla en cualquier tropezön oscuro de sus mäs tiernos amores. Pero hay algo mäs, mucho mäs en todo esto: yo, como todos, tengo mis multiples vicios privados. Pero creo tener al menos un vicio publico: mi pasiön por la poesia, o sea, mi pasiön por la verdad, y por tanto por la verdad poetica. En eso, he solido ser implacable y por eso tambien estoy aqui hablando de la poesia de Teresa Gomez. Por cuestiones burocräticas y -£por que no decirlo?- de mafia editorial este libro, Plaza de abastos, no ha podido salir aün a la luz, aunque mucha gente llevamos tambien mucho CANTO A TERESA [11] tiempo intentando que, por fin, ustedes lo pudieran tener entre las manos. Porque Teresa consigue en su poética una maravilla insólita, pero siempre necesaria en cualquier día, y mucho más en los nuestros: crear una auténtica metafísica del cuerpo. Con una tristeza indeleble: el cuerpo siempre se va, siempre se escurre de las manos, y no sólo el cuerpo del otro, sino el propio. O como se nos seňala en el primer poéma del libro: ...yo sostuve en tu cuerpo una formulación de mi pasado. Nunca supe decirlo: parecieron fantasmas las luces de la calle tan cerca de mi forma de estar sola. Pero el cuerpo sigue ahí, y es tenaz en su continua huida movediza, aun «cuando ya las caricias no dieran para más». Y a pesar de ese canto a la soledad con que el libro termina, una línea de Alberti: «Aquí viene muy bien un verso en blanco». El blanco del cuerpo, su nada, y sin embargo su lustroso estar ahí. Perdonen que hable sólo del principio y el fin del libro, los lugares más determinados de un texto, como ya seňalaron Spitzer o Dámaso Alonso. No crean que son críticos arqueológicos. Me gustaría que su finura de lectores se hubiera trasladado a muchos de los aparatosos críticos actuales que hablan de teória estética sin parecer entender nada de lo que dicen bajo el fárrago de su terminológia. Quizás precisen una cura de reposo para poder dedicarse a la lectura poética, aunque sólo se atreviesen a leer poemas en antologías -y ojalá que fueran buenas-. De leer poesía es de lo que se trata, y en consecuencia debo ser breve porque el resto lo van a oír ustedes: el medio. Ya conocen el célebre poéma dieciochesco en el que el alumno [12] JUAN CARLOS RODRÍGUEZ le pregunta al maestro cómo escribir un buen libro. Y el maestro le contesta, más o menos, que ponga una hermosa frase al principio y una hermosa frase al final. Pero iy en el medio?, responde el alumno. Hijo, dice el maestro, en el medio hay que poner talento. Ese talento lo van a percibir ustedes oyendo Plaza de abastos de Teresa Gomez. A mi me hubiera gustado ser Espronceda para escribir un Canto a Teresa. O quizás me gusta seguir siendo un simple lector para saborear mil veces esa linea increíble de amor que Teresa nos ha dej ado escrita: «Te pareces a mi cuando amanezco». Marzo de 1986 CANTO A TERESA [13] PLAZA DE ABASTOS A tanta gente querida que, durante anos, me ha pedido que permita a este libro desvelar su pequeno misterio. A Chema, que llegö a mi vida enredado en estos versos -con una estratagema de soledad perfecta- para dar sentido a los poemas de amor.